La sexualidad humana debe entenderse de manera integral como una expresión del amor y la entrega entre personas. Implica el respeto mutuo en las relaciones interpersonales definidas por la ternura, la intimidad y la complementariedad entre la feminidad y la masculinidad. La castidad y el autodominio son virtudes importantes para vivir la sexualidad de forma madura y responsable.
2. Sexualidad light
• Domina una cultura de sexualidad light:
información despersonalizada, hedonismo y
permisividad, consumismo afectivo, nihilismo
“divertido”.
• No se respetan las diversas etapas de la formación
y evolución de los adolescentes y niños.
• Concepto individualista de libertad, desprovisto de
los valores fundamentales entorno a la vida, el
amor y la familia.
3. Amor y sexualidad
• El amor, que se alimenta y se expresa en el
encuentro sexual, es una fuerza positiva,
orientada a su madurez en cuanto personas.
• Ahí radica el don de sí, que todos están llamados a
cumplir para su propia realización y felicidad,
según un proyecto de vida que representa la
vocación de cada uno.
• La sexualidad no es algo puramente biológico,
sino que mira a la vez al núcleo íntimo de la
persona.
4. Sexualidad humana
• La sexualidad como
donación física alcanza su
pleno significado cuando es
expresión de la donación
total -en tiempo y espacio-
del hombre y de la mujer.
• Este amor está expuesto a
la fragilidad humana y sufre,
en muchos contextos socio-
culturales,
condicionamientos
negativos y a veces
desviados y traumáticos.
5. Sexualidad íntegra
• Hablar sobre sexualidad es hablar sobre vida, sobre
metas, sobre ilusiones y proyecto vital.
• Hablar sobre sexualidad es identificar cómo se
relaciona la persona consigo misma y con los demás,
en particular con el sexo opuesto. ¿Se caracterizan
estas relaciones por el aprecio, la consideración, el
respeto? Hoy en día se apuesta cada vez menos por
una sexualidad sana. Se deja de lado la posibilidad
integral de comunicación con nuestros semejantes.
• La sexualidad no se limita a las relaciones
sentimentales: implica las relaciones familiares, de
amistad y de compañerismo.
6. El amor humano
como don de sí
La persona es, sin duda, capaz de un tipo de amor
superior: no el eros físico, que sólo se interesa en objetos
para satisfacer sus apetitos, sino el de amistad y entrega,
capaz de conocer y amar a las personas por sí mismas.
Un amor capaz de generosidad: se ama al otro porque se
le reconoce como digno de ser amado. Un amor que
genera la comunión entre personas, ya que cada uno
considera el bien del otro como propio.
El hombre como ser sexuado lleva la vocación al amor de
oblatividad y amistad; y viene liberado de la tendencia al
egoísmo por el amor de otros.
7. Complementariedad
• Feminidad y masculinidad son dones
complementarios. La sexualidad es un elemento
básico de la personalidad; un modo propio de ser, de
manifestarse, de comunicarse con los otros, de
sentir, expresar y vivir el amor humano.
• La capacidad de amar como don de sí se verifica en
el carácter esponsal del cuerpo, en el cual está
inscrita la masculinidad y la feminidad de la persona.
• La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no
sólo en el plano físico, sino también en el psicológico
y espiritual con su huella consiguiente en todas sus
manifestaciones.
8. Racionalidad de
la vida sexual
• El hombre es racional
por naturaleza, y el
espíritu integra lo
biológico en la unidad de
la persona.
• Por eso, el acto sexual es
digno y conforme a la
naturaleza humana
cuando es manifestación
de la entrega propia de
un amor auténtico, en su
totalidad unificada.
9. Autarquía y templanza
• El aprendizaje del dominio de sí es una pedagogía
de la libertad humana. La alternativa es clara: o el
hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o
se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.
• Para alcanzar el autodominio, se requiere rechazar
ciertos pensamientos, palabras y acciones.
• Forjar el carácter implica esfuerzo y perseverancia,
así como el cultivo de hábitos, orden y equilibrio.
10. Virtud y sexualidad
• En el camino formativo de los adolescentes y de los
jóvenes, la virtud de la castidad, que se coloca en el
interior de la templanza —virtud cardinal—, no debe
entenderse como una actitud represiva, sino, al
contrario, como la transparencia y, al mismo tiempo, la
custodia de un don preciado (en vistas al don de sí que
se realiza en la vocación específica de cada uno).
• La castidad es la energía espiritual que sabe defender
el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad,
y sabe promoverlo hacia su realización plena.
• La castidad significa: integración lograda de la
sexualidad en la persona, y por ello en la unidad
interior del hombre en su ser corporal y espiritual .
11. Caring
• Una convicción profunda del valor de su
cuerpo y del cuerpo de los demás es muy
importante para vivir, con integridad, las
etapas de la vida en las que la sexualidad no se
manifiesta por medio de relaciones sexuales
genitales.
• Necesitamos sentirnos apreciados y capaces
de apreciar a nuestros semejantes, es por esto
que, en su dimensión afectiva, resulta vital
desarrollar la ternura como acto de
comunicación y caring.
12. Sensualidad y ternura
• En ambas dimensiones, tanto en la sensualidad como
en la ternura, las personas necesitan administrar sus
impulsos y necesidades con equilibrio y autodominio
aún cuando la presión emocional sea fuerte,
tomando en cuenta los valores humanos más
centrales.
• La convicción profunda de que las relaciones
sexuales ameritan una entrega enmarcada en un
contexto de convicciones, ternura y compromiso,
puede hacer más llevadera la decisión de postergar
la gratificación física personal.
13. Intimidad
Para que la sexualidad pueda desarrollarse en forma
integral, es necesario que involucre la vida interior del
hombre y de la mujer.
La intimidad entendida como la sensibilidad ante los
procesos de la pareja, la seguridad de la aceptación del
otro y el fortalecimiento de la autoestima.
En la relación de pareja, la unión de los cuerpos es un
aspecto central, por lo que todas las personas, tanto las
que son sexualmente activas como las que no, necesitan
procurar su desarrollo humano y afectivo pleno, en un
marco de respeto, de dignidad y de estima propia.
14. Ética de la procreación
• El sexo como expresión de amor: unidad de dos
cuerpos cuyo culmen sería la procreación.
• El matrimonio es el contexto adecuado para la
unión sexual porque de ella emerge el misterio de
una nueva vida.
• Aunque la posibilidad de procrear fuera mínima (y
en la actualidad, ningún medio anticonceptivo,
salvo la esterilización, evita 100% el embarazo), no
sería justo realizar una acción cuya consecuencia
pueda ser engendrar una persona al margen de
una familia.