1. ‘Ratings’ y Mercados.
Manfred Nolte
Las agencias de calificación o de ‘rating’, justas acreedoras de las más ácidas
críticas por su imperdonable conducta en la crisis ‘sub-prime’, y, en
consecuencia, de atributos manifiestamente mejorables, cumplen con una
importantísima función económica. No solo alertan al inversor individual de la
calidad del riesgo asumido sino que procuran los automatismos de defensa en el
caso de las instituciones de inversión colectiva, fondos de inversión, de
pensiones u otros, fieles al folleto de emisión en el que el ahorrador ha
identificado su estrategia concreta de riesgo. De ahí que las recalificaciones de
este restringido club de evaluadores económicos revistan siempre una singular
trascendencia. La nota que otorgan las agencias de calificación es crítica para la
financiación de los países o empresas, ya que a peor nota mayor coste. Los
países punteros, los que sacan las mejores notas de la clase, se financian tan
barato que incluso lo hacen con tipos de interés negativos a la hora de las
colocaciones de su deuda, sobre todo en los plazos más cortos.
No obstante lo cual, los mercados se toman la justicia por su mano sin dejarse
seducir en ocasiones por el determinismo de la calificación.
Hace aproximadamente un año que Standard & Poors degradó la deuda de
Estados Unidos desde AAA a AA+, un ‘notch’ o escalón en la escala de máxima
excelencia. La decisión fue un auténtico obús en la santabárbara del sistema
financiero mundial. Con la rebaja crediticia se había devaluado el mismísimo
patrón del crédito internacional. La deuda americana constituía en aquel
entonces el ‘benchmark’ o referencia mundial del resto de deudas soberanas que
computaban frente a aquella en forma de prima de riesgo, el diferencial de
solvencia que se les atribuía. Lo mismo ocurre en la actualidad con el ‘bund’
alemán.
En aquella ocasión los expertos vaticinaron una autentica convulsión para los
mercados, una crisis a la europea a cuyo final podría incluso producirse el
impago oficial estadounidense.
La realidad es que el rendimiento de los bonos yanquis desde aquella fecha ha
seguido una senda decreciente –un aumento del valor de mercado de los títulos
- recortando en un punto porcentual el rendimiento previo a la degradación.
Dicho de otra manera: la rebaja de rating de Standard & Poors ha tenido en los
mercados de deuda americana un efecto nulo, o aun positivo.
La razón de este fenómeno aparentemente contradictorio es muy simple.
Estados Unidos no puede sufrir una crisis de financiación ya que tiene los
resortes suficientes a través de la vía impositiva y de la emisión de bonos para
garantizar su aprovisionamiento de liquidez fiscal. A ello cabe agregar toda una
batería de operaciones ‘no convencionales’ que garantizan a esta financiación
determinista un coste privilegiadamente bajo. Estados Unidos refuerza su
posición de insolvencia al ser la moneda hegemónica de reserva, ya que dos
tercios de las posiciones mundiales en divisas están cifradas en dólares. El
tesoro cuenta con el apoyo incondicional y reglado de los ‘creadores de mercado’
que, por ley, participan en todas las subastas de deuda estadounidense,
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2. asegurando las emisiones en el mercado primario y manteniendo operaciones y
precios del secundario. Si fuera necesario la Reserva Federal realizaría
operaciones de mercado abierto comprando y vendiendo deuda a los plazos que
se considerasen oportunos para estabilizar la curva de tipos de interés a la
conveniencia gubernamental. Cerrando estas reflexiones conviene recordar que
el ratio de deuda pública de Estados Unidos es del 102,94% de su PIB y que
registra un déficit presupuestario del 8,6%.
Algo similar ocurre en el Reino Unido o en Japón. El primero acaba de cerrar un
déficit del 12% que se reducirá al 8,3% en 2012 y su ratio de deuda es del
82,5%.En el caso de Japón los ratios son del 10% y del 229% respectivamente.
Pues resulta que el imperio del sol naciente goza de un excelente rating de AA- y
que el Reino Unido mantiene contra viento y marea la máxima calificación de
AAA.
Que en esta feria de las calificaciones España mantenga a duras penas el escalón
anterior a ‘bono basura’, o sea BBB+, obedece a muchas y complejas razones.
Pero una de ellas, crucial, es la ausencia de posiciones de defensa monetaria
como las citadas en los tres países anteriores. Si la economía española gozase
como Japón, Reino Unido o Los Estados Unidos de America de la
discrecionalidad en la política de tipos de interés, tipos de cambio y emisión
incondicional junto a las operaciones gubernamentales de mercado
abierto(compraventa de bonos), su ‘rating’ sería sensiblemente superior y el
coste de su financiación marcadamente más bajo.
Pero Europa, al margen de los graves pecados autóctonos, nos ha jugado una
pésima pasada.
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