2. Hoy nos trae el
evangelio un
suceso algo
extraño en que
Jesús se muestra
aparentemente
sordo a una
oración; pero
generoso cuando
constata que la
oración es
sincera y
humilde. Dice así:
Mt 15, 21-28
3. En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de
Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de
uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten
compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un
demonio muy malo." Él no le respondió nada. Entonces
los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que
viene detrás gritando." Él les contestó: "Sólo me han
enviado a las ovejas descarriadas de Israel." Ella los
alcanzó y se postró ante él, y le pidió: "Señor,
socórreme." Él le contestó: "No está bien echar a los
perros el pan de los hijos." Pero ella repuso: "Tienes
razón, Señor; pero también los perros se comen las
migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le
respondió: "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla
lo que deseas." En aquel momento quedó curada su
hija.
4. La primera pregunta es ¿Porqué se fue al extranjero,
sabiendo que no es para misionar, pues dirá que ha sido
enviado para “las ovejas descarriadas de Israel”?
Comienza el
evangelio
diciéndonos
que Jesús
hace un
camino largo
y se va al
extranjero, al
país de Tiro y
Sidón, lo que
hoy es El
Líbano.
5. Una de las labores principales que quería tener Jesús era
el explicar más profundamente a los apóstoles lo que
enseñaba a la gente. Pero, como a veces dice el evangelio,
no tenía tiempo o no le dejaba la gente.
Había tenido un
tiempo de
mucha actividad,
siempre rodeado
de gente
deseosa de
escuchar su
palabra y había
tenido ya
discusiones con
los escribas y
fariseos.
6. Seguro que decide ir al Líbano para estar tranquilo con
los apóstoles. Pero hasta allí había llegado la fama de
Jesús. Hay una mujer que está desesperada porque no
encuentra remedio para la enfermedad de su hija.
Pone toda su fe
en ese hombre
judío que ha
hecho
curaciones
asombrosas. Y
va a su
encuentro.
7. Seguramente ha oído decir que para un judío no hay un
título más agradable que el ser “hijo o descendiente de
David”. Así le llamaban a Jesús ciegos y enfermos
pidiendo la salud. Así le llamaban el domingo de ramos.
Grita
desde
lejos. Y
le llama
“hijo
de
David”.
8. Al principio tiene un silencio manifiesto constatado por
el evangelista. Después, cuando la mujer ya está cerca,
unas palabras algo desconcertantes, que indican un
rechazo: “No está bien echar a los perros el pan de los
hijos”.
Aquella
mujer
encuentra
una
especie
de
rechazo
por parte
de Jesús.
9. A veces se traduce “perritos”, ya que nos parece
demasiado despectivo. Dicen los técnicos que aquí
“perro” era una palabra usual, popular, para designar los
extranjeros, ya que las dos palabras sonaban muy
parecido.
Lo importante
en una
conversación,
muchas veces
no es
precisamente
lo que se dice
sino cómo se
dice.
10. "Tienes razón,
Señor; pero
también los
perros se
comen las
migajas que
caen de la
mesa de los
amos."
¡Cómo lo diría Jesús, con qué amor lo diría Jesús, que
aquella mujer, en vez de sentirse rechazada, aumenta su
confianza y comienza a jugar, linguísticamente, con
Jesús!:
11. Aquí la alegría fue
para Jesús, porque
consiguió lo que
deseaba: que la
mujer rectificase su
fe: de ser una fe
que buscaba una
especie de magia a
ser una fe llena de
amor.
Jesús había templado la cuerda no sólo para dar lo que
se pedía, sino para conseguir un aumento de gracia en
la mujer. Y esta vez le había salido bien.
12. Si Jesús hubiera concedido a aquella mujer lo que pedía,
desde el principio, ella se hubiera marchado contenta
con la curación de su hija; pero “sin pena ni gloria”.
13. Debemos comprender más el sentido y el resultado de
nuestras oraciones. A veces nos empeñamos en
conseguir algo y Dios parece callar y como que lo
rechaza. Si somos capaces de perseverar y aumentar en
la confianza y en la entrega, seguramente habremos
ganado más.
Y después
seguro que
Dios nos
dará lo que
pedimos, si
nos
conviene,
como hizo
con aquella
mujer.
14. Por eso, aunque parezca que Dios calla o hasta que nos
rechaza, sigamos orando, más bien clamando, porque
Dios está siempre con nosotros y nos desea lo mejor. Lo
que importa en la plegaria es que ese clamor para Dios
nos salga «desde lo hondo»,
es decir
desde lo
profundo
del
corazón,
que es
donde está
el Señor. Y
le digamos:
22. Una señal de que la
plegaria sale desde lo
hondo suele ser la
perseverancia en la
oración. No porque Dios
nos ame menos, sino
porque Él ve que es
necesario para que
aumente nuestra fe, que es
un conjunto de amor y
confianza. Y esto es lo
principal y lo que nos irá
consiguiendo lo principal,
que es la vida eterna.
23. Otro tema importante
en la liturgia de hoy es
el deseo de
universalidad de la
salvación por parte de
Dios. En el Ant.
Testamento aparecía de
una forma muy velada.
Hoy en la 1ª lectura el
profeta Isaías, ya el 3º
Isaías por el año 540
a.c., habla de cómo
todos estaban invitados
a adorar al Señor.
Isaías 56,1.6-7
24. Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia, que
mi salvación está para llegar, y se va a revelar
mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor,
para servirlo, para amar el nombre del Señor y
ser sus servidores, que guardan el sábado sin
profanarlo y perseveran en mi alianza, los
traeré a mi monte santo, los alegraré en mi
casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus
holocaustos y sacrificios; porque mi casa es
casa de oración, y así la llamarán todos los
pueblos.»
25. El profeta dice una
frase que Jesús
recordaría al arrojar a
los mercaderes del
templo: “Mi casa es
casa de oración”. Y
añade que así la
llamarán todos los
pueblos. Para facilitar
la adoración universal
había en el templo el
atrio de los gentiles;
pero no se comprendía
la llamada universal a
la salvación.
26. Los demás pueblos tenían dioses falsos, dioses
pequeños, con algún poder, pero no como el Dios de
Israel. Sólo algunos profetas hablaban de Dios, que es
para todos.
Para la mayoría de
los maestros de la
ley en el Ant.
Testamento Dios
era el Dios de los
hebreos, que podía
salvarles de
cualquier peligro.
27. También algunos salmos, al alabar a Dios, mostraban el
deseo de que todos los pueblos pudieran alabar al
Señor y que todos puedan conocer el camino de la
salvación, para encontrar el rostro de Dios.
Así se nos
dice en el
salmo
responso-
rial de la
misa de
este día.
36. Jesús durante su predicación, en cierta manera se
acomodaba a la mentalidad popular, quizá para no tener
que hacer demasiadas explicaciones. Así también en el
tema de la salvación universal, como lo hace entender
ante aquella mujer cananea.
También, para
el ensayo de
misión, les
dice a los
apóstoles que
no vayan a
tierra de
paganos.
37. Solamente al final de su vida Jesús les dice a los
apóstoles que vayan a predicar por todo el mundo. El
bautismo de salvación es para todos.
38. El hecho de que debemos tender a que todos conozcan a
Jesucristo y alaben a Dios, a veces nos hace descuidar lo
cercano, de que los que estamos cercanos alabemos
juntos a Dios. Esto nos lleva a buscar el verdadero
ecumenismo.
Quizá
tengamos
buenos
deseos, pero
nos
encontramos
como seres
inútiles para
progresar.
39. Por lo menos podemos tener el corazón abierto para
que quien nos conozca pueda alabar a Dios. Para ello
debemos respetar y admirar las cosas buenas que
tienen los de otra religión, saber acoger a las personas
que son portadores de valores.
Y quitar
los
racismos
y
partidis-
mos.
40. Todo lo referente al ecumenismo es muy difícil porque
en medio están metidos los egoísmos y nos falta, en
gran manera, el verdadero amor que nos vino a enseñar
Jesús.
Y sobre
todo, como
nos dice
hoy el
profeta:
Debemos
“guardar el
derecho y
practicar la
justicia”.
41. A veces encontramos personas de poca práctica religiosa o
de religiones extrañas, que tienen una gran oración y son
agradables a Dios.
Debemos ser respetuosos
ante las cosas buenas que
encontramos en otras
religiones.
42. Está claro en el evangelio que Jesús quiere la unidad,
porque quiere el amor. Por eso la división en la Iglesia es
un ejemplo que hace mal.
43. Terminamos declarando que, si Dios es Padre de todos
sus hijos, que lo somos todos los humanos y sobre todo
los que creemos en lo que nos dijo Jesucristo, no puede
ser Padre cuando están divididos.
44. No quiere Dios ser Padre
de un
hogar
dividido.
Automático