El Diario Montañés publica un artículo de Arturo Pinedo, Socio y Director General Iberia en LLORENTE & CUENCA, en el cual reflexiona sobre la reputación, integridad, la adaptación a nuevos entornos y cambios en las tendencias de empresas, partidos e instituciones, así como la necesidad de restaurar espacios de confianza para una gran parte de la sociedad.
Una gestión de comunicación para la empresa del siglo XXI
El falso mito de la adaptación permanente
1. P
arece que la consigna es adaptarse, a lo
que sea y como sea. Los nuevos tiempos
vienen marcados por una cuasi obsesi-
va necesidad de confundirse con el pai-
saje, de evitar aristas incómodas que arañen la
sensibilidad del otro, de aparecer como el más
adaptado de entre los adaptados. No importa qué
nos dejamos en el esfuerzo por travestirnos, no
duele el cambio de piel si es por la buena causa de
la aceptación social, incluso cuando ya perdida la
epidermis, hayamos de afrontar en carne viva los
dolores del cambio.
La adaptación cons-
tante tiene el encanto
de la promisión, de lo
que está por llegar, pero
nos deja inermes muy a
menudo. En las últimas
semanas, el proceso de
‘no negociación’ para la
investidura presidencial
es un ejemplo: el ‘cam-
bio’ como prurito, como
una marea (no es bala-
dí la denominación de
algunos movimientos
populistas); votos por el
cambio, no al inmovi-
lismo, sí a la refunda-
ción, a la reforma de
cuánto se antoja añoso
o caduco.
Hoy, quien sestea so-
bre la mesa ve asaltado
su sueño por extraños
pajarracos que le sobre-
vuelan con aviesas in-
tenciones. Los mons-
truos de la razón de
Goya son ahora los he-
raldos de la obligada
adaptación.
Empresas e individuos otean el horizonte so-
cial para reconocer en qué dirección largar las ve-
las. Se buscan nuevos referentes, y se adoptan sin
reparar en exceso en lo que se deja atrás. La em-
presa se adapta a las formas de trabajar de deter-
minadas generaciones, sin reparar en el coste de
ese proceso; o reacciona temerosa ante demandas
de colectivos, muchas veces poco sólidas, aunque
se alejen de toda lógica social o económica.
Hay por tanto una verdadera obsesión por la
prospectiva. Las abundantes herramientas de aná-
lisis digital nos permiten identificar las tenden-
cias, las claves del lenguaje, lo que se lleva, e in-
cluso lo que está por venir. No importa que ese
advenimiento sea anunciado por dudosos profe-
tas de las redes sociales: se acata y ya está.
Y en este escenario de contornos tan difusos es
donde debe asentarse el intangible de la reputa-
ción, edificada sobre el concepto básico de inte-
gridad. Tener un comportamiento recto, probo y
sin tacha confiere el marchamo de respetabilidad
al que todos estamos exigidos. Pero ¿cómo enten-
der la integridad en tiempos movedizos, en los
que lo inmutable es engullido por un pantano de
pensamientos fútiles?
Con demasiada frecuencia, la opinión colecti-
va, ahormada por las redes sociales, obliga a in-
dividuos y empresas a ponerse a la defensiva y
adaptarse a lo que piensan que el público exige.
Es tal el bombardeo constante de juicios de valor,
opiniones banales e indignaciones de salón, que
se rehúye reivindicar los auténticos principios y
valores, y se opta por camuflarse detrás de decla-
raciones tan políticamente correctas como gené-
ricas y parecidas unas a otras.
Vivimos en el riesgo permanente de reducir la
idea de integridad a un simple catálogo de luga-
res comunes, socialmen-
te aceptados y, sobre todo,
de una levedad alarman-
te. Tal vez así se pueda
evitar ser objeto de críti-
cas a corto plazo, pero la
indefinición, la uniformi-
dad y el perfil bajo termi-
nan por empobrecer lo
que personas, empresas
o instituciones deben ser
y representar en una so-
ciedad democrática. La in-
diferenciación siempre es
un primer paso hacia el
totalitarismo.
Plegarse a esa inercia
relativista hará cada vez
más costoso levantar un
auténtico armazón mo-
ral que devuelva la con-
fianza y la legitimidad a
empresas e instituciones.
Como señala el ensayis-
ta Javier Gomá, creador
de un extraordinario cor-
pus reflexivo sobre la
ejemplaridad y la ética,
esa dinámica conduce a
la vulgaridad moral, y
frente a ello no cabe aferrarse al cumplimiento
estricto de la legalidad, sino que hace falta un
plus de ejemplaridad. El problema es que, como
bien recuerda Gomá, en España –y quizás por ex-
tensión en la entera «civilización occidental»–
se carece de un ideal cívico compartido, seduc-
tor y potente que contraponer a la suma de ruti-
nas que han venido a reemplazar las buenas cos-
tumbres de un pueblo, auténtica fuente de mo-
ralidad social.
Sólo la resistencia honesta frente a esa tenta-
ción de la adaptación permanente, desde la cohe-
rencia del ser, el hacer y el decir, permitirá restau-
rar espacios de confianza para una gran parte de
una sociedad desorientada ante las señales con-
fusas y volubles que reciben de voces sin mayor
legitimidad que la otorgada por una tertulia tele-
visiva, una legión de ‘followers’ o un sinfín de ‘me
gusta’ pulsados vete a saber por qué. Este es, hoy,
el gran reto de una empresa, de un partido polí-
tico o de cualquier institución, porque sólo des-
de un discurso racional, argumentado y profun-
do de nuestras ideas y comportamientos podre-
mos iniciar un diálogo auténticamente construc-
tivo y democrático.
El falso mito de la
adaptación permanente
Vivimos en el riesgo permanente de reducir la idea de
integridad a un simple catálogo de lugares comunes,
socialmente aceptados y, sobre todo, de una levedad alarmante
ARTURO PINEDO DE MIGUEL
SOCIO DIRECTOR GENERAL DE LLORENTE & CUENCA
:: IBARROLA
LaincomparecenciadelministrodeDefensa,PedroMorenés,fuelase-
ñaldefinitivadequeelGobiernoseresisteaversefiscalizadoporelPar-
lamento surgido del 20-D. El supuesto argumento jurídico de que un
Ejecutivoenfuncionesnotieneporquérendircuentasantelasnuevas
Cortes no se sostiene, ni siquiera como argucia momentánea, ante los
artículos108,109,110y111delaConstitución.Quelosconstituyentes
noprevieranendetallelaactualsituacióndeinterinidadinstitucional
en ningún caso justifica que se desvirtúen los fundamentos de la de-
mocraciaparlamentaria.ElGobiernoparecetemerquelasfuncionesde
control parlamentario propicien que los demás grupos delCongreso y
delSenadopuedanutilizarinterpelacionesypreguntasparasocavarla
trayectoria gubernamental del PP cuando no se sabe si la XI Legislatu-
ra se consuma ya o está todavía en condiciones de dar pie a alguna ma-
yoría.LavicepresidentaSáezdeSantamaríafueelocuentealrespecto,
aladvertirdeque«estaCámaranopuedecontrolarlaacciónpolíticadel
pasado». Es cierto que constituiría una anomalía que hoy se sometie-
ranajuicioparlamentarioactuacionesdelaanteriorlegislaturaqueno
hubiesen sido objeto de alguna iniciativa crítica antes de la disolución
delasCortes.Peroresultaimposibledeslindarmandatoscuandolospro-
blemas permanecen.Y, sobre todo, ningún Gobierno puede sentirse
exento de informar y ofrecer explicaciones al Parlamento en asuntos
comolosqueayerreclamabanlapresenciadelministrodeDefensa:los
acuerdos de la última cumbre de la OTAN y la operación naval contra
eltráficoderefugiadosenelEgeo.ElpulsoquehadecididolibrarelGo-
biernorespectoalasdemandasparlamentariasresultadoblementein-
sensato,puestoqueponeenentredichoelfuncionamientodelademo-
craciacomounsistemadecontrolytransparenciasinparéntesisy,ade-
más,ennadacontribuyealbuennombrepartidarioypersonaldequie-
nesgobiernanenfuncioneselpaíscuandosutareapodríaprolongarse
cinco meses más. Es de desear que el encuentro que hoy mantenga el
presidentedelCongreso,PatxiLópez,conelsecretariodeEstadodeRe-
laciones con lasCortes, José LuisAyllón, sirva para encauzar el proble-
mahaciaunefectivoyrazonabledelasfacultadesdecontrolparlamen-
tario, sin que ello derive en un sucedáneo de precampaña.
Cada vez más expatriados
Aunque la crisis ha quedado atrás en términos macroeconómicos, el
número de expatriados continúa creciendo.Así, según los últimos da-
tos del Padrón de Españoles residentes en el Extranjero (PERE), los es-
pañoles en estas circunstancias crecieron un 5,6% en 2015, hasta los
2,3 millones, 122.000 más que un año antes, lo que significa que cada
día salieron de España 334 ciudadanos. La mayor parte de estos expa-
triados son inmigrantes nacionalizados, y sólo el 33,3% son españoles
nacidos en España.Con todo, las inscripciones en el extranjero de na-
cidosenEspañanohadejadodeincrementarsedesdelosmásde35.000
en 2008 a los más de 70.000 en 2015. Infortunadamente, la inscrip-
ción en el PERE no es obligatoria, y no existen incentivos para que los
españolesexpatriadosseapuntenenlosregistrosconsulares.Contodo,
a falta de datos más seguros, es evidente que las condiciones sociola-
borales de España no son todavía las mejores posibles y existe un flu-
jo de personas que prefiere probar fortuna fuera. La movilidad laboral
no es hoy una tragedia pero deberíamos conseguir que la expatriación
sea una opción y no una necesidad.
Sensatez
democrática
Ningún Gobierno en funciones puede
sentirse exento de informar al Parlamento
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Viernes 18.03.16
EL DIARIO MONTAÑÉS