El documento habla sobre el acoso escolar o bullying en Colombia. Explica que consiste en maltrato psicológico o físico de un estudiante hacia otro de manera reiterada. Menciona que afecta a cerca del 28% de estudiantes de quinto grado y casi el 14% de noveno grado en el país. También destaca la importancia de que padres, maestros y colegios trabajen juntos para prevenir, detectar y corregir esta problemática social que puede afectar el desarrollo de los niños y jóvenes.
1. El Bullyng En Colombia
El acoso escolar o bullying consiste en una conducta reiterada de maltrato
psicológico, verbal o físico, de uno o varios menores hacia un compañero o
compañera del colegio. Es llamado también matoneo porque el victimario busca
dejar expuesta a su víctima física y emocionalmente, por eso los especialistas
aconsejan identificar las señales que permiten identificar si un niño está siendo
víctima del bullying.
“El matoneo escolar va mucho más allá de un juego de niños, es importante dejar
de verlo como un acto propio de la edad que no significa gran cosa porque sus
consecuencias son graves”, afirma Antonio Vallés, PhD. en Psicología de la
Universidad de Alicante (España), quien asistió como invitado especial al
Congreso Colombiano e Iberoamericano de Neuropsicología, celebrado en días
pasados en la ciudad de Bogotá. Continúa diciendo que “en la víctima hay
comportamientos de inhibición de la conducta como por ejemplo, no querer hablar
del colegio, mantener actitudes emocionales de tristeza, desánimo e incluso de
irritabilidad. Esto también puede redundar en aspectos fisiológicos como
alteraciones del sueño, pesadillas, alteraciones de los hábitos alimenticios, e
incluso el suicidio”.
En Colombia, según la encuesta hecha en 2005 con las pruebas Saber del ICFES,
en cerca de un millón de estudiantes de los grados quinto y noveno de colegios
públicos y privados, el 28% de los estudiantes de quinto dijo haber sido víctima de
matoneo en los meses anteriores, el 21% confesó haberlo ejercido y el 51% haber
sido testigo del mismo. En los grados novenos, las víctimas fueron casi el 14%, los
victimarios el 19% y los testigos el 56%.
El acoso escolar no puede ser visto como un fenómeno transitorio ni subestimarse
ya que se ha convertido en una situación preocupante en el país porque, tarde o
temprano, afecta el sano desarrollo de niños, niñas y adolescentes. Padres y
madres de familia, docentes y directivas escolares deben aunar esfuerzos para
detectar esta problemática social y aplicar correctivos desde la psicología y la
pedagogía.
2. Víctimas e intimidadores, ambas partes requieren atención y protección
De acuerdo con los resultados de la Prueba Saber Pro, en Colombia, casi la mitad
de los niños o niñas sostuvieron que sus compañeros discriminan a otros. El 35 %
de ellos dijo haber sido víctima y el 22 % manifestó haber intimidado a alguien, lo
que evidencia que más del 50 % de los niños, niñas y adolescentes colombianos
pueden verse involucrados como víctimas o victimarios en estos escenarios de
violencia y por lo tanto, ambos requieren apoyo y protección.
Cuando se presentan casos de intimidación escolar, normalmente la atención de
educadores, profesionales y familiares recae principalmente sobre las víctimas,
quienes necesitan de manera inmediata protección tanto psicológica, como física y
afectiva. Pero, ¿qué pasa con los niños, niñas o adolescentes que cumplen el rol
de agresor? Ángela Rosales considera que así como el apoyo hacia las víctimas
de ‘bullying’ debe ser eficaz y oportuna, “Hay que ayudar a los niños que están
presentando comportamientos abusivos porque puede ser que su actitud se deba
a alguna actitud agresiva contra ellos, la cual los motiva a defenderse. Esta ayuda
debe ser inmediata porque puede traerles a estos niños problemas para
relacionarse, problemas que pongan en riesgo sus vidas, pueden vincularse a
pandillas y pueden llegar a ser consumidores de sustancias psicoactivas”.
Las consecuencias de la intimidación escolar, así ésta no parezca tan grave a
simple vista, pueden ser nefastas. Si estas situaciones no se detienen a tiempo,
los niños y las niñas que las padecen pueden empezar a tener problemas de
depresión, bajo rendimiento académico, baja autoestima e incluso pueden llegar a
desarrollar conductas muy violentas y auto agresivas.
La intensidad del ‘bullying’ puede ser variable, pero si no se detiene a tiempo,
puede traer consecuencias graves tanto para las víctimas como para los
intimidadores.
Entre tanto, Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red Papaz, manifestó que,
“en el tema del acoso escolar, hemos ido entendiendo que el victimario también es
víctima, es otro niño, hay que analizar qué pasa con el entorno de ese niño porque
puede ser que sus padres no estén al tanto de lo que hace, puede ser que venga
de un ambiente violento, entonces hay que mirar qué sucede con ese pequeño.
Antes decíamos 'eso es cosa de niños, lo hizo como un chiste', ahora somos
conscientes de que es un tema delicado y que debe ser visto desde ambas
partes”.
Una vez que se presenta e identifica un caso de intimidación escolar, las
defensorías de familia, comisarías o inspecciones de policía deberán realizar la
apertura de la historia socio-familiar y la valoración integral del niño, niña o
adolescente y de su grupo familiar y finalmente, adoptar las medidas de
3. restablecimiento de derechos. Posteriormente las defensorías deberán realizar el
seguimiento, verificar el restablecimiento efectivo de los derechos y realizar el
cierre del caso.
Instituciones educativas, responsables de la protección de las niñas y los
niños
La problemática de acoso escolar en el país, si bien es una situación que requiere
de la responsabilidad y compromiso de todos los entes del Estado, son los
colegios, las escuelas e instituciones educativas en general, los actores
principales para prevenir, detectar y atender la intimidación escolar.
Para la directora de Aldeas Infantiles “los niños aprenden en la medida en que
observan qué sucede a su alrededor. Entonces el colegio es responsable de lo
que ocurra en todos los entornos donde están, no solamente al interior del aula”.
Rosales agrega que, “también hay que observar qué tipo de relación tienen los
profesores con los niños, si los maestros tienen relaciones abusivas con los
estudiantes, ellos van a tener relaciones abusivas entre sí, si los profesores tienen
relaciones groseras con los padres de familia, o los padres con los profesores,
entonces eso se repetirá en el contexto, así que el llamado es a la coherencia en
la acción en el marco del colegio, y es éste el que debe estar muy atento a
identificar las acciones para prevenirlas tempranamente”.
Entre tanto, el Código de la Infancia y la Adolescencia, en su artículo 43, obliga a
las instituciones educativas a proteger a los niños, las niñas y los adolescentes
contra toda forma de maltrato, agresión física o psicológica, humillación,
discriminación o burla por parte de los demás compañeros y de los profesores.
Igualmente, el Código obliga a las instituciones a establecer en sus reglamentos
correctivos y efectivos para impedir la agresión física o psicológica y a denunciar
cualquier acto de esta índole.
Cuando el testigo silencioso se vuelve un garante de derechos
Los especialistas aseguran que cuando se presentan casos de intimidación
escolar existen tres grupos importantes a quienes hay que direccionar todas las
estrategias para la prevención de esta problemática. Ellos son: las víctimas, los
intimidadores y los testigos silenciosos u observadores, quienes son aquellos
niños o niñas, que presencian las situaciones de acoso y no intervienen ni directa
o indirectamente.
4. La Prueba Saber Pro realizada en el país en 2012, evidencia cómo en el quinto
grado más de la mitad de los niños y a casi la mitad de las niñas no les importaba,
o inclusive, se divertían viendo el maltrato de algunos de sus compañeros y
compañeras. Otros estudios en el tema aseguran que el porcentaje de menores de
edad que son testigos de hechos relacionados con acoso escolar se encuentra
entre el 60 y el 70 %, situación que potencia al agresor puesto que ellos se
convierten en su audiencia. Por ello, es importante que quienes presencian esto
no se reían junto al agresor en el momento de la intimidación, comunicar a un
adulto lo sucedido y servir de audiencia para quien comete estas agresiones.
La familia, pilar fundamental para prevenir, mitigar y superar el acoso
escolar
“Luego de una semana en la que estuve refugiada en mí misma y en la que lloraba
mucho decidí hablar con mis padres y allí les conté lo que me había sucedido. Sé
que fue la mejor decisión porque no me dejaron sola y me ayudaron a superar ese
momento tan difícil para mí. Uno a veces piensa que cuando se presentan casos
de intimidación no hay más salidas y siempre hay algo que uno puede hacer, se
puede recuperar la confianza y uno puede salir adelante”.
El anterior es el testimonio de Marre al ser preguntada sobre la importancia que
tiene la familia para ayudar a prevenir y tratar la problemática de acoso escolar. Si
bien, el Estado y los colegios tienen una responsabilidad indelegable en este
tema, los padres, madres, hermanos y demás familiares juegan también un rol
fundamental tanto en el manejo de la intimidación, como en su prevención,
enseñando, por ejemplo, a sus hijos desde pequeños a no maltratar a otros, a
defenderse sin agresión y generando espacios de confianza y comunicación.
Para Ángela Rosales, “si nosotros como padres no abrimos espacios de
educación, el niño tampoco va a tener la confianza de venir a contarnos cuando él
o ella tengan una situación vulnerable. Si en la familia validamos eso y validamos
que pasar por encima de alguien, aventajarse del otro, me muestra que soy capaz,
que soy poderoso, me río o me burlo de la situación de los demás, el niño cuando
sea víctima no va a querer venir a contarme nada porque va a sentir que defrauda
a su familia, que no es capaz”.
Red Papaz considera que es esencial que las familias y en general toda la
sociedad entienda que la agresión trae más agresión y por ello la clave está en
formar niños y niñas asertivos. “Si los papás decimos a nuestros hijos desde el
primer día del jardín, apréndete a defender, si alguien te pega, pégale más duro,
estaríamos yendo por el camino incorrecto. Entonces, se trata de que empecemos
a mandar un mensaje diferente y queramos que nuestros hijos sean asertivos. Si
logramos esto, cambiaríamos por completo la situación que hoy en día viven
muchos menores de edad víctimas de intimidación escolar”
.
5. Tipos De Bullyng
Acoso Físico
Empujones, patadas, zancadillas, golpes, etc. Se da con más frecuencia en la
etapa de Primaria que en Secundaria.
Acoso No Físico
-Acoso Verbal
Motes e insultos, llamadas o mensajes telefónicos ofensivos, lenguaje sexual
indecente, propagación de rumores falsos...
-Acoso No Verbal
Incluye desde gestos agresivos y groseros hasta otras estrategias para ignorar,
excluir y aislar a la víctima.
Daños Materiales
Romper las ropas, libros, etc., o robar sus pertenencias.
Además de las lesiones físicas, el acoso provoca otros daños menos visibles de
tipo psicológico o emocional.
Bloqueo social
Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la
víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y sumarginación impuesta por
estas conductas de bloqueo.
Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con
otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que
apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para
hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo
de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc. El
hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno de
estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De
todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida
que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio
niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere
estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.
6. Hostigamiento
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de
hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y
desconsideración por la dignidad del niño. El desprecio, el odio, la ridiculización, la
burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del
desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
Manipulación social
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen
social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una
imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente de la víctima. Se cargan
las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no ha
dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el
rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima
acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria,
percibiendo que el acosado merece el acoso que recibe, incurriendo en un
mecanismo denominado “error básico de atribución”.
Coacción
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice
acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño
pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que
fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social.
Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que
presencian el doblega miento de la víctima. Con frecuencia las coacciones
implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no
deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o sobre sus
hermanos.
Exclusión social
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al
niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que
acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera,
aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el
vacío social en su entorno.
Intimidación
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar,
apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con
ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son
acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la
salida del centro escolar.
7. Amenaza a la integridad
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las
amenazas contra la integridad física del niño o de su familia, o mediante la
extorsión.
Recursos familiares contra el acoso
Existen cursos y reuniones en las escuelas de padres y madres que pueden
orientar a los progenitores acerca de lo que se puede hacer para mantener
alejados a sus hijos de lbullying. Se basan, normalmente, en reglas básicas como:
1. Preocuparse por los hijos, hablando con ellos y creando un canal de diálogo.
Evitar los monólogos. Se aprende y se conoce mejor a los hijos, escuchándoles.
2. Estar pendiente de los posibles síntomas como nerviosismo, falta de apetito,
insomnio, bajo rendimiento escolar o fobia escolar.
3. Controlar y supervisar las conductas de los hijos, observando qué hacen, a
dónde van, con quién juegan, cuáles son sus intereses y proyectos.
4. Determinar los límites y las normas. Exigir el cumplimiento de las elementales.
5. Educar para controlar las emociones, para comportarse con los demás y para
convivir con otros.
6. Observar los comportamientos, estados de ánimo y cambios en los hábitos de
los niños.
El papel de la escuela en el acoso
El tipo de disciplina que exista en las aulas y en el centro escolar es de
fundamental importancia en la construcción de una buena conducta. La constante
supervisión de la conducta de los niños en las aulas y en el patio, así como en
el comedor, cuenta a la hora de detectar si está o no ocurriendo algún caso de
acoso escolar. Profesores y cuidadores deben estar presentes y pendientes,
siempre.
Actuación de la escuela frente al acoso escolar
En un principio, no cerrar los ojos a la realidad. Establecer reglas para evitar
el bullying, mantener un buzón de sugerencias y de quejas siempre abierto, tratar
el tema a través de cursos, conferencias o tutorías, poner a cuidadores o vigilantes
en el comedor, en el recreo, y en otras zonas de riesgo, introducir y mantener
asignaturas de educación en valores, e intervenir de una forma rápida, directa y
8. contundente en el caso de haya alguna sospecha de acoso escolar. En
complicidad con el centro escolar, los profesores deben colaborar en la
identificación de algún caso, o simplemente estableciendo con sus alumnos unas
normas de no agresión.
Las instituciones y los medios de comunicación
Crear y mantener un teléfono público para los niños es una forma de abrir una
puerta a sus posibles conflictos. Las campañas anuales de sensibilización también
pueden funcionar para prevenir el acoso escolar. En cuanto a los medios de
comunicación, sería interesante y muy viable que controlasen más los contenidos
que emiten o publican. La sociedad en general debe prevenir y atajar posibles
brotes de acoso. Es necesario estar atento y no dejar pasar nada o pensar que
todo es normal o se trata de una broma. Cuando un niño se burla, amenaza o
pega a otro niño, se debe intervenir para que eso no se repita. Cuando en el patio
del colegio alguien se burla del aspecto de otra persona, hay que reprenderle.