1) El documento habla sobre el significado de la conciencia como el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y su entorno.
2) Explica que la conciencia se forma a través de la reflexión sobre las decisiones que tomamos y cómo estas afectan a otros.
3) Detalla algunos elementos que componen la conciencia moral como juicios racionales, sentimientos morales y la voluntad de actuar.
1. Vocablo:El término conciencia proviene del latín conscientia y significa
literalmente “con conocimiento”. En su acepción general, se define como el
conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno. El entorno que
rodea al ser humano es amplio y muy complejo, pues somos parte de una
sociedad en la que intervienen muchos factores, así que en este primer artículo se
abordarán de una manera muy general.
En donde quiera escuchamos la palabra “concientizar”, hacer conciencia;
concientizar a la gente de la importancia de cuidar de nuestro medio ambiente, no
tirar basura en las calles o de no talar árboles a diestra y siniestra, concientizar a
las mujeres sobre la conveniencia de realizarse periódicamente la exploración de
senos y el Papanicolaou, concientizar a las personas de lo indispensable que
resulta utilizar condón durante las relaciones sexuales, concientizar a todo el
mundo de un sinfín de temas que requieren de toda nuestra atención.
De pronto, al abrir nuestro correo electrónico nos encontramos con muchos
mensajes que tienen ese propósito. Algunos de éstos son desgarradores: una
joven de 24 años en fase terminal por Sida; una adolescentecon quemaduras de
tercer grado resultantes de un choque automovilístico contra un sujeto que
conducía en estado de ebriedad; un señor que perdió a su esposa y a su hija
víctimas del cáncer de seno; un país devastado por el tsunami; un grupo de
personas cazando focas; y así la lista resulta enorme.
Sin embargo, pocos de estos mensajes cumplen con su objetivo: concientizar. Tal
vez porque el ser humano prefiere ver la realidad a través de un cristal de color de
rosa, para que ésta no le asuste; probablemente porque se percibe de una manera
virtual y, por lo tanto, irreal; quizás porque los lectores de esta clase de correos
piensan que eso no les sucederá a ellos; posiblemente porque la mayoría de la
gente está tan preocupada por sus propios problemas que no le encuentra caso
también hacerlo por los de los demás, o acaso porque no nos tomamos la molestia
y el tiempo de reflexionar sobre el asunto.
2. Ser conscientes significa conocer mediante la reflexión. ¿Cómo hacer que alguien
reflexione sobre cada uno de estos temas?
Desde mi punto de vista, creo que depende básicamente de dos cosas. En primer
lugar, debemos sabernos y sentirnosparte de. Somos seres humanos que vivimos
en una sociedad, que dependemos unos de otros, que nos alimentamos –y muchas
veces, vestimos- de lo que obtenemos de la naturaleza. Y en segundo término,
debemos tener claro que las decisiones que tomamos, además de afectarnos
directamente a nosotros mismos, también dañan o benefician a otros.
Si partimos del supuesto de que todos poseemos el instinto de supervivencia,
entonces es lógico pensar que no será difícil que tal reflexión y análisis se dé en
mayor o menor medida en quienes lo tengamos; pues para sobrevivir en este
mundo que poco a poco vamos destruyendo, tenemos que amarlo, de la misma
manera que nos amamos a nosotros mismos.
Así pues, hagamos conciencia de que para sobrevivir debemos cuidarnos a
nosotros mismos y a nuestro entorno. ¿Cómo? Hay mil maneras. Comencemos con
las más sencillas: aliméntate sanamente, acude a tus revisiones médicas, deposita
la basura en su lugar, usa condón, vacuna a tus hijos, entérate de lo que sucede a
tu alrededor, planta un árbol, cumple con tus deberes cívicos, reflexiona tu voto,
sé respetuoso, toma medidas de seguridad básicas, etc.
DINAMISMO Y FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA
1. Introducción
La referencia a la conciencia es algo habitual en el hombre. Y puede ser que si nos
preguntan: ¿qué entiendes por conciencia?, la respuesta sea que la conciencia es
aquel hábito que determina la bondad o la malicia de los actos. ¿Eso es así? ¿Es la
conciencia la única norma moral? La conciencia, ¿crea la bondad o la malicia de
nuestras acciones o, por el contrario, se adecua a una norma objetiva? Vamos a
intentar resolver estos interrogantes tan fundamentales para la vida del hombre,
pues de ellos depende, en gran parte, su salvación eterna.
Sin embargo, no podemos pensar que vamos a abordar el tema en toda su
profundidad pues para ello haría falta tratar de la existencia de Dios y de su
Providencia, de la existencia de una realidad y de un orden objetivo; de la verdad
y de la divinidad de la religión católica; de la filosofía de la educación, etcétera.
3. No obstante, abordaremos dos temas: la formación y la conciencia, para
posteriormente estudiar la formación de la conciencia y de ahí sacar unas
consecuencias prácticas para dicha formación.
Para determinar la noción de la conciencia moral, acudiremos una vez más a
nuestra propia experiencia.
a) Es un hecho que nadie de nosotros juzga las acciones de un vegetal o de un
animal irracional como acciones morales o inmorales. Sólo un ser humano es
sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por tanto, concluir que "la
conciencia moral es una función de la persona humana".
b) La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una determinada
conducta moral y que otras se conducen de forma inmoral. En consecuencia "la
conciencia moral no es algo añadido a la persona, sino que es la misma persona, el
sujeto de la conducta moral". "La conciencia moral es una realidad dinámica que
capacita al hombre para captar y vivir los valores morales". Su desarrollo y
perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la personalidad de cada
hombre.
2. Formación
a) Formación y verdad
La formación ayuda al hombre al conocimiento de la verdad y a la vivencia de su
libertad. Esta afirmación no se refiere a las grandes verdades --científicas,
filosóficas, etc.-- sino a la necesidad de tener criterio sobre cualquier materia ética,
de trabajos manuales, etc.
Pero, ¿qué es la verdad? La verdad, según Santo Tomás, es la adecuación del
intelecto con la cosa conocida. Por lo tanto, la formación debe ir encaminada a que
el hombre acierte lo máximo posible en esas adecuaciones con la realidad. Por ello,
diremos que uno está formado en la medida en que se desenvuelve con acierto;
concretamente, si sabe distinguir perfectamente, sin error, lo bueno de lo malo.
b) Verdad y libertad
Nuestra posibilidad de ser libres es fruto de nuestra capacidad de conocerla
verdad. Porque «la libertad no es la libertad de hacer cualquier cosa, sino que es
libertad para el Bien, en el cual solamente reside la felicidad. De este modo el Bien
es su objetivo. Por consiguiente el hombre se hace libre cuando llega al
conocimiento de lo verdadero, y esto --prescindiendo de otras fuerzas-- guía su
voluntad» (1). Por eso, «la madurez y responsabilidad de estos juicios --y, en
definitiva, del hombre, que es su sujeto-- se demuestran no con la liberación de la
conciencia de la verdad objetiva, en favor de una presunta autonomía de las
4. propias decisiones, sino, al contrario, con una apremiante búsqueda de la verdad y
con dejarse guiar por ella en el obrar (2).
Si nuestro conocimiento sobre lo que debemos hacer es falso, si nos hemos
equivocado, es indudable que nuestro obrar no es libre («La verdad os hará
libres»: Jn 8, 32). Decidir en el error es degradarse, actuar coaccionado por unos
datos falsos que nos llevarán a tomar una decisión forzada.
En cambio, la verdadera formación no aliena, no priva de libertad, sino que es
dadora de libertad. Por eso promoverá el amor a la verdad, a la libertad, a la
responsabilidad, al conocimiento claro y profundo de los hechos.
c) Derecho a la verdad
Decimos que el hombre puede alcanzar la verdad, pero a veces falla en el intento;
pues para alcanzar la verdad, a veces el itinerario es largo, laborioso, con
dificultades, con apasionamientos..., y es posible el error. Esa es una limitación
radical del hombre que no puede ser ignorada. Por eso, decimos que el hombre es
sociable, es decir, necesita de los demás para llegar a ser lo que puede ser, tanto
en el plano biológico, como científico y religioso. Y como es una necesidad, es un
derecho que tiene todo hombre a recibir ayuda de los otros. Y eso no es cosa
distinta de la formación: ayudar a los demás a encontrar la verdad.
La formación en el terreno religioso será el soporte seguro para que conociendo la
Verdad y viviendo la Libertad, lleguemos al Amor. Por eso, ha dicho un reciente
documento de la Iglesia que «la apertura a la plenitud de la verdad se impone a la
conciencia moral del hombre, el cual debe buscarla y estar dispuesto a acogerla
cuando se le presente (3).
Para esta tarea exhorta el Concilio Vaticano II «a todos, pero especialmente a los
que se cuidan de la educación de otros, a que se esmeren en formar hombres que,
acatando el orden moral, obedezcan a la autoridad legítima y sean amantes de la
genuina libertad; hombres que juzguen las cosas con criterio propio a la luz de la
verdad, que ordenen sus actividades con sentido de responsabilidad y que se
esfuercen por secundar todo lo verdadero y lo justo, asociándose gustosamente
con los demás» (4).
3. Elementos constitutivos de la conciencia moral
a)Elementos racionales que concurren la formación de los juicios.
Los juicios son formulados antes y después del acto moral. Los juicios previos al
acto moral establecen los principios. Por ejemplo: Hay que hacer el bien y evitar el
mal.
5. En otras palabras, se juzga que, si tal acto es bueno, debe ser realizado; si es
malo, debe ser evitado.
Los juicios después del acto. Una vez realizado el acto, la conciencia lo acepta si
fue bueno y lo rechaza en el caso de que haya sido malo. La conciencia juzga
también si el acto fue digno de recompensa o de castigo. Si fue malo se pronuncia
sobre la obligación de reparar los males causados.
b)Los sentimientos morales antes del acto.
El hombre naturalmente tiene la tendencia de hacer el bien y evitar el mal.
Experimenta, a la vez, respeto al deber, y por ende, aprecia la conducta buena y
menosprecia la conducta mala.
Los sentimientos morales después del acto. El deber cumplido produce en el
hombre alegría. Al no cumplir con su deber, el hombre suele llenarse de tristeza y,
a veces, de vergüenza o remordimiento por el mal causado.
c)Los elementos activos.
Son actos de la voluntad. Una vez que la inteligencia ha concebido el objetivo, la
voluntad elige los medios necesarios para alcanzarlo y, finalmente, busca su
ejecución.
4. La ley de Dios y la obligación de seguir la conciencia
a)Conciencia moral
La conciencia moral ordena a la persona, «en el momento oportuno, practicar el
bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son
buenas y denunciando las que son malas (CfrRom 1,32» (5); es decir, la
posibilidad de ver nuestros propios actos en relación con los planes de Dios.
Al hablar de algo bueno o malo lo hacemos siempre por referencia a un «patrón».
Pero ¿es la misma conciencia? o ¿es algo objetivo? Lo veremos a continuación,
pero podemos adelantar que la norma suprema de conducta es la ley divina. La
conciencia sólo descubre si sus acciones encajan con lo que Dios quiere. En
consecuencia la conciencia es norma próxima (subjetiva, personal, inmediata) de
moralidad, pero la norma suprema (objetiva) es la ley de Dios.
5. Clases de conciencia
Por razón del asentimiento que prestamos a lo que la conciencia nos dicta ésta se
divide en cierta, probable y dudosa, según el grado de seguridad que se tenga. Se
debe seguir la conciencia cierta; en algunos casos la probable, pero nunca la
dudosa; hay que salir antes de la duda.
6. No es lo mismo estar seguro de algo que dar en el clavo. La primera es la
conciencia cierta, la segunda es la conciencia verdadera. Una es la seguridad
subjetiva y la otra la objetiva. Pues bien, no basta con «estar seguro» (conciencia
cierta), además hay que actuar con la ley (conciencia verdadera).
Limitarse a una seguridad personal es ponerse en lugar de Dios, que es el único
queno se equivoca. Por ese camino se acaba confundiendo lo espontáneo con lo
objetivamente bueno. En cambio, «fruto de la recta conciencia es, ante todo, el
llamar por su nombre al bien y al mal (6).
Por la limitación humana puede ocurrir que un hombre esté cierto de algo que no
sea verdadero. Por eso mismo, no es el ideal tener meramente una conciencia
moral cierta: hay que tender a tener, además, una conciencia recta o verdadera.
La conciencia, «para ser norma válida del actuar humano tiene que ser recta, es
decir, verdadera y segura de sí misma, y no dudosa ni culpablemente errónea (7).
Una persona que actúe contra su conciencia, peca; pero también peca por no
ajustar deliberadamente sus dictámenes a la ley de Dios que es la norma suprema
de actuación. «El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos
recibidos de otros, la servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal
entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de
su enseñanza, la falta de conversión y caridad pueden conducir a desviaciones del
juicio en la conducta moral» (CEC, 1792).
6. Formación de la conciencia
Revelación y Magisterio eclesiástico
Los hombres, para conocer nuestro destino sobrenatural y los medios para
alcanzarlo, necesitamos de la Revelación. En este sentido, no somos «espontánea
y naturalmente cristianos». La palabra de Dios no sólo asegura qué una cosa
conduce al hombre a su fin natural, sino que informa también su meta
sobrenatural y todo lo que le acerca a ella. Lo objetivamente revelado confirma y
corrobora, además, las disposiciones sembradas por el Espíritu Santo en el alma
que está en gracia.
Pues bien, como decía Pío XII, la moral cristiana hay que buscarla «en la ley del
Creador impresa en el corazón de cada uno y en la Revelación, es decir, en el
conjunto de las verdades y de los preceptos enseñados por el Divino Maestro.
Todo esto --así la ley escrita en el corazón, o la ley natural, como las verdades y
preceptos de la revelación sobrenatural-- lo ha dejado Jesús Redentor como tesoro
7. moral a la humanidad, en manos de su Iglesia, de suerte que ésta lo predique a
todas las criaturas, lo explique y lo transmita, de generación en generación, intacto
y libre de toda contaminación y error (8).
La Iglesia, pues, a través de su Magisterio ordinario y extraordinario es la
depositaria y maestra de la verdad revelada. De ahí que «los cristianos, en la
formación de su conciencia, deben prestar diligente atención a la doctrina sagrada
y cierta de la Iglesia (9).
Difícilmente podría hablarse de rectitud moral de una persona que desoiga o
desprecie el Magisterio eclesiástico: «el que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que
a vosotros desprecia, a Mí me desprecia; y el que me desprecia, desprecia al que
me envió» (Lc 10,16).
Por tanto, para un cristiano, sí no hay unión con la Jerarquía --con el Papa y con el
Colegio Episcopal en comunión con el Papa--, no hay posibilidad de unión con
Cristo. Ésta es la fe cristiana, y cualquier otra posibilidad queda al margen de la fe.
Y no sólo cuando es Magisterio extraordinario, o bien ordinario y universal, sino
también cuando es auténtico: «la mayor parte de las veces lo que se propone e
inculca en las Encíclicas pertenece por otras razones al patrimonio de la doctrina
católica. Y si los Sumos Pontífices pronuncian de propósito una sentencia en
materia disputada, es evidente que según la intención de los mismos Pontífices,
esa cuestión no puede considerarse ya como de libre discusión entre los
teólogos»(10).
Será, pues, el Magisterio eclesiástico la fuente fundamental para la formación de la
conciencia. Como recordaba Juan Pablo II: «Entre los medios que el amor redentor
de Cristo ha dispuesto para evitar este peligro de error [hace referencia a la
conciencia venciblemente errónea], se encuentra el Magisterio de la Iglesia: en su
nombre, posee una verdadera y propia autoridad de enseñanza. Por tanto, no se
puede decir que un fiel ha realizado una diligente búsqueda de la verdad, si no
tiene en cuenta lo que el Magisterio enseña; si, equiparándolo a cualquier otra
fuente de conocimiento, él se constituye en su juez; si, en la duda, sigue más bien
su propiaopinión o la de los teólogos, prefiriéndola a la enseñanza cierta del
Magisterio»(11). Pero ¿cómo encaja esta afirmación con la libertad religiosa
proclamada por el Concilio Vaticano II? Vamos a verlo.
7. Medios para formar rectamente la conciencia
Hemos llegado al punto en que podemos explicitar las normas y medios para la
formación de una conciencia recta o verdadera. Sin embargo, esas normas o
medios no los podemos ver como una concesión de nuestra parte «porque no
8. queda más remedio». No es la formación un meterse entre carriles que nos llevan
a donde no queremos ir, sino medios que nos llevan a la Verdad y al Amor.
Si no actuamos así es que no tenemos deseos de formarnos. Y la queja de Cristo
tiene que ser un revulsivo para nosotros, pues como Él mismo dice se debe a la
libre negativa del hombre: « ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis
sufrir mi doctrina» (Jn 8, 43).
También hay que tener en cuenta que puede costar no pocos sacrificios seguir una
conciencia rectamente formada, pues no olvidemos que una vida cristiana, llevada
hasta sus últimas consecuencias, no puede excluir la cruz: «el que quiera venir en
pos de Mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame» (Mt 16,24.).
Por último, al formar la conciencia, no se puede caer en el encasillamiento interior,
pero tampoco en la ignorancia o desprecio de las normas de la Iglesia. Una buena
educación estarátan lejos del escrúpulo como de la «manga ancha». Es preciso
tener las ideas muy claras y que luego las aplique cada uno a su manera con
libertad y responsabilidad personales.
a) Apoyarse en los demás.
El apoyo en los demás deberá partir de la humildad de quien se sabe no
autosuficiente, sino necesitado. Esa ayuda podrá verificarse de muchos modos
complementarios entre sí: a través de la dirección espiritual, de la confesión, de un
amigo que nos da un determinado consejo, de unas clases que amplíen los
conocimientos doctrinales, de un buen libro, etc.
«Conviene que conozcas esta doctrina segura: el espíritu propio es mal consejero,
mal piloto, para dirigir el alma en las borrascas y tempestades, entre los escollos
de la vida interior.
»Por eso es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro, para
que, con su luz y conocimiento nos conduzca a puerto seguro»(12).
Habría que volver a recordar la importancia de la sinceridad al hablar de dirección
espiritual, y sería bueno recordar que siendo sinceros con nosotros mismos, no
será difícil --aunque cueste-- serlo con el director, porque a la dirección espiritual o
se va con absoluta sinceridad o no se va: la comedia no tendría sentido.
La confesión es la culminación de la dirección espiritual, por la cual Dios nos da su
gracia para vencer en la lucha diaria. La confesión nos perdona los pecados y nos
consigue unaconciencia recta porque consagra y diviniza nuestro deseo de
rectificar. «En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar
la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a
9. progresar en la vida del Espíritu» (CEC, 1458).
b) Formación a través de la lectura
Es obvio que si la Iglesia es la depositaria e intérprete auténtica de la verdad
revelada, nuestro primer medio de formación será el estudio de los documentos
del Magisterio, y de otros libros con buena doctrina, avalados por la autoridad
eclesiástica competente. Y entre éstos, no estará de más que repasemos, de vez
en cuando, las verdades fundamentales de nuestra fe, contenidas en el Catecismo
de la Iglesia Católica.
Al hablar de la lectura de libros --tan necesaria--, no es superfluo considerar que
es necesario un buen asesoramiento antes de leer un libro, para que ese libro
ayude efectivamente a iluminar la conciencia y no a oscurecerla. Terminamos con
unas palabras tremendamente actuales sobre esta necesidad de formación: «La
enseñanza de la religión ha de ser libre, aunque el cristiano sabe que, si quiere ser
coherente con su fe, tiene obligación grave de formarse bien en ese terreno, que
ha de poseer --por tanto-- una cultura religiosa: doctrina, para poder vivir de ella y
para poder ser testimonio de Cristo con el ejemplo y con la palabra»(13).
8. La educación y la moral
El objetivo fundamental de la educación consiste en la formación de la conciencia
moral del hombre, para que este intuya los valores éticos fundamentales tales
como:
• El amor a la verdad
• El apego a la sobriedad y a la lealtad.
• La dedicación y la responsabilidad al trabajo.
• El interés a la justicia y al bien común.
• La aversión hacia la venganza, el odio, la hipocresía, la avaricia, el egoísmo y la
cobardía.
La educación ha de procurar conducir a los jóvenes hacia la reflexión científica
sobre los grandes problemas y misterios de las cosas, de la vida y del cosmos, a
fin de proporcionar vivencias más profundas. Esto llevará hacia una formación de
una cultura general que lleve a la comprensión de nuestra cultura nacional, así
como también a la comprensión de otras culturas distintas a la nuestra.
Esta cultura general hará que el individuo se sienta, "ciudadano del mundo",
mediante la comprensión que obtiene de las formas de vida y manifestaciones
10. culturales de otros pueblos. De este modo, contribuirá a que haya mayor
tolerancia para con otros pueblos, otras costumbres y otros valores.
a) Ética profesional de la abogacía
Se ha cuestionado la posibilidad de señalar principios éticos y normas morales para
el ejercicio de una profesión que es realizada por un hombre adulto, ya formado,
que tiene su propia concepción de la vida, de la sociedad y por tanto de la
profesión.
Pero lo que se pretende es formular pautas específicasque regulen el correcto
desempeño de cualquier profesión. En lo que se relaciona con la profesión de
abogado se establecen tres clases de deberes: con el cliente, con la autoridad y
con el adversario.
b) Deberes del abogado con el cliente.
Los deberes del abogado con el cliente pueden sintetizarse así: lealtad e
independencia.
La lealtad obliga al abogado el cumplimiento de los siguientes deberes: decirle la
verdad, hacerle conocer el alcance del problema mantenerlo informado sobre el
avance del proceso, demostrar interés por la causa, actuar con agilidad, instruir al
cliente sobre lo que debe hacer o decir, presentar toda la prueba posible, no
transigir ni renunciar derechos sin el expreso consentimiento del cliente, etc.
La independencia del abogado le obliga a no ser partícipe de los intereses en
conflicto y por eso no es conveniente el pacto de cuota- litis así como la aceptación
del mandato, porque el primero convierte al abogado interesado en la cuota-litis,
y, el segundo le hace también litigante, haciendo proclive a que el proceso se
revista de pasión y encono.
c) Deberes del abogado con la autoridad.
Los deberes del abogado con la Autoridad los resumimos así:
a.Respeto a la magistratura.- La Autoridad, el juez o tribunal son dignos de
todo respeto por la investidura y función que ejerce independientemente de la
persona.
b.Verdadpara la justicia y fe en la justicia.- El abogado debe hacer del
proceso una síntesis de la verdad descubierta con la investigación a fin de que el
Juez pueda tener seguridad de "administrar justicia". El abogado tiene que
demostrar su fe en la justicia y en el ejercicio de la profesión frente a la autoridad.
11. c.Independencia.- La independencia del abogado en el ejercicio del derecho le
permite actuar con responsabilidad, con sensibilidad, con sentimiento altruista, con
desinterés, con delicadeza y con modestia.
CONCLUSIONES
Por lo que llevamos dicho podemos concluir que es necesaria la formación y
especialmente acuciante para un hombre de fe que quiere conocer mejor a Dios, y
se da cuenta de que «la religión es la mayor rebelión del hombre que no quiere
vivir como una bestia, que no se conforma --que no se aquieta-- si no trata y
conoce al Creador»; por eso verá que «el estudio de la religión es una necesidad
fundamental» y que «un hombre que carezca de formación religiosa no está
completamente formado»(14). Por eso recalca el Catecismo que «hay que formar
la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y
veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por
la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres
humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su
propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas» (CEC, 1783).
En cualquier materia intentamos alcanzar el mayor número de conocimientos para
ser doctos en aquel saber. Y si no los alcanzamos, evitamos hablar del tema por
indoctos. Pero, ¿sucede lo mismo con los temas relativos a la fe ya la moral?
Muchas veces se pontifica sobre lo que se ignora. Por todo ello, «la conciencia
tiene necesidad de formación. Una educación de la conciencia es necesaria, como
es necesario para todo hombre ir creciendo interiormente, puesto que su vida se
realiza en un marco exterior demasiado complejo y exigente» (15). Añade el
Catecismo que «la educación de la conciencia es tarea de toda la vida (...)
garantiza la libertad y engendra la paz del corazón» (CEC, 1784).
Por ello, la formación de la conciencia seguirá reglas parecidas a las de toda
formación. Sin embargo, a la hora de aplicarlas, no podemos olvidar un dato
importantísimo: lo que pretendemos al formar la conciencia no es simplemente
alcanzar una habilidad o desarrollar una facultad, sino conseguir nuestro destino
eterno. Esto nos lleva a ver unos cuantos presupuestos básicos de la formación de
la conciencia.
BIBLIOGRAFÍA
Licdo. Víctor Valverde Aragundi
Psicólogo Educativo –Periodista
Guayaquil-Ecuador
De "Lecciones de Ética" de Bruno Rychlowski
12. LA CONCIENCIA DE MI MISMO
La conciencia de sí mismo
La conciencia de sí mismo es un proceso que se inicia desde los primeros días de
vida, y se constituye en una de las experiencias más importantes de la existencia.
Implica “darse cuenta” de quién soy, cómo soy y de mi entorno. Es la
capacidad de conocer mis carencias, mis capacidades, mis valores, mis esperanzas,
mis emociones, mis pensamientos, mis actitudes. Es la capacidad de conocer mis
carencias, mis capacidades, mis valores, mis esperanzas, mis emociones, mis
pensamientos, mis actitudes. La capacidad de tener conciencia de uno mismo,
permite la aceptación de sí mismo. Al mismo tiempo otorga conciencia de lo que el
individuo debe hacer y de sus responsabilidades, de la capacidad de crear, cumplir
normas de conducta y organización de su contexto; en resumen, de hacerse cargo
de su propia vida.
La conciencia de sí mismo es una travesía pausada y compleja, considerando que
círculos no cerrados, desconfianzas, debilidades, miedos, convertidos en
alteraciones de la personalidad, empañan la capacidad de darnos cuenta.
Autorregulación
Como hemos visto, los principales modelos de Inteligencia Emocional dan mucha
importancia a la regulación de las propias emociones. De hecho, se trata de la
piedra angular del concepto, ya que de nada sirve reconocer nuestras propias
emociones si no podemos manejarlas de forma adaptativa.
La autorregulación emocional se englobaría dentro de lo que sería el proceso
general de autorregulación psicológica, el cual es un mecanismo del ser humano
que le permite mantener constante el balance psicológico. Para ello necesita de un
sistema de feedback de control que le permita mantener el estatus en relación a
una señal de control.
Bonano (2001) expone un modelo de autorregulación emocional que se centra en
el control, anticipación y exploración de la homeostasis emocional. La homeostasis
emocional se conceptualizaría en términos de metas de referencia pertenecientes a
frecuencias, intensidades o duraciones ideales de canales experienciales,
expresivos o fisiológicos de respuestas emocionales.
En este sentido, Vallés y Vallés (2003) señalan que puesto que las emociones
tienen tres niveles de expresión (conductual, cognitivo y psicofisiológico) la
regulación del comportamiento emocional afectará a estos tres sistemas de
respuesta.
13. Por tanto, la autorregulación emocional no sería sino un sistema de control que
supervisaría que nuestra experiencia emocional se ajustase a nuestras metas de
referencia.
2.1. Modelo Secuencial de Autorregulación Emocional.
Este modelo propuesto por Bonano (2001) señala tres categorías generales de
actividad autorregulatoria:
1) Regulación de Control: Se refiere a comportamientos automáticos e
instrumentales dirigidos a la inmediata regulación de respuestas emocionales que
ya habían sido instigadas. Dentro de esta categoría se incluyen los siguientes
mecanismos: disociación emocional, supresión emocional, expresión emocional y la
risa.
2) Regulación Anticipatoria: Si la homeostasis está satisfecha en el momento,
el siguiente paso es anticipar los futuros desafíos, las necesidades de control que
se puedan presentar. Dentro de esta categoría se utilizarían los siguientes
mecanismos: expresión emocional, la risa, evitar o buscar personas, sitios o
situaciones, adquirir nuevas habilidades, revaloración, escribir o hablar acerca de
sucesos angustiosos.
3) Regulación Exploratoria: En el caso que no tengamos necesidades
inmediatas o pendientes podemos involucrarnos en actividades exploratorias que
nos permitan adquirir nuevas habilidades o recursos para mantener nuestra
homeostasis emocional. Algunas de estas actividades pueden ser: entretenimiento,
actividades, escribir sobre emociones.
2.2. Modelo Autorregulatorio de las Experiencias Emocionales.
La idea principal de la que parten Higgins, Grant y Shah (1999) es que las
personas prefieren algunos estados más que otros y que la autorregulación
permite la ocurrencia de los estados preferidos más que de los no preferidos.
Igualmente señalan que el tipo de placer y el tipo de malestar que la gente
experimenta depende de qué tipo de autorregulación este funcionando.
Estos autores señalan tres principios fundamentales implicados en la
autorregulación emocional:
1) Anticipación regulatoria: Basándose en la experiencia previa, la gente puede
anticipar el placer o malestar futuro. De esta forma, imaginar un suceso placentero
futuro producirá una motivación de acercamiento, mientras que imaginar un
malestar futuro producirá una motivación de evitación.
14. 2)Referencia regulatoria: Ante una misma situación, se puede adoptar un
punto de referencia positivo o negativo. Por ejemplo, si dos personas desean
casarse, una de ella puede anticipar el placer que significaría estar casados,
mientras que la otra persona podría imaginar el malestar que les produciría no
casarse. Por tanto la motivación sería la misma, pero una de ellas estaría movida
por un punto de referencia positivo y la otra por un punto de vista negativo.
3)Enfoque regulatorio: Los autores hacen una distinción entre un enfoque de
promoción y un enfoque de prevención. Por tanto se distingue entre dos diferentes
tipo de estados finales deseados: aspiraciones y autorrealizaciones (promoción) vs
responsabilidades y seguridades (prevención).
Automotivación Autoestima.
Su nombre lo dice es auto-estimarse, valorarse a sí mismo, quererse y darse el
valor más importante a sí mismo por el simple hecho de estar vivo, de ser un ser
humano, con sus virtudes y defectos, sus aciertos y desaciertos, aceptarse tal cual
es, con sus limitaciones y con todos sus emociones, sentimientos, pensamientos y
deseos; así como estimarse físicamente, su cuerpo su vestir, su andar en una
palabra AMARSE ASI MISMO.
La autoestima empieza a forjarse muy tempranamente en la vida incluso desde el
vientre de la madre cuando el futuro ser humano es concebido, cuando recibe las
palabras de afecto y aprecio de la madre, padre, de los familiares y el deseo y la
alegría que estos le trasmiten por su llegada a este mundo. Así se forma la
autoestima, pero si es un niño no deseado, si es producto de un "descuido", eso
también lo percibirá desde ya su corta formación (embrión y/o feto) y entonces se
va generando un auto-rechazo, y se aleja de la autoestima.
Automotivación.
Lo mismo que para autoestima, aquí nadie te va a motivar a nada, te pueden
invitar a hacer algo, pero si tú mismo no te motivas no pasa nada, y si haces las
cosas por obligación o porqueasí te dijeron pues no las disfrutaras
y seránmediocres.
Empatía
Definiciones:
1: Habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de
otros, lo que genera sentimientos de simpatía comprensión y ternura.
15. 2: Capacidad o proceso de penetrar profundamente, a través de la imaginación,
dentro de los sentimientos y motivos del otro “ponerse en los zapatos del otro” ser
empáticos es el ser capaces de “leer” emocionalmente a las personas.
La empatía se divide en dos:
Empatía cognitiva: Constituye una comprensión del estado interno de otra
persona.
Empatía emocional: Involucra una relación emocional por parte del individuo
que observa las experiencias de otros y se coloca en el lugar del mismo.
Las 'habilidades sociales' son un conjunto de conductas, asociadas a los animales,
puestas de manifiesto en las relaciones con otros seres de la misma especie. En el
caso de las personas, éstas dotan a la persona que las posee de una mayor
capacidad para lograr los objetivos que pretende, manteniendo su autoestima sin
dañar la de las personas que la rodean.
Estas conductas se basan fundamentalmente en el dominio de las habilidades de
comunicación y requieren de un buen autocontrol emocional por parte del
individuo.
En muchas enfermedades mentales el área de las habilidades sociales es una de
las más afectadas, por lo que su trabajo en la rehabilitación psicosocial es
importantísimo.
Además las habilidades sociales son parte de la formación del individuo desde su
infancia hasta su muerte. Las habilidades sociales se forman desde el hogar e
influye la escuela. Hay diferentes tipos de habilidades sociales, éstas son
herramientas que nos sirven en la vida cotidiana para relacionarnos con los demás.
Entre los diferentes tipos de habilidades sociales que se pueden entrenar existe la
asertividad, la empatía (ponerse en el lugar del otro), la comunicación no verbal, la
planificación, el establecer metas y objetivos, la resolución de problemas... Las
habilidades sociales son estrategias aprendidas de forma natural. Existen varias
teorías al respecto, destacando la Teoría del Aprendizaje Social y la Psicología
social industrial de Argyle y Kendon. La Teoría del Aprendizaje Social está basada
en los principios del condicionamiento operante desarrollado por Skinner (1938).
Skinner parte de que la conducta está regulada por las consecuencias del medio en
el que se desarrolla dicho comportamiento.
El esquema de cómo aprendemos según este modelo es el siguiente: ESTÍMULO---
-RESPUESTA-----CONSECUENCIA (positiva o negativa) En base a este esquema,
16. nuestra conducta está en función de unos antecedentes y unas consecuencias que
si son positivas, refuerzan nuestro comportamiento. Las habilidades sociales se
adquieren mediante reforzamiento positivo y directo de las habilidades. También
se adquieren mediante aprendizaje vicario u observacional, mediante
retroalimentación interpersonal y mediante el desarrollo de expectativas cognitivas
respecto a las situaciones interpersonales.
Según el Profesor IdobNocnir, entiende la habilidad social como una predisposición
a saber poder renunciar a los objetivos personales, para el logro de metas más
amplias y abarcativas. Define al individuo como un Ser envuelto por una
membrana o burbuja bio-psicosocial, entendida como un espacio personal
permeable, elástico y adaptativo, que permite el intercambio con el exterior, ya
sea para nutrirse o defecar, alimento o escape según las emociones percibidas y
que, se expande o contrae posibilitando la protección del Ser. Le atribuye a la
membrana la capacidad de cambiar de color según el estado anímico. Subyace en
ella el poder envolver a otras membranas, acto que define como empatía. Por ello,
considera la finalidad de la habilidad social, como la creación y desarrollo de un
espacio inter-relacional donde los miembros que interaccionan conexionan sus
membranas, sin perder su identidad.
LA CONCIENCIA: ¿UN PRODUCTO EXTERNO O INTERNO?
Es interesante a simple vista, en que la especie humana posea el increíble don de
poderse reconocer y el aceptarse como una entidad viva, capaz de lograr una
construcción de sí mismo y como esto le afecta a su entorno. Este fenómeno que
llamaremos conciencia a originado una gran serie de interrogantes y decepciones
en sus investigaciones a lo largo de la historia, pero esto al fin de cuentas no es lo
más importante a tratarse en el presente ensayo, lo que sí es relevante resaltar es
a tratar de resolver un enigma con más influencia actualmente que a su carácter
histórico el problema de que la conciencia es o no un mecanismo biológico y si
este fenómeno es originado inter o extrasubjetivamente en el ser humano.
Desde el punto de vista de la neurociencia es posible resaltar muchas
investigaciones y teorías que de un modo u otro han intentado dar respuesta a
este interrogante, de esta manera se utilizara este enfoque para desarrollar la
hipótesis ya mencionada.
Anatomía de la representación cerebral
Basándonos pues en lo anterior es de vital importancia resaltar las estructuras
biológicas y demás entidades implicadas en dicho en el fenómeno de la conciencia.
Millones de elementos son captados en cada instante gracias a los sistemas
17. sensoriales que, funcionando como filtros, permiten el paso de sólo una fracción
del mundo externo, la parte que a lo largo de la historia evolutiva de la vida en
este planeta resultó de importanciacrucial para la supervivencia de los organismos.
Además de no corresponder a la totalidad del mundo real, este reflejo de
diferentes características de la materia es traducido por los receptores sensoriales
en señales nerviosas. Rastreando la fisiología de las diferentes vías sensoriales, se
llega a la determinación de un proceso de desintegración de las unidades
sensoriales en sus mínimos componentes. Inicialmente la información ambiental
que es percibida, excita a alguna población de receptores los cuales, en su
conexión con las terminaciones (o más apropiadamente iniciaciones) nerviosas,
traducen tal información en actividad nerviosa, que en la forma de una
modificación local de las acumulaciones iónicas transmembrana de Na+ y K+. Esta
modificación avanza a lo largo del axón a velocidades entre los 20 y los 120 ms/sg
(cárdenas, 2003) y culmina con la liberación de substancias transmisoras (de las
primeras neuronas que acogieron dicho estimulo), las cuales a su vez actúan como
un nuevo estímulo para las células nerviosas llamadas neuronas u otras células
sobre las que establecen contacto. Este proceso, en el caso de dichos sistemas
(excepción hecha del sistema olfativo), llega hasta una serie de conjuntos
neuronales o núcleos de recopilamiento llamado tálamo.
(1)Los términos inter o extrasubjetivamente hacen referencia a que el primero se
manifiesta al interior del sujeto, en cambio, el segundo lo hace de manera externa.
El tálamo es esa esta parte del diencéfaloconsisten dos masas esféricas de tejido
gris, situadas dentro de la zona media del cerebro, entre los dos hemisferios
cerebrales. Este ente biológico permite el paso de los diferentes estímulos de todos
los sistemas sensoriales (excepto ya especificado el del sistema olfativo) hacia la
corteza cerebral que es el organismo el cual codifica dicha información como una
especie de ordenador, esta se encuentra formada por millones de neuronas que
comunicadas sinápticamente sirven para dar una respuesta ya sea simple o
compuesta, donde la respuesta simple es un acto reflejo como al piquete de un
zancudo la respuesta es rascarnos, y la respuesta compuesta es una expresión
emocional (Damasio, 1996). A través de toda la evolución parecieron tres formas
de corteza, las cuales les permitió a los animales adaptarse y sobrevivir al medio al
cual estaban expuestos, primeramente apareció la arquicorteza en donde se
incluye el hipocampo que forma parte del sistema limbico², luego
filogenéticamente hablando surge la paleocorteza o corteza olfativa, la cual está
enfocada en la codificación de los estímulos olfativos y la ultima y por ente la más
reciente es la neocorteza (que es donde se ubica el área prefrontal la cual es la
más reciente en términos filogenéticos (donde es precisamente de donde sale su
nombre neo: de nuevo(va).)
Conciencia: ¿un producto interno o externo?
18. Según lo anterior hemos plateado dos estructuras biológicas presentes en el ser
humano pero ¿qué hay de extraordinarioen estas entidades carnosas y viscosas?
Es aquí donde se entra a discutir el planteamiento originado por uno de los padres
de la neurociencia moderna, Rodolfo Llinas el cual presenta un argumento muy
importante respecto a la conciencia o “si mismo”. Llinas plantea que el “sí mismo”
no es más que un estado funcional del cerebro.
Todo empieza con que debemos interiorizar los distintos universales³ en mapas o
sistemas de coordenadas el cual mídale mundo que nos rodea, cosa que la función
cerebral la ha costado años de evolución crear y perfeccionar. En este sentido
siguiendo los trabajos de Penfield y Rasmussen(1950) en pacientes con epilepsia al
ser estimulados eléctricamente en diversas áreas de la corteza cerebral, los
pacientes dicen provocaron ciertas contracciones musculares en diferentes partes
del cuerpo , pero entonces ha de suponer que si esto es posible, existen en el
cerebro ciertos mapas que poseen la ubicación de nuestro cuerpo y que dentro de
esos mismos mapas encontramos neuronas con una función única o forma notable
de emplearse, pero dicho así, fuera cierto, ¿Cómo escucharíamos una cosa y
rigiéramos otra? Llinas aquí plantea que la respuesta es lo que él va a la
coherencia temporal.
(2)El sistema límbico Formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo,
amígdala, cuerpo calloso, septum y mesencéfalo, constituye una unidad funcional
del encéfalo. Estas estructuras están integradas en un mismo sistema que da como
resultado el control de las múltiples facetasdel comportamiento, incluyendo las
emociones, en situaciones de crisis, la memoria y los recuerdos.
(3) El término universal hace referencia a los objetos presentes en el mundo
externo.
Se dice que, la neuronas se “disparan juntas o conspiran juntas” (Llinas, 2002)
pero si las neuronas tienen una única función ¿Cómo es esto posible? Esto se debe
a que la conectividad física permitió a las células nerviosas del cerebro una
solución la llamada “interrelación” o unificación entre ellas y este proceso es el que
se define como la coherencia temporal: una combinación sincrónica de las
actividades individuales de las neuronas (Llinas, 2002). Entonces Llinas va a decir
que esta unión de las neuronas forma la realidad o más bien, la centralizan en una
sola ya que cada neurona tiene su propia realidad, pero ¿Cómo se logra la
sincronización de las neuronas? Esto se logra debido al sistema tálamo-cortical que
es el instrumento biológico para unificar tanto el mundo interno (generado por el
cerebro) como externo y es esta forma simultánea lo que llamamos el “sí mismo”
a una frecuencia eléctrica de 40 hz (Llinas, 1990; Pedro arenas, 1998; Amnizca,
1996; Steriade, 1991; Molotchnikoff y Shumikhina, 1996).
Aunque de por si este planteamiento nos da una mira muy monista del problema
19. mente-cerebro, cosa que en realidad según Llinas es incorrecto, el estado mental o
conciencia no puede ser o existir sin el cerebro, demos por valido que la respuesta
de Llinas sea cierta, pero no hay que olvidarque cuando Llinas menciona “los
universales externos se deben interiorizar en mapas espaciales, y esos mapas con
diferentes neuronas en cada región con funciones diferentes, al decir “externo”
entonces el problema no hay que llevarlo al de mente y cerebro, verdadero
problema tiene que centralizarse en que si ese medio externo es primordial a la
conciencia, es decir, si existe otro componente diferente al externo para que se
forme el “sí mismo” en este caso sería lo interno. Como Llinas plantea los
universales son la base de la subjetividad, entonces ¿el que no existan significa
que no hay subjetividad? Esto sería lo más obvio, pero en un sentido estricto y
según lo dicho por Llinas, existiría un no rotundo dado que las sistemas sensoriales
no tendrían nada que percibir y tanto las neuronas y el dialogo tálamo-cortical no
obtendrían nada que unificar. Precisamente el significado de externo es Dicho de
una cosa: Que obra o se manifiesta al exterior y dado esto se supone entonces
que la conciencia es algo externo como por explicar, algún ente que se absorbe
por los sentidos y cuando llega a las neuronas y al dialogo tálamo-cortical el
individuo ya es consciente de “sí mismo”. El estado sueño mencionado por Llinas
contextualiza un momento donde la frecuencia unificadora de 40 hz disminuye y
los mensajes recibidos por los sistemas sensoriales son ignorados porque no están
a una frecuencia que el cerebro en este estado pueda asimilar (2002) aquí surge
otra vez el interrogante ¿no existeindividuo mientras duerme? ¿Acaso el la vida de
un individuo perezca solo porque sus sentidos no pueden captar nada? Y surge un
misterio más a fondo ¿Por qué soy consciente en el sueño cuando duermo? Esta
pregunta constituye la piedra angular de lo propuesto en este ensayo.
Ahora, a sabiendas que entonces lo exterior tiene un punto de quiebre importante
¿Qué hay respecto a lo interior? Pues bien, existiendo la problemática en lo
referente a lo externo, solo podemos buscar la respuesta en el interior, lo
biológico. dado que si cuando dormimos seria la muerte de la conciencia debe
existe algún mecanismo dentro de nosotros el cual nos infiera de que en realidad
se viva un sueño, es decir, se sea consciente de que se esté en un sueño. algunos
le llaman “vos interna” pero en este caso, se debe a como efecto de la
metacognición corresponde a alguna parte ubicada en la región prefrontal ya sea
en las áreas de broca implicadas en el lenguaje (44,45) o en las de la
contextualización de las emociones (8,6) dado que son las implícitas en la memoria
declarativa, atención, motivación (Damasio,1996) tal y como dice Kenneth
Kendler “parece que el horizonte interno, es decir lo propiamente biológico opera
más como frontera de lo posible que como causa principal o inicial de la patología
mental o del hecho”(2005).
En el estado de vigilia es decir cuando los sentidos están operando normal
interiorizando universales y funcionando el sistema tálamo-cortical, puede que esta
entidad misteriosa, este ente esté presente en dicho proceso, dado que este es
20. un proceso interno, que se lleva a cabo dentro de nuestro cerebro, es muy
probable de que cierta entidad biológica esté implicada en este proceso y que sirva
como interconector de la coherencia temporal entre las demás neuronas
envueltas en la conciencia.
En conclusión, es bastante difícil a ciencia cierta encontrar una solución razonable
al problema de la conciencia desde un punto de neurocientífico. Aunque Llinas
expone unas ideas bastante convincentes el solo hecho de encontrarle una sola
cosa inconclusa lo deje en entre dicho todo, pero aun así no hay que desmeritar a
las investigaciones de los neurocientíficos ya que es mucho lo que se ha podido
descubrir, sin embargo, aún falta mucho. Aunque se trato de responder a la
inquietud si la conciencia es un producto externo o interno, que como se sabe
quedo inconclusa, es realmente complicado con lo que se tiene en estos momento
tal vez en un futuro ya sean en unos 10, 20 o 100 años ya tengamos una
respuesta concreta a estos interrogantes, por lo pronto queda la pregunta abierta
para el que la pueda responder.
BIBLIOGRAFÍA
>Damasio A, 1996. El error de descartes.
>Llinas R, 2002. El cerebro y el mito del yo.
>José G y José M, 2007. Mente y cerebro en la neurociencia moderna
contemporánea. ScriptaTheologica 39 issn 0036-9764.
>Kendler K, 2005. Hacia una estructura filosófica de la psiquiatría.
>Cárdenas F, 2003. Representación mental y conciencia
La conciencia, norma subjetiva de la moralidad
La existencia de la conciencia, como juicio inmediato práctico sobre el carácter
moral de nuestras acciones, es un hecho que no necesita demostración. Todos
experimentamos en nuestro interior " una fuerza interior que en los casos
particulares señala a la voluntad misma, para que esta escoja y determine los
actos que son conformes a la voluntad divina." (Pio XI alocución 23-III- 1952), y
por tanto buenos. Nos damos cuenta que actos en un determinado lugar y
momento, son buenos y deben hacerse; cuales son malos, y debiendo omitirse. Es
decir conocemos no solo que es el bien o el mal aquí y ahora, sino que además,
conocemos que ese bien o mal debe hacerse u omitirse.
En la Sagrada Escritura se hacen continuas referencias de uno y otro modo, a la
conciencia en el sentido en que nos venimos refiriendo. Son conocidos los textos
de San Pablo en que hable de la " inscripción " de la ley en el corazón, del
testimonio de la conciencia, de los " pensamientos " que acusan y absuelven
21. (Rom, 2,15); a los cristianos poco fervorosos les falta la debida "convicción" y el
exacto "conocimiento"(Rom 14,23) (ICor 8,7).
La conciencia influyendo inmediatamente sobre los actos capta y descubre el
carácter bueno o malo de los mismos. Es pecado todo lo que no es según
conciencia, es decir, según la convicción personal de que algo es lícito y justo.
(Rom 5, 1-3) Por eso la conciencia es norma válida ante Dios de la vida moral y la
buena conciencia es señal de haber obrado bien ante Dios. Merece subrayarse el
oficio que se le da a la conciencia de regular y dirigir las acciones futuras y no solo
de juzgar el pasado. La expresión "en conciencia" tiene el valor de regla moral y
norma obligatoria de la que, en última instancia dependen el bien y el mal de
nuestras acciones (Rom13, 5).
El juicio de la conciencia viene a ser así, la regla próxima e inmediata -subjetiva-
de nuestras acciones. Ninguna norma objetiva -ley- puede llegar a ser regla actual
de un acto, sino a través de la aplicación que haga el sujeto que realiza ese acto
determinado. La conciencia es como la promulgación de la ley divina en nosotros y
la aplicación de sus preceptos, como regla obligatoria, a nuestros actos. Es por
tanto, el camino necesario y único, que la ley tiene para ser eficaz: " nadie es
obligado por el precepto del legislador sino mediante la noticia del mismo, es decir,
la conciencia." (DeVeritate, q.17, a. 3).
Los mismos mandamientos me resultan extraños y no me obligan si no pasan y se
interiorizan en la conciencia que me advierte que yo no puedo sustraerme al
mandato divino y que aquel determinado mandato es para mí. Esta aplicación de la
ley a una acción determinada, paraqué sea norma válida de conducta, debe
preceder - conciencia antecedente - o al menos acompañar - conciencia
concomitante- al acto.
La conciencia llamada consiguiente, porque es posterior al acto, no es norma, sino
testimonio de como ha sido realizado el acto. Y cuando el hombre realiza el acto es
insustituible. Ahí nadie puede suplantarle, eximiéndole de la responsabilidad el
mérito o de la culpa; caben solamente los consejos cuya única finalidades hacerle
más claro el seguimiento de la ley, proporcionándole motivos que hagan más libre
y querida la decisión personal: "La conciencia es el núcleo más secreto y el
santuario del hombre, donde se encuentra a solas con Dios, cuya voz resuena en
lo más íntimo" (Gaudium et Spes n. 16).
La conciencia, toda ella, depende de la norma objetiva, cuyo espejo es y recibe de
ella su fuerza obligatoria. La conciencia es "como el pregonero de Dios y el
mensajero que divulga el precepto del rey" (S. Buenaventura, in III Sent., d.30,
a.1, q. 3, a. 3). De ahí que obligue con la misma fuerza y por el mismo título que
lo hacen los dictámenes de la ley divina (Dignitatis Humanae n.3); y por eso
22. desobedecer a la conciencia es rebelarse contra Dios e incurrir en el pecado.
Porque la conciencia es norma manifestativa y declarativa de la moralidad, se
deduce que nunca puede concebirse como norma primaria y autónoma de la
moralidad del obrar humano; solamente es norma secundaria, dependiente y
relativa, y su capacidad es conocer e interpretar la norma objetiva, no modificarla
o crearla.
La conciencia no es auto legisladora. La conciencia por sí misma no es el árbitro
del valor moral de las acciones, que ella sugiere. La conciencia es intérprete de
una norma interior y superior, pero no es ella quien la crea. La conciencia está
iluminada por la intuición de determinados principios normativos, connaturales a la
razón humana; pero no es ella la fuente del bien y del mal: es el aviso, es como
escuchar una voz - que se llama precisamente voz de la conciencia- es como un
recuerdo de la conformidad que una acción debe tener con una exigencia
intrínseca del hombre, para que el hombre sea verdadero y perfecto.
La conciencia es una intimación subjetiva e inmediata de una ley, que tenemos
que llamar natural a pesar de que muchos no quieren oír hablar de una ley natural
(Pablo VI Alocuc. 13-XI-1969). Si se trata de los cristianos esa conciencia es,
además, intérprete de la ley de Cristo, como señala Pio XII : "La conciencia es el
eco fiel, nítido reflejo de la norma divina para las acciones humanas, de modo que
expresiones como juicio de la conciencia cristiana, o esta otra de juzgar según la
conciencia cristiana tienen este sentido: la norma de la decisión última y
personalpara una acción moral está tomada de la palabra y de la voluntad de
Cristo" ( Aloc. 13-II-1959).
Son vanos por tanto los intentos de fundamentar una "conciencia autónoma",
como si la persona, a través de su conciencia fuera capaz de determinar lo que es
bueno y malo por su propia decisión libre, aun en la hipótesis de que la decisión
estuviera en oposición abierta a la ley objetiva.
División y propiedad de la conciencia
La conciencia, que solo es verdadera norma de actuación moral en la medida que
expresa con verdad la ley de Dios, no siempre traduce e interpreta de forma
infalible la norma moral; a veces son equivocados los juicios de conciencia, porque
nuestra razón no está libre de los riesgos de la ignorancia, el error y la duda en la
búsqueda de la verdad, particularmente de la práctica. Por eso no todos los juicios
de la conciencia son norma auténtica y lícita de la conducta moral. La conciencia,
para ser norma válida del actuar humano, tiene que ser recta, es decir, verdadera
y segura de sí misma y no dudosa ni culpablemente errónea.
División de la conciencia
23. En relación al acto: Antecedente concomitante y consecuente. En razón de su
conformidad con el orden moral: Verdadera y errónea (vencible o
invenciblemente). En razón de la fuerza con que el sujeto asiente al juicio de
conciencia: Cierta probable dudosa.
Propiedades de la conciencia
a) Acompaña a todo acto libre;
-porque es parte del conocimiento intelectual de todo bien singular;
-como el acto libre necesita el concurso de la inteligencia, siempre irá acompañado
de un juicio de conciencia;
b)No obliga por si misma sino en virtud del precepto divino;
-obliga porque al mostrar la ley, muestra la voluntad de Dios.
-no crea la ley sino que la descubre y aplica al caso concreto.
-aquí se encuentra el error de la ética de situación.
c)Puede errar y oscurecerse pero nunca extinguirse totalmente;
-si hay inteligencia, hay conciencia. La conciencia viene con la naturaleza.
-cabe el error porque también la inteligencia está sometida a la posibilidad del
error (vencible o invencible);
-no seguir la luz de la conciencia es hacer violencia a la razón (es el origen del
remordimiento).
La formación de la conciencia
En este punto hay que considerar dos cosas: una es la necesidad de la formación
de la conciencia - de lo que se deduce la obligación -; y otra, el modo de conseguir
esa educación o formación.
La necesidad de la formación de la conciencia
Se concluye fundamentalmente de un doble motivo. Si tenemos en cuenta que por
conciencia formada se entiende aquella que lleva a su sujeto a conformar su
voluntad con la voluntad divina, tal como esta se manifiesta al hombre, es
evidenteque esa formación es necesaria. Conocer, en efecto, la ley de Dios, lo que
24. Dios quiere sobre mí, pide "instruir la inteligencia acerca de la voluntad de Cristo,
su ley, su camino y además en obrar sobre su alma, en cuanto desde fuera puede
hacerse, para inducir a la libre y constante ejecución de la voluntad divina" (Pio
XII, Alocuc. 23-III-1952).
Esa ley - natural y sobrenatural- es de exigencias altísimas y por otra parte no se
manifiesta de una vez por todas, sino de manera progresiva y en conformidad a la
estructura de nuestro conocer; exige el estudio de las cuestiones morales,
escuchar al Magisterio, etc. La necesidad de la formación viene también pedida por
la naturaleza del juicio de conciencia, dependiente, como ninguno, de las
disposiciones morales del sujeto; por en una actividad moral, exige la rectitud de la
voluntad: esta influye no solo en el conocimiento moral , que no puede ser recto y
bien formado si las disposiciones morales no son rectas, porque en el conocimiento
influyen las disposiciones corporales, psicológicas y morales, sino también en el
juicio práctico y moral, se requieren las virtudes morales que inclinen a juzgar
rectamente en el caso concreto.
Esta formación nunca podrá darse por acabada pues siempre es posible un mayor
y más exacto conocimiento de la voluntad de Dios y caben también más perfectas
y mejores disposicionesmorales.
Esta formación es, además, obligatoria: obliga por el mismo título que lo hace el
mandamiento "amarás al Señor con todo el corazón" es decir, por la obligación de
tender a la santidad. Sin una conciencia cierta y verdadera, no es posible una vida
recta. Y es difícil hablar de rectitud moral, cuando se hace de la conciencia una
válvula de escape para la propia comodidad y justificación de los pecados
personales.
Modo de conseguir la formación de la conciencia
La rectitud del juicio de conciencia implica, el conocimiento exacto de la ley y el
saber aplicarlo a los actos singulares y concretos. Y a esa doble finalidad ha de
tender la recta formación de la conciencia que en perfecta unidad y dependencia,
deberá tener en cuenta:
a) el estudio amoroso de la verdad y de la ley de Dios, contenida en la Sagrada
Escritura y en la Tradición e interpretada auténticamente por el Magisterio.
b) la disposición sincera y profunda de conocer y seguir la verdad, facilitada por el
vivir las virtudes naturales y sobrenaturales; así se adquiere ese conocimiento
sapiencial, como una con naturalidad con lo bueno y recto.
c) en particular, la humildad y sinceridad para pedir y seguir el consejo de aquellas
personas prudentes que el Señor ha puesto a nuestro lado.
25. d) la ayuda de la oración y de los Sacramentos, en el caso de los cristianos
La Crisis de la Conciencia
La conciencia debe formarse rectamente. El hombre tiene la tendencia moral hacia
el bien desde su concepción. Pero conforme crece su libertad aumenta por lo cual
necesita fundamentos sólidos para actuar siempre con el bien.
Un bombardeo en los valores tradicionales.-
Cuando hablamos de valores tradicionales nos referimos a los valores que han
vivido los hombres de todos los tiempos.
Con un afán de individualismo y falsa libertad, los hombres hemos pretendido
crear un hombre más actual, feliz etc. Pero realmente nos hemos olvidado de los
valores. El amor entre el hombre y la mujer no cambia con el paso del tiempo.
Pueden ser alterados pequeños detalles pero la base permanece intacta.
La crisis religiosa.-
Un Dios que no es trascendente, confuso con la naturaleza, a nuestra medida, que
no le exige al hombre, simplemente no tiene decisiones vitales del hombre. Este
es un error grave de la sociedad actual. Buscar un dios a medida sin exigencias
éticas.
Sin este último punto de referencia, la conciencia no tiene dirección y va por la
vida sin un rumbo fijo.
Una moral sin pecado.-
Adoptar una vida con un sentido moral requiere del reconocimiento del acierto y
las deficiencias. Al hacer una rápida evaluación interna nos damos cuenta de que
no estamos bien. Ya que en la vida del hombre existe el pecado.
Si el pecado no existiera el mundo sería un descontrol, ya que nosotros mismos
evaluaríamos los actos. Y muchas veces tenemos una precepción errónea de lo
que está bien y los que está mal. Necesitamos de dios para evaluar la moral de un
acto.
El equilibrio se encuentra en la verdad. Si dejamos actuar a nuestra inteligencia sin
ser influenciada por los medios y el entorno social, llegaremos a descubrir la
verdad.
26. El problema de la mayoría.-
Basarnos en algo cuyos fundamentos y motivaciones desconocemos es un craso
error de la falta de reflexión. Los hombres somos muy influenciables y es fácil que
las elecciones de la mayoría se hayan tomado con superficialidad.
La mayoría de las veces no asumimos las consecuencias, y simplemente ponemos
una excusa para escaparnos del problema.
No podemos llegar a una conclusión moral por lo que la gente dice. El hombre es
un individuo y tiene que llegar al descubrimiento del valor moral y la formación de
la conciencia por sí mismo.
Progresar en la formación de la conciencia.-
El hombre muchas de las veces se muestra conformista y se categorizan como lo
suficiente buenos. Aunque al momento de juzgarnos frente a dios la cosa cambia.
Ya que dios nos exige el máximo de cada uno de nosotros.
A veces los cristianos reducimos el comportamiento moral a la realización de una
serie de normas aprendidas o a evitar pecados graves. La moral del cristiano es
una moral de amor no de miedo.
Dios nos puede conceder dones especiales para tener una conversión inmediata y
cambiar radicalmente el rumbo de nuestras vidas.
¿Qué puedo hacer con mi conciencia?
Debemos de poner todo de nuestra parte para formarla de una manera recta. El
primer paso consiste en realmente quererla formar.
El examen de conciencia es una manera muy eficaz de formar nuestra conciencia.
Debemos de detenernos durante nuestra vida y reflexionar sobre nuestros actos
para ver hacia dónde va dirigida nuestra vida.
El examen de conciencia es el orden en nuestra vida. Sin este orden, nos
encontramos perdidos.
Sugerencias para la formación de la conciencia.
a. Estudiar la doctrina moral cristiana
b. Reflexionar antes de actuar
c. Vida de oración y sacramentos
27. d. Pedir ayuda y consejos
e. Plena sinceridad al llamado de las cosas
f. Obrar siempre de cara a dios
g. No desanimarse ante las caídas
h. Formar hábitos de buen comportamiento
i. Examen de conciencia
LA CONCIENCIA (Segundo autor)
No existe aseveración mas soberbia que el hombre pueda hacer que la de decir:
“Obrare de acuerdo con mi conciencia”. A través de la historia los hombres han
sostenido los principios de la justicia, el amor y la verdad contra toda clase de
presiones que se han visto sometidos con el fin de hacerlos renunciar a lo que
sabían y creían.
Sócrates prefirió la muerte a seguir una línea de conducta con la cual hubiera
traicionado a su conciencia al transigir con la mentira. Sin la existencia de la
conciencia la raza humana se hubiera quedado estancada hace mucho tiempo en
su azarosa carrera.
En sus diversas manifestaciones empíricas, la conciencia, es ciertamente,
desconcertante. ¿Son estas diversas clases de conciencia una misma, y sólo
difieren en su contenido? ¿Constituyen distintos fenómenos que sólo tienen en
común el nombre “conciencia”? ¿O resulta insostenible el concepto de la existencia
de la conciencia si investigamos el problema empíricamente como un problema de
motivación humana?
Cicerón y Séneca consideraron a la conciencia como la voz interior que acusa y
defiende a nuestra conducta con respecto a sus cualidades éticas. La Filosofía del
Estoicismo la relaciona con la auto-conservación (cuidado de uno mismo) y es
descrita por Crispo como la vivencia de la armonía interior. La filosofía Escolástica
considera a la conciencia como la ley de la razón (lexrationis) puesta en el hombre
por Dios. Shaftesbury sostuvo la existencia de un “sentido moral” en el hombre,un
sentido de lo bueno y lo malo, una reacción emotiva basada en el hecho de que la
mente del hombre en si misma está armonía con el orden cósmico. Butler pensó
que los principios morales son una parte intrínseca de la constitución del hombre e
identificó a la conciencia particularmente con el deseo innato de la acción
benevolente.
Kant abstrajo de la conciencia todo contenido específico y la identifico con el
sentido del deber como tal. Max Sheler creyó que la conciencia es la expresión del
juicio racional, pero un juicio por el sentimiento no por el pensamiento.
28. CLASES DE CONCIENCIA
LA CONCIENCIA AUTORITARIA
Es la voz de una autoridad externa interiorizadas, los padres, el Estado, o
cualesquiera que sean las autoridades de una cultura dada. Mientras las relaciones
de los individuos con las autoridades conservan su carácter externo, sin sanción
ética, difícilmente podemos hablar de conciencia; hablar de conciencia, tal
conducta es meramente acomodaticia, regulada por el temor al castigo y la
esperanza por la recompensa, siempre dependiente de la presencia de estas
autoridades, de su conocimiento de lo que uno está haciendo y su facultad
supuesta o real para castigar o recompensar.
LA CONCIENCIA HUMANISTA
Es nuestra propia voz, presente en todo ser humano e independiente de sanciones
y recompensas externas. La conciencia humanista es la reacción de nuestra
personalidad total a su funcionamiento correcto o incorrecto; no una reacción al
funcionamiento de tal o cual capacidad, sino a la totalidad de sus capacidades que
constituyen nuestra existencia humana e individual. La conciencia juzga nuestro
funcionamiento como seres humanos; es conocimiento de uno mismo,
conocimiento de nuestro éxito o fracaso en el arte de vivir.
LA CONCIENCIA MORAL
Este elemento del acto moral es la que perite al ser humano darse cuenta, saber
qué hacer, por qué y con qué fin.
La responsabilidad moral necesariamente se relaciona con la conciencia moral,
pues en virtud de ésta tenemos la capacidad de realizar un juicio sobre el valor
moral de un acto humano.
LA CONCIENCIA (Tercer autor)
La conciencia no es otra cosa que la inteligencia humana cuando juzga
prácticamente sobre la bondad o maldad moral de los actos humanos. No es una
facultad aislada e independiente que actúa por si sola como la memoria, la
imaginación u otras capacidades que posee el hombre, sino la misma inteligencia
cuando juzga la bondad o maldad de una acción. La base de este juicio son los
principios morales de la persona que juzga y el acto de la conciencia es el juicio en
que estos principios se aplican a las acciones concretas.
Su función no se reduce a emitir un juicio moral posterior a la acción, sino que
ella misma valora antes de actuar y es testigo de sus actos. Es sobre todo una
29. llamada a hacer el bien y evitar el mal. Una conciencia rectamente formada
siempre te invitará a actuar de acuerdo a tus principios y convicciones, te
impulsara a servir a los hombres, a promover todo lo que sea positivo y a eliminar
lo negativo.
La conciencia es una instancia inviolable a la que ninguna instancia humana puede
oponerse. Por otro lado, la conciencia no es una instancia última pues en ella
percibes una ley moral obligante que tú no has creado; la conciencia no es un juez
que se da la ley así mismo según su capricho. Por eso, la voz de la conciencia,
ciertamente no puede ser asumida en solitario, sin referencia alguna a instancias
objetivas que están fuera de ella. Necesita confrontarse con sus últimos y
absolutos fundamentos, es decir, con el valor moral objetivo y la ley natural. Solo
el respeto a estas referencias garantiza la autenticidad de la conciencia en el
hombre. En consecuencia, no se puede confundir la conciencia con la capacidad
del hombre para dirigir su comportamiento, elevada a última instancia y a tribunal
inapelable de la conducta en el campo de lo ético; no se puede identificar la
libertad con la conciencia. La conciencia, por sí misma, no es, por tanto, un oráculo
infalible, tiene necesidad de crecer, de ser formada, de ejercitarse en un proceso
que avance gradualmente en la búsqueda de la verdad y en la progresiva
integración e interiorización de valores y normas morales. Todos los hombres
llevan escrito en su corazón el contenido de la ley, cuando la conciencia aporta su
testimonio con sus juicios que condenan o aprueban.
DEFINICIÓN Y CLASES(Cuarto autor)
CONCIENCIA,del latín “cum scienti”, que significa algún tipo de conocimiento.
Fundamentalmente se reconocen dos tipos de conciencia, la psicológica y la moral,
aunque se habla también por ejemplo de la conciencia social y conciencia histórica.
La conciencia psicológica es el conocimiento reflejo de de propio yo y de los actos
que realiza el sujeto. La conciencia moral es el conocimiento de los principios y
juicios referentes a la bondad o malicia del comportamiento, es decir, la conciencia
moral añade las funciones de valorar y de ordenar; estas funciones se orientan a
conductas pasadas, presentes o futuras, y de acuerdo al contenido de dichas
acciones, la conclusión moral del entendimiento práctico será de aprobación o de
desaprobación, de mandato o de prohibición.
Independientemente del tipo de conducta llevada a cabo, la conciencia moral
ejerce la función de ordenadora y valorativa, aun cuando no se tenga la
información moral teórica, es decir aunque no se conozca el enunciado de la
norma o principio moral. Lo anterior obedece a la misma condición humana cuya
razón le permite descubrir la dimensión moral de su existencia.
DIVISIÓN Y FUNCIONES
30. La conciencia puede dividirse atendiendo a diversos aspectos:
a) Por razón del acto a que se refiere, la conciencia es antecedente o
consiguiente, según juzgue un acto futuro o pasado. Respecto del acto que se va a
realizar, la conciencia manda, prohíbe, aconseja o permite; en cuanto el acto
realizado, la conciencia aprueba o condena.
b) En comprobación a la ley natural -recta razón-, la conciencia puede ser recta o
errónea. La conciencia recta juzga de acuerdoa los primeros principios morales –
hacer el bien-, mientras que la errónea aplica principios falsos considerados como
verdaderos. La conciencia errónea puede ser por ejemplo, escrupulosa – por
motivos insuficientes juzga o teme que un acto sea malo -, perpleja – juzga que
una acto es malo, se realice o no- , laxa – no se apega a un criterio-.
c) Por razón de asentimiento, la conciencia es cierta, probable o dudosa. Es cierta
cuando no encuentra razones para juzgar.
Otro criterio para dividir la conciencia se basa en la forma como se enfrenta la
realidad, resultando así la conciencia mágica, la ingenua y la crítica.
a) CONCIENCIA MÁGICA:Es la identificación con los otros elementos de la
naturaleza y con las fuerzas impersonales, considerándose sometida al destino, a
la fatalidad.
Este tipo de conciencia no es trascendente en el ámbito biológico y por ello no
requiere mayor esfuerzo al sujeto. Sus características son la intransitividad,
interés en lo vegetativo, ausencia del sentido histórico, nexos mágicos con la
naturaleza, sometimiento a los hechos y fatalismo, resultando con todo ello un
hombre espectador inactivo ante el mundo.
b) CONCIENCIA INGENUA: Concibe de manera simplista los problemas de la
realidad y los interpreta “desde a fuera”. Se caracteriza por no considerarse
superior a los hechos, concede un mayor valor a las figuras de autoridad e
infravalora al hombre común, es superficial a la interpretación de los
acontecimientos y la búsqueda de soluciones, y no procura el dialogo.
c) CONCIENCIA CRÍTICA: Investiga eficientemente las causas reales de los
fenómenos; no se limita a interpretar los hecho sino que busca la relación de los
acontecimientos con sus causas. Quien tiene conciencia crítica no huye de las
propias responsabilidades ni se las transfiere a otros. Se caracteriza por el esfuerzo
reflexivo, no se conforma con las apariencias, busca las causas y rechaza las
actitudes pasivas, acrecienta la responsabilidad y revisa sus propias posturas; está
en constante avance y se ubica en el terreno de la práctica, asume su compromiso
histórico es creativo y expresa su dimensión social en la participación ciudadana.
31. Para desarrollar la conciencia crítica habrá de partir del descubrimiento de un
problema y la reflexión en torno a éste; posteriormente analizar las circunstancias
que lo rodean y las consecuencias que producirá; en tercer lugar se plantean y
estudian las diversas posibilidades de solución y su resultado; por último decidir y
comprometerse ante la opción elegida.
LA CONCIENCIA MORAL
La conciencia moral es un acto del entendimiento práctico que juzga acerca de la
bondad o malicia del comportamiento humano según los principios generales.
Así entendida, se reconoce que la conciencia es un acto – un juicio- mediante el
cual los principios universales se aplican a los actos particulares a través de un
razonamiento; en dicho razonamiento se tiene como premisa mayor un principio
universal práctico, la menores el enunciado de un acto en concreto, y la conclusión
es la valoración mora – conciencia-. Este razonamiento es algo connatural en el ser
humano.
Así pues, la conciencia moral no es una facultad nueva sino un acto del
entendimiento que, sin embargo esta bajo el influjo de la voluntad, de los efectos
y de las disposiciones habituales del sujeto, ya que se ordena a la práctica.
Para llevar a cabo el razonamiento moral se recurre a principios prácticos
universales que se aceptan como verdaderos; se trata de hacer el paso de lo
universal a lo particular. Sin embargo esto siempre encierra dificultades por lo
compleja estructura del ser humano.
Es necesario terne presente que la bondad o malicia de los actos, acerca de los
cuales juzga la conciencia, es subjetiva, por lo que a veces no coincidirá con la
bondad o malicia objetivas, y por eso a la conciencia se le considera como norma
subjetiva de la moralidad.
La conciencia moral no puede reducirse a sensaciones o a opiniones, sino que ha
de ser fruto de un verdadero esfuerzo de reflexión. A este respecto se encuentran
algunas teorías sobre la naturaleza de este tipo de conciencia:
Los sensistas consideran a la facultad que se refiere a lo moral como algo
sensitivo, un gusto especial o un instinto, algo similar al sentido estético.
Para los sociologistas la conciencia moral es producto del ambiente social,
pues las normas morales pasan de la sociedad al individuo.
Según Sigmund Freud la conciencia moral es el superyó, una parte
estructural de la personalidad, conformada por la normatividad introyectada
32. o asimilada por el individuo: es parte de la personalidad se forma por influjo
de la sociedad en la que se vive.
Para los marxistas la conciencia es una superestructura determinada por la
estructura económica, y considera que cada clase tiende a defenderse
mediante principios morales y así se forma la conciencia de los pueblos.
Independientemente de las consideraciones acerca de la génesis de la conciencia
moral, al momento de emitir un juicio, se requiere de un esfuerzo intelectual
honesto para ver la concordancia entre un principio moral y un acto concreto.
Siempre hay que tener en cuenta algunas reglas generales de la conciencia:
a) Nunca se puede justificar el mal para obtener un bien. El fin no justifica los
medios. Cada acto tiene ante la conciencia un peso ético propio,
independientemente de que sea fin o medio para otro.
b) La “regla de oro”. “Todo en cuanto quieras que te hagan los hombres, házselo
también tu a ellos” o, dicho en términos de Kant “Debo conducirme siempre de tal
forma que pueda querer que la máxima que dirige mi comportamiento se convierta
en ley universal”.
c) Se debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su conciencia.