1. El ‘Ardipithecus ramidus’, una especie de homínido que vivió
hace 4,4 millones de años y a cuyo mejor ejemplar fósil los
científicos han denominado ‘Ardi’, precede en los inicios de la
evolución de los homínidos al ‘Australopithecus afarensis’.
‘Ardi’, también hembra, precede a ‘Lucy’, el ejemplar mejor
conservado de A. afarensis en aproximadamente un millón de
años. Los autores señalan que el Ardipithecus está tan plagado
de sorpresas anatómicas que nadie podría haberlo imaginado
sin evidencias fósiles directas. Toda la información sobre el
nuevo homínido se publica en un especial de la revista ‘Science’.
Se cree que el último ancestro común compartido por humanos El ‘Ardipithecus ramidus’, una especie de
y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque el homínido que vivió hace 4,4 millones de años y a
cuyo mejor ejemplar fósil los científicos han
Ardipithecus no es en si mismo este último ancestro común, denomindo ‘Ardi’, precede en los inicios de la
probablemente compartió muchas de sus características. evolución de los homínidos al ‘Australopithecus
afarensis’. / Ap
La evolución del simio africano
A través de un análisis de cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y Bípedo y socialmente menos
otros huesos, los investigadores han determinado que el agresivo
‘Ardipithecus’ tenía una mezcla de características ‘primitivas’ Hasta ahora, los investigadores habían asumido
compartidas con sus predecesores, los primates de la época del que chimpancés, gorilas y otros simios africanos
modernos habían retenido muchas de las
Mioceno, y características ‘derivadas’, que comparte sólo con los características del último antepasado que
homínidos posteriores. compartieron con los humanos, como el
balancearse por las ramas y caminar sobre los
Debido a su antigüedad, el Ardipithecus conduce a los nudillos.
científicos más cerca del último antepasado común. Sin Sin embargo, el ‘Ardipithecus’ desafía estas
teorías. Según sus descubridores, Ardi vivía en
embargo, muchas de sus características no aparecen en los un ambiente boscoso, húmedo y más frío de lo
simios africanos actuales. Según los científicos, es probable que que es en la actualidad. Subía a cuatro patas a
las ramas de los árboles, como algunos primates
los simios africanos hayan evolucionado ampliamente por del Mioceno, y caminaba erguida sobre las dos
separado desde que compartían el último ancestro común con el piernas cuando se encontraba en el suelo,
aunque no tan eficazmente como los homínidos
ser humano. Por ello, chimpancés y gorilas actuales podrían no posteriores.
ser buenos modelos para el estudio de este último ancestro Los dientes y el cráneo del Ardipithecus son
bastante diferentes de los del Australopithecus y
común y para la comprensión de la evolución humana desde los simios modernos. El análisis del esmalte
entonces. dental también indica que Ardi y su linaje tenían
una dieta omnívora relativamente diversa que
Entre los equipos de investigadores que han participado en el incluía frutas y otros alimentos del bosque como
estudio y descripción de los Ardipithecus está Nuria García del nueces y hojas. El análisis de sus dientes
también sugiere que el ‘Ardipithecus’ era
Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos socialmente menos agresivo que los chimpancés
de Madrid. Junto a la identificación de 109 fósiles de y otros simios africanos actuales.
Además, el hecho de que los dientes de macho y
Ardipithecus, que representan a un mínimo de 36 individuos, el hembra sean de tamaños similares, a diferencia
grupo de trabajo de García ha identificado entre los fósiles de los simios africanos, también indica que
podrían haber participado en un sistema social
descubiertos a otras dos especies de primates, babuinos y que supusiera menos competición entre los
colobinos, y a antílopes de cuernos en espiral, que compartieron machos. Los investigadores también proponen
que las manos del ancestro más temprano de los
territorio y época con Ardi. seres humanos eran ya relativamente ágiles y
Un cerebro pequeño que sólo requerían un alargamiento de los
pulgares y un acortamiento de los dedos para
En uno de los artículos publicados en ‘Science’ Tim White, de la utilizar y producir herramientas.
Universidad de California en Berkeley, presenta los principales
descubrimientos de la investigación. Los científicos estudiaron
110 especímenes de Ardipithecus procedentes de la cordillera de
Afar al noroeste de Etiopia. Al ejemplar mejor conservado los
científicos lo han bautizado como ‘Ardi’, una hembra que pesaba
2. 50 kilogramos y medía alrededor del metro y medio y de la que
se conserva un esqueleto parcial con gran parte del cráneo,
manos, pies, miembros y pelvis.
Ardi tenía un cerebro pequeño, incluso más pequeño que el del
Australopithecus y similar al de los bonobos y los chimpancés
hembra. Su cara tenía un hocico prominente, lo que le confería
una apariencia similar a los simios aunque no se proyectaba tan
adelante como la parte inferior de las caras de los simios
africanos modernos. Algunas características de su cráneo, como
el promontorio sobre el entrecejo, son bastante diferentes a las
de los chimpancés.
Se trata de 'Ardipithecus ramidus', el esqueleto más antiguo de un homínido hallado hasta ahora,
que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Según los científicos, este fósil es lo
más cercano que tenemos al momento en el que nuestra rama evolutiva se separó de la de los
simios.
Los resultados se presentan hoy en la revista Science por medio de un inusual despliegue de 11
artículos en el que han participado un total de 47 investigadores de 10 países diferentes. A lo
largo de 17 años de investigaciones, se han analizado 110 muestras, pero la pieza principal es el
esqueleto de una hembra del que se conserva la mayor parte del cráneo, las manos, los
pies, las piernas y la pelvis. Se cree que pesaba unos 50 kilos y medía 120 centímetros. Y
tiene ya nombre: 'Ardi', la han bautizado los expertos.
Se piensa que el ultimo antepasado común compartido por humanos y chimpancés vivió hace al
menos seis millones de años. 'Ardipithecus' data de hace cuatro millones y, por tanto, no es ese
último ancestro compartido. Sin embargo, está más cerca que otros fósiles a ese momento
crucial. 'Ardi' es al menos un millón de años más antigua que Lucy, el famoso esqueleto de
una hembra de 'Australopithecus afarensis' que durante mucho tiempo ha sido uno de los restos
de homínidos más antiguos conservados en el registro fósil.
Una criatura mosaico
Al analizar los fósiles de 'Ardipithecus', los expertos han descubierto que tenía una mezcla de
rasgos «primitivos» compartidos con sus predecesores y rasgos «derivados» que comparte
exclusivamente con homínidos posteriores.
Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de la época moderna. Por
consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que los simios africanos hayan
evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo
que convierte así a chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último antepasado
común y para entender nuestra propia evolución desde ésa.
«En 'Ardipithecus' tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la
dirección de 'Australopithecus'. Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves
es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es 'Ardipithecus'», afirma
uno de los principales autores de la investigación, Tim White, de la Universidad de California
Berkeley.
«Estos artículos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de la que
hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos estaban estableciéndose en África, poco
3. después de separarse del último antepasado que compartieron con los simios africanos», señala
Brooks Hanson, subeditor de ciencias físicas de 'Science'.
El Ardipithecus ramidus, una especie que vivió hace 4,4 millones de años en la actual
Etiopía, podría ser el homínido más antiguo de la historia. A esa conclusión han llegado varios
equipos de investigadores que, a lo largo de 11 artículos publicados en la revista Science,
certifican la importancia de un ejemplar hembra apodado Ardi que precede a Lucy, el
ejemplar mejor conservado de Australopithecus afarensis, en aproximadamente un
millón de años. Por eso Ardi es la nueva candidata a abuela de la humanidad.
Se cree que el último ancestro común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o
más millones de años. Aunque el Ardipithecus no es en sí mismo este último ancestro común,
probablemente compartió muchas de sus características. A través de un análisis de cráneo,
dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que Ardi tenía
una mezcla de características "primitivas" compartidas con sus predecesores, los primates de la
época del Mioceno, y características "derivadas" que comparte sólo con los homínidos
posteriores."Cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que
no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", asegura Tim White investigador de la
Universidad de California Berkeley y autor de uno de los principales artículos publicados en
Science.
White y su equipo descubrieron 110 especímenes de Ardipithecus procedentes de la cordillera de
Afar al noroeste de Etiopia. El ejemplar mejor conservado, Ardi, resultó ser una hembra que
pesaba 50 kilogramos y medía alrededor de 1,5 metros, de la que se conserva un esqueleto
parcial bastante completo con gran parte del cráneo, manos, pies, miembros y pelvis. Ardi tenía
un cerebro más pequeño que el del Australopithecus y similar al de los bonobos y los
chimpancés hembra. Su cara mostraba un hocico prominente, lo que le confería una apariencia
similar a los simios. Algunas características de su cráneo, como el promontorio sobre el
entrecejo, son bastante diferentes a las de los chimpancés.
Hasta ahora, los investigadores habían asumido que chimpancés, gorilas y otros simios
africanos modernos habían retenido muchas de las características del último antepasado que
compartieron con los humanos, es decir, que este ancestro era mucho más parecido a los simios
que a los humanos. Por ejemplo, se habría adaptado a balancearse y colgarse de las ramas de los
árboles y quizás caminaba sobre sus nudillos cuando estaba en el suelo. Sin embargo, el
Ardipithecus desafía estas teorías. Según sus descubridores, Ardi vivía en un ambiente
boscoso, húmedo y más frío de lo que es en la actualidad y existían claros y bosques
tapizados por prados. Subía a cuatro patas a las ramas de los árboles, como algunos primates
del Mioceno, y caminaba erguida sobre las dos piernas cuando se encontraba en el suelo. No
parece que anduviera con los nudillos en el suelo o que pasara mucho tiempo balanceándose y
colgándose de las ramas, como hacen los chimpancés. Por otra parte, todo apunta a que el
Ardipithecus pudo también correr pero probablemente con menos velocidad y eficacia que los
humanos.
El análisis del esmalte dental indica que Ardi y su linaje tenían una dieta omnívora
relativamente diversa, que incluía frutas y otros alimentos del bosque como nueces y hojas. Los
investigadores también concluyen que las manos de este ancestro de los seres humanos eran ya
relativamente ágiles, y que sólo requerían un alargamiento de los pulgares y un acortamiento
de los dedos para utilizar y producir herramientas.
Hace seis millones de años, quizá algo más, hombres y chimpancés tuvimos un ancestro común.
Luego la genética de ambos divergió, la evolución y el tiempo hicieron su trabajo y hoy somos
especies emparentadas pero bien distintas. El reto mayor de la paleontología es la búsqueda de
ese antepasado lejano. El antes mal llamado eslabón perdido sigue perdido, aunque estamos algo
más cerca de verle la cara gracias a uno de los homínidos más antiguos hallados hasta ahora. El
Ardipithecus ramidus vivió en África hace 4,4 millones de años y el estudio exhaustivo de sus
4. fósiles por parte de un equipo multidisciplinar da un salto atrás en el tiempo respecto de los
anteriores homínidos más viejos, aportando nueva luz sobre la escisión del linaje humano y el de
los grandes simios.
Diecisiete años de trabajos y la colaboración de 47 científicos de 10 países -España entre ellos-, se
sustancian ayer en un número extraordinario monográfico de la revista Science. Su protagonista
es Ardi , una hembra de Ardipithecus a la que pertenece el esqueleto más completo de los al
menos 36 especímenes desenterrados entre 1992 y 2008 en Aramis, en la región de Afar (noreste
de Etiopía), dentro del llamado Proyecto Awash Medio. Ardi tiene 4,4 millones de años de
antigüedad y es más de un millón de años más vieja que Lucy, el célebre fósil de Australopithecus
afarensis desenterrado en 1974 apenas a unos kilómetros de distancia en la región africana
reconocida como la cuna de la Humanidad por la abundancia de fósiles primitivos.
Evolución
Por simplificar, en este duelo de reinas homínidas podría decirse que Ardi releva a Lucy en el
trono de la paleoantropología, donde la antigüedad es un grado y cuanto más cerca del origen
mayor relevancia tiene el hallazgo. El Ardipithecus no es, desde luego, el último peldaño antes del
antecesor común pero probablemente compartió varias de sus características y, sobre todo,
ilustra un período de la evolución humana anterior al de la rama de los australopithecus
-distintas especies que vivieron hace entre 4 y 1 millón de años-, muy desconocido hasta ahora
por falta de evidencias fósiles.
De Ardi se encontró la pelvis, gran parte del cráneo -hogar de un cerebro muy pequeño-, la
mandíbula inferior completa y las extremidades. Pesaba unos 50 kilos y medía 1,20 metros de
altura.
Vivió en lo que entonces era una zona boscosa. Su nombre científico significa mono terrestre,
aunque el examen anatómico indica que trepaban a los árboles a cuatro patas y en el suelo
optaban por el bipedalismo, más torpe y precario que el de los australopithecus pero ya erguidos.
Por la forma de su extremidades no parece que anduvieran sobre los nudillos, como los
chimpancés y gorilas, ni que pasaran o mucho tiempo colgados de los árboles o columpiándose.
Esto cuestiona la tesis de que los grandes primates actuales habían conservado rasgos de ese
ancestro primigenio, de modo que la locomoción de éstos hoy día sería herencia del pasado
lejano. Y sacude otra creencia, la de que la locomoción bípeda exclusiva, presente ya en la familia
australopiteca, se desarrolló sólo como respuesta a la migración de estos primates a las llanuras
de pradera africanas.