La confrontación que persiste no es ni de programas ni siquiera de ideas, sino predominantemente de emociones, orillando la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas.
La confrontación que persiste no es ni de programas ni siquiera de ideas, sino predominantemente de emociones, orillando la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas.