2. C o l a b o r a n: Edi t o r i a l
C
AIRES DE LIBERTAD omenzamos un nuevo año. 2010. Una nueva vuelta
AMIGOS DE LA POESÍA de hoja del calendario, el comienzo de una nueva
década. ¿Qué nos deparará? ¿Cuáles son nuestros
EL MUNDO DE LA POESÍA propósitos para esta nueva etapa?
N
JARDÍN DE AMISTAD Y POESÍA
o podemos saberlo, pero podemos saber lo que
JOSXAVI nos ha traído este año que ha acabado. Hace doce
meses, en nuestro sexto número, éramos precisamente
L A D Y H A L C ÓN
seis los foros participantes. Durante este año, hemos
M I NI F I C C I O NE S doblado, y superado, ese número. Nuevas comunidades
nacieron, o nos han acompañado durante un trecho de
PIENSA EN VERSO
este camino que atraviesa nuestro virtual paisaje
POETAS MODERNOS literario. Un ir y venir de compañeros con ganas de
participar, de hacer cosas, y de compartir sus frutos con
POETAS UNIVERSALES
el resto. Hemos crecido, y madurado.
RI M A ND O
S A B O R A RT Í S T I C O
SOMOS POESÍA
T ambién podemos anunciaros nuestros propósitos
para este nuevo año. Vamos a seguir mejorando,
ofreciendo a las diversas comunidades digitales la
posibilidad de exponer sus mejores colaboraciones,
favoreciendo el intercambio de ideas, y tendiendo un
puente entre todas ellas para disfrute vuestro, y nuestro.
S up l e m e nt o :
DIFUSIÓN
NOTICIAS DE LOS FOROS
E n tercer lugar, para los amantes del microrrelato,
los foros Minificciones y Sabor Artístico iniciaron
hace una semana un concurso conjunto. Podéis ver las
bases AQUÍ y AQUÍ. ¡Aún estáis a tiempo de participar
ARTE PARA COMPARTIR
para el de este mes! ¡Os esperamos!
YOGA Y SALUD
F inalmente, os recordamos que en breve se
publicará la ;
os confirmaremos la fecha exacta en cuanto nos sea
1 6 d e e ne r o , 2 0 1 0
posible, así que permanezcan conectados a nuestro
Sabor Artístico - la Revista, canal.
nº 18 del Foro Sabor Artístico
está licenciada bajo Creative ¡ Gr a c i a s ! Y ¡ B u e n a v i d a a t o d o s !
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Sabor Artístico - la Revista, SABOR ARTÍSTICO, LA REVISTA
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D I RE C C I Ó N EDICIÓN Y MAQUETACIÓN
E d ua r d o C o r t e s e A me l i a P r i e t o
COLABORADORES: María de Lourdes González, LEONOR LEBEDINSKY Y
JAVIER HERNÁNDEZ
3. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Si tú quieres ser dichoso,
pues debes vivir cantando, DIN-DON.DIN.DON
no lo sientas doloroso mimos de algodón
si tu canto no es hermoso Te subo te bajo
que se logra practicando. Te arrullo en esta canción
Cántale a la vida andando Lucecita de ángel
y que tu canto deslumbre plumita de Dios
a los que estén escuchando, Piel de terciopelo
y que vivas alegrando Aroma en flor
a toda la muchedumbre. En vuelo de aves
A penar no te acostumbre Con suave murmullo
que te llena de mentira, Te enviaron a mí
deja que el canto te alumbre Y sobre mi pecho
y te sientas en la cumbre Te abrazo con mimos
sin llenar tu vida de ira. Llenos de emoción
Canta así tu alma suspira Tierno duendecito
y tu vida no es tormento, Que robas besitos
Vestidos de dulces
siempre a la música admira, En tu corazón
de las penas te retira
con ella nunca un lamento. En un cofrecito
Los tienes guardados
Serás libre como el viento, Con una sonrisa
nunca seas mal agüero Se abren y salen
que vives en sufrimiento, Mil besos buscando
alegra tu pensamiento La luz de mi amor
canta al igual que el jilguero.
Atlantida
Anita/Miriana
Hoy, sumérgete en mi vida,
toca mi piel, te convida Mi Dios le impone votos de pobreza,
a beberla en sus contornos al hombre cuyo sino por defecto
a sentirnos los bochornos. le manda con nosotros al dilecto,
al pobre en su dolor y en su tristeza.
De toda visión hermosa
logremos el verso y prosa. Sería menester que su belleza
Ven con tus pausados pasos bajara con el cejo circunspecto,
sin pensar en los fracasos. si bien le sobra paño a su intelecto,
él, para adoctrinar la gente, reza.
Esculpe con fe las horas
y dime que tú me adoras, Ustedes que no oyeron la doctrina,
granujo bésame el alma no encuentran la piedad en esta vida,
que deseo amarte en calma. ¿No veis que está cansada la mezquina?
Nos diremos las verdades Que para procrear engendra vida
tachando infidelidades, ¡Oh Madre!, Fiel mujer de fe divina,
matando entonos y miedo la vida que nació, surcando herida.
en ese beso que cedo.
Marta Marques
Maricruz Díaz
4. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Una tarde de sábado,
en la paz del viento y mis cabellos al azar,
desperezando el aire.
He doblado el pensamiento,
tras la emoción de la aurora.
En el ritmo de las horas,
su quietud cabalística me induce
a transpolar mi sombra
fermentando el paso.
Soy la que soy ahora,
ardor y luna,
brisa y roca fragmentada
ciclo de algas y caracolas
elevando su bullir eléctrico hasta la saliva.
Mis ojos han traspasado los fotones
danza sin fin en la unidad de mi cuerpo con el todo.
Regreso a la luz que me germina.
No hay flores más hermosas
Tal vez sea así la forma de cerrar el armario que las que tus manos toca
olvidarme de los bigotes de la vecina, dándoles vida y amor tus ojos
de su andar clandestino y su boca manipuladora. son dos luceros hermosos
He de ver la paja en mi ojo, Das amor sin que nadie lo pida
el inmenso madero que he apilado al pie de la fogata iluminas mis días y mi vida
que habrá de regresar a su ceniza. llevando a ella dicha y alegría
con flores multicolores te entrego
He creado aquello que atraviesa mi pensamiento,
aquello que me hería, Mi alma mi vida y mi corazón
que me helaba el cuerpo te amare toda la vida y cuando
la desesperanza se ha ido, muera seguiré amándote acoge
pavesa instantánea en el punto de la tarde. mi alma en tu santo seno cobijame
Soy tan nueva que no me reconozco, Con tu manto sagrado dame el descanso
la sonrisa se me ha volteado hacia dentro, eterno y permíteme seguir escribiendo
como un camino que se despliega, para ti en este tu día te doy las gracias
un abrazo que envuelve, por todo lo que me has dado sin merecerlo
un costado que alberga
venga lo que venga, Gracias Santa Madre Maria de Guadalupe
porque en la hoguera se ha producido el milagro. Tu que esta en el cielo ruega
Leticia de santos por nosotros y perdona nuestros pecados.
Ocervant
5. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Ya lo empecé… ayúdame a seguir…
No es fácil, pero es de todos.
Hay un universo de soledad y es de tantos que no conozco, y de los que si conozco.
… y si nos animamos?
Que no haya nadie solo en estas fiestas, que todos seamos Uno., al menos en nuestro
foro, y en todos los que se dignifiquen en la realidad humana, como nuestro sentir…el
sentir del Amor real.
Ayudemos a los que están solos, que tal vez, seamos nosotros mismos también.
No solo es un pedido… es una súplica al mismo tiempo, y el despertar de que nos
necesitamos cada vez mas.
Luis Introna
Lloro por la vida,
despacio, como lloran los árboles
por una rama perdida,
igual que la telaraña en los ojos de los sueños He compartido,
-como niños presos en la noche el otoño de parda simetrìa,
con angustia colgados de la luna llena-; la noche tàcita en la piel desnuda,
el beso del viento en las caderas,
despacio, como lloran los rosales, el vaho anònimo en invierno,
con el color de las horas el tremor del llanto silencioso,
por un soplo de estrellas el precipicio hondo de un deseo,
-como el crepúsculo con piernas dobladas el verso de amor crucificado,
que oyen de la hierba verde el hambre de una miga de ternura,
brotar la sangre que no habla-; el bullicio remoto de los grillos,
igual que un verso el rumor insomne de la carne,
rompiendo las coronas de palabras, el canto triste de la lluvia,
anclado en las trincheras del recuerdo, las voces en busca de tu nombre,
empapado en los pañuelos de oscura tierra el polvo inerte y mudo de una muerte,
y en silencio, la magnolia espesa de mi sangre,
cubierto de rascacielos durmiendo; la soledad en la nieve del despecho,
el reflejo congelado de un silencio,
lloro, la sonrisa en el latir de un te quiero,
esperando el viento extraño, la fe que sostiene mis cimientos,
el regreso del reloj con puños de acero; la angostura de una lengua envenenada,
despacio, con lágrimas amargas el desgarro de un amor inalcanzable,
y con dulzura, la daga filosa de un desengaño,
con el paso firme en el frasco de cristal tanta vida en el racimo de los labios,
contenido en el último punto dèjenme ahora al menos...los sueños intactos,
de la línea. después buscaré el resto de mis años...
Ricardo Serna G Paloma G. castellanos
6. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Apoyaba el arma en su sien izquierda.
El leve contacto del caño con su piel arrebató los recuerdos de antaño; se sintió
tranquila, o mejor, vaciada. Aquel dolor de estómago ancestral desapareció y su
respiración fue urdiéndose ligera, suave como el terciopelo azul de sus sueños
extraviados.
Antes de gatillar, alzó los ojos y el cristal de la ventana, que la enfrentaba indiferente,
le ofreció el rostro. Un semblante sin faz, sin rasgos, un óvulo sin límites y una mirada
contundente.
Creyéndose ya en los estribos fugaces de la partida, dejó caer el brazo asesino y
observó. De alguna extraña manera, los rostros se sucedían vertiginosamente,
reemplazándose uno al otro; a medida que atizaba el ánimo, la visión develaba múltiples
imágenes: niños, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres, cabellos, narices, cierta barba, un
bigote, un par de aretes. Si parecía una maravillosa gárgola, donde habitaban, juntos y
simultáneamente, todos los rostros. Y una mirada, la misma en cientos de semblantes
diferentes. La mirada, un murmullo, tal vez, una agonía.
La joven se acercó con esmerada lentitud a la ventana, rozó con la pulpa de sus dedos
el cristal; quemaba. Inmóvil, intentó volver a descubrir las efigies en aquel punto vacío del
infinito transparente. Advirtió, entonces, que sólo a cierta distancia ellas aparecían y se
alejó.
Algunos cuentan que Ana estuvo de pie hasta que, débil, se desplomó; otros afirman
que Ana encontró la rendija que la condujo al otro lado; hay quienes aseguran a grandes
voces que Ana enloqueció y que su esquizofrenia la salvó de la muerte; yo, que he oído
tanto, creo que Ana tuvo que morir para comprender la semejanza entre la quimera y la
paz.
Lo cierto es que la jovencita nunca había planeado su muerte, aunque sabía, en lo
profundo, que cuando se le hiciera insoportable cada alborada, moriría. Así es como
aceptó, gustosa, la pequeña arma que su padre le hubo obsequiado, aduciendo defensa
personal, y la guardó (no la escondió) en el rincón más cercano a ella: entre la cruz de
Jesús y el diccionario de hechicería.
Aquella noche, cuando las postreras imágenes la sorprendieron, le llevó tiempo
comprender que apenas era su enfermiza imaginación que la revelaba a través de un
sucio vidrio que apenas refractaba la luz amarilla del farol callejero y recogía reflejos
informes. Un simple jugueteo de luces y sombras; enfureció al sentirse traicionada.
Retornó, entonces, el dolor, y los recuerdos se agazaparon a su pecho. El temblor de
los labios, el enrojecimiento de sus manos. Bajo un impulso inconmensurable, alzó el
arma del suelo y, sin siquiera apuntar, se disparó. La bala perforó, sin embargo, la sien
izquierda tan certeramente como si una aureola maléfica la hubiera circundado antes de
llegar.
Y cayó, de bruces en la oscuridad.
Ana nunca fue hallada. Nadie escuchó el estruendo de la detonación. Se convirtió en
una presunción, y por ello, es inmortal.
Nadie lloró. Nadie la extrañó, ni la extraña todavía. Pero, su vida cobró sentido en su
muerte: alimenta el diálogo y la pasión de quienes aún especulan sobre ella. Aunque no
exista un motivo, ni un germen deslizado, ni lógica razonable, Ana es hoy una hermosa
excusa para amanecer.
Mónica Maud
7. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Cuando caiga la noche Cerraré los ojos para soñarte
y sea tu recuerdo para beber lo besos de tu boca
el que habite mi cuerpo para que tus manos
Cuando la luna ilumine transiten por mi cuerpo
el camino de tu partida y sentir el placer
Te amaré en silencio, amor de tus labios en mi piel
Te amaré en silencio Te amaré en silencio, amor
Cuando las estrellas Te amaré en silencio
me griten tu nombre Tomaré el sueño azul que me regalaras
y mis ojos para viajar hasta tu lecho
se cieguen con tu imagen y cobijarme entre tus brazos
Cuando el viento Besaré tu frente
borre tus huellas de la arena Deslizaré mis manos
y se lleve con él, el aroma de tu piel dibujando tu contorno
Te amaré en silencio, amor rozaran mis labios tu pecho desnudo
Te amaré en silencio ...Y...
Pronunciaré tu nombre Me sentiré más sola que nunca
muy por lo bajo El día mato la noche
entre lagrimas y así murio mi sueño.
para que no me escuchen Te amaré en silencio, amor
Te amaré en silencio
Partitor de la música celeste. No lo olvides nunca
Que brotas toda luz de la existencia Mónica Suhurt
y enjambras universos en los cielos
cuajándolos de polen y de vida.
Que de siempre edificas esa alianza
selladora del cuerpo con el alma.
Cuida de esta semilla que reviertes Creo que el paraíso está bien cerca,
en la cambiante forma del camino en nuestras propias manos,
y hazla senda que lleve a tu destino. tal vez en la otra esquina,
Ilumínanos siempre con tu faro y nada de distancias siderales.
forjador espíritu de esperanza. De todos los posibles paraísos
Ayúdanos a mantenerla abierta el que más nos deslumbra
y guiándonos siempre hacia tu puerta tal vez está en nosotros
la palma de la mano que nos diste. y hemos de saber
dónde encontrar las llaves
José Francisco para abrirlo y entrar
a tomar posesión
del árbol de la vida.
Recuerdas?
Yo recuerdo la tarde en tus ojos azules. Y si sabemos, como sabemos,
Sus veleros de fragua, deshojándose simples, las claves y los caminos
habían atracado en tu cabello suelto, que hemos de seguir hasta encontrar
cual minúsculos labios, y un sin fin de galaxias el árbol de la vida,
en tu boca tenían desvestida la risa. y la cuestión parece
no encerrar muchos misterios,
En mis manos, en cambio, aullaban las horas ¿cómo es que somos tantos
y eran sombras mis ojos hospedando temblores; los que seguimos siendo desgraciados
era el miedo que suda un montón de veredas a pesar de tener aquí muy cerca
donde crecen historias sobre pueblos heridos, ese gran paraíso?
habitante de un mundo de pegasos enfermos.
Ese es el misterio
Recuerdo. que más me insomnia
Yo recuerdo tus manos, y que cuando pretendo esclarecer
la aridez de mis labios detenida en tu copa, me proporciona siempre
la mirada del guardia, los papeles, sonidos, la doliente certeza de que el hombre
y esas cosas que obligan a cubrirse los nombres, no es tan inteligente
recuerdo lo más mío, lo más nuestro, como va pregonando.
de lo hermosa que estabas, danzando en la memoria,
mientras todos los muros trituraban mi rostro. JuanPablo
cesar lucil
8. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Tengo miedo de no ser benevolente
de luchar por una amor incandescente
de vivir sobre arenas ya movedizas
De andar en llantos, cubiertos de sonrisas
de andar sendas sobre paso ya vividos
de callar los sentimientos ya nacidos
Tengo miedo de no ver mi cruel destino
de andar pérdida como anda un pobre niño
de ofrecer mi mano esperando un cariño-
De entregarme sin reservas ni medidas
y abrir el daño que aun guardo en mis heridas
de abrirme por completo a repleto pecho
Y sentir la mano ingrata del desprecio
tengo miedo de callar , ser una loza
donde todos mis sentimientos se ahogan
miedo de quedar por los años perdida
Al llegar al paroxismo de la nada de hacerme insensible ,a hechos y la vida
el cuerpo se estremece de dolor de perder el amor, la naturaleza
por las acerbas lágrimas, Tengo miedo de andar sobre paso incierto
pegadas en la piel de sus hermanos que pueda el amor hacerme sentir celos
por las lenguas sin sabor de la vergüenza. de que los años me tornen egoísta
Se descubre el monje la tonsurada cabeza De poder hacerme inmune, al mal ajeno
y trasluces en el cuero, esputos de pensar en justo egoísmo indebido
andrajosos de mentiras de no saber decir , ha tiempo te quiero
como una coerción, oscura y cansada. no hacer feliz con quien viva mí destino
Comprendes que las olas, son los suspiros del mar hoy este sentir es amigo, enemigo
y que ya no dejan huella tus pisadas me dice que eres el regalo mas querido
porque el hombre concluye su final amor deseo vivir,..Feliz contigo
entre rosas rojas de metralla. Francis falcón
Ya se escuchan los lamentos de las aves
en murmullos alterados por el humo.
Las bestias se negaron a callar
y gritan sus pavuras por el valle.
El hombre atenaza las entrañas de sus deudos
con lascivia dibujada en la mirada.
Nada puede salvar al hijo pródigo, Déjame contemplar tu mirada,
malversó su heredad entre orgasmos tu mirada donde las nubes se dilatan,
incoherentes. la que atraviesa el vuelo dulce de los pájaros,
Huyó mi sombra del brazo del espanto bellos pájaros tristes con alas de naufragio
y este saco de carne sobre huesos que regresan del frío
se cansó de elegir entre el negro y el blanco. para morir tendidos en las cumbres...
Déjame embriagarme con tu voz,
SAFE CREATIVE 0912135109766 tu profunda voz que desgarra el espacio,
que me hiere y me apacigua,
tu profunda voz
que hace palpitar las estrellas...
Déjame enajenarme con tu esplendor
para olvidar la tierra
y su memoria...
En tu sombra déjame dormir,
reponerme cerca de tu alma.
Déjame la eternidad entera
la eternidad entera para quererte...
Ana.M.M.N
9. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
La noche es blanca
y del Norte se acerca otra borrasca. La navidad de mi pueblo
Espero el crepúsculo, la que recuerdan los pobres,
el crepúsculo espero, esa que llora la ausencia
que traiga la luz y resiste los calores,
a mis ojos ciegos. entre tuscas y chañares
y el calor de los mil soles,
Las calles con sus estrellas pasa rozando el candor
anuncian la Nochebuena, de niños cara de cobre,
pero no hay villancicos que suenan, viene cantando la copla
ni pastorcillos. pero ella no usa tambores,
Sólo gente presurosa y embozada, usa la caja chayera
y el manzano de enfrente y con el rustico acorde,
de hojas peladas, lanza el lamento preciso
pareciera que hiciese mofa de la invernada. junto la voz y hace acople,
Los niños de mi casa formando un eco ancestral
están callados. para gritar sin aprontes
Y en el absoluto silencio que me rodea, el clamor de nuestra tierra
sólo puedo escuchar, y el diaguita le responde
el rítmico latir del alma mía desde el fondo de los tiempos
en un adagio divino de armonía. como el tronco irriga el brote.
La navidad de mi tierra
Pura Losada entre tomillos y flores,
en el crepúsculo del 21/12/2010
desde su barrio de La Milagrosa
está colgada en los cerros,
se yergue en suelo salobre
con el aroma de albaca
y un carnaval de colores.
Los pesebres que se lucen
en vidriera hacen capote
intentar querernos con melancólico ritmo
Dame la oportunidad los villancicos que se oyen
Es que te amo bella flor De poder llegar a tu alma
Si no hay forma de entendernos Y mi ser tendrá la calma en esta noche sagrada,
¡JAMÁS TE HABLARÉ DE AMOR! y un coro de niños pobres
Al saber de tu bondad. cantarán por las esquinas
Lo que siempre te repito Tendrás dicha en realidad con sus boquitas de bronce,
No es capricho o terquedad En su mágico esplendor esa canción mas urgente
Es la más pura verdad Más si te agobia el temor con los mágicos sabores,
Pues tu afecto necesito. No sabrás de mi ambrosía, del reclamo de justicia,
Tu nombre lo llevo escrito Y si lo nuestro se enfría la que calma los dolores.
Aunque no podamos vernos JAMAS TE HABLARÉ DE AMOR
Solo se que al conocernos Issar Ramon Aguilera
No soy quién para obligarte (Corazón de Poeta)
Me diste la fe perdida, Pues la unión es natural Todos los derechos reservados
Y en vista que eres mi vida Más de ti no hay nada igual
¡TE PIDO INTENTAR QUERERNOS! que imposible es compararte
Yo te he contado mi historia Más si nunca fuera parte
Más de ti no lo se todo De tu noble corazón
Pero lucho codo a codo Así sea una ilusión
Para llenarte de gloria. Te seguiré recordando,
Anhelo ser de tu noria Y eternamente adorando
Horizonte de candor HASTA EN OTRA DIMENSIÓN.
Y en razón a mi furor Si lograras comprenderme
Regalarte mil albricias, Así como yo te entiendo
Y si insisto en tus caricias Poco a poco irás sabiendo
ES QUE TE AMO BELLA FLOR. Que sin ti no se valerme.
Lo que yo siento mujer Déjame a diario perderme
Probémoslo de verdad En tu mundo sin quebrantos
Si hay sincera afinidad Y así existan desencantos
Seré en ti un amanecer. Hoy como antes te amaré,
Más con el fuego de ayer Y por siempre viviré
Tendrás mil goces eternos ADMIRANDO TUS ENCANTOS!
Y si hay oscuros inviernos Fidel Alcántara Lévano
Trataré de resignarme, 2009-12-17
Y te prometo alejarme
SI NO HAY FORMA DE ENTENDERNOS.
12. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Un ruido me despertó, me devolvió la conciencia. Había estado tirada allí quién
sabe cuánto tiempo.
Estaba empapada, llovía torrencialmente, los truenos hacían temblar la tierra y el
cielo parecía abrirse en dos con cada relámpago.
Caminé, caminé sin rumbo, sin saber adónde iba ni de dónde venía.
Parecía que mi mente se había quedado vacía. Solo un fuerte aroma a cerezos
permanecía en mis sentidos.
¿Qué estaba haciendo allí si me aterran las tormentas?
¿Cómo llegué hasta allí?
Alguien pasó a mi lado y tendió la mano para ayudarme. No sabía quien era,
pero algo me llamaba la atención en él.
Colgaba en su cuello una piedrita color índigo.
Tenía una mirada serena, ingenua, que me daba confianza.
Los truenos y relámpagos me hacen estremecer. Les tengo pánico.
Nunca, jamás, saldría en un día así.
Él no pronunció una palabra, pero su mirada me transmite paz y me dejo guiar
por sus pasos.
Se lo ve seguro, decidido hacia donde dirigirse.
En pocos pasos llegamos a un hermoso jardín lleno de cerezos, el perfume me
invadía completamente.
La lluvia comenzó a parar. El cielo se abrió y la tormenta se dispersó.
Parecía que el haber llegado allí, hacía que todo volviera a la normalidad.
Me soltó la mano y caminó hacia la casa. Yo seguí detrás de él.
Me detengo frente a uno de los cerezos y ahí comencé a recordar.
Las imágenes caen en mi mente como diapositivas. Una tras otra hasta formar la
película completa.
Estaba frente a uno de los cerezos y contemplaba todo el jardín.
Me maravillaba con las flores, pajaritos, mariposas que revoloteaban a mí
alrededor.
Miré el cielo, el sol. Mis perros saltaban tras las mariposas,
Mis hijos jugaban con la pelota.
Entonces me hice una pregunta.
¿Cómo sería este mundo si Dios no existiera?
Solo sentí que me desplomaba y no recuerdo más hasta que un trueno me hizo
volver en sí.
Cuando giré para hablarle, ya no estaba.
Entonces mi hijo menor me dijo: ¿Qué te sucede mamá? Hace rato estás ahí
parada inmóvil.
__Nada hijo, estoy bien. ¿Dónde está el señor que vino conmigo?
___ ¿Qué señor mamá?
__El que vino conmigo, mi amor.
__No mami, nadie vino. “hace rato estás acá inmóvil”.
Comencé a preocuparme. ¿Como podía ser que una persona se esfume así, como
si nada?
¿Y mientras llovía que hacían?__ le pregunté.
__Mami no llovió, me dijo.
Más preocupada aún, caminé hacia la casa y al subir el primer escalón hacia la
entrada vi en el piso la piedrita índigo.
Hasta el día de hoy me pregunto que pasó.
Sospecho que Dios me contestó la pregunta que le hice.
Me mostró un mundo oscuro y tenebroso pero también mandó un ángel que me
rescató.
Yo creo que los dos mundos conviven.
Si buscamos a Dios, seguro será un mundo lleno de luz y sin tormentas.
monica beneroso
13. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Buenosh díash vechinita, Pelóname vechinita Pelo tambén ‘toy contenta,
quelo contigo jugal, te dalé mushosh globitosh, polque aplendishte a volal,
invítame a tu cachita shecalé tu laglimita eshtalé de ti muy chelca
luego a la mía pashal. y te dalé mish beshitosh. aunque te voy a extlañal.
To te invito a mi catita Te peldono, toy muy wena Cho también voy a extlañalte
atí podemos cugal pelo no pelees más amiguita de mi amol
pelo no plesto mis tites polque las nenitas lindas acá te chevo chelquita
ni a mi gato ni a mamá. ton amigas le veldá le mi tliste colachón.
¡Pléshtame tu muñequita Vamonosh a mi cachita ¿Quén halalá tush tlenchitash?
que la quelo yo calgal y a comel te invitalé, ¿Quén enchuchialá tu cama?
¡te jalalé la tlenchita te quelo muchio amiguita ¡Quelo shel tu vechinita!
shi no la quelesh pleshtal! pol shiemple te cuidalé. ¡Elesh mi amiga del alma!
¡Ay me tila le la tlenza Voy coliendo a tu catita Hablá muchos chiquitines
ay que lolol que me la! polque me gusta cugal que jalalán mis tlenchitas
¿Po qué me pegas tan fete? y lompelte tus muñecas me enchuchiarán la pollela
¡Te acuzo con mi papá! ¡la la la la la la la! ¡Comelán mi comidita!
¡Yo quelo tu paletita Dennchita, yo ‘toy muy tlishte Shelemosh shiemple
shi no me dash glitalé, polque muy lejosh te vash, amiguitash,
pala que oiga mi mamita la muñeca que me dishte amiguitash lococó,
tu camita enshushalé! la ablashalé muchio másh. Dennchita, te quelo muchio.
¡Y también te quelo cho!
¡Eles mala, no te quelo! No tes tiste pilcuchera
¡No te voy a invital más! mi caliño quelalá Pili González y Denn
Te pego con mi plumelo agaladito a tu falda (Dueto) 1ra.y2da partes
¡Te vas, te vas y te vas! y a la paled del poltal (México)
Que tienes en tus manos de encanto,
que me gobierna en un nido de besos,
la suavidad de la clara es lírico canto,
si me das la sonrisa de tus senderos.
Que tienen los párpados de tus ojos,
que me adormecen en alegría eterna,
la luz que brindas el abrir de tu boca,
es pasión eterna en adoquines rojos.
Si tuviese la magia de tu dulzura desnuda,
acabaría siendo tuyo como alma en gozo,
me fundiría con tu astro dulce de alma pura.
Para estar siempre con el roce hermoso
de tu silueta que me baña de fiel dulzura,
quiero entrar en tu piel con amor celoso.
Jose Xavier
(Ecuador)
14. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
La oscuridad de la noche, sólo rota por los reflejos de neón y el resplandor de los
escaparates adornados con motivos navideños, creaba un falso ambiente de alegría que lo
inundaba todo.
El ruido infernal producido por los incesante cláxones de los coches atrapados en un
monumental atasco, castigaban implacablemente sus oídos hasta producirle un agudo
dolor. Aquella mañana había amanecido con un fuerte dolor de cabeza, presagio de las
migrañas que padecía con frecuencia desde tiempo atrás.
La noche era gélida… El intenso frío penetraba a través de sus huesos. Había olvidado
cuando comenzó a caminar ensimismado en sus pensamientos hasta perder la noción del
tiempo.
Cada vez se le hacía más difícil avanzar entre la multitud, era como andar contra
corriente entre la marea humana; el griterío era ensordecedor, a su alrededor numerosas
familias realizaban sus últimas compras de Reyes, algunos padres llevaban a sus hijos
para dar la bienvenida a los Reyes Magos y para asegurarse de que ellos habrían recibido
sus cartas.
Después de grandes esfuerzos consiguió llegar a su destino. Al abrir la puerta le recibió
una agradable ola de calor que tuvo la virtud de aliviar el frió de su castigado cuerpo
durante las últimas horas.
Subió hasta la planta 8 del edificio que albergaba uno de los más grandes centros
comerciales de la ciudad, se detuvo ante una puerta donde una placa de metal anunciaba
PRIVADO, franqueando dicha puerta se dirigió hacia el vestuario del personal, ésta se
componía de una amplia y limpia sala dividida por pequeñas cabinas individuales, algo
parecida a los camerinos de los teatros.
Depositó un pequeño maletín sobre la mesita de su "camerino" y se dispuso a cambiar
su indumentaria de ciudadano anónimo por la de Rey Baltasar, comenzó con el maquillaje
de la cara que, poco a poco, fue tomando la apariencia de “Negro”, en una ocasión no
recordaba dónde había leído que ninguno de los reyes magos era de color, pero bueno,
eso no importaba ahora, sólo era un trabajo como otro cualquiera y no venía al caso
“buscar tres pies al gato”.
Una vez concluido el maquillaje, se dispuso a vestir su enjuto cuerpo con la vestimenta
adecuada compuesta de amplios pantalones bombachos de color verde, camisola blanca y
casaca dorada, amén de unas puntiagudas botas de terciopelo rojo, con las que calzó sus
doloridos y cansados pies. Rematando su transformación con una llamativa corona para
adornar su doliente cabeza.
El ascensor le bajó hasta la planta de calle en cuya puerta le esperaba un destartalado
sillón de madera, que bien le habría servido para hacer con él una hoguera y calentar así
su maltrecho y aterido cuerpo. Sentado en semejante “trono” se preparó para pasar las
próximas cuatro horas por las que le habrían de dar la suma de veinte euros que le
servirían para poder comer un par de días más.
Aquel pensamiento le dio ánimos para seguir haciendo frente a la tortura que
significaba la subsistencia diaria de un “sintecho” y tal vez mañana alguien le contrataría
como payaso para amenizar la fiesta de un afortunado niño rico, durante la cual él tendría
que doblegar su ánimo para enjugar el llanto de su alma mientras su maquillada faz, tal
vez de Payaso, reiría y reiría para alegrar la vida de los demás.
A la mañana siguiente la portada de un prestigioso diario daba la triste noticia…:
“Hallado un vagabundo (disfrazado de Rey Mago) muerto en la puerta de unos grandes
almacenes… Los primeros informes médicos del SAMUR indican que su muerte fue
provocada por las bajas temperaturas que anoche azotaron Madrid”…
Roberto Santamaría
(España)
15. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Yo hice de tu cuerpo
un altar para adorarlo con antojos, Tú,
por que me gusta jugar en sus pampas; Nombre que te agitas en mi mente
así me espine ¿Qué sucede? ¿Qué quieres?
con abrojos. Contéstame nombre de mujer,
¿Por qué invades mi paz otra vez?
Doy de beber a mis anchas ¿Es que quieres mi querer?
en la vertiente de tus ojos. Este lo tienes ya desde antes de nacer.
Me gusta sembrar mi sed Yo no sé qué quieres mujer
en el asador confusión lograste en mi,
de tus labios rojos; pasiones despertaste en mi ser,
repasando las costuras de tu piel alegrías recordaste
con el tren de mis dedos locos. y me has hecho soñar una vez más
con aquella sonrisa que hoy me das.
No hay domingo
sin que sea lunes Yo no recuerdo nombre de mujer
todos los días, cuántas noches en vela pasé,
para celebrar con tus encantos cuántas veces en mi cama giré
la misa de mi amor. buscando el descanso de mi ser.
Mas si estos versos Vienes otra vez
profanan tu dolor. y me alertas que aquí estás
y que debo conquistar a la mujer
Celebrare en secreto el castigo por mi error, y que dueña de ti es.
si el misterio de la noche
aniquilara con sus vientos mis silencios… Chocolatin
(USA)
Me guardaré el dulzor de tus besos
en la sacristía del más lindo adiós.
Onírico
(Perú)
Hoy comienza una nueva navidad
las estrellas brillan hoy rutilantes,
guían el sendero a los caminantes
que oficiarán en pía cristiandad.
Una vez más se olvidará la ofensa,
haremos gala de fastuosidad
olvidaremos nuestra rivalidad,
la misa del gallo dará dispensa.
Siempre, al comenzar un nuevo año
haremos gala de nueva promesa,
palabra dada, que sin quedar presa
para siempre, causará el mismo
engaño.
Al emigrante vemos cual extraño,
a nuestro hermano como un enemigo,
sin dudarlo tendremos el castigo
y a nosotros volverá en propio daño,
El rencor de tu corazón destierra,
por la paz brindaremos este día,
para que pronto acabe la agonía
de tanta guerra que asola esta tierra.
No sentir por el prójimo empatía
ni tener el apego a nuestro hermano,
te aseguro que no es de buen cristiano,
y no estás con tu Dios en armonía.
Así, el niño Dios se alegrará
inundará la tierra de gran amor,
desterrará de este mundo el dolor,
y un nuevo mundo en paz renacerá.
Roberto Santamaría
(España)
16. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Supongamos, por un momento, que el tiempo se entretuvo...
y bailó la danza del vientre
en zócalos y mercados,
regateó por zuecos y bufandas,
olió clavo, comino y canela,
soñó, por un momento, que era un niño
tomando teta
y sonriendo, con dos dientes, a la vida.
Por un momento : supongamos
que el tiempo se entretuvo en la vereda,
que bañó sus muslos prietos en el río,
que de pronto le amanecieron los deseos
de la luna
siempre desnuda en los remansos...
siempre desnuda en los recodos
donde se sueña amor tocándolo con las manos.
Supongamos...sí, sí : mientras llueve
supongamos
que el tiempo se acurruca en el pasado.
Anuncia a voz en grito que no corre :
- " ¡No existen los años...!".
Supongamos, solo supongamos :
no existen los años
y solo el amor crece regado por los sueños,
acariciado por las manos,
besado por los labios,
bañado por los mares...
y abrigado en el presente.
Sí...pero eso es : Solo supongamos
que el amor no se detuvo
ni en esquinas ni en barrancos
mientras abrazaba farolas
y se dejaba abrazar por mirlos blancos
y por la sonrisa de Dios...
que de tanta sonrisa
olvidó el mañana en un cesto de mimbre
y se apuntó con el tiempo a
"solo supongamos".
Pascual López Sánchez
17. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Dejaron su miga, que nadie reconocía por ser pura
entre ruidos que encogían
hasta las mangas.
Giraron sus ansias, tatuando libertades envueltas de mentiras.
Y todo un mar de hermanos
levantaba sus puños hacia el cielo
donde las fábulas se consumen, en hálitos de muerte.
Llevaban a Dios en el pecho
y entre alambres de púa, soñaban su pan.
Después y mucho antes de mi carne
nos quemaron la infancia en hornos crematorios
que aún humean en las conciencias de uno que otro bien nacido.
Vuelven año tras año, las ráfagas de aire con olor a muerte.
¿Quién se robó la sonrisa amarilla de mi abuelo?
¿Lleva tu mano alguna joya de mi abuela?
¿Acaso hay en tu memoria algún mínimo rezo de perdón?
Nada llevan mis manos que no me pertenezca
y este azul de mi mirada es por herencia
que tú, ni ningún otro podrá robarme jamás.
Rossana Arellano
Quisiera yo saber por qué motivo
consume mi diario
esta ansiedad vital y cotidiana,
lacerante martillo de mi infeliz sosiego,
por qué a ti se te escapa la presencia
en la oratoria austera de un silencio.
Escucho atentamente la voz de tus cofrades
y se me van sus ecos
confusos en el viento.
Yo demando la voz en tu garganta,
en vivo y en directo reclamo así tu encuentro,
y se me agota el grito
sin que me asista el verbo.
No sé, quizás el tiempo alegue en su defensa
razones que la duda y su indeciso credo
eluden en su desoladora incertidumbre.
Tal vez comprenda entonces por qué, ya serenado,
el ansia me cauteriza el alma,
me libera del trámite superfluo
y me convoca al fin a un fronterizo sueño:
sobrevivir contigo este tormento .
Vicente F. Cortés
18. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
El profesor Afinio Nepote resumía para sus alumnos la primera semana de cálculo
infinitesimal, los límites de las funciones continuas.
—Es muy sencillo, chicos. Ya hemos visto como se resuelven las
indeterminaciones. Así, en el primer caso, tenemos que repartir nada entre nadie.
¿Qué cantidad de nada toca a cada uno de estos nadie? Esa es la primera
indeterminación, que, tal y como hemos visto, puede tener las siguientes
respuestas: toca uno a cada uno de los nadie, toca tres a cada uno, no le toca nada
a nadie o le toca todo a nadie. Sólo hay que resolver la indeterminación como os he
enseñando, hallando los ceros del polinomio, y el límite del cociente cuando el
número se aproxima a cero tanto como queramos.
Dió una calada a la tiza, e hizo ademán de expulsar una voluta de humo: le salió
un cero perfecto. Los chicos abrían la boca, unos admirados, otros bostezando, otros
babeando dormidos. Pero que conste que todos abrían la boca.
—Y ahora, el segundo caso: se trata de resolver las indeterminaciones del infinito.
—Hizo una pausa, sonrió y miró al crucifijo con gesto compungido, encogiendo los
hombros, y prosiguió —Para responder al interrogante de cómo repartiríamos todo lo
que hay entre todos los que son, en el supuesto de que el universo no sea finito, ¿a
cuánto tocamos cada uno de ese todo? Ya sabéis que la respuesta puede ser a uno,
a dos, a tres cuartos, a nada para todos o a todo para cada uno, porque de todas
ellas hemos puesto ejemplos. Hay que calcular el límite cuando la cantidad la
podamos hacer tan grande como queramos.
Apagó la tiza aplastándola contra la pizarra y terminó ante sus boquiabiertos
alumnos, dando la espalda al Cristo:
—Porque amigos, cuando tengamos un cociente indeterminado no hay que mirar
al cielo y esperar respuestas, hay que hacer los cálculos necesarios, paso a paso,
para resolver este tipo de indeterminaciones y eso os vale para la vida en general.
¿Alguna duda?
Holbein el joven
Se oyen carcajadas en la habitación continua, un olor a perfume estéril se desliza
bajo la puerta. Nadie entiende porque las nebulosas no son más que cataratas en
puro declive de lágrimas subyugadas. Estas risas aun persisten, los duendes han
encontrado una morada en la infinitésima parte de este sueño. Alguien espera
romper las cadenas, aun en la habitación la frialdad de los gestos pretenden emular
la distancia de unos poetas que deambulan entre el estiércol y la cruel verdad de lo
inusual. Es tarde, debemos partir, aun estas manos extendidas pretenden resarcir
todo el dolor de sus vástagos.
Quisiera no oír más estas carcajadas, pero son endémicas, son el lastre de
millares de ojos rebuscando en el olvido inicuo de esos labios reventados.
Es tarde, ya lo se, me lo ha confirmado esa luz vertical que ahuyenta a los
transeúntes, que se mofa de los intelectuales. No pretendo huir, las luciérnagas
alumbraran el sendero, ya es la hora, ven toca mi alma, no hay un lugar más hostil
que el olvido
Fausto Aybar
19. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Se levanto temprano aquella mañana, que parecía ser cálida. Salió con la habitual
serenidad,camino a través de la feria sintiendo los olores que impregnaban el aire.
Se podía oír ya desde lejos los gritos de los vendedores. Los árboles estaban
florecidos y las ventanas cubiertas del colorido de las macetas cubiertas de
flores.Una pequeña fuente dejaba sentir el ruido del agua caer casi… casi como un
adagio.Tenía los cabellos atados y anteojos de sol, llevaba puesta una remera
blanca, unos jeans y zapatillas también blancas. Una cartera cruzaba su torso,
llevaba además una bella sonrisa.
Llegó al lugar del encuentro y se detuvo por un instante con las manos en los
bolsillos, lo miró desde una distancia no muy cercana con la certeza que en
cualquier momento la vería.Comenzó a soplar una dulce brisa, él se lleno de una
sensación maravillosa, giro su cabeza y un brillo lo atrapo cuando la vio. El tiempo
se detuvo por algunos instantes, instantes interminables… y él le sonrió. Desde
siempre pensó que aceptar el destino pertenecía solo a uno mismo, se levantó, abrió
sus brazos y el tiempo del acercamiento aparecía, un largo silencio amoroso
desapareció en aquel abrazo
Civetta
Aves. Me despertaron las aves. Zorzales, calandrias, gorriones, gaviotas,
avutardas, chotacabras, ruiseñores, cóndores, teros, urracas, gavilanes, halcones,
torcazas, microscopios, gansos, lechuzas, locomotoras, cardenales, golondrinas,
palomas, pianos, aguiluchos, faisanes, colchones, elefantes, búhos, retro
escavadoras, el pato Donald… por cierto, demoro un poco en despertar
completamente.
Guillermo Iglesias
20. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
La última vez que se leyó
Despertó conciencias. De
Tras la pelota corriendo Eso hace ya algunos años.
Los niños están jugando, L. Cuevas
Del mongolito burlando
Y de su lado huyendo.
Juegan alegres riendo,
Una y otra vez chutando,
Más a él le están dañando
Pero no lo están sintiendo.
¿Pues como jugar con él
Si tan tonto y torpe es?
Perderíamos tiempo ¿verdad?
¡Pobre sonrisa triste
Que para ellos no existe
Ni le tienen caridad¡
Peinado con ralla al lado,
Con traje blanco vistiendo,
Al lado, el padre, leyendo,
Un poquillo separado.
Ni siquiera le ha mirado,
Tampoco lo está atendiendo
Y eso que le está diciendo
¡me encuentro desamparado¡
Solo, sentado en el banco,
Con su mirar claro y franco,
Pasa las horas del día, Y a una persona le dio¡ Mas el niño ni cuenta se daba,
Y ya casi anocheciendo ¡Papá¡ ¿Quieres jugar tú? Jugando tras el balón contento;
Se pone en pie sonriendo Con su lengua de trapo invitaba No cesaba de chutar ni un momento
Pues se acerca compañía. A su papá que, indiferente, Y cada vez, con más alegría saltaba.
Se le acerca un forastero Jamás con él fue consecuente El padre, sonriente le miraba
Y al “peque” queda mirando Y más bien, molesto, lo esquivaba. Y dándose cuenta del portento,
Con su mano acariciando Con brío el niño de su mano tiraba Mil gracias, en alas del viento,
Cual alegre mensajero. ¡juega, papá¡ pedía suplicante, A lo alto del cielo a Dios enviaba.
Le habla con amor el viajero Pero nunca llegaba aquel instante Asió fuerte al niño de la mano
Y el niño, sus manitas alargando Y es que su padre jamás lo deseaba. Y dijote muy alegre y ufano:
Como a jugar invitando, Miróle el Forastero con fijeza Solo ¡jamás volverás a estar¡
Le sonríe plañidero. Reprobándole su dureza Pues gracias al Forastero
¿No hay quien juegue contigo? Y aquella mirada le venció. Mi hijo tiene un compañero
¡Pues vas a jugar conmigo¡ Mil reproches en un momento Con el que siempre jugar.
¡Lo pasaremos muy bien¡ Llenaron al hombre de sentimiento Al hijo en sus brazos alzaba,
Volvió con una pelota Y su mirada al suelo bajó. Dando, alegre, vueltas alrededor
Chutando una vez tras otra: Muy triste y arrepentido Al tiempo que un resplandor
¿Quién más quiere jugar, quién? Con gran pesar lloró; Rasgando las nubes, asomaba.
Hacia ellos otro niño se acercó El mongolito le miró Y cuanto más vueltas daba
Y así jugaron los tres, Al tiempo entristecido. Abrazando a su hijo con amor,
Le dio a veces un traspiés Con un beso agradecido Veía la imagen de Dios
Pero nadie le riñó. Las lágrimas le secó Cuando, el niño, feliz, le miraba.
Agradecido se sonrió Y su padre sonrió Y más y más vueltas dando,
Chutó una y otra vez Habiéndole comprendido. Con sonrisas y llorando,
Y sin saber el porqué Con él se puso a jugar A un tiempo iba diciendo:
Al Forastero abrazó. ¡y que extraño, del lugar “¡Gracias, Dios mío, por la lección
Dióle un beso en la mejilla Ni rastro del Forastero¡ Pues nada tiene comparación
De una forma muy sencilla ¿Dónde están los que jugando Con ver a mi hijo riendo¡”
En señal de gratitud. Te estaban a ti enseñando? Luis Cuevas López
¡La pelota se escapó ¿Dónde está tu compañero?
21. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Mi Niño Dios que has nacido
en el portal de Belén,
por la noche adormecido,
una rosa y un clavel
que cantan con un suspiro
tan dulce como la miel.
Y, ¡que suenen las campanas,
que ha nacido el Redentor!,
¡campesinos, cortesanas,
reyes, estrellas y sol!,
todos unidos proclaman
la llegada del Señor.
¿Qué te puedo regalar?,
si eres como el firmamento,
tan grande para llorar,
tan pobre como un lamento,
importante como el mar,
tan intenso como el viento.
Rey de reyes chiquitito
blanco como una azucena,
¡qué retrato más bonito
Hay colores que recuerdan amores. al llegar la Nochebuena!,
Si, como aquellos con los que he amado. entre pajas y granizo,
Hay colores que transmiten dolores. hielo, frío y luna llena,
Son como aquellos por los que he llorado en un pesebre bendito
Tu pelo, reluciente como el oro . nace un Rey lleno de pena.
Tu boca, roja y dulce como miel ,
blanca, amorosa y nívea tu piel; ¿Qué te puedo regalar?
son los colores que de ti atesoro . si tú eres un lucero,
paz, amor y realidad
Hay colores que te llenan de rabia. como un mensaje en el cielo.
Esos que a tu vida cambian matiz… Que ha llegado Navidad
Cuando la tarde se pintó de gris y mis manos son de hielo,
donde te perdí en tormenta de sabbia.* ¿qué te puedo regalar?,
Pero también , hay muy bellos colores sino pobrezas y miedo.
que te atrapan en fluidos hipocampos ,
como esos que reivindican temores; Ten piedad Niño Jesús
otros en los que corres contra campos; de inocentes que te piden
esos de gentes que sufren el hambre; paz, amor, dulzura y luz,
que mueren en las panchinas* sin techos y que nunca se te olvide
por el desdén, la ignorancia del hombre, que imperfectos somos cruz,
por la injusticia del tiempo maltrecho. esa cruz en la que mueres,
y con perfecta quietud
Esos que a niños roban inocencia, tu destino no detienes.
los que ven la gente del tercer mundo;
por culpa de los grandes sin conciencia Ten piedad mi Niño lindo
que los hacen vivir cual vagabundos. de los que sienten tristeza,
Hay colores llenos de iniquidad, que necesitan cariño,
fiestas , adulación y consumismo; dulzuras, sol y belleza.
son los colores de la navidad Niño vestido de armiño
de gente sin escrúpulos ni altruismo. dando ejemplo de pobreza,
Hay colores sin árbol de regalos, ¡venid a adorar al Niño!
con luz en los ojos, buen corazón coronando a su cabeza,
y en el alma hay colores de intervalos entre pajas me arrodillo
regalan manjar por buena razón. ante toda tu grandeza.
Agrega un puesto más a tu mesa ¿Qué te puedo regalar?,
y dale abrigo , comida y ternura yo solo te puedo amar.
si, porque tú eres don y fortaleza
y el pobre es JESUS que piedad murmura. Maria del Mar
Mirqueya Columna
Reservados derechos
22. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Caminando hacia Belen Van y viene por las calles,
arreciitos de frio niños portando juguetes,
van San José y la virgen todos, todos van riendo
sin el niño, que aun no ha nacido. felices y muy contentos,
mientras Ramsés sólo mira
No tiene donde parir un juguete obsoleto;
ni un médico a su lado que patean los gendarmes
lo unico que consiguieron que va rodando en el suelo.
fue éste un humilde establo. se acerca ya las doce,
la hora del nacimiento
No me metas más prisa del niño Jesús en un establo,
no me hables de futuro pues el nació como pobre
no puedo llevarte en coche siendo el Rey del Cielo,
solo puedo llevarte en burro. hoy van muchos por las calles
van llevando sus panteones
A las doce de la noche Todos van pensando en chocolate,
nace un rubio y hermoso niño en los sándwich de pavo,
viene a salvar al mundo y el sólo esta pidiendo
el pequeño que ha nacido. un pan por pavor…
La estrella que los ha guiado que tengo hambre tengo frío.
avisa a los pastores, Por fin se conduele una pobre,
ha nacido el niño de Dios que limosnas a conseguido
el redentor de los hombres. le deja unas monedas…
unos pancitos duros,
En el portal se reunen el recoge a su pecho
numerosos pastorcillos pero luego rueda por el suelo,
para traerle al niño al verlo gritan sus amigos,
ropa y algunos panecillos. se fue, ¡ Ramsés se ha ido!
comamos nosotros su pan
Dos mil años han pasado llorando y llorando se quedaron dormidos.
y dicen que fue verdad Suenan las doce de la noche
desde entonces se celebra y unos ebrios empedernidos,
el dia de navidad. con la cerveza en la mano,
Mayka cantan a grandes voces
¡ Esta noche es noche buena.
a celebrarlos amigos!
Mientras en el suelo yace
un niño muerto de hambre y frío.
La verdadera navidad se celebra
cuando Jesús ha nacido
en el corazón del hombre
y se comparte con todos
lo el te ha bendecido.
Adita: HADITA
Caes desde el fondo de tus ojos
como sutil gota que, impasible,
se detiene ante mi ávida mirada.
Caes desde la nieve, palpitando
corazones que huyen de todo
y que a todo se enfrentan por un beso.
Caen ante mí, ¡oh, fugaces quimeras!
tus espacios, tus leyes,ed
una lágrima que, herida, sabe de destierros
y, a lo lejos, tu última palabra;
caen desde el centro de tu pecho enmudecido
sobre frutales que pronto tornaran al fruto,
sobre la tierra que se expande en barros
y que se llevará el tiempo en memorias perdidas.
Caes desde mí, desde el infinito
horizonte que me aterra,
desde la calle que me mira con ojos infelices.
Caes y así empapas mis besos
en posición de espera para siempre.
José Cercas
23. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Levanté la mirada y caí rendida de desolación. Cuán grande era la casa, con sus
habitaciones desnudas y húmedas por donde corría el viento frío de la tarde de agosto.
Un agosto ventoso y huraño.
Pensé, no sé porqué, en mi amigo Antonio, que estaría - seguramente - aguardando las
campanadas de las cinco de la tarde para ir a misa, y salir luego de ella, a las siete, entre los
empujones de la gente apurada; distraído él, con los ojos marcados por profundas ojeras, se
dejaría empujar. Pobre...
Nada podía hacer ya Antonio; los oficios religiosos no le servían, sin embargo prefería el olor
a incienso de la iglesia, que le producía un modo distinto de tristeza a aquella otra, tan bien
conocida desde sus veinte años (ahora tenía treinta y cuatro), aquella tristeza que le hacía
reclinar su cabeza sobre el respaldo del sofá, mientras Frank Sinatra cantaba “A mi manera”, y
un hilo de conversación, entre él y su propio yo, se apagaba en el momento de encender un
cigarrillo.
Sonó el timbre.
Era Consuelo, con su crisis de asma. Parecía una aparición frente al portón de mi casa.
Un estornino amarilláceo que la escuchó estornudar levantó el vuelo hacia el cielo; deseé
entonces (siempre he sentido una profunda aflicción por los asmáticos) que los pulmones
atormentados por la asfixia de mi pobre amiga se liberaran, y su carga fuera llevada por aquel
pájaro que partía, aleteando con fuerza y vitalidad, hacia la claridad del firmamento.
La hice entrar. Y me contó. Y se sabe que contar es reunir los muebles ajados de la casa, el
polvo de los pedestales, el desaparecimiento del repartidor de gas, la humedad de la tarde, los
ácaros de las gavetas, la pérdida de los biblioratos, todo, en suma, en un suspiro largo, que de
por sí lo dice todo. ¿No es cierto, acaso?
Ah..., le dije tomándole de las manos, que estaban frías. Caminamos.
Le comenté que la semana pasada había sufrido un nuevo ataque de melancolía.
Los ataques suelen ser terribles. Pareciera que la enfermedad bajara hasta mí desde la
rama pálida del jazminero que crece junto a mi ventana; peor aún, pareciera que la misma
rama se metiera en mi interior; suelo sentir cómo caen de mi boca aquellos jazmines salivosos
las veces que hablo. Hablo para quejarme, sin saber qué me duele, ni dónde, aunque me duele
y mucho.
Ay, vivo tan sola. Cuando enfermo no está nadie en la casa para prepararme un té de
chamomilla o tilo, ni para decirme que quizás estoy exagerando, ni para prometerme que ya
pasará este ruido molesto de puertas que se abren, rechinantes, en mi interior, aunque no hay
modo de cerrarlas pues se sabe que ellas obedecen a los espíritus rebeldes.
Por las puertas abiertas entra no solamente la lluvia, con un olor a sal de alta mar, sino las
formas delgadas de algunas personas a quienes no conozco y que me observan con
atrevimiento; ellas ven en mi melancolía la asquerosa figura de un araña; me es tan fácil
darme cuenta de que aquellas personas sienten temor de mí, pero allí están, embelesadas con
mi estado melancólico que avanza sobre sus patas peludas (sus pobres y horribles patas de
arácnido) en una enloquecida huida hacia cualquier parte, porque, insecto al fin, la observación
de tantos ojos humanos moviliza su instinto de conservación, su pánico a los zapatillazos...
Consuelo notó mi abatimiento. Ya se sabe que dos personas tristes no hacen más que
mirarse y suspirar por lo mucho que se entienden y lo poco que pueden hacer el uno por el
otro.
- Te queda bonito ese rouge purpurino. Y esa blusa celeste combina con tus zuecos, porque
los corchos... - me dijo, y había en su voz aquel sonido de violín que subía de tono o se
languidecía según el nerviosismo con que el arco hacía vibrar las cuerdas.
Ah... la obra de arte de sus pobres bronquios.
24. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Hace tiempo se me había ocurrido una idea. Y se la comenté.
Mis amigos, marcados por la depresión o la melancolía, solían aparecer por mi casa con
frecuencia. Formaría el club de los melancólicos, entonces. La decisión estaba echada.
Los requisitos, exagerados desde luego, los escribí en un papel que guardé dentro de una
carpeta. Estas extravagancias (¿o debo decir locuras?) se me ocurrieron: Amar el arte en
cualquiera de sus expresiones. Concebir la vida como un disgusto, un desaire, un piano de
cola que cargamos sobre las espaldas a donde quiera que vayamos, sea lluvioso o húmedo el
estado atmosférico; entender la perra vida como una forma de existir donde el suicidio podría
considerarse, un domingo, a la hora cinco, como una oportunidad de escape. Esquivar a los
felices, que suelen hacer la existencia imposible con sus chistes groseros y sus risas que
ruedan como pelotas de tenis hasta nuestros pies. Resumir el mundo en la forma de un tren
de infinito viaje, sin posibilidad de bajarse en alguna estación, con un paisaje a propósito de
un tren para suicidas: un sol negro alumbrando los cactus de brazos deformados y los cuervos
volando encima de un silo abandonado y oscuro del cual el pueblo, superticioso, prefería no
hablar.
Consuelo se entusiasmó con la idea.
- Estás loca, pero nunca dudé de tu genialidad - dijo.
El club se formó como se forma cualquier club.
Cada sábado, la casa se convertía en el refugio perfecto de mis amigos.
Caían a las cinco en punto. Antonio hablaba y no paraba, y todos los escuchábamos en
silencio, o sea, en estado de rendición. A mí, no sé por qué, se me presentaban en la mente
hongos gigantes y una fila de hormigas rojas que el viento de la calle no conseguía barrer,
cuando él hablaba. Antonio iba secando el sudor de su frente con un pañuelo de satén, y eso
le daba, por momentos, cierta importancia de catedrático o de pastor anglicano, aunque la
realidad es que sólo hablaba y hablaba, tapiándonos. Pero cierta vez, en el punto más
desordenado de su perorata, dijo algo que nos emocionó: “Algún día seremos felices. Se los
aseguro”.
Felicitas, de cara redonda y blanca, levantaba la mano a menudo pidiendo turno para
hablar; su ansiedad provocaba un descontento generalizado dentro de los miembros del club;
ella no les hacía caso (no podía hacerles caso, mas bien) y allí estaba, dale que dale,
contando, mientras se comía las uñas, que quería un novio para espantar su soledad. El novio
no aparecía, decía, porque su imagen de artista plástica impresionaba a los caballeros
acostumbrados a tratar con las mujeres simples, tranquilas, de maquillaje tupido y faldas muy
cortas, que tenían en la cabeza la idea de una sola aspirina para encarar el mundo.
“Tomo alprazolán tres veces al día con agua carbonatada; la mitad de la angustia se me va
con el medicamento”, decía, y nos miraba durante un largo rato a los ojos como pidiendo
absolución. Casi todos los integrantes del club consumíamos medicina de receta controlada
pero no nos atrevíamos a contarlo. ¿Temor a qué? No lo sé.
- Te quedarás solterona - le decía Margarita, con el orgullo de su cutis de loza y la liviandad
de su cabellera rubiácea; un gajo de su cabello espinoso usaba para pasarlo a menudo por su
largo cuello. Tic nervioso. Margarita hacía terapia con un sicólogo, sin resultado, porque casi
todas las entrevistas pasaban por un juego de seducción. Pero ¿por qué iba con vestidos de
profundo escote y un despilfarro de perfume en sus axilas a las sesiones sabiendo a lo que se
exponía? Los sicólogos y psiquiatras suelen enamorarse a menudo de sus pacientes. Eso se
dice.
Santiago, alto, con bigote breve, poeta de los raros, ya llevaba veinte años en la
melancolía. Era adicto a la cafeína. Abriendo y cerrando con cuidado las puertas de las gavetas
de mi cocina, se preparaba una jarra de café, apenas llegaba. Y luego, ligeramente eufórico,
se presentaba en la sala, se sentaba en su butaca preferida, la de respaldo con forma de
exágono. Al rato prendía un cigarrillo y leía una obra literaria.
Cuando leía su poema, los demás empezaban a hablar en voz baja. Esas impertinencias,
esos cuchicheos, ese zumbido de abejorros eran un desacato a las reglas y me disgustaban
bastante. Una tarde de filosa llovizna, Santiago leyó un soneto alejandrino dedicado a Van
Gogh; cuchicheaban los miembros del club, y era tal el desorden, que me largué a llorar.
El sábado siguiente nos sorprendió con el silencio.
Estoy buscando que madure un poema dedicado a los cocuyos. No tengo nada para hoy; lo
siento - dijo. Y nos quedamos mirándonos absortos. Como sea, extrañábamos su figura alta
inclinándose en un acto de reverencia ante cada rima de su poesía.
25. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
En fin; las cosas caminaban solas. Creo que fuimos progresando.
Empezamos a buscar la manera de ser razonables. Covenimos en que un tiempo no mayor
de veinte minutos era más que suficiente para las exposiciones.
Consuelo vino contenta un día. “Se me pasó el asma”, dijo. Y agregó: “La fraternidad del
ambiente ha hecho un milagro sobre mis bronquios. Estoy curada. Adiós a la cortisona, a la
efedrina y a las sesiones de inhalación de sustancias volátiles”. Nunca más apareció. La
aguardábamos sábado tras sábado; sonaba el timbre, nos apiñábamos junto a la ventana
sacando las cabezas, y no, no era ella, sino otro miembro del club.
Ah... la ingratitud de los melancólicos.
Juan, de mirada sombría y uñas largas, nos sorprendió durante una sesión comentándonos
que prefería la compañía de los gatos a la de una mujer. Era buen mozo y ganaba algo de
dinero vendiendo pinturas de peces, de limazas y de cámbaros, cada domingo, frente a los
portones de la gente rica.
Se sabe cómo funciona la operación o la venta: el artista, vestido de indigencia, pasea con
sus obras por las veredas de los millonarios, y ellos, seducidos por los colores refulgentes de
la pintura, compran los cuadros sin pensar.
- No; yo no me caso - suspiró Juan.
- No es bueno que el hombre esté solo - dijo Felicitas, quien estaba secretamente
enamorada de él. Su voz tenía la emoción del escándalo.
- Pero yo no estoy solo; tengo a mis gatos. Son todos tan hábiles. No hacen más que
aguardarme pacientemente cuando salgo a la calle en busca de dinero. Y me reciben con sus
artes y sus maneras milenarias que yo sólo sé corresponder con un largo silbido - respondió.
Sin embargo, a partir de ese día, Juan empezó a observar a Felicitas con más claridad. Eso
lo descubrió el club al instante. Sus ojos se posaban a menudo en su blusa transparente bajo
la cual sus senos se mantenían muy apretados dentro de unos corpiños negros.
Una tarde los vimos llegar juntos. Y tomados de la mano. Y era que llegaban y no llegaban
porque se echaban chistes y bromas y otros cuentos que los desternillaban de risa;
demoraban una eternidad sus pasos para observarse mejor y pincharse.
El hecho, mejor dicho el noviazgo, ameritaba un ágape, brindis. Así lo decidimos.
Y el brindis se organizó solo. Aparecieron las palomitas de maíz, el olor de las papas
freídas, el calor de las empanadas recalentadas, los tragos de gaseosas, los helados que
Antonio fue a comprar de la esquina con una sonrisa fresca en el rostro. Nos divertimos tanto.
Los novios estaban radiantes. Y yo estaba feliz. Me ponía de buen humor que se amaran,
así, a su manera. Ella reclinaba su cabeza sobre los hombros de Juan, y él se entretenía con
sus cabellos.
A veces se besaban en la boca. Y entonces todos jugábamos a que volvíamos
inmediatamente las caras hacia otro lado, para escondernos de aquellas escenas atrevidas.
Ah..., qué diversiones de niños, aquellas.
El noviazgo de Juan y Felicitas era un logro, una orquídea florecida repentinamente en un
tronco amenazado por las plantas biofritas, el mejor puntaje del club de los melancólicos.
Pero hubo otra sorpresa.
Antonio y Margarita cayeron un sábado, media hora después de las cinco, con la novedad
de que deseaban casarse.
- ¿Cómo? - dijimos.
Ellos se abrazaron fuertemente por toda explicación.
Alguien fumó y tosió aparatosamente. Yo quise hacer un análisis de la situación, magnífica,
ciertamente, pero compleja e inesperada desde el sentido común, pues respondíamos a una
mentalidad, a un perfil sicológico, rasgados por la angustia y la neurosis. Pero preferí callar.
La melancolía era, por lo visto, una caja de pandora.
Ah... Margarita empezó a moverse al compás del tema musical “Imagine” de los Beatles. Se
veía feliz y bella y sobre todo triunfante. Arrojó su gorra con visera azul sobre una rinconera.
Fue abriendo su blusa a rayas, botón por botón. Pasó varias veces su mano larga y blanca por
su vientre, y como por arte de magia, la forma de la criatura, su hijo escondido bajo la faja
desenrollada lentamente, reveló un embarazo de tres o cuatro meses.
“Ah...”, dijimos todos. Y nos entró un sentimiento inexplicable.
Un niño se añadía a nuestras vidas.
Y éramos sus padres y sus madres.
26. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
A la noche, Consuelo me llamó. Otra vez le habían vuelto los pitidos. De nuevo sus
bronquios se llenaban de mucosidades. Había un estornino en sus pulmones.
Algo parecido al miedo agitó mi corazón.
No sabía qué decirle. No le iría a contar, por supuesto, que en los últimos tiempos me
hallaba recuperada. Eso sería una descortesía.
- Vuelve a las reuniones - le aconsejé.
Un sí, una aceptación suya que sonaba al piar lastimero de un gorrión caído de su nido, oí
del otro lado del tubo.
El sábado siguiente un clima de armonía iba y venía por las paredes de la sala.
Santiago leyó un soneto de su creación. Y lo aplaudimos aunque no nos agradaron esos
endecasílabos suyos que cabalgaban sin musicalidad, pasando del trote a la estampida. Pero
fue él mismo, quien oyéndose, cayó en la cuenta de la falta, del imperdonable error, pues dijo:
¡Qué desastre!
A veces pensaba que debía tomarme una vacación, ir a algún sitio donde el clima fuera
beneficioso para las grandes fumadoras como yo. Pero no. Acababa quedándome en la casa, y
hacía como que no me quedaba, los sábados, cuando los miembros del club tocaban
desesperadamente el timbre una y otra vez.
Solía escucharlos.
“Se habrá pegado un tiro”.
“No digas eso”
“Deberíamos llamar a la policía”.
Y no; no llamaban a la policía, por suerte.
Sábado tras sábado, allí estaban, insistentes cual llovizna callejera. Cuando llovía, se
metían debajo de sus paraguas negros; eran nuevas aves oscuras engendradas por esta
naturaleza anárquica marcada por la contaminación de la atmósfera y el
gran agujero de la capa de ozono.
Me enloquecían con los continuos timbrazos. Una tarde no pude más
y abrí la puerta. Entraron. No me dijeron nada. Comprendieron mi
conflicto. Este es el estilo de gente como nosotros en cualquier trato.
Ahora faltan diez minutos para que ellos lleguen.
Debo estar hermosa esta tarde porque me sacarán una fotografía
para colgarla luego en la pared de piedras de jade de la chimenea. Un
color especial, cuando las leñas son consumidas lentamente por el
fuego, se va desplazando (casi con vida, pareciera) por la chimenea
ecológica. De hecho, ella es algo así como el sitio de Dios en mi casa.
El epígrafe lo escribí yo misma y será leído por Santiago cuando se
descubra oficialmente la foto: Guadalupe Sánchez, Presidenta del
Primer Club de los Melancólicos.
Delfina Acosta
En banco verde sobre el pavimento
y en maceta de flores despintada
la cabeza de un niño reclinada
revuelve con dolor su pensamiento.
La infancia duerme sobre la gastada
promesa que se pierde con el viento
dormido sobre alfombra de lamento
con sueños que al final no le dan nada.
Aquel pequeño niño con acento
inocente, en la inmensa madrugada,
resigna su actitud desesperada
reteniendo el dolor, calla el lamento.
¡La lágrima, la estrella del momento!
En un presentimiento, la conciencia
reclina su fatal triste presencia,
en la ausencia de amor y desengaños
que la vida, fraguó en sus tiernos años,
en el débil crisol, de su inocencia.
Gallardo Chambonnet
28. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
C e r t a m e n d e Na vi d a d 2 0 0 9
Ga n a d o r e s
*
Cien casitas de rústico diseño *Hoy *
balcones simulados entre flores, *de nuevo *
de papel ilusión de mil colores, *llega Navidad.*
para darle ese brillo navideño. *Un íntimo regocijo *
*florece anhelante en el alma *
De papel ilusión de mil colores *y feliz se desborda a borbollones,*
como eran nuestros sueños infantiles, *cual si fuera un cristalino manantial,*
sencillos, pequeños y pueriles, *que se riega por el paisaje y se acrecienta *
un tropel de ternuras y candores *con la calidez infinita de nuestro corazón.*
Sencillos, pequeños y pueriles *La ilusión renace como esperanza *
anhelos que el pesebre recogía *en el espíritu perenne del tiempo *
y en el alma de niña percibía, *Es la Navidad *
los ángeles sonriéndome gentiles. *La alegría es campana *
*que resuena, sencilla y delirante.*
Y en el alma de niña percibía *Sonora y festiva melodía que acompaña,*
que el amor de Jesús era infinito *los villancicos y canciones que entonamos *
y ese niño de yeso dormidito, *a la espera de la natividad del divino niño Dios.*
me llenó para siempre de alegría *Cuántos recuerdos de niñez se visten de melancolía *
*regresan con la nostalgia del tiempo que se fue,*
Y ese niño de yeso dormidito *invaden lo recóndito del alma que risueña,*
recuerdo inolvidable de la infancia, *se refugia en la evocación.*
conserva de mi ayer, sutil fragancia, *Es la Navidad *
nostalgia del hogar, amor bendito *noche de paz *
*noche de amor *
Martha Senovia *Noche eterna *
*con su magia *
*y cristiandad *
*Y en esta Navidad de alegría sin igual *
*que sean nuestros sueños hermosa realidad *
*para el año que se acerca nos traiga mucha paz.*
Me seduces Navidad con tu alegría *********************************************
aunque esté mi corazón, Martha Senovia Velásquez
hecho pedazos,
más el hechizo divino me arrebata,
la tristeza que finjo está vencida.
He dejado en el pesebre la nostalgia
escondida en la magia del paisaje
y en el árbol con sus luces tan brillantes,
las gotas de mi llanto están colgando.
Hoy que evoco el ayer, ya tan lejano
percibo junto a mí, sutil aliento
son los seres amados que se han ido,
y acompañan mis horas de añoranza,
con la luz celestial que tiene el alma.
Me abrumas Navidad y para siempre
mientras haya un recuerdo en la memoria
cada vez que llegue Nochebuena,
al altísimo una oración elevaré
Martha Senovia Velásquez
29. Sabor Artístico, la Revista - Nº 18 - Enero 2010
Llegas con el invierno, perfumada de escarcha,
como aquél pequeñito que nació en un portal
y aterido de frío nos dejó un gran mensaje
que vuelve un año y otro contigo Navidad.
Pero es que ese mensaje queda en segundo plano,
se nos pone en los ojos como un negro antifaz,
que nos nubla la vista con el brillo de luces
que engalanan las calles de toda la ciudad.
Y olvidamos que hay niños que se mueren de hambre
que este mundo nos trata de forma desigual,
que hay guerras, injusticias, mucha gente que sufre
Frente al árbol, cada día, que no sabe siquiera que aquí existe la paz.
cuando llegaba diciembre,
me colmaba la ilusión Hay niños que no sueñan con los tres Reyes Magos,
esperando por los Reyes. que no tienen regalos ni una noche especial,
Lleno de luces y adornos niños que como techo tienen a las estrellas
que mi madre, dulcemente, y que duermen pensando si podrán despertar
lo ponía para mí
y abajo un bello pesebre. Aurora Zarco
Así me pasé la infancia
de Navidad tierna, alegre,
hasta un año en que la vida
cambió todo de repente.
Y no estuvo en Navidad
mi compañero de siempre.
Fue un año terrible y duro,
de políticas y muertes
que por fin, al terminar,
trajo mi paz en su cierre.
Mas mi árbol ahí quedó
en la historia y sin juguetes,
cuando al paso de los años
otro hermoso tuve al frente
para entregarle mi amor
por la criatura en mi vientre.
Otra vez, por largo tiempo,
parecía que era indemne
y que en todas Navidades
volvería alegremente
de estrella, bolas, figuras,
campanas y cascabeles.
Pero así no fue tampoco
y mi árbol no tuvo suerte,
porque nadie en soledad
hacer alguno se atreve.
Él es como la familia
que a su símbolo se adhiere. Mansamente sentada en un pollino,
tras su esposo, por valles y montañas,
Pero el tiempo sigue y pasa, va María, Jesús en las entrañas,
como ocurre a los reveses, ungida del propósito divino.
pues Navidad es cada año
y conmigo se envejece. Puerta a puerta, con fe de peregrino,
Entonces, nacen los nietos. buscando compasión de almas extrañas,
y surgen otros placeres encuentra entre las míseras cabañas
al ver cómo mi árbol brilla un establo, José, junto al camino.
en sus ojitos de nenes.
Y ahí está, como si un mago Ella calla. La estela de un cometa
lo convirtiera en un duende parado sobre el cielo de Belén
que en mi vida apareciera le ilumina la dulce faz inquieta
cuando el camino no duele. con plata de su rastro de satén.
Diciembre llega de nuevo
y mi árbol sigue presente Y, sin que su inocencia niña quiebre,
trayendo felicidad, luz de luz, nace Dios en un pesebre.
como fue aquel del pesebre
Elena Guede Artesana