El documento contrasta la apariencia alegre y festiva de los carnavales y disfraces con la dura realidad que existe detrás, incluyendo violencia, soledad, dolor y sufrimiento de refugiados en Etiopía y niños de la calle en Mongolia. Exhorta a los cristianos a practicar la solidaridad y el silencio durante la cuaresma para construir un mundo mejor.