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Noticia sobre arte
1. Tatiana Ávila Rodríguez
20121187087
Cuatro ferias de arte en Bogotá
El afianzamiento de las Ferias de
arte de Bogotá es claro síntoma,
no solo de avances en el
reconocimiento del talento local
y de sus perspectivas
internacionales, sino del ingreso
de la capital al circuito de ferias internacionales las cuales han desplazado los anteriores
sistemas de negociación del arte y se han ido apoderando del comercio en un momento en
el cual los precios, más que los conceptos de críticos y curadores, cuentan en la
consideración y valoración de las obras.
Aunque los especialistas proclaman enfáticamente que el costo de una obra no tiene
relación con su logro o calidad, “poderoso caballero es don dinero” como decía Quevedo,
y hoy es manifiesto que las sumas que alcanzan las obras se han ido convirtiendo en su más
influyente atributo.
2. No es extraño, por lo tanto, que en Bogotá, como en otras ciudades, las ferias artísticas no
solo se hayan consolidado, sino que se hayan multiplicado y que en la actualidad se lleven a
cabo en la ciudad cuatro de estos encuentros simultáneamente: Artbo, Odeón, Sincronía y
La Feria del Millón, cada uno de los cuales tiene un carácter especial y ofrece singulares
oportunidades para el público y los artistas.
Las cuatro ferias comparten el propósito de centrarse en el arte contemporáneo, pero en
todas se presenta una considerable cantidad de arte moderno cuyos valores parecen haber
sido más difíciles de erradicar de lo esperado, tal vez porque “cuando se trata de precios
altos el gusto se vuelve
conservador”.
Estas se acompañan con
conferencias y
conversatorios (en los
cuales brillan por su
ausencia los coleccionistas)
y en todas participan
artistas extranjeros con los artistas del país.
Artbo, que fue el primero de estos eventos, tiene lugar en uno de los pabellones de
Corferias, y es el único con un respaldo económico institucional ya que es auspiciado por
la Cámara de Comercio de Bogotá. Se ha llevado a cabo en 9 oportunidades, lo que le ha
permitido crecer y establecerse como uno de los acontecimientos artísticos más
importantes del país.
En Artbo es posible encontrar las obras más costosas que en términos contemporáneos
quiere decir las de artistas representados en grandes colecciones internacionales y, por
ende, las más requeridas, pero también obras de artistas en plena actividad creativa, al
igual que de artistas emergentes.
3. Artbo, es una feria para coleccionistas afluentes, aunque en las galerías menos arraigadas
se pueden conseguir obras de precios accesibles para la alta clase media. Como parte de la
feria tiene lugar Artecámara, una exposición dedicada a artistas relativamente jóvenes que
se han dado a conocer a través de muestras en galerías y salones.
Odeón es, en cambio, una feria de iniciativa privada y tiene lugar en el antiguo Teatro
Popular de Bogotá en el centro de la capital, el cual, a pesar de, o precisamente por, su
aspecto un tanto deteriorado, provee un escenario atractivo y acorde con los anhelos no
decorativos del arte contemporáneo.
El edificio permite la distribución de las obras en espacios no convencionales, lo que
también es coherente con el arte de hoy. En esta feria es posible encontrar, en primer
término, trabajos de artistas con trayectorias en plena ebullición, al igual que de artista
jóvenes cuya producción invita a un público audaz a dar inicio o a consolidar sus
colecciones. Odeón es una fundación que mantiene una programación de diferentes
actividades artísticas todo el año.
Sincronía es la feria del norte de la ciudad ya que tiene lugar en el claustro de La Enseñanza,
en la calle 72 con séptima.
Este año se llevará a cabo, como muchas de las ferias internacionales, bajo una megacarpa
donde habrá stands para aproximadamente 100 artistas, la mayoría emergentes, es decir
con un currículo que empieza a mirarse con interés nacional e internacionalmente, pero
también habrá obras de artistas reconocidos a la par con trabajos de artistas que apenas
inician su participación en exposiciones de esa magnitud.
La diferencia de Sincronía con las otras ferias radica en que fue la primera que se abrió
directamente a los artistas sin representación de galerías, lo que permitió una
comunicación directa entre el creador de las obras y el coleccionista, y cumplió de esta
forma, en un solo paso, el ciclo que generalmente envuelve uno o a varios intermediarios.
4. En esta feria, sin embargo, también participan artistas auspiciados por galerías o por
dealers privados.
El más joven de estos encuentros, La Feria del Millón, tiene lugar en el Centro Creativo
Textura de Puente Aranda y su particularidad radica en que ninguna de las obras exhibida
puede costar más de un millón de pesos, lo que implica que la mayoría de los expositores
son jóvenes, o artistas de trayectoria que han elaborado alguna obra –múltiple, por
ejemplo–, para vender en ese precio. La Feria del Millón representa un mercado accesible a
prácticamente todos los bolsillos, en tanto que, por ejemplo, en Sincronía y Odeón,
además de que se pueden conseguir obras de relativo bajo costo, se pueden adquirir
igualmente piezas de artistas que ya han superado la barrera del millón y que empiezan a
figurar en colecciones de prestigio.
La Feria del Millón es un evento diseñado especialmente para coleccionistas dispuestos a
asumir riesgos guiados por su intuición, decididos a la aventura de adivinar qué será
significativo antes de que lo sea.
En las cuatro ferias se pueden conseguir obras del mercado llamado primario, en el sentido
de que son trabajos salidos directamente del estudio y cuyo precio ha sido, bien, decidido
por su autor, o bien, fruto de un acuerdo con el galerista. Si se tiene en cuenta que en la
mayoría de los casos la producción reciente de un artista guarda cierta consistencia en
concepto y tema, sus precios varían de acuerdo con el tamaño, lo que no deja de ser
absurdo puesto que puede haber obras pequeñas más logradas que una grande, pero así
son las reglas del juego.
Por lo general las pinturas son más costosas que las obras sobre papel debido a su
fragilidad, y estas que las obras gráficas dado su carácter múltiple. Por otra parte, las
esculturas de materiales durables suelen ser más costosas que las de materiales endebles,
aunque todo depende del nombre del artista y de su trayectoria, es decir, que en este tema
no hay generalización posible.
5. El carácter decorativo de algunas obras influye notoriamente en su costo, pero obras
como las fotografías, los videos, las instalaciones y los performances (a través de sus
registros en fotografías y videos), pueden alcanzar precios considerables de acuerdo con el
nombre del artista, y por lo regular son adquiridas por coleccionistas bien afincados que
cuentan con depósitos para almacenar sus adquisiciones.
De todas formas existe el consenso de que el verdadero valor de una obra de arte es el que
alguien está dispuesto a pagar por esta, así estén o no de acuerdo los especialistas.
En Artbo, más que en las otras tres ferias, se presentan obras de mercado secundario, es
decir obras que proceden de compradores anteriores, como son las producidas por
artistas fallecidos u obras que provienen de coleccionistas que han decidido desmantelar
sus colecciones o cambiarle el rumbo a sus adquisiciones. Según la crítica Sarah Thornton,
las principales razones para que se vendan las obras de colecciones establecidas “son tres:
muerte, deudas y divorcio” (Siete días en el Mundo del Arte, Edhasa, Barcelona, 2009).
También hay coleccionistas que se convierten en dealers, lo que no deja de arrojar ciertas
dudas sobre las verdaderas motivaciones de sus adquisiciones.
Porque se supone que el coleccionista compra obras motivado por “amor al arte”, por el
goce que le proporciona visualmente o por el estímulo intelectual o espiritual, pero para
nadie es un secreto que un buen número de coleccionistas busca, en primer término,
producir ganancias económicas, proyectar una imagen de buen gusto e inteligencia o
adquirir posición social. El irreprimible deseo acumulativo que refleja las prioridades de la
sociedad de consumo, se cuenta también entre las motivaciones de buena parte de las
colecciones de arte contemporáneo.
Lo que no es de extrañar puesto que las ferias son claramente producto de la ideología
neoliberal que ha traído como consecuencia la instauración de un mercado mundializado,
6. el cual ha provocado, a su vez, la consideración de las obras artísticas como commodities,
como mercancías con demanda global. En este sentido es evidente que las ferias bogotanas
constituyen una demostración de que la cultura colombiana ha entrado de lleno en el
proceso de globalización, aunque así como un gran coro encomia la demolición de
barreras al mercado y la mezcla cultural resultante, otro gran coro alerta acerca de la
homogeneización y la pérdida de identidad que todo esto puede acarrear.
Las ferias de arte han estimulado el coleccionismo en el país, y hoy hay más compradores
de arte que en ningún período anterior, lo que es beneficioso para la cultura y la economía
colombianas. El hecho no denota que hayan crecido igualmente el número de colecciones
seleccionadas consistentemente y con aspiraciones estéticas o conceptuales definidas,
puesto que una buena colección de arte debe ser mucho más que la suma de sus partes
debiendo apuntar a que la calidad y el contenido de las piezas “pueda algún día convertirse
en un todo elocuente y homogéneo”.
Es claro que las cuatro ferias y las actividades que las acompañan son eventos que
subrayan el carácter democrático del arte, permite al artista expandir las posibilidades de
circulación de sus obras, al coleccionista incrementar las posibilidades de adquirirlo, al
crítico reflexionar acerca de sus propuestas, y al gran público… mirarlo desde lejos.
Referencias Bibliográficas:
http://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/cuatro-ferias-de-arte-en-bogota/
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