El documento describe la opinión pública discursiva como un proceso colectivo donde las voluntades individuales deliberan y se condicionan entre sí a través de actos comunicativos. En una sociedad red, este proceso es multidireccional y acelerado por las tecnologías digitales. La Internet permite a los movimientos sociales movilizarse, organizar, deliberar, coordinar y decidir, especialmente durante situaciones de crisis cuando las personas se conectan a través de redes para compartir su indignación.