Código de Procedimiento Minero de la Provincia de Mendoza
Porque se va
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14. México, ya no tan fiel: Benedicto XVI dejará una
Iglesia católica golpeada por escándalos, y con fuerte
pérdida de fieles
Por: Redacción / Sinembargo - febrero 14 de 2013 - 0:00
Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 3 comentarios
Ciudad de México, 14 de feb (SinEmbargo).– En mayo de 2006, tras años de acusaciones, quejas sin escuchar y
presunto encubrimiento, El Vaticano por fin reconoció los abusos del mexicano Marcial Maciel e impuso una
sanción al prelado, uno de los más influyentes del mundo. Pero pasarían dos años para que el Papa Benedicto
XVI asumiera la existencia de pederastia en la institución eclesiástica y pidiera perdón a las víctimas.
Pero no fue sino hasta noviembre de 2012 que convocó a todos los miembros del Colegio Cardenalicio para
tratar, en una “cumbre”, los casos de sacerdotes pederastas. Para entonces, de acuerdo con El Vaticano,
Benedicto XVI ya había tomado la decisión de retirarse.
Para la organización Católicas por el Derecho de Decidir (CDD), Joseph Ratzinger hereda una iglesia en medio
“de una severa crisis de credibilidad, dejando pendientes importantes en temas relacionados con la falta de
justicia a las numerosas víctimas de abuso sexual por parte de religiosos”, hecho que se le ha reprochado
constantemente y que en México le restó fieles luego de que se no se diera un encuentro con las víctimas de
Maciel en 2012, cuando visitó nuestro país.
A la falta de acción del Papa contra los abusadores, se suma el escándalo del ”Vatileaks”, la filtración de
documentos confidenciales por parte de Paolo Gabriele, el mayordormo del Vicario de Cristo, y que sacudió al
Vaticano el año pasado. Ese suceso fue calificado como uno de los más graves casos en Roma.
Por su parte, el diario español El País ha asegurado que tras la dimisión del Sumo Pontífice la iglesia “se jugará
a partir de marzo su futuro con la elección de un nuevo Papa tras encontrarse en crisis y en manos del
inmovilismo”.
Pero para el vocero de la Arquidiócesis Primada de México, Hugo Valdemar, la renuncia de Benedicto XVI no
significa que habrá una crisis en El Vaticano ni en la Iglesia Católica en el mundo. Expresó que si bien la
dimisión causó “gran conmoción y desconcierto”, no deben generarse alarma y especulaciones; además, la
Iglesia y El Vaticano ”no dependen de un solo hombre”.
De acuerdo con los analistas, la confianza en la Iglesia católica se ha visto afectada. Pero lo más dramático, en
todo caso, es el reflejo de la desconfianza en números: el número de fieles ya no es el mismo, por lo menos en
México, epicentro de varios de los escándalos más fuertes de esa institución quizás en décadas. O en cientos de
años.
Mientras que en 1990 más del 90 por ciento de los mexicanos se decían católicos, en el 2000 la cifra se redujo a
88 por ciento y 83.9 por ciento para 2010. En tanto, el auge de evangélicos y protestantes pasó del 5.2 por
ciento al 7.6 por ciento en el mismo periodo, según las cifras oficiales.
15. A esto se suma una disminución del 13 por ciento en relación con la confianza que los ciudadanos depositan en
la Iglesia Católica, que disminuyó del 80 por ciento al 67 por ciento de 2002 a 2010, de acuerdo con la
encuestadora mexicana Parametría.
Desde el año pasado la prensa ha documentado la fuga de católicos a otras religiones, cultos y sectas en busca
de la fe pérdida, al tiempo que las miles de víctimas de todo el mundo le exigen al todavía Sumo Pontífice
castigar a los curas pederastas, pues pese a que el 11 de febrero pasado ya renunció por “falta de fuerzas”, creen
que “todavía le queda tiempo” de hacer justicia.
Los católicos lo niegan, pero los medios, activistas y la sociedad aseguran que la Iglesia está sumida en una
grave crisis. Foto: Cuartoscuro
LA GRAN DEUDA DE BENEDICTO
Un día después de que la noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI sacudiera al mundo y lo llenara de
sorpresa, L’Osservatore Romano, el diario de El Vaticano, aseguró que la dimisión del Sumo Pontífice no era
para “eludir responsabilidades” ni tampoco para huir de “manejos de los que defenderse” y que su gestión deja
una herencia “grande que crecerá con el tiempo”; sin embargo, las víctimas de los curas pederastas creen que
no es así y que el Vicario de Cristo les adeuda aún el castigo para sus agresores.
Dentro de los casos más sonados se encuentra el del mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de
Cristo y quien murió en 2008. El sacerdote se retiró de la vida sacerdotal dos años atrás en medio de las
acusaciones en su contra debido a sus abusos y a los hijos que procreó siendo clérigo.
Las acusaciones contra Maciel salieron a la luz desde 2004, año en que Juan Pablo II aún era Papa y durante su
gestión no se emprendió ninguna acción en su contra. Hasta el 19 de mayo de 2006, ya bajo el pontificado de
Benedicto XVI se le ordenó al legionario abandonar el ministerio religioso para retirarse a “una vida de oración
y penitencia”, pero tampoco se le castigó con severidad y menos porque se tomó en cuenta su “delicado estado
de salud” y su avanzada edad, en ese entonces tenía 86 años.
16. La historia del prelado seguiría dando de qué hablar y en 2012 José Barba, Alberto Athié y Fernando M.
González publicaron el libro La voluntad de no saber, en el que se reveló que la Santa Sede tenía
conocimiento desde 1944 de las conductas de Maciel y que incluso Benedicto XVI supo de estas acciones en
1998, cuando el ahora Papa se desempeñaba como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Justo en 2010 cuando se reconocieron los abusos de Maciel, la Iglesia también aceptó diversos casos alrededor
del mundo. El escándalo descubrió decenas de estos episodios en Irlanda, donde los abusos contra niños en la
arquidiócesis de Dublín se cometieron entre 1975 a 2004 y fueron revelados por dos informantes conocidos
como “Ryan” y “Murphy”.
Justamente la renuncia de Joseph Ratzinger coincide con la posible publicación de miles de documentos de la
Arquidiócesis de Los Ángeles, EU, en los que se muestra que con el conocimiento de El Vaticano se
encubrieron alrededor de 124 sacerdotes pederastas. Esta acción se origina luego de que la juez de la Corte
Superior de Los Ángeles Emile Elias ordenó el 31 de enero a la Iglesia Católica difundir la información
contenida en más de 30 mil páginas sobre casos de abusos, pero los católicos pidieron no hacer públicos los
datos, pues “se podría dar mal uso y denigrar a la institución”.
Ante el escrutinio público que nació en 2010 y que posiblemente marcó el inicio de una crisis que no se ha
querido reconocer, el Papa Ratzinger pidió perdón a las víctimas y prometió “hacer lo posible” para que este
tipo de casos “no volvieran a ocurrir”.
Dos años más tarde, en febrero de 2012, la agencia EFE publicó que un total de cuatro mil casos de abusos
sexuales a menores por parte de clérigos habían llegado a la Congregación para la Doctrina de la Fe desde el
2002.
Meses después, el 22 de septiembre, la Iglesia católica de Australia confirmó 620 casos de abusos sexuales
contra menores cometidos por sacerdotes desde 1930. Pero el caso comenzó a revelarse desde antes y en 2008,
cuando el Papa visitó a los australianos y se reunió con algunas de las víctimas, sólo se limitó a hacer lo mismo
que antes: pedir disculpas.
Por otro lado, en el caso de México, el tema de los abusos cometidos por los sacerdotes católicos también ha
logrado disminuir la confianza de los mexicanos en el catolicismo, según Parametría.
De acuerdo con la Encuesta Nacional en Vivienda 2010 realizada por la encuestadora, ese año la Iglesia
Católica se encontraba en su nivel más bajo de confianza desde el 2002.
Para 2010 el 67 por ciento de la población confiaba en la institución eclesiástica, lo que mostró una descenso
del 13 por ciento con respecto a los primeros años de la nueva década, cuando se registró un 80 por ciento de
nivel de confianza.
Lo que también se modificó fue la cantidad de personas que tenían conocimiento de las agresiones de curas
pederastas. En el 2002, indica Parametría, seis de cada 10 personas supieron de este tipo de casos, mientras que
ocho años más tarde, ocho de cada 10 conocían del tema.
Incluso la percepción sobre estos eventos cambió, en 2002 el 48 por ciento de los mexicanos pensaban que los
casos de pederastia eran hechos aislados. Para el 2010 sólo el 24 por ciento mantenía esta idea, contra un 53 por
ciento de personas que consideraron los abusos como un padrón de conducta de los sacerdotes.
Otro suceso que le restó simpatizantes al Papa fue su negativa para recibir a las víctimas mexicanas de
pederastia, esto durante su estancia en León, Guanajuato, del 23 al 26 de marzo del año pasado.
17. En respuesta, el 24 de marzo Federico Lombardi, vocero de El Vaticano, dijo que esto no se debió a la falta de
interés, sino porque el encuentro no fue agendado de manera anticipada.
“Quienes trabajamos con el Papa actual sabemos que es un descubridor de pederastas, pues es él quien ha hecho
mucho por ir directamente contra estos problemas, al poner en la iglesia medidas y atenciones fundamentales
por afrontarlos”, dijo entonces en su defensa.
Pero esto no frenó a las víctimas de Marcial Maciel, quienes difundieron un manifiesto en el que acusaron al
Papa de haberlas ignorado.
“Por vuestras manos pasó la oportunidad de aceptar esa verdad” (los abusos sexuales)…Pero no se nos escuchó
ni se nos creyó oportunamente. Durante mucho tiempo fuimos ignorados”, se leía en el documento.
El tiempo sigue pasando y la deuda con los abusados sigue pendiente, aún le quedan días al frente de El
Vaticano a Benedicto XVI y voces de todo el mundo le siguen pidiendo justicia y castigo para sus victimarios.
La Red de Sobrevivientes del Abuso de Sacerdotes expresó el 12 de febrero: “Por más fatigado y débil que esté
el Papa, aún tiene dos semanas y puede utilizar su inmenso poder para proteger a los más jóvenes”.
Durante su visita a México, el Papa no se reunió con las víctimas de curas pederastas ni les pidió perdón como
ocurrió en otros países. Foto: Cuartoscuro
LA FE EN MÉXICO
La creciente ola de escándalos en la Iglesia Católica le ha cobrado factura en nuestro país donde la falta de
confianza en esta institución y sus representantes ha llevado a miles de personas a interesarse por nuevas
creencias o simplemente no profesar ninguna.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), el número de mexicanos católicos sufrió una disminución del 4.1 por ciento en 10 años, al pasar de 88
por ciento en el 2000 a 83.9 por ciento en 2010, esto significa, 92.9 millones de personas.
18. Ambas cifras distan mucho de 1990, cuando 89.7 por ciento de los mexicanos se declararon católicos.
Si bien esta religión continúa siendo la predominante a nivel nacional, la disminución de sus fieles contrasta con
el aumento de evangélicos y protestantes, que pasaron del 5.2 por ciento del año 2000 al 7.6 por ciento al 2010
y suman 8.3 millones de personas.
También creció, durante el mismo periodo, la cantidad de ciudadanos que no pertenecen a ninguna religión, al
pasar de 3.5 por ciento a 4.6 por ciento, esto representa 5.2 millones de mexicanos.
Además, en el sondeo “2.5 millones dijeron ser parte de un grupo bíblico diferente a la evangélica como los
Adventistas del Séptimo Día (con 661 mil 878 integrantes); mormones (314 mil 932) y Testigos de Jehová 1.5
millones”.
El INEGI y la Secretaría de Gobernación reconocieron entonces la existencia de otras expresiones que
mostraban un aumento: de “origen asiático, 18 mil 185 personas; judaica, 67 mil 476; islámica, 3 mil 760;
raíces étnicas, 27 mil 839; espiritualista, 35 mil 995; otras religiones, 19 mil 639, y no especificado 3 millones
52 mil 509″.
La Iglesia Católica contaba con el registro de 3 mil 223 asociaciones religiosas. En tanto, “los protestantes,
evangélicos y cristianos tienen, en conjunto, 4 mil 328 asociaciones y 41 mil 133 ministros de culto”.
La mayoría de los mexicanos son católicos, pero el número de fieles ha disminuido desde el año
2000. Foto: Cuartoscuro
OTRAS CREENCIAS
A la par que la creencia católica disminuye en México, otras instituciones ganan adeptos y se multiplican en el
país, lo mismo en las ciudades que en campo. Mientras en el siglo XIX tan sólo el uno por ciento de la
población profesaba una religión distinta a la católica o no manifestaba creencia alguna, para el año pasado la
19. cifra se ubicaba en 15 por ciento. INEGI y la Secretaría de Gobernación, se tenían registradas 7 mil 688
asociaciones religiosas.
Meses después, en agosto, La Jornada informó que derivado de “la crisis que experimentan las ‘iglesias
formales’” que no han podido “dar consuelo ni respuestas a sus seguidores e incluso les han fallado en diversos
aspectos”, muchos católicos cambiaron su fe por otra creencia o culto como la Santería, la devoción a la Santa
Muerte o simplemente han optado por dejar sus creencias de lado.
La experta Luz María Martínez Montiel, antropóloga y especialista de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) en estudios sobre afrodescendencia, manifestó en entrevista con La Jornada que se
experimenta una “crisis mundial de valores”, ante la cual “las iglesias formales”, siendo la Católica la principal,
por lo menos en nuestro país, “está inmersa en una crisis propia”.
“Se ha descubierto que ha fallado en lo moral y ético. Ahí están los escándalos de los sacerdotes pederastas
(…)la riqueza de la alta jerarquía (…) también ha hecho que la gente voltee hacia sectas y creencias que están
más a la mano”, dijo.
Algunos mexicanos han optado por dirigir su fe a otros ámbitos ante los problemas en la Iglesia
Católica. Foto: Cuartoscuro
20. Benedicto XVI: La conspiración que lo derrumbó
Una lucha nada santa obligó al Papa a renunciar. Los escándalos de corrupción y pederastia junto a las revelaciones
de la existencia de una red homosexual que controla a El Vaticano podrían ser las causas de su dimisión
México, México. 25 de febrero de 2013. Reporte Índigo.- No es una especulación. Tampoco una calumnia. Al interior de la Iglesia
Católica hay una intensa lucha por el poder que deja ver la existencia de una conspiración en contra de Benedicto XVI.
Conspiración que además de la avanzada edad del Papa tuvo que ver con su insólita decisión de renunciar a su cargo.
Y es que si se analizan los hechos ocurridos desde que Benedicto XVI emprendió su lucha en contra de los religiosos pederastas, así
como sus intentos por acabar con la corrupción económica de algunos miembros de la Curia Vaticana, no se puede menos que
concluir que el Papa ha tenido que enfrentar una larga y soterrada conspiración en su contra.
Si los conspiradores se organizaron o no en “lobby gay”, como lo reveló la semana pasada el periódico italiano “La Repubblica”, podría
ser lo de menos.
Lo que el propio Benedicto XVI ha venido advertiendo desde hace por lo menos tres años: que los “ataques en contra del Papa”
provienen “desde el interior de la Iglesia."
El caso Maciel
El 1 de mayo del 2010, en un sorpresivo comunicado del Vaticano que tomó desprevenido al mundo católico cuando condenó
públicamente al pederasta Marcial Maciel por los delitos cometidos durante su vida.
“Los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del P. Maciel, confirmados por testimonios incontestables, representan a
veces auténticos delitos y revelan una vida carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso”.
El comunicado era más trascendente de lo que parecía.
No se trataba solamente de una condena post mortem, al fundador de la Legión de Cristo.
La “sentencia” también afectaba a los altos mandos de la otrora poderosa organización religiosa que, con su silencio cómplice, al
menos habían sido encubridores de los delitos de Marcial Maciel.
A partir de aquel primero de mayo, las cosas ya no fueron lo mismo para los Legionarios de Cristo.
El director general de la congregación, Álvaro Corcuera, así como su estado mayor fueron prácticamente relevados de su cargo.
El Papa nombró al Cardenal Velasio de Paolis como su representante directo para que tomara las decisiones en la Legión.
21. Obviamente, la decisión no solo afectó a la dirigencia de la Legión, sino también a quienes se habían visto beneficiados por la acción
corruptora de Maciel.
Entre otros, era bien sabido que el ex secretario de Juan Pablo II Angelo Sodano, así como el cardenal mexicano Norberto Rivera
habían apoyado abiertamente a Marcial Maciel y a su organización para que creciera su influencia no solo en la Curia Vaticana , sino
en las decisiones del mismísimo Juan Pablo II.
Los ataques contra Benedicto XVI arreciaron.
Se le acusaba de que no había hecho nada para impedir que Marcial Maciel continuara su carrera delictiva a pesar de conocer m ejor
que nadie las denuncias en su contra cuando era cardenal.
Probablemente por eso, diez días después de la publicación de aquel comunicado, el 11 de mayo del 2010, Benedicto XVI, a bordo del
avión que lo trasladaba a Lisboa hizo una insólita revelación a los reporteros que viajaban con el:
“Los ataques al Papa y a la Iglesia no vienen sólo de fuera. Los sufrimientos de la Iglesia vienen de su propio interior, del pecado que
existe en la Iglesia.”
“Esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de forma aterradora: que la persecución más grande a la Iglesia no procede de
enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia.”
“Y, por tanto, la Iglesia tiene una profunda necesidad de aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender el perdón, pero
también la necesidad de justicia. El perdón no sustituye a la justicia.”
Aquellas palabras del Papa de que el perdón no sustituye a la justicia seguramente inquietaron aún más a sus poderosos enemigos.
Dos meses después, el 30 de junio del 2010, en la celebración de la fiesta de San Pedro y San Pablo, el Papa volvió a sacar el tema
de la división:
“Uno de los efectos típicos de la acción del Maligno es precisamente la división dentro de la comunidad eclesial” .
“Las divisiones, de hecho, son síntomas de la fuerza del pecado, que sigue actuando en los miembros de la Iglesia también después
de la redención.” Dijo el Papa en aquella ocasión en su homilía.
La sorda lucha continuó. En la medida que la figura del Papa se iba consolidado, continuaron a soto voce las intrigas y las
confrontaciones.
Sin embargo, en 2012 las cosas cambiaron.
Se encienden las alertas
Las alertas rojas de los adversarios del Papa se encendieron después de atestiguar el éxito de la visita del Benedicto XVI a México.
Y es que los mexicanos sorprendieron al mundo y hasta al propio Papa cuando se volcaron en emotivas manifestaciones de apoyo
cuando Benedicto XVI recorrió el Bajío.
Los mexicanos habían puesto de manifiesto que la figura del Papa había crecido tanto en México, como la del inolvidable Juan Pablo
II.
Casualidad o no, al mes siguiente estalló nuevamente otro escándalo que entristeció al Papa.
En mayo de 2012 empezó a circular el libro “Sua Santita, las Cartas secretas de Benedicto XVI” escrito por el periodista Giuliani Luzzi.
En su libro, el periodista italiano “documentaba” varios problemas que aquejaban al Papa.
Entre otros los de la de la corrupción en el Instituto para las Obras de la Religión (IOR), conocido popularmente como el Banco
Vaticano.
Tal y como ya había ocurrido en el pasado con el escándalo del Banco Ambrosiano, el periodista sugería que había elementos
suficientes para concluir que el IOR se habían involucrado en el lavado de dinero.
En el libro también se abordaba el tema de Marcial Maciel.
Aunque la filtración material de las “cartas secretas” se atribuyó al mayordomo del Papa Paolo Gabriele, era lógico suponer la autoría
22. intelectual del grupo de adversarios del Papa.
El 30 de mayo del 2012, Benedicto XVI declaró:
“Los acontecimientos de los últimos días acerca de la Curia y de mis colaboradores han traído tristeza en mi corazón... Quiero renovar
mi confianza y aliento de mis más cercanos colaboradores y todos los que cada día, con lealtad y una espíritu de sacrificio y en
silencio, me ayudan a cumplir mi ministerio.”
Ocho meses después de la publicación de aquel libro, y aunque ninguno de los documentos publicados le incriminaba, el Papa
Benedicto XVI decidió renunciar al cargo.
Explicó que por su avanzada edad se requería una persona que tuviera más fuerzas y energía que él. Pero no por eso dejo de haber
lucha, ni sobrevino una tregua.
En los últimos días de su mandato el Papa tomó decisiones estratégicas y volvió a pronunciar las mismas advertencias que había
venido haciendo a lo largo de los últimos años.
Después de su renuncia, el pasado 13 de febrero, “miércoles de Ceniza”, Benedicto XVI volvió a insistir en que la existencia de la
“hipocresía religiosa” y “cómo a veces el rostro de la Iglesia se muestra desfigurado por las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las
divisiones en el cuerpo eclesial.”
Dos días más tarde, también se anunció que Benedicto XVI había aprobado la designación de Ernest Von Freybe, un alemán
perteneciente a la Orden de Malta, como el nuevo presidente del Banco Vaticano (IOR). El puesto había estado vacante los últimos
nueve meses.
Para algunos, el nombramiento fue interpretado como una señal inequívoca de que el Papa estaba haciendo los últimos amarres en
vista a su sucesión. El Papa se iría y al mismo tiempo permanecería.
Con el nuevo conclave tendrían que renovarse los cuadros de decisión. Sobre todo después de que las pugnas por el poder entre el
anterior secretario de Estado Angelo Sodano – aliado de la Legión de Cristo- y su sucesor Tarciso Bertone se habían hecho cada vez
más evidentes.
Todo indica que las últimas declaraciones del Papa y el nombramiento del nuevo presidente de la IOR volvió a molestar a los
conspiradores.
Su reacción fue inmediata.
Reinician los ataques
La iglesia y el Papa Benedicto XVI fueron nuevamente objeto de ataques.
La semana pasada se dio a conocer falsamente que el cardenal Timoty Doylan, uno de los principales aliados de Benedicto XVI había
sido destituido de su cargo como Arzobispo de Nueva York.
Falsamente se le imputaba un supuesto encubrimiento de sacerdotes pederastas.
Aunque la noticia fue desmentida inmediatamente, la difusión del desmentido no alcanzó a tener la misma resonancia que produjo el
escándalo de la supuesta dimisión del que ha sido también mencionado como uno de los cardenales “papables”.
Pero hubo más. A tan solo una semana de que el Papa dejara la Sede Vacante, el periodico italiano “La Repubblica” detonó otro
escándalo.
Supuestamente Benedicto XVI habría recibido un documento de 300 páginas con las conclusiones finales del caso de filtraciones del
Vatileaks que habría sido entregado en diciembre pasado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi que
habría terminado por convencer al Papa de dimitir.
El vocero del Vaticano Federico Lombardi respondió de inmediato.
El pasado sábado señaló que “no falta, de hecho, quien busca aprovechar, recurriendo a instrumentos antiguos como la maledicencia,
la desinformación y la calumnia.”
23. Bendicto XVI se va, pero no se va.
Cuando faltan apenas tres días para que la Sede Petrina quede vacante, como si el Papa hubiese muerto, para algunos la barca de
Pedro parece naufragar sin remedio, inundada por el fango pestilente de la corrupción de sus jerarcas.
Sin embargo, para los católicos que aún creen en las promesas de Cristo, a pesar del reconocimiento de la innegable tribulación que
afecta a la Iglesia, ven las cosas diferentes.
Sostienen que por más divisiones que haya en la Iglesia Católica, la institución seguirá adelante como sobrevivió en el pasado al
cisma de Lucero y de Enrique VIII.
Siguen creyendo en la promesa que hizo Cristo a los creyentes cuando le dijo a Simón su discípulo:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia. Y las potencias del Infierno no prevalecerán sobre ella”. (Mateo, 16, 13-20).