Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Trazabilidad 1
1. Universidad Metropolitana De Educación
Ciencia Y Tecnología “UMECIT”
Maestría En Administración y Planeación Educativa.
Fundamentos de la Educación.
Panamá.
Trazabilidad de la Educación Superior en América Latina y el Caribe: retos de la
sociedad del conocimiento y la agenda 2030 (ODS).
Profesor:
Eduardo M. Cola López
Maestrante:
Stella Susana Tamara Galeano.
2021
2. INTRODUCCIÓN.
La modernidad es inherente de la práctica del conocimiento y de sus esmeros a las más
variadas esferas de la producción y la gestión de la sociedad. El movimiento de la
modernidad, que empezó con el análisis y la crítica de la razón y su consiguiente
secularización, desembocó eventualmente en la "industria del conocimiento", tal vez una de
las expresiones más avanzadas de la modernidad (Brunner, 1991).
Desde hace tiempo, la universidad viene siguiendo una compleja evolución con sus crecientes
divisiones y especializaciones internas y sus mezclas cada vez más heterogéneas entre teoría
y práctica, ciencia y técnica, vocación y profesión, ideología y política, valorización por pares
y por el mercado, etc. Tras la moderna universidad no hay ya una idea si no la acumulación
de los procesos e influencias que han ido conformando su múltiple realidad actúal (Burton,
1983)
El discurso sobre la idea de la universidad pretende entonces de alimentar la identidad de
unas instituciones que, como ha dicho Kerr (2001), al llegar a ser muchas cosas para muy
diversos públicos, ha alcanzado una guerra parcial consigo mismo. Envuelta en los mil
procesos que la transforman y descentran, que la disgregan y moldean, la universidad sueña
su pasado como presente y mantiene así, al menos, la leyenda de su continuidad.
Esta presentación sobre la trazabilidad de la educación superior en América Latina y el
Caribe y sus retos en la sociedad del conocimiento, es un ensayo tendiente a disponer algunas
de las características de la sociedad contemporánea frente al rol que cumple en la
construcción del conocimiento y los procesos gerenciales, para poder analizar tres aspectos
de gran importancia que se encuentran contenidos en esta actividad los cuales son; la
situación de la Educación Superior en la actualidad; la trazabilidad de la Educación Superior
en América Latina y el Caribe; y, los retos de la Educación Superior en la Sociedad del
Conocimiento y en la agenda 2030 (ODS).
3. Los retos de la Educación Superior en la Sociedad.
La educación superior ha experimentado, a lo largo de su historia, cambios y
transformaciones, impulsados principalmente por el desarrollo del conocimiento y la
transformación de la sociedad; en ese devenir se hace posible identificar al menos dos
grandes momentos: el primero, con límites hasta mediados del siglo XX, estuvo caracterizado
por concebir que el centro de educación superior era la institución que atesoraba todo el
conocimiento de la sociedad; el segundo momento, a partir de esas fechas se caracteriza por
la concepción de que ni los conocimientos son una exclusividad de las instituciones de
educación superior ni se puede concebir un desempeño eficiente y eficaz durante toda la vida
laboral sin una permanente formación y actualización de conocimientos, y de ahí el
planteamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la
Cultura (UNESCO) (1992), de “educación para todos durante toda la vida” como
caracterización de la educación para nuestro tiempo (González, 2005).
Uno de los retos de la educación superior de este siglo, es atender la diversidad y pluralidad
de los estudiantes, y para ello es necesario apoyarse en las condiciones de participación y
democracia, dando un giro a la intervención educativa y transformando las aulas en centros
inclusivos donde todos, sin excepción tengan derecho a disfrutar de una educación a lo largo
de la vida (Arce y Medina, 2016). La educación que se imparte a nivel superior debe tomar
el compromiso que tiene con su razón de ser: “la educación en el siglo XXI invita a construir
instituciones más solidarias, con espíritu de servicio a la comunidad, colaborando a erradicar
la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre y la sostenibilidad del
medio ambiente” (Brovetto, 2000, citado en Alfaro, 2011, p. 6).
En este sentido, Brunner y Bricali (2000) perciben la necesidad de formar personas que
puedan ser capaces de seleccionar, actualizar y utilizar el conocimiento en un contexto
específico, que sean capaces de aprender en diferentes contextos y modalidades a lo largo de
toda la vida, además que puedan entender el potencial de lo que van aprendiendo para que
puedan adaptar el conocimiento a situaciones nuevas. Para las universidades, constituyen un
reto y un motivo de cambio para ajustarse a dichas demandas de la sociedad del presente
siglo (Brunner y Bricali, 2000 citado por Bozu y Canto, 2009). En la sociedad actual se ha
aumentado la necesidad de aprender continuamente para adaptarse a las nuevas tecnologías
4. y los nuevos conocimientos que día a día se van forjando. Por ello cada vez se necesitan
mejores métodos de investigación y para el aprendizaje diversidad de estrategias para
comprender las nuevas características que los estudiantes tienen.
Por lo tanto, los siguientes restos según Jiménez (2016) son los que se deben tener en cuenta
a en la relación educación superior-sociedad:
Primero, ajustar los planes de estudio considerando los avances científico-técnicos
como la informática y la comunicación.
La actualización y evaluación continua de los programas de formación profesional,
de manera que sean pertinentes a las necesidades sociales de producción y del
desarrollo sustentable.
la democratización para un acceso masivo y con calidad y la integración universitaria
dentro de cada país y entre países.
Encausar los esfuerzos para una formación profesional que supere el nivel puramente
instructivo hacia un proceso de unidad educación-instrucción.
La formación y la práctica profesional sustentadas en valores para un desempeño
ético, responsable y socialmente comprometido.
Otras perspectivas.
Para 1966, James Coleman analizaba la igualdad educacional (Coleman et al., 1966), lo que
posteriormente se convirtió en referencia necesaria para quienes tratan los temas de la
educación. Las cuestiones derivadas movilizaron la búsqueda investigativa hacia variables
sociales vinculadas con las educacionales (Short, 1991, p. 89-106).
Los estudios mostraron varias conclusiones: los iguales tratamientos no son suficientes para
producir resultados comparables en poblaciones de estudiantes; los factores individuales son
importantes para producir resultados, sin embargo, por sí solos no tienen la capacidad de
brindar explicaciones satisfactorias mientras no se tomen en cuenta variables contextuales;
finalmente, no se logrará un aprendizaje significativo si las evaluaciones se concentran en
5. enjuiciar a las instituciones educativas sin que se identifique el rol que pueden jugar ante las
desigualdades evidentes que muestran los estudiantes (Vizcaíno, 2007).
Carnoy (2004), en su estudio “Mayor acceso, equidad y calidad en la Educación de América
Latina”, sostiene que “la educación superior es claramente la nueva frontera de desarrollo
personal y social para la población en todos los países. La demanda por ingresar a estudios
post-secundarios es creciente, y abarca a sectores de la población que durante años ni siquiera
aspiraron a ella”.
La sociedad actual se conduce con un nuevo paradigma, en el cual el conocimiento y la
información son concebidos como los principales motores del desarrollo, fundados en los
portentosos adelantos tecnológicos logrados en las últimas décadas del siglo pasado, y que
se prolongan vertiginosamente a todas las instancias de la vida material y espiritual de los
individuos y la sociedad. Sin embargo, las presunciones sobre procesos homogeneizadores
no cuentan con referentes empíricos porque, más bien, las diferencias entre los países
desarrollados y los llamados en desarrollo, entre los países que se benefician de la
información y los que casi no la reciben, son notables debido a las profundas inequidades
existentes (UNESCO, 1999).
6. Los esfuerzos que se deben hacer, dadas las condiciones precarias de nuestros países, son
mucho más exigentes que los aplicados en países del primer mundo. En otras palabras, el
valor agregado que la educación debe proporcionar a las personas que tienen acceso a la
educación superior es mayor a medida que se desciende en la estructura social. En estratos
sociales más altos, los esfuerzos son menores que en estratos más bajos en la estructura social,
en razón de sus antecedentes educativos, culturales y sociales.
Fuente: https://es.slideshare.net/MonicaGamboadeChamps/trazabilidad-de-la-educacin-superior-en-amrica-latina-y-el-caribe-sus-retos-
en-el-contexto-de-la-sociedad-del-conocimiento-y-la-agenda-2030-ods-por-alberto-olmos-fabin-vitale-y-mnica-gamboa
7. Clasificación de los sistemas de educación superior en América Latina.
FUENTE: tomado de Trazabilidad de la educación superior en América Latina y el Caribe, sus retos en el contexto de la sociedad del
conocimiento y la Agenda 2030 (ODS) por Alberto Olmos, Fabián Vitale y Mónica Gamboa.
En los últimos años, la mayoría de los países de la región han implementado mecanismos de
garantía de la calidad y establecido agencias de acreditación. Pese a que la evidencia de su
impacto es variada, lo cual quizás apunta a la importancia de los problemas de diseño, estas
agencias han logrado establecer e imponer unos requisitos de insumos mínimos a los
profesores, los programas de estudios y las infraestructuras. En base a dichos requisitos, las
agencias han cerrado algunos programas de baja calidad y han impedido la apertura de otros
de calidad también escasa (Aguilar, García y Baena, 2001)
Sin embargo, en la última década la función de liderazgo académico se ha convertido en
central al apreciar el trascendente papel de la institución en la formación de futuros líderes
en los distintos campos y dominios de actividad; en sus posibilidades de generación de
conocimientos e innovaciones útiles para la producción y los servicios, así como en su labor
de orientación hacia los grandes sectores de la población y el gobierno. Es preciso agregar
que, a futuro, la actualización de sus funciones académicas depende, en buena medida, de las
relaciones y pactos que pueda establecer la institución con la sociedad en general y con el
Estado para allegarse los medios que garanticen el nivel de calidad académica que se busca
sostener e incrementar (Rodríguez, 2014).
8. Según Ibáñez, López y De Vries, (2005), la sociedad del conocimiento es un fenómeno que
se anuncia desde hace tres décadas, pero nadie sabe si algún día llegará y en qué momento
será, y dónde se dará, y si llegará incluso a México…”.
La educación superior de calidad requiere, además de una focalización de las instituciones,
una inversión a futuro. Se sabe que es costosa y los recursos son limitados. Se hace
indispensable promover alianzas entre los sectores público y privado para poder ofrecer
educación de calidad a la mayor parte de la población. Las transformaciones de la sociedad
han sido diversas, el mundo moderno y globalizado, plantea una serie de retos que los
sistemas educativos deben enfrentar.
Finamente, Los grandes desafíos que caracterizan la época actual condicionan exigencias
fundamentales que demandan su atención en la estructuración formativa de la educación
superior; esto implica la apremiante necesidad de construir lineamientos teórico conceptuales
y orientaciones prácticas para elaborar e implementar las propuestas de formación
profesional.
Vista desde la Agenda 30 (ODS)
Fuente: SDSN Australia/Pacific (2017): Gettingstartedwiththe SDGs in universities: A guide for universities, higher educationinstitutions,
and the academic sector
9.
10. CONCLUSIÓN.
Las últimas tendencias en educación y el mundo cambiante en el que vivimos exigen la
construcción de un nuevo perfil del estudiante del nuevo siglo cuyo énfasis está en las etapas
que construyen el aprendizaje y no solo en el resultado final de éste: la calificación. Asegura
que ahora importa que los y las jóvenes participen activamente en el cuestionamiento,
investigación y motivación en el aprendizaje (Bozu y Canto, 2009).
Debido a esto, se percibe la necesidad de formar personas que puedan ser capaces de
seleccionar, actualizar y utilizar el conocimiento en un contexto específico, que sean capaces
de aprender en diferentes contextos y modalidades y a lo largo de toda la vida y que puedan
entender el potencial de lo que van aprendiendo para que puedan adaptar el conocimiento a
situaciones nuevas. Para las universidades constituye un reto y un motivo de cambio para
ajustarse a dichas demandas de la sociedad del siglo XXI.
Finalmente, En palabras de Zabala (2005), las universidades están viviendo un proceso de
cambio de su identidad para transformarse en una estructura flexible que posibilite un amplio
acceso social al conocimiento y el desarrollo de las personas con base en las necesidades que
la sociedad del siglo XXI demanda.
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