Bruce Springsteen, conocido como el cronista social de Estados Unidos, se ha resistido a publicar álbumes en directo durante años a pesar de la presión de los fans. Ahora, por fin, ha lanzado una caja de cinco discos con 40 canciones grabadas en conciertos entre 1974-1985. La caja ofrece una visión panorámica de su carrera en vivo a lo largo de una década y ha tenido un gran éxito comercial, convirtiéndose en el acontecimiento discográfico del año.
Por fin Bruce Springsteen desde el escenario (1986)
1. Por fin BRUCE SPRINGSTEEN desde el escenario.
Héroe moderno, juglar de carretera, cronista xocial de la Norteamérica de su tiempo,
Bruce Springsteen, alejado radicalmente de consignas políticas y de mercadotecnia, se
ha resistido tenazmente a que el carácter único e irrepetible de sus conciertos fuera
envasado en los fríos surcos de un disco, algo que sin embargo sus seguidores le han
estado pidiendo insistentemente durante años y años. Ahora, por fin, el mundo ha visto
una caja de cinco elepés y cuarenta canciones que con el título de "Live/1974-85", es el
acontecimiento discogfráfico del año y origen de un hecho sin precedentes en la historia
del rock. Cuando se puso a la venta en Estados Unidos esta caja, numerosos jóvenes se
aglomeraron desde primeras horas de la mañana a las puertas de las tiendas para llevarse
a casa un retazo de la obra más impresionate y perfecta entregada al rock en el último
decenio, la de Bruce Springsteen, el chico de New Jersey, emblema de su país y de su
tiempo y "nacido en USA".
Corta, muy corta. Afirmar esto de una caja de cinco elepés que dura tres horas y
contiene cuarenta canciones, puede parecer una exageración de vodevil, pero siendo como son
los conciertos de Bruce Springsteen, dilatadísimas manifestaciones de rock een estado puro,
maratonianos espectáculos musicales, esta caja se queda corta, no llega a condensar
ñlenamente la excitación emocional que se respira en un concierto del cantante de New Jersey;
máxime cuando, además la caja presenta fragmentos de actuaciones realizadas por Springsteen
a lo largo de diez años. Para recoger en toda su amplitud y esplendor los momentos más álgidos
de este decenio de Springsteen en directo debiera haberse incrementado la extensión de la caja
en otros cinco elepés, por lo menos.
Consciente de lo dificultoso que podría ser plasmar un recital en directo en los surcos de
un disco Springsteen se ha resistido tenazmente durante años a dar luz verde a la publicación de
discos en directo alimentando al mismo tiempo con su resistencia un boyante negocio de
ediciones piratas de sus conciertos por las que se pagan precios muy respetables. El último
"pirata" que pasó por Zaragoza, un cuádruple recogiendo una actuación completa suya en el
Devaney Sports Center de Lincoln (Nebraska) el 18 de noviembre de 1984, pasó a las
estanterías de quien suscribe por diez mil pesetas. Es un simple ejemplo.
"El hecho de estar sobre el escenario es una parte importante de lo que hacemos, por
eso no hemos hecho un disco en directo ni mucho menos un recital para TV o video. Todo eso
pone excesivas distancias entre nuestra bada y el público, y precisamente lo que queremos es
cortar esa distancia desde el mimo instante en que comienza el concierto. También en un disco
en vivo haces muchos temas que ya has grabado así es que trabajar en eso otra vez puede ser
muy aburrido", explicaba Bruce Springsteen el año pasado en un especial de televisión para una
cadena americana del que TVE emitió en diciembre solo las partes musicales. "Hay cosas
-añadía- que sí me gustaría volver a grabar, temas como los del álbum "Darkness On The Edge
Of Town" que pienso tenía algunas de mis mejores ideas pero la grabación, sin embargo,
resultaba un poco seca: mucho cantar y poco tocar. Me gustaría volver a grabarlo pero no
ponerme a preparar un disco en directo como se hace habitualmente".
Y no era tema éste, el de editar un disco en directo, que no se pusiera de continuo sobre
el tapete una y otra vez, dada la presión de los fans, de la compañía discográfica y hasta de las
personas más allegadas al cantante. Según John Landau, el periodista/mánager de Springsteen
y artífice importantísimo -como cuenta el mismo Springsteen en el cuaddernillo de fotos y texto
que acompaña a los discos de esta caja- de la edición de esta obra, el asunto de dar luz
definitivamente a un álbum en directo salía a relucir insistentemente cada vez que se terminba
una gira. "Pero Bruce", ha dicho Landau en Nueva York, " no ha estado nunca muy interesado en
este tipo de cosas, toda vez que cuando terminaba una gira se ponía a trabajar en nuevas
canciones olvidándose del disco en directo porque tenía la impresión de que ese trabajo iba a
distraerle creativamente de sus nuevas canciones. Hemos gastado mucho dinero grabando
prácticamente todos los conciertos de Bruce pero él ni se molestaba en escuchar las cintas. Yo,
sin embargo, seguí grabando y guardanho esas cintas porque en cada concierto suyo hay
emociones distintas. De manera que cuando terminó la última gira le volví a preguntar: Bruce,
¿hay alguna posibilidad de hacer el disco en directo? Nunca ha estado seguro de hacerlo, le ha
parecido siempre muy prematuro, pero me contestó: Si no se hace ahora no se hará nunca. Y a
2. partir de esa contestación nos lanzamos al trabajo".
La edición de esta caja que recoge fragmentos de las giras del 75, 78, 80/81 y 84/85, fue
una conmoción en las tiendas de discos de Estados Unidos. El mismo día del lanzamiento
mundial, el diez de noviembre pasado, se formaron colas desde horas muy tempranas ante los
establecimientos discográficos para adquirir la caja, hecho que no había ocurrido ni en los
tiempos de mayor euforia de los Beatles. Sólo en su primera edición, la caja ha visto una tirada
de dos millones de copias para el mercado norteamericano. En España, donde "Born In The
USA", sin promoción prácticamente, sin giras, sin especilaes de TVE ni nada por el estilo, vendió
200.000 copias, es seguro que las factorías de CBS hayan hecho buen acopio de unidades toda
vez que, según algunos establecimientos consultados, éste va a ser el disco del año y de las
próximas navidades. Bien lo han olfateado los cacos, donde en Italia han robado un camión
entero cargado de cajas.
La caja recoge cuarenta canciones, de las que ocho son inéditas o por mejor cecir no
incluidas en los elpés oficiales, y el resto están entresacadas, con versiones distintas a las
originales el algunos casos -preciosas las entregas acústicas de "Thunder Road" y "No
Surrender"- de sus siete elepés oficiales con especial preponderancia de "Born In The USA", del
que se incluyen ocho canciones, nunca sin la ordenación natural con que se producían en la
última gira. De hecho, este es un documento panorámico más que específico de un recital o una
gira. Landau lo acaba de explicar: "Hicimos copias en casete de todos los conviertos el último
decenio que teníamos grabados. Bruce los escuchaba en su casa de New Jersey y yo en la mía
de Nueva York. Nos veíamos un par de veces por semana, nos íbamos a pasear en coche e
íbamos oyendo las cintas, comentando, tomando notas e intentando seleccionar las canciones.
En enero de este año comenzamos a escuchar las actuaciones de la gira del 80, la de "The
River" y ensegida nos pusimos de acuerdo de como íbamos a plasmar el disco. En vez de hacer
un álbum live enteramente de un concierto de la última gira (lo que más de uno hubiéramos
agradecido) decidimos situarnos en un contexto general y presentar una foto panorámica de lo
que hemos hecho en escena durante diez años. Un aspecto general de su carrera. Durante seis
meses estuvimos escuchando las grabaciones de 75 conciertos y finalmente nos fuimos en mayo
al estudio a escuchar los masters porque Bruce quería comprobar si había algún problema. No
hubo ninguno y tan solo hubo que overdubs en dos líneas de una canción, ese fue el único
retoque que se ha hecho en todo el disco".
En escena, Bruce posee unas dotes comunicativas excepcionales, tanto con cu múcica
comocon sus textos como con las mismas parrafadas que dirige a sus oyentes. Maturalmente
esas largas pláticas -prolongadas aún más cuando e autor de "Born In The USA" pisa escenarios
americanos- han debido quedar recortadas en la caja. Se han respetado, sin embargo, algunos
comentarios como breve muestra de la fuerza de Springsteen cuando recita. El que sirve de
introducción a "The River" le muestra en su papel de comunicador máximo del rock y al tiempo
en un ser humano con una adoledcencia detrás profucto típico de un época turbulenta en las
relaciones intergeneracionales. "Cuando estaba creciendo -cuenta Springsteen con voz trémola y
recogida sobre el subrayado tenue de las notas de una guitarra acústica y un sintetizador- mi
padre y yo discutíamos constatemente. A los 17 ó 18 años yo llevaba el pelo muy largo y él lo
odiaba, así es que peleábamos tanto que yo me pasaba mucho tiempo fuera de casa. En el
verano estaba bien porque hacía calor y los amigos estaban ahí, pero en invierno hacía tamto
frío que me que me solía meter en las cabinas de teléfonos y desde allí llamaba a mi chica
durante horas... Finalmente encontraba el valor para volver y mi padre me esperaba en la cocina.
Y me preguntaba: ¿qué crees que estás haciendo con tu vida? Pero lo peor era que nunca se lo
podía explicar. Un día tuve un accidente de moto y estando yo en la cama mi padre llamó a un
barbero que me cortó el pelo. Me acuerdo que le dije que le odiaba y que nunca le olvidaría, pero
mi padre me dijo: no puedo espere hasta eu Ejército te coja, harán un hombre de tí. Esto fue en
el 68 cuando muchos chicos del barrio del barrio habían ido a Vietnam. El batería de mi grupo se
fue sin saber a dónde iba, muchos no volvieron y los que volvieron vinieron cambiados. Recibí
mis papeles del Ejército para alistarme y los escondí. Antes de mi examen médico me quedé
toda la noche gablando con unos amigos... ¡teníamos tanto miedo! Fui, sin embargo, al examen
3. médico y no lo pasé. Cuando volví a casa trres después me preguntaron dónde había estado y
les dije que haciendo el examen médico que no pasé. Mi padre me dijo: me alegro". Alegría que
según los propios biógrafos de Springsteen naccía de las escasa convicción que su padre tenía
sobre la virilidad o la hombría del hijo rockero, hecho que en más de una ocasión provocó
tormentosas discusiones en el hogar de los Springsteen y el rechazo visceral del hijo mayor a
unos padres absorbentes y autoritarios. Precisamente en este mismo álbum cuando llega el título
de "Growin' Up" Bruce, evoca con acritud pero también con humor aquellos momentos
desagradables de su vida: "Creo que mi padre, mi madre y mi hermana están aquí esta noche.
Durante 6 años me han perseguido por California intentando hacerme volver a casa, déjalo ya
mamá, ¿no te parece?. Siempre me dices que no es demasiado tarde para ir al colegio...
Cuando era adolescente había dos cosas impopulares en mi casa: una era yo y la otra era mi
guitarra. Me tenía que ir a tocarla al tejado, porque mi padre la odiaba. El quería que fuese
abogado... Mi madre quería que fuese escritor y me decía: "Así conseguirás algo". No
comprendía que yo quería conseguir todo. Así que uno quería un abogado y otra un escritor,
pero esta noche se tendrán que conformar con ¡¡ROCK & ROLL!!.
Son conciertos, los de Springsteen, extenuantes, capaces de romper el estado físico de
cualquier mortal. Magnificientes celebraciones de un música poderossa como el rock a la que
difícilmente, em el caso del chico de New Jersey, puede aprisionársela en un disco. De ahí,
tamién las reticencias de Springsteen a enlatar sus conciertos, porque una cosa es clara: para
apreciar la grandeza de esta astro de la creación rockera hay que verlo sobre las tablas. Un
disco será siempre un reflejo pálido y parcial de su dimensión como artista. Mientras siga
derrochando tanta exuberancia y tanto desgarro, tanto sentido desbordante del rock como
espectáculo comunicativo de masas, Springsteen seguirá dejando pequeños sus discos. Prueba
de la electricidad y la excitación que acumula en los conciertos es sus incapacidad para irse a
descansar después de acabada una actuación. "Lo que hago es irme a comer y a dar un paseo
por la ciudad donde actúo. No suele haber nada abierto pero se está bien paseando por la
noche. Luego vuelvo al hotel, escucho música o leo y me acuesto sobre las cinco o las seis de la
madrugada", contaba Springsteen en el especial de televisión para la ABC americana.
Ahora, abierto el grifo de los discos en directo y disponiéndose de tanto material como se
dispone es posible que algún día el mercado vuelva a acoger otra nueva caja como la que ha
visto la luz en estos días. Y en cuanto al vídeo en directo, que es otro de los capítulos más
anhelados de los fans de Springsteen, nada puede adelantarse por ahora. Según Landau, hay
un material excelente, pero nada hay previsto en torno a esa cuestión. "Quizá el año que viene,
quizá nunca", ha dicho su manager, aquél que un día desde un fanzine de Boston declarase que
acababa de ver en Springsteen al futuro del rock'n'roll. Hoy, aquel furro es una gloriosa realidad
que goza en todo el mundo de la admiración de millones de fans dispuestos a entregar un poco
de sus corazones a esta nuevo héroe de la carretera, juglar moderno y dueño de una música que
arrasa los sentidos. De ahí el impacto de esta caja, sin lugar a dudas, uno de los
acontecimientos discográficos más importantes de la historia del rock.
Matías URIBE-1986