Polosopuestos
En un invierno de 1992, una nueva feria en el condado abría sus puertas. Cómo era
de esperarse, todos los habitantes de él irían.
Sofía, una chica practica y noble de 18 años, asistió con sus amigos ese día para
pasar la noche divertida.
La noche era fría, pues el invierno ya había llegado y frente fríos estaban por venir,
aun así, la gente salía a disfrutar, ya que no muchas veces el invierno llega a su
condado.
Esa noche Sofía no iba con tanta emoción, ella solo iba con la intención de
acompañar a sus amigos.
Forzadamente, Sofía subió a una montaña rusa con un chico que jamás había
conocido, pues ese, el propósito del juego, unir a dos desconocidos. Durante el juego
solo hubo gritos y apretones de mano por miedo.
Esa noche Sofía conoció a Abram, un chico inteligente y firme, la magia de una
noche lo hizo conectar. Sofía y Abram se siguieron viendo día tras día, hasta la
primera, segunda y tercer cita donde los dos se volvieron algo más que almas
gemelas que se tenían mucha confianza y aprecio, abordaron una relación tan linda y
envidiable.
De un día para otro, Sofía y Abram se tuvieron que separar, pero no como pareja,
sino de distancia. Abram recibió una oportunidad al otro lado del mundo que le
cambiaría la vida por completo y no podían rechazar algo tan importante. Por
suerte Sofía entendía lo importante que era esto para Abram y lo apoyo en
cualquier decisión.
Sofía pensó en las consecuencias, pero prefirió ignorar; sin embargo, Abram no, Él
confiaba en qué todo saldría bien pase lo que pase.
Mientras Abram estaba en su estancia al otro lado del mundo, se comunicaba con
Sofía por teléfono de cable que funcionaban con monedas y en veces eran cartas. La
relación abordaba bien a pesar de estar distanciados.

Al finalizar las llamadas Sofía se acostaba en su cama y no podía dormir, mirando al
techo y pensaba como sería cuando los dos se volviera a ver, con tanta emoción ella
elaboró una lista y la guardo en un cofre con llave.
Por otro lado, Abram no podía dormir, pues él viajó para estudiar y eso desgastaba
su energía del día.
Pasaban días y Abram no contestaba las llamadas de Sofía, no por qué no quería si
no por qué no quería preocuparla, pero aun así, su silencio y ausencia lo delataba,
aun estando lejos.
Los días pasaron a ser semanas, y de semanas a meses.

Abril de 1993

Mayo de 1993

Junio de 1993

Julio de 1993

Agosto de 1993

Una madrugada de otoño, Abram uso un teléfono de calle para dejarle un buzón de
voz a Sofía, en él decía...
-"Hola Sofía, solo pasaba a preguntar como estabas, de verdad espero que bien.
Hace semanas que he querido escuchar tu voz, pero no sé de qué manera dirigirte
una palabra sin sentirme avergonzado de mi ausencia las últimas semanas, me
gustaría saber como estas y como te va, a mí no muy bien, pero eso ya es otra
historia, por favor llámame."
Pasaron días desde que Sofía había escuchado ese buzón, no sabía qué decir, ni
siquiera sabía si en verdad quería responder ese buzón.
La noche de otoño los dos volvieron a hablar. El vacío y la soledad de sus voces se
podían percibir. De alguna manera, uno de los dos toco un punto sensible y las llevo
a un desacuerdo que no pudo solucionarse por falta de empatía y tiempo.
Pasaron los meses, invierno había llegado y Abram por fin visitaría a su familia,
aunque solo estaría por un tiempo...
Todas las actividades y atracciones de hace un año habían vuelto a abrir, hasta la
feria donde Sofía y Abram se conocieron por primera vez
Abram por fin llegó al condado, no lo miraba desde hace casi un año, miraba los
parques, restaurantes y tiendas que él había visitado con Sofía y todo se convirtió
en un Déjà vu melancólico.
De regreso a su casa, Las dos almas que conectaron en un invierno de 1992 se
miraron a los ojos, una casualidad poco creíble. Los dos se miraron a los ojos y
sonrieron, se recibieron como dos viejos amigos que se miraban después de mucho
tiempo para ocultar el arrepentimiento en su interior.
Finalmente, los dos esperaron encontrarse en la misma feria de siempre para
recordar lindos momentos que alguna vez vivieron. Ese día, se reconocieron a larga
distancia y se miraron con una sonrisa de tristeza, Subieron a todos los juegos que
se habían subido cuando su amor aún era posible.

Visitaron el mar donde vivieron lindos momentos y esa noche llegaron a una
conclusión. Se despidieron con lágrimas y dándose las gracias por tan buenos
momentos juntos.
Se dieron cuenta de que a pesar de amarse como nunca su relación no funcionaria
por el tiempo y la distancia.
Una relación no se trata de amarse infinitamente, hay detalles importantes que
nadie toma en cuenta por ser tan pequeños.
Sofía y Abram se volvieron a reencontrar 12 años después, ahora si como verdaderos
amigos que se encontraban después de tanto tiempo y sin resentimientos. Aun así,
no pudieron seguir en contacto, pues para ellos esa etapa ya había finalizado y
mantener la distancia era lo más sano.
20 años después, Sofía abrió el cofre con llave donde guardaba las fotos tomadas
años atrás.
AGC 2023