2. LOS SACRAMENTOS
La función de los sacramentos es comunicarnos la gracia de Dios o aumentar
en nosotros su acción, reconociendo que él siempre tiene la iniciativa. Por
ello, son manifestaciones marcadas por signos que nos hacen visible la fuerza y
la acción de Dios. A través de ellos, se nos comunica vida y participación en la
Iglesia, en ellos nos hacemos parte del Pueblo de Dios y fortalecemos nuestros
vínculos con la Iglesia, recibimos la fe y nos relacionamos con la comunidad y
con nuestra vocación cristiana. Por ello, no es aventurado señalar que los
sacramentos son signos de vida, ya que nos comunican y aumentan la gracia
de Dios, padre amoroso que nos entrega la vida, santo espíritu que nos infunde
sus dones e hijo amado que nos entrega la salvación y su cuerpo para que
también seamos salvados.
Una característica particular de los sacramentos es que son indelebles, es
decir, que no se pueden borrar. Dicho en otras palabras, el sacramento que se
ha recibido es una gracia que queda permanentemente en nosotros, lo que no
significa que nuestras acciones sean siempre en conformidad con ella, sino que
están permanentemente en nosotros apuntando hacia nuestra verdadera
vocación de hijos de Dios.
3. SACRAMENTOS DE INICIACIÓN
Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana. "La participación en la
naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene
cierta analogía con el origen, el crecimiento y el centro de la vida natural.
EL BAUTISMO:
El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana y la puerta que abre el acceso a
otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos
de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos
partícipes de su misión.
LA CONFIRMACIÓN:
El Sacramento de la Confirmación nos une más íntimamente a la Iglesia y nos enriquece
con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma, nos comprometemos mucho
más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con nuestras palabras
y nuestras obras.
LA EUCARISTÍA:
La Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos, como
también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la
Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua. (...) Por la celebración
eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será
todo en todos
4. SACRAMENTOS DE CURACIÓN
Jesús mismo quiso que la Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de
curación y salvación de los hombres, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad
de los dos sacramentos de curación, del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los
enfermos.
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN:
El pecado es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la comunión con Él. Al mismo
tiempo, atenta contra la comunión con la Iglesia.
Por eso la conversión implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la
Iglesia, que es lo que expresa y celebra litúrgicamente el sacramento de la penitencia y la
reconciliación. (CIC 1440) El sacramento de la Reconciliación está constituido por el
conjunto de tres actos realizados por el penitente y la absolución del sacerdote. Los actos
del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al
sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS:
El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al
cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o vejez
.Es un acto de reconciliación y aceptación de la voluntad de Dios, ponerse en sus
manos y esperar confiados en su voluntad, uniendo nuestro dolor y nuestro sufrimiento al
sufrimiento y al dolor de Cristo en la cruz, para ser liberados con Él en la plenitud de los
tiempos.
5. SACRAMENTOS DE SERVICIO
Los sacramentos del Orden y del Matrimonio, están ordenados a la salvación de los demás.
Contribuyen, ciertamente a la propia salvación, pero esto lo hacen mediante el servicio que
prestan a los demás. Confieren una misión particular en la Iglesia y sirven a la edificación del
Pueblo de Dios.
EL SACRAMENTO DEL ORDEN:
El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue
siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio
apostólico en su triple dimensión de santificar, enseñar y gobernar. Comprende tres grados: el
episcopado, el presbiterado y el diaconado. (cf. CIC 1536) El sacramento del Orden está al
servicio de la comunidad y de la construcción del Reino. Sólo en ella, en la comunidad, en el
servicio a ella éste ministerio logra su plenitud
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO:
La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad
de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el mismo Creador. Por su
naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de
los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de
sacramento.