5. Los grupos económicos son eminentemente rentistas. Se apropian de las rentas económicas que se encuentran en la naturaleza o en la fuerza de trabajo. Convierten cualquier forma de vida en capital financiero, en un acelerado proceso de degradación de la naturaleza. Las reservas naturales (biomasa de recursos pesqueros, bosques naturales, y recursos mineros) se van agotando paulatinamente ante la explotación irracional, cuyo objetivo indiscutible es acrecentar la riqueza concentrada en estos grupos económicos. Chile no es una excepción, sino un paradigma por excelencia de esta forma de utilización de los recursos naturales. El fortalecimiento de estos conglomerados permite que diversifiquen sus inversiones, adoptando además una estructura de integración vertical.
9. El Modelo Rentista En la Minería De acuerdo a lo calculado por la Universidad de Harvard, entre 1980 y 2002, Chile perdió oportunidades de desarrollo equivalentes a más de 23 mil millones de dólares por la renta no cobrada a la gran minería.
19. El Modelo Rentista En las Pesquerías En el sector pesquero, por efectos directos e indirectos, la sobrepesca ha provocado el colapso y sobreexplotación de las principales pesquerías del país: anchoveta, jurel, sardina común y sardina española.
24. El Modelo Rentista En la Industria Forestal Depredación de recursos públicos como el bosque nativo ha sido práctica recurrente. En términos de superficie en 1985 se estimaba que el bosque nativo productivo cubría 7,6 millones de hectáreas, posteriormente en 1996 dicha estimación sólo alcanzaba a 5,6 millones de hectáreas. Esta disminución fue acompañada de un aumento en las plantaciones forestales exóticas.
29. Estructura Tributaria Fuente DIPRES 2.8 3.5 5.7 4..5 Otros 2.2 2.9 4.6 4..3 Ingresos operacionales 5.2 1.8 2.4 2..8 Renta de la Propiedad 0.2 0.7 1.4 1..2 Donaciones 5..5 4.9 6 5..3 Imposiciones patrimoniales 13.7 20.6 3.9 10.2 Cobre bruto 70.3 65.9 76 71.7 Ingresos tributarios netos 2008 2006 2000 1995 Años Ingresos del Estado
30. Se observa que Chile está solo por sobre la media de América latina que aparece como el continente de más bajos impuestos (excluido África). Los niveles de impuestos son notoriamente más bajos que el resto de los países, entre ellos a los que componen la OCDE, grupo al cual Chile se integro recientemente. El que esté sobre la media de América latina se debe a las bajas tasas de impuestos que existen en países como Paraguay, Bolivia y Ecuador, cuyas cargas tributarias no alcanzan el 15% del PIB. Fuente: Subdirección de Estudios SII; 2003 19.3 19.5 17.6 38.1 36.4 Ingresos con seguridad social 17.9 18.3 14.1 29.5 26.3 Ingresos sin seguridad social Chile Países del Asia Pacifico América Latina Otros países de la OCDE Países del G-7 Porcentaje de Impuestos respecto del PIB según grupos de países
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33. 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% TOTAL ING TRIBUT + ING NO TRIBUT -0,10% -0,10% 0,00% 0,10% cuentas no tributarias 9. 100,10% 100,10% 100,00% 99,90% TOTAL INGRESOS TRIBUTARIOS 6,90% 10,40% 1,50% 1,60% conversión pagos mon. extranj. 8. 93,20% 89,70% 98,50% 98,30% INGRESOS TRIBUTARIOS NETOS -2,30% 0,00% -2,00% -1,20% fluctuación deudores 7. 2,70% 1,00% 1,40% 1,30% impuestos varios 6. 1,30% 2,50% 9,20% 12,60% imptos. al comercio exterior 5. 0,50% 3,60% 3,60% 3,40% impto. a los actos jurídicos 4. 9,80% 8,70% 12,30% 9,60% impto. a prod. específicos 3. 52,40% 43,20% 49,30% 49,20% impto. al valor agregado (IVA ) 2. 28,90% 30,70% 24,80% 23,40% impuestos a la renta 1. 2009 2006 2000 1993 TIPOS DE IMPUESTOS Estructura impositiva chilena
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38. En relación con las utilidades obtenidas por la inversión extranjera, sólo entre 1999 y el 2009, las remesas hacia el exterior superaban el total del capital extranjero invertido entre 1974 y 2008.
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51. El desarrollo de los pueblos requiere de fuertes inversiones y voluminosos gastos que deben extraerse del excedente productivo. Los pueblos que han alcanzado mayores y mejores estándares de vida, así lo han entendido. La educación nunca ha sido gratis, tampoco la salud ni la creación de conocimiento. Cuando operan democracias políticas, los excedentes productivos se asignan mayoritariamente al desarrollo, pero, cuando operan las “democracias” privadas, estos excedentes se orientan a sustentar una elite dirigente altamente poderosa. Conclusión Final
El carácter rentista de acumulación que opera en Chile, tuvo un impulso importante con la privatización de empresas públicas y la transformación de capital natural (vida, ecosistemas naturales, biología, especies vivas, etcétera) en capital financiero y en la sobreexplotación del trabajo.
Entre los años 2005 y 2006, las mineras transnacionales privadas obtuvieron ganancias que superan a todas las inversiones extranjeras en minería a lo largo de tres décadas (CENDA). Las divisas que salieron por concepto de rentas de la inversión extranjera directa equivalen al 31% de nuestras exportaciones. En los dos últimos años esa cifra supera el 20%. El cobre es todavía y por lejos, el producto más gravitante de Chile, a pesar del proceso de diversificación de las exportaciones que ha experimentado el país. En el 2009, el 51% del valor exportado correspondía a este metal. Las grandes mineras transnacionales en Chile, además de las utilidades del capital se apropian de la renta minera. Esto explica sus grandes ganancias. Desde 1996 hasta 2002, las remesas anuales de ganancias fueron menores a 4.500 millones de dólares con precios promedios anuales menores a 80 centavos de dólar la libra de cobre. A partir del 2003, los precios del cobre se incrementaron y las ganancias remesadas también. En 2006, el precio promedio anual fue de 305 centavos de dólar y las ganancias remesadas superaron los 24 mil millones de dólares. En 2007, con un precio de 323 centavos de dólar, las remesas superan los 25 mil quinientos millones de dólares. Este año 2010, las ganancias remesadas pueden superar los 20 mil millones de dólares, ya que el precio promedio anual a la fecha es de 334 centavos y el precio mensual de abril a la fecha, es de 354 centavos de dólar la libra de cobre.
En este cuadro podemos comprobar que la rentabilidad de los proyectos en América Latina es la menos castigada, debido a que va de un 14,8% a un 37,6%
Lo primero que se observa es que la mayor contribución la realiza el IVA con alrededor del 50 % de los impuestos totales. Este impuesto es pagado por el consumidor final de los productos (los intermediarios van descontando el IVA) y como son los más pobres los que gastan todo su ingreso, pues carecen de posibilidad de ahorro, imponen por todo su ingreso (salvo la parte de “mercado informal”). Los más ricos, por otro lado, que pueden ahorrar e invertir una parte de su ingreso, no tributan por esa parte e incluso recibirán ingresos por su ahorro o inversión. Es por ello que el IVA es considerado un impuesto regresivo. El segundo impuesto en importancia es el impuesto a la Renta. Sin embargo aquí deben distinguirse dos componentes. El primero es el impuesto a las utilidades a las empresas (“Impuesto de Primera Categoría”) cuya tasa es de un 17% y es internacionalmente muy bajo. En parte esto explica que mientras en los países de la OCDE los impuestos a la renta constituyen el 13.2 % del PIB en el 2002 en Chile en el año 2009 representaron el 4.2 % del PIB. Aporte Empresarial El impuesto a las ganancias en Chile es de un 17% y sería aumentado el 2011 y el 2012, a un 20% y a un 18.5, respectivamente y de forma momentánea. Sin embargo, dado lo comparativamente bajo de ese impuesto en Chile, tema que ha sido planteado ya por organismos como la OCDE, la pregunta es porque ello no se hace permanente, aun mas si esto va compensado por rebajas tributarias que sí son de carácter permanente. No obstante, este impuesto es también un crédito del impuesto personal que pagan sus dueños. Es decir, lo que pagan por un lado, se los devuelven por el otro.
E n cuanto a los sectores económicos en donde se invierte el capital extranjero, entre 1974 y 2008, el sector más importante sin comparación alguna, fue la minería. Esto incluso fue mucho más acentuado hasta 1990, cuando en la minería se invertía el 47% de las inversiones extranjeras totales. Sin embargo, lo más llamativo y preocupante de los últimos 15 años ha sido la importancia de la inversión extranjera en otros sectores de la economía, especialmente en electricidad, gas y agua, la que para el período 1996-2006 llega a tener la misma importancia que la minería, con un 26% del total de lo invertido en Chile por capitales externos. También se ha incrementado la participación extranjera en los servicios, el transporte y las comunicaciones. Le explicación de este fenómeno dice relación con las privatizaciones de aquellos sectores, con la desregulación de la telefonía móvil y a distancia y con los programas de concesiones en la construcción y usufructo de carreteras y aeropuertos. Esto quiere decir que la extranjerización de la economía chilena ha llegado a todos los sectores económicos, lo que nos aproxima cada vez más a una vulgar colonia extranjera. Dentro del sector servicios, la inversión extranjera ha puesto sus recursos en Sociedades de Inversión (21.8%); Bancos (20.0%); Seguros (15.9%); y Comercio (11.9%). En cuanto a la industria, la inversión extranjera se ha concentrado en el procesamiento de recursos naturales, especialmente papel y celulosa.
En cuanto al origen del capital, según cifras del 2005 y considerando sólo la inversión extranjera amparada por el DL 600 (casi 60 mil millones de dólares), es evidente la fuerte e histórica presencia de los capitales estadounidenses. Pero también es significativa la presencia canadiense y, particularmente, la impresionante entrada de capitales españoles, ligados a los servicios y a la electricidad. Por el contrario, los capitales extranjeros latinoamericanos son muy bajos: Brasil (0.36%); Argentina (0.55%); México, (1.96%).
Trato privilegiado para la inversión extranjera en Chile Hasta el golpe militar de 1973, Chile, como parte del Pacto Andino y bajo el " Régimen Común de Tratamiento a los Capitales Extranjeros y sobre Marcas, Patentes, Licencias y Regalías ”, buscaba que los beneficios de la ampliación del mercado fueran para los capitales regionales, se ponía un límite a las inversiones extranjeras, se prohibía la venta de empresas al capital extranjero; se exigía que la inversión extranjera sólo podía llegar a crear nuevas empresas, se limitaba -con algunas excepciones- el retiro de utilidades, ya que no podía superar el 14 % de la inversión, se prohibía que empresas extranjeras desarrollaran actividades en algunos rubros, tales como la prestación de servicios básicos y, además, se buscaba impedir la salida de excedentes fuera de la Región, dado los problemas de financiamiento que sufrían los países latinoamericanos. Bajo la dictadura militar se promulgó el Decreto Ley 600 (1974) que consagró hasta la fecha el principio de la no discriminación respecto de los capitales extranjeros, los que debían y aún deben ser tratados como capitales nacionales. En democracia, tras firmar una serie de Tratados de Inversión Bilateral, orientados a otorgar mayores garantías a la inversión externa, se establecen los Tratados de Libre Comercio (TLCs) que otorgan grandes facilidades a la inversión extranjera, garantizando la no exigencia de condiciones mínimas, como por ejemplo, localizarse en una determinada Región o usar insumos nacionales. Se establece, además, que no se podrá nacionalizar ni expropiar, directa o indirectamente, a un inversionista extranjero ni adoptar ninguna medida equivalente. La resolución se complementa con la facultad que se le otorga a las empresas extranjeras a querellarse contra el Estado de Chile, ante tribunales internacionales. Esto último es la razón de ser del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), creado por iniciativa del Banco Mundial para fomentar las inversiones de países industrializados en países en desarrollo. Sus actividades han sido ampliamente criticadas, fundamentalmente porque son innumerables los casos en que el CIADI ha fallado en favor de las grandes empresas multinacionales.
Se ha producido un gran escándalo, pero, era más o menos obvio que esto iba a pasar. La forma de medir la pobreza en Chile es tan dependiente del crecimiento económico y es casi el único factor que determina la pobreza. Si sube el crecimiento muchos salen de la pobreza si baja muchos entran, puesto que como en Chile todo depende de la capacidad de generar ingresos, es fácil entrar y salir del círculo de la pobreza. Los seguros de cesantía son ridículos y apenas cubren un porcentaje menor de la desocupación (no cubren ni un mes de cesantía). La educación y la salud deben pagarse si se tiene acceso a ello, así que en situación de desempleo no hay acceso esos servicios. Si el estado los proveyera gracias un sistema tributario justo, sería más difícil que el crecimiento económico actuara tan eficazmente para sacar y meter a la gente en la pobreza. No es de extrañar tampoco este cambio en el marco de tanta concentración de la riqueza.
Existen muchas maneras de medir la pobreza, pero lo que está claro es que la línea de pobreza en Chile es absolutamente insuficiente y en la práctica absurda. Si pensamos en un umbral mínimo de ingresos para satisfacer las necesidades, lo que incluiría lo básico de alimentación, recreación, salud, educación, vestuario, servicios de agua, luz, teléfono, calefacción, transporte y otros imponderables, nadie podría llegar a una cifra inferior a los 330 mil pesos por persona. Este cálculo lo podría hacer cualquier persona que viva en Chile y no necesita preguntarle a ningún experto pues ellos siempre se las arreglan para decirnos que con 1 peso se puede comprar mucho más de lo que es posible imaginar. Pensemos que la línea de pobreza utilizada hoy para medir la pobreza es poco más de 64 mil pesos. Los expertos sostienen que el 50% se gasta en comida, es decir, 32 mil pesos mensuales, vale decir, menos de mil pesos diarios para comer ¿Es esto posible? Peor aún ¿Es esto creíble? Los otros 32 mil pesos deben gastarse en transporte, servicios, arriendo, etcétera, pero, en trasporte solamente, una persona debe gastar al menos 20 mil pesos mensuales, es decir, le quedan 12 mil para ropa, luz, agua, gas, teléfono, etcétera. Claramente, nadie puede enfrentar sus necesidades con tal ingreso, por lo tanto, la pobreza afecta en Chile a mucho más de 2,5 millones de personas. Si medimos la pobreza como se haría en Estados Unidos, la línea de pobreza sería de 96.201 pesos mensuales. Es decir, según la información del INE (cuadro 1), la pobreza estaría entre el 30 y el 40% de los chilenos, o sea, uno 5,9 millones de personas. En Europa, siguiendo el método de medición de la oficina europea de estadísticas, aproximadamente la línea de pobreza estaría en torno a 110 mil pesos más o menos, es decir, entre el 40 y el 50% de la población, es decir, 7,6 millones de personas. Ahora bien, si tomamos un umbral mínimo de ingreso de 330 mil pesos mensuales –calculado a partir del sentido común y lo obvio de la vida cotidiana que han olvidado los economistas- el 90% de los chilenos se las arreglan mal y muy mal para hacer frente a sus necesidades, tomando en cuenta que, según el INE, un 90% de Chilenos vive con menos de 329.900 pesos. Si somos honestos con lo que cuesta vivir en Chile, la pobreza real llega al 90% de las personas, es decir, 15,3 millones, de los cuales la mayor parte son niños, mujeres y pueblos indígenas. Mala está la cosa para los chilenos y no es extraño entonces, tanta delincuencia, tanta tristeza y tanta violencia en los hogares.
Para el 2006, mientras la diferencia entre los que ganaban más dentro del 90% menos rico (los primeros 9 deciles) y el promedio de ingreso de esos grupos era de 1,25 veces, en el 10% más rico esa diferencia se empinaba a 36 veces. Por otro lado, la distancia entre el que ganaba menos del 10% más rico y el promedio de ese grupo, llegaba sólo a 2,25 veces. Esto quiere decir que la concentración del ingreso se encuentra en el límite superior del llamado 10% más rico. Es entonces allí donde se ha producido el mayor crecimiento del ingreso.
Suponiendo que las diferencias entre los máximos ingresos y los promedios del año 2006 se repiten en el 2009 y considerando, tanto el aumento del ingreso del 10% más rico entre el 2006 y el 2009 que fue de 14% así como la reducción del ingreso del sector más pobre que cayo un 24%, es posible estimar de manera moderada, es decir, subestimando los datos, el crecimiento de la desigualdad entre los máximos ingresos de los más ricos y los máximos ingresos de los más pobres. Si para el 2006, el que más ganaba de los ricos tenía un ingreso de 32 millones, el más rico de entre los pobres recibía un ingreso de 33 mil pesos, lo que da una diferencia de 97.600%. Si estimamos el máximo ingreso de los más ricos para el 2009, llegaríamos a una cifra de 47 millones de pesos mensuales y para los más pobres, el mayor ingreso sería de 22 mil pesos. Esto suponiendo que los más ricos de entre los ricos incrementaron sus ingresos igual que todo el 10% denominado más rico y que las diferencias entre los ingresos promedio y los ingresos extremos se mantiene igual que en el 2006, lo cual es una forma de subestimar el dato puesto que ya hemos visto que los ingresos máximos de los más ricos crecen mucho más que el promedio. Así y todo, subestimando el crecimiento de los más ricos de entre los ricos, la diferencia entre el ingreso máximo del 10% más rico versus el ingreso máximo del 10% más pobre se habría empinado por lo bajo a 2 mil doscientas veces, es decir, una diferencia de 220.000%.
Por lo tanto, mientras la desigualdad entre el 10% más rico que incluye a sectores medios y el 10% más pobre creció en un 50%, la diferencia entre el ingreso de los más ricos de entre los ricos y del 10% más pobre creció, nada menos que en un 124%.