Presentación de la ponencia "Maestra Mistral" en el I Coloquio Internacional “La escritura en América Latina desde una mirada docente: crítica, ficción y enseñanza"
2. Introducción: escribir la experiencia
• Escuela de La Compañía Baja en La Serena, donde Gabriela
Mistral comenzó el ejercicio de la docencia:
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-69657.html
• Gabriela Mistral (7 de abril 1889-10 de enero de 1957).
• Maestro Benedetti (Rovira-Collado).
• “sin concurrir nunca a las aulas obtuvo su título universitario.
Mientras era Directora de liceo, en 1922, el Ministro de
Educación mexicano, José Vasconcelos, bajo la presidencia de
Álvaro Obregón, la invitó a participar de la reforma
educacional mexicana y formó parte de las llamadas “misiones
culturales” destinadas a habilitar profesores para alfabetizar a la
población” (Eltit, 2021: 89).
5. Adolfo Castañón
Esta joven sería la encargada de enseñarle las primeras letras. Su medio
hermana fue su primera maestra, su hermana mayor y por así decir la
madre de sus ideas y la nodriza de sus letras. Con ella aprendió a leer y a
escribir, a cantar y a contar, aprendió a bailar y a hacer bailar, a jugar
diversos juegos de mesa o al aire libre, a improvisar y repetir canciones de
cuna, a llevar una casa. Emelina no solo le enseñaría; le enseñó a enseñar,
ya que, gracias a ella, empezó a dar clases a los catorce años a niños de su
edad y aun a muchachos mayores (Mistral, 2010: XXXIII-XXXIV).
6. Jaime Concha
Desde los quince años, desde 1940 hasta 1922, sirve en diversos cargos
pedagógicos: ayudante de escuela, maestra, profesora secundaria y
directora de liceos de mujeres. En estas tareas recorrerá prácticamente
todo el territorio nacional, desde el puerto nortino de Antofagasta hasta la
ciudad más austral del país, Punta Arenas, a orillas del estrecho de
Magallanes (2015: 40).
7. Desolación, “La escuela” (33-34)
A Federico de Onís
La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos», decía,
«de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz».
La Maestra era pobre. Su reino no es humano.
(Así en el doloroso sembrador de Israel.)
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!
La Maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
tal sonrisa, la insigne flor de su santidad.
[…]
8. Ternura, “Ronda de los colores” (126-127)
Azul loco y verde loco
del lino en rama y en flor.
Mareando de oleadas
baila el lindo azuleador.
Cuando el azul se deshoja,
sigue el verde danzador:
verde-trébol, verde-oliva
y el gayo verde-limón.
¡Vaya hermosura!
¡Vaya el Color!
[…]
9. Tala, “Mar Caribe” (277-278)
A E. Ribera Chevremont
Isla de Puerto Rico,
isla de palmas,
apenas cuerpo, apenas,
como la Santa,
apenas posadura
sobre las aguas;
del millar de palmeras
como más alta,
y en las dos mil colinas
como llamada.
[…] Día de la liberación de Filipinas
10. Lagar, “Ella quiso ser nube” (507-508)
[…]
Y nunca fuimos soldados,
ni maestros ni aprendices,
pues vagamente supimos
que jugábamos al tiempo
siendo hijos de lo Eterno.
Y nunca esta Patria dejamos,
y lo demás, sueños han sido,
juegos de niños en patio inmenso:
fiestas, luchas, amores, lutos.
[…]
11. Prosa metapedagógica
Presidí el Congreso de Maestros misioneros (maestros de indios) i me cojió
el corazón la obra, todo el corazón. Me resucitó el espíritu apostólico; me
mudó el alma vulgar en que me iba encenagando. Caso me ofreció en una
fiesta que enseñara en la Universidad. Ni allí ni en enseñanza secundaria;
con ninguna dirección de pedagogos. No creo en la gran farsa pedagójica
de todas partes, el mercantilismo disfrazado de ciencia i de retórica
embustera (XXXVIII).
12. “La oración de la maestra” (517-518)
• “Las parábolas de Jesús son el eterno modelo de enseñanza: usar la
imagen, ser sencilla y dar bajo apariencia simple el pensamiento más
hondo” (Mistral, 1923: 12)
13. “Pasión de leer” (575-587)
Yerran los maestros, que celando mucho la calidad de la lectura, la matan al
imponer lo óptimo a tirones y antes de tiempo. Debemos condescender algo o
mucho con el niño, aceptándole ciertas lecturas o bobas laterales. He visto a
chiquitos bostezar por unas Ilíadas en versión llamada infantil y que se
despabilan en seguida por cualquier Julio Verne.
Aceptemos ladinamente el gusto zurdo del niño por la aventura mal escrita, que
una vez hecho su “estómago de lector”, la aventura sandia irá trepándose hacia
Kipling y Jack London, y de estos a otros, hasta llegar a la Divina Comedia
(tremenda aventura por dentro del ánimo), al Quijote o al mundo de Calderón.
Dicen que lo mejor suele ser enemigo de lo bueno; también lo solemne
anticipado puede empalagar de lo serie y por toda la vida. El fastidio lleva
derecho a la repugnancia (575-576).
15. “Decálogo del artista” (542-543)
I. Amarás la didáctica, que es la sombra de la poesía en el Maestra.
II. No hay arte que no enseñe. Aunque no ames la poesía, la afirmarás creando a su semejanza.
III. No darás la Pedagogía como cebo para los sentidos, sino como el natural alimento del alma.
IV. No te será pretexto para la lujuria ni para la vanidad, sino ejercicio didáctico.
V. No la buscarás en las ferias ni llevarás tu obra a ellas, porque la Maestra es virgen, y la que está en
las ferias no es Ella.
VI. Subirá de tu corazón a tu aula y te habrá purificado a ti el primero.
VII. Tu belleza se llamará también aprendizaje, y consolará el corazón de los hombres y las mujeres.
VIII. Darás tu obra como se da un hijo: restando sangre de tu clase.
IX. No te será la poesía opio adormecedor, sino vino generoso que te encienda para la didáctica, pues
si dejas de ser hombre o mujer, dejarás de ser Maestra.
X. De toda creación saldrás con vergüenza, porque fue inferior a tu sueño, e inferior a ese sueño
maravilloso de Dios, que es la Naturaleza.