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EL FALSO EXPOLIO ALEMAN.
Manfred Nolte
Steve H. Hanke, profesor de economía aplicada de la Universidad Johns
Hopkins de Baltimore, sostiene que el 75% de los temas económicos que se
vuelcan diariamente en los medios de comunicación son irrelevantes, inexactos
o directamente falsos.
La afirmación puede parecer exagerada, una vez aclarado que el 25% restante
goza de todas las credenciales de la credibilidad, pero el sentido de la denuncia
tiene un fondo bastante asumible. Lo que resulta absolutamente patente es que
el discurso económico en nuestro entorno, atizado por una determinada prensa
partidista así como por algunas cadenas televisivas dedicadas a laminar en serie
las más patentes evidencias, convirtiendo en negro lo blanco, y sembrando de
dudas cualquier simple evidencia, se acerca peligrosamente al porcentaje de
irrelevancia o falsedad proclamado por el Profesor Hanke.
Una de los grandes temas de intoxicación informativa, minado con
inexactitudes y falsedades, casi nunca irrelevantes, es el que concierne a la
presencia y actuación de Alemania en el actual concierto europeo y por
consecuencia directa el que afecta a su máxima mandataria, la Canciller Ángela
Merkel. La demonización de Alemania y de su primera dignataria se ha
convertido en un deporte de masas y a ello han contribuido los agentes arriba
señalados y en general la falta de rigor e incultura en la que ha venido cayendo
un público complaciente que, como es comprensible, se ve arrastrado por la
inercia informativa, por la frecuencia y ahínco de las descalificaciones que no
encuentran opositores con análoga talla y relevancia.
Centrémonos en el más reciente de los ejemplos. El Instituto Leibniz de
Macroeconomía de Halle (Alemania) ha publicado el pasado 10 de agosto una
nota o informe de cinco páginas titulado ‘El beneficio de Alemania en la crisis
griega’. El estudio viene a demostrar lo que cualquier párvulo sin mayor
conocimiento ni formación puede testimoniar con su propia conducta: que ante
una amenaza del signo que sea –siempre con repercusión en el infante y
generalmente en su integridad física- el niño buscará un lugar de protección
(‘safe haven’) de forma intuitiva e inmediata, por ejemplo acudiendo a un
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familiar o profesor que proteja su integridad. En el mundo de los adultos, la
protección del patrimonio sigue el mismo patrón huyendo de los activos malos,
dudosos o menos líquidos hacia otros activos buenos, sólidos y más líquidos. La
literatura financiera define dicha conducta como ‘huida hacia la
seguridad’(‘flight to safety’). Y constituye el pan nuestro de cada día. Justamente
los tipos de interés a largo plazo de las emisiones públicas definen en su tipo de
interés la menor protección y atractivo de aquellos países con tipos de interés
elevados, frente a la mayor protección y atractivo de los tipos de interés
reducidos. La base antropológica de dicha actuación reside en una condición
innata en el ser humano cual es preservar su bien y minimizar su mal. Mera
racionalidad.
De ahí que la nota del Instituto de Halle recoja los beneficios estimados para el
sector publico alemán, derivados de la crisis Greco-Europea de la deuda debido
a los menores tipos de interés que ha debido satisfacer por sus emisiones el
tesoro alemán. En ocasiones, para vencimientos inferiores a dos años, a tipos de
interés negativos, como también ha ocurrido puntualmente para las emisiones a
corto plazo del tesoro español. Y ello debido a la suma de dos efectos. El primero
a que, en tiempos de crisis, los inversores buscan rápidamente inversiones
seguras -la ya referida ‘huida hacia la seguridad’- materializadas en activos de
‘lugares refugio’ (‘safe haven’). Alemania ha representado tradicionalmente uno
de esos ‘lugares refugio’ para los inversores. El segundo efecto se refiere a la
política monetaria practicada por el Banco Central europeo durante la crisis,
esto es a partir de 2007, con el efecto inducido deflactor sobre los tipos de
interés del euro. Como resultado conjunto de ambos efectos la nota estima que
el tesoro alemán pudo ahorrar entre 2010 y mediados de 2015 la suma de cien
mil millones de euros, cifra superior a toda la deuda griega con Alemania,
directa, a través del FMI o a través del Mecanismo de Estabilidad europeo.
Pero vayamos a lo nuestro. La transmisión de la noticia en los medios de
comunicación de nuestro país han estado teñidos por un sesgo pernicioso
rayano a la calumnia. Pregúntese el lector cual ha sido la primera impresión
derivada de la lectura de la noticia y la respuesta no es otra que el beneficio
ilegitimo alcanzado en Alemania en detrimento de Grecia, algo así como un
trasvase de beneficios de un país a otro de tal manera que lo que uno ha ganado
lo ha perdido el otro, creando en Grecia una grave crisis humanitaria.
Lo cual representa una falsedad ignominiosa. Porque, ¿qué culpa tiene
Alemania de ser la primera potencia europea y de gestionar la Sra. Merkel una
de las economías más prosperas, competitivas y saneadas del planeta? Lo que
hay que preguntar a los inversores que han buscado refugio en la deuda publica
alemana es si lo han hecho bajo coacción, y si no repetirían su decisión una y mil
veces en análogas circunstancias. Y todas las economías europeas debemos
igualmente interrogarnos si no es un ideal –difícilmente alcanzable- emular los
niveles de solvencia del gigante europeo y aprender de su buen hacer.
Las conclusiones del informe de Halle dan valor numérico a un arbitraje
concreto producido en un periodo determinado de la corta historia del euro.
Pero la búsqueda de la calidad es el teorema del Perogrullo que se repite
miríadas de veces cada segundo en el planeta, en todos los ordenes de la vida,
no solo en las finanzas privadas o en otros ámbitos de la actividad económica.