1. Belleza
Desde el fondo del pasillo veía como se iba acercando aquel cirujano marcando una macabra
melodía con cada paso. Iba con una bata blanca con las manos fuera de los bolsillos y la mirada
fija en su victima.
Una joven rubia y hermosa que quería someterse a varias operaciones quirúrgicas. El hombre
varias horas antes la trato con gran amabilidad y le explico cuales serían los procesos. Hasta
que le inyecto varias jeringuillas que le hicieron quedarse dormida y perder el control por
completo de sus músculos. Cuando despertó se vio amordazada por todas las partes del
cuerpo y la boca precintada. Solo le quedaba llorar y rezar por un Dios al que nunca le dedico
ninguna plegaria. Desconocía por completo su situación y el motivo que le conllevo a ella.
Cuando más fuerza hacía para librarse, más parecía estrujarla. Cada segundo que pasaba se
acercaba a su vil final. Las luces de la sala parpadeaban y muchas veces se quedaban más
tiempo apagadas que encendidas. En algunas saltaban chispas, sin embargo en otras no dejaba
de agitarse la parte metálica que protegía los tubos fluorescentes creando chirridos que hacían
el ambiente fuera más tétrico.
La joven intentaba girar su cabeza para ver que había en la habitación. Solo veía estanterías de
cristales llenas de frascos y botes grandes con siglas que no entendía. Al lado de su camilla,
tenia dos mesas metálicas con ruedas divididas en dos partes, en la parte superior habían:
Pinzas, bisturís, tijeras y otras herramientas que desconocía. Abajo había toallas y varias telas
verdes además de guantes de látex.
Cuando el cirujano llego a la puerta, dejo ver sus manos llenas de sangre con las que intentaba
colocar bien sus gafas. Tenia medio cuerpo oculto entre las sombras, la otra mitad se
iluminaba con la luz de la luna. Durante unos segundos que parecieron horas, todo estuvo en
calma. La joven dejo de moverse, sus ojos azules como el cielo despejado no apartaban la vista
de aquel extraño hombre. Su corazón pareció detenerse, poco a poco se volvía más pálida por
el miedo que recorría por sus venas llegándose a reflejar en su rostro.
Se acerco unos pasos más a ella y paso su mano derecha llena de sangre por la suave y bonita
piel de esta ensuciándola toda la cara. Le quito el precinto de la boca e introdujo el dedo índice
junto al medio mientras hacía movimientos circulares causándole arcadas.
Acabo potando sobre su mano y parte de la camilla. El líquido amarillo goteaba lentamente
poco a poco en el suelo. El extraño hombre cogió un bisturí y empezó a cortar desde los
extremos de sus labios dejando ver toda su dentadura que rápidamente iba llenándose de
sangre.
-No te preocupes hermosa, yo te haré más bella aun.-Afirmaba el hombre con una sonrisa
haciendo caso omiso a los gritos de dolor de esta.
TODO LO INCLUIDO EN ESTE RELATO ES PURA FICIÓN. CUALQUIER PARECIDO ES PURA CASUALIDAD.
KHALID B.T.