Trinidad Infante Moraño relata la historia de su tío Juan Manuel Moraño Valle, un teniente del ejército republicano durante la Guerra Civil Española que fue fusilado después de la guerra. Moraño Valle luchó con el ejército republicano en Madrid y Extremadura hasta que fue hecho prisionero en un campo de concentración en 1939, donde escribió cartas a su familia. Fue sacado del campo de concentración y fusilado junto con unas 100 personas más. La familia de Moraño Valle ha llevado a cabo
Plokhi, Serhii. - El último imperio. Los días finales de la Unión Soviética [...
Biografía de Juan Manuel Moraño Valle, teniente de la 109ª Brigada Mixta republicana
1. Testimonio familiar del militar represaliado Juan Manuel Moraño Valle
Trinidad Infante Moraño
Me dirijo a ustedes para exponerles mi testimonio como familiar de un
militar asesinado justo después de finalizar la Guerra Civil Española. Esta
persona era mi tío, y se llamaba Juan Manuel Moraño Valle. Mi testimonio
comprende su trayectoria vital, el silencio en el que cayó su figura durante
décadas, así como la investigación que yo estoy llevando a cabo para
dignificar su memoria.
En primer lugar, me gustaría mostrarles la última fotografía que se hizo
mi tío, en febrero de 1939, fotografía que estuvo colgada en la cabecera de
la cama de mi abuelo hasta su muerte. En esta fotografía pueden ustedes
observar la insignia de teniente del Ejército Republicano que lucía mi tío
en la gorra y en el cuello de su camisa. Pues bien, una vez muerto mi tío,
esta misma foto tuvo que ser retocada por un fotógrafo amigo de la
familia, que le hizo desaparecer la insignia de teniente de la gorra, así
como su adscripción al Ejército Republicano, a fin de que mi familia no
tuviera problemas si alguien veía la foto expuesta en su casa.
2. Mi tío nació el 2 de octubre de 1918 en Almonaster la Real, provincia
de Huelva. En julio de 1936, cuando estalló la Guerra Civil, vivía en
Aznalcóllar, provincia de Sevilla, donde destacó junto con algunos amigos
de su edad en la defensa del Gobierno legalmente constituido. Cuando las
fuerzas sublevadas al mando del General Queipo de Llano llegaron al
pueblo, represaliando a todos los que habían destacado en la defensa de la
República, un grupo numeroso de personas, entre las que se encontraba mi
tío, tuvo que huir a la sierra, ante el peligro que corrían sus vidas. Puedo
decirles que en los primeros días de ocupación del pueblo, seis amigos de
mi tío fueron fusilados por los sublevados. Se llamaban Rafael Alba
Payán, Lorenzo Cabeza, Bartolomé Fernández Domínguez, Pedro Meniz,
su hijo Antonio Meniz y Estanislao Palomo.
Mientras tanto, mi abuelo, viendo como estaban matando a tanta gente
del pueblo, y temiendo lo peor para su hijo de tan solo 17 años, contactó
con un pariente falangista que logró llevarse a mi tío a Sevilla y enrolarlo
en las Milicias Nacionales.
Mi abuelo creía que así salvaba la vida de su hijo, pero mi tío en cuanto
lo movilizaron al Frente, estando en el pueblo de Bélmez, Córdoba, se
pasó al Ejército Republicano, llevándose a todo el batallón y toda la
munición y armas de que disponían. Por esta acción lo condecoraron en el
Ejército Republicano. Desde este momento, no se tuvieron más noticias
directas de mi tío. Por otras personas mi familia supo que estuvo
combatiendo en Madrid, donde realizó un curso de aviación y se convirtió
en piloto de caza, que fue herido en combate y como consecuencia perdió
un pulmón. Creemos que poco antes de acabar la Guerra intentó salir de
España por el puerto de Alicante, pero cuando llegó el barco ya estaba
lleno o había zarpado, no lo sabemos bien. Entonces volvió a Extremadura,
suponemos que para cruzar la frontera de Portugal, pero el día 27 de marzo
fue hecho prisionero y enviado al Campo de Concentración “Zaldívar”,
ubicado en Casas de Don Pedro, Badajoz, desde donde envió dos cartas a
su familia, con fechas 1 y 3 de abril de 1939. Según consta en el Archivo
General Militar de Ávila y por otros documentos que obran en mi poder,
mi tío era Teniente de la 109 Brigada Mixta, 434 Batallón, 4ª Compañía.
Tenía 20 años. Pertenecía al Partido Comunista de España.
Por considerar estas cartas de valor histórico y por ser las últimas
manifestaciones en vida de mi tío, a continuación se publican por primera
vez las mismas como parte de este testimonio:
3.
4.
5. En contestación a estas cartas, la que su familia le envió al Campo de
Concentración “Zaldívar”, fechada el 20 de abril de 1939, les fue devuelta
el día 27, y desde entonces, todos los esfuerzos que realizó mi abuelo para
saber el paradero de su hijo fueron en vano. Lo que llegó a sus oídos fue
que lo sacaron del Campo y lo fusilaron. Nunca se supo ni dónde ni
cuándo.
Gracias a las investigaciones llevadas a cabo por Fernando Barrero
Arzac, cuyo abuelo, Andrés Barrero Rodríguez, Comisario Político de la
6. misma compañía que mi tío, y prisionero también de “Zaldívar”, y a Felisa
Casatejada, de Casas de Don Pedro, cuyos hermanos Julián y Alfonso
fueron igualmente asesinados en “Zaldívar”, hemos podido saber que un
número aproximado de cien personas fueron sacadas del Campo el día 14
de mayo de 1939 y trasladadas al Olivar de las Boticarias, también en la
localidad de Casas de Don Pedro, donde fueron obligados a cavar unas
zanjas, y alrededor de las doce de la mañana del día 15 fueron fusilados y
arrojados dentro de las mismas, sin que quedara rastro alguno de ellos.
Gracias también a la investigación realizada por José Ramón González
Cortés, hemos podido comprobar el control exhaustivo que llevaban los
sublevados sobre sus prisioneros, por lo que creemos que estos prisioneros
antes de ser fusilados debieron ser juzgados y condenados, y que debe
existir alguna documentación al respecto.
Desde este momento, se inició un largo periodo de silencio. Mi familia
no podía hablar de mi tío fuera del entorno familiar, no podía mostrar su
dolor en el exterior y una persona que había dado su vida por unos motivos
tan nobles, que para mí fue un héroe, pasó a convertirse con la victoria de
los sublevados, en un traidor, del que no se podía ni averiguar el lugar de
su muerte.
Así pasaron sesenta y tantos años, hasta que con la irrupción de la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y su respaldo a
todos los familiares que luchan por encontrar información sobre sus
familiares desaparecidos en la Guerra Civil, me decidí a iniciar una
investigación para intentar averiguar cómo fueron los últimos días de mi
tío, si se le realizó un juicio sumarísimo, dónde se celebró, dónde está su
condena y dónde y cómo se llevó a cabo la ejecución de la misma.
En este intento, me he dirigido a todos los organismos relacionados con
la Guerra Civil, como por ejemplo, el Archivo General de la Guerra Civil
Española de Salamanca, el Archivo General Militar de Ávila, el Archivo
General Militar de Guadalajara, el Tribunal Militar Territorial Primero de
Madrid, el Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla, y estos a su vez
al Juzgado Togado Militar Territorial número 24 de Málaga y Juzgado
Togado Militar Territorial número 23 de Almería. También me he dirigido
al Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares, Madrid, al
Archivo General Militar de Segovia, al Archivo General Militar de
Madrid, a la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa en
Madrid, así como al Registro Civil de Almonaster la Real, Huelva, al
Registro Civil de Castuera, Badajoz, al Registro Civil de Casas de Don
Pedro, Badajoz, al Juzgado de Paz de Aznalcóllar, Sevilla, al Centro
Penitenciario de Badajoz, a la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias de Madrid, al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 1 de Herrera del Duque, Badajoz, al Archivo Histórico Provincial
de Sevilla y al Archivo Intermedio de Sevilla. En ninguno de ellos se ha
encontrado la documentación que estoy buscando.
Esta investigación es como el viaje de Ulises: uno busca aquí y allá, la
documentación está diseminada en multitud de archivos, la mayoría sin
clasificar, e intentar conseguir la información que vamos buscando es una
tarea casi imposible, que requiere un gran esfuerzo y tiempo. Pero perdurar
en el empeño es lo que yo creo que debemos hacer todos para dignificar la
memoria de nuestros muertos