En su cuarto imaginario, Sergio describe tener una cama negra y blanca junto a la ventana para ver afuera, una pequeña mesa café para guardar libros y juegos, una lámpara chistosa, una televisión plana, una gran pared para pegar calcomanías, libros para leer si se aburre, videojuegos para divertirse, y zapatos y ropa para diferentes climas.