Este documento resume los diez mandamientos de Dios, divididos en dos partes: los primeros tres referidos al amor a Dios, y los últimos siete al amor al prójimo. Explica que el primer mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas, es el más importante porque es la fuente de la felicidad humana. Manifiesta este amor a Dios a través de la fe, la esperanza y la caridad, las tres virtudes teologales que Dios infunde en el alma y que permiten acceder a Él y unirse.
1. TEMA N° 01 “LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS”
Los diez mandamientos de la Ley de Dios también llamados “DECÁLOGO” o “Los diez
Mandamientos de Dios”, hacen referencia a una guía de comportamiento, que Dios reveló a
Moisés en el Monte Sinaí.
Los mandamientos se dividen el dos parte.
1.- Los tres primeros referidos al Amor a Dios.
2.- Los siete restantes al amor al prójimo.
El primer mandamiento
El primer mandamiento, el amor a Dios, es el más importante de todos, y la clave para todos
los demás. Por eso ocupa el primer lugar en la lista de los diez Mandamientos. Todo lo que el
hombre es y tiene se lo debe a Dios. Dios omnipotente, que no necesita de nada ni de nadie,
ha hecho al hombre a su imagen para que pueda conocer, amar y compartir con él su felicidad.
Es lógico, por tanto, no poner nada por encima de Dios, ni considerar nada más importante
que él. Conocer a Dios, servirle y adorarle es lo más importante de la vida del hombre y la
fuente de su felicidad. Sin Dios, la vida humana quedaría vacía de sentido. Por eso, el primer
mandamiento enseña a reconocer la grandeza y la bondad de Dios. Jesús lo enseñó así:
«Amarás al Seños tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente.» (Mt 22,
37)
Este amor a Dios se manifiesta en la fe, la esperanza y la caridad, tal y como estudiarás a
continuación. Y se puede expresar en actos de adoración, de acción de gracias, en la oración y
en el ofrecimiento de sacrificios espirituales. En cambio, es contrario al primer mandamiento
adorar a dioses falsos (idolatría), ser supersticiosos, profanar algo sagrado (sacrilegio), negar la
existencia de Dios, desconfiar de él o prescindir de él por autosuficiencia o comodidad.
RESPONDER:
¿Por qué Dios ha dado la vida al hombre y la mujer le mantiene en ella?
¿Cómo se puede manifestar el amor a Dios? Escribe algunos ejemplos prácticos
2. Las virtudes teologales: La fe, la esperanza y la caridad son tres virtudes que Dios mismo
infunde en el alma con su gracia. Son virtudes porque dan la capacidad –imposible con las
solas fuerzas naturales– para acceder a Dios y unirse a él. Se llaman teologales porque se
refieren directamente a Dios.
La fe Por la fe el hombre reconoce que Dios existe, acepta todo lo que ha revelado y se une
personalmente a él. La fe tiene dos aspectos: Aceptar –creer– lo que Jesucristo ha enseñado.
Es la fe que la Iglesia ha creído y ha transmitido a lo largo de los siglos y que se resume en el
Credo. Confiar plenamente en Dios y obedecerlo con la inteligencia y con el corazón. El que de
verdad cree en Dios, lo demuestra en los actos más que en las palabras.
La esperanza Por la esperanza, el hombre confía en que se cumplirá aquello que Dios le ha
prometido, aunque no lo vea. La esperanza le da fuerza para superar los obstáculos del
presente y anhelar la meta de su vida, que es la felicidad de alabar a Dios y servirlo.
La caridad Dios ha amado al ser humano. A través de la caridad, corresponde a este amor,
amándolo a él y amando a los demás sin condiciones, como él le ama. La caridad es la más
importante de todas las virtudes. Es la energía que anima a todas las demás.
RESPONDER:
¿Se puede crecer en la fe, la esperanza y la caridad solo con el esfuerzo de la voluntad?
Según lo que has leído, ¿qué se puede hacer para tener una fe, una esperanza y una caridad
más vivas?
Piensa: para tener esperanza y caridad, ¿es necesaria la fe? ¿Se puede tener fe y no tener
caridad?