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UN NUEVO ENFOQUE DE LA
LITERATURA NACIONALISTA
PUERTORRIQUEÑA:
LA NEORRIQUEÑIDAD, UN NUEVO
CONCEPTO DEL BORICUA
EN NUEVA YORK
Ruth Amarilis Cott6 Ben(tez
«El Puertorriqueño de Nueva York habla «lajeringoza horro-
rosa• que los hispan6fios temfan. (Antonio S. Pedreira, Rubln del
Rosario, Gennán De Granda). Uega con su habla contagiada de
barrio urbano neoyorquino, toca salsa y huele a cucltifrito»1
•
l. LA LITERATURA NACIONALISTA NEORRIQUEÑA
Y SUS TRES VERTIENTES
Ahora más que nunca, hablar sobre nacionalismos se toma una ta-
rea difícil y delicada. Al margen de las más contradictorias pol~micas
actuales, la literatura, y en concreto, la literatura neorriqueña opta por
suplementar los vacfos de la historia, y emprende un camino hacia una
misma dirección: proyectar un futuro ideal para su nación1
. Por otra
1 MUNDO LóPEZ, HILDA: «La Producción Uterorin del Nuyorican: Tendencias
Potticas y Revalomción CuhurnJ,.. Los Bárbaros Subvitrttn a Roma: Situación So-
ciolingüística y Littraria dtl los Boricuas tn la Mttr6poli. Cuadernos del ldiolllll,
Núm. S, Unive~idnd de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 36.
2 Vtase In obm de Doris Summers: oclrresistible Rolllllllce: The Foundntionnl
Fictions ofl..:ltin American». Homi K. Bmbhn ed. Nat/on and Narratio11, New York:
Rouledge, 1993, pp. 71-98.
!53
parte, acercarse a analizar el término «nación» y su posible defini-
ción resulta también una tarea extremadamente compleja, sobreto-
do porque a través del tiempo han surgido varios puntos de vista to-
talmente diferentes, como por ejemplo, una afirmación hecha por
José Carlos Mariátegui, en la década de los veinte, quien señala que
«la nación misma es una abstracción, una alegoría, un mito que no
corresponde a una realidad constante y precisa que pueda ser cientf-
ficamente determlnable»3
• No obstante, cabe señalar las investiga-
ciones realizadas por Benedict Anderson, y recopiladas en su obra:
lmagined Communiries4
, en la cual define el término nación, como
una creación literal y simbólica, y no como un hecho a ser constata-
do cientrficamente. Exponemos así lo que parece diffcil de aceptar
para muchos puertorriqueños: que la nación no es nada menos que
una comunidad imaginada, una construcción imaginaria, una uto-
pía. Y la polémica está servida. El propósito de este artículo no es
hacer hincapié en los diversos puntos de vista con relación al con-
cepto «nación» en si, sino más bien analizar dicho concepto a tra-
vés de la obra literaria neorriqueña. Examinaré, en particular, la uti-
lización y trayectoria del Spanglish en la obra literaria neorriqueña,
de tendencia nacionalista. Para comenzar, considero que debemos
esclarecer las siguientes preguntas: ¿Quiénes escriben bajo esta
modalidad? y ¿por qué se denominan «neorriqueños» o <muyori-
cans», cuando sus rafees culturales son puertorriqueñas? Cabe dis-
tinguir, ambos términos para que as( evitemos confusiones. El tér-
mino <<nuyorrican» corresponde a un grupo de escritores que co-
menzaron a manifestarse a mediados de 1960, hasta 1970, y la
temática de sus obras Literarias suele plasmar la vida del «Barrio» y
sus contradicciones.
Creo, conveniente señalar que el término «neorriqueño» aborda
la comunidad global de escritores puertorriqueños de Nueva York y
otros estados de la Nación. Una de las más importantes característi-
cas que distingue la literatura de tendencia nacionalista puertorri-
queña es sin lugar a dudas, su hibridez lingüística. Cuando analiza-
mos la variedad de dificultades lingilfsticas, que surgen a medida
que cualquier traductor se propone el análisis y la interpretación de
1 MARIÁTEGUI, Jos~: Sittt Ensayos dt lnttrprttacióll de la Realidad Perua11a.
La R:lbnno. Casn de las Américas, 1963, pág. 215.
4 ANDERSON, BENDicr: lmagintd Communitie.r: Rejlectios on the Origin..f and
SprtCld ofNationalism. London, Verso, 1983.
154
la literatura que produce la comunidad puertorriqueña en los Esta-
dos Unidos de Norteamérica, percibimos que esta literatura presen-
ta una triple intención: rehusar la transculturación cultural del
pueblo puertorriqueño, reflexionar respecto al estatus y destino po-
lftico, y por consiguiente, defender la identidad nacional puertorri-
queña ante la supremacía anglosajona.
Tratar de comprender la producción literaria neorriqueña en su
dialéctica con relación a la cultura insular supone utilizar como re-
ferencia un concepto propuesto por la antropología cultural, y seña-
lando por John Bennet Dicho concepto es conocido como «la nue-
va conciencia étnica o <<New Ethicity». Consiste en presentar un
modelo que reivindica la tendencia de una comunidad o grupo étni-
co a aferrarse a Jos sfmbolos tradicionales de su cultura materna lo-
grando definirse culturalmente, y por consiguiente, asf logran sal-
vaguardar su supervivencia dentro de la sociedad. Dicho en otras
palabras, la obra literaria de los neorriqueños se aferra a las rafees
culturales de sus antepasados, la verdadera esencia de una persona-
lidad propia.
Es conveniente señalar primordialmente la variedad de modis-
mos, el amplísimo registro de estilos y usos lingüísticos5
, que dis-
tinguen esta producción literaria «neorriqueña» como un digno
concepto de identidad nacional puertorriqueña, y que a su vez está
defendida por una gran urbe de escritores a través de los Estados
Unidos de América. Aunque la producción creativa de los poetas
neorriqueños apenas se ha divulgado en años pasados, hoy el pano-
rama parece estar respondiendo a la gran demanda de esta obra lite-
raria por parte de una gran mayoría insular puertorriqueña. Estos
escritores optan por defender su identidad nacional puertorriqueña,
y en particular: la neorriqueñidad, al mismo tiempo que se confron-
tan con un doble rechazo c ultural: la negación insular, ya sea por
un paupérrimo dominio de la lengua española, asf como también un
cuestionable dominio de la lengua inglesa.
No obstante a medida que nos adentramos en la literatura na-
cionalista puertorriqueña y neorriqueña nos encontraremos que no
se puede pasar por alto un minucioso y objetivo estudio sociológico
s GORDILS, YANIS: «El Pasaporte 11 In Pntria: Reflexiones en tomo n In Vnlom-
ción de la Lcngun en la Pocsfn Nuyoricnn». Los Bdrbaros Subvienen A Roma: Si-
/uaciófl SocioliTJgiiística y Literaria de los Boricuas tm la Metrópoli. Cundemos del
ldiollUl, Núm. 5. Universidad de Puerto Rico, nbril, 1992. Pág. 49.
155
de la trayectoria polflica el pueblo puertorriqueño. Si bien es cierto
que la isla de Puerto Rico haya sido cedida como botfn de guerra,
ya sea por las exigencias bélicas que desembocaron en la guerra
hispanoamericana en 1898, también es cierto que aunque el pueblo
puertorriqueño «disfrutó» años más tarde de «una ciudadanía nor-
teamericana totalmente impuesta», que no sólo le confirió plenos
derechos a un «pasaporte digno», sino que también se vio involu-
crado a participar en una guerra, que por derecho histórico y rnornl
no le correspondía.
Y a duras penas, cuando restan unos dos años para final de si·
glo, el «Ciudadano puertorriqueño norteamericano» continúa deba-
tiendo su estatus; un estatus, que a mi modo de ver, podernos com-
parar con una cierta ambivalencia de corte shakesperiano: Ser o no
ser estado «5 1» de la Nación norteamericana.
«Desde 1912 venia incubándose, In ley Jones, que no se pro-
mulga hasta 1917. Ésta supone la imposición de la ciudadanfa
americana a los puertorriqueños, no sólo sin que se hubiese consul-
tado su voluntad, sino aun en contra de la Cámara de Delegados y
con la oposición tanto del Partido Unión, que dominaba In escena
política interna, corno su máximo dirigente, Luis Muñoz Rivern.
Fue un paso para estrangular cualquier conato de independencia de
una Isla milltariz.ada que dfa a dfa aumentaba su valor estratégico.
Y, sobre todo, hacra obligatorio el servicio miUtar a los coloniza-
dos, justo en el momento oportuno que los Estados Unidos necesi-
taba carne de cañón para alimentar su recién iniciada participación
en la Primera Guerra Mundia1»6•
Por otra parte, a medida que se analiza la producción poética
neorriqueña se perciben tres vertientes expresivas que la caracteri-
zan. Sorprendentemente, nos encontraremos que hay escritores que
utilizan la lengua española como medio de expresión cultural, aun-
que no hayan nacido en Puerto Rico, porque sus progenitores hayan
fijado sus expectativas económicas en la utópica Metrópoli a una
edad muy temprana. Cabe destacar que una parte del mundo poéti-
co neorriqueño alberga todas las contradicciones culturales, o más
bien la conflictiva situación lingüística de un pueblo que ha sido
6 VARO, CARLOs: Consideraciones Antropológicas y Políticas e11 tomo a fa En·
se1i011lll del Spa~~gfish tll Nueva York.Ediciones Librería Jnternacionnl, Río Pic:dr.ls,
Pueno Rico, 1971. Pág. 37.
156
desvfado de su trayectoria cultural hispana hacia una distinta y aje-
na cultura: la cultura anglosajona.
En el marco literario, la marginación de esta literatura es un he-
cho consumado, hecho que nos motiva a formularnos las siguientes
preguntas: ¿Por qué apenas se conoce, se lee o se publica el trabajo
creativo de estos escritores? ¿Por qué el puertorriqueño insular ma-
nifiesta una rotunda indiferencia hacia sus compatriotras? El afir-
mar lo nacional, y al mismo tiempo considerarse doblemente recha-
zados es en síntesis la dolorosa situación a la que se enfrentan estos
escritores. Las luchas diarias de los pobres, la dura realidad de los
adictos a las drogas, la desvirtualización de las mujeres latinas en
un mundo desesperado, la desmitificación y critica tanto al gobier-
no norteamericano, como a las instituciones cuJturales y políticas
encargadas de dirigir el destino político de Puerto Rico son parte
del trasfondo temático de esta literatura. Y es que sencillamente el
reclamo de la nacionalidad puertorriqueña a través de la «literatura
neorriqueña», desde ese otro idioma que desvirtúa el vernáculo, es
el fin de los escritores neorriqueños, aunque dicha obra literaria
represente una señal de alerta para todos los defensores de la cultu-
ra española, y de todo lo que ella representa: más de quinientos
años de patrimonio cultural hispano.
La poesía, género literario idóneo es una vía esencial en la afir-
mación de la nacionalidad puertorriqueña y neorriqueña. Uno de
los poetas que presenta ese estado de marginación a la que es some-
tida la literatura neorriqueña y a sus autores, es sin lugar a dudas,
Tato Laviera Entre las muchas cualidades que distinguen a este
poeta y dramaturgo destaca su reivindicación de la lengua materna,
aunque también escribe y maneja la lengua inglesa con una soltura
extraordinaria. Lo curioso del caso es cuando le formularon la pre-
gunta de que ¿cómo se puede sentir puertorriqueño si escribe en in-
glés? Laviera hizo referencia, sutilmente a un término que define a
Jos habitantes de la isla antes de 1493. Y cito:
«Yo soy puertorriqueño, pero también soy niuyorriqueño. Yo
soy boricua»7•
7 CosTA. MARmtELMA: •¿Y qué Dicen los Escritores Neo.rriqueños sobre el
Idioma, In Literatura y In Identidad Nacional? Lbs Dárlx1ros Subviertt~l a Romo: Si-
tuaci6n SociolingUístia y Litemrfa de los Boricuas tll la Metr6poli. Cuadernos del
idlomn, Nllm. 5, abril de 1992. Unive~idad de Puerto Rico. Pág. 73.
157
Aunque los escritores neorriqueños tienen una gran conciencia de
su origen socioeconómico y elentorno cultural que les rodea, debería·
mos preguntarnos hasta que punto se les considera una minoría étni·
ca y racional marginada en la sociedad norteamericana. En efecto,
el rechazo que manifiesta la sociedad dominante anglosajona motiva al
neorriqueño a plantearse la reafirmación de su puertorriqueñidad me-
diante el estudio de la historia y literatura de Puerto Rico.
No obstante, al profundizar en la historia puertorriqueña, el
neorriqueño se siente traicionado en cierto modo, ya sea porque di·
cha historia minimiza el papel de las clases trabajadoras, la situa-
ción socio-económica de la minoría negra, la posición de la mujer
en la sociedad, los emigrantes, y el sentido de ridículo que repre·
senta el habla jíbara y obrera de sus antepasados.
Gran parte de la temática de la «literatura neorriqueña» expresa
libremente su fidelidad a la lengua española, y como ésta se enfren-
ta con un gran sentido de tenacidad a la imposición lingüística an·
glosajona. Obviamente, uno de los poetas «nuyorricans» que mani-
fiesta con un matiz irónico su resistencia a la lengua anglosajona, al
bilingüismo como vehículo de expresión, y a todo lo que ella repre-
senta, es sin lugar a dudas: Pedro Pietri. Su ironía estriba en que
utiliza la lengua inglesa para exaltar su rechazo al bilingüismo. A
mi modo de ver, el siguiente poema no sólo señala el enfrentamien-
to entre dos culturas, dos idiomas, sino que manifiesta que la fideli-
dad a la lengua española a través de los años continua vigente, in-
quebrantable en la mayor parte de comunidad de puertorriqueños
de Nueva York. La puertorriqueñidad defiende ante todo una per-
sonalidad propia, gracias a la herencia cultural iberoamericana.
TATA
Mi abuela
has been
in Lhis dept store
called America
for Lhe pasttwenty - five years.
She is cighty- five years old
and does nol speak
n word of English
Thal is inleligence8
.
• Pumu, PEDRO: Obituario Prurtorriquetio. Instituto de Culturo Puertoniqueñ:¡,
San Juan, Puerto Rico, 1977. Pág. 105.
158
Por otra parte, la segunda vertiente literaria que distingue la li-
teratura neorriqueña de tendencia nacionalista radica en que una
gran parte de los escritores utilizan la lengua inglesa como única
modalidad lingüística en su producción poética. Lo curioso del
caso es que esta élite de escritores «neorriqueños» consideran que
la lengua no debe convertirse en una barrera Hngüística en la creati-
vidad literaria, y el limitarse a utilizar una sola lengua como In má-
xima representación de «In voz poética neorriqueña» significaría el
cese de la creatividad literaria, y representaría una amenaza a la ex-
presión de la nación puertorriqueña.
Tal es el caso del escritor «neorriqueño», y más concretamente
«nuyorrican»: Edgardo Vega Yunqué, joven escritor puertorrique-
ño, quien se identifica como «Neorriqueño», aunque nació en la
Isla, y se trasladó a Nueva York a los diez años de edad. Según nos
señala Vega Yunqué, pese a que Puerto Rico nunca ha sido una na-
ción libre, no puede la creación literaria limitarse a la utilización de
la lengua castellana, porque ésta no guarda estrecha relación con la
realidad histórica-lingüística del país.
«Como Puerto Rico nunca ha sido una nación libre, tiene una
situación muy singular que obliga al escritor a estar muy conscien-
te y trabajar los problemas de la nncionalidad e identidad puertorri-
queña. La lengua no debe convertirse en obstáculo; l.imitarsc a un
sólo método y a una sola lengua coarta la creatividad y también
disgrega la energía vital que podría utilizarse en la creación y ex-
presión de la nación puertorriqueña. La limitación es un lujo inte-
lectual que los puertorriqueños no nos podemos dar. Si la Isla fue-
ra libre, sería fácil defin ir como puertorriqueño al que escribe en
español y como norteamericano al que usa el inglés. Pero en la si-
tuación actual no se puede decir: Ustedes no pueden participar en
esto porque 110 hablan ni escriben en espniiol». Hay que abrirse al
diálogo. Por otra parte, In idemidad puertorriqueiia no puede li-
mitarse a la lengua castellana porque esa no es La realidad hist6·
rica del pafs. Es una concepción decimonónica, una concepción
anterior al 1898. Además, mira a Suiza, lo que podría constituir
una situac.ión análoga a la nuestra: alli unos hablan alemán, otros
francés y otros italiano, pero todos se consideran igualmente sui-
zos. Nadie lo pone en dudn»9•
' EntrevistD. l'elllizndn por COSTA, MARmiELMA a Ed. Vega Yunqué, y que apa-
rece en: «¿Y qué Dicen los Escritores Neorriqueños sobre el Idioma, In Litenuurn y
la Identidad Nacionnl? Los Barbaro$ Subvierten " Roma: Silllaci6n SocíolingUfstica
159
Entre sus obras más destacadas podemos mencionar dos: Una
novela titulada: The Come Back (1995) y una colección de relatos
Medoza's Dreams (1987).
No obstante, no debemos pasar por alto a un tercer grupo de
autores, los cuales se caracterizan primordialmente por adoptar el
término «nuyorican» como una definición cultural, además porque
a la hora de expresar una temática y una vivencia cultural puertorri-
queña prefieren utilizar la vertiente lingüística del bilingüismo en
mayor y menor grado dentro del contexto lingüístico. Generalmen-
te estos poetas «neorrmqueños», y específicamente «nuyorricans»
utilizan una alternancia de signos conocida como: «Spanglish)).
Una de las voces femeninas representativas entre Jos poetas «nuyo-
rricans» es sin lugar a dudas, Sandra María Estéves. En el siguiente
fragmento del poema «Not Neithen>, Esteves nos enfatiza que aun-
que ha nacido en el Bronx, no puede determinar su nacionalidad, y
mucho menos la lengua que vibra a través de sus labios.
«Being Puertorriqueña Americana
Bom in the Bronx, not really jrbara
not really hablando bien
But yet, not gringa either
Pero ni portorra, pero si portorra too
Y que soy con wh;at volee do my lips move?»10
•
En líneas generales, la temática de la literatura «neorrique-
ña» no sólo emplea las estructuras lingüísticas y gramaticales de
la lengua española, sino que además, se utilizan las estructuras
lingüísticas de la lengua inglesa, aunque la lengua española se
utiUza con la única intención de reinvindicar el trasfondo cultu-
ral iberoamericano.
Estos poetas no sólo se expresan en una «nueva modalidad»,
sino que son el puro reflejo de su pueblo: una doble vertiente cultu-
ral y lingüística. Aprovechan la fusión y la alternancia de códigos
de ambos idiomas para así dar lugar a una tercera lengua: un diná-
mico bilingüismo, un elemento de afmnación nacional.
y literaria de los Boricuas en la Metrópoli». Cuadernos del ldiornn, Núrn. 5. Uni-
versidad de Pue.rto Rico, obril-1992. Pág. 70.
to EsTEvES, SAND!lA MARIA: «Not Neilher». Tropical Roins: A Bilingual Down-
pour. AfricM Coribbellll Poetri Thenter, New York, 1984. Pág. 26.
160
«... el poeta se hace eco de su pueblo al escoger recrear ambos
idiomas europeos que le han sido impuestos. Entre el tartamudeo y
el silencio, optan por un tercer camino: aprovechar la ampliación
del registro expresivo que ofrece la intercalación de códigos, la ri-
queza idiomática que genera el trasiego de lenguas... El peligro de
tornarse en parlas lingüísticos se transforma asf en impulso creati-
vo que convierte el dinámico bilingüísmo en un elemento de afir-
mación»11.
No podemos pasar por alto que la presencia de más de dos mi-
llones de puertorriqueños que viven en las ciudades y pueblos de
los Estados Unidos de Norte!lLillérica, más tres millones setecientos
mil puertorriqueños que residen en la Isla nos indican que la nación
puertorriqueña es una nación dividida, no por circunstancias nor-
males, ni por voluntad propia sino por una razón de extremo peso:
la paupérrima condición económica de la Isla que conllevó a una
masiva emigración a lo largo de las décadas de los «40» y <ÓÜ», a
los Estados Unidos de Norteamérica. AJ examinar la expresión cul-
tural de los puertorriqueños en Nueva York, más bien conocida
como: la neorriqueñidad, nos encontramos con una comunidad
emigrada que no sólo difiere a nivel socio-económico, lingüfstico y
educativo sino que «cuando intenta repatriarse se confronta con una
lengua materna que tan diligentemente aprendió de la oralidad de
su barrio; es menospreciado no sólo por la interferencia del inglés
sino que también por sus contenidos de clase, y considerado global-
mente como un signo de asimilación a la cultura estadounidense»12
•
II. SO IT IS, SPANGLISH TO MATAO WHAT I DIGO
Aunque hoy en dfa se utilice primordialmente el término
«Spanglish» para tratar de enmarcar una nueva modalidad lingüísti-
ca representativa de la comunidad hispana, y específicamente «la
comunidad de puertorriqueños» o <<nuyoricans» que residen en
11 EsT!!vES, SANDRA MARIA: Yerba Buent1. Greenlield Review, New York,
1980. Prólogo.
ll GoRDILS, YANIS: «El Prumporte a In Patria: Reflexiones en tomo :1 In vnlorn-
ción de la Lengua en In Poesía Nuyoricnn». Los Bárbaros subvierten a Roma: Situa-
cióll SociollllgUística y U/eraria de los Boricuas en la Metrópoli. Cuadernos del
Idioma, Núm. 5, Universidad de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 62.
161
Nueva York, hay quienes opinan que el <<Spanglish» es el reflejo de
la vida entre dos lenguas y dos culturas13
•
Sin embargo, exjsten posturas opuestas con relación a la acep-
tación del «Spanglish» como una modalidad expresiva que de una
manera u otra enmarca la marginada realidad de la sociedad puerto-
rriqueña en los Estados Unidos; más bien se conceptúa el fenómeno
«Splanglish» como uno de tantos ciclos repetitivos causados por las
diversas inmigraciones de habla no inglesa que residieron en los
Estados Unidos de Norteamérica.
Y ahora sf vamos al «Spanglish». No se trata, por supuesto de
una lengua, ni siquiera de un patois como el francés de Haitf o el
papiamento de Curazao. El fenómeno del llamado «Splanglish»
presumiblemente se repitió encada ciclo de inmigrnción no inglesa
a los Estados Unidos; y así, en su momento, debió haber un «itn-
lianglish», un grecnkenglish etc... Es decir, un italiano o un griego,
un alemán, un polaco, etc., influenciados de anglicismos, puros
instrumentos. muy precarios sJ, pero casi inevitables en el ajuste de
generaciones hasta la total absorción lingüística por parte del in-
glés»14.
En consecuencia, y para asombro de muchos se llegó a plantear
la posibilidad de introducir el «Spanglish» en los planes de estudios
como una asignatura en alguna universidad estadounidense. Se tra-
ta nada menos que de un curso organizado por New School for So-
cial Research, el cual está orientado hacia la adquisición del habla
«Spanglish» a aquellos norteamericanos, cuya labor profesional les
exige a intercambiar opiniones día a día con puertorriqueños en
hospita.les, oficinas de bienestar público e iglesias, etc...
Lo curioso del caso, según nos señala Carlos Varo, es que to-
das aquellas personas que se dedican a aprender esta modalidad lin-
güística conocida como «Spanglish», piensan que ofrecen una ayu-
da social a los diversos núcleos de puertorriqueños, a tal extremo
que sienten convencidos que el dominio de esta lengua los acercará
más a ellos.
ll VALENZUELA, JAVIER: «.El Vigor del Spanglish». E/ Pa(s, martes 15 de abril
de 1997. Año XXU. Número7. 278. Pág. l.
14 Vt!llSe la comuniención presentad;~ por VARO, CA!u.os en el enero-febrero
de 1971.
Consideraciones Antropológicas )' Polfticas en tomu a la En.reñan¡,a dtl
Spanglish en Nueva York. Ediciones Librerfn lntemncional, 1971. Pág. 109.
162
No obstante, Varo nos señala que en lugar de llevarse a cabo
una enseñanza de aprendizaje correcto de la lengua española, más
bien, se adquiere a nivel lingüístico «una jerga llena de barbaris-
mos, un español propio de gente sin cultura». Al margen de tales
posturas, habrfa que analizar más a fondo algunas tendencias de
esta nueva modalidad en adaptar palabras inglesas a la fonética es-
pañola. Algunos ejemplos que pueden señalarse con los siguientes:
<<norsa» por «nurse» (enfermera), «flor» por <<floor» (piso), «bil-
ding» por «building» (edificio, «rufo» por «roof» (azotea), «vacu-
nar la carpeta» por «vacuum cleaner» y «el café se está culeando»
por «cooh} (el café se está enfriando)u.
Por otra parte, según nos señala un prestigioso miembro de la
Academia Norteamericana de la Lengua Española, José Marfa Pa-
dilla Valencia, quien opina que el «Spanglish» no es una modalidad
expresiva, sino más bien, un «hfbrido nacido de mentes calentu-
rientas y ávidas de protagonismo». No es menos negativa la postura
que nos manifiesta, y al mismo tiempo defiende Eliezer Narváez
Santos, un prestigioso filólogo puertorriqueño, el cual enfatiza que
In identidad cultural puertorriqueña está en juego, ya que esta mo-
dalidad lingüística desvaloriza las rafees de la identidad nacional
puertorriqueña.
«El Spanglish es un ultraje lingilfslico y psicológico porque,
desvaloriza, relega condiciona y nos aniquila como socicdad»16•
En esta línea de critica, Tato Laviera17
, un poeta neorriqueño,
utiliza en cierto modo un tono jocoso para finalizar uno de sus poe-
mas titulado: «Discurso de Graduación». Lo que nos incita a dedu-
cir que al margen de las diversas posturas existentes respecto al
«Spanglish», existe una serie de escritores que denominan su iden-
tidad nacional como: neorriqueña, y utilizan tal modalidad para de-
nunciar la inseguridad lingüística del puertorriqueño que suele ma-
nifestarse en dos diferentes vertientes: tartamudeo mental e incapa-
cidad comunicativa.
u VARO CARJ...os: Consideraciones Amropol6gicas y Polfticas en tomo a la En·
w1anw del Spanglish en Nueva York. Ediciones Librería Internacional, Pucno
Rico, 1971, Págs. 118-119.
16 NARÁEZ SANTOS, E.uEZER: Exrralingllismo y Realia e11 la Lengua de Puerto
Rico. Editorial Grafito lnc. San Junn de Puerto Rico, 1990. Pág. 36.
17 LAVII!RA, TATO: Ll1 Carrew Made c1 U-T11m. Arte Público Prcss. Houston,
1981. Pág. 7.
163
«Tengo las venas aculturadas
escribo en Spanglish
hablo lo inglés matao
hablo Jo español matao
no sé leer ninguno bien
So lt is, Spanglish to matao
what i digo>).
¡ah, virgen, yo no sé hablar!>)
¿En qué consiste el tartamudeo? Según señala Varo el proceso
de pensar del puertorriqueño se caracteriza primordialmente por la
falta de claridad a la hora de formular un juicio lógico, y por consi-
guiente, la expresión no logra una transmisión coherente por medio
del lenguaje, es decir su falta de coherencia expresiva muestra en
cierto modo una itnerferencia mental. Por supuesto, no podemos
señalar que todos los puertorriqueños sufran una especie de «nebli-
na mental», pero si podemos mencionar ciertas palabras conside-
radas apoyaturas repetitivas de uso obsesivo en el español de Puer-
to Rico.
«La más grave muestra de la inseguridad personal y colectiva
del puertorriqueño hoy se manifiesta en su trágica incapacidad de
expresión, en el tartamudeo mental y en la pobreza de su comuni-
cación oral...
Es la expresión de una especie de neblina mental o sea la falta de
claridad, de mcridianidad en el acto de formular un juicio lógico y
concatenarlo con el siguiente, es decir el proceso de pensar y, a
continuación, en el momento de expresar por el lenguaje esejuicio.
Como es sabido, ambas cosas se identifican: el hombre piensa con
palabras, no lo hace en abstracto: en la medida en que no habla
bien es que tampoco piensa bien. Con frecuencia escuchar a un
puertorriqueño -por supuesto, no incluyo en esta catalogación n
numerosas y selectas rninorfas- es someterse a una tortura de fra-
se inacabadas, repetición obsesiva de apoyaturas (este, tú sabes, o
sea, etc...), anacolutos, fracturas sintácticas, imprecisiones léxicas,
por no aludir a la pobreza del vocabulario y a la endemia crónica
de las construcciones gramaticales»".
Abundando en la última idea, Varo nos reseña de una forma
muy amena una situación que aporta varias razones con relación a
11 VARO, CARLOs: Consideraciones Antropo/6gicas y Polfticas en tomo a la En-
seña!IUJ del Spanglisla en Nueva York. Ediciones Librería lntemacional, Puerto
Rico, 1971. Págs. 81-82.
164
la falta de eficacia y agudeza lingüística del puertorriqueño a la
hora de expresarse en su lengua vernácula. Según nos relata Varo,
gracias a un distinguido psicólogo y profesor universitario estadou-
nidense y su ayudante, un joven judfo, logró discernir y esclarecer
las causas del complejo de inferioridad cultural que afectaba a un
nutrido grupo de jóvenes puertorriqueños universitarios. Tal parece
que el psicólogo en sus clases planteó a sus alumnos, comparnran y
valoraran su nivel cultural con relación al nivel cultural de los jóve-
nes norteamericanos. Para sorpresa del sicólogo, un treinta por
ciento de la clase expresó sentirse inferior culturalmente respecto a
los jóvenes norteamericanos.
No obstante, cuando se les planteó comparar y valorar su nivel
cultural con el de los jóvenes españoles o europeos, para sorpresa
de todos la mayoría de los alumnos expresaban que se sentían infe-
riores a éstos. Posteriormente, el psicólogo señaló que la inhabili-
dad expresiva del puertorriqueño procede de su inseguridad expre-
siva respecto a las estructuras lingüísticas del vernáculo. Pero con
estos detalles nos hemos adentrado en una temática que ha sido
bastante debatida por varios lingüistas, historiadores y sociólogos
puertorriqueños:
«Es en efecto, la falta de seguridad y confianza en los recursos
lingüísticos propios, uno de los determinantes más efectivos e in-
fluyentes en el empobrecimiento y simplificación progresiva de la
estructura del español en Puerto Rico. Elconvencimiento de hablar
un español averiado e incapaz de manifestar suficientemente los
matices más delicados o precisos del pensamiento, lleva frecuente-
mente a expresarse de un modo tímido, rehuyendo las sutilezas lin-
gilístieas y condenándose a sí mismo y a su lengua a una esclerosis
de la que se salvan solamente los conceptos e ideas más elementa-
les, fáciles y obvios»19
•
IY Véase las siguienlCS obms: GILI GAYA, SAMUEL: Nuestra Lengua Matema.
Snn Juan, 1965, pág. 6.
«El Hombre Bilingüe». Revista del lnslíluto de Cu/Jura Puertorriqutula.
Núm. 3, 1959. Págs. 1-3.
LLoRENs, Noa: «América lrrcdenl3». Cuadernos Americanos. Núm. 5, 1954.
Págs. 26-32..
F'ERRER. José: «Agonra y Espefllllznde Puerto Rico». Cuademos Americanos.
Núm. 3, 1951. Págs. 19-34.
M ARQUéS RENé: «El Puertorriqueño dócil». Revista de Cie11cias Sociales de
fa Universidad de Puerto Rico. VIl, 2-3. 1963. Págs. 53·55.
165
Tal parece, según nos plantea Varo, que el atribujr la baja au-
toestima como la única razón posible a la inhabilidad expresiva del
joven puertorriqueño es en. cierto modo una aseveración incomple-
ta. Por otra parte, el psicólogo al djrigirse a los jóvenes universita-
rios judíos, sólo pretendía encontrar características semejantes u
opuestas que le ayudaran a plantear y verificar su hipótesis. Según
manifestó el psicólogo, los jóvenes judfos tienen plena conciencia
de que la educación que reciben es inferior con relación al resto de
Europa (Bélgica o Alemania).
No sólo debemos considerar la baja autoestima e inseguridad
como las únicas causas que incrementan la inhabilidad y falla de
agudeza expresiva en un gran porcentaje de jóvenes puertorrique-
ños. Más bien Varo, cuando hace hincapié en tales observaciones,
pretende nada menos que profundicemos en el trasfondo histórico y
político del pueblo puertorriqueño. ¿Qué razón tiene para ello?
Simplemente Varo cuestiona el valor que tiene el puertorriqueño
con relación a su pasado cultural, pero cuando analizamos en pro-
fundidad la historia de pueblo puertorriqueño, no sólo percibimos
un pueblo al cual le ha sjdo arrebatada su personalidad, sino que el
sentido de unión no está muy arraigado dentro del contexto social.
Dicho en otras palabras: la historia del pueblo puertorriqueño atra-
viesa uno de los momentos más cruciales: su ambivalencia política
le empuja a seguir protegido bajo las alas del águila imperial o a
mantener un rostro erguido e independiente.
«El judío del estado de lsrael se siente apoyado por una tradi-
ción histórica y cultural milenaria; se siente apoyado por el senti·
miento grandioso de su pueblo, que ha sobrevivido a las mayores
catástrofes, y que ha pmducido algunos de los genios más excelsos
de la historia: un Mars, un Preud; un Einstein, un Kakfa... Más
aún, la situación actual por la que atraviesa su joven patria cercada
por hostiles millones de árabes dispuestos a destruirlos en lugar de
aplastarlos, los agiganta, se sienten solidariamente unidos en Inta-
rea de levantar su pueblo, sus costumbres, su religión, y precisa-
mente la presión circundante ayuda a definirlos más, a subrayar
sus facetas individuales»lll.
lll VARO, CARLOS: Consíderac:.iones Antropofógíca.r y Poffticas en tomo a la En-
Stllanw dtd Sptmglisll e11 Nueva York. Ediciones Librerí:l lnlemncionnl, Puerto
Rico, 1971. Pág. 83.
166
Frente a tales observaciones nos podríamos entonces formular
las siguientes preguntas. ¿Se valorarán de igual modo los jóvenes
puertorriqueños respecto a su pasado histórico? ¿Por qué un nutrido
grupo de los puertorriqueños nacidos o residentes en Norteamérjca
no utilizan, no luchan por aprender y conservar su lengua vernácu-
la, cómo único meruo de expresión? ¿Es el Spanglish un reflejo de
la inseguridad lingüística o incapacidad expresiva?
Ahora bien, frente a las observaciones alarmantes del español
Varo se antepone la postura optimista de un lingüista puertorrique-
ño, Rubén del Rosario. No obstante, Carlos Varo, continuará reafir-
mando la situación de interferencia lingüística en el español de
Puerto Rico e irá más allá, a la fibra más sensible de los historiado-
res puertorriqueños: su cultura. Una cultura que ha sido víctima de
un despiadado arrebato de identidad nacional, una personalidad
coaccionada a través de los siglos, un pueblo que en pleno siglo
XX continua debatiendo su personalidad y rasgos propios.
«Los siglos XVI, XVII y XVlll son la lenta gestación del pue-
blo puertorriqueño, pero el siglo XIX es la afirmación sin ambages
de unos rasgos nacionales indiscutibles, lo suficientemente diferen-
ciados de los «peninsulares» como para autorizar la afirmación de
que ya entonces existía Puerto Rico como nación. Una nación en
busca de patria»11
•
Aunque, Rubén Del Rosario señala en su ensayo: Influencia
de/Inglés en Puerto Rico, que las traducciones, que aparecen en la
prensa sean simples y moderados ejemplos de la influencia del in-
glés en Puerto Rico, y también considere de escasa la interferencia
de vocablos ingleses adaptados al español de Puerto Rico, Germán
de Granda, un prestigioso filólogo hoy catedrático en la Universi-
dad de Valladolid, señala que ante la insistencia norteamericana en
la transformación de un puertorriqueño con arraigadas raíces hispá-
nicas a un puertorriqueño bilingüe, la defensa combativa del espa-
ñol fue totalmente aplacada a partir de 1940. Por tal razón el proce-
so de asimilación facilitó un nuevo orden político y lingüístico. Por
consiguiente, la nueva élite soc.ial de tecnócratas acaparó el panora-
ma cultura.! puertorriqueño, y la minoría intelectual se vio obligada
a sucumbir.
11 CARO, CARLOS: ConsideracionesAntropo/6gicas y Polftica.r en lomo a la En-
.reñanw del Spanglisfl en Nu~a York. Ediciones Librería lntemncionru, Puerto
Rico, 1971. Pág. 19.
167
Y es a partir de la década de los años 40, cuando la figura del
jíbaro puertorriqueño (el campesino) se vio obligada a trasladarse a
las zonas urbanas de Puerto Rico, mientras que otra gran mayoría
de estos emigraron concretamente al estado de Nueva York. Las
consecuencias de esto contribuyeron no sólo a imposibilitar que la fi-
gura deljrbaro desapareciera culturalmente, por consiguiente, las tradi-
ciones puertorriqueñas y la lengua española se encontraron indefensas
con relación a la lengua inglesa, en un diario vivir totalmente ajeno,
absorbido por la interferencia lingüística y cultural anglosajona.
«Eliminada la minorfa intelectual, sustituida por una élite de
tecnócratas, y desapareddo el jíbaro, trasplantado a los arrabales
de las ciudades populosas de la Isla o de Nueva York, ya no queda
quien defienda la tradición, y el lenguaje sufre el mismo calvario
que el resto de la textura social islena»21•
Actualmente, hay quienes defienden a capa y espada el «Span-
glish» como una modalidad expresiva actual en los Estados Unidos
de Norteamérica. Tal es el caso y la postura defendida por una re-
conocida lingüista y profesora de Filologfa Inglesa, quien además
representa a una renombrada institución norteamericana (Hunter
College), me refiero a Ana Celia Zentella, quien a su vez dirige el
Centro de Esltldios Puertorriqueños de Nueva York. A rafz del cre-
ciente auge de dicha modalidad expresiva, Zentella se ha visto obli-
gada a cuestionar ciertas posturas negativas, que han desatado una
controvertida e incansable discusión entre los defensores del movi-
miento denominado «E11glish Only»13
, y los que abogan por la per-
vivencia del «Spanglish» como «Identidad cultural neorriqueña».
22 VARO, CARLOS: Considemciones Antropológicas y Polfticas en umw a la Elut·
ñanw del Spangllsll en Nueva York. Ediciones Librcñn Internacional, lbfd. Pág. 70.
l) V~e en: «Los ataques del English Only llegan al Tribunal Supremo de
EEUU>•. Boletfn lnfonnativo: Casa de Puerto Rico en España. Semin:uio de Cultur.1
Puertorrique.ña. Núm. 266, abril, 1971. Pág. 3. Dicha legislación fue aprobad:! por
est.recho margen en un referéndum populnr en el c.~tado de Arizona (1988). Tal nor·
mntivn de corte nnti-español oblig,a n todos los funcionarios estatales a utiliznr úni-
crunente la lengua inglesa en sus puestos de trabajo. con In posibilidad de castigos
ndministmtivos. De los 50estados con que cuenta In bandera U.S.A.•23 lu!n implnn-
tndo esta legislación restrictiva conocida como: Engllsll Only. Pnm complicar m:!.s In
situación, el Congreso está dominrulo en unn grnn mayoría por el Partido Republica-
no, y éste n su vez se propone aprobar diclu! legislación a nivel nocional. Y nntuml·
mente por la posible anexión de Puerto Rico como estado «51» de In bander.1
U.S.A., esto representa una seria amenaza a lns mfces hispanas que curncteri.zan lJ
personalidad puertorriqueña.
168
Y aunque nos parezca increíble, según nos señala Zentella, el
cambio de código o la alternancia de un idioma a otro (Code Swit-
ching) es utilizado por el bilingüe cuando quiere ser más informal o
pretende establecer una comunicación más amena con el interlocu-
tor. Aunque las recientes investigaciones señalen a las personas que
alternan los idiomas con bastante regularidad como individuos que
poseen un gran dominio de las destrezas comunicativas y escritas
en ambos idiomas; ZenteUa, también analizó las situaciones donde
se recurre a dichas alternancias. de códigos, y nos señala que las du-
das respecto a la construcción gramatical, o el olvido de alguna pa-
labra es el principal motivo que le conduce a deducir que los cam-
bios de códigos surgen por razones sociales, no porrazones lingüís-
ticas.
No obstante, tanto en las investigaciones llevadas a cabo por
Ana Celia Zentella y Shana Poplack encontraremos puntos de vis-
tas similares, como por ejemplo: el análisis de las alternancias de
un código otro no suelen ocurrir al azar, y el considerar que esta
modalidad lingüística, más bien conocida como: «Code Switching»
es una característica determinante en la forma expresiva de los
puertorriqueños bilingiles24
•
No sólo la alternancia de códigos es considerada una modali-
dad expresiva utilizada a menudo por «los puertorriqueños bilin-
gües», sino que además en una investigación, cuya única finalidad
consistió en captar el orgullo personal de un grupo de puertorrique-
ños respecto a su identidad nacional, como puertorriqueños, neo-
rrinqueños o norteamericanos, para nuestra sorpresa, un 65%·de los
entrevistados revelaron una clara identificación con la nacionalidad
puertorriqueña, y como dato curioso el 90% de los entrevistados
as~guraron que la lengua española, es importante o demasiado im-
portante para reafirmar sus rafees puertorriqueñas.
«Ün an etnic identity scale based on questions aboul pridc in
being Puerto Rican, feelings toward assiiTÜiation, and cbaracteris-
tics of nationality (Puerto Rican, Nuyoricao, American) the mayo-
riLy (65percent) revealed clear positive identifieation as Puerto Ri-
1A Vé:lse las investigaciones realiz:~dns por: POPLACK, SHANA: «Somctimcs 1' 11
Srrut n Sentcnce in Spanish y Término en Español; Townrd a Typology of Code-
Switching». Unguistics 18, 1980. Págs. 581-618; Zarrlll.LA, ANA Ca.IA: «LMgunge
Vnriety Among Puertoricnns». Languogi In the U.S.A.. En C. F'erguson y S. Hcnth.
(cds.) Cambridge Univen;ity Press. 1978. Págs. 218-238.
169
cans. When asked to assess how importan! lhc Spanish language is
to «Puerto Ricanness», 90 percent felt that Spanish is importan! or
very important to being a Puerto Rican.
This attitude was summarized by Sally:
Si tu eres puertorriqueño (if yoy'rc Puerto Rican), your fnthcr's n
Puerto Rican, you should at least de vez en cuando (sometimes')
you know, hablar en español (spcak Spanish»)u.
No obstante, existen dos posturas bastantes lógicas, que a mi
modo de ver se enfrentan a lo largo de mi investigación. La primera
de ella es que los defensores de la lengua española continuarán, a
pesar de todo, visualizando esta modalidad como un doble ultraje a
la comunidad de puertorriqueña de Nueva York. «Ultraje al espa-
ñol, como lengua de vasta familia de pueblos. Y humillante ultraje
a la comunjdad puertorriqueña en Nueva York: porque la ónica len-
gua del puertorriqueño, la del borinqueño de la Isla de Puerto Rico
y la del boricua que sufre un trágico exilio en Nueva York no es el
Spanglish, sino el español de nuestros clásicos, el español de nues-
tros abuelos, el español que se sigue creando en la palabra hablada
viva, diaria, y se sigue recreando mediante las más atervidas e inno-
vadoras técnicas estilísticas»26
• La segunda postura reafirma que es
el Spanglish, la lengua que mejor representa la identidad, y por
consiguiente neorriqueña27
.
Por otra parte, no podemos ignorar el hecho de la extensión de
dicha neo-modalidad expresiva en prestigiosas revistas que introdu-
cen palabras y frases castellanas en sus textos inglés, como por
ejemplo «.Latina», una revista bilingUe estadounidense, enfocada a
jóvenes hispanas, y que para el asombro de muchos en una reciente
publicación presentaba el siguiente artículo: «Mi Padre's Infidelity.
Are Cuernos Genetic?»28
•
2S POPl.ACX, SI·IANA: «Sometimes r·ll Start 3 Scntcncc in SpMish y tennino en
español>>: Townrd a Tipology of Codeswitching. Spa11i.rll in tlle United States: So-
ciolillgllí.flic AspecJs. Cmnbridge University Press, New York, 1982. Pág. 241.
26 CARO, CARLOS: Cmz.rideracio11es Alltropológicas y Políticas en torno rz ltz
En.retia11za del Spla11gislz en Nueva York. Ediciones Librerí:t Internacional, lbíd.
Pág. 12.
17 Pnm nnaliZM la importMcia del Spru1glish en la Htemtum ncorriqueña véase
en Hemández, C:tnnen Dolores: <<Kack AgüeroS». Puerto Rico Voices i11 &glislz.
Prnegr, Westport, Conneticut, London, 1997. Pág. 27.
21 Véase: «El Vigor del Spnng1ish». El País, 15 de abril de 1997. Pág. 1 (Redac-
tado por Jnvier Valenzuela).
170
Paralelamente a esta ola de defensas, también nos encontrare-
mos quienes consideran esta modalidad como un fenómeno de
transculturización.
«Si existe algo asr como el «Spanglish» es porque la vida dia-
ria del boricua residente en Nueva York, sus hábitos, sus medios
de subsistencia, su sistema económico, por lo tanto su sistema polr-
tico, y al fin, su idcologra, han sufrido un drástico cambio, es decir,
en ese pueblo se ha operado simple y llanamente, un fenómeno de
transculturización»19•
No obstante, no nos debemos limitar a conocer ambas posturas,
sino que debemos profundizar la obra literaria escrita bajo esta neo-
modalidad lingüística. Considero que la literatura escrita bajo esta
modalidad sirve de referencia para un interesante análisis sociológi-
co y de interpretación lingüfstica. Si existe una modalidad en el es-
pañol tradicional que ha alterado su estructura en gran manera, y si
al referirnos a esta neo-modalidad expresiva la denominamos
como: «Spanglish», eso quiere decir que un considerable grupo de
personas, de origen hispano, simpatiza, entiende una nueva estruc-
tura lingüística.
«Un artículo reciente de The New York Times calificaba el
«Spanglish>> como la tercera lengua de Nueva York después del in-
glés y el español. Es cierto, con 1,8 millones de hispanos - un
25% de la población, según el censo de comienzos de esta déca-
da- y varios diarios, semanarios, emisoras de radio y canales de
televisión en castellano. New York permite al visitante pasarse el
dfa escuchando a gente que habla In lengua de Cervantes con múl-
tiples acentos latinoamericanos o en su versión «Spanglish»30
•
m. LA DEFENSA DE LA NACIONALIDAD
NEORRIQUEÑA A TRAVÉS DE LA OBRA
POÉTICA ESCRITA EN SPANGLISH
Pese a que al termino «nación» es considerado «el concepto
menos elaborado teóricamente en el mundo moderno»31
, para el
29 VARO, CARLos: Considuacio11es Antropol6gicas y Polílicas 1!11 tomo a la Ense-
ria/Iza ckl Spla11gish 1!11 Nu~a York. Ediciones Librería Internacional. lb!d. Pág. 15-16.
30 El Pafs, 15 de abril de 1997. Pág. 1(portnda).
31 Véase PIIARTA CIIATTERJEF.: Tire Natio11 tmd lts Fragmems: ColtJIIial and
Postcolonial Histories. Princeton, N. J.. Princenton University Prcss, 1993. P. XI.
171
neorriqueño dicho concepto encierra la esencia de la cultura de sus
antepasados, la defensa de una personalidad propia. Por tal motivo
su obra literaria exaltará la única nación posible, su paraíso edéni-
co: Puerto Rico. Creo que la única vía posible que nos ayuda a
comprender dicho fenómeno, es conocer e investigar la trayectoria
cultural, poütica del pueblo puertorriqueño, y concretamente el de-
sasosiego moral al cual ha sido sometido a raíz de la invasión nor-
teamericana.
<<Ajeno a estos manejos. Puerto Rico se entregó con júbilo a
Jos invasores norteamericanos, creyendo que venían a darle en
bandeja de plata la independencia. Pero Jos hechos se encargaron
de desmentir a la fantasía: Jos norteamericanos habían venido para
quedarse. De un plumazo quedaron abolidas todas las prerrogati-
vas ganadas palmo a palmo en siglos de historia. Puerto Rico cam·
bió de amo de la noche a la mai'iana>>32
•
Para comprender el alcance del Spanglish debemos reconocer
en primer lugar que su utilización es gracias a parte de una minoría
que representa el 70% del voto latino en la ciudad de Nueva York.
Hoy sabemos que pese a ser considerados ciudadanos norteameri-
canos desde 1917, los puertorriqueños, no son aceptados por una
sociedad de raíces anglosajonas, y naturalmente, son u·atados con
cierto recelo por el resto de la sociedad puertorriqueña en la lsla33
•
Es notable señalar que la comunidad puertorriqueña representa
2,7 millones de habitantes en los Estados Unidos de Nortearnérica.
Sin embargo, su presencia en la estructura polftica es muy escasa,
apenas han aumentado su representación parlamentaria, a nivel na-
cional. No obstante, existen varios lfderes puertorriqueños residen-
tes en la gran Metrópoli que se sienten comprometidos con la de-
32 VARO, CARL-OS: Consideracione.r Antropológicas y Políticas en 10mo a la
Ensetianza del Swmglish en Nue11a York. Ediciones Librería Internacional, Lbíd.
Pág. 26·27.
" Vénse el artículo redactado por: Caño. Antonio: <<Al otro Indo del Puente de
Brooldyn». El Pi1f.f, viernes 8 de mano de 1996. Pág. l. Aunque el puertorriqueño
goza de una ciudnclanía-impuesla- desde 1917,1os puertorriqueños no se sienten
identilicndos con la culturn anglosojonu, y al mismo tiempo son rechazndos y consi·
demdos ciudadanos de segunda cln.se. Al tener que competir con unos índices de po-
breza de cnsi el 50%, de desempleo, de adicción n las drogas, de delincuencia juve-
nil. extremndruncnte superiores a otrns comunidades de origen llispano. Por consi·
guiente, el puertorriqueño no logra de.~envolversc cullurnlmcnte ni económicamente,
lo que contribuye a ser considerndos una comunidad marginada.
172
fensa de los derechos humanos de «la comunidad puertorriqueña en
Nueva York.» Tal es el caso de Nydia Velázquez, la primera mujer
puertorriqueña elegida para ocupar un escaño en la Cámara de Re-
presentantes de los Estados Unidos de América con cerca de el
80% de los votos de su circunscripción. Aunque existan otros líde-
res polfticos puertorriqueños que luchan dfa a dfa a favor de mejo-
res beneficios para sus compatriotras, con el único fin de contra-
rrestar el desempleo, la delincuencia, las condiciones económicas
paupérrimas en las que vive la comunidad puertorriqueña en los Es-
tados Unidos de Norteamérica, el esfuerzo será en vano, si las fuer-
zas polfticas dominantes estadounidenses no se dan por enterados,
o simplemente olvidan sus promesas electorales.
«En términos generales, lo «Spanish» o lo hispano engloba una
serie de nacionalidades, que pese a estar disgregados han comenza-
do a apoyarse mutuamente y a constituirse en un grupo de una cre-
ciente influencia. Hoy ese gran grupo hispano representa en «Nor-
temnérica unos 27 millones de ciudadanos, más de un millón de
empresas, 24 representantes en el Congreso y en altos cargos del
Gobierno (embajador en la ONU, secretario de Energía y Secretario
de las PYME)»34
•
Otro aspecto a tratar con relación al liderazgo político puerto-
rriqueño en Nueva York, es señalado por un ex-campeón mundial
de boxeo, y años más tarde columnista del periódico Tfle New York
Post, me refiero a José Chegüi Torres. Este ex-campeón mundial de
boxeo reconoce que el puertorriqueño aún conserva una mentalidad
colonial, característica que les condiciona, y les produce una baja
autoestima ante el norteamericano.
~~Hay un problema psicológico en los puertorriqueños provoca-
do por el hecho de que Puerto Rico nunca ha sido un país·libre.
Eso nos limita y nos crea uno mentalidad colonial. Somos dóciles,
somos sumisos, creemos que los 11or1eamericanos son superiores a
11osorros»1s.
Es precisamente el tema de transfondo cultural y el racismo lo
que motivará al escritor neorriqueño a desarrollar su obra literaria,
.14 Anfoulo redactado por PitREZ Nti!VIS HI!RI!DI!RO, JOSÉ A. en El Paf.r: 10 de
marzo de 1997. Pág. 12.
" Véase lns mnnifcstncioncs scñuladas por JOSÉ Cui!GOI TORRI!S en: «Al otro
Indo del puente de Brooklyn». lbíd. Pllg. l.
173
y muchos de ellos utilizarán la alternancia de códigos como medio
de expresión, que como sabemos esta alternancia de códigos (Code
Switching) se la ha considerado tradicionalmente como una clara
evidencia de un aprendizaje lingüístico deficiente o un nefasto do-
minio lingüístico de uno, o de ambos idiomas.
«La utilización de dos lenguas como vehJculo de comunica-
ción implica, para poder entenderlas, el apropiamos en alguna for-
ma de la cultura que sustenta a esas lenguas. Esto conlleva siempre
el ríesgo de mutilar una de ellas cuando hacemos un uso indiscri-
minado de la misma»J(j.
No obstante, resulta frecuente encontrar que varios poetas neo-
rriqueños utilizan el español como la seña de identidad. Y ese he-
cho permite, según nos plantea Yanis Gordils, la pervivencia de la
lengua española, ya sea porque permite consolidar un nexo comu-
nicativo entre los países que comprenden el orbe hispánico y la
continuidad histórica del pueblo puertorriqueño.
«En español se cifra la conciencia de que en otro lado del mun-
do hay una tierra que puede reclamarse en herencia o no, la posibi-
lidad de regresar o no. No hablarlo es perder el pasaporte a la pa-
tria; no entenderlo es verse apartado de la puertorriqueñidad»37
•
No obstante, nos llegamos a preguntar los motivos que influ-
yen en los escritores neorriqueños, y más aún los poetas, especial-
mente si resaltar el «Spanglish» como señal de su identidad nacio-
nal. Sólo puedo llegar a la siguiente conclusión respecto a la valo-
ración poética correspondiente al género literario conocido como
«la poesía neorriqueña»: que el «Spanglish» sirve de estrategia
poética, y al mismo tiempo estos poetas no sólo intentan llamar la
atención del puertorriqueño, ante todo del lector puertorriqueño,
sino que instan a que el puertorriqueño comprenda, y al mismo
tiempo rechace la situación de «doble marginación» que sufren sus
compatriotas en la sociedad anglosajona. A través de La poesía, el
poeta neorriqueño nos insta a defender la cultura puertorriqueña
36 NARVÁEZ SANTOS, ELIEzER: Extralingiiismo y Rea/ia en el Espatiol de Puerto
Rico y en el Español de América. Editorial Grnfito lnc. San Juan de Puerto Rico,
1990. Pág. 51.
37 Dm. GOROILS, YANIS: «El pasaporte n In patria; reOeJtiones en tomo a In vnlo-
mción de la lengun en la poesfn Nuyoriean». Los Bárbaros Subvierten a Roma: Si-
tuación Sociolingiifstica y Literaria de los Boricuas e11 la Metrópoli. Cuadernos del
Idioma, núm. 5. Universidnd de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 58.
174
frente a la amenaza que representa un posible y lamentable ane)(io-
nismo político.
No obstante, cuando se enfatiza la cruda realidad del diario vi-
vir norteamericano, el poetcl neorriqueño pretende despertar en sus
compatriotas isleños cierto rechazo a esa realidad que le rodea, y si
el pueblo puertorriqueño no valora y permite aniquilar todas las po-
sibilidades de preservar su identidad propia, sufrirá los mismos
avatares que sus compatriotas neorriqueños. La Literamra escrita en
«Spanglish» es el último intento que hace la comunidad puertorri-
queña, residentes, expatriados, emigrados y rechazados dentro del
contexto social norteamericano. Podemos decir que es una llamada
a la reconciliación, a la unión en un momento dado frente a las de-
mandas norteamericanas. Y si una parte de estos escritores optan
por ignorar la lengua española, así como también la lengua inglesa,
y el aferrarse al Spanglish como «santo y seña» de un nuevo con-
cepto del puertorriqueño, es sencillamente porque consideran que
es la modalidad expresiva de su comunidad. ¿Quiénes escriben bajo
esta neo-modalidad expresiva? y ¿Por qué? son dos preguntas con
dos simples respuestas.
Escriben bajo esta modalidad, todos aquellos escritores neorri-
queños que consideran que su dominio de la lengua española es in-
suficiente y están incapacitados para desarrollar coherentemente su
obra, y el utilizar la lengua inglesa sería como sucumbir irremedia-
blemente ante las amenazas de deterioro y aniquilación de su iden-
tidad nacional. Y sí existe una incapacidad de expresión en la len-
gua española, es sencillamente porque el sistema de enseñanza bi-
lingüe no es el apropiado, o sencillamente carece de recursos
pedagógicos competentes en los centros de educación primaria y
secundaria estadounidenses. Si la enseñanza bilingüe implica una
máxima integración en la cultura dominante y obviar la lengua ver-
nácula, entonces la gran nación puertorriqueña tiene pleno derecho
a determinar que trayectoria política desea proseguir.
«Most of them speak Spanish al home; it is thc Language of
thc feelings and affection. Englísh has bcen lcarncd at school and
in thc streets. Many of them claim, howcvcr, not to have sufficient
command of litcrary Spanish to writc in iL For sorne, to writc in
English seemed to signa! a surrcnder of their cultural pcrsonality.
Thus, Spanglish scemcd the solution bccause it was the languagc
of thc Puerto Rican community, both in the Lower East side and in
El Barrio. Thcy also strove though it a resistancc to a norm or
175
standard imposed by !he two «uncontamioated groups: the Spanish
-speaking island writers, seen as elite who defended that lnngua-
ge as a symbol ofthe nation, and !he English- speaking writers of
mainstream Unitd Stntes literature. Neither of !hose languages by
itselfcould transmit !he expcriencie of lhe Puerto Rican migran in
New York»31
•
31 H BRNÁNDEZ CARMEN DoLORES: Puerto Rican Volees in Englisll: lmervlews
wit!J Wrlters. Prneger, Westpor1, Conneticul, London. 1997. Pág. 7.
176

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  • 1. UN NUEVO ENFOQUE DE LA LITERATURA NACIONALISTA PUERTORRIQUEÑA: LA NEORRIQUEÑIDAD, UN NUEVO CONCEPTO DEL BORICUA EN NUEVA YORK Ruth Amarilis Cott6 Ben(tez «El Puertorriqueño de Nueva York habla «lajeringoza horro- rosa• que los hispan6fios temfan. (Antonio S. Pedreira, Rubln del Rosario, Gennán De Granda). Uega con su habla contagiada de barrio urbano neoyorquino, toca salsa y huele a cucltifrito»1 • l. LA LITERATURA NACIONALISTA NEORRIQUEÑA Y SUS TRES VERTIENTES Ahora más que nunca, hablar sobre nacionalismos se toma una ta- rea difícil y delicada. Al margen de las más contradictorias pol~micas actuales, la literatura, y en concreto, la literatura neorriqueña opta por suplementar los vacfos de la historia, y emprende un camino hacia una misma dirección: proyectar un futuro ideal para su nación1 . Por otra 1 MUNDO LóPEZ, HILDA: «La Producción Uterorin del Nuyorican: Tendencias Potticas y Revalomción CuhurnJ,.. Los Bárbaros Subvitrttn a Roma: Situación So- ciolingüística y Littraria dtl los Boricuas tn la Mttr6poli. Cuadernos del ldiolllll, Núm. S, Unive~idnd de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 36. 2 Vtase In obm de Doris Summers: oclrresistible Rolllllllce: The Foundntionnl Fictions ofl..:ltin American». Homi K. Bmbhn ed. Nat/on and Narratio11, New York: Rouledge, 1993, pp. 71-98. !53
  • 2. parte, acercarse a analizar el término «nación» y su posible defini- ción resulta también una tarea extremadamente compleja, sobreto- do porque a través del tiempo han surgido varios puntos de vista to- talmente diferentes, como por ejemplo, una afirmación hecha por José Carlos Mariátegui, en la década de los veinte, quien señala que «la nación misma es una abstracción, una alegoría, un mito que no corresponde a una realidad constante y precisa que pueda ser cientf- ficamente determlnable»3 • No obstante, cabe señalar las investiga- ciones realizadas por Benedict Anderson, y recopiladas en su obra: lmagined Communiries4 , en la cual define el término nación, como una creación literal y simbólica, y no como un hecho a ser constata- do cientrficamente. Exponemos así lo que parece diffcil de aceptar para muchos puertorriqueños: que la nación no es nada menos que una comunidad imaginada, una construcción imaginaria, una uto- pía. Y la polémica está servida. El propósito de este artículo no es hacer hincapié en los diversos puntos de vista con relación al con- cepto «nación» en si, sino más bien analizar dicho concepto a tra- vés de la obra literaria neorriqueña. Examinaré, en particular, la uti- lización y trayectoria del Spanglish en la obra literaria neorriqueña, de tendencia nacionalista. Para comenzar, considero que debemos esclarecer las siguientes preguntas: ¿Quiénes escriben bajo esta modalidad? y ¿por qué se denominan «neorriqueños» o <muyori- cans», cuando sus rafees culturales son puertorriqueñas? Cabe dis- tinguir, ambos términos para que as( evitemos confusiones. El tér- mino <<nuyorrican» corresponde a un grupo de escritores que co- menzaron a manifestarse a mediados de 1960, hasta 1970, y la temática de sus obras Literarias suele plasmar la vida del «Barrio» y sus contradicciones. Creo, conveniente señalar que el término «neorriqueño» aborda la comunidad global de escritores puertorriqueños de Nueva York y otros estados de la Nación. Una de las más importantes característi- cas que distingue la literatura de tendencia nacionalista puertorri- queña es sin lugar a dudas, su hibridez lingüística. Cuando analiza- mos la variedad de dificultades lingilfsticas, que surgen a medida que cualquier traductor se propone el análisis y la interpretación de 1 MARIÁTEGUI, Jos~: Sittt Ensayos dt lnttrprttacióll de la Realidad Perua11a. La R:lbnno. Casn de las Américas, 1963, pág. 215. 4 ANDERSON, BENDicr: lmagintd Communitie.r: Rejlectios on the Origin..f and SprtCld ofNationalism. London, Verso, 1983. 154
  • 3. la literatura que produce la comunidad puertorriqueña en los Esta- dos Unidos de Norteamérica, percibimos que esta literatura presen- ta una triple intención: rehusar la transculturación cultural del pueblo puertorriqueño, reflexionar respecto al estatus y destino po- lftico, y por consiguiente, defender la identidad nacional puertorri- queña ante la supremacía anglosajona. Tratar de comprender la producción literaria neorriqueña en su dialéctica con relación a la cultura insular supone utilizar como re- ferencia un concepto propuesto por la antropología cultural, y seña- lando por John Bennet Dicho concepto es conocido como «la nue- va conciencia étnica o <<New Ethicity». Consiste en presentar un modelo que reivindica la tendencia de una comunidad o grupo étni- co a aferrarse a Jos sfmbolos tradicionales de su cultura materna lo- grando definirse culturalmente, y por consiguiente, asf logran sal- vaguardar su supervivencia dentro de la sociedad. Dicho en otras palabras, la obra literaria de los neorriqueños se aferra a las rafees culturales de sus antepasados, la verdadera esencia de una persona- lidad propia. Es conveniente señalar primordialmente la variedad de modis- mos, el amplísimo registro de estilos y usos lingüísticos5 , que dis- tinguen esta producción literaria «neorriqueña» como un digno concepto de identidad nacional puertorriqueña, y que a su vez está defendida por una gran urbe de escritores a través de los Estados Unidos de América. Aunque la producción creativa de los poetas neorriqueños apenas se ha divulgado en años pasados, hoy el pano- rama parece estar respondiendo a la gran demanda de esta obra lite- raria por parte de una gran mayoría insular puertorriqueña. Estos escritores optan por defender su identidad nacional puertorriqueña, y en particular: la neorriqueñidad, al mismo tiempo que se confron- tan con un doble rechazo c ultural: la negación insular, ya sea por un paupérrimo dominio de la lengua española, asf como también un cuestionable dominio de la lengua inglesa. No obstante a medida que nos adentramos en la literatura na- cionalista puertorriqueña y neorriqueña nos encontraremos que no se puede pasar por alto un minucioso y objetivo estudio sociológico s GORDILS, YANIS: «El Pasaporte 11 In Pntria: Reflexiones en tomo n In Vnlom- ción de la Lcngun en la Pocsfn Nuyoricnn». Los Bdrbaros Subvienen A Roma: Si- /uaciófl SocioliTJgiiística y Literaria de los Boricuas tm la Metrópoli. Cundemos del ldiollUl, Núm. 5. Universidad de Puerto Rico, nbril, 1992. Pág. 49. 155
  • 4. de la trayectoria polflica el pueblo puertorriqueño. Si bien es cierto que la isla de Puerto Rico haya sido cedida como botfn de guerra, ya sea por las exigencias bélicas que desembocaron en la guerra hispanoamericana en 1898, también es cierto que aunque el pueblo puertorriqueño «disfrutó» años más tarde de «una ciudadanía nor- teamericana totalmente impuesta», que no sólo le confirió plenos derechos a un «pasaporte digno», sino que también se vio involu- crado a participar en una guerra, que por derecho histórico y rnornl no le correspondía. Y a duras penas, cuando restan unos dos años para final de si· glo, el «Ciudadano puertorriqueño norteamericano» continúa deba- tiendo su estatus; un estatus, que a mi modo de ver, podernos com- parar con una cierta ambivalencia de corte shakesperiano: Ser o no ser estado «5 1» de la Nación norteamericana. «Desde 1912 venia incubándose, In ley Jones, que no se pro- mulga hasta 1917. Ésta supone la imposición de la ciudadanfa americana a los puertorriqueños, no sólo sin que se hubiese consul- tado su voluntad, sino aun en contra de la Cámara de Delegados y con la oposición tanto del Partido Unión, que dominaba In escena política interna, corno su máximo dirigente, Luis Muñoz Rivern. Fue un paso para estrangular cualquier conato de independencia de una Isla milltariz.ada que dfa a dfa aumentaba su valor estratégico. Y, sobre todo, hacra obligatorio el servicio miUtar a los coloniza- dos, justo en el momento oportuno que los Estados Unidos necesi- taba carne de cañón para alimentar su recién iniciada participación en la Primera Guerra Mundia1»6• Por otra parte, a medida que se analiza la producción poética neorriqueña se perciben tres vertientes expresivas que la caracteri- zan. Sorprendentemente, nos encontraremos que hay escritores que utilizan la lengua española como medio de expresión cultural, aun- que no hayan nacido en Puerto Rico, porque sus progenitores hayan fijado sus expectativas económicas en la utópica Metrópoli a una edad muy temprana. Cabe destacar que una parte del mundo poéti- co neorriqueño alberga todas las contradicciones culturales, o más bien la conflictiva situación lingüística de un pueblo que ha sido 6 VARO, CARLOs: Consideraciones Antropológicas y Políticas e11 tomo a fa En· se1i011lll del Spa~~gfish tll Nueva York.Ediciones Librería Jnternacionnl, Río Pic:dr.ls, Pueno Rico, 1971. Pág. 37. 156
  • 5. desvfado de su trayectoria cultural hispana hacia una distinta y aje- na cultura: la cultura anglosajona. En el marco literario, la marginación de esta literatura es un he- cho consumado, hecho que nos motiva a formularnos las siguientes preguntas: ¿Por qué apenas se conoce, se lee o se publica el trabajo creativo de estos escritores? ¿Por qué el puertorriqueño insular ma- nifiesta una rotunda indiferencia hacia sus compatriotras? El afir- mar lo nacional, y al mismo tiempo considerarse doblemente recha- zados es en síntesis la dolorosa situación a la que se enfrentan estos escritores. Las luchas diarias de los pobres, la dura realidad de los adictos a las drogas, la desvirtualización de las mujeres latinas en un mundo desesperado, la desmitificación y critica tanto al gobier- no norteamericano, como a las instituciones cuJturales y políticas encargadas de dirigir el destino político de Puerto Rico son parte del trasfondo temático de esta literatura. Y es que sencillamente el reclamo de la nacionalidad puertorriqueña a través de la «literatura neorriqueña», desde ese otro idioma que desvirtúa el vernáculo, es el fin de los escritores neorriqueños, aunque dicha obra literaria represente una señal de alerta para todos los defensores de la cultu- ra española, y de todo lo que ella representa: más de quinientos años de patrimonio cultural hispano. La poesía, género literario idóneo es una vía esencial en la afir- mación de la nacionalidad puertorriqueña y neorriqueña. Uno de los poetas que presenta ese estado de marginación a la que es some- tida la literatura neorriqueña y a sus autores, es sin lugar a dudas, Tato Laviera Entre las muchas cualidades que distinguen a este poeta y dramaturgo destaca su reivindicación de la lengua materna, aunque también escribe y maneja la lengua inglesa con una soltura extraordinaria. Lo curioso del caso es cuando le formularon la pre- gunta de que ¿cómo se puede sentir puertorriqueño si escribe en in- glés? Laviera hizo referencia, sutilmente a un término que define a Jos habitantes de la isla antes de 1493. Y cito: «Yo soy puertorriqueño, pero también soy niuyorriqueño. Yo soy boricua»7• 7 CosTA. MARmtELMA: •¿Y qué Dicen los Escritores Neo.rriqueños sobre el Idioma, In Literatura y In Identidad Nacional? Lbs Dárlx1ros Subviertt~l a Romo: Si- tuaci6n SociolingUístia y Litemrfa de los Boricuas tll la Metr6poli. Cuadernos del idlomn, Nllm. 5, abril de 1992. Unive~idad de Puerto Rico. Pág. 73. 157
  • 6. Aunque los escritores neorriqueños tienen una gran conciencia de su origen socioeconómico y elentorno cultural que les rodea, debería· mos preguntarnos hasta que punto se les considera una minoría étni· ca y racional marginada en la sociedad norteamericana. En efecto, el rechazo que manifiesta la sociedad dominante anglosajona motiva al neorriqueño a plantearse la reafirmación de su puertorriqueñidad me- diante el estudio de la historia y literatura de Puerto Rico. No obstante, al profundizar en la historia puertorriqueña, el neorriqueño se siente traicionado en cierto modo, ya sea porque di· cha historia minimiza el papel de las clases trabajadoras, la situa- ción socio-económica de la minoría negra, la posición de la mujer en la sociedad, los emigrantes, y el sentido de ridículo que repre· senta el habla jíbara y obrera de sus antepasados. Gran parte de la temática de la «literatura neorriqueña» expresa libremente su fidelidad a la lengua española, y como ésta se enfren- ta con un gran sentido de tenacidad a la imposición lingüística an· glosajona. Obviamente, uno de los poetas «nuyorricans» que mani- fiesta con un matiz irónico su resistencia a la lengua anglosajona, al bilingüismo como vehículo de expresión, y a todo lo que ella repre- senta, es sin lugar a dudas: Pedro Pietri. Su ironía estriba en que utiliza la lengua inglesa para exaltar su rechazo al bilingüismo. A mi modo de ver, el siguiente poema no sólo señala el enfrentamien- to entre dos culturas, dos idiomas, sino que manifiesta que la fideli- dad a la lengua española a través de los años continua vigente, in- quebrantable en la mayor parte de comunidad de puertorriqueños de Nueva York. La puertorriqueñidad defiende ante todo una per- sonalidad propia, gracias a la herencia cultural iberoamericana. TATA Mi abuela has been in Lhis dept store called America for Lhe pasttwenty - five years. She is cighty- five years old and does nol speak n word of English Thal is inleligence8 . • Pumu, PEDRO: Obituario Prurtorriquetio. Instituto de Culturo Puertoniqueñ:¡, San Juan, Puerto Rico, 1977. Pág. 105. 158
  • 7. Por otra parte, la segunda vertiente literaria que distingue la li- teratura neorriqueña de tendencia nacionalista radica en que una gran parte de los escritores utilizan la lengua inglesa como única modalidad lingüística en su producción poética. Lo curioso del caso es que esta élite de escritores «neorriqueños» consideran que la lengua no debe convertirse en una barrera Hngüística en la creati- vidad literaria, y el limitarse a utilizar una sola lengua como In má- xima representación de «In voz poética neorriqueña» significaría el cese de la creatividad literaria, y representaría una amenaza a la ex- presión de la nación puertorriqueña. Tal es el caso del escritor «neorriqueño», y más concretamente «nuyorrican»: Edgardo Vega Yunqué, joven escritor puertorrique- ño, quien se identifica como «Neorriqueño», aunque nació en la Isla, y se trasladó a Nueva York a los diez años de edad. Según nos señala Vega Yunqué, pese a que Puerto Rico nunca ha sido una na- ción libre, no puede la creación literaria limitarse a la utilización de la lengua castellana, porque ésta no guarda estrecha relación con la realidad histórica-lingüística del país. «Como Puerto Rico nunca ha sido una nación libre, tiene una situación muy singular que obliga al escritor a estar muy conscien- te y trabajar los problemas de la nncionalidad e identidad puertorri- queña. La lengua no debe convertirse en obstáculo; l.imitarsc a un sólo método y a una sola lengua coarta la creatividad y también disgrega la energía vital que podría utilizarse en la creación y ex- presión de la nación puertorriqueña. La limitación es un lujo inte- lectual que los puertorriqueños no nos podemos dar. Si la Isla fue- ra libre, sería fácil defin ir como puertorriqueño al que escribe en español y como norteamericano al que usa el inglés. Pero en la si- tuación actual no se puede decir: Ustedes no pueden participar en esto porque 110 hablan ni escriben en espniiol». Hay que abrirse al diálogo. Por otra parte, In idemidad puertorriqueiia no puede li- mitarse a la lengua castellana porque esa no es La realidad hist6· rica del pafs. Es una concepción decimonónica, una concepción anterior al 1898. Además, mira a Suiza, lo que podría constituir una situac.ión análoga a la nuestra: alli unos hablan alemán, otros francés y otros italiano, pero todos se consideran igualmente sui- zos. Nadie lo pone en dudn»9• ' EntrevistD. l'elllizndn por COSTA, MARmiELMA a Ed. Vega Yunqué, y que apa- rece en: «¿Y qué Dicen los Escritores Neorriqueños sobre el Idioma, In Litenuurn y la Identidad Nacionnl? Los Barbaro$ Subvierten " Roma: Silllaci6n SocíolingUfstica 159
  • 8. Entre sus obras más destacadas podemos mencionar dos: Una novela titulada: The Come Back (1995) y una colección de relatos Medoza's Dreams (1987). No obstante, no debemos pasar por alto a un tercer grupo de autores, los cuales se caracterizan primordialmente por adoptar el término «nuyorican» como una definición cultural, además porque a la hora de expresar una temática y una vivencia cultural puertorri- queña prefieren utilizar la vertiente lingüística del bilingüismo en mayor y menor grado dentro del contexto lingüístico. Generalmen- te estos poetas «neorrmqueños», y específicamente «nuyorricans» utilizan una alternancia de signos conocida como: «Spanglish)). Una de las voces femeninas representativas entre Jos poetas «nuyo- rricans» es sin lugar a dudas, Sandra María Estéves. En el siguiente fragmento del poema «Not Neithen>, Esteves nos enfatiza que aun- que ha nacido en el Bronx, no puede determinar su nacionalidad, y mucho menos la lengua que vibra a través de sus labios. «Being Puertorriqueña Americana Bom in the Bronx, not really jrbara not really hablando bien But yet, not gringa either Pero ni portorra, pero si portorra too Y que soy con wh;at volee do my lips move?»10 • En líneas generales, la temática de la literatura «neorrique- ña» no sólo emplea las estructuras lingüísticas y gramaticales de la lengua española, sino que además, se utilizan las estructuras lingüísticas de la lengua inglesa, aunque la lengua española se utiUza con la única intención de reinvindicar el trasfondo cultu- ral iberoamericano. Estos poetas no sólo se expresan en una «nueva modalidad», sino que son el puro reflejo de su pueblo: una doble vertiente cultu- ral y lingüística. Aprovechan la fusión y la alternancia de códigos de ambos idiomas para así dar lugar a una tercera lengua: un diná- mico bilingüismo, un elemento de afmnación nacional. y literaria de los Boricuas en la Metrópoli». Cuadernos del ldiornn, Núrn. 5. Uni- versidad de Pue.rto Rico, obril-1992. Pág. 70. to EsTEvES, SAND!lA MARIA: «Not Neilher». Tropical Roins: A Bilingual Down- pour. AfricM Coribbellll Poetri Thenter, New York, 1984. Pág. 26. 160
  • 9. «... el poeta se hace eco de su pueblo al escoger recrear ambos idiomas europeos que le han sido impuestos. Entre el tartamudeo y el silencio, optan por un tercer camino: aprovechar la ampliación del registro expresivo que ofrece la intercalación de códigos, la ri- queza idiomática que genera el trasiego de lenguas... El peligro de tornarse en parlas lingüísticos se transforma asf en impulso creati- vo que convierte el dinámico bilingüísmo en un elemento de afir- mación»11. No podemos pasar por alto que la presencia de más de dos mi- llones de puertorriqueños que viven en las ciudades y pueblos de los Estados Unidos de Norte!lLillérica, más tres millones setecientos mil puertorriqueños que residen en la Isla nos indican que la nación puertorriqueña es una nación dividida, no por circunstancias nor- males, ni por voluntad propia sino por una razón de extremo peso: la paupérrima condición económica de la Isla que conllevó a una masiva emigración a lo largo de las décadas de los «40» y <ÓÜ», a los Estados Unidos de Norteamérica. AJ examinar la expresión cul- tural de los puertorriqueños en Nueva York, más bien conocida como: la neorriqueñidad, nos encontramos con una comunidad emigrada que no sólo difiere a nivel socio-económico, lingüfstico y educativo sino que «cuando intenta repatriarse se confronta con una lengua materna que tan diligentemente aprendió de la oralidad de su barrio; es menospreciado no sólo por la interferencia del inglés sino que también por sus contenidos de clase, y considerado global- mente como un signo de asimilación a la cultura estadounidense»12 • II. SO IT IS, SPANGLISH TO MATAO WHAT I DIGO Aunque hoy en dfa se utilice primordialmente el término «Spanglish» para tratar de enmarcar una nueva modalidad lingüísti- ca representativa de la comunidad hispana, y específicamente «la comunidad de puertorriqueños» o <<nuyoricans» que residen en 11 EsT!!vES, SANDRA MARIA: Yerba Buent1. Greenlield Review, New York, 1980. Prólogo. ll GoRDILS, YANIS: «El Prumporte a In Patria: Reflexiones en tomo :1 In vnlorn- ción de la Lengua en In Poesía Nuyoricnn». Los Bárbaros subvierten a Roma: Situa- cióll SociollllgUística y U/eraria de los Boricuas en la Metrópoli. Cuadernos del Idioma, Núm. 5, Universidad de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 62. 161
  • 10. Nueva York, hay quienes opinan que el <<Spanglish» es el reflejo de la vida entre dos lenguas y dos culturas13 • Sin embargo, exjsten posturas opuestas con relación a la acep- tación del «Spanglish» como una modalidad expresiva que de una manera u otra enmarca la marginada realidad de la sociedad puerto- rriqueña en los Estados Unidos; más bien se conceptúa el fenómeno «Splanglish» como uno de tantos ciclos repetitivos causados por las diversas inmigraciones de habla no inglesa que residieron en los Estados Unidos de Norteamérica. Y ahora sf vamos al «Spanglish». No se trata, por supuesto de una lengua, ni siquiera de un patois como el francés de Haitf o el papiamento de Curazao. El fenómeno del llamado «Splanglish» presumiblemente se repitió encada ciclo de inmigrnción no inglesa a los Estados Unidos; y así, en su momento, debió haber un «itn- lianglish», un grecnkenglish etc... Es decir, un italiano o un griego, un alemán, un polaco, etc., influenciados de anglicismos, puros instrumentos. muy precarios sJ, pero casi inevitables en el ajuste de generaciones hasta la total absorción lingüística por parte del in- glés»14. En consecuencia, y para asombro de muchos se llegó a plantear la posibilidad de introducir el «Spanglish» en los planes de estudios como una asignatura en alguna universidad estadounidense. Se tra- ta nada menos que de un curso organizado por New School for So- cial Research, el cual está orientado hacia la adquisición del habla «Spanglish» a aquellos norteamericanos, cuya labor profesional les exige a intercambiar opiniones día a día con puertorriqueños en hospita.les, oficinas de bienestar público e iglesias, etc... Lo curioso del caso, según nos señala Carlos Varo, es que to- das aquellas personas que se dedican a aprender esta modalidad lin- güística conocida como «Spanglish», piensan que ofrecen una ayu- da social a los diversos núcleos de puertorriqueños, a tal extremo que sienten convencidos que el dominio de esta lengua los acercará más a ellos. ll VALENZUELA, JAVIER: «.El Vigor del Spanglish». E/ Pa(s, martes 15 de abril de 1997. Año XXU. Número7. 278. Pág. l. 14 Vt!llSe la comuniención presentad;~ por VARO, CA!u.os en el enero-febrero de 1971. Consideraciones Antropológicas )' Polfticas en tomu a la En.reñan¡,a dtl Spanglish en Nueva York. Ediciones Librerfn lntemncional, 1971. Pág. 109. 162
  • 11. No obstante, Varo nos señala que en lugar de llevarse a cabo una enseñanza de aprendizaje correcto de la lengua española, más bien, se adquiere a nivel lingüístico «una jerga llena de barbaris- mos, un español propio de gente sin cultura». Al margen de tales posturas, habrfa que analizar más a fondo algunas tendencias de esta nueva modalidad en adaptar palabras inglesas a la fonética es- pañola. Algunos ejemplos que pueden señalarse con los siguientes: <<norsa» por «nurse» (enfermera), «flor» por <<floor» (piso), «bil- ding» por «building» (edificio, «rufo» por «roof» (azotea), «vacu- nar la carpeta» por «vacuum cleaner» y «el café se está culeando» por «cooh} (el café se está enfriando)u. Por otra parte, según nos señala un prestigioso miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, José Marfa Pa- dilla Valencia, quien opina que el «Spanglish» no es una modalidad expresiva, sino más bien, un «hfbrido nacido de mentes calentu- rientas y ávidas de protagonismo». No es menos negativa la postura que nos manifiesta, y al mismo tiempo defiende Eliezer Narváez Santos, un prestigioso filólogo puertorriqueño, el cual enfatiza que In identidad cultural puertorriqueña está en juego, ya que esta mo- dalidad lingüística desvaloriza las rafees de la identidad nacional puertorriqueña. «El Spanglish es un ultraje lingilfslico y psicológico porque, desvaloriza, relega condiciona y nos aniquila como socicdad»16• En esta línea de critica, Tato Laviera17 , un poeta neorriqueño, utiliza en cierto modo un tono jocoso para finalizar uno de sus poe- mas titulado: «Discurso de Graduación». Lo que nos incita a dedu- cir que al margen de las diversas posturas existentes respecto al «Spanglish», existe una serie de escritores que denominan su iden- tidad nacional como: neorriqueña, y utilizan tal modalidad para de- nunciar la inseguridad lingüística del puertorriqueño que suele ma- nifestarse en dos diferentes vertientes: tartamudeo mental e incapa- cidad comunicativa. u VARO CARJ...os: Consideraciones Amropol6gicas y Polfticas en tomo a la En· w1anw del Spanglish en Nueva York. Ediciones Librería Internacional, Pucno Rico, 1971, Págs. 118-119. 16 NARÁEZ SANTOS, E.uEZER: Exrralingllismo y Realia e11 la Lengua de Puerto Rico. Editorial Grafito lnc. San Junn de Puerto Rico, 1990. Pág. 36. 17 LAVII!RA, TATO: Ll1 Carrew Made c1 U-T11m. Arte Público Prcss. Houston, 1981. Pág. 7. 163
  • 12. «Tengo las venas aculturadas escribo en Spanglish hablo lo inglés matao hablo Jo español matao no sé leer ninguno bien So lt is, Spanglish to matao what i digo>). ¡ah, virgen, yo no sé hablar!>) ¿En qué consiste el tartamudeo? Según señala Varo el proceso de pensar del puertorriqueño se caracteriza primordialmente por la falta de claridad a la hora de formular un juicio lógico, y por consi- guiente, la expresión no logra una transmisión coherente por medio del lenguaje, es decir su falta de coherencia expresiva muestra en cierto modo una itnerferencia mental. Por supuesto, no podemos señalar que todos los puertorriqueños sufran una especie de «nebli- na mental», pero si podemos mencionar ciertas palabras conside- radas apoyaturas repetitivas de uso obsesivo en el español de Puer- to Rico. «La más grave muestra de la inseguridad personal y colectiva del puertorriqueño hoy se manifiesta en su trágica incapacidad de expresión, en el tartamudeo mental y en la pobreza de su comuni- cación oral... Es la expresión de una especie de neblina mental o sea la falta de claridad, de mcridianidad en el acto de formular un juicio lógico y concatenarlo con el siguiente, es decir el proceso de pensar y, a continuación, en el momento de expresar por el lenguaje esejuicio. Como es sabido, ambas cosas se identifican: el hombre piensa con palabras, no lo hace en abstracto: en la medida en que no habla bien es que tampoco piensa bien. Con frecuencia escuchar a un puertorriqueño -por supuesto, no incluyo en esta catalogación n numerosas y selectas rninorfas- es someterse a una tortura de fra- se inacabadas, repetición obsesiva de apoyaturas (este, tú sabes, o sea, etc...), anacolutos, fracturas sintácticas, imprecisiones léxicas, por no aludir a la pobreza del vocabulario y a la endemia crónica de las construcciones gramaticales»". Abundando en la última idea, Varo nos reseña de una forma muy amena una situación que aporta varias razones con relación a 11 VARO, CARLOs: Consideraciones Antropo/6gicas y Polfticas en tomo a la En- seña!IUJ del Spanglisla en Nueva York. Ediciones Librería lntemacional, Puerto Rico, 1971. Págs. 81-82. 164
  • 13. la falta de eficacia y agudeza lingüística del puertorriqueño a la hora de expresarse en su lengua vernácula. Según nos relata Varo, gracias a un distinguido psicólogo y profesor universitario estadou- nidense y su ayudante, un joven judfo, logró discernir y esclarecer las causas del complejo de inferioridad cultural que afectaba a un nutrido grupo de jóvenes puertorriqueños universitarios. Tal parece que el psicólogo en sus clases planteó a sus alumnos, comparnran y valoraran su nivel cultural con relación al nivel cultural de los jóve- nes norteamericanos. Para sorpresa del sicólogo, un treinta por ciento de la clase expresó sentirse inferior culturalmente respecto a los jóvenes norteamericanos. No obstante, cuando se les planteó comparar y valorar su nivel cultural con el de los jóvenes españoles o europeos, para sorpresa de todos la mayoría de los alumnos expresaban que se sentían infe- riores a éstos. Posteriormente, el psicólogo señaló que la inhabili- dad expresiva del puertorriqueño procede de su inseguridad expre- siva respecto a las estructuras lingüísticas del vernáculo. Pero con estos detalles nos hemos adentrado en una temática que ha sido bastante debatida por varios lingüistas, historiadores y sociólogos puertorriqueños: «Es en efecto, la falta de seguridad y confianza en los recursos lingüísticos propios, uno de los determinantes más efectivos e in- fluyentes en el empobrecimiento y simplificación progresiva de la estructura del español en Puerto Rico. Elconvencimiento de hablar un español averiado e incapaz de manifestar suficientemente los matices más delicados o precisos del pensamiento, lleva frecuente- mente a expresarse de un modo tímido, rehuyendo las sutilezas lin- gilístieas y condenándose a sí mismo y a su lengua a una esclerosis de la que se salvan solamente los conceptos e ideas más elementa- les, fáciles y obvios»19 • IY Véase las siguienlCS obms: GILI GAYA, SAMUEL: Nuestra Lengua Matema. Snn Juan, 1965, pág. 6. «El Hombre Bilingüe». Revista del lnslíluto de Cu/Jura Puertorriqutula. Núm. 3, 1959. Págs. 1-3. LLoRENs, Noa: «América lrrcdenl3». Cuadernos Americanos. Núm. 5, 1954. Págs. 26-32.. F'ERRER. José: «Agonra y Espefllllznde Puerto Rico». Cuademos Americanos. Núm. 3, 1951. Págs. 19-34. M ARQUéS RENé: «El Puertorriqueño dócil». Revista de Cie11cias Sociales de fa Universidad de Puerto Rico. VIl, 2-3. 1963. Págs. 53·55. 165
  • 14. Tal parece, según nos plantea Varo, que el atribujr la baja au- toestima como la única razón posible a la inhabilidad expresiva del joven puertorriqueño es en. cierto modo una aseveración incomple- ta. Por otra parte, el psicólogo al djrigirse a los jóvenes universita- rios judíos, sólo pretendía encontrar características semejantes u opuestas que le ayudaran a plantear y verificar su hipótesis. Según manifestó el psicólogo, los jóvenes judfos tienen plena conciencia de que la educación que reciben es inferior con relación al resto de Europa (Bélgica o Alemania). No sólo debemos considerar la baja autoestima e inseguridad como las únicas causas que incrementan la inhabilidad y falla de agudeza expresiva en un gran porcentaje de jóvenes puertorrique- ños. Más bien Varo, cuando hace hincapié en tales observaciones, pretende nada menos que profundicemos en el trasfondo histórico y político del pueblo puertorriqueño. ¿Qué razón tiene para ello? Simplemente Varo cuestiona el valor que tiene el puertorriqueño con relación a su pasado cultural, pero cuando analizamos en pro- fundidad la historia de pueblo puertorriqueño, no sólo percibimos un pueblo al cual le ha sjdo arrebatada su personalidad, sino que el sentido de unión no está muy arraigado dentro del contexto social. Dicho en otras palabras: la historia del pueblo puertorriqueño atra- viesa uno de los momentos más cruciales: su ambivalencia política le empuja a seguir protegido bajo las alas del águila imperial o a mantener un rostro erguido e independiente. «El judío del estado de lsrael se siente apoyado por una tradi- ción histórica y cultural milenaria; se siente apoyado por el senti· miento grandioso de su pueblo, que ha sobrevivido a las mayores catástrofes, y que ha pmducido algunos de los genios más excelsos de la historia: un Mars, un Preud; un Einstein, un Kakfa... Más aún, la situación actual por la que atraviesa su joven patria cercada por hostiles millones de árabes dispuestos a destruirlos en lugar de aplastarlos, los agiganta, se sienten solidariamente unidos en Inta- rea de levantar su pueblo, sus costumbres, su religión, y precisa- mente la presión circundante ayuda a definirlos más, a subrayar sus facetas individuales»lll. lll VARO, CARLOS: Consíderac:.iones Antropofógíca.r y Poffticas en tomo a la En- Stllanw dtd Sptmglisll e11 Nueva York. Ediciones Librerí:l lnlemncionnl, Puerto Rico, 1971. Pág. 83. 166
  • 15. Frente a tales observaciones nos podríamos entonces formular las siguientes preguntas. ¿Se valorarán de igual modo los jóvenes puertorriqueños respecto a su pasado histórico? ¿Por qué un nutrido grupo de los puertorriqueños nacidos o residentes en Norteamérjca no utilizan, no luchan por aprender y conservar su lengua vernácu- la, cómo único meruo de expresión? ¿Es el Spanglish un reflejo de la inseguridad lingüística o incapacidad expresiva? Ahora bien, frente a las observaciones alarmantes del español Varo se antepone la postura optimista de un lingüista puertorrique- ño, Rubén del Rosario. No obstante, Carlos Varo, continuará reafir- mando la situación de interferencia lingüística en el español de Puerto Rico e irá más allá, a la fibra más sensible de los historiado- res puertorriqueños: su cultura. Una cultura que ha sido víctima de un despiadado arrebato de identidad nacional, una personalidad coaccionada a través de los siglos, un pueblo que en pleno siglo XX continua debatiendo su personalidad y rasgos propios. «Los siglos XVI, XVII y XVlll son la lenta gestación del pue- blo puertorriqueño, pero el siglo XIX es la afirmación sin ambages de unos rasgos nacionales indiscutibles, lo suficientemente diferen- ciados de los «peninsulares» como para autorizar la afirmación de que ya entonces existía Puerto Rico como nación. Una nación en busca de patria»11 • Aunque, Rubén Del Rosario señala en su ensayo: Influencia de/Inglés en Puerto Rico, que las traducciones, que aparecen en la prensa sean simples y moderados ejemplos de la influencia del in- glés en Puerto Rico, y también considere de escasa la interferencia de vocablos ingleses adaptados al español de Puerto Rico, Germán de Granda, un prestigioso filólogo hoy catedrático en la Universi- dad de Valladolid, señala que ante la insistencia norteamericana en la transformación de un puertorriqueño con arraigadas raíces hispá- nicas a un puertorriqueño bilingüe, la defensa combativa del espa- ñol fue totalmente aplacada a partir de 1940. Por tal razón el proce- so de asimilación facilitó un nuevo orden político y lingüístico. Por consiguiente, la nueva élite soc.ial de tecnócratas acaparó el panora- ma cultura.! puertorriqueño, y la minoría intelectual se vio obligada a sucumbir. 11 CARO, CARLOS: ConsideracionesAntropo/6gicas y Polftica.r en lomo a la En- .reñanw del Spanglisfl en Nu~a York. Ediciones Librería lntemncionru, Puerto Rico, 1971. Pág. 19. 167
  • 16. Y es a partir de la década de los años 40, cuando la figura del jíbaro puertorriqueño (el campesino) se vio obligada a trasladarse a las zonas urbanas de Puerto Rico, mientras que otra gran mayoría de estos emigraron concretamente al estado de Nueva York. Las consecuencias de esto contribuyeron no sólo a imposibilitar que la fi- gura deljrbaro desapareciera culturalmente, por consiguiente, las tradi- ciones puertorriqueñas y la lengua española se encontraron indefensas con relación a la lengua inglesa, en un diario vivir totalmente ajeno, absorbido por la interferencia lingüística y cultural anglosajona. «Eliminada la minorfa intelectual, sustituida por una élite de tecnócratas, y desapareddo el jíbaro, trasplantado a los arrabales de las ciudades populosas de la Isla o de Nueva York, ya no queda quien defienda la tradición, y el lenguaje sufre el mismo calvario que el resto de la textura social islena»21• Actualmente, hay quienes defienden a capa y espada el «Span- glish» como una modalidad expresiva actual en los Estados Unidos de Norteamérica. Tal es el caso y la postura defendida por una re- conocida lingüista y profesora de Filologfa Inglesa, quien además representa a una renombrada institución norteamericana (Hunter College), me refiero a Ana Celia Zentella, quien a su vez dirige el Centro de Esltldios Puertorriqueños de Nueva York. A rafz del cre- ciente auge de dicha modalidad expresiva, Zentella se ha visto obli- gada a cuestionar ciertas posturas negativas, que han desatado una controvertida e incansable discusión entre los defensores del movi- miento denominado «E11glish Only»13 , y los que abogan por la per- vivencia del «Spanglish» como «Identidad cultural neorriqueña». 22 VARO, CARLOS: Considemciones Antropológicas y Polfticas en umw a la Elut· ñanw del Spangllsll en Nueva York. Ediciones Librcñn Internacional, lbfd. Pág. 70. l) V~e en: «Los ataques del English Only llegan al Tribunal Supremo de EEUU>•. Boletfn lnfonnativo: Casa de Puerto Rico en España. Semin:uio de Cultur.1 Puertorrique.ña. Núm. 266, abril, 1971. Pág. 3. Dicha legislación fue aprobad:! por est.recho margen en un referéndum populnr en el c.~tado de Arizona (1988). Tal nor· mntivn de corte nnti-español oblig,a n todos los funcionarios estatales a utiliznr úni- crunente la lengua inglesa en sus puestos de trabajo. con In posibilidad de castigos ndministmtivos. De los 50estados con que cuenta In bandera U.S.A.•23 lu!n implnn- tndo esta legislación restrictiva conocida como: Engllsll Only. Pnm complicar m:!.s In situación, el Congreso está dominrulo en unn grnn mayoría por el Partido Republica- no, y éste n su vez se propone aprobar diclu! legislación a nivel nocional. Y nntuml· mente por la posible anexión de Puerto Rico como estado «51» de In bander.1 U.S.A., esto representa una seria amenaza a lns mfces hispanas que curncteri.zan lJ personalidad puertorriqueña. 168
  • 17. Y aunque nos parezca increíble, según nos señala Zentella, el cambio de código o la alternancia de un idioma a otro (Code Swit- ching) es utilizado por el bilingüe cuando quiere ser más informal o pretende establecer una comunicación más amena con el interlocu- tor. Aunque las recientes investigaciones señalen a las personas que alternan los idiomas con bastante regularidad como individuos que poseen un gran dominio de las destrezas comunicativas y escritas en ambos idiomas; ZenteUa, también analizó las situaciones donde se recurre a dichas alternancias. de códigos, y nos señala que las du- das respecto a la construcción gramatical, o el olvido de alguna pa- labra es el principal motivo que le conduce a deducir que los cam- bios de códigos surgen por razones sociales, no porrazones lingüís- ticas. No obstante, tanto en las investigaciones llevadas a cabo por Ana Celia Zentella y Shana Poplack encontraremos puntos de vis- tas similares, como por ejemplo: el análisis de las alternancias de un código otro no suelen ocurrir al azar, y el considerar que esta modalidad lingüística, más bien conocida como: «Code Switching» es una característica determinante en la forma expresiva de los puertorriqueños bilingiles24 • No sólo la alternancia de códigos es considerada una modali- dad expresiva utilizada a menudo por «los puertorriqueños bilin- gües», sino que además en una investigación, cuya única finalidad consistió en captar el orgullo personal de un grupo de puertorrique- ños respecto a su identidad nacional, como puertorriqueños, neo- rrinqueños o norteamericanos, para nuestra sorpresa, un 65%·de los entrevistados revelaron una clara identificación con la nacionalidad puertorriqueña, y como dato curioso el 90% de los entrevistados as~guraron que la lengua española, es importante o demasiado im- portante para reafirmar sus rafees puertorriqueñas. «Ün an etnic identity scale based on questions aboul pridc in being Puerto Rican, feelings toward assiiTÜiation, and cbaracteris- tics of nationality (Puerto Rican, Nuyoricao, American) the mayo- riLy (65percent) revealed clear positive identifieation as Puerto Ri- 1A Vé:lse las investigaciones realiz:~dns por: POPLACK, SHANA: «Somctimcs 1' 11 Srrut n Sentcnce in Spanish y Término en Español; Townrd a Typology of Code- Switching». Unguistics 18, 1980. Págs. 581-618; Zarrlll.LA, ANA Ca.IA: «LMgunge Vnriety Among Puertoricnns». Languogi In the U.S.A.. En C. F'erguson y S. Hcnth. (cds.) Cambridge Univen;ity Press. 1978. Págs. 218-238. 169
  • 18. cans. When asked to assess how importan! lhc Spanish language is to «Puerto Ricanness», 90 percent felt that Spanish is importan! or very important to being a Puerto Rican. This attitude was summarized by Sally: Si tu eres puertorriqueño (if yoy'rc Puerto Rican), your fnthcr's n Puerto Rican, you should at least de vez en cuando (sometimes') you know, hablar en español (spcak Spanish»)u. No obstante, existen dos posturas bastantes lógicas, que a mi modo de ver se enfrentan a lo largo de mi investigación. La primera de ella es que los defensores de la lengua española continuarán, a pesar de todo, visualizando esta modalidad como un doble ultraje a la comunidad de puertorriqueña de Nueva York. «Ultraje al espa- ñol, como lengua de vasta familia de pueblos. Y humillante ultraje a la comunjdad puertorriqueña en Nueva York: porque la ónica len- gua del puertorriqueño, la del borinqueño de la Isla de Puerto Rico y la del boricua que sufre un trágico exilio en Nueva York no es el Spanglish, sino el español de nuestros clásicos, el español de nues- tros abuelos, el español que se sigue creando en la palabra hablada viva, diaria, y se sigue recreando mediante las más atervidas e inno- vadoras técnicas estilísticas»26 • La segunda postura reafirma que es el Spanglish, la lengua que mejor representa la identidad, y por consiguiente neorriqueña27 . Por otra parte, no podemos ignorar el hecho de la extensión de dicha neo-modalidad expresiva en prestigiosas revistas que introdu- cen palabras y frases castellanas en sus textos inglés, como por ejemplo «.Latina», una revista bilingUe estadounidense, enfocada a jóvenes hispanas, y que para el asombro de muchos en una reciente publicación presentaba el siguiente artículo: «Mi Padre's Infidelity. Are Cuernos Genetic?»28 • 2S POPl.ACX, SI·IANA: «Sometimes r·ll Start 3 Scntcncc in SpMish y tennino en español>>: Townrd a Tipology of Codeswitching. Spa11i.rll in tlle United States: So- ciolillgllí.flic AspecJs. Cmnbridge University Press, New York, 1982. Pág. 241. 26 CARO, CARLOS: Cmz.rideracio11es Alltropológicas y Políticas en torno rz ltz En.retia11za del Spla11gislz en Nueva York. Ediciones Librerí:t Internacional, lbíd. Pág. 12. 17 Pnm nnaliZM la importMcia del Spru1glish en la Htemtum ncorriqueña véase en Hemández, C:tnnen Dolores: <<Kack AgüeroS». Puerto Rico Voices i11 &glislz. Prnegr, Westport, Conneticut, London, 1997. Pág. 27. 21 Véase: «El Vigor del Spnng1ish». El País, 15 de abril de 1997. Pág. 1 (Redac- tado por Jnvier Valenzuela). 170
  • 19. Paralelamente a esta ola de defensas, también nos encontrare- mos quienes consideran esta modalidad como un fenómeno de transculturización. «Si existe algo asr como el «Spanglish» es porque la vida dia- ria del boricua residente en Nueva York, sus hábitos, sus medios de subsistencia, su sistema económico, por lo tanto su sistema polr- tico, y al fin, su idcologra, han sufrido un drástico cambio, es decir, en ese pueblo se ha operado simple y llanamente, un fenómeno de transculturización»19• No obstante, no nos debemos limitar a conocer ambas posturas, sino que debemos profundizar la obra literaria escrita bajo esta neo- modalidad lingüística. Considero que la literatura escrita bajo esta modalidad sirve de referencia para un interesante análisis sociológi- co y de interpretación lingüfstica. Si existe una modalidad en el es- pañol tradicional que ha alterado su estructura en gran manera, y si al referirnos a esta neo-modalidad expresiva la denominamos como: «Spanglish», eso quiere decir que un considerable grupo de personas, de origen hispano, simpatiza, entiende una nueva estruc- tura lingüística. «Un artículo reciente de The New York Times calificaba el «Spanglish>> como la tercera lengua de Nueva York después del in- glés y el español. Es cierto, con 1,8 millones de hispanos - un 25% de la población, según el censo de comienzos de esta déca- da- y varios diarios, semanarios, emisoras de radio y canales de televisión en castellano. New York permite al visitante pasarse el dfa escuchando a gente que habla In lengua de Cervantes con múl- tiples acentos latinoamericanos o en su versión «Spanglish»30 • m. LA DEFENSA DE LA NACIONALIDAD NEORRIQUEÑA A TRAVÉS DE LA OBRA POÉTICA ESCRITA EN SPANGLISH Pese a que al termino «nación» es considerado «el concepto menos elaborado teóricamente en el mundo moderno»31 , para el 29 VARO, CARLos: Considuacio11es Antropol6gicas y Polílicas 1!11 tomo a la Ense- ria/Iza ckl Spla11gish 1!11 Nu~a York. Ediciones Librería Internacional. lb!d. Pág. 15-16. 30 El Pafs, 15 de abril de 1997. Pág. 1(portnda). 31 Véase PIIARTA CIIATTERJEF.: Tire Natio11 tmd lts Fragmems: ColtJIIial and Postcolonial Histories. Princeton, N. J.. Princenton University Prcss, 1993. P. XI. 171
  • 20. neorriqueño dicho concepto encierra la esencia de la cultura de sus antepasados, la defensa de una personalidad propia. Por tal motivo su obra literaria exaltará la única nación posible, su paraíso edéni- co: Puerto Rico. Creo que la única vía posible que nos ayuda a comprender dicho fenómeno, es conocer e investigar la trayectoria cultural, poütica del pueblo puertorriqueño, y concretamente el de- sasosiego moral al cual ha sido sometido a raíz de la invasión nor- teamericana. <<Ajeno a estos manejos. Puerto Rico se entregó con júbilo a Jos invasores norteamericanos, creyendo que venían a darle en bandeja de plata la independencia. Pero Jos hechos se encargaron de desmentir a la fantasía: Jos norteamericanos habían venido para quedarse. De un plumazo quedaron abolidas todas las prerrogati- vas ganadas palmo a palmo en siglos de historia. Puerto Rico cam· bió de amo de la noche a la mai'iana>>32 • Para comprender el alcance del Spanglish debemos reconocer en primer lugar que su utilización es gracias a parte de una minoría que representa el 70% del voto latino en la ciudad de Nueva York. Hoy sabemos que pese a ser considerados ciudadanos norteameri- canos desde 1917, los puertorriqueños, no son aceptados por una sociedad de raíces anglosajonas, y naturalmente, son u·atados con cierto recelo por el resto de la sociedad puertorriqueña en la lsla33 • Es notable señalar que la comunidad puertorriqueña representa 2,7 millones de habitantes en los Estados Unidos de Nortearnérica. Sin embargo, su presencia en la estructura polftica es muy escasa, apenas han aumentado su representación parlamentaria, a nivel na- cional. No obstante, existen varios lfderes puertorriqueños residen- tes en la gran Metrópoli que se sienten comprometidos con la de- 32 VARO, CARL-OS: Consideracione.r Antropológicas y Políticas en 10mo a la Ensetianza del Swmglish en Nue11a York. Ediciones Librería Internacional, Lbíd. Pág. 26·27. " Vénse el artículo redactado por: Caño. Antonio: <<Al otro Indo del Puente de Brooldyn». El Pi1f.f, viernes 8 de mano de 1996. Pág. l. Aunque el puertorriqueño goza de una ciudnclanía-impuesla- desde 1917,1os puertorriqueños no se sienten identilicndos con la culturn anglosojonu, y al mismo tiempo son rechazndos y consi· demdos ciudadanos de segunda cln.se. Al tener que competir con unos índices de po- breza de cnsi el 50%, de desempleo, de adicción n las drogas, de delincuencia juve- nil. extremndruncnte superiores a otrns comunidades de origen llispano. Por consi· guiente, el puertorriqueño no logra de.~envolversc cullurnlmcnte ni económicamente, lo que contribuye a ser considerndos una comunidad marginada. 172
  • 21. fensa de los derechos humanos de «la comunidad puertorriqueña en Nueva York.» Tal es el caso de Nydia Velázquez, la primera mujer puertorriqueña elegida para ocupar un escaño en la Cámara de Re- presentantes de los Estados Unidos de América con cerca de el 80% de los votos de su circunscripción. Aunque existan otros líde- res polfticos puertorriqueños que luchan dfa a dfa a favor de mejo- res beneficios para sus compatriotras, con el único fin de contra- rrestar el desempleo, la delincuencia, las condiciones económicas paupérrimas en las que vive la comunidad puertorriqueña en los Es- tados Unidos de Norteamérica, el esfuerzo será en vano, si las fuer- zas polfticas dominantes estadounidenses no se dan por enterados, o simplemente olvidan sus promesas electorales. «En términos generales, lo «Spanish» o lo hispano engloba una serie de nacionalidades, que pese a estar disgregados han comenza- do a apoyarse mutuamente y a constituirse en un grupo de una cre- ciente influencia. Hoy ese gran grupo hispano representa en «Nor- temnérica unos 27 millones de ciudadanos, más de un millón de empresas, 24 representantes en el Congreso y en altos cargos del Gobierno (embajador en la ONU, secretario de Energía y Secretario de las PYME)»34 • Otro aspecto a tratar con relación al liderazgo político puerto- rriqueño en Nueva York, es señalado por un ex-campeón mundial de boxeo, y años más tarde columnista del periódico Tfle New York Post, me refiero a José Chegüi Torres. Este ex-campeón mundial de boxeo reconoce que el puertorriqueño aún conserva una mentalidad colonial, característica que les condiciona, y les produce una baja autoestima ante el norteamericano. ~~Hay un problema psicológico en los puertorriqueños provoca- do por el hecho de que Puerto Rico nunca ha sido un país·libre. Eso nos limita y nos crea uno mentalidad colonial. Somos dóciles, somos sumisos, creemos que los 11or1eamericanos son superiores a 11osorros»1s. Es precisamente el tema de transfondo cultural y el racismo lo que motivará al escritor neorriqueño a desarrollar su obra literaria, .14 Anfoulo redactado por PitREZ Nti!VIS HI!RI!DI!RO, JOSÉ A. en El Paf.r: 10 de marzo de 1997. Pág. 12. " Véase lns mnnifcstncioncs scñuladas por JOSÉ Cui!GOI TORRI!S en: «Al otro Indo del puente de Brooklyn». lbíd. Pllg. l. 173
  • 22. y muchos de ellos utilizarán la alternancia de códigos como medio de expresión, que como sabemos esta alternancia de códigos (Code Switching) se la ha considerado tradicionalmente como una clara evidencia de un aprendizaje lingüístico deficiente o un nefasto do- minio lingüístico de uno, o de ambos idiomas. «La utilización de dos lenguas como vehJculo de comunica- ción implica, para poder entenderlas, el apropiamos en alguna for- ma de la cultura que sustenta a esas lenguas. Esto conlleva siempre el ríesgo de mutilar una de ellas cuando hacemos un uso indiscri- minado de la misma»J(j. No obstante, resulta frecuente encontrar que varios poetas neo- rriqueños utilizan el español como la seña de identidad. Y ese he- cho permite, según nos plantea Yanis Gordils, la pervivencia de la lengua española, ya sea porque permite consolidar un nexo comu- nicativo entre los países que comprenden el orbe hispánico y la continuidad histórica del pueblo puertorriqueño. «En español se cifra la conciencia de que en otro lado del mun- do hay una tierra que puede reclamarse en herencia o no, la posibi- lidad de regresar o no. No hablarlo es perder el pasaporte a la pa- tria; no entenderlo es verse apartado de la puertorriqueñidad»37 • No obstante, nos llegamos a preguntar los motivos que influ- yen en los escritores neorriqueños, y más aún los poetas, especial- mente si resaltar el «Spanglish» como señal de su identidad nacio- nal. Sólo puedo llegar a la siguiente conclusión respecto a la valo- ración poética correspondiente al género literario conocido como «la poesía neorriqueña»: que el «Spanglish» sirve de estrategia poética, y al mismo tiempo estos poetas no sólo intentan llamar la atención del puertorriqueño, ante todo del lector puertorriqueño, sino que instan a que el puertorriqueño comprenda, y al mismo tiempo rechace la situación de «doble marginación» que sufren sus compatriotas en la sociedad anglosajona. A través de La poesía, el poeta neorriqueño nos insta a defender la cultura puertorriqueña 36 NARVÁEZ SANTOS, ELIEzER: Extralingiiismo y Rea/ia en el Espatiol de Puerto Rico y en el Español de América. Editorial Grnfito lnc. San Juan de Puerto Rico, 1990. Pág. 51. 37 Dm. GOROILS, YANIS: «El pasaporte n In patria; reOeJtiones en tomo a In vnlo- mción de la lengun en la poesfn Nuyoriean». Los Bárbaros Subvierten a Roma: Si- tuación Sociolingiifstica y Literaria de los Boricuas e11 la Metrópoli. Cuadernos del Idioma, núm. 5. Universidnd de Puerto Rico, abril, 1992. Pág. 58. 174
  • 23. frente a la amenaza que representa un posible y lamentable ane)(io- nismo político. No obstante, cuando se enfatiza la cruda realidad del diario vi- vir norteamericano, el poetcl neorriqueño pretende despertar en sus compatriotas isleños cierto rechazo a esa realidad que le rodea, y si el pueblo puertorriqueño no valora y permite aniquilar todas las po- sibilidades de preservar su identidad propia, sufrirá los mismos avatares que sus compatriotas neorriqueños. La Literamra escrita en «Spanglish» es el último intento que hace la comunidad puertorri- queña, residentes, expatriados, emigrados y rechazados dentro del contexto social norteamericano. Podemos decir que es una llamada a la reconciliación, a la unión en un momento dado frente a las de- mandas norteamericanas. Y si una parte de estos escritores optan por ignorar la lengua española, así como también la lengua inglesa, y el aferrarse al Spanglish como «santo y seña» de un nuevo con- cepto del puertorriqueño, es sencillamente porque consideran que es la modalidad expresiva de su comunidad. ¿Quiénes escriben bajo esta neo-modalidad expresiva? y ¿Por qué? son dos preguntas con dos simples respuestas. Escriben bajo esta modalidad, todos aquellos escritores neorri- queños que consideran que su dominio de la lengua española es in- suficiente y están incapacitados para desarrollar coherentemente su obra, y el utilizar la lengua inglesa sería como sucumbir irremedia- blemente ante las amenazas de deterioro y aniquilación de su iden- tidad nacional. Y sí existe una incapacidad de expresión en la len- gua española, es sencillamente porque el sistema de enseñanza bi- lingüe no es el apropiado, o sencillamente carece de recursos pedagógicos competentes en los centros de educación primaria y secundaria estadounidenses. Si la enseñanza bilingüe implica una máxima integración en la cultura dominante y obviar la lengua ver- nácula, entonces la gran nación puertorriqueña tiene pleno derecho a determinar que trayectoria política desea proseguir. «Most of them speak Spanish al home; it is thc Language of thc feelings and affection. Englísh has bcen lcarncd at school and in thc streets. Many of them claim, howcvcr, not to have sufficient command of litcrary Spanish to writc in iL For sorne, to writc in English seemed to signa! a surrcnder of their cultural pcrsonality. Thus, Spanglish scemcd the solution bccause it was the languagc of thc Puerto Rican community, both in the Lower East side and in El Barrio. Thcy also strove though it a resistancc to a norm or 175
  • 24. standard imposed by !he two «uncontamioated groups: the Spanish -speaking island writers, seen as elite who defended that lnngua- ge as a symbol ofthe nation, and !he English- speaking writers of mainstream Unitd Stntes literature. Neither of !hose languages by itselfcould transmit !he expcriencie of lhe Puerto Rican migran in New York»31 • 31 H BRNÁNDEZ CARMEN DoLORES: Puerto Rican Volees in Englisll: lmervlews wit!J Wrlters. Prneger, Westpor1, Conneticul, London. 1997. Pág. 7. 176