Este documento resume la novela corta "Plácida, la joven" de Elena Quiroga. Narra la vida y muerte de Plácida, una campesina gallega de 20 años que fallece dando a luz a su hija. Detalla su dura vida trabajando desde niña, su breve matrimonio con Salvador, quien se embarca lejos, y su personalidad humilde y resignada. A través de los recuerdos de otros personajes, dibuja el retrato de esta mujer pobre que vivió y murió como un "áng

1. Elena QuirogaElena Quiroga(Santander, 1919, La Coruña, 1995)(1995)
El ángel doméstico
en
PLÁCIDA, LA JOVENPLÁCIDA, JOVEN
1970

2. Elena QuirogaElena Quiroga
El ángel doméstico
en
PLÁCIDA, LA JOVENPLÁCIDA, JOVEN
1970

3. Temas y ambienteTemas ambiente
 Cuento largo, más que novela, ambientado en la Galicia rural.
 Profundo desconsolado sentimiento ante la muerte de Plácida.
 Recuento de la corta vida de Plácida rememorado el día siguiente de su muerte y uno más.
 El punto de vista es el de la narradora, que solo ha visto un vez a Plácida y recoge lo que le cuentan.

4. ArgumentoArgumento
Plácida ha muerto a los veinte años en el parto de su hija. Huérfana de padres (el padre murió asesinado cuando ella era pequeña: “sólo por rencilla personal, por envidia, pero, eso sí, encubriéndolo de matiz político” Cap. 4), ha sido educada por su abuela y por otros familiares, a veces alternativamente, y casi siempre a cambio de su trabajo. “(Quizás a Plácida, la joven, todos la querían, la sentían suya porque no era de nadie.)” (Cap. 2) Ha conocido a Salvador en invierno y se ha quedado embarazada. Han tenido que precipitar la boda. El chico, escaso de recursos, se ha visto obligado a embarcarse durante tres años. Como en una premonición, Plácida, que habla torpemente con su marido por teléfono desde el locutorio, le dice sobre si volverán a verse: “Bó. Si vivo d’aquela…”.“d’aquela…”.Parece ir todo bien, pero en el parto se marea, llaman al practicante que dice que tiene una hemorragia interna, y el médico llega tarde. La hija se salva.

5. Los personajesLos personajes
Protagonismo
Perspectiva
Informadores
Plácida
Salvador
narradora
Eduarda
hija
receptor
Carmela
Clotilde
Juana

6. Perspectiva
 La autora cuenta desde su punto de vista.
 Recurre a una carta que rememora los hechos:
“¿Esta es una carta o una manera de sufrir y ordenar el dolor?”.
Ni siquiera ha hablado con ella.
Los testimonios de los vecinos que la conocieron sirven para reconstruir la personalidad de esta humilde y abandonada campesina.

7. Ejemplo para la perspectivaEjemplo perspectiva
“Porque Plácida ha estado allí, desde ayer a las siete hasta las cinco de la tarde de hoy. No te he escrito hasta que no ha sabido que la habían llevado. No podía. Una tristeza imprecisa, perezosa, paralizante. La mujer estaba allí, y yo como encogida en casa. No se subido a verla, ¿para qué? No la vi ene vida – o sí la vimos, una vez al menosvez menos- pero, en fin, no sabía que se trataba de ella.
Y he aquí que me siento como si hubiese hecho el mal o dejado de hacer el bien. “Absurdo –me dirásme dirás-, nada has hecho.” ¡Qué gran verdad: no ha hecho nada…! ¿Te parece poco? Es la falta de humana solidaridad lo que me duele.” (Cap. 2)

8. El perfil de la protagonistaEl protagonista
El recuento nos ofrece un perfil:
 Mujer, desde su modestia, cargada de personalidad.
 Resignada ante la vida.
 Destapa todo un mundo de sentimientos, de afectos y desafectos.
 Sesgados por una muerte inesperada, aunque parecía que poco podía esperar de la vida:
“Los días y las noches son un largo papiro de luz y sombra que va desenrollándose, iluminado y oscuro, maravilloso siempre.” (Cap. 3)

9. El ángel doméstico:1. Sobre la muerte. 1/91. 9
“(Tenía veinte años. Se acabó ayer, a las siete de la tarde, simplemente, al nacerle una hija, sin que ningún alma humana la acorriera).” (cap. 1)

10. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 2/91. 9
“¿Por qué los perros aúllan sólo por los humanos cuando mueren?” (Cap. 2)

11. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 3/91. 9
“Pienso vagamente en la ternera joven, blanca, con manchas negras, tan grácil que no se admite fácilmente que termine en vaca. No extraña que se la destine al matadero porque es demasiado graciosa y alocada y rebelde para que acabe en dejarse ordeñar.” (Cap. 2)

12. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 4/91. 9
“Quizá tengas razón. Quizá fuese, simplemente, la alta hora de Plácida.” (Cap. 4)

13. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 5/91. 9
“En esta tarde gris, tranquila –se palpa el silenciosilencio- han llevado a la tierra a una mujer –no cabe decir “una muchacha”: pese a la edad, los veinte años de Plácida gravitaban uno a uno como si hubiera nacido con obligacionescomo obligaciones- y el marido estará sabe Dios en qué mares, o ante qué mesa, mientras cumplían acto tan irremediable.” (Cap. 6)

14. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 6/91. 9
“La querían, era de ellas, bien de ellas, pero Plácida, sin poder atarse el pañuelo a las sienes estrechas, sin poder levantar la mano con la hoz hasta la uva, sin cargar el cesto, no es ya su compañera. No es tampoco la niña que pellizcaba uva en los cestones o apretujaba los racimos contra el pecho y se le ponía el peto del delantal morado, como a sus criaturas que andan en torno a ellas; no es siquiera la mujer cargada con el bien o con el mal que hizo, como si fuese inevitable hacerlo, igual que cumple un ciclo…” (Cap. 7)

15. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 7/91. 9
“Pienso, aunque nunca te lo había dicho antes, que Eduarda, eficaz, segura, sonora voz, tiene miedo a la vida, o lo que ella supone “vida” traspuestos estos muros y el sendero entre las tapias de piedra y friso de viña, y el camino de la Angustia que desemboca en la carretera asfaltada que lleva a la playa y a la ciudad.” (Cap. 3)

16. El ángel doméstico: 1. Sobre la muerte. 8/91. 9
“No te digo que el padre de Plácida fuera de derechas, no era de nada. Tiraba contra todo lo humano – y parte de lo divino – porque se veía viudo, con una hija de meses, uncido al trabajo corporal. Pero tiraba solo de palabra, en la taberna, y sin virulencia.” (Cap. 4)

17. El ángel doméstico: 1. sobre la muerte. 9/91. 9
“-Serían las cinco, no eran más. Si le digo que venía tan bien cuando ella dijo así, sin más: “Parece que perdo a vistaParece vista” con una voz como si no ” estuviese muy segura de ello.” (Cap. 5)

18. El ángel doméstico:2. Sobre su vida campesina. 1/22. 2
“Plácida vestiría una bata de percal negro, y el aliento de la mar ceñiría el cuerpo castigado y cansado, mientras acomodaba el carro, primitivo y escueto, junto a la orilla, recortados sobre las olas los cuerpos rubios, sólidos y solemnes de los bueyes, sus cabezas de sabios con los enormes cuernos sin amenaza, la testuz mansa.” (cap. 1)(1)

19. El ángel doméstico:2. Sobre su vida campesina. 2/22. 2
“Como si una latente vitalidad explorara cuando alguien muere, el pueblo, de repente, intensamente vive. Bien sé que hoy nadie trabajará en la aldea porque Plácida ha muerto. Y entrarán y saldrán en improvisado jubileo de la casita que ellos mismos les construyeron, casi como las chozas que tenemos para los animales.” (Cap. 2)

20. El ángel doméstico: 3. Sobre su breve matrimonio. 1/43. 4
“Nadie la había amado totalmente. Nadie podría llamarla suya con propiedad. Quizás fue eso lo que me conmovió, o la forma de ascender la noticia en la tarde, vertiginosa, aguda, chisporreante, casi cósmica.” (Cap. 3).

21. El ángel doméstico: 3. Sobre su breve matrimonio. 2/43. 4
“- Iba de cuatro meses cuando se casaron. No lo hicieron antes porque él no ganaba bastante para mantenerla y en casa de la madre no cabía, que vive con una cuñada cargada de hijos, ya mayores… “ (Cap. 6)

22. El ángel doméstico: 3. Sobre su breve matrimonio. 3/43. 4
“¿Te imaginas? Plácida subiendo, con aquella alegría en el vientre, por el caminito, sudorosa del trabajo diario pero anhelante por ver su casa. Vería cómo la fueron haciendo, rápidamente, era tan chica y tan elemental” (Cap. 6).

23. El ángel doméstico: 3. Sobre su breve matrimonio. 4/43. 4
“La realidad era Salvador con ella, Salvador empujando la puerta de la casita, y agachando la cabeza hacia ella, porque mujer y casa resultaban pequeñas para su humanidad.” (Cap. 1)

24. El ángel doméstico:4. Sobre su personalidad. 1/24. 2
“No era rebelde, Plácida, no había en ella fermento alguno, ni acidez. “Bó xa se sabe. Os probes…” Como yo puedo decir: “Bueno, ya se sabe, las mujeres…” Ser pobre o no tener suerte era para ella una cuestión parecida al sexo, o a la estatura, o al color oscuro de sus ojos enormes, asombrados.” (Cap. 2)

25. El ángel doméstico:4. Sobre su personalidad. 2/24. 2
“Parece una criatura: veinte años, al fin y al cabo… Pero de viva se la veía mustia, tan trabajadora, y ahora parece que recobró una juventud que nunca tuvo.” (Cap. 5)

26. El ángel doméstico: 5. Sobre su retrato. 1/4Sobre 4
“Lo ha explicado Clotilde esta mañana:“mañana:
- No era como los nuestros, que o son sanos o no lo son, Plácida… poca cosa, pequeñita, ruin de carnes, pero resistente. ¿Dios, le lucía el trabajo como a nadie! Abultaba más el sachoAbultaba sacho[1] que ella pero podía con él, demontre… Estaba bien criada, que cuidábamos todos; no la recuerdo en cama más que de ésta.” (Cap. 4)
[1][1]sachosacho: instrumento de hierro pequeño y manejable, en figura de azadón, que sirve para : escardar la tierra sembrada y quitar las malas hierbas.

27. El ángel doméstico: 5. Sobre su retrato. 2/4Sobre 4
“Era así delgaducha, morena, con los ojos como la Virgen de la Angustia, con perdón. ¿Usted se los ha visto cuando la ponen en las andas, para la procesión de agosto, y puede una acercarse? Como hacia arriba y caídos por los bordes, tan grandes. Entra un pena así… Pero Plácida no lloraba, ahí está. No la he visto llorar jamás.” (Cap. 4)

28. El ángel doméstico: 5. Sobre su retrato. 3/4Sobre 4
“Era bajita y de cuerpo delgadísimo, hundida de pecho, toda ella como arrastrada por el peso de aquel vientre bajo, abultando en forma de higo. Y las piernas deformes, como cortos troncos sin articulación, sin relación alguna con el cuerpo endeble. Se puede decir que arrastraba los pies con dificultad uno tras otro. Llevaba una vela también. En medio del calor, el cirio, el olor a cera, la llama,, lo aumentaba. Tenía las mejillas y las orejas hundidas, afilada la nariz, pero los labios abultados, anchos, grávidos también. Se les suele notar a algunas mujeres el embarazo en la boca. Daba pena. Llevaba una mantilla que se le escurría, y la de atrás le avisaba o la cubría de nuevo. No parecía importarle. No sé como iba vestida.” (Cap. 4)

29. El ángel doméstico: 5. Sobre su retrato. 4/4Sobre 4
“-¿Quién es esa que estaba para tenerlo de un momento a otro?
-…
- Está terrible. Con unas ojeras enormes… Bajita.
- Sería Plácida. Debe salir de cuenta un día de estos. Se casó hace cinco meses. Sí, es Plácida.” (Cap. 4)

30. El ángel doméstico: 6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 1/7
(precisamente tiene el nombre irónico de lo que no es porque no la salva):
“- De mediana estatura, así, como tú. Recio, pero no gordo; membrudo, con el pelo azafranado y la piel también, con muchas pecas de sol o de mar, como los marineros de altura… Salía a la pesca en la lancha del Manco. Sacaba justo para la madre y él, y si le sobraba lo derrochaba en vino o en comprar cosas, baratijas, a las mujeres, para el baile.” (Cap. 6)

31. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 2/7
“…Y por fin le salió una oportunidad y fue a embarcarse a Cádiz, para tres años, creo que pagan bien. Además… yo no estoy muy segura de que a Salvador le importase marcharse. No le paran los pies en ningún sitio… aunque la quería, al menos después de casarse se le notó que la quería. El día de la boda estaba irritado.” (Cap. 6)(6)

32. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 3/7
“La vería pequeña, sin lavar, despeinada, endeble, lo que para un campesino significa “mujer fea”, que no sirve para nada. ¿La vería delicada también? ¿Le brotaría al hombre entonces la ternura?” (Cap. 6)

33. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 4/7
“Ella iría a su lado – no es decente ir del brazo, de novios- escuchando las palabras de él, las ambiciones de él, el deseo de vida –lucha y muertelucha muerte- de él. Le miraría desde aquellos ojos enormes, con las ojeras que el embarazo iba acentuando, sin contradecirle jamás, acoplando sus firmes pasos de trabajadora a la zancada decidida del hombre, como un gozquecillo trota junto al amo, como la sombra pequeña y conmovedora de un hombre cuando vive” (cap. 6)
gozquecillo: perroperro

34. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 5/7
“Dice que dijo: “¿Está ahí la Plácida?” Y Juana: “No. Va en tierra.” Le salió así, sin más, de una vez. Y Salvador: “¿En qué tierra?”, como asombrado, creería que marchó a otro sitio.
“Enterrada, hombre, que la dieron tierra ayer.” (…) Y Juana volvió a decir, con paciencia, despacio, para que lo entendiese de una vez: “La dieron tierra ayer, que se murió, ¿sabes?, Pero te dejó una niña preciosísima, ¿sabes?. Y la tiene tu madre.” (Cap. 7)

35. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 6/7
“(Se revolvería, alcanzado, dentro de la cabina del teléfono. Se daría contra la cara a puñadas: “!Plácida! ¡Plácida!”… Y al nombre, ella subiría como una bengala rápida en el recuerdo, como una bengala humilde de feria de pueblo, con sus vivos colores, para caer dentro de él, como en enero.)” (Cap. 7)

36. El ángel doméstico:6. Sobre el marido Salvador6. Salvador. 7/7
“No habrá nadie que le cuente, cuando regrese, que hubo, en el día de hoy, un miserioso gozo de la tierra y del aire, impropios del otoño. Nadie para decirle que, en verdad, no parecía posible que, en la hora dorada y verde de una tarde tan dulce, una mujer que se llamaba Plácida muriera.” (Cap. 7)

37. Algunas conclusiones:
 La historia está impregnada por el efecto de la muerte.
 Recordamos a Placida como ángel doméstico porque ha acomodado su vida a cualquier circunstancia, y ha sido azotada por la muerte.
 Lo que sobresale es el perfil de una joven mujer que encuentra reducida su amarga vida.
 El relato es un canto a su memoria, y a la vez un profunda reflexión sobre la vida.
 Nos sobrecoge el valor de Elena Quiroga, el tono de la narración, capaz de abstraer esos valores modestos, pero eternos, de los individuos.

38. FIN