1. David Ricardo expuso la ley de la ventaja comparativa en sus Principios de economía
política en 1817. Investigaciones recientes del Profesor Thweatt han demostrado, no solo que
Ricardo no originó esta ley, sino que no la entendió y le interesó poco y que no desempeñó
ningún papel en su sistema. Ricardo dedicó solo unos pocos párrafos a la ley en sus
Principios, la explicación era mínima y no estaba relacionada con el resto de la obra ni el
resto de su explicación del comercio internacional.
El descubrimiento de la ley de la ventaja comparativa se produjo muchísimo antes. El
problema del comercio internacional entró en la conciencia pública en Gran Bretaña cuando
Napoleón impuso sus decretos de Berlín en 1806, ordenando el bloqueo de todo el comercio
con el continente europeo a su enemigo Inglaterra. Inmediatamente, el joven William Spence
(1783–1860), un fisiócrata e infraconsumista inglés que detestaba laindustria, publicó su
Britain Independent of Commerce en 1807, aconsejando a los ingleses que no se preocuparan
por el bloqueo, ya que solo la agricultura era económicamente importante y si los
terratenientes ingleses solo gastaran sus ingresos en consumo todo iría bien.
2. El tratado de Spence desató una tormenta de controversias, estimulados obras tempranas de
dos notables economistas británicos. Uno fue James Mill, que reseñó críticamente la obra de
Spence en la Eclectic Review de diciembre de 1807. La otra obra era el primer libro del joven
Robert Torrens (1780–1864). Desde hace mucho se sostiene que Torrens enunció por primera
vez la ley de la ventaja comparativa y que luego, Ricardo “lo desarrolló y luchó
victoriosamente por él”.
Sin embargo, resulta que este punto de vista estándar es erróneo tanto en sus partes cruciales,
es decir, Torrens no bautizó la ley y Ricardo apenas la elaboró y luchó por ella. Pues, primero,
James Mill tenía una presentación mucho mejor de la ley (aunque estaba lejos de estar
completa) en su Commerce Defended de la que hizo Torrens más tarde ese mismo año.
Además, en su tratamiento, Torrrens, y no Mill, cometió varios errores importantes. Primero,
afirmaba que el comercio rinde mayores beneficios a una nación que importa bienes duraderos
y necesarios, frente a los perecederos o lujosos. Segundo, afirmaba asimismo que los beneficios
del comercio interior son más permanentes que los del comercio exterior y también que todos
los beneficios del comercio interior quedan en casa, mientras que parte de los beneficios del
comercio exterior se extraen en beneficio de los extranjeros.
3. David Ricardo al menos hizo una contribución vital al pensamiento económico y la defensa de
la libertad de comercio: la ley de la ventaja comparativa. Al destacar la gran importancia de la
interacción voluntaria de la división internacional del trabajo, los librecambistas del siglo
XVIII, incluyendo a Adam Smith, basaron sus doctrinas en la ley de la “ventaja absoluta”. Es
decir, que los países deberían especializarse en lo que sean más eficientes y luego intercambiar
esos productos, pues en ese casos e beneficiarán las personas en ambos países.
Estados Unidos no debería dedicarse a cultivar plátanos , sino más bien producir otra cosa (por
ejemplo, trigo, bienes manufacturados) e intercambiarla por plátanos cultivados en Honduras.
A pesar de todo, hay unos pocos cultivadores de plátanos en EEUU que reclaman un arancel
protector
4. Estados Unidos no debería dedicarse a cultivar plátanos (o, por decirlo en términos simples de
microeconomía, las personas y empresas de Estados Unidos no deberían preocuparse por
hacerlo), sino más bien producir otra cosa (por ejemplo, trigo, bienes manufacturados) e
intercambiarla por plátanos cultivados en Honduras. A pesar de todo, hay unos pocos
cultivadores de plátanos en EEUU que reclaman un arancel protector.
Por ejemplo, el País A es más eficiente que el País B produciendo ambos productos X e Y,
merecerá la pena al País A especializarse en producir X, en lo que el mejor produciendo, y
comprar todo el producto Y a B, aunque es mejor produciéndolo pero no tiene tan gran ventaja
comparativa como fabricando el producto X. En otras palabras, cada país debería producir no
solo aquello en lo que tenga una ventaja absoluta en producir, sino en lo que es mejor, o al
menos en lo que no es peor, es decir, en lo que tenga una ventaja comparativa en producir.
5. Ningún país o región de la tierra quedaría fuera de la división internacional del trabajo bajo el
libre comercio. Pues la ley significa que incluso si un país está en tan mal estado que no tiene
ninguna ventaja absoluta en producir nada, sigue mereciendo la pena a sus socios comerciales,
los pueblos de otros países, permitirle producir aquello en lo que sea menos malo.
De esta manera, los ciudadanos de todos los países se benefician del comercio internacional.
Ningún país es tan pobre o ineficiente como para quedar fuera del comercio internacional
6. En el “Prólogo” de su obra máxima Principios de Economía Política
y Tributación, David Ricardo define claramente lo que para él
constituye el principal problema de la economía política: dilucidar
los factores que inciden sobre la distribución de los ingresos entre
las tres principales clases de la sociedad, a saber, los trabajadores,
los terratenientes y los capitalistas.
De este modo se aleja en gran medida de lo que Adam Smith se
había propuesto treinta años antes: indagar acerca de las “causas y
naturaleza de la riqueza de las naciones”.
El producto de la tierra – todo lo que se obtiene de su superficie
mediante la aplicación aunada del trabajo, de la maquinaria y del
capital – se reparte entre tres clases de la comunidad, a saber: el
propietario de la tierra, el dueño del capital necesario para su
cultivo, y los trabajadores por cuya actividad se cultiva.
7. En el período 1814-1816, tras el fin de las guerras napoleónicas, se produce en Inglaterra un
gran debate en torno a la aplicación de las Leyes de Granos, leyes que establecían altos
aranceles sobre las importaciones cerealeras provenientes del continente. Inglaterra había
dejado de ser un exportador neto de granos y, en forma creciente, requería de importaciones
del exterior para solventar sus necesidades alimentarias internas. Durante las guerras
napoleónicas el precio de los granos, y por ende del pan, y demás productos de consumo
popular habían aumentado significativamente. Tanto por el bloqueo continental como debido
a una gama de malas cosechas en países que se habían transformado en sus habituales
proveedores, fue interrumpida la provisión de alimentos del exterior hacia Inglaterra. Como
consecuencia, se manifestó un importante aumento de los precios de los alimentos, alza que se
produjo pese a la incorporación en Inglaterra de nuevas tierras al proceso productivo y a
mejoras en la reclamación de las mismas. De este modo las, limitaciones impuestas a las
importaciones generó una situación de protección efectiva a la producción, y bonanza en
especial para los terratenientes que se veían favorecidos por el alza de los precios alimentarios
y, por ende, de sus rentas. Ricardo veía en este proceso la causa principal de la caída de las
ganancias de los dueños del stock de capital.
8. La definición de renta de la tierra que nos presenta Ricardo está estrechamente vinculada con
la fertilidad del suelo, es inherente a la naturaleza misma; por ende, no puede ser reproducida
o ampliada con el progreso económico. El objetivo de Ricardo es analizar la evolución de la
renta, en forma conjunta con la evolución de los demás componentes del ingreso global, a
saber, los salarios y las ganancias.
Surge cuando se cultivan porciones de tierra con una fertilidad decreciente o diferencia. Este
proceso genera grados diferentes de productividad por unidad de tierra adicional incorporada
al proceso productivo.
9. El análisis que formula Ricardo está estrechamente relacionado con dos leyes “naturales”. Por
una parte, la ley poblacional a que hicimos referencia.
Por la otra, la denominada “ley de rendimientos decrecientes”. Según esta ley, a medida que se
incorporan nuevas tierras (u otros factores de producción) al proceso productivo el producto
marginal por cada unidad adicional (marginal) incorporada tiende a decrecer. Debido a la
presión poblacional, se requiere la incorporación de tierras adicionales para aumentar la
producción de alimentos. Estas nuevas tierras “marginales” tienden a ser menos fértiles y, por
consiguiente, decrecen sus productividades: cada unidad adicional con una fertilidad menor
genera un producto porv unidad menor. Dicho en otros términos, con igual cantidad de capital
y trabajo utilizada en cada una de las unidades de tierra incorporadas al proceso productivo, la
productividad en cada una de ellas que es sucesivamente incorporada al proceso productivo,
tiende a caer