El autor le dice adiós al pesimismo, que ha estado a su lado desde hace años. A pesar de que el pesimismo siempre ha tratado de convencerlo de que las cosas son malas, el autor ya no quiere seguir escuchando su visión negativa y amarga de la vida. Es hora de que el pesimismo se vaya porque su razón para ver todo de manera pesimista ya no es válida y solo trae tristeza.