A finales del siglo XIX, la sierra se encontraba en mal estado ecológico con pérdida de cubierta vegetal y desertificación. En 1889, Ricardo Codorníu emprendió la tarea de reforestar la sierra, que se convirtió en un modelo para la época. En 1931 fue declarada de interés cultural y en 1992 se protegió como parque regional, también es ZEPA y LIC.