1. Comentario Dichosos los que crean sin haber visto COMUNIDAD DE SANTA CLARA
Los relatos referidos a las apariciones de Jesús resucitado proclaman que las
relaciones entre Jesús y sus discípulos no terminaron con la muerte del Maestro. Pe- san JUAN 20,19-31
ro el acontecimiento de la Resurrección lo cambió todo. El Jesús traicionado, derro-
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, esta-
tado, ajusticiado y abandonado por sus discípulos, pasa a ser el Señor Resucitado
que congrega de nuevo a su comunidad. Y el grupo de seguidores, antes egoísta e ban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas
interesado, ahora hace un esfuerzo por tener como guía la igualdad, el amor y la soli- por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
daridad. medio y les dijo: –Paz a vosotros.
Tomás gozaba de un cierto prestigio en el grupo de discípulos por su acti- Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los
tud realista. Jesús le tenía en gran estima, puesto que le dedica una aparición en discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús re-
exclusiva, mostrándole como símbolo de lo que podía ocurrir con muchos cristia- pitió: –Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así
nos de épocas posteriores. también os envío yo. Y, dicho esto, exhaló su aliento so-
Gracias a Tomás, el evangelista subraya una frase importante dicha para el fu- bre ellos y les dijo: –Recibid el Espíritu Santo; a quienes
turo: «Dichosos los que crean sin haber visto». Esta frase engloba a los cristianos que les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a
no hemos conocido Jesús de Nazareth y, sin embargo, creemos que el amor de Dios quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
se había hecho presente en Él.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba
con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le de-
Sabías que...Un grito de protesta cían: –Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: –Si no
La expresión, mediante la cual el apóstol Tomás manifiesta su fe en Jesús resu- veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero
citado, fue un grito de protesta de las comunidades cristianas del siglo primero. A lo de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días,
largo del Imperio romano se había establecido el culto imperial. Incluía un conjunto de estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, es-
rituales realizados en honor del emperador. Se quemaba incienso ante la imagen del tando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: –Paz a vosotros. Lue-
César y se le adoraba diciendo: «Señor mío; dios mío». go dijo a Tomás: –Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y
Los primeros cristianos se oponen a esta forma de idolatría. Tan solo a Jesús Resuci- métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Contestó To-
tado se debe proclamar como: «Señor mío y Dios mío». más: –¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo:
–¿Porque me has visto has creído? Dichosos
los que crean sin haber visto. Muchos otros
Oración signos, que no están escritos en este libro,
La paz del Señor no se esconde en hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos
palabras huecas. Habita en los gestos hu- se han escrito para que creáis que Jesús es
mildes de la acogida sincera. La paz del el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, cre-
Señor no viaja en primera clase. Viene yendo, tengáis vida en su nombre.
en el humilde vagón de la sencillez de los
pequeños. La paz del Señor no viste ro- Palabra del Señor
pajes caros y lujosos.
Se adorna con prendas de justicia. La paz del Señor no está espe-
rándonos ahí fuera; sus raíces están en lo profundo de nuestro cora-
zón. Hoja Dominical nº 137– 7 de abril de 2013
2. LIBRES PARA CONSTRUIR LA PAZ Tenemos pues que salir a nuestro mundo para ser constructores de
paz en una sociedad donde la paz no se destruye solo por las guerras
Un año más celebramos y vivimos con gozo la Pas- sino por la injusticia y el egoísmo de los hombres, porque no se pue-
cua. Decía E. Schillebeeckx que «La Pascua significa que de hablar de paz cuando tenemos el número de parados que tene-
somos liberados para posibilidades nuevas, auténtica- mos, cuando la gente que hay bajo el umbral de la pobreza alcanza
mente humanas, que la libertad es posible». Por eso en cifras escandalosas, cuando la crisis que padecemos no alcanza a to-
esta Pascua tenemos que sentirnos renovados para hu-
dos por igual sino que los que la provocaron son los que ahora se
manizar la sociedad, como se sintieron los primeros dis- enriquecen con ella y los más débiles se condenan a la miseria. Por
cípulos, que pasaron de estar encerrados «por miedo a los judíos» a salir a rea- todo ello, la Pascua nos renueva y nos libera para que salgamos de nues-
lizar «signos y prodigios en medio del pueblo». También nosotros tenemos tro encierro a ser constructores de paz en nuestra sociedad, sabiendo
que salir de nuestros encierros, desembarazarnos de nuestros miedos y sentir- que esto solo será posible si colaboramos a «cimentar la paz en la justicia
nos liberados, libres para realizar en nuestro mundo los signos de sanación y y el amor», aportando así los medios para una paz auténtica. (Manuel
liberación que llevaban a cabo los primeros discípulos, los que hacía Jesús en Romanos, Revista Eucaristía)
medio de la gente, porque solo si nuestro discurso está acompañado de gestos
que hagan descubrir a nuestros hermanos, los hombres, posibilidades nuevas,
auténticamente humanas, entonces nuestra fe será creíble. QUIERO CREER Porque, Señor, yo te he visto y quiero volverte a ver.
Y, en esta semana, es el soplo del Espíritu el que nos libera para que sea- QUIERO CREER Te vi, sí, cuando era niño y en agua me bauticen y, limpio
mos constructores de paz, pero de una paz auténtica, porque la paz no consis- de culpa vieja, sin velos te pude ver.
te, como la entendemos muchas veces, en la ausencia de guerras, en la ausen-
QUIERO CREER. Devuélveme aquellas puras transparencias de aire fiel,
cia de violencias, sino que la paz que Dios quiere consiste en buscar la armo-
devuélveme aquellas niñas de aquellos ojos de ayer.
nía, la concordia entre los hombres para poder disfrutar con gozo de una vida
auténtica basada en la convivencia, en el respeto y la justicia. Por eso, vivir la QUIERO CREER Limpia mis ojos cansados, deslumbrados del cimbel; las-
Pascua consiste en experimentar la renovación en el Espíritu, que nos hace li- tra de plomo mis párpados y oscurécemelos bien.
bres, pero libres para construir la paz, para salir a nuestro mundo y colaborar QUIERO CREER. Ya todo es sombra y olvido. y abandono de mi ser. Pon-
en la medida de nuestras posibilidades a construir un mundo más humano. me la venda en los ojos. ponme tus manos también.
Porque no podrá existir en el mundo una paz auténtica mientras haya de-
QUIERO CREER. Tú que pusiste en las flores rocío, y debajo miel, filtra en
sigualdades, injusticias, pobreza y marginación. Por eso, ser testigos de la resu-
mis secas pupilas dos gotas frescas de fe.
rrección supone salir de nuestro encierro, pues muchas veces estamos ence-
rrados, como los apóstoles, en nuestros miedos, en nuestras comodidades, en QUIERO CREER Porque, Señor, yo te he visto y quiero volverte a ver,
nuestras tibiezas y nos desentendemos del mundo que nos rodea, un mundo creo en ti y quiero creer.
al que Dios amó tanto que le entregó a su Hijo único. Gerardo Diego