1. Historia:
Adaptación con rostro humano
En Mesoamérica, la necesidad de adaptarse a los impactos del cambio climático es
cada vez más evidente, pues los medios de vida de las personas están siendo afectados.
Para muchos es un asunto de sobrevivencia. En este artículo se muestra cómo jóvenes
mesoamericanos, residentes de zonas costeras viven y se adaptan al cambio climático.
Por Fabio Víquez
Rosa Miriam Sandoval es una mujer salvadoreña, de 29 años, habitante de la comunidad
de Desagüe de Güija, ubicada en la frontera entre su país y Guatemala. Ella y su familia
viven de la pesca y la agricultura. Para ella el cambio climático ya se siente en su día a
día, cuando llegan las inundaciones y disminuye la pesca. “El año pasado, entre
septiembre y octubre, nos inundamos y la cosecha de frijol se perdió. Además la pesca
estuvo muy mala pues el río se llenó de sedimentos. Lo pasamos mal. Prácticamente
hasta hace un mes, la pesca volvió a la normalidad”, comentó.
El joven Mynor Bastista, vecino de la comunidad de La Gomera, Municipio de
Escuintla, en la costa pacífica guatemalteca, también es pescador. Para él, el cambio
climático es responsable de que su oficio se vuelva más duro y tenga que arriesgar su
vida. “Debido a esto, las mareas se han vuelto más fuertes, hay más oleaje, y los peces
se han alejado de la costa. Para pescar tenemos que ir cada vez más adentro en el mar y
por periodos más largos Esto lo hacemos en una lancha pequeña, por lo que el riesgo de
naufragar y de ahogarnos es más alto”, agregó.
Para Erick Isaacs, vecino de la comunidad de San Juan del Norte en Nicaragua, cerca
de la frontera con Costa Rica, el cambio climático también golpea sus medios de vida,
ligados a la agricultura y pesca, pues “ahora en el mes de junio que tenía que llover pero
resulta que es verano; cuando llueve, hay demasiada lluvia, entonces los ríos arrastran
mucho sedimento, el mar se ensucia y los peces se alejan”, explicó.
Ellos son parte de un grupo de jóvenes mesoamericanos que se reunió en Costa Rica el
2. 7 y 8 de junio para participar en el Taller Agua, Cambio Climático y Zonas Costeras:
Implicaciones para los jóvenes de comunidades de pesca artesanal en Centroamérica y
México. Esta actividad fue posible gracias al proyecto “Gestión del agua para la
adaptación”, ejecutado por la Oficina Regional para Centroamérica, México y el Caribe
y el Centro de Derecho Ambiental de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN), con el apoyo del Ministerio Federal del Medio Ambiente, la
Conservación de la Naturaleza y la Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania. El taller se
coordinó con la Comisión para el Ambiente, la Economía y Política Social (CEESP) de
la UICN, y la Cooperativa Autogestionaria de Servicios Profesionales para la
Solidaridad Social R.L, de Costa Rica (CoopeSolidar).
Adaptándose para sobrevivir
Para Gamaliel García Alvarado, un joven agricultor y pescador del ejido Brisas del Mar,
en la desembocadura del río Cahoacán, ubicado en Chiapas, México, adaptarse al
cambio climático consiste en modificar las costumbres y los medios de vida a la
realidad traída por dicho fenómeno. “Nosotros ya nos estamos adaptando. Por ejemplo,
antes sembrábamos en mayo pero ahora lo hacemos en abril, pues en mayo llueve
demasiado. Antes cosechábamos en octubre, ahora lo hacemos en noviembre”, explicó.
En San Juan del Norte de Nicaragua, la estrategia de adaptación consiste en diversificar
las actividades económicas, Erick Isaacs, explicó que por un lado están introduciendo el
cultivo del cacao, entre su actividad agrícola, pues es más resistente a la variabilidad
climática, “además puede ser planteado sin deforestar el bosque” agregó, pero también
comentó que están buscando otras formas de generar ingresos, como el turismo rural
comunitario.
Para Franklin Obet Gómez, miembro del Comité para la Defensa y Desarrollo de la
Flora y la Fauna en el Golfo de Fonseca, la adaptación al cambio climático es un asunto
de sobrevivencia, “cuando no hay pesca, no salimos, pero estamos pendientes de lo que
sucede en el mar. Si alguien pesca algo entonces salimos al día siguiente. Pero esto para
nosotros es un problema muy serio, sabemos que tenemos que adaptarnos y buscar otras
3. maneras de vivir. El problema es que nuestra actividad está muy ligada al mar”, explicó.
Adaptación basada en ecosistemas
Los casos anteriores evidencian la necesidad que se vive en Mesoamérica por adaptarse
al cambio climático. Por esta razón, la UICN promueve el enfoque conocido como
adaptación basada en ecosistemas, el cual consiste en la utilización de la biodiversidad y
los servicios de los ecosistemas como parte de una estrategia más amplia de adaptación.
Su propósito es mantener y aumentar la resiliencia, así como reducir la vulnerabilidad
de los ecosistemas y las personas a los impactos del cambio climático. Algunos
ejemplos de adaptación basada en ecosistemas son los siguientes:
• Manejo de ecosistemas costeros para reducir inundaciones durante
marejadas. Los manglares, ciénagas salinas y otros tipos de vegetación costera
proporcionan una infraestructura natural que reduce, tierra adentro, los impactos
derivados de la energía del oleaje, actúa como una barrera para detritos y reduce
la erosión costera. Por ejemplo, como medida de adaptación para las
comunidades costeras de la zona baja del río Paz en Ahuachapán en El Salvador,
se está desarrollando una estrategia de conservación para el manglar de Garita
Palmera. Esto incluye la realización de un diagnóstico preliminar del estado del
manglar y el inicio de un proceso de sensibilización y capacitación de los
pobladores de la zona, para poner en marcha un sistema comunitario de
vigilancia ambiental en el manglar. Además, se trabaja con la Mesa Técnica para
la recuperación de la zona de Ahuachapán para incluir la protección de los
manglares como parte de la estrategia de recuperación de la zona, tras la
tormenta tropical 12E.
• Manejo de tierras agrícolas con la utilización de conocimientos locales sobre
cultivos específicos y variedades de ganado, aplicación de enfoques de manejo
integrado de recursos hídricos y conservación del mosaico de paisajes agrícolas
4. para asegurar el abastecimiento de alimentos en condiciones climáticas locales
cambiantes y erráticas.
• Manejo de tierras altas y cuencas para asegurar que el almacenamiento de
agua y los servicios de regulación de inundaciones sean maximizados a través
del mantenimiento y mejoramiento de los humedales y de las cuencas de ríos y
su vegetación.
Más información:
www.uicn.org/aguayadaptacion
MartaClaudia.PEREZ@iucn.org
Marta C. Pérez de Madrid Utrilla
Melissa.MARIN@iucn.org
Melissa Marín