La revolución industrial trajo consigo innovaciones tecnológicas como las máquinas accionadas primero por fuerza humana y luego por energía hidráulica, y finalmente la máquina de vapor que usaba carbón como combustible. Esto permitió la mecanización de procesos, la construcción de fábricas, y la división del trabajo. Sectores como la industria textil y la siderurgia fueron pioneros en la aplicación de estas nuevas tecnologías.