Propuesta de Programa para el Aumento de la Capacidad Instalada de las Ucis para la Recepción de Pacientes con COVID-19 a Gran Escala
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Personería Jurídica Nº 2481
PROPUESTA DE PROGRAMA PARA EL AUMENTO DE LA CAPACIDAD INSTALADA DE LAS UCIs PARA
LA RECEPCIÓN DE PACIENTES CON COVID-19 A GRAN ESCALA.
Esta propuesta podría sufrir modificaciones de acuerdo a la evolución de la situación de la actual
pandemia.
Numerosos trabajos presentados en distintos lugares del mundo expresan que la mortalidad de los
pacientes ingresados a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) no sólo se debe a su propia gravedad
o a sus complicaciones sino también al hecho de haber sido atendidos por equipos de salud con
escasa experiencia y entrenamiento en la atención de pacientes críticos.
A tal fin, es necesario analizar la situación de nuestro país con el propósito de dar contexto a
la presente propuesta. Argentina cuenta con un número aproximado de 9.000 camas de UCI de
Adultos y 2.000 camas de UCI de Pediatría, 900 UCI de adultos y 300 UCI pediátricas y, en promedio,
se estiman 10 camas por unidad de adultos y 7 por cada unidad pediátrica. El número de médicos
intensivistas es de 1.500 y los respiradores cubren aproximadamente el 70% del total de camas.
A título de ejemplo y sin considerar que estos datos son extrapolables a escala nacional, la
encuesta de categorización de unidades de cuidados intensivos de SATI muestra que, en una
muestra de 143 instituciones analizadas, se reportaron 18.504 camas de internación general
(mediana, 110 camas/institución). Las camas totales de cuidados críticos (UCI, UCO, UCIP y
reanimación no UCI de otras área hospitalarias) contabilizaron 2500 camas (mediana, 14
camas/Unidad). Las correspondientes a UCI propiamente dichas fueron 1631 camas (mediana,
9/UCI). Los respiradores disponibles sumaron 1388 (1328 microprocesados), lo que determina que
85% de las camas contaba con respiradores. Como se comentó con anterioridad estas cifras no son
extrapolables ya que la encuesta fue voluntaria y no representativa del total. Surge de los datos que
no parecen reflejar la realidad de las unidades de instituciones de baja complejidad.
En relación con el recurso humano, 143 UCIs de la encuesta cuentan con jefatura propia y,
en 95% (135/143) de las mismas, el jefe es Especialista Certificado en Terapia Intensiva. Los médicos
coordinadores suman 208, de los cuales 161 (78.4%) son Especialista Certificado en Terapia
Intensiva. El número de médicos asistenciales es de 1019 y el de médicos de guardia de 1141. Un
número importante de médicos asistenciales realiza a la vez la labor de médicos de guardia junto a
la concurrencia asistencial diaria. De estos dos grupos 549/1019 (53,6%) y 653/1141 (58%) son
Especialista Certificado en Terapia Intensiva, respectivamente.
Es importante destacar que la complejidad de una Unidad de Cuidados Intensivos no se mide
solamente por la cantidad de médicos y respiradores, sino por el número, la certificación y
entrenamiento en cuidados críticos y la relación de enfermero/as/pacientes. Asimismo, otro
elemento de gran valor es el número y formación de kinesiólogo/as intensivistas.
En relación con el personal de enfermería, según la encuesta anteriormente referida,
desarrollan su labor 3200 enfermero/as en las 1631 camas. En la mayoría de los casos, se
contabilizan cuatro turnos de enfermería, lo que totaliza 800 enfermeros por turno y una relación
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de 2 enfermero/as/cama. De ellos, 1387 son profesionales y 1250 licenciados, correspondiendo el
resto (567) a auxiliares de enfermería.
Por todo lo antedicho, es necesario contar con personal debidamente formado para el
desempeño de su rol para hacer frente a la pandemia. Sobre todo, teniendo en cuenta que parte
del equipo puede verse afectado y sufrir la enfermedad. Por ello, recomendamos implementar un
PROGRAMA DE AUMENTO DE LA CAPACIDAD INSTALADA DE LAS UCIs PARA HACER FRENTE A LA
PANDEMIA DE COVID-19.
Este Programa se basa en las siguientes premisas:
1. Asegurar la provisión (cantidad) y la calidad adecuada del Equipamiento de
Protección Personal (EPP) para todo el equipo de salud para maximizar su protección
y disminuir los riesgos de infección y, en consecuencia, evitar la disminución del
recurso en el tiempo. Este requerimiento se ajusta a las Recomendaciones de la OMS
(https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51976/OPSPHEIHMCovid1920003_spa.pdf?sequence
=1&isAllowed=y)
Es fundamental la supervisión de cómo vestirse y desvestirse para optimizar su uso y
el testeo periódico del personal de salud para detectar nuevos casos y la presencia de
anticuerpos en aquellos que han superado la enfermedad para autorizar su retorno a
las tareas habituales. Un cálculo estimativo sería asegurar el suficiente suministro de
EPP para la atención de 10 pacientes en ventilación mecánica durante 20 días
(tiempo aproximado de permanencia en UCI de los pacientes respirados). Poniendo
en números, estos elementos corresponderían a: 5000 camisolines descartables; 200
camisolines hidro-repelentes; 5000 barbijos quirúrgicos; 100 máscaras N95 (o
equivalentes en cuanto a eficiencia); 18.000 guantes descartable; 20 antiparras y 20
escafandras.
2. Designar a los hospitales de alta complejidad, públicos, privados y de la seguridad
social, como centros de referencia para la atención de pacientes graves en cada
jurisdicción. Estos hospitales cuentan, en condiciones de normalidad, con gran
experiencia en la ventilación de pacientes críticos.
3. Convertir a los hospitales de alta complejidad en grandes Unidades de Cuidados
Intensivos o Intermedios, según corresponda.
4. Cada uno de estos hospitales a escala nacional debe implementar un plan de
aumento de su capacidad de camas de UCI mediante la formación de equipos de
médicos, enfermeros y kinesiólogos intensivistas trabajando en conjunto con
médicos, enfermeros y kinesiólogos no intensivistas en forma proporcional.
Asimismo, se debe planificar mediante convenios interinstitucionales la eventual
derivación de pacientes críticos no Covid19 a otros centros (públicos, privados o de la
seguridad social), que cuenten con la complejidad necesaria.
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5. En condiciones de normalidad, la relación médico/paciente en UCI es de 1 médico
cada 7 camas y la de enfermería es de 1 enfermera cada 2 camas.
6. En casos de aumento de la demanda, si cada médico intensivista supervisara a 4
médicos no intensivistas que se ocupen de 6 camas cada uno, podrían manejar hasta
24 pacientes.
7. De la misma manera, si cada enfermera intensivista pudiera contar con 4 enfermeras
no intensivistas, cada enfermera intensivista podría supervisar a 8 pacientes críticos.
8. Debe asegurarse el número de kinesiólogos según recursos y demanda de cada
institución. En la encuesta referida, del total de las 143 unidades, excepto dos,
declararon tener kinesiólogos en la unidad. Cuando se evaluó su actividad por
horarios se observó que, en los turnos mañana y vespertino (08;00 a 20:00) se
desempeñaban 292 profesionales (1 kinesiólogo/5,6 camas). Sin embargo, en horario
nocturno (20:00 a 08:00) sólo lo hacían 45 profesionales en las 143 unidades (1
kinesiólogo/36 camas).
9. Otra alternativa a considerar para una UCI de 12 - 14 camas DURANTE LAS 24 HORAS
sería la siguiente:
a. MÉDICOS:
i. OPCIÓN A: 1 (Uno) Intensivista más tres médicos residentes Terapia
Intensiva. Relación 4 pacientes por residente. 1 medico intensivista
por cada 12 pacientes.
ii. OPCIÓN B: 2 (Dos) Intensivistas más tres/cuatro médicos externos a la
UCI (Clínicos, Cardiólogos, Anestesistas, Neumonólogos,
Emergentólogos) debidamente entrenados. Relación 1 médico no
intensivista entrenado cada 3/4 pacientes y 1 médico intensivista c/6
pacientes.
iii. OPCIÓN C: En el caso de no contar con un Intensivista presencial
durante las 24 horas, la dotación podría organizarse con un médico
Senior de Anestesiología/Emergentología/Cardiología con experiencia
en Unidades Críticas y la misma proporción de médicos no
intensivistas que en la opción B. Un médico intensivista de staff
deberá realizar diariamente una recorrida de la sala y concordar con
los médicos de la misma los detalles de los protocolos terapéuticos a
seguir.
b. ENFERMEROS:
i. OPCIÓN A: 2 enfermeros intensivistas (recomendable, con más de 3
años de experiencia en UCI) + 4 enfermeros con alguna experiencia en
el cuidado de pacientes graves (preferentemente residentes de
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enfermería en UCI o egresados del Curso Superiores de SATI),
debidamente entrenados
ii. OPCIÓN B: 1 enfermero intensivista (recomendable, con más de 3 años
de experiencia en UCI) + 1 enfermero residente de UCI o con
acreditación en CI (con 3 años o menos de Cuidados Intensivos, ej;
egresados Curso Superior SATI) + 5 (cinco) enfermeros no intensivistas
con experiencia en UCI o en pacientes críticos (Cardiología,
Emergencias, Quirófanos), debidamente entrenados
iii. OPCIÓN C: 1 Enfermero intensivista (independiente de los años
experiencia) + 7 enfermeros no intensivistas con experiencia en
Quirófano, UCO, Emergentología, Cardiología.
c. KINESIÓLOGOS:
i. OPCION A: 2 (Dos) kinesiólogos intensivistas
ii. OPCION B: 1 kinesiólogo intensivista y 2 kinesiólogos no intensivista
debidamente entrenados:
10. De esta manera, la institución podría contar con un plan basal de camas disponibles
con todo el recurso necesario, y tener un plan alternativo (plan B) para incrementar
en un 40% el número de camas en un plazo inmediato, y disponer de un plan C para,
de ser necesario, incrementar en un porcentaje similar el número de camas en el
mediano plazo.
11. Para ello, es necesario implementar un plan de entrenamiento en conceptos básicos
de cuidados críticos para los profesionales no intensivistas. Dichos profesionales
podrían provenir de los servicios de medicina interna (clínica médica, cardiología,
neumonología, nefrología, etc.), medicina general, anestesiología y emergentología
(preferentemente que cuenten con una rotación previa por la UCI durante su
residencia). En este sentido, la SATI, en alianza con Fundación Trauma, está
desarrollando un curso de entrenamiento para médicos, enfermeros y kinesiólogos
que será de fácil implementación en el corto plazo y de fácil asimilación. Un tema
para la discusión es si hoy el curso Fundamental of Critical Care Support (FCCS) es la
herramienta necesaria para este entrenamiento.
12. Ese mismo esquema podría adecuarse a otros hospitales de mediana complejidad de
ser necesario por razones de volumen o por una justificación geográfica.
13. Para que este programa se implemente con efectividad el estado nacional debe
dirigir el recurso que posee (respiradores y otros insumos) hacia estos hospitales para
optimizar su capacidad de respuesta. Debe garantizarse la provisión de dichos
suministros, en función de la demanda.
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14. Se recomienda desalentar la internación de pacientes críticos en hospitales públicos,
privados o de la seguridad social de baja complejidad, por los motivos previamente
enunciados.
15. Para ello, se propone internar a los pacientes de menor complejidad (febriles en
estudio u oligosintomáticos) en otras instituciones sanitarias o en estructuras
prefabricadas como tiendas u hospitales de campaña, que no deben contar con UCIs
en la estructura, para no atomizar al recurso humano. Es necesario que estas
instituciones cuenten con conexiones formales con los hospitales de alta complejidad
para favorecer la derivación oportuna que requieran mayor nivel de cuidado y
puedan convertirse también en unidades receptoras de pacientes en proceso de
recuperación provenientes de dichos hospitales.
16. Es imprescindible que todos los hospitales que formen parte de la estructura de
respuesta cuenten con bases de datos de pacientes interconectadas con las oficiales,
que deberían incluir, además, el stock de suministros. Estas bases permitirán, por un
lado, a acceder a un adecuado conocimiento de la situación de los pacientes críticos
y, por otro, a implementar estrategias de intervención basadas en la evidencia. Para
ello es necesario asegurar la conectividad adecuada. Asimismo, sería imprescindible
participar con la información en el estudio SATICORONAVIRUS para adecuar la
información a las conductas terapéuticas, evolución clínica y análisis de la mortalidad
ajustada por riesgo.
17. Por último, se propone el diseño de una política de comunicación con puntos claves,
de actualización diaria según evolución y requerimientos, liderada por los
responsables institucionales, que se implemente a través de canales seguros para
garantizar la continuidad de los planes implementados.
18. SATI debería recabar datos de infraestructura y recurso humano con que cuenta cada
UCI a través de sus filiales y regionales y conocer disponibilidades y necesidades de
equipamiento, protección y recursos humanos. Los comités de infección y de
investigación pueden filtrar y ordenar la bibliografía que resulte más útil para la
asistencia y colocarla en un repositorio virtual de fácil acceso. Fomentar la
capacitación virtual a las especialidades sugeridas a través de los canales habituales
(tutoriales). Crear un foro de intensivistas de referencia para efectuar consultas en
línea para casos complejos.
Dra. Rosa Reina
Presidente
Dr. Guillermo Chiappero
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Vicepresidente
Comisión Directiva
Consejo Asesor de Ex Presidentes