La ira es una emoción que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y los niveles de adrenalina. Existen tres tipos de ira: la ira repentina relacionada con la autoconservación, la ira estable causada por daño o trato injusto, y la ira recurrente relacionada con rasgos de carácter. El tratamiento de la ira involucra terapia cognitivo-conductual y medicamentos como antidepresivos, estabilizadores de ánimo y ansiolíticos para reducir los síntomas y controlar los
1. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION
UNIVERSIDAD YACAMBU
PSICOLOGIA
INTEGRANTE:
Jonathan Díaz
2. Es vista como una forma de reacción y respuesta de
evolución para permitir a la gente enfrentarse con
amenazas
La Ira es una emoción que se expresa a través del resentimiento o de la
irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, de
la presión sanguínea y de los niveles de adrenalina y noradrenalina
La ira se vuelve el sentimiento predominante en el comportamiento,
cognitivamente, y fisiológicamente cuando una persona hace la decisión
consciente de tomar acción para detener inmediatamente el comportamiento
amenazante de otra fuerza externa.
3. la primera forma de ira, llamada “ira precipitada y repentina” por Joseph
Butler, está conectada al impulso de auto preservación, Es compartida por
humanos y animales y ocurre cuando están atormentados o atrapado
El segundo tipo de ira es llamada “ira estable e intencionada” y es una
reacción a una percepción de daño o trato injusto por otros de manera
malintencionada
El tercer tipo de ira es, sin embargo, recurrente y está relacionada más con
los rasgos de carácter que con los instintos o pensamientos. Irritabilidad,
resentimiento y actitudes de mala educación son ejemplos de ira
4.
5. La descarga de energía perdura el tiempo que sea
necesario de acuerdo con la magnitud que el cerebro le
haya dado a la amenaza. Por otro lado, existe otra oleada
energética, activada por la amígdala cerebral, que
permanece aún más tiempo que la anterior y se mueve a
través de la excitación de la rama adrenocortical del
sistema nervioso
Muchas veces se exacerba cuando no es necesario, con
consecuencias a nivel fisiológico y del comportamiento, ya que el
pulso se acelera, el corazón late rápido y la respiración se agita; pero
también conlleva a que todos alrededor se sientan incómodos,
amedrentados, con miedo y deseos de alejarse, porque seguramente
nadie quiere relacionarse con una persona que estalla descontrolada
y dice o hace cosas que luego cuesta olvidar.
La corteza cingulada anterior del cerebro se encarga del control de las emociones
y la corteza dorso lateral prefrontal del cerebro, de la toma de decisiones
racionales, por lo que impide que resalten los impulsos. Sin embargo, en un
estado de enfado puede llegar a agotarse y deja de funcionar.
La corteza prefrontal, región del cerebro
justo detrás de los ojos, tiene una función
ejecutiva, integra la información e inhibe
los impulsos emocionales que surgen de
centros más profundos del cerebro, como
el sistema límbico. También existen
personas que experimentan ataques de
enojo como síntoma de una importante
depresión.
6. El grado en que los trastornos emocionales puedan interferir
la vida mental no es nada nuevo para los profesores. Los
alumnos que se sienten ansiosos, enfurecidos o deprimidos
no aprenden
La emociones desagradables poderosas (ira,
ansiedad, tensión o tristeza) desvían la atención
hacia sus propias ocupaciones interfiriendo el
intento de concentración en otra cosa.
Cuando las emociones entorpecen la concentración lo que ocurre es que
se paraliza la capacidad mental cognitiva que los científicos llaman
“memoria activa”, la capacidad de retener en la mente toda la
información que atañe a la tarea que estamos realizando
7. El objetivo del manejo de la ira es reducir los sentimientos y el
despertar fisiológico que provoca. A veces no podemos deshacernos de
las cosas o las personas que nos enfurecen, ni se pueden cambiar,
pero podemos aprender a controlar nuestras emociones.
La palabra tolerancia es de mucha importancia en esta área,
puesto que aunque en ocasiones el entorno o las personas que
nos rodean desatan el volcán de la ira, también es cierto que hay
momentos en que la ira es injustificada y un reflejo de otros
problemas o malestares subyacentes del sujeto, que producen
explosiones al menor descuido afectando a veces a personas
que no tienen nada que ver con la molestia original.
Es menester también saber colocarse en el lugar de los otros,
comprender que un arrebato de furia la mayoría de las veces no
soluciona el problema y que lejos de ayudar empeora casi siempre la
situación, concientizar como había expresado anteriormente y tratar
de hallar soluciones creativas y positivas a los conflictos.
8. Son trastornos mentales cuyos síntomas incluyen
arremeter verbalmente de manera agresiva o violenta
abreviado TEI es un trastorno del comportamiento caracterizado por
expresiones extremas de enfado, a menudo hasta el punto de rabia
incontrolada, que son desproporcionadas respecto a las circunstancias en que
se producen. La agresión impulsiva no es premeditada, y se define como una
reacción desproporcionada ante cualquier provocación, real o percibida como
tal. Algunos pacientes han referido experimentar cambios afectivos justo antes
del estallido de ira
• La ocurrencia de episodios aislados de fracaso al resistir los impulsos agresivos, y que
tienen como consecuencia asaltos violentos o destrucción de la propiedad;
• El grado de agresividad expresada durante un episodio es desproporcionada con relación
a la provocación sufrida o al estresor psicosocial precipitante, y,
• Debe haberse descartado la presencia de otros trastornos mentales que puedan causar
comportamientos violentos, como el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno
límite de la personalidad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad
9. El tratamiento puede conllevar una mezcla de terapia cognitivo-
conductual y tratamiento farmacológico. La terapia puede ayudar al
paciente a reconocer los impulsos para facilitar la adquisición de un
mayor nivel de conciencia y control de los accesos de ira, así como a
tratar el estrés emocional que acompaña estos episodios. Existen
diversos tratamientos farmacológicos indicados para este tipo de
pacientes.
Los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) como la fluoxetina, la
fluvoxamina y la sertralina parecen aliviar algunos de los
síntomas psicopatológicos. Los estabilizadores de ánimo
gabaérgicos y las drogas anticonvulsivas como la gabapentina,
el litio y la carbamazepina parecen ayudar a controlar la
aparición de los accesos de ira.
Los ansiolíticos ayudan a aliviar la tensión y pueden favorecer la
reducción de los ataques de ira mediante el incremento de la
tolerancia a los estímulos que los provocan, y están
especialmente indicados en pacientes que también sufren de un
trastorno obsesivo-compulsivo, u otros trastornos de ansiedad.