El tratamiento anticoagulante oral está hoy en día ampliamente difundido en la población y en el caso de nuestro país la atención primaria juega un papel relevante en su control. Los anticoagulantes orales directos surgen en la década pasada como alternativa a los antagonistas de la vitamina K en distintos escenarios clínicos, siendo los más explorados la fibrilación auricular y la enfermedad tromboembólica venosa. Su principal ventaja es que no requieren de monitorización sistémica ni interaccionan con muchos menos fármacos.