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LAURA PERLS
Viviendo en los límites
El autor agradece el apoyo recibido por las siguientes personas
e instituciones:
Patxi Sansinenea del Centro de Psicoterapia Humanista de
San Sebastián; Manuel Ramos del Instituto de Terapia Gestalt
de Valencia; Héctor Salama del Centro Gestalt de México, José
Pilar Guzmán y María Trinidad Cárdenas del Instituto Humanis-
ta de Sinaloa; Lucero Ortiz del Centro de Psicoterapia de Cancón;
Gabriela Munguía de la Universidad de Guanajuato; y Fernando
García y Lorena Fernández del Centro de Investigación y Entre-
namiento en Psicoterapia Gestalt “Fritz ” de Monterrey.
LAURA PERLS
Viviendo en los límites
3a. edición actualizada y aumentada
Celedonio Castanedo
Traducción y revisión técnica
Primera edición: Promolibro, Valencia, 1994
Segunda edición: Plaza y Valdés, S.A. de C. V., 2001
Tercera edición: Plaza y Valdés, S. A. de C. V., 2004
Traducción de la edición inglesa:
Living at the Boundary (1992)
A Gestalt Journal Publication
Copyright© 1992 State of Laura Perls
Copyright © 1992 The Center for Gestalt Development
Copyright © 1994 Celedonio Castanedo Secadas
Copyright © 2000 Celedonio Castanedo Secadas
ISBN 84-7986-078-2
© Celedonio Castanedo Secadas
© Plaza y Valdés, S. A. de C. V.
Derechos exclusivos de edición reservados
para Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Prohibida
la reproducción total o parcial por cualquier
medio sin la autorización escrita de los editores.
Editado en México por Plaza y Valdés, S. A. de C. V.
Manuel María Contreras, 73. Colonia San Rafael
México, D. F., 06470. Teléfono 5097 20 70
editorial@plazayvaldes.com
ISBN: 968-856-976-3
Impreso en México / Printed in Mexico
ÍNDICE
Introducción a la primera edición española.
Recordando a Laura Perls en el cuarto
aniversario de su muerte.................................................................. 9
Celedonio Castanedo
Introducción a la edición inglesa.................................................. 17
J. Wysong
Introducción a la segunda edición castellana.
Cómo cerrar asuntos inconclusos: recordando
a Laura Perls en el décimo aniversario de
su muerte.......................................................................................... 19
Celedonio Castanedo
Primera Parte: Historia
1. Una conversación con Laura Perls....................................... 41
2. Charla para un Aniversario................................................... 63
Segunda Parte: Teoría
3. Cómo educar a los niños para la paz.................................... 73
4. Apuntes sobre la mitología del sufrimiento y
el sexo ................................................................................... 81
5. El psicoanalista y el crítico .................................................. 95
6. Apuntes sobre la psicología del “dar y
tomar” ................................................................................... 105
7. Apuntes sobre el soporte fundamental del
proceso de contacto............................................................... 115
8. Dos casos de Terapia Gestalt............................................... 125
9. Una terapeuta Gestalt y su enfoque
particular............................................................................... 145
10. Apuntes sobre la ansiedad y el miedo................................. 153
11. Algunos aspectos de la Terapia Gestalt............................... 157
12. Algunas observaciones sobre nuevos cambios 163
13. Visiones verdaderas y falsas de la
Terapia Gestalt...................................................................... 173
14. Un taller con Laura Perls.................................................... 183
15. El compromiso..................................................................... 231
Epílogo
Recordando a Laura Perls en el onceavo aniversario
de su muerte.
Segunda parte de Asuntos Inconclusos.
Asuntos inconclusos, asuntos no iniciados, asuntos
inesperados ................................................................................. 237
Anexo. La era Internet................................................................ 251
Introducción a la primera edición
española. Recordando a Laura Perls
en el cuarto aniversario de su muerte
Celedonio Castanedo
Universidad Complutense de Madrid
Verano de 1994
E
l pasado año de 1993, del 22 al 26 de abril, The Gestalt
Journal celebró el xv aniversario de su fundación con
un congreso en Montreal (Canadá), en honor del cente-
nario del nacimiento de Fritz Perls, acontecido en Berlín el 18
de julio de 1893. Como invitado especial asistió su hijo Stephen
Perls (nacido en 1935), profesor de psicología de la Universi-
dad de New México (Estados Unidos).
Y siguiendo con la muerte, hace cuatro años fallecía en la
misma ciudad que la vio nacer (Pforzheim, Alemania), Laura
Posner Perls. Un día después de su muerte, la que fue figura de
la Terapia Gestalt, era enterrada, se fue al fondo de la tierra
que le dio vida. Así cerró Laura su ciclo existencial, con una
retirada y un reposo final a la tierra de su pueblo natal. Los que
tuvimos la suerte de conocerla y aprender de ella conocimos el
rigor científico del enfoque gestáltico, que aplicaba en todas
9
Celedonio Castanedo
sus intervenciones individuales y grupales, su enorme espíritu
de solidaridad, su gran preocupación social y su increíble y abne-
gada voluntad de servicio al ser humano, unido todo ello a su
personalidad atrayente, fuerte y estimulante, que ofrecía soporte
a aquellos que lo necesitaban en los momentos más delicados.
Su simpatía, humanismo y características personales conver-
tían a Laura en una mujer carismática, comprometida con todo
aquello que hacía, amiga de sus amigos e incapaz de sentir a
nadie como enemigo.
Su entrega, dedicación a los otros y su buen hacer han sido
no sólo testimonio, sino estímulo para todos los que seguimos
sus enseñanzas en los Institutos Gestalt de Nueva York (GINY) y
Cleveland (GIC), lo que se refleja en un numeroso grupo de dis-
cípulos que hemos continuado la escuela gestáltica que ella fun-
dó, centrada en el autosoporte que se obtiene por medio del
lenguaje corporal, enfatizando la importancia que tiene el conti-
nuo del darse cuenta, el saber establecer los límites al contacto,
el auto-darse el soporte que necesita recibir tanto el cliente como
el terapeuta.
Cuando Laura dirigía un grupo, transmitía lo que sentía y
pensaba, lo expresaba con su cuerpo menudo, con su cara y con
el tono de su voz. Sus ojos eran vivaces, alertas y sonrientes.
Su comunicación era clara y abierta. Sin embargo, cuando
se le pedía que comparase su estilo de trabajo terapéutico con
el de Fritz, su rostro sufría una transformación y pasaba de ser
una pequeña y dulce dama, que sonreía amablemente, a una
mujer dura que respondía: “No me gusta su pregunta y no voy
a responderle”. Sentía un gran respeto por Fritz, aunque había
‘ muchas cosas que no compartía con él, tanto en lo referente a
la formulación de la Terapia Gestalt, como al estilo de vida.
Su extraordinaria fuerza y los difíciles momentos existenciales
que le correspondieron vivir la hicieron ser una mujer excep-
cional que inyectó entusiasmo e ilusión a todos sus discípulos.
10
Laura Perls. Viviendo en los límites
Quizá los que tuvimos el privilegio de recibir formación tera-
péutica de Laura podamos continuar su obra, aunque por mu-
cho que nos esforcemos nunca podremos comparamos con ella.
Entre sus muchas intervenciones en congresos científicos,
una de ellas merece aquí ser destacada, fue en la Cuarta Confe-
rencia Anual de la Academia Norteamericana de Psicoterapeutas,
acontecida en 1959; allí se formularon nueve preguntas a cinco
destacados profesionales (entre ellos Laura) que representaban
cinco enfoques diferentes de psicoterapia. A una de las pregun-
tas planteadas, “¿qué opina su escuela con respecto a la natura-
leza básica del hombre y de qué manera esto afecta el proceso
terapéutico?”, Laura respondió:
[...] estoy profundamente convencida que el problema fundamen-
tal, no sólo de la psicoterapia sino además de la vida misma, con-
siste en volver aceptable la vida a un ser cuya característica reside
en tener conciencia de sí mismo como individuo único, por un
lado, y tener conciencia de su mortalidad, por el otro. Lo prime-
ro le da una sensación de importancia avasalladora; lo segundo,
miedo y frustración (L. Perls, 1973, p. 130).
Para Laura el ser humano oscila entre estos dos extremos (el ser
y el no ser, lo que significa el ser o la nada). La persona se encuen-
tra suspendida en esta polaridad, vive en un estado de tensión y
angustia inevitables de los que aparentemente no puede escapar.
La personalidad de Laura Perls se ha proyectado en la comu-
nidad científica y académica de la psicología y la psicoterapia,
siendo reconocida como co-fundadora, junto con Fritz Perls,
del movimiento psicológico que dio impulso e impuso vivir la
existencia centrada en el “aquí y el ahora”. Fritz Perls en la prime-
ra edición de su primera publicación, El ego, el hambre y la
agresión: Una revisión del análisis freudiano (1944), recono-
ce en el prólogo de la obra la contribución de Laura a la Tera-
pia Gestalt, en estos términos:
11
Celedonio Castanedo
[...] al escribir esta obra recibí ayuda, estimulación y aliento de
libros, amigos y profesores; y sobre todo de mi esposa, la Dra.
Lore Perls. Las conversaciones que tuve con ella de los proble-
mas planteados en este libro clarificaron muchas situaciones; ella
ha aportado grandes contribuciones a este trabajo como, por ejem-
plo, la actitud fingida (p. 5).
Casi treinta años más tarde de la publicación de esta prime-
ra obra de Terapia Gestalt, Hatcher y Himelstein, en The
Handbook of Gestalt Therapy (1976), situaban a Laura entre
los seis principales maestros que tuvo Fritz Perls. Los otros
cinco fueron Freud, Reich, Friedlander, Gelb y Goldstein. En el
mismo año de 1976, Jerry Kogan escribía en un artículo —
“The Genesis of Gestalt Therapy”— que Laura fue una de las
principales maestras que tuvo Fritz Perls.
También Jack Gaines en su obra Fritz Perls: Here and now
(1979), atribuye a Laura el honor de co-fundadora de la Tera-
pia Gestalt. Siendo asimismo co-fundadora, con Fritz, y presi-
denta del Gestalt Institute of New York.
Unos años más tarde, con ocasión de su lxxv aniversario, Laura
recibió el más alto reconocimiento a su labor profesional al
publicarse un número especial en The Gestalt Journal (1980), de-
dicado a ella en su totalidad. Esta publicación, editada por Daniel
Rosemblatt, dio un gran impulso a su figura terapéutica, recibien-
do testimonios de gratitud, por su obra, de terapeutas gestálticos de
reconocido prestigio universal: Sonia y Edwin Nevis, Erwing y
Mirian Polster, Joseph Zinker, Eric Marcus y otros. Doce años
antes Fritz Perls había recibido un reconocimiento similar
(Simkim, 1968), también en el lxxv aniversario de su nacimiento.
Paul Goodman, otro de los grandes pilares olvidados de la
Terapia Gestalt, dedicó a Laura su obra Growing up Absurd:
Problems of Youth in the Organized Society (1965). Y sobre
Goodman Laura ha dicho: sus aportaciones a la psicología huma-
12
Laura Perls. Viviendo en los límites
nista, en general, y a la Terapia Gestalt en especial, han sido
desestimadas o ignoradas incluso por los mismos gestaltistas,
cuando sin su contribución no existiría ninguna teoría coherente
de Terapia Gestalt que mereciese una seria consideración.
Un año después de su muerte The Gestalt Journal dedicó
un número completo de su revista Contact (1991), a la memo-
ria de Laura Perls.
Conservo vivo en la memoria el grato recuerdo de la primera
vez que vi a Laura, de esto hace ya dieciséis años; corría calu-
roso el verano de 1978; me encontraba recibiendo formación en
el Gestalt Institute of Cleveland (GIC). Laura llegaba por pri-
mera vez de Nueva York a dirigir un grupo de encuentro. La
expectación por verla trabajar era enorme; ella inicio el Taller
con estas sencillas, directas, claras y rotundas palabras: “¿Quién
quiere qué de mí?”. De los varios comentarios que hizo en esa
ocasión, entre una intervención y otra, enfatizó que existían tan-
tas formas de hacer psicoterapia gestáltica como terapeutas la
practicaban, que cada uno tenía que encontrar y tener su estilo
propio, respetando los fundamentos y los postulados teóricos
planteados por el enfoque gestáltico.
La última vez que vi a Laura fue en la primavera de 1985, en
Cape Cod (Massachussetts); era la invitada de honor en el Con-
greso Anual del Gestalt Journal. En uno de esos días me hice
fotografiar con ella, fotografía que aparece en la contraportada
de este libro. Ese día Laura estaba radiante de belleza: su cuerpo
lucía con garbo, gracia y salero un largo vestido blanco; sus
ojos reflejaban la dulzura y ternura que siempre la acompaña-
ban. En algunas de mis obras (1983, 1990, 1997) la dedico el
último capítulo de la misma: el cierre.
Comparto plenamente este profundo pensamiento que Joseph
Zinker —otro de mis maestros del GIC— escribió sobre Laura:
“Me has enseñado que se tiene que aprender a viajar antes de
13
Celedonio Castanedo
pretender ser un guía. Que se necesita ser humano antes de
enseñar a otros qué es el humanismo” (Zinker, 1980, p. 31).
Asimismo, Zinker, en otro artículo publicado en The Gestalt
Journal (1981), mantiene que incluso el término “Gestalt”, con-
cebido como una forma de psicoterapia, procede de Laura. Fritz
tomó la sugerencia de Laura y lo adoptó, dejando a un lado el
anterior concepto —Terapia de la Concentración— que había uti-
lizado en su primera obra (El ego, el hambre y la agresión, 1944).
También March (1980), puso de relieve el aporte de Laura al
nacimiento y crecimiento de la Terapia Gestalt, en un artículo
que tituló con su propio nombre: “Laura”.
Me siento deudor con Laura por varias razones, siendo la
más poderosa las sabias enseñanzas recibidas de ella en las di-
ferentes ocasiones que llegó a impartir y compartir sus valiosas
destrezas de terapeuta en el GIC. Una forma de pagar esta deuda
es hacer que su obra sea conocida por los lectores de lengua his-
pana, lo que cumplo en gran parte publicando esta edición.
La presente publicación de la obra de Laura Perls ha sido
posible gracias a la autorización legal cedida por Harvey J. Platt,
de la firma de abogados norteamericanos Salon, Marrow y
Dickman, responsables de los derechos de Laura Perls.
Asimismo, merece especial agradecimiento Joe Wysong, edi-
tor de la revista The Gestalt Journal y también editor de la
versión inglesa de esta obra (Living at the Boundary), quien
generosamente me ha concedido el derecho de incluir su intro-
ducción.
Y, the last but not the least, agradezco la entusiasta colabo-
ración brindada, en la difusión de la obra, por los directores de
tres centros de formación de terapeutas gestálticos en los que
colaboro: Manuel Ramos, del ITG de Valencia; Patxi Sansisenea,
del CPH de San Sebastián, y Héctor Salama, del cgm de México.
Todos ellos, junto con la Editorial Promolibro, hicieron posi-
ble la edición castellana de esta obra.
14
Laura Perls. Viviendo en los límites
Hasta siempre Laura, que disfrutes de tanta paz y armonía
como la que en vida transmitías a los que tuvimos el privilegio
de conocerte. Aquí se podría decir de Laura lo mismo que dijo
en su día el sacerdote que ofició el funeral de Carl Rogers: “Se-
ñor, si nos escuchas como Laura lo hacía nos sentiremos re-
compensados”.
Referencias
Castanedo, C. (1983), Terapia Gestalt: Enfoque Centrado en
el aquí y el ahora, San José, Universidad de Costa Rica,
2a. ed. (1988), Herder, Barcelona.
Gaines, J. (1979), Fritz Perls: Here and Now, Millbrae, ca,
Celestial Arts.
Goodman, P. (1960), Growing up Absurd: Problems of Youth
in the Organized Society, Nueva York, Vintage/Random
House. Traducción castellana (1971), Problemas de la ju-
ventud en la sociedad organizada, Barcelona, Península.
Hatcher, Ch., y P. Himelstein (eds.) (1976), The Handbook of
Gestalt Therapy, Nueva York, Jason Aronson, Inc.
Kogan, J. (1976), “The Genesis of Gestalt Therapy”, en Ch.
Hatcher y P. Himelstein (eds.) (1976), The Handbook
of Gestalt Therapy, Nueva York, Jason Aronson, Inc.
March, R. (1980), “Laura”, The Gestalt Journal, 3(1), 143.
Perls, F. (1944), Ego, Hunger and Aggression, Nueva York,
Vintage Books.
Perls, L. (1973), “El enfoque de una terapeuta gestáltica”, en J.
Fagan e I. Shepherd (eds.), Teoría y técnica de la psi-
coterapia gestáltica, Buenos Aires, Amorrortu.
(1992), Living at the Boundary, Highland, Nueva York,
The Center for Gestalt Development.
15
Celedonio Castanedo
Polster, E. y M. Polster (1973), Gestalt Therapy Integrated:
Contours of Theory and Practice, Nueva York,
Vintage Books. Traducción castellana (1976), Terapia
gestáltica, Buenos Aires, Amorrortu.
Rosenblatt, D. (ed.) (1980), “A Festschrift for Laura Perls: In
Celebration of Her 75th Birthday”, The Gestalt Journal,
3(1).
Simkin, J. S. (ed.) (1968), Festschrift for Fritz Perls, Los An-
geles, CA, Celestial Arts.
The Gestalt Journal (1991), “Laura Posner Perls. In Memory”,
Contact, 2(1).
Zinker, J. (1980), “Apperception Mass: My Grounding”, The
Gestalt Journal, 3(1), 31.
----------- (1981), “Book Review, Gestalt Therapy: An Intro-
duction”, en V. Van de Riet et al., The Gestalt Journal,
4(1), 75.
16
Introducción a la edición inglesa
L
aura Perls prefería el intercambio directo a la palabra
escrita. Durante más de cuatro décadas viajó a través de
América del Norte y Europa, entrenando a profesionales
de la salud mental y campos afines en la teoría y práctica de la
Terapia Gestalt. Profesionalmente estuvo activa hasta poco an-
tes de su muerte, a la edad de 85 años; continuó viajando y diri-
giendo grupos de formación y supervisión en su consultorio del
Upper West Side, en Manhattan.
Laura Perls fue una mujer singular que tuvo gran impacto en
la vida de todos aquellos que la conocieron.
Nacida en Alemania, fue inspiración para aquellos a quienes
formó desde que llegó a Estados Unidos, en 1947, después de ha-
berse dedicado quince años a practicar el psicoanálisis en Sudáfrica.
Una biografía de esta pionera extraordinaria, con raíces en la tra-
dición del psicoanálisis, está preparada; pero estas páginas no
son el marco para ella. Hemos decidido, en lugar de eso, empezar
esta recopilación con la trascripción de una entrevista realizada
por su amigo y profesional asociado Daniel Rosenblatt, Ph.D., y
con la conferencia que ella pronunció en la comida que ofreció con
ocasión del xxv Aniversario del Instituto de Terapia Gestalt de
Nueva York.
La entrevista con Rosenblatt tuvo lugar en la primavera de
1984, poco antes de su viaje anual de verano a Alemania, donde
17
J. Wysong
paseaba Laura por sus amados Alpes. Fue la más extensa entre-
vista que Laura ha concedido, grabada originalmente en vídeo,
y ha sido editada para su publicación.
En la entrevista Laura detalla sus experiencias infantiles, su ju-
ventud, su educación en Alemania y más tarde sus actividades pro-
fesionales en Sudáfrica y en Estados Unidos. En la conversación
alude específicamente a la historia del itg de Nueva York. En
esta obra hemos identificado los dos primeros capítulos como per-
tenecientes a su historia y los otros trece como parte de su teoría.
Laura accedió a que publicáramos la edición inglesa de Vi-
viendo en los límites poco antes de que dejara los Estados Uni-
dos en el que fue su último viaje. Falleció poco después de llegar
a su ciudad natal, Pforzheim, en Alemania.
Fue imposible, por tanto, contar con la colaboración de Laura
para la edición del manuscrito, por lo que soy el único responsable
de los cambios efectuados. Viviendo en los límites ha sido pu-
blicada en alemán por Edition Humanistische Psychologie, tradu-
cida y editada por un amigo cercano de Laura, Milan Sreckovic.
Ésta, no obstante, no es una re-traducción de esa edición.
Con la excepción de “Cómo educar a los niños para la paz”,
que fue escrito en alemán, los ensayos aquí incluidos fueron
escritos en inglés y esta edición ha sido preparada a partir de
los manuscritos originales. También tuve acceso a manuscritos
inaccesibles para Sreckovic, de modo que este volumen contie-
ne capítulos que no aparecen en la edición alemana.
Me he abstenido de realizar cambios en los capítulos que han
sido previamente publicados, los cuales aparecen como esta-
ban originalmente. Además he incluido una reseña de la publi-
cación al final de cada capítulo.
Joe Wysong
Highland, Nueva York,
Otoño de 1991.
18
Introducción a la segunda edición
castellana. Cómo cerrar asuntos
inconclusos: recordando a Laura Perls
en el décimo aniversario de su muerte*
No es verdad que el alma te pese.
El alma no pesa; es aire y humo y seda.
La noche es vasta. Tiene espacios para volar
por donde quieras.
José Hierro
Premio Cervantes, 1998
U
na de las principales fuentes de malestar psicológico en
la gente es producida por los “asuntos inconclusos”, que
aparecen cuando una persona se siente dolida, enojada,
o resentida con otra persona y no encuentra la forma de superar
estos sentimientos. En consecuencia, la experiencia es incom-
pleta. Reteniendo esta experiencia incompleta y evitando el cie-
rre la persona invierte gran parte de su energía, lo que hace que
le quede poca energía disponible para hacer frente a nuevas si-
tuaciones.
* Conferencia pronunciada en la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Univer-
sidad de Guanajuato, Guanajuato, Gto., México, el 13 de julio de 2000.
19
Celedonio Castanedo
Los asuntos inconclusos son básicamente producto de situa-
ciones pasadas o conflictos intra-psíquicos no resueltos. Algunas
manifestaciones de situaciones inconclusas son el resentimiento
o la rabia no expresada en contra de los padres, hermanos, pa-
reja, y otras personas significativas. Además, los asuntos incon-
clusos son consecuencia del amor no expresado, la culpabilidad
no resuelta, las acciones del pasado no aceptadas, etc. La no
resolución puede implicar a otras personas o algunos aspectos
de uno mismo. Cuando las personas no actúan adecuadamente
para hacer un cierre, cuando no pueden olvidar las acciones que
han ocurrido en el pasado, o cuando no aceptan las situaciones
como son, son incapaces de funcionar de forma sana y enérgica.
Recuerdo que una ocasión veía en psicoterapia a una joven que
había solicitado su admisión en una Universidad. Al serle negada
ésta entró en una profunda depresión. En la psicoterapia se de-
tectó que su reacción emocional se basaba en la creencia de que
si fracasaba no merecía ser querida. En su infancia, las únicas
veces que esta joven había recibido muestras de cariño de su
padre era cuando obtenía buenas notas escolares y ahora, al no
conseguir entrar en la Universidad, sentía que lo mismo que le
ocurría con su padre le pasaría con otros hombres: ninguno
podría quererla. De ahí provenía su desesperación. La intensi-
dad de su emoción era provocada por los sentimientos no re-
sueltos hacia su padre.
Algunas veces la tensión que mantiene el asunto inconcluso
está encubierta, es decir, está protegida por las resistencias que
bloquean el darse cuenta, de tal forma que la naturaleza misma
de la tensión está enmascarada. Otras veces la tensión encuentra
su expresión en el cuerpo produciendo trastornos psicosomáticos,
como son las úlceras, los dolores fuertes de cabeza, el dolor de
espalda, la artritis, o las crisis de asma (Rolf, 1977; Lowen,
1967, y Reich, 1949), trastornos todos originados por la retro-
flexión que más adelante trataré.
20
Laura Perls. Viviendo en los límites
La salud psíquica, desde el punto de vista de la Terapia Gestalt,
consiste en vivenciar la formación y el cierre de la figura; actua-
lizarse en el sistema de valores; adquirir sabiduría, poder (en el
sentido que da Carl Rogers a este concepto en su libro del mis-
mo título), y amor; desarrollar el sistema de autosoporte (Laura
Perls); ser responsable y auténtico, y, lo más importante, esta-
blecer un buen contacto consigo mismo y con el entorno. La
persona sana identifica lo que necesita en cada momento
existencial y lucha con todas sus fuerzas para conseguirlo.
Goldstein (1939) postuló que la satisfacción de necesidades, en
cualquier nivel, proporciona el darse cuenta directo (formación
de la figura) de otras necesidades o metas que significan reali-
zaciones más elevadas. De ahí proviene la formulación “jerar-
quía de necesidades” de Maslow y el concepto humanístico de
autorrealización del mismo autor (Maslow, 1954).
Por otra parte, la salud tóxica bloquea, impide, evita, inte-
rrumpe la formación y el cierre de las Gestalten, lo que provoca
ansiedad, depresión, resistencia al cambio, rigidez y control
neurótico; se hacen intentos de manipular el ambiente, buscando
obtener soporte del mismo, negando las experiencias persona-
les con el uso de resistencias como la desensibilización, la pro-
yección, la introyección, la retroflexión, la deflexión y la
confluencia.
Todas estas resistencias interrumpen o frenan el ciclo de la
experiencia, e impiden al organismo establecer contacto sano
con el entorno y consigo mismo.
La madurez es un proceso que consiste en desplazarse de
la dependencia a manipular el medio para obtener soporte, a
darse autosoporte, autosostenerse. Para Laura alcanzar la ma-
durez significa saltar de recibir soporte del medio al autosoporte.
En palabras de Fritz: “a rascarse uno mismo sus propias pul-
gas”. Aunque a veces es necesario, incluso para las personas
sanas, aprender a manipular con eficacia, lo que puede ser una
21
Celedonio Castanedo
forma sana de sobrevivir en un medio que no ofrece suficiente
soporte. Una persona sana puede elegir una conducta manipula-
dora, cuando ésta le permite llegar a cierres satisfactorios, a dife-
rencia del neurótico, que no se da cuenta de sus manipulaciones
y los efectos de éstas sobre sí mismo.
Cuando el ciclo de la experiencia se autointerrumpe es cuan-
do se produce un asunto inconcluso. Es entonces cuando se acu-
mula en el organismo la tensión que produce la Gestalt
incompleta o inconclusa. En la autointerrupción algunas partes
del cuerpo no se utilizan en su totalidad. Puede ser que un brazo
y un puño hayan sido frenados para no golpear, una mandíbula
no haya podido ser capaz de triturar, lágrimas a flor de piel no
hayan podido brotar, los pulmones se bloqueen para no gritar, a
la tripas no se las permita retorcerse de risa, y a la pelvis des-
plazarse. En todas estas situaciones el paciente autointerrumpe
el ciclo de la experiencia desviando la conducta y anulando las
funciones de una parte de su cuerpo. El trabajo terapéutico mo-
dalidad expresiva consiste en permitir la expresión de la con-
ducta y al mismo tiempo retomar la parte corporal ausente. Por
ejemplo, si un paciente retroflecta su rabia cerrando con fuerza
su puño (acción de retroflectar) cuando está hablando de su
jefe, puede ser invitado a hacer un trabajo en el que golpee un
cojín (acción concreta) que representa a su jefe (interacción sim-
bólica). Es así como la conducta corporal concreta conlleva el
significado simbólico de expresar la rabia directamente al blan-
co apropiado (simbolizado). En este caso puede ser que se rom-
pan las reglas del introyecto: una voz interna que le dice “No
expreses la rabia”. En ese momento el despertar de su rabia
permite su expresión, así se completa el ciclo. En esta situación
es importante que quede claro al paciente que este trabajo es
simbólico y no se trata de darle permiso para que ejecute lite-
ralmente la conducta de dar un puñetazo a su jefe. Él tiene que
distinguir entre el acting out simbólico y la práctica de la ac-
22
Laura Perls. Viviendo en los límites
ción concreta; aprender la diferencia entre los bloqueos e inhi-
biciones, por una parte, y el freno moral, por la otra.
El cierre gestáltico se refiere a la tendencia inherente del ser
humano a completar percepciones inconclusas o confusas (Ley
de la pragnanz; por ejemplo, una letra hecha de puntos tiende a
percibirse cerrándose los puntos como si éstos fueran una línea
continua). El cierre se rige por el principio de que la gente lu-
cha activamente para completar la percepción o acción y no
está satisfecha hasta que lo consigue. Es un proceso de equili-
brio. Una figura cerrada es mejor que una figura abierta. Una
figura incompleta es una situación inconclusa. Uno de los más
importantes apoyos que puede ofrecer el terapeuta es ayudar a
las personas a confrontar los asuntos inconclusos, alrededor de
los cuales están atascadas o bloqueadas.
En una serie de experimentos realizados por Zeigamik (1938)
y Ovsiankina (1976), se demuestra que la memoria de tareas
incompletas o interrumpidas es dos o tres veces mayor que la
memoria de tareas finalizadas. Lewin considera que las tareas
finalizadas son Gestalte radas, en las que la tensión se ha
retirado al satisfacer una meta. La tarea incompleta —situación
inconclusa— crea tensión y deja a la persona insatisfecha. Ejem-
plos de este fenómeno abundan en la vida cotidiana: los asuntos
que exigen nuestra atención constante hasta que sean resueltos;
los sentimientos bloqueados que no pueden ser expresados; un
acontecimiento interesante que mientras eludimos su significa-
do viene a nuestro recuerdo de vez en cuando.
Los sentimientos no expresados a las personas importantes
son asuntos inconclusos que a menudo están relacionados con
situaciones de intimidad y control, y especialmente tienen que
ver con el maltrato en la infancia o situaciones traumáticas del
pasado provocadas por una persona importante (Greenberg et
al., 1993). Las respuestas emocionales aparecen en la superfi-
cie e interfieren con el funcionamiento psíquico mucho después
23
Celedonio Castanedo
de que el acontecimiento o la relación haya cambiado o finali-
zado. La meta es tener acceso a la emoción primaria procesada
y expresarla para reprocesarla.
Unas sesiones de Terapia Gestalt con un paciente, tomadas
de Greenberg y Paivio (1997, pp. 148-149), ilustran claramente
el trabajo terapéutico que se realiza con un paciente que tiene un
asunto inconcluso. En este caso el paciente es una persona de
mediana edad que acude a terapia por el estrés y los conflictos
emocionales que le proporciona tener que cuidar de su padre
anciano, al que odia. La cólera y la impaciencia que siente ha-
cia su padre le hacen irritable y colérico con sus propios hijos y
teme que pueda llegar a tratarlos de la misma forma que su
padre le trató a él. Tanto el terapeuta como el paciente están de
acuerdo en que los resentimientos persistentes del pasado deter-
minan sus emociones actuales y los conflictos con la familia.
La sesión se inicia con quejas sobre la conducta del padre. El
terapeuta desplaza la energía del campo externo del paciente
para que hable de su experiencia interna, explicándole la nece-
sidad de este cambio para lograr salir del atasco en que se en-
cuentra. Sugiere al paciente que se desbloquee hablando desde
su interior, en lugar de quedarse en la superficie de las cosas.
Además, le pide permiso para hacerle reenfocar su experiencia
interna cada vez que recurra a descripciones externas. Las in-
tervenciones incluyen la evocación de recuerdos de numerosas
experiencias de la infancia, cuando se sintió ofendido, dolido y
rechazado por su padre. El terapeuta lo dirige hacia su expe-
riencia interna de dolor y cólera, mientras explora estos recuer-
dos vitales diciendo a su padre —sentado en la silla vacía de
enfrente— lo que resiente. Esto le permite acceder a la expe-
riencia primaria de cólera y a las necesidades incompletas. Por
ejemplo, recuerda cuando estuvo esperándole un domingo du-
rante horas para jugar fútbol con él, mientras su padre estaba
en casa viendo la televisión y bebiendo cerveza con sus amigos.
24
Laura Perls. Viviendo en los límites
El paciente pudo expresar claramente esta emoción diciendo:
“Resiento que me hicieras esperar de esa manera. ¡Cómo te atre-
viste a hacerme esperar tanto!, tuviste tan poca consideración;
resiento que en aquella ocasión tú prefirieras a tus amigos; siento
rabia de todas estas situaciones, me merezco un padre que se
interese más por mí”. En todas estas intervenciones se necesitó
que el paciente imaginase a su padre en la silla vacía siendo
más joven de lo que en ese momento era; “verlo” frágil y ancia-
no hubiera inhibido la expresión de rabia del hijo.
Como en muchas otras situaciones que implican relaciones
vinculares, expresar resentimiento le permitió acceder al daño
profundo que le producía la falta de atención afectiva de su padre.
En una de las sesiones, después de expresar la rabia que sentía,
dijo que nunca había recibido de él un abrazo de cariño. En ese
preciso momento fue capaz de expresarle que esto era lo que
más necesitaba. Además, reconoció que ahora ya adulto aún
seguía necesitando que su padre le acariciase la cabeza y esto era
lo que más rabia le daba. Acceder a estas necesidades no satis-
fechas de aprobación, atención y afecto, le permitió reestructu-
rar su propia percepción y la relación con su padre, suavizándola,
llegando a ser más tolerante de las debilidades y limitaciones de su
padre anciano. En otra ocasión, tuve en psicoterapia de familia
a una joven y a sus padres, y ésta recriminaba a su padre que el
día en que ella había nacido él no estuvo presente.
Para Latner (1973) los asuntos inconclusos producen in-
digestiones en el organismo. Nos atascamos con sustancias
extrañas. Las Gestalten inconclusas son el resultado de nues-
tra interferencia con un funcionamiento libre. Al bloquearse
la toma de conciencia y disminuir la energía no podemos dedi-
car mucho de nosotros a las nuevas situaciones. Careciendo de
una participación total, las nuevas Gestalten son débiles e in-
completas, acompañadas de emociones como el resentimiento y
la preocupación. Y con el tiempo nos damos cuenta que hemos
25
Celedonio Castanedo
coleccionado una larga lista de situaciones incompletas; frases,
afectos e impulsos no expresados, y sueños recurrentes. Lo mis-
mo que cada Gestalt tiende al cierre, cada partícula de un asun-
to inconcluso lucha para completarse. Todo lo que reprimimos
tiende a salir a flote, aunque por sí solos nuestros impulsos no
pueden reprimirse; únicamente se reprime su expresión.
Nuestro equilibrio emocional, nuestra armonía, no puede
lograrse y desarrollarse si no conseguimos identificar y cerrar
las diferentes Gestalten de nuestra existencia. Este concepto de la
Terapia Gestalt puede explicarse de la siguiente forma: desde el
comienzo de nuestra existencia todos hemos tenido diversas ne-
cesidades en diferentes niveles. Algunas de ellas han sido satis-
fechas, lo que ha permitido a nuestro organismo crecer —física
y psíquicamente—; otras no han sido satisfechas, entre éstas algu-
nas pueden aún estar presentes en nuestra mente, lo que hace
que una parte de nuestra energía se utilice tratando de satisfa-
cerlas. Otras necesidades han sido olvidadas, reprimidas y, sin
embargo, continúan ejerciendo presión sobre nuestro compor-
tamiento y sobre nuestra forma de ser en el mundo. El objetivo
de la Terapia Gestalt es que esas necesidades no satisfechas
aparezcan a nivel del darse cuenta en el campo perceptual de la
persona, lo que se consigue trabajando con las emociones que
aparecen cuando surge este conjunto de cosas olvidadas (deja-
das en el “baúl de los recuerdos”) y que, sin embargo, aún están
activas. Se necesita que los asuntos inconclusos retomen su for-
ma específica en la totalidad del organismo —cuerpo, emoción,
mente—. La Terapia Gestalt pretende que el paciente se dé cuenta
que tiene necesidades insatisfechas, que las identifique y que
las reviva emocionalmente en las sesiones de psicoterapia.
Cualquier Gestalt incompleta es un asunto inconcluso que
requiere su cierre o resolución. En general, como he menciona-
do, estos asuntos inconclusos tienen la forma de sentimientos o
emociones no resueltos o inexpresados. Los pacientes que acu-
26
Laura Perls. Viviendo en los límites
den a Terapia Gestalt son invitados por el terapeuta a experi-
mentar con asuntos inconclusos. En los grupos de encuentro,
focalizados en la persona, si el asunto inconcluso es un senti-
miento (amor-odio, afecto-desafecto) no expresado por un par-
ticipante a otro o a otros miembros del grupo, se pide a aquél
que lo exprese directamente ante la persona o personas. Los
resentimientos son los sentimientos más frecuentemente no
expresados. Estos resentimientos pueden expresarse a la perso-
na con frases que inician con “Resiento de ti...”; “me disgusta
de ti...”
Toda interrupción o bloqueo en el ciclo de la experiencia
significa dejar una necesidad insatisfecha o un asunto inconclu-
so. Las interrupciones de una persona en dicho ciclo impiden
que ésta lo finalice e inicie otro. En ese momento la energía se
concentra en la fijación o el bloqueo. El encuentro terapéutico
tiene como objetivo que el paciente salga de esa fijación y logre
avanzar hasta la resolución o cierre de esa Gestalt. El aporte más
importante del ciclo en el campo de la psicoterapia consiste en
su utilización dentro del proceso terapéutico. Siguiendo el re-
corrido de las fases del ciclo, el terapeuta trata los asuntos in-
conclusos que emergen en cada sesión. Cualquier situación
existencial con la que tenga que trabajar el terapeuta (duelos no
resueltos, pesadillas, polaridades, vacíos existenciales, etc.) pue-
de ser manejada eficazmente cuando éste inicie el encuentro con
la sensación (primera fase del ciclo) de la situación, avanzando
hasta llegar a darse cuenta de lo que es figura de su existencia en
ese momento, el aquí y el ahora, movilizando la energía, para
después descender a la fase de la acción, llegando a establecer
contacto, y, por último, al cierre. Con esta modalidad gestáltica
cada asunto o situación es tratado como un ciclo de la expe-
riencia. Los ciclos son parte del todo que es la persona. En
consecuencia, los diferentes ciclos forman una gran Gestalt o la
totalidad de la experiencia de la persona.
27
Celedonio Castanedo
Lo que a continuación transcribo de una intervención tera-
péutica ilustra la aplicación del ciclo: Se trata de una joven que
me solicita ayuda para resolver un asunto inacabado: el dolor
no resuelto por la pérdida de su hermana, muerta recientemen-
te. La paciente me relata que vive una gran angustia por las
noches a la hora de acostarse, con mucho miedo al apagar la luz
de la habitación y quedarse a oscuras. Además, en sus sueños repe-
titivos aparece su hermana muerta en el ataúd. Ella quería evi-
tar esta pesadilla alejando las imágenes visuales internas que
acudían constantemente a su mente todas las noches. Con esto
no solamente no lo conseguía, sino que paradójicamente ocu-
rría lo contrario: las imágenes aparecían cada vez con mayor
frecuencia en su mundo onírico. Vivía obsesionada con la muerte
de su hermana, reprochándose repetidamente el no haberse des-
pedido de ella en vida. Al iniciar la sesión pedí a esta joven que
cerrase los ojos y construyera una imagen visual de su hermana
en la que la “viese” viva, que estableciera un encuentro con
ella. En esa primera fase del ciclo la joven se resistía a “ver”, a
sentir, desensibilizándose, sin poder “ver” ninguna imagen de
su hermana en el pasado. Continuando con la intervención apa-
gué la luz de la sala de terapia y comencé una fantasía dirigida en
la que por aproximaciones sucesivas la paciente iba reviviendo
la muerte de su hermana, fantasía que se iniciaba con una despedi-
da de su hermana aún viva. En esa despedida ella le decía a su
hermana todo lo que no le había dicho antes. Después de esto se
despidió de ella con un adiós. En seguida “vio” a su hermana en el
ataúd, “fría y muerta” (según sus propias palabras). De inmediato
la confronté con el día del entierro, y de nuevo ella se despidió de
su hermana, cuando ya estaba en la capilla dentro del féretro, y
por última vez cuando era enterrada en el nicho del cementerio.
Terminada esta fantasía dirigida, repetí el experimento del ini-
cio de la sesión (despedida), y esta vez cuando ella estaba fijan-
do su mirada hacia arriba y a su derecha “vio” a su hermana en
28
Laura Perls. Viviendo en los límites
forma de nube en algún lugar que ella creía era el cielo. Mo-
viendo su mirada hacia la izquierda recordó a su hermana cuan-
do las dos eran pequeñas, un día en que estaban en la escuela.
Después, explorando el área sensorial auditiva y uniendo am-
bas experiencias, la de la nube y la de la escuela, ella “oyó” en
el sonido de las nubes las palabras que su hermana le decía el
día recordado en que estaban juntas en la escuela. Se supone
que construir y reciclar imágenes visuales y auditivas, como se
hizo en este último experimento, se debió a los efectos produci-
dos por la fantasía dirigida que la confrontó con lo mismo que
ella quería evitar: ver a su hermana muerta. En esta sesión el
momento emotivo más intenso lo vivió cuando en el cementerio
se despidió por última vez de su hermana. Unos meses más tar-
de la encontré y me comunicó, con gran satisfacción, que las
pesadillas que antes tenía con la muerte de su hermana habían
desaparecido por completo de sus sueños y que ya podía dormir
con la luz de su habitación apagada, lo que confirma la resolu-
ción de este asunto y además ¡el ahorro energético reflejado en
el pago de la factura de la luz!
En un taller de grupo de encuentro, al finalizar la fantasía
“encuentro con el hombre sabio”, una participante quiso com-
partir con el grupo su experiencia: el hombre sabio que había
aparecido en su fantasía era su abuelo paterno; había hablado
con él y le había preguntado por qué había muerto tan pronto,
cuando ella tenía únicamente cinco años, por qué la había aban-
donado si ella tanto lo necesitaba, a lo que el hombre sabio
respondió mirándola fijamente a los ojos: “Todo lo que nace
muere, antes o después”; dicho esto ella lo abrazó y se despidió
de él, cerrando así un asunto que tenía pendiente ¡desde hacía
más de 25 años!
A lo largo de este trabajo he mencionado infinidad de veces
la importancia que tienen las resistencias que se dan en el ciclo
de la experiencia, cuando se trabaja con asuntos inconclusos.
29
Celedonio Castanedo
Por consiguiente, considero que es conveniente aclarar qué sig-
nificado tienen estas resistencias en el campo de la Terapia
Gestalt.
El ciclo de la experiencia fue inicialmente descrito por Perls,
Hefferline, y Goodman (1951), en cuatro subfases de contacto:
precontacto, contacto, contacto final y poscontacto; por ejem-
plo, estrechar la mano o dar un abrazo a otra persona. En los
últimos cincuenta años el Gestalt Institute of Cleveland (GIC) ha
desarrollado, en especial uno de mis maestros del GIC (Zinker,
1977), el ciclo en seis fases con sus correspondientes interrup-
ciones o resistencias.
El ciclo se inicia con sensaciones que proporcionan el dar-
se cuenta de lo que está ocurriendo tanto interna como externa-
mente a la persona; implica el uso de los cinco sentidos: auditivo,
visual, táctil, olfativo y gustativo. Asimismo, esta fase incluye
las sensaciones propioceptivas (al interior de la piel) de los sue-
ños, pensamientos, etc.
La desensibilización es la resistencia que impide el uso de
los referidos sentidos y sensaciones. Como todas las resisten-
cias, en algunas situaciones pueden tener ventajas y en otras
desventajas; pueden ser biopositivas o bionegativas; por ejem-
plo, la desensibilización al dolor físico o emocional puede ser
útil o desastrosa, depende del contexto en que se sitúe. Es
disfuncional si su uso es general, si se convierte en un estilo de
vida. Por otra parte, algunas personas tienen dificultades al ser
sensibles en exceso e incapaces de desensibilizarse. Otras tie-
nen dificultades al ser insensibles a las señales sensoriales in-
ternas y externas.
De la fuerza de las sensaciones depende la naturaleza del
darse cuenta (segunda fase del ciclo). Este darse cuenta deter-
mina la naturaleza de los estímulos cercanos; por ejemplo, cuan-
do una persona es tocada o tiene sensaciones propioceptivas
dentro de la piel. El darse cuenta está compuesto de una alta
30
Laura Perls. Viviendo en los límites
conciencia de las sensaciones, las acciones, los sentimientos,
los pensamientos, la memoria, los planes, el self interno y
externo de los otros y del ambiente en general. A medida que la
habilidad a concentrarse aumenta, existen más posibilidades
de formar figuras que guíen hacia la satisfacción de las nece-
sidades.
El darse cuenta puede bloquearse con la proyección, una ten-
dencia a responsabilizar al ambiente (objetos y personas) de lo
que uno es. La persona que proyecta desarrolla suposiciones
basadas en sus fantasías y no reconoce que ella misma crea
esas suposiciones. La persona envía al entorno partes de sí mis-
ma que no desea aceptar. A menudo las proyecciones son el
resultado de las introyecciones, se dan en personas que no pue-
den aceptar sus emociones y acciones, el “no se debería” sentir o
actuar de esa forma. No todas la proyecciones son neuróticas: pla-
nificar es una forma sana de proyectarse al futuro. La persona que
planifica y se da cuenta se sitúa en la situación futura, proyectán-
dose en otro ambiente y analizando las consecuencias. Todas
las resistencias se convierten en neurosis cuando son inapropiadas
y crónicas. Proyectarse uno mismo en otra persona con empatia,
comprendiéndola, es saludable y funcional cuando hay concien-
cia de los límites y se aprecian las diferencias. Los paranoicos
racionalizan sus proyecciones, no aceptan su agresión hacia los
otros; por lo tanto proyectan esas emociones a otra persona,
grupos, o entorno. Perciben que otros les persiguen, les quieren
hacer daño, e incluso que les quieren destruir. El paranoico ra-
cionaliza esta situación creada por su imaginación.
Al concentrarse en la toma de conciencia se moviliza la ener-
gía necesaria para satisfacer las necesidades. En este contexto
la movilización de energía significa la habilidad que tiene la
persona para ejecutar el trabajo. La eficacia de esta energía está
determinada por la habilidad que tenga la persona para concen-
trarse en el darse cuenta de sus diferentes sensaciones.
31
Celedonio Castanedo
Pero la energía se bloquea con la aparición de la introyección:
la persona se ve a sí misma como parte del entorno que ha inge-
rido pero que no ha asimilado. Para crecer y desarrollarse la
persona necesita desestructurar, digerir y asimilar todo lo que
ingiere del entorno. Al desestructurar y destrozar el material
extraño, éste forma parte de la persona. El alimento, como los
introyectos, tiene que ser digerido para que sea nutritivo y se
convierta en fuente de energía y crecimiento. No solamente las
sustancias alimenticias y la energía tienen que ser asimiladas
para que se conviertan en fuente nutritiva, también las ideas.
Digerir alimento e ideas son dos procesos similares; por ejem-
plo, un niño que se traga un pedazo de carne sin desestructurarlo,
es decir, sin masticarlo, introyecta un cuerpo extraño en su apa-
rato gastrointestinal que aparecerá en sus heces sin haberse
nutrido, por tanto, con esa sustancia alimenticia. De la misma
forma, las creencias, las reglas, la autoimagen, etc., son fre-
cuentemente absorbidas o introyectadas. La persona que
introyecta puede tener dificultades para asimilar el cambio que
significa desarrollar adaptaciones creativas al entorno. El proto-
tipo de persona que introyecta no desea que se den cambios en
su existencia. Asimismo, tampoco aprende de la experiencia,
para lo cual es necesario extraer todo lo nutritivo que tiene la
experiencia, contactándola.
Las fases sensación-darse cuenta-energía implican bási-
camente un cambio en la percepción de uno mismo y/o un
cambio en la percepción del mundo que nos rodea, que es
principalmente contingente a la habilidad de la persona a con-
centrar su darse cuenta en sus sensaciones. Todas estas fases
no las puede observar más que la persona misma.
De la movilización de la energía se llega a la fase denomi-
nada acción. Es aquí cuando por medio de comportamientos
adecuados y habilidades sociales surgen las respuestas moto-
ras que permiten entrar en contacto con el entorno para satis-
32
Laura Perls. Viviendo en los límites
facer las necesidades. La acción puede interrumpirse por
medio de la retroflexión. La persona que retroflecta se hace a
sí misma lo que quisiera hacer a las otras. Una persona frus-
trada que siente agresión hacia los otros dirige la agresión ha-
cia sí mismo y se autoculpa. Si es incapaz de expresar amor y
ternura a los otros se lo expresa a sí mismo. La energía que
debería canalizarse hacia fuera para afectar el entorno es diri-
gida internamente hacia sí mismo. En resumen, el retroflector
se hace a sí mismo lo que desearía hacer a los demás o lo que
quisiera que le hagan. El opuesto de la retroflexión es la
proflexión. El proflector hace a la otra persona lo que desea que
ésta le haga.
Contacto es el resultado del proceso integrador de las sensa-
ciones, el darse cuenta de las sensaciones, la movilización de la
energía y la conducta motora. Contacto es mucho más que simple-
mente tocar, alcanzar algo o a alguien. La persona responde a
una figura de interés y se involucra activamente con esa figura.
Ambas, la figura y la persona, se transforman por medio de ese
compromiso. El contacto no implica precisamente alcanzar una
meta. Es un compromiso de lo que es posible en la interrelación
organismo-ambiente. El contacto se da en un punto en que se
alcanza el conocimiento del cómo, cuándo, dónde y de qué for-
ma una necesidad puede ser satisfecha.
El contacto con otra/s persona/s puede evitarse cuando se
utiliza la deflexión que es una forma de despersonalizarse. A
veces el humor puede utilizarse para distraer fuertes emociones
en una interrelación o para evitar conversaciones que generan
emociones no deseadas como la rabia o la cólera. Algunas per-
sonas deflectan utilizando una gran cantidad de palabras sin
decir nada (modalidad lingüística estilo Cantinflas). Otras per-
sonas reducen miserablemente el discurso.
El contacto puede convertirse en una fijación si se produce
la confluencia-, en ese momento no hay retirada de la fuente de
33
Celedonio Castanedo
contacto. Perls concebía la confluencia como una resistencia
en que la persona pierde la habilidad de diferenciar entre su
self y lo que no es su self, no pone límites entre sí mismo y el
ambiente, siente que ambos son uno, confluye con el entorno, no
distingue las partes de la totalidad, es incapaz de ver la diferencia
entre sí mismo y el resto del mundo. Las relaciones interper-
sonales sanas requieren diferenciación entre las personas.
El contacto es una experiencia de la que se puede extraer un
valioso significado. La resolución es el acto de extraer este
significado y reconocer que la situación se cierra o se com-
pleta. El aprendizaje se produce extrayendo el significado del
contacto con el entorno. Es un aprendizaje del organismo,
que incluye, aunque no se limita, el cognitivo: se retira la aten-
ción de la figura. En cierta forma esta figura desaparece, se
destruye. El ciclo se completa y lo que ha sido aprendido, con
esta experiencia, forma parte de la persona y está disponible
para que lo utilice en cualquier otro momento. Así el organismo
entra en reposo y se prepara a iniciar otro ciclo con nuevas
sensaciones.
Este es el mundo existencial de la Gestalt: abrir y cerrar
constantemente Gestalten mientras la vida exista. Cerramos
aquellos asuntos inconclusos que nos quitan energía física y
psíquica, y nos centramos en resolver nuevas situaciones que
le den significado a nuestras vidas.
Por otra parte, encontrarse en esta mágica ciudad que es
Guanajuato, con sus enigmáticos túneles mineros, que se ase-
mejan en su misterio a la caverna de Platón, y no dedicar unas
palabras a la vida y obra de Miguel de Cervantes y Saavedra
(1547-1616), el gran genio de las letras españolas, representaría
una falta grave de consideración hacia el fervor cervantino
que se siente y respira en esta ciudad, en la que un día como
ayer, en 1605, llegaron a México los primeros ejemplares de El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra que se lee
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Laura Perls. Viviendo en los límites
en su totalidad, desde hace cuatro años, en el anfiteatro del Círculo
de Bellas Artes de Madrid. Inicia la lectura (“En un lugar de la
Mancha...”) el último Premio Cervantes, Jorge Edwards,* leyó
tres minutos y la continuaron personalidades del mundo político,
académico, artístico y todas las personas que estuvieron presen-
tes en el acto y que lo desearon. Es una lectura maratónica de
48 horas sin interrupción. Generalmente esta lectura de El Qui-
jote y la entrega del Premio Cervantes se realiza el mismo día que
falleció Miguel Cervantes en Madrid, el 23 de abril. Sin embar-
go, como en ese día ese año se celebraba el Domingo de Resu-
rrección, se adelantó la lectura unos días (se inició al mediodía
del 12 de abril). Paradójicamente ese año el mismo día en que
fallece Cervantes resucita Jesucristo, lo que explica la fuerza
de los opuestos vida-muerte.
Otra polaridad se da entre las marcadas diferencias físicas y
psíquicas de los dos personajes principales de su obra; el Qui-
jote, caballero de la triste figura, y Sancho, irónico, tan lleno de
sabiduría popular, que se podría decir que representa al propio
Cervantes herido de melancolía. Sin lugar a dudas leer El Qui-
jote ensancha la mente y enriquece la conciencia del lector.
Como cierre de esta conferencia y siguiendo con fechas in-
mortales, enfoco ahora otro asunto: este año se cumple el 95
aniversario del nacimiento de Laura Perls y exactamente un día
como hoy se cumplen diez años de su muerte. Laura, cofundadora
con Fritz Perls de la Terapia Gestalt mi maestra, la que me
* En el año 2000 el Premio Cervantes de Literatura 1999 lo recibió Jorge Edwards
(Santiago de Chile, 1931), el 24 de abril, de manos del rey de España, en la ciudad que
vio nacer a Cervantes (Alcalá de Henares). Este escritor es el primer chileno al que se
otorga este galardón literario, el más prestigioso de la lengua española. Edwards es
autor de dos libros de memorias, Persona non grata (1973) y Adiós, poeta (1991).
Esta última obra ganó el III Premio Comillas de Biografía, es un retrato muy personal
de Pablo Neruda, con el que trabajó en la embajada chilena en París. Su última novela
es Sueño de la historia.
35
Celedonio Castanedo
enseñó a estructurar la Gestalt de mi personalidad, una perso-
na que siempre vivió en los límites existenciales y nunca perdió
el equilibrio: dominaba el arte del autosoporte, afirmaba que
para ser navegante hay que saber navegar, y haber navegado
muchas millas. Quienes tuvimos el privilegio de conocerla, com-
partir su tiempo y su afecto, podemos refugiarnos ahora en el
eco escrito de su voz y proteger así, de las sombras del olvido,
la memoria de esta maestra excepcional de la psicoterapia, de
la que conservamos el recuerdo emocionado de sus gestos y el
tesoro de su obra. Laura, dondequiera que estés en este mo-
mento: gracias por haberme permitido conocerte.
Asimismo, agradezco a la Universidad de Guanajuato por ha-
berme invitado a impartir esta conferencia, y a ustedes su grata
presencia.
Referencias
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en C. Castanedo (coord.), Seis enfoques psicoterapéu-
ticos, México, D. F, Manual Moderno.
(1997a), Terapia Gestalt: Enfoque centrado en el
aquí y el ahora, Barcelona, Herder, 3a. edición.
--------- (1997b), Grupos de encuentro en Terapia Gestalt:
De la silla vacía al círculo gestáltico, Barcelona,
Herder, 2a. edición.
Geenberg, L. S. y S. C. Paivio (1997), Working Emotions in
Psychotherapy, Nueva York, The Guilford Press.
Goldstein, K. (1939), Organism. Nueva York, American Book Co.
Latner, J. (1973), The Gestalt Therapy Book, Nueva York, The
Julian Press.
Lowen, A. (1967), The Betrayal of the Body, Londres, Collier
MacMillan.
36
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Maslow, A. (1954), Motivation and Personality, Nueva York,
Harper.
Ovsiankina, M. R. (1976), “The Resumption of Interrupted
Activities”, en J. de Rivera (ed.), Field Theory as Human
Science, Nueva Yok, Gardner Press.
Perls, F., P. Hefferline y R. Goodman (1951), Gestalt Therapy.
Excitement and Growth in the Human Personality,
Nueva York, Julian Press.
Perls, Laura (1994), Viviendo en los límites, Valencia, Promo-
libro. Edición española de Living at the boundaries
(1991). Revisión técnica hecha por Celedonio Castanedo.
Reich, W. (1949), Character-Analysis, Nueva York, Noonday
Press.
Rolf, I. (1977), “What's Rolfing About?”, Bulletin of Structural
Integration, 6(2), 1-7.
Zeigamik, B. (1938), “On Finished and Unfinished Tasks”, en
W. D. Ellis (ed.), A Source-Book of Gestalt Psychology,
Nueva York, Harcourt Brace.
Zinker, J. (1977), The Creative Process in Gestalt Therapy,
Nueva York, Vintage.
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PRIMERA PARTE
HISTORIA
1. Una conversación con Laura Perls*
Daniel Rosenblatt (DR): Vas a partir hacia Europa dentro de un
mes, ¿qué vas a hacer allí?
Laura Perls (LP): Voy a realizar tres talleres en mí ciudad
natal, Pforzheim. Un joven terapeuta gestáltico se trasladó allí
y compró una casa, justo al doblar la esquina de la calle, donde
se encuentra la vivienda de los amigos con los que estoy y visito
cuando voy allá. Esto es muy cómodo para mí, no tengo que
utilizar el coche, sólo caminar unos metros. Cinco minutos,
aproximadamente.
DR: ¿Cómo te sientes al volver a Pforzheim?
LP: Tenía que hacerlo de nuevo. Me sentía atemorizada las
dos primeras veces que volví allí: después de no haber estado
desde 1933, y otra vez, un par de días, en 1957. Pero ahora me
siento en casa de nuevo. De hecho, son los únicos viejos amigos
que todavía conservo, amigos de mi generación que me cono-
cieron cuando yo era una niña y que conocieron a mis padres y
a mi familia. Así que son como una familia.
Nota de la edición inglesa (n.e.i.)
* La grabación original de esta conversación se realizó en cinta de vídeo, en la
primavera de 1984, y la editó Joe Wysong. Se publicó por primera vez en el Volumen
xiv, Número 1 (primavera, 1991), The Gestalt Journal. La entrevista fue realizada por
Daniel Rosenblatt, un viejo amigo y colaborador de la Dra. Perls.
41
Celedonio Castanedo
DR: ¿Cuáles son las diferencias que consideras que existen
entre la Alemania de hoy y la de tu infancia?
LP: Por supuesto Frankfurt. Cuando yo era estudiante, era la
Universidad más vanguardista de Alemania y tal vez de Europa.
Todos los profesores en la Facultad perdieron sus puestos in-
mediatamente cuando Hitler tomó el poder; muchos de ellos,
inmigraron a Nueva York y pusieron en marcha la universidad
en el exilio, que se mezcló con la nueva escuela. Estaban entre
ellos Kurt Goldstein, Max Wertheimer y Martin Buber.
DR: Bien, todos ellos son personas importantes para la Tera-
pia Gestalt.
LP: Es cierto.
DR: Y su desarrollo.
LP: En la Universidad de Frankfurt es donde yo realicé todos
mis estudios de psicología.
DR: Ciertamente, uno de los puntos en los que la gente está
muy interesada, es en los antecedentes de la Terapia Gestalt, y
acabas de mencionar tus propios antecedentes respecto a la psi-
cología en Frankfurt.
LP: Bien, yo llegué relativamente tarde a la psicología. Pri-
mero fui estudiante de derecho y economía, pensaba que debía
ingresar en la familia de la abogacía. Era muy novedoso en esa
época. Fui una de las primeras mujeres que ingresaron en la
escuela de derecho. Pero entonces yo estaba interesada y real-
mente motivada en los aspectos psicológicos de mis estudios.
Así que cambié. Actualmente tengo aversión a las leyes de igual
manera que la tengo a la actividad de los negocios que tanto
apreciaba cuando era niña. El negocio familiar estaba en la planta
baja y la vivienda en el piso superior, y yo bajaba todos los días
cuando tenía dos o tres años y ayudaba. Una vocación (risas).
Entonces nació mi hermano y nunca lo volví a hacer.
DR: Así que tú odiabas la temprana experiencia comercial.
LP: Sí, la odiaba.
42
Laura Perls. Viviendo en los límites
DR: Y apartaste de tu lado tu experiencia en leyes. Hay un
aprendizaje temprano que tú has tenido, que fue importante:
música, literatura.
LP: La música fue lo más importante. Mi madre la interpre-
taba bastante bien, y yo la oía desde la cuna. Empecé a tocar
cuando tenía cinco años. Yo era capaz de leer notas antes que otra
cosa. Tocaba con ella a cuatro manos. En la época en que yo
tenía doce o catorce años, tocaba mejor que ella. Pero estaba
más interesada realmente en filosofía, idiomas y psicología, toda
esa clase de cosas.
DR: Hablabas de la música como un aprendizaje temprano.
¿Cómo piensas que ha influido eso en tu trabajo como terapeu-
ta Gestalt?
LP: Está unido con el trabajo corporal que yo hacía desde el
principio. Primero cuando tenía unos ocho años. Y más tarde
con diferentes escuelas de ritmo y danza moderna, con las que
he estado en contacto a lo largo de toda mi vida. Todavía sigo
haciendo algunos ejercicios que me mantienen en forma, los estoy
practicando con muchos de mis grupos de formación, pienso
que son uno de los soportes esenciales.
DR: Nunca trabajaste personalmente con Wilhelm Reich; Fritz
lo hizo y habló de la armadura corporal, ¿recuerdas haber he-
cho entonces algunas conexiones entre lo que él hablaba y lo
que tú tenías de experiencia y conocimientos?
LP: Bueno, lo incorporé rápidamente como una materia del
curso, y también vinculado al concepto de Goldstein: el orga-
nismo como una totalidad.
DR: Has mencionado anteriormente al cuerpo como un siste-
ma de soporte. ¿Quieres decir algo más acerca de cómo se con-
juga con la idea del organismo como una totalidad?
LP: Detrás de lo que yo soy está la coordinación y la alinea-
ción; así que la mayor parte del soporte, en el movimiento y en
el funcionamiento, proviene del modo de sostenerme en el suelo
43
Celedonio Castanedo
y de la respiración, de esa forma la parte superior del cuerpo
puede quedar libre para la orientación y la manipulación. Si
uno ha de mantenerse a sí mismo derecho sobre los hombros y
el cuello, y tiene algún tipo de bloqueo aquí (gesticula en el área
del cuello), entonces no es realmente libre.
DR: Así que lo que estás demostrando son los diferentes pun-
tos en los que si no te das a ti mismo tu propio soporte, puedes
llegar a desarrollar trastornos e interferencias.
LP: Correcto, toda interferencia adquirida es parte del siste-
ma muscular voluntario. Esto lo conocemos con mayor detalle
a partir de Reich, pero yo lo sabía bastante antes a raíz de mi
experiencia en la danza.
DR: Una de las cosas que creo recordar es que cuando men-
cionas el desarrollo de interferencias o bloqueos en el sistema
muscular voluntario, es porque sostienes la teoría de que las
emociones tienen una respuesta muscular específica, como el
disgusto y la rabia la tienen visceral. ¿Cuánto de esto lo man-
tienes todavía, o lo has modificado en alguna medida?
LP: La respuesta automática primaria sucede si tú te tragas
algo que no es digerible, entonces lo expulsas o lo vomitas. Y esto
configura una pauta para que cuando te tragues cualquier otra cosa
—como nosotros decimos— mental, intelectual o emocional, la
introyectes. Freud pensaba que uno aprende a través de la intro-
yección. Pero eso es un aprendizaje muy limitado, aplicable a las
etapas más tempranas del desarrollo humano. La pauta se estable-
ce por medio de la forma en la que tú te manejas con el alimento
sólido: cómo lo masticas, cómo lo tragas, cómo lo digieres...
DR: Esa es una de las aportaciones que tuvo para mí la Tera-
pia Gestalt, que tú y Fritz hablaban de la necesidad de destruir.
LP: Yo uso la palabra desestructuración en su lugar, porque
destrucción siempre implica alguna clase de hostilidad, mien-
tras que la desestructuración y la reestructuración son dos fuer-
zas cinéticas mediante las cuales uno crece.
44
Laura Perls. Viviendo en los límites
DR: Voy a ser más literal y me ceñiré al proceso de mastica-
ción, y aunque técnicamente tú estás desestructurando, lo que
realmente estás haciendo es tomar un alimento sólido y despe-
dazarlo con los dientes.
LP: Eso fue desarrollado en Ego, hambre y agresión.
DR: Yo recuerdo que quedé impresionado con el concepto de
encontrar un modo de tomar algo y triturarlo o romperlo, deses-
tructurarlo para destruirlo, que algo bueno pudiera salir de ello.
No era exactamente una clase de ceguera, hostilidad, acto de ra-
bia, sino un paso necesario para alcanzar otra clase de integración.
LP: Fue algo que empezó a interesarme en Berlín, cuando
tuve mi primer hijo. Me interesó y efectué algunas investigacio-
nes sobre la alimentación y el destete de los niños.
DR: Bueno, esa fue una de las primeras bases del pensamien-
to psicoanalítico tradicional.
LP: Fritz amplió mis notas en una conferencia que pronunció
en el Congreso Internacional de Psicoanálisis, en 1936, en
Marienbad, las cuales fueron publicadas en la sección “Meta-
bolismo mental” de Ego, hambre y agresión.
DR: Entonces tú también hiciste algún trabajo sobre la acti-
vidad de chupar.
LP: Hice un capítulo sobre el complejo de chupar y otro so-
bre el insomnio.
DR: Sí, el primero fue en 1936 y el otro en 1984, hace casi
cincuenta años del inicio...
LP: Sí, entonces lo consideré como una revisión del análisis
freudiano y nosotros todavía nos llamábamos a nosotros mis-
mos psicoanalistas. La expresión Terapia Gestalt la introdujo
Fritz en el siguiente libro, que fue escrito con Paul Goodman.
DR: ¿Qué hizo que cambiaras el término “psicoanalista
revisionista” por el de Terapia Gestalt?
LP: A lo que yo hacía quería llamarlo “terapia existencial”
pero en esa época el término “Existencialismo” era entendido
45
Celedonio Castanedo
principalmente en el sentido de Sartre y de aquellos que tenían
ciertas actitudes nihilistas; de manera que Fritz o Paul sugirie-
ron el término Terapia Gestalt.
DR: ¿Te acuerdas quién?
LP: No lo recuerdo. En esa época yo me mantenía al margen.
Cuando empezamos con el Instituto, yo no quería ser miembro
del equipo. Nunca había enseñado, estaba muy ocupada con la
práctica y viajando a Filadelfia una vez por semana, todavía
tenía a los niños en casa.
DR: Cuando tú te refieres al comienzo del Instituto, ¿cuál
fue tú aportación?
LP: Todo sucedió a través de discusiones. Es muy difícil pre-
cisar ahora cuál fue la aportación de cada uno. Pienso que la
influencia de Paul Goodman fue muy importante y no creo que
sin él allí hubiera habido una teoría coherente de la Terapia
Gestalt.
DR: Cuando te encontré por primera vez, me habían dicho
que Fritz y Laura Perls eran psicoanalistas del ala izquierda.
LP: Nosotros trabajamos en Sudáfrica durante trece años sin
afiliación directa a ningún grupo psicoanalítico ni supervisión de
alguno, así que podíamos hacer lo que realmente nos gustara. Des-
cubrimos que el enfoque estrictamente psicoanalítico era, en mu-
chos casos, insuficiente y no acababa nunca en multitud de
ocasiones. Teníamos personas en tratamiento durante diez o doce
años y mejoraban algo, pero realmente no cambiaban en lo
esencial. Yo pensaba también que aquello era muy aburrido. Lo
que la técnica psicoanalítica ortodoxa hace es evitar el descon-
cierto y la inquietud, tanto para el terapeuta como para el paciente.
Éste habla a la pared y el terapeuta se sienta detrás de él, nunca se
ven la cara el uno al otro, después de todo no es un contacto
personal.
DR: Suena como que no hay siquiera una confluencia positi-
va. Cada uno está aislado en sí mismo.
46
Laura Perls. Viviendo en los límites
LP: Por supuesto que no. Hay mucha separación y límites no
muy claros, lo cual conduce a una mayor introyección para el
paciente.
DR: Bien, con esa disconformidad con la práctica psicoana-
lítica privada y con los puntos de vista teóricos emergentes tu-
yos y de Fritz, ¿puedes indicarnos cuándo tú, o Fritz, o él y
Paul, sintieron realmente que querían empezar de nuevo, o se-
pararse del psicoanálisis?
LP: Comenzó gradualmente en Sudáfrica. Cuando vinimos a
Estados Unidos, el trabajo sobre Terapia Gestalt: excitación y
crecimiento en la personalidad humana, empezó inmediatamen-
te, en cuanto nos encontramos con Paul Goodman. En esa épo-
ca Paul realizaba el análisis reichiano. Yo había leído sus ensayos
críticos en Sudáfrica, en una revista publicada por Dwight
McDonald: Politics.
DR: Así que cuando los tres estuvieron juntos tenían un abun-
dante bagaje e interés en el psicoanálisis.
LP: El análisis reichiano era ya una desviación
DR: Y Reich estaba en Nueva York en esa época.
LP: Sí, pero cuando Fritz lo visitó en su despacho, en algún
lugar del estado de Nueva York, él estaba muy ufano y se ofen-
dió al enterarse que no conocíamos nada de su trabajo acerca
del Orgón. En Sudáfrica no teníamos mucha literatura. Bas-
tante difícil era que nos llegara un artículo desde Estados Uni-
dos, y mucho más la obra de Reich. Yo no soy científica en ese
sentido. Reich era mucho más que científico, realmente era
un biólogo. Con Reich me encontré solamente una vez. Yo no
lo conocía personalmente. Fritz estuvo con él alrededor de dos
años, creo, absolutamente fascinado. Y habría continuado con
él. Pero entonces Hitler llegó al poder y Reich salió antes que
nosotros.
DR: Recuerdo a Fritz diciendo: “He tenido cuatro terapeutas
y W. Reich ha sido el mejor de todos con mucho”.
47
Celedonio Castanedo
LP: Sí, creo que él creció mucho. Con un enfoque estricta-
mente freudiano no puedes avanzar tanto. Y pienso que en mi aná-
lisis con Carl Landauer, que en muchos aspectos fue mejor que
el análisis freudiano con Fritz, hubo ciertos aspectos que nunca
afloraron.
DR: ¿Qué piensas que tomó Fritz de su trabajo reichiano que
fuera útil para el desarrollo de la Terapia Gestalt?
LP: La totalidad del concepto del carácter como mecanismo
de defensa. Ambos estábamos realmente influidos en esa época
por su libro Análisis del carácter, el cual había publicado Reich
en los tiempos que Fritz estuvo con él.
DR: La Terapia Gestalt no habla mucho del carácter, creo.
LP: El carácter es una Gestalt fija. Y nosotros usábamos el
concepto reichiano de fijaciones musculares.
DR: Estoy pensando que también el estilo es una Gestalt fija.
Los terapeutas gestálticos hablamos más acerca del estilo.
LP: El estilo es algo que evoluciona. Un estilo es algo dife-
rente. El estilo es un modo más integrado de funcionamiento,
comportamiento y expresión.
Dr: Pero puede convertirse el estilo en una Gestalt fija.
DR: Cuando dices que el carácter es una Gestalt fija, es algo
que no evoluciona. Entonces ha de ser el desarrollo el que se
hace rígido.
LP: En general hay fijaciones, puntos donde este particular
tipo de restricción o impedimento, represión, fijación, sirvieron
de soporte para algo. Cualquier resistencia es originalmente ad-
quirida como asistencia para algo.
DR: Fías mencionado el concepto de carácter que Reich de-
sarrolló. ¿Qué opinas de la armadura corporal? ¿Cerrazón y
estrechez?
LP: Ése es el sistema de soporte para el carácter. Que alguien
tenga carácter significa que tiene modos muy definidos de com-
portarse, de expresarse, de funcionar.
48
Laura Perls. Viviendo en los límites
DR: Estoy tratando de diferenciar un carácter mental y un
carácter físico.
LP: Son la misma identidad. Uno va con el otro. Y si te fijas
puedes focalizarlo inmediatamente en terapia sobre las tensio-
nes reales y las fijaciones, la vertiente mental de ésta aparece.
Empezando con lo que yo puedo ver en el modo de tensionarse y
de quedarse estático, al hacerlos manifiestos y experienciales al
paciente, puedo llegar a la parte más profunda del conflicto.
DR: Pero me parece que te has apartado del carácter entendi-
do en este sentido, no es eso lo que estoy objetando, pero pienso
que esa puede ser una de las ventajas que ofrece la Terapia
Gestalt. Por medio de la focalización en lo que es inmediato no
hemos de hacer esa clase de fonnulaciones.
LP: El carácter significa que todas las fijaciones que le dan
soporte se convierten en el trabajo de la formulación gestáltica.
DR: Tú dirías que la Gestalt, por medio de la focalización en
las tensiones inmediatas y trabajando con ellas, no está implicada
en toda la amplitud que la formación del carácter podría tener,
porque esas tensiones no desenmarañadas o se reforman o lle-
gan a ser integradas como tales... Reich tiene de un lado todas
estas imágenes diagnósticas de la pesada maquinaria teórica de
la orientación psicoanalítica; en la Terapia Gestalt, sin embargo...
LP: No creo que sea necesario todo eso. Lo que estamos tra-
tando actualmente de hacer en Terapia Gestalt es traer al pri-
mer plano otra vez las fijaciones que han llegado a una especie
de petrificación y los estados de existencia precisos, de modo
que puedan ser experienciados como actividad actual que toda-
vía puede ser hecha ahora porque todos los músculos volunta-
rios están implicados. Si tú puedes decir: “me estoy tensando,
me estoy poniendo rígido, estoy deteniendo mi respiración”, en-
tonces puedes experimentarlo con alternativas. A menudo los
recuerdos aparecen, las experiencias originales que le fijan a
uno mismo de alguna manera.
49
Celedonio Castanedo
DR: ¿En qué medida se recoge la teoría de Freud de revivir
los recuerdos y a través de ellos seguir adelante?
LP: Si tomas los recuerdos en la interpretación de los sueños
y de las fantasías y todavía tienes fijaciones musculares, no
puedes hacer mucho con eso. O crees en la interpretación y la
introyectas, o no la crees y la rechazas, y entonces la reprimes.
De este modo con frecuencia la interpretación prematura, la
interpretación que el terapeuta hace, conduce a lo que Freud
llamaba “reacción terapéutica negativa”. Identificándose real-
mente con la actividad de su resistencia, el paciente puede ha-
cer su propia interpretación. Esto se convierte en experiencia
inmediata.
DR: Ése es otro aspecto fructífero de la Terapia Gestalt que
yo siempre he deseado conocer y del cual estoy interesado en
saber cómo fue desarrollado: el reconocimiento de la resisten-
cia como parte creativa de la personalidad.
LP: Originalmente la resistencia fue una ayuda para algo. ¿A
qué ayudó? ¿Para qué era buena? ¿Qué hizo por ti? ¿Quizás
una vez lo hizo y ahora no lo hace?
DR: ¿De quién era ese concepto? ¿Cómo se desarrolló? ¿Pue-
des recordarlo? La naturaleza creativa de la resistencia y el modo
de trabajar con ella, creo que es uno de los aspectos revolucio-
narios del tratamiento con la Terapia Gestalt.
LP: No recuerdo realmente. El trabajo era continuamente
comentado entre nosotros, así que no puedo recordar quién fue
el que lo pensó primero.
DR: Cuando dices “el trabajo entre nosotros”, ¿quiénes son
“nosotros”?
LP: Primero fuimos Fritz y yo en Sudáfrica, con Ego, ham-
bre y agresión, donde yo colaboraba en todo.
DR: En esa época ¿qué clase de comunicación existía entre
ustedes? ¿Era durante la comida, en el desayuno, en conversa-
ciones de almohada, o qué?
50
Laura Perls. Viviendo en los límites
LP: Era, principalmente, trabajo de fin de semana, porque
Fritz estaba en el ejército en los años que trabajamos con Ego,
hambre y agresión. Estaba asignado al Hospital de Potchefstroom,
a unas treinta millas de Johannesburgo. Él comentaba sus ideas
con los colegas de allí, y nosotros las discutíamos el fin de se-
mana en casa. También había otro amigo nuestro implicado, un
periodista y escritor holandés que se convirtió en nuestro amigo
más íntimo y que nos ayudaba con el inglés, porque el inglés
escrito de Fritz, después de todo, no era muy bueno. Él supo
inglés antes que yo y podía hablarlo mejor, pero yo adquirí la
capacidad de escribirlo más rápidamente.
DR: ¿Quién era su amigo holandés?
LP: Se llamaba Hugo Posthumous, pero su apodo era “Jumbo”
y así lo conocíamos en nuestro círculo. Era un hombre muy
brillante e interesante que hablaba siete idiomas.
DR: Has mencionado a algunas otras personas que influye-
ron en el desarrollo de las ideas recogidas en Ego, hambre y
agresión.
LP: Sí, la obra de Smuts Holismo y evolución. En esa época
Fritz estaba muy impresionado por él. Se lo encontró una o dos
veces y Smuts había prometido escribir una introducción para
Ego, hambre y agresión, pero entonces se declaró la guerra y
ya no tuvo tiempo, naturalmente. Así que lo hicimos sin la in-
troducción.
DR: ¿En Ego, hambre y agresión emplearon el término “te-
rapia de concentración”?
LP: La llamamos “terapia de concentración” como contrario
a “terapia de asociación”.
DR: Así que eso fue más una técnica de focalización.
LP: Sí, es lo que Gendling llamaría ahora focusing.
DR: También parece ser siempre una parte del continuo de la
conciencia. Tomas algo a lo que te acercas y te quedas con él,
en vez de establecer simplemente una asociación, dejando que
51
Celedonio Castanedo
se desarrolle el darse cuenta y efectuando entonces la con-
centración.
LP: El continuo de la conciencia es a menudo confundido con
Terapia Gestalt y la gente dice que lo practica, cuando lo que
están haciendo exactamente es una especie de asociación libre o
una disociación libre, saltando de una cosa a otra. Ahora me
doy cuenta de esto, ahora me doy cuenta de lo otro. Realmente,
el continuo de la conciencia se desarrolla cuando movilizas o
disuelves las barreras, las tensiones musculares, los bloqueos,
las gestalten fijas. Tú te concentras en las gestalten fijas y en
cómo las fijas.
DR: Cuando escuché algunas cintas de Fritz en Esalen, me
pareció que él ponía en práctica esa forma que acabas de men-
cionar.
LP: Sí, yo pienso que eso es un error y que Fritz estaba mu-
cho más analíticamente orientado de lo que él se daba cuenta.
Yo pienso que la “silla caliente”, la “silla vacía” y la dirección
del paciente hacia su propia interpretación es una especie de
libre asociación dramatizada.
DR: En cierto sentido él había retrocedido con la “silla va-
cía” y la “silla caliente” al diván con el terapeuta detrás.
LP: Como resultado él podía no entrometerse y dar solamen-
te ciertas directrices o consignas. Eso provenía parcialmente de
su experiencia prepsiquiátrica en el teatro durante varios años
en la Reinhardt School.
DR: Y él estuvo trabajando principalmente con la proyec-
ción como uno de los principales métodos de tratamiento a las
personas.
LP: Tú puedes trabajar de ese modo con gente relativamente
sana, pero no puedes hacerlo, utilizando el método de “la silla
vacía”, con gente realmente muy enferma. Él dejó de tratar a
gente en realidad. En los talleres estuvo trabajando con perso-
nas que eran todas profesionales, la mayoría profesionales avan-
52
Laura Perls. Viviendo en los límites
zados que ya habían estado trabajando antes en la práctica clí-
nica durante varios años, o que ya tenían sus propios analistas
o terapeutas. Él simplemente evitaba a la gente que sentía que
no era sana. Fritz fue un generador pero no una persona nutricia.
Fritz tenía ideas e intuiciones maravillosas, pero no paciencia.
DR: Tú has mencionado el trabajo inicial en Nueva York.
¿Quiénes fueron las personas más importantes?
LP: Para mí Paul Goodman fue el más importante, porque
fue el único que me estimuló en direcciones en las que no había
ido nunca antes.
DR: Dame un ejemplo.
LP: Era un hombre del Renacimiento, uno de los pocos que
habían surgido en América. Aquí la gente no posee el bagaje
que les permita conocer idiomas, filosofías, diferentes formas
de pensamiento, arte, antropología y música. Paul tenía todo
eso junto con un funcionamiento integrado.
DR: Él desarrolló algo de eso cuando estuvo contigo como
paciente.
LP: Él desarrolló un estilo diferente. Desarrolló un estilo de
comunicación que era, antes de hacer terapia conmigo, más fuer-
te, agresivo y rebelde. Después de nuestro trabajo juntos se con-
virtió en alguien con mayor fundamento.
DR: ¿Cuál fue su contribución a tu pensamiento?
LP: Su terapia evolucionó gradualmente hacia una especie
de terapia mutua. Y yo obtuve mucho de él.
DR: ¿Qué?
LP: Más confianza en mí misma y más independencia en mi
propio pensamiento.
DR: ¿De alguna forma tú eras la esposa de Fritz Perls funda-
mentalmente?
LP: Yo tuve que enfrentarme a eso durante muchos años.
Recuerdo un incidente en Sudáfrica donde yo me había en-
contrado con el editor de un periódico dominical y me dijo que
53
Celedonio Castanedo
le gustaría tener una entrevista conmigo. Envió a un reportero
y a un fotógrafo y su primera pregunta fue: “¿Qué se siente ser
la esposa de un psicoanalista?”. Yo no podía decírselo real-
mente porque yo soy psicoanalista también, ellos rápidamente
cogieron sus cosas y se fueron. Era bastante duro estar casada
con Fritz. No al principio. No durante muchos años. Fue real-
mente difícil cuando llegamos aquí. En Sudáfrica no era difícil.
En Sudáfrica él me necesitaba porque no había nadie con un
nivel suficiente para su trabajo y pensamiento. Más tarde hubo
muchas personas que le influenciaron y en nuestros últimos
años vivimos separados la mayor parte del tiempo. En Sudáfrica
teníamos un nivel similar y abordábamos nuestras ideas juntos.
Él no tenía a nadie relevante con quien discutir nuestro trabajo.
Había muy pocas personas. Había algunas que se habían for-
mado con nosotros, que habían leído mucho, pero no tenían ex-
periencia.
DR: Fritz tuvo una buena formación como médico...
LP: No, Fritz no tuvo una buena formación como médico. A
Fritz lo formó la guerra. Se alistó en el ejército antes de termi-
nar su formación y cuando volvió, después de la guerra, a todos
los estudiantes de medicina les hicieron acabar los últimos cur-
sos y el internado muy rápidamente. Entró en psicoanálisis sin
tener una buena base como médico.
DR: ¿Y tu formación fue más en filosofía y psicología?
LP: Entré directamente a través de la Psicología Gestalt. Fue
lo que me hizo dejar derecho y economía. Oí varias conferen-
cias de Gelp mientras estudiaba derecho. Era muy buen confe-
rencista. Era muy interesante. Era culto. Tenía un punto de
vista completamente diferente al del psicólogo tradicional. Des-
pués me impresionaron más Wertheimer y Goldstein. Gelp fue
excelente como conferencista y como introducción a la Gestalt,
pero fue muy difícil como director de mi tesis.
DR: ¿Qué te llevó hacia el psicoanálisis?
54
Laura Perls. Viviendo en los límites
LP: Fue Fritz. Me metí en el tema del psicoanálisis porque
quería entender la jerga que siempre utilizaban él y otro amigo
y para hacerme una idea de lo que decían. Analizaban sin parar
a todos los que les rodeaban y esto me incluía a mí. Y quería
participar.
DR: ¿Cómo lo conseguiste?
LP: Fritz estaba en análisis con Clara Happle, una analista
freudiana formada en Berlín; yo empecé el análisis con ella
también.
DR: ¿Cuánto tiempo estuviste con ella y cómo fue?
LP: Sólo estuve con ella unos seis meses, quizás un poco
más. Después se mudó a Hamburgo, así que empecé con Carl
Landauer, que era el analista de moda en aquel momento.
DR: ¿Cómo fue tu experiencia como paciente en psicoaná-
lisis?
LP: Me impresionó mucho más Landauer, que era inteligen-
tísimo y muy liberal dentro del área del psicoanálisis. Era ami-
go íntimo de Ferenzi y Groddeck, que ya estaban a la
vanguardia, más independientes, de hecho más activos.
DR: Quiero volver sobre nuestros pasos para pedirte que ex-
plores el tema de la política y el arte. ¿Cómo te afectaron a ti y
a la Terapia Gestalt?
LP: En aquel momento estábamos bastante metidos en la po-
lítica de izquierda. En Sudáfrica la mayoría de la gente que
conocíamos habían estado metidos en esto. Algunos de nuestros
amigos Sudafricanos estaban en la Cuarta Internacional y me
preguntaban por qué yo no era más activa en la política. Yo les
decía:
Sabes, creo que el trabajo que hago es un trabajo político. Si
trabajas con la gente intentando hacer que consigan pensar de
una forma independiente y que se puedan desenredar de las con-
fluencias de la mayoría, haces un trabajo político que se va ex-
55
Celedonio Castanedo
tendiendo, aunque sólo podamos trabajar con un número de per-
sonas muy reducido. Elegimos el tipo de personas con las que
trabajamos y éstas influyen en los demás. Esto quiere decir que
es un trabajo político.
DR: Has mencionado a Paul Goodman y has hablado de ha-
ber leído cosas suyas en la revista Politics. Dwight McDonald
(editor de Politics) fue anarquista al igual que Paul.
LP: La Terapia Gestalt es un proceso anárquico en el sentido
que no sigue reglas o normas preestablecidas. No pretende adap-
tar a la gente a ningún sistema, sino que intenta adaptar a la
gente a su propio potencial creativo.
DR: Has dicho muchas veces que la Gestalt no es una terapia
de adaptación. Supongo que esto quiere decir que cuando una
persona encuentra la forma de que sus propios gestalten emerjan
y poder tomarlas...
LP: Pero no aparecen en un vacío. Están siempre rodeadas de
algo, de lo que ocurra.
DR: El telón de fondo, el contacto con lo que hay en ese mo-
mento. Pero eso ya implica una actitud poco convencional, poco
conservadora, moderna e inconformista hacia el individuo y la
sociedad.
LP: Las actitudes conservadoras se basan, en gran medida,
en una Gestalt muy fija. Ahora se me ocurre un poema de Goethe:
Es erbne sich Gesetz’ und Rechte
Wie eine ew’ge Krankheit fort...
(Aunque después Laura traduce la tercera línea, no la menciona
en la entrevista: Vernunft wird Unsinn, Wohltat plage... Faust.
Primera parte.)
DR: Tendrás que traducírmelo.
LP: “La ley y la justicia se heredan como una enfermedad,
una enfermedad eterna en la que la injusticia se convierte en
56
Laura Perls. Viviendo en los límites
justicia y la justicia se convierte en injusticia”. (Esta traducción
que hace Laura transmite lo esencial de las palabras de Goethe,
aunque es algo inexacta).
DR: Así que es un acto político hacer terapia.
LP: Cualquier terapia u otra cosa que se haga con la gente de
una forma intensiva es un acto político, empezando por la ense-
ñanza e incluso, dentro de una familia, con las formas norma-
les, tradicionales de criar y educar a los hijos.
DR: En Ego, Hunger and Aggression (1947), y en algunas
partes de Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human
Personality (1951), existe una relación directa con el sistema
social y la cultura en su sentido más amplio.
LP: Es la influencia personal de Fritz, sobre todo en la costa
oeste de Estados Unidos, y su trabajo en todo el mundo los que
han hecho que la idea de centrarse en el individuo se haya ex-
tendido tanto. Y, por supuesto, se adoptó con ansia en aquel
momento porque mucha gente —sobre todo los jóvenes— se
sentía decepcionada por las actitudes de la sociedad de la épo-
ca. Otros se oponían a la guerra del Vietnam.
DR: Bueno, ¿qué piensas sobre la posibilidad de que la Tera-
pia Gestalt se convierta en una introyección?
LP: Siempre que puedo intento trabajar en contra de que eso
ocurra. La Terapia Gestalt corre el peligro de convertirse en
una Gestalt fija, sobre todo aquí —cuando dice “aquí” Laura se
refiere a Estados Unidos—.
DR: Sin duda la literatura ha sido muy importante para ti,
has escrito cuentos y poesía. Paul Goodman escribía obras de
teatro, novelas, cuentos y poesía.
LP: Una obra de arte siempre es la integración de varias par-
tes que anteriormente eran diferentes, diversas y en cierta senti-
do incompatibles, para formar un todo nuevo dentro del cual
tengan sentido: puede ser una fórmula matemática o una poesía
o un cuento o puede ser una coreografía o...
57
Celedonio Castanedo
DR: Bueno, déjame que haga de sociólogo. Digamos que si
miramos los antecedentes de las personas que fueron importan-
tes al principio para el desarrollo de la Terapia Gestalt, no había
muchos matemáticos.
LP: No.
DR: Había más artistas y escritores. Ahora voy a introducir
mis propias ideas en tu entrevista a la fuerza. Siempre me im-
presionó Fritz, sus propios antecedentes en el mundo del teatro,
su interés por la ópera, el interés de Paul por la escritura y la
literatura y el teatro, tu interés por la música y la literatura. Y
ustedes tres fueron tan importantes para el desarrollo de la Te-
rapia Gestalt. Aunque no empezaron como un grupo de artistas
que querían crear una técnica terapéutica, los antecedentes re-
lacionados con el arte fueron tan importantes.
LP: La terapia también es un arte. Tiene más que ver con el arte
que con la ciencia. Requiere mucha intuición y sensibilidad y una
visión general, es algo muy diferente a una orientación o enfoque
basado en la asociación sin sistema. Ser artista supone funcionar
de una manera holística, y ser un buen terapeuta supone lo mismo.
DR: ¿Quieres decir ahora algo sobre Paul Weisz? (Paul Weisz
fue uno de los primeros miembros del Instituto de Terapia Gestalt
de Nueva York y era, junto a Laura, Fritz, Paul Goodman y
Isadore From, uno de los primeros formadores del grupo de
Cleveland, a partir del cual se fundó el Instituto Gestalt de
Cleveland. Entre los miembros del grupo fundador, Weisz era
el que más se interesaba por el Zen, el que las filosofías orien-
tales influyeran en la Terapia Gestalt se debe a él).
LP: Paul Weisz era europeo.
DR: Y con esto quieres decir...
LP: Quiero decir que en cuanto a su educación, tenía una cul-
tura y una formación similares, lo cual significa una educación
humanista. Que la tenía Fritz también, por cierto, pero él la
repudiaba en cierta forma. Las escuelas a las que asistió no
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Laura Perls. Viviendo en los límites
fueron tan buenas como las mías. No respetaba a los profeso-
res. Se aburría. Lo metieron tres veces en la misma clase. Algo
que demuestra muchísimo rencor.
DR: ¿Cuándo lo hicieron repetir?
LP: Cuando tenía quince o dieciséis años, algo así. Desde los
trece hasta los dieciséis pienso que estuvo simplemente atorado.
DR: Cuando todavía era un adolescente.
LP: Lo sacaron de la escuela y lo metieron en los negocios,
que fue peor aún. Después eligió otra escuela y entonces apro-
bó con lucimiento.
DR: Bueno, hablabas de lo que significa ser europeo y de
Paul Weisz.
LP: Significaba tener conocimientos mucho más amplios y
más profundos de los idiomas, de todo. De lo que se puede en-
contrar aquí en la Universidad si tienes un poco de suerte, cuando
ya están interesados en las chicas y en los coches y en qué hacer
con sus vidas. Empezamos a aprender idiomas cuando tenía-
mos nueve o diez años, junto con ciencias, matemáticas e histo-
ria, no sólo la historia de Alemania. Lo que yo aprendí en la
escuela fue sólo el punto de partida para seguir por muchos
caminos, para leer sobre muchos temas.
DR: Antes has mencionado a Tillich y Buber.
LP: Tillich y Buber eran mucho más de lo que normalmente
llamaríamos teólogos. Realmente eran psicólogos.
DR: ¿Cuál es la diferencia?
LP: Les interesaba la gente, no hablaban de temas. Al escu-
charles, a Tillich o a Buber, sentías que te hablaban directamente
a ti y no sólo sobre algo. El tipo de contacto que establecían era
esencial para sus teorías.
DR: ¿Puedes hablamos de la diferencia entre Alemania,
Sudáfrica, Nueva York y California?
LP: Cuando llegué a Nueva York la verdad es que no tenía
tiempo para descubrir cómo era y en qué era diferente. Tuve
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Celedonio Castanedo
que adaptarme muy rápidamente. Primero tenía que aclimatar
a mis hijos y buscarles una escuela y un sitio donde vivir. Empe-
cé a ejercer enseguida. Cuando llegamos, Fritz quería enseñár-
noslo todo y nos llevó de inmediato al Times Square, a Gimbels
y a Macy’s. Sencillamente fue horroroso. Fritz había contactado
con algunos artistas y ya escribía en colaboración con Paul. A
través de Paul nos pusimos en contacto con Paul McDonald.
(Es probable que Laura quiera decir con Dwight McDonald, un
crítico importante y el editor de la revista Politics hacia el final
de la década de los cuarenta y los cincuenta). Entré a formar
parte de un círculo donde me sentía como en mi casa.
DR: Si comparas el Berlín de los años treinta con la Nueva
York de finales de los cuarenta y los cincuenta, ¿en qué eran
similares y en qué eran diferentes?
LP: Había muchas diferencias. En Berlín uno ya estaba en un
velatorio. Y no tenía esa sensación aquí. Aquí, en cierta forma,
en la torre de marfil —con los conocimientos de los privilegia-
dos de las universidades— estaba más segura.
DR: ¿Y las diferencias?
LP: Encontré muy diferente la forma que tenían de aceptarme
como mujer intelectual. De hecho en todas partes —en Sudáfrica,
en Alemania y aquí— siempre me han visto como a un miembro
más de la pandilla de los chicos. Pero en Alemania y en Europa
es una farsa en gran medida. Los hombres no se olvidaban de
que yo realmente soy una mujer. Pero aquí de alguna manera lo
olvidaron. Recuerdo haber estado con Paul Goodman en una
fiesta que se hacía en una casa de la 9a. Avenida —un barrio
malo—. Era la una de la madrugada. Yo quería irme a casa y él
me dijo: “Yo te acompaño a abordar el autobús”. Fuimos juntos
hasta lo que supuse que debía ser la 8a. Avenida. Estuvimos allí
un rato parados, y llegó un autobús que iba en dirección opues-
ta de la que tenía que ir yo. Y Paul dijo “Allí está mi autobús”,
y subió. Y allí me quedé yo, a la una de la madrugada en ese
60
Laura Perls. Viviendo en los límites
barrio. No habría pasado una cosa así en Alemania. Pero la
verdad es que él no pensaba en mí como una mujer que a lo
mejor había que proteger.
DR: ¿Qué otras cosas influyeron en el desarrollo de la Tera-
pia Gestalt?
LP: Todos tomamos cosas de la filosofía oriental y su enfo-
que holístico.
DR: Cuando hablas de la filosofía oriental, ¿a qué te refieres
más concretamente?
LP: Al Budismo y a la literatura oriental traducida. Cuando
yo era joven había un poeta indio que ofrecía lecturas de sus
poesías por todas partes y nosotros también las leíamos.
Hermann Hesse escribía en la misma época y conseguíamos sus
obras en cuanto salían de la imprenta. Más tarde leí El Zen y el
arte del tiro con arco. También Oriente me dio ejercicios —los
movimientos de la danza moderna que se basan mucho más en
los movimientos y en el modo de ver las cosas orientales que en lo
que se había desarrollado en Occidente, o sea el ballet— que no
sirven de soporte para nada, sino que son algo así como el can-
to, que puede ser muy bello en sí.
DR: ¿Dirías que la forma en que utilizas tu cuerpo o tu respi-
ración...
LP: No es la forma de utilizar el cuerpo. Esto supondría un
enfoque parcial. Tú estás aquí arriba en tu cabeza y tienes un
cuerpo aquí abajo en alguna parte. La verdad es que el objetivo
es ser un cuerpo. Esto es algo que digo claramente en todos mis
talleres y en todos mis grupos: cuando eres un cuerpo, cuando
te sientes a ti mismo como un cuerpo, entonces eres somebody
(alguien). El idioma sabe lo que dice. Y cuando no tienes esto,
es muy fácil sentirse un nobody (nadie).
61
2. Charla para un Aniversario*
P
uedo decir a todos los que han venido aquí esta noche,
para celebrar el xxv Aniversario del Instituto de Terapia
Gestalt de Nueva York con nosotros, que son ustedes mis
queridos amigos.
Este es un feliz acontecimiento, para mí sobre todo, porque
veo cómo el experimento que empezamos hace 25 años con un pu-
ñado de gente, de gente de mucha entrega, y con un grupo re-
ducido de estudiantes y de pacientes que habíamos conseguido juntar
de cualquier manera, se ha convertido en un método de terapia
comprensiva, madura y en constante evolución que se enseña y se
practica no sólo en Estados Unidos sino en gran parte del mundo.
No quiero aburrirlos con una larga charla sobre los comien-
zos y la evolución de nuestro Instituto, pero sí que me gustaría
compartir con ustedes algunos recuerdos de la gente que estaba
cuando comenzamos. Cuatro personas con las que ya veníamos
trabajando Fritz y yo desde hacía unos cuantos años enseñaron
aquí en los comienzos del Instituto. Ellos fueron Paul Goodman,
Paul Weisz, Elliott Shapiro e Isadore From.
(n.e.i)
* Esta charla la escribió Laura Perls y la pronunció en la cena del xxv Aniversario
del Instituto de Terapia Gestalt de Nueva York. Se publicó por primera vez en el Volu-
men xiii, Número 2 (Otoño de 1990), The Gestalt Journal.
63
Celedonio Castanedo
La aportación de Paul Goodman a la Terapia Gestalt todavía
no se ha valorado lo suficiente. De hecho no existiría una teoría
—Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Perso-
nality— coherente de la Terapia Gestalt sin él. La segunda parte
de esta obra es un trabajo suyo en su mayoría y, afortunadamente
ya tenemos sus ensayos psicológicos completos, los cuales re-
flejan su desarrollo como teórico y como terapeuta Gestalt. Para
los que trabajamos con él y fuimos sus amigos, Paul está todavía
con nosotros, le rendimos homenaje en este día conmemorativo.
Al igual que Paul Goodman, Paul Weisz era un profesor nato.
Le nacían, sin esfuerzo alguno, comentarios, ideas, teorías y
chistes de su reserva inagotable de experiencia, imaginación
y conocimiento de temas tan dispares como la alquimia y la
bioquímica, la ecología y las matemáticas, los cuentos de hadas
y la filosofía, la cábala y el budismo zen. Si escribía, y sospe-
cho que sí lo hacía, no publicó nada. Como murió demasiado
joven, vive para siempre en la memoria de los que tuvimos la
gran suerte de trabajar con él —sus pacientes y sus alumnos en
Nueva York y en Cleveland, y sus amigos—.
Y luego está Elliott Shapiro, que impartió los primeros cur-
sos de Gestalt para profesionales de la educación, pero que tra-
bajó pocos años en el Instituto; después se comprometió hasta
tal punto con la problemática de la educación innovadora de
vanguardia y de la política de la educación que no le quedaba ni
tiempo ni energías para nosotros. Pero vive y goza de buena
salud.
Ralph Hefferline, que fue coautor de Terapia Gestalt, no tra-
bajó para el Instituto en plantilla. En aquella época es probable
que una colaboración muy estrecha con nosotros no encajara
bien con su trabajo académico. Ofreció unas cuantas charlas
como conferencista invitado y se mantuvo en contacto con no-
sotros, aunque sólo para enviamos pacientes y estudiantes, hasta
el año anterior a su muerte prematura.
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Laura perls viviendo en los limites 3a. ed.1-

  • 1.
  • 2.
  • 3.
  • 4. LAURA PERLS Viviendo en los límites
  • 5. El autor agradece el apoyo recibido por las siguientes personas e instituciones: Patxi Sansinenea del Centro de Psicoterapia Humanista de San Sebastián; Manuel Ramos del Instituto de Terapia Gestalt de Valencia; Héctor Salama del Centro Gestalt de México, José Pilar Guzmán y María Trinidad Cárdenas del Instituto Humanis- ta de Sinaloa; Lucero Ortiz del Centro de Psicoterapia de Cancón; Gabriela Munguía de la Universidad de Guanajuato; y Fernando García y Lorena Fernández del Centro de Investigación y Entre- namiento en Psicoterapia Gestalt “Fritz ” de Monterrey.
  • 6. LAURA PERLS Viviendo en los límites 3a. edición actualizada y aumentada Celedonio Castanedo Traducción y revisión técnica
  • 7. Primera edición: Promolibro, Valencia, 1994 Segunda edición: Plaza y Valdés, S.A. de C. V., 2001 Tercera edición: Plaza y Valdés, S. A. de C. V., 2004 Traducción de la edición inglesa: Living at the Boundary (1992) A Gestalt Journal Publication Copyright© 1992 State of Laura Perls Copyright © 1992 The Center for Gestalt Development Copyright © 1994 Celedonio Castanedo Secadas Copyright © 2000 Celedonio Castanedo Secadas ISBN 84-7986-078-2 © Celedonio Castanedo Secadas © Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Derechos exclusivos de edición reservados para Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita de los editores. Editado en México por Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Manuel María Contreras, 73. Colonia San Rafael México, D. F., 06470. Teléfono 5097 20 70 editorial@plazayvaldes.com ISBN: 968-856-976-3 Impreso en México / Printed in Mexico
  • 8. ÍNDICE Introducción a la primera edición española. Recordando a Laura Perls en el cuarto aniversario de su muerte.................................................................. 9 Celedonio Castanedo Introducción a la edición inglesa.................................................. 17 J. Wysong Introducción a la segunda edición castellana. Cómo cerrar asuntos inconclusos: recordando a Laura Perls en el décimo aniversario de su muerte.......................................................................................... 19 Celedonio Castanedo Primera Parte: Historia 1. Una conversación con Laura Perls....................................... 41 2. Charla para un Aniversario................................................... 63 Segunda Parte: Teoría 3. Cómo educar a los niños para la paz.................................... 73
  • 9. 4. Apuntes sobre la mitología del sufrimiento y el sexo ................................................................................... 81 5. El psicoanalista y el crítico .................................................. 95 6. Apuntes sobre la psicología del “dar y tomar” ................................................................................... 105 7. Apuntes sobre el soporte fundamental del proceso de contacto............................................................... 115 8. Dos casos de Terapia Gestalt............................................... 125 9. Una terapeuta Gestalt y su enfoque particular............................................................................... 145 10. Apuntes sobre la ansiedad y el miedo................................. 153 11. Algunos aspectos de la Terapia Gestalt............................... 157 12. Algunas observaciones sobre nuevos cambios 163 13. Visiones verdaderas y falsas de la Terapia Gestalt...................................................................... 173 14. Un taller con Laura Perls.................................................... 183 15. El compromiso..................................................................... 231 Epílogo Recordando a Laura Perls en el onceavo aniversario de su muerte. Segunda parte de Asuntos Inconclusos. Asuntos inconclusos, asuntos no iniciados, asuntos inesperados ................................................................................. 237 Anexo. La era Internet................................................................ 251
  • 10. Introducción a la primera edición española. Recordando a Laura Perls en el cuarto aniversario de su muerte Celedonio Castanedo Universidad Complutense de Madrid Verano de 1994 E l pasado año de 1993, del 22 al 26 de abril, The Gestalt Journal celebró el xv aniversario de su fundación con un congreso en Montreal (Canadá), en honor del cente- nario del nacimiento de Fritz Perls, acontecido en Berlín el 18 de julio de 1893. Como invitado especial asistió su hijo Stephen Perls (nacido en 1935), profesor de psicología de la Universi- dad de New México (Estados Unidos). Y siguiendo con la muerte, hace cuatro años fallecía en la misma ciudad que la vio nacer (Pforzheim, Alemania), Laura Posner Perls. Un día después de su muerte, la que fue figura de la Terapia Gestalt, era enterrada, se fue al fondo de la tierra que le dio vida. Así cerró Laura su ciclo existencial, con una retirada y un reposo final a la tierra de su pueblo natal. Los que tuvimos la suerte de conocerla y aprender de ella conocimos el rigor científico del enfoque gestáltico, que aplicaba en todas 9
  • 11. Celedonio Castanedo sus intervenciones individuales y grupales, su enorme espíritu de solidaridad, su gran preocupación social y su increíble y abne- gada voluntad de servicio al ser humano, unido todo ello a su personalidad atrayente, fuerte y estimulante, que ofrecía soporte a aquellos que lo necesitaban en los momentos más delicados. Su simpatía, humanismo y características personales conver- tían a Laura en una mujer carismática, comprometida con todo aquello que hacía, amiga de sus amigos e incapaz de sentir a nadie como enemigo. Su entrega, dedicación a los otros y su buen hacer han sido no sólo testimonio, sino estímulo para todos los que seguimos sus enseñanzas en los Institutos Gestalt de Nueva York (GINY) y Cleveland (GIC), lo que se refleja en un numeroso grupo de dis- cípulos que hemos continuado la escuela gestáltica que ella fun- dó, centrada en el autosoporte que se obtiene por medio del lenguaje corporal, enfatizando la importancia que tiene el conti- nuo del darse cuenta, el saber establecer los límites al contacto, el auto-darse el soporte que necesita recibir tanto el cliente como el terapeuta. Cuando Laura dirigía un grupo, transmitía lo que sentía y pensaba, lo expresaba con su cuerpo menudo, con su cara y con el tono de su voz. Sus ojos eran vivaces, alertas y sonrientes. Su comunicación era clara y abierta. Sin embargo, cuando se le pedía que comparase su estilo de trabajo terapéutico con el de Fritz, su rostro sufría una transformación y pasaba de ser una pequeña y dulce dama, que sonreía amablemente, a una mujer dura que respondía: “No me gusta su pregunta y no voy a responderle”. Sentía un gran respeto por Fritz, aunque había ‘ muchas cosas que no compartía con él, tanto en lo referente a la formulación de la Terapia Gestalt, como al estilo de vida. Su extraordinaria fuerza y los difíciles momentos existenciales que le correspondieron vivir la hicieron ser una mujer excep- cional que inyectó entusiasmo e ilusión a todos sus discípulos. 10
  • 12. Laura Perls. Viviendo en los límites Quizá los que tuvimos el privilegio de recibir formación tera- péutica de Laura podamos continuar su obra, aunque por mu- cho que nos esforcemos nunca podremos comparamos con ella. Entre sus muchas intervenciones en congresos científicos, una de ellas merece aquí ser destacada, fue en la Cuarta Confe- rencia Anual de la Academia Norteamericana de Psicoterapeutas, acontecida en 1959; allí se formularon nueve preguntas a cinco destacados profesionales (entre ellos Laura) que representaban cinco enfoques diferentes de psicoterapia. A una de las pregun- tas planteadas, “¿qué opina su escuela con respecto a la natura- leza básica del hombre y de qué manera esto afecta el proceso terapéutico?”, Laura respondió: [...] estoy profundamente convencida que el problema fundamen- tal, no sólo de la psicoterapia sino además de la vida misma, con- siste en volver aceptable la vida a un ser cuya característica reside en tener conciencia de sí mismo como individuo único, por un lado, y tener conciencia de su mortalidad, por el otro. Lo prime- ro le da una sensación de importancia avasalladora; lo segundo, miedo y frustración (L. Perls, 1973, p. 130). Para Laura el ser humano oscila entre estos dos extremos (el ser y el no ser, lo que significa el ser o la nada). La persona se encuen- tra suspendida en esta polaridad, vive en un estado de tensión y angustia inevitables de los que aparentemente no puede escapar. La personalidad de Laura Perls se ha proyectado en la comu- nidad científica y académica de la psicología y la psicoterapia, siendo reconocida como co-fundadora, junto con Fritz Perls, del movimiento psicológico que dio impulso e impuso vivir la existencia centrada en el “aquí y el ahora”. Fritz Perls en la prime- ra edición de su primera publicación, El ego, el hambre y la agresión: Una revisión del análisis freudiano (1944), recono- ce en el prólogo de la obra la contribución de Laura a la Tera- pia Gestalt, en estos términos: 11
  • 13. Celedonio Castanedo [...] al escribir esta obra recibí ayuda, estimulación y aliento de libros, amigos y profesores; y sobre todo de mi esposa, la Dra. Lore Perls. Las conversaciones que tuve con ella de los proble- mas planteados en este libro clarificaron muchas situaciones; ella ha aportado grandes contribuciones a este trabajo como, por ejem- plo, la actitud fingida (p. 5). Casi treinta años más tarde de la publicación de esta prime- ra obra de Terapia Gestalt, Hatcher y Himelstein, en The Handbook of Gestalt Therapy (1976), situaban a Laura entre los seis principales maestros que tuvo Fritz Perls. Los otros cinco fueron Freud, Reich, Friedlander, Gelb y Goldstein. En el mismo año de 1976, Jerry Kogan escribía en un artículo — “The Genesis of Gestalt Therapy”— que Laura fue una de las principales maestras que tuvo Fritz Perls. También Jack Gaines en su obra Fritz Perls: Here and now (1979), atribuye a Laura el honor de co-fundadora de la Tera- pia Gestalt. Siendo asimismo co-fundadora, con Fritz, y presi- denta del Gestalt Institute of New York. Unos años más tarde, con ocasión de su lxxv aniversario, Laura recibió el más alto reconocimiento a su labor profesional al publicarse un número especial en The Gestalt Journal (1980), de- dicado a ella en su totalidad. Esta publicación, editada por Daniel Rosemblatt, dio un gran impulso a su figura terapéutica, recibien- do testimonios de gratitud, por su obra, de terapeutas gestálticos de reconocido prestigio universal: Sonia y Edwin Nevis, Erwing y Mirian Polster, Joseph Zinker, Eric Marcus y otros. Doce años antes Fritz Perls había recibido un reconocimiento similar (Simkim, 1968), también en el lxxv aniversario de su nacimiento. Paul Goodman, otro de los grandes pilares olvidados de la Terapia Gestalt, dedicó a Laura su obra Growing up Absurd: Problems of Youth in the Organized Society (1965). Y sobre Goodman Laura ha dicho: sus aportaciones a la psicología huma- 12
  • 14. Laura Perls. Viviendo en los límites nista, en general, y a la Terapia Gestalt en especial, han sido desestimadas o ignoradas incluso por los mismos gestaltistas, cuando sin su contribución no existiría ninguna teoría coherente de Terapia Gestalt que mereciese una seria consideración. Un año después de su muerte The Gestalt Journal dedicó un número completo de su revista Contact (1991), a la memo- ria de Laura Perls. Conservo vivo en la memoria el grato recuerdo de la primera vez que vi a Laura, de esto hace ya dieciséis años; corría calu- roso el verano de 1978; me encontraba recibiendo formación en el Gestalt Institute of Cleveland (GIC). Laura llegaba por pri- mera vez de Nueva York a dirigir un grupo de encuentro. La expectación por verla trabajar era enorme; ella inicio el Taller con estas sencillas, directas, claras y rotundas palabras: “¿Quién quiere qué de mí?”. De los varios comentarios que hizo en esa ocasión, entre una intervención y otra, enfatizó que existían tan- tas formas de hacer psicoterapia gestáltica como terapeutas la practicaban, que cada uno tenía que encontrar y tener su estilo propio, respetando los fundamentos y los postulados teóricos planteados por el enfoque gestáltico. La última vez que vi a Laura fue en la primavera de 1985, en Cape Cod (Massachussetts); era la invitada de honor en el Con- greso Anual del Gestalt Journal. En uno de esos días me hice fotografiar con ella, fotografía que aparece en la contraportada de este libro. Ese día Laura estaba radiante de belleza: su cuerpo lucía con garbo, gracia y salero un largo vestido blanco; sus ojos reflejaban la dulzura y ternura que siempre la acompaña- ban. En algunas de mis obras (1983, 1990, 1997) la dedico el último capítulo de la misma: el cierre. Comparto plenamente este profundo pensamiento que Joseph Zinker —otro de mis maestros del GIC— escribió sobre Laura: “Me has enseñado que se tiene que aprender a viajar antes de 13
  • 15. Celedonio Castanedo pretender ser un guía. Que se necesita ser humano antes de enseñar a otros qué es el humanismo” (Zinker, 1980, p. 31). Asimismo, Zinker, en otro artículo publicado en The Gestalt Journal (1981), mantiene que incluso el término “Gestalt”, con- cebido como una forma de psicoterapia, procede de Laura. Fritz tomó la sugerencia de Laura y lo adoptó, dejando a un lado el anterior concepto —Terapia de la Concentración— que había uti- lizado en su primera obra (El ego, el hambre y la agresión, 1944). También March (1980), puso de relieve el aporte de Laura al nacimiento y crecimiento de la Terapia Gestalt, en un artículo que tituló con su propio nombre: “Laura”. Me siento deudor con Laura por varias razones, siendo la más poderosa las sabias enseñanzas recibidas de ella en las di- ferentes ocasiones que llegó a impartir y compartir sus valiosas destrezas de terapeuta en el GIC. Una forma de pagar esta deuda es hacer que su obra sea conocida por los lectores de lengua his- pana, lo que cumplo en gran parte publicando esta edición. La presente publicación de la obra de Laura Perls ha sido posible gracias a la autorización legal cedida por Harvey J. Platt, de la firma de abogados norteamericanos Salon, Marrow y Dickman, responsables de los derechos de Laura Perls. Asimismo, merece especial agradecimiento Joe Wysong, edi- tor de la revista The Gestalt Journal y también editor de la versión inglesa de esta obra (Living at the Boundary), quien generosamente me ha concedido el derecho de incluir su intro- ducción. Y, the last but not the least, agradezco la entusiasta colabo- ración brindada, en la difusión de la obra, por los directores de tres centros de formación de terapeutas gestálticos en los que colaboro: Manuel Ramos, del ITG de Valencia; Patxi Sansisenea, del CPH de San Sebastián, y Héctor Salama, del cgm de México. Todos ellos, junto con la Editorial Promolibro, hicieron posi- ble la edición castellana de esta obra. 14
  • 16. Laura Perls. Viviendo en los límites Hasta siempre Laura, que disfrutes de tanta paz y armonía como la que en vida transmitías a los que tuvimos el privilegio de conocerte. Aquí se podría decir de Laura lo mismo que dijo en su día el sacerdote que ofició el funeral de Carl Rogers: “Se- ñor, si nos escuchas como Laura lo hacía nos sentiremos re- compensados”. Referencias Castanedo, C. (1983), Terapia Gestalt: Enfoque Centrado en el aquí y el ahora, San José, Universidad de Costa Rica, 2a. ed. (1988), Herder, Barcelona. Gaines, J. (1979), Fritz Perls: Here and Now, Millbrae, ca, Celestial Arts. Goodman, P. (1960), Growing up Absurd: Problems of Youth in the Organized Society, Nueva York, Vintage/Random House. Traducción castellana (1971), Problemas de la ju- ventud en la sociedad organizada, Barcelona, Península. Hatcher, Ch., y P. Himelstein (eds.) (1976), The Handbook of Gestalt Therapy, Nueva York, Jason Aronson, Inc. Kogan, J. (1976), “The Genesis of Gestalt Therapy”, en Ch. Hatcher y P. Himelstein (eds.) (1976), The Handbook of Gestalt Therapy, Nueva York, Jason Aronson, Inc. March, R. (1980), “Laura”, The Gestalt Journal, 3(1), 143. Perls, F. (1944), Ego, Hunger and Aggression, Nueva York, Vintage Books. Perls, L. (1973), “El enfoque de una terapeuta gestáltica”, en J. Fagan e I. Shepherd (eds.), Teoría y técnica de la psi- coterapia gestáltica, Buenos Aires, Amorrortu. (1992), Living at the Boundary, Highland, Nueva York, The Center for Gestalt Development. 15
  • 17. Celedonio Castanedo Polster, E. y M. Polster (1973), Gestalt Therapy Integrated: Contours of Theory and Practice, Nueva York, Vintage Books. Traducción castellana (1976), Terapia gestáltica, Buenos Aires, Amorrortu. Rosenblatt, D. (ed.) (1980), “A Festschrift for Laura Perls: In Celebration of Her 75th Birthday”, The Gestalt Journal, 3(1). Simkin, J. S. (ed.) (1968), Festschrift for Fritz Perls, Los An- geles, CA, Celestial Arts. The Gestalt Journal (1991), “Laura Posner Perls. In Memory”, Contact, 2(1). Zinker, J. (1980), “Apperception Mass: My Grounding”, The Gestalt Journal, 3(1), 31. ----------- (1981), “Book Review, Gestalt Therapy: An Intro- duction”, en V. Van de Riet et al., The Gestalt Journal, 4(1), 75. 16
  • 18. Introducción a la edición inglesa L aura Perls prefería el intercambio directo a la palabra escrita. Durante más de cuatro décadas viajó a través de América del Norte y Europa, entrenando a profesionales de la salud mental y campos afines en la teoría y práctica de la Terapia Gestalt. Profesionalmente estuvo activa hasta poco an- tes de su muerte, a la edad de 85 años; continuó viajando y diri- giendo grupos de formación y supervisión en su consultorio del Upper West Side, en Manhattan. Laura Perls fue una mujer singular que tuvo gran impacto en la vida de todos aquellos que la conocieron. Nacida en Alemania, fue inspiración para aquellos a quienes formó desde que llegó a Estados Unidos, en 1947, después de ha- berse dedicado quince años a practicar el psicoanálisis en Sudáfrica. Una biografía de esta pionera extraordinaria, con raíces en la tra- dición del psicoanálisis, está preparada; pero estas páginas no son el marco para ella. Hemos decidido, en lugar de eso, empezar esta recopilación con la trascripción de una entrevista realizada por su amigo y profesional asociado Daniel Rosenblatt, Ph.D., y con la conferencia que ella pronunció en la comida que ofreció con ocasión del xxv Aniversario del Instituto de Terapia Gestalt de Nueva York. La entrevista con Rosenblatt tuvo lugar en la primavera de 1984, poco antes de su viaje anual de verano a Alemania, donde 17
  • 19. J. Wysong paseaba Laura por sus amados Alpes. Fue la más extensa entre- vista que Laura ha concedido, grabada originalmente en vídeo, y ha sido editada para su publicación. En la entrevista Laura detalla sus experiencias infantiles, su ju- ventud, su educación en Alemania y más tarde sus actividades pro- fesionales en Sudáfrica y en Estados Unidos. En la conversación alude específicamente a la historia del itg de Nueva York. En esta obra hemos identificado los dos primeros capítulos como per- tenecientes a su historia y los otros trece como parte de su teoría. Laura accedió a que publicáramos la edición inglesa de Vi- viendo en los límites poco antes de que dejara los Estados Uni- dos en el que fue su último viaje. Falleció poco después de llegar a su ciudad natal, Pforzheim, en Alemania. Fue imposible, por tanto, contar con la colaboración de Laura para la edición del manuscrito, por lo que soy el único responsable de los cambios efectuados. Viviendo en los límites ha sido pu- blicada en alemán por Edition Humanistische Psychologie, tradu- cida y editada por un amigo cercano de Laura, Milan Sreckovic. Ésta, no obstante, no es una re-traducción de esa edición. Con la excepción de “Cómo educar a los niños para la paz”, que fue escrito en alemán, los ensayos aquí incluidos fueron escritos en inglés y esta edición ha sido preparada a partir de los manuscritos originales. También tuve acceso a manuscritos inaccesibles para Sreckovic, de modo que este volumen contie- ne capítulos que no aparecen en la edición alemana. Me he abstenido de realizar cambios en los capítulos que han sido previamente publicados, los cuales aparecen como esta- ban originalmente. Además he incluido una reseña de la publi- cación al final de cada capítulo. Joe Wysong Highland, Nueva York, Otoño de 1991. 18
  • 20. Introducción a la segunda edición castellana. Cómo cerrar asuntos inconclusos: recordando a Laura Perls en el décimo aniversario de su muerte* No es verdad que el alma te pese. El alma no pesa; es aire y humo y seda. La noche es vasta. Tiene espacios para volar por donde quieras. José Hierro Premio Cervantes, 1998 U na de las principales fuentes de malestar psicológico en la gente es producida por los “asuntos inconclusos”, que aparecen cuando una persona se siente dolida, enojada, o resentida con otra persona y no encuentra la forma de superar estos sentimientos. En consecuencia, la experiencia es incom- pleta. Reteniendo esta experiencia incompleta y evitando el cie- rre la persona invierte gran parte de su energía, lo que hace que le quede poca energía disponible para hacer frente a nuevas si- tuaciones. * Conferencia pronunciada en la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Univer- sidad de Guanajuato, Guanajuato, Gto., México, el 13 de julio de 2000. 19
  • 21. Celedonio Castanedo Los asuntos inconclusos son básicamente producto de situa- ciones pasadas o conflictos intra-psíquicos no resueltos. Algunas manifestaciones de situaciones inconclusas son el resentimiento o la rabia no expresada en contra de los padres, hermanos, pa- reja, y otras personas significativas. Además, los asuntos incon- clusos son consecuencia del amor no expresado, la culpabilidad no resuelta, las acciones del pasado no aceptadas, etc. La no resolución puede implicar a otras personas o algunos aspectos de uno mismo. Cuando las personas no actúan adecuadamente para hacer un cierre, cuando no pueden olvidar las acciones que han ocurrido en el pasado, o cuando no aceptan las situaciones como son, son incapaces de funcionar de forma sana y enérgica. Recuerdo que una ocasión veía en psicoterapia a una joven que había solicitado su admisión en una Universidad. Al serle negada ésta entró en una profunda depresión. En la psicoterapia se de- tectó que su reacción emocional se basaba en la creencia de que si fracasaba no merecía ser querida. En su infancia, las únicas veces que esta joven había recibido muestras de cariño de su padre era cuando obtenía buenas notas escolares y ahora, al no conseguir entrar en la Universidad, sentía que lo mismo que le ocurría con su padre le pasaría con otros hombres: ninguno podría quererla. De ahí provenía su desesperación. La intensi- dad de su emoción era provocada por los sentimientos no re- sueltos hacia su padre. Algunas veces la tensión que mantiene el asunto inconcluso está encubierta, es decir, está protegida por las resistencias que bloquean el darse cuenta, de tal forma que la naturaleza misma de la tensión está enmascarada. Otras veces la tensión encuentra su expresión en el cuerpo produciendo trastornos psicosomáticos, como son las úlceras, los dolores fuertes de cabeza, el dolor de espalda, la artritis, o las crisis de asma (Rolf, 1977; Lowen, 1967, y Reich, 1949), trastornos todos originados por la retro- flexión que más adelante trataré. 20
  • 22. Laura Perls. Viviendo en los límites La salud psíquica, desde el punto de vista de la Terapia Gestalt, consiste en vivenciar la formación y el cierre de la figura; actua- lizarse en el sistema de valores; adquirir sabiduría, poder (en el sentido que da Carl Rogers a este concepto en su libro del mis- mo título), y amor; desarrollar el sistema de autosoporte (Laura Perls); ser responsable y auténtico, y, lo más importante, esta- blecer un buen contacto consigo mismo y con el entorno. La persona sana identifica lo que necesita en cada momento existencial y lucha con todas sus fuerzas para conseguirlo. Goldstein (1939) postuló que la satisfacción de necesidades, en cualquier nivel, proporciona el darse cuenta directo (formación de la figura) de otras necesidades o metas que significan reali- zaciones más elevadas. De ahí proviene la formulación “jerar- quía de necesidades” de Maslow y el concepto humanístico de autorrealización del mismo autor (Maslow, 1954). Por otra parte, la salud tóxica bloquea, impide, evita, inte- rrumpe la formación y el cierre de las Gestalten, lo que provoca ansiedad, depresión, resistencia al cambio, rigidez y control neurótico; se hacen intentos de manipular el ambiente, buscando obtener soporte del mismo, negando las experiencias persona- les con el uso de resistencias como la desensibilización, la pro- yección, la introyección, la retroflexión, la deflexión y la confluencia. Todas estas resistencias interrumpen o frenan el ciclo de la experiencia, e impiden al organismo establecer contacto sano con el entorno y consigo mismo. La madurez es un proceso que consiste en desplazarse de la dependencia a manipular el medio para obtener soporte, a darse autosoporte, autosostenerse. Para Laura alcanzar la ma- durez significa saltar de recibir soporte del medio al autosoporte. En palabras de Fritz: “a rascarse uno mismo sus propias pul- gas”. Aunque a veces es necesario, incluso para las personas sanas, aprender a manipular con eficacia, lo que puede ser una 21
  • 23. Celedonio Castanedo forma sana de sobrevivir en un medio que no ofrece suficiente soporte. Una persona sana puede elegir una conducta manipula- dora, cuando ésta le permite llegar a cierres satisfactorios, a dife- rencia del neurótico, que no se da cuenta de sus manipulaciones y los efectos de éstas sobre sí mismo. Cuando el ciclo de la experiencia se autointerrumpe es cuan- do se produce un asunto inconcluso. Es entonces cuando se acu- mula en el organismo la tensión que produce la Gestalt incompleta o inconclusa. En la autointerrupción algunas partes del cuerpo no se utilizan en su totalidad. Puede ser que un brazo y un puño hayan sido frenados para no golpear, una mandíbula no haya podido ser capaz de triturar, lágrimas a flor de piel no hayan podido brotar, los pulmones se bloqueen para no gritar, a la tripas no se las permita retorcerse de risa, y a la pelvis des- plazarse. En todas estas situaciones el paciente autointerrumpe el ciclo de la experiencia desviando la conducta y anulando las funciones de una parte de su cuerpo. El trabajo terapéutico mo- dalidad expresiva consiste en permitir la expresión de la con- ducta y al mismo tiempo retomar la parte corporal ausente. Por ejemplo, si un paciente retroflecta su rabia cerrando con fuerza su puño (acción de retroflectar) cuando está hablando de su jefe, puede ser invitado a hacer un trabajo en el que golpee un cojín (acción concreta) que representa a su jefe (interacción sim- bólica). Es así como la conducta corporal concreta conlleva el significado simbólico de expresar la rabia directamente al blan- co apropiado (simbolizado). En este caso puede ser que se rom- pan las reglas del introyecto: una voz interna que le dice “No expreses la rabia”. En ese momento el despertar de su rabia permite su expresión, así se completa el ciclo. En esta situación es importante que quede claro al paciente que este trabajo es simbólico y no se trata de darle permiso para que ejecute lite- ralmente la conducta de dar un puñetazo a su jefe. Él tiene que distinguir entre el acting out simbólico y la práctica de la ac- 22
  • 24. Laura Perls. Viviendo en los límites ción concreta; aprender la diferencia entre los bloqueos e inhi- biciones, por una parte, y el freno moral, por la otra. El cierre gestáltico se refiere a la tendencia inherente del ser humano a completar percepciones inconclusas o confusas (Ley de la pragnanz; por ejemplo, una letra hecha de puntos tiende a percibirse cerrándose los puntos como si éstos fueran una línea continua). El cierre se rige por el principio de que la gente lu- cha activamente para completar la percepción o acción y no está satisfecha hasta que lo consigue. Es un proceso de equili- brio. Una figura cerrada es mejor que una figura abierta. Una figura incompleta es una situación inconclusa. Uno de los más importantes apoyos que puede ofrecer el terapeuta es ayudar a las personas a confrontar los asuntos inconclusos, alrededor de los cuales están atascadas o bloqueadas. En una serie de experimentos realizados por Zeigamik (1938) y Ovsiankina (1976), se demuestra que la memoria de tareas incompletas o interrumpidas es dos o tres veces mayor que la memoria de tareas finalizadas. Lewin considera que las tareas finalizadas son Gestalte radas, en las que la tensión se ha retirado al satisfacer una meta. La tarea incompleta —situación inconclusa— crea tensión y deja a la persona insatisfecha. Ejem- plos de este fenómeno abundan en la vida cotidiana: los asuntos que exigen nuestra atención constante hasta que sean resueltos; los sentimientos bloqueados que no pueden ser expresados; un acontecimiento interesante que mientras eludimos su significa- do viene a nuestro recuerdo de vez en cuando. Los sentimientos no expresados a las personas importantes son asuntos inconclusos que a menudo están relacionados con situaciones de intimidad y control, y especialmente tienen que ver con el maltrato en la infancia o situaciones traumáticas del pasado provocadas por una persona importante (Greenberg et al., 1993). Las respuestas emocionales aparecen en la superfi- cie e interfieren con el funcionamiento psíquico mucho después 23
  • 25. Celedonio Castanedo de que el acontecimiento o la relación haya cambiado o finali- zado. La meta es tener acceso a la emoción primaria procesada y expresarla para reprocesarla. Unas sesiones de Terapia Gestalt con un paciente, tomadas de Greenberg y Paivio (1997, pp. 148-149), ilustran claramente el trabajo terapéutico que se realiza con un paciente que tiene un asunto inconcluso. En este caso el paciente es una persona de mediana edad que acude a terapia por el estrés y los conflictos emocionales que le proporciona tener que cuidar de su padre anciano, al que odia. La cólera y la impaciencia que siente ha- cia su padre le hacen irritable y colérico con sus propios hijos y teme que pueda llegar a tratarlos de la misma forma que su padre le trató a él. Tanto el terapeuta como el paciente están de acuerdo en que los resentimientos persistentes del pasado deter- minan sus emociones actuales y los conflictos con la familia. La sesión se inicia con quejas sobre la conducta del padre. El terapeuta desplaza la energía del campo externo del paciente para que hable de su experiencia interna, explicándole la nece- sidad de este cambio para lograr salir del atasco en que se en- cuentra. Sugiere al paciente que se desbloquee hablando desde su interior, en lugar de quedarse en la superficie de las cosas. Además, le pide permiso para hacerle reenfocar su experiencia interna cada vez que recurra a descripciones externas. Las in- tervenciones incluyen la evocación de recuerdos de numerosas experiencias de la infancia, cuando se sintió ofendido, dolido y rechazado por su padre. El terapeuta lo dirige hacia su expe- riencia interna de dolor y cólera, mientras explora estos recuer- dos vitales diciendo a su padre —sentado en la silla vacía de enfrente— lo que resiente. Esto le permite acceder a la expe- riencia primaria de cólera y a las necesidades incompletas. Por ejemplo, recuerda cuando estuvo esperándole un domingo du- rante horas para jugar fútbol con él, mientras su padre estaba en casa viendo la televisión y bebiendo cerveza con sus amigos. 24
  • 26. Laura Perls. Viviendo en los límites El paciente pudo expresar claramente esta emoción diciendo: “Resiento que me hicieras esperar de esa manera. ¡Cómo te atre- viste a hacerme esperar tanto!, tuviste tan poca consideración; resiento que en aquella ocasión tú prefirieras a tus amigos; siento rabia de todas estas situaciones, me merezco un padre que se interese más por mí”. En todas estas intervenciones se necesitó que el paciente imaginase a su padre en la silla vacía siendo más joven de lo que en ese momento era; “verlo” frágil y ancia- no hubiera inhibido la expresión de rabia del hijo. Como en muchas otras situaciones que implican relaciones vinculares, expresar resentimiento le permitió acceder al daño profundo que le producía la falta de atención afectiva de su padre. En una de las sesiones, después de expresar la rabia que sentía, dijo que nunca había recibido de él un abrazo de cariño. En ese preciso momento fue capaz de expresarle que esto era lo que más necesitaba. Además, reconoció que ahora ya adulto aún seguía necesitando que su padre le acariciase la cabeza y esto era lo que más rabia le daba. Acceder a estas necesidades no satis- fechas de aprobación, atención y afecto, le permitió reestructu- rar su propia percepción y la relación con su padre, suavizándola, llegando a ser más tolerante de las debilidades y limitaciones de su padre anciano. En otra ocasión, tuve en psicoterapia de familia a una joven y a sus padres, y ésta recriminaba a su padre que el día en que ella había nacido él no estuvo presente. Para Latner (1973) los asuntos inconclusos producen in- digestiones en el organismo. Nos atascamos con sustancias extrañas. Las Gestalten inconclusas son el resultado de nues- tra interferencia con un funcionamiento libre. Al bloquearse la toma de conciencia y disminuir la energía no podemos dedi- car mucho de nosotros a las nuevas situaciones. Careciendo de una participación total, las nuevas Gestalten son débiles e in- completas, acompañadas de emociones como el resentimiento y la preocupación. Y con el tiempo nos damos cuenta que hemos 25
  • 27. Celedonio Castanedo coleccionado una larga lista de situaciones incompletas; frases, afectos e impulsos no expresados, y sueños recurrentes. Lo mis- mo que cada Gestalt tiende al cierre, cada partícula de un asun- to inconcluso lucha para completarse. Todo lo que reprimimos tiende a salir a flote, aunque por sí solos nuestros impulsos no pueden reprimirse; únicamente se reprime su expresión. Nuestro equilibrio emocional, nuestra armonía, no puede lograrse y desarrollarse si no conseguimos identificar y cerrar las diferentes Gestalten de nuestra existencia. Este concepto de la Terapia Gestalt puede explicarse de la siguiente forma: desde el comienzo de nuestra existencia todos hemos tenido diversas ne- cesidades en diferentes niveles. Algunas de ellas han sido satis- fechas, lo que ha permitido a nuestro organismo crecer —física y psíquicamente—; otras no han sido satisfechas, entre éstas algu- nas pueden aún estar presentes en nuestra mente, lo que hace que una parte de nuestra energía se utilice tratando de satisfa- cerlas. Otras necesidades han sido olvidadas, reprimidas y, sin embargo, continúan ejerciendo presión sobre nuestro compor- tamiento y sobre nuestra forma de ser en el mundo. El objetivo de la Terapia Gestalt es que esas necesidades no satisfechas aparezcan a nivel del darse cuenta en el campo perceptual de la persona, lo que se consigue trabajando con las emociones que aparecen cuando surge este conjunto de cosas olvidadas (deja- das en el “baúl de los recuerdos”) y que, sin embargo, aún están activas. Se necesita que los asuntos inconclusos retomen su for- ma específica en la totalidad del organismo —cuerpo, emoción, mente—. La Terapia Gestalt pretende que el paciente se dé cuenta que tiene necesidades insatisfechas, que las identifique y que las reviva emocionalmente en las sesiones de psicoterapia. Cualquier Gestalt incompleta es un asunto inconcluso que requiere su cierre o resolución. En general, como he menciona- do, estos asuntos inconclusos tienen la forma de sentimientos o emociones no resueltos o inexpresados. Los pacientes que acu- 26
  • 28. Laura Perls. Viviendo en los límites den a Terapia Gestalt son invitados por el terapeuta a experi- mentar con asuntos inconclusos. En los grupos de encuentro, focalizados en la persona, si el asunto inconcluso es un senti- miento (amor-odio, afecto-desafecto) no expresado por un par- ticipante a otro o a otros miembros del grupo, se pide a aquél que lo exprese directamente ante la persona o personas. Los resentimientos son los sentimientos más frecuentemente no expresados. Estos resentimientos pueden expresarse a la perso- na con frases que inician con “Resiento de ti...”; “me disgusta de ti...” Toda interrupción o bloqueo en el ciclo de la experiencia significa dejar una necesidad insatisfecha o un asunto inconclu- so. Las interrupciones de una persona en dicho ciclo impiden que ésta lo finalice e inicie otro. En ese momento la energía se concentra en la fijación o el bloqueo. El encuentro terapéutico tiene como objetivo que el paciente salga de esa fijación y logre avanzar hasta la resolución o cierre de esa Gestalt. El aporte más importante del ciclo en el campo de la psicoterapia consiste en su utilización dentro del proceso terapéutico. Siguiendo el re- corrido de las fases del ciclo, el terapeuta trata los asuntos in- conclusos que emergen en cada sesión. Cualquier situación existencial con la que tenga que trabajar el terapeuta (duelos no resueltos, pesadillas, polaridades, vacíos existenciales, etc.) pue- de ser manejada eficazmente cuando éste inicie el encuentro con la sensación (primera fase del ciclo) de la situación, avanzando hasta llegar a darse cuenta de lo que es figura de su existencia en ese momento, el aquí y el ahora, movilizando la energía, para después descender a la fase de la acción, llegando a establecer contacto, y, por último, al cierre. Con esta modalidad gestáltica cada asunto o situación es tratado como un ciclo de la expe- riencia. Los ciclos son parte del todo que es la persona. En consecuencia, los diferentes ciclos forman una gran Gestalt o la totalidad de la experiencia de la persona. 27
  • 29. Celedonio Castanedo Lo que a continuación transcribo de una intervención tera- péutica ilustra la aplicación del ciclo: Se trata de una joven que me solicita ayuda para resolver un asunto inacabado: el dolor no resuelto por la pérdida de su hermana, muerta recientemen- te. La paciente me relata que vive una gran angustia por las noches a la hora de acostarse, con mucho miedo al apagar la luz de la habitación y quedarse a oscuras. Además, en sus sueños repe- titivos aparece su hermana muerta en el ataúd. Ella quería evi- tar esta pesadilla alejando las imágenes visuales internas que acudían constantemente a su mente todas las noches. Con esto no solamente no lo conseguía, sino que paradójicamente ocu- rría lo contrario: las imágenes aparecían cada vez con mayor frecuencia en su mundo onírico. Vivía obsesionada con la muerte de su hermana, reprochándose repetidamente el no haberse des- pedido de ella en vida. Al iniciar la sesión pedí a esta joven que cerrase los ojos y construyera una imagen visual de su hermana en la que la “viese” viva, que estableciera un encuentro con ella. En esa primera fase del ciclo la joven se resistía a “ver”, a sentir, desensibilizándose, sin poder “ver” ninguna imagen de su hermana en el pasado. Continuando con la intervención apa- gué la luz de la sala de terapia y comencé una fantasía dirigida en la que por aproximaciones sucesivas la paciente iba reviviendo la muerte de su hermana, fantasía que se iniciaba con una despedi- da de su hermana aún viva. En esa despedida ella le decía a su hermana todo lo que no le había dicho antes. Después de esto se despidió de ella con un adiós. En seguida “vio” a su hermana en el ataúd, “fría y muerta” (según sus propias palabras). De inmediato la confronté con el día del entierro, y de nuevo ella se despidió de su hermana, cuando ya estaba en la capilla dentro del féretro, y por última vez cuando era enterrada en el nicho del cementerio. Terminada esta fantasía dirigida, repetí el experimento del ini- cio de la sesión (despedida), y esta vez cuando ella estaba fijan- do su mirada hacia arriba y a su derecha “vio” a su hermana en 28
  • 30. Laura Perls. Viviendo en los límites forma de nube en algún lugar que ella creía era el cielo. Mo- viendo su mirada hacia la izquierda recordó a su hermana cuan- do las dos eran pequeñas, un día en que estaban en la escuela. Después, explorando el área sensorial auditiva y uniendo am- bas experiencias, la de la nube y la de la escuela, ella “oyó” en el sonido de las nubes las palabras que su hermana le decía el día recordado en que estaban juntas en la escuela. Se supone que construir y reciclar imágenes visuales y auditivas, como se hizo en este último experimento, se debió a los efectos produci- dos por la fantasía dirigida que la confrontó con lo mismo que ella quería evitar: ver a su hermana muerta. En esta sesión el momento emotivo más intenso lo vivió cuando en el cementerio se despidió por última vez de su hermana. Unos meses más tar- de la encontré y me comunicó, con gran satisfacción, que las pesadillas que antes tenía con la muerte de su hermana habían desaparecido por completo de sus sueños y que ya podía dormir con la luz de su habitación apagada, lo que confirma la resolu- ción de este asunto y además ¡el ahorro energético reflejado en el pago de la factura de la luz! En un taller de grupo de encuentro, al finalizar la fantasía “encuentro con el hombre sabio”, una participante quiso com- partir con el grupo su experiencia: el hombre sabio que había aparecido en su fantasía era su abuelo paterno; había hablado con él y le había preguntado por qué había muerto tan pronto, cuando ella tenía únicamente cinco años, por qué la había aban- donado si ella tanto lo necesitaba, a lo que el hombre sabio respondió mirándola fijamente a los ojos: “Todo lo que nace muere, antes o después”; dicho esto ella lo abrazó y se despidió de él, cerrando así un asunto que tenía pendiente ¡desde hacía más de 25 años! A lo largo de este trabajo he mencionado infinidad de veces la importancia que tienen las resistencias que se dan en el ciclo de la experiencia, cuando se trabaja con asuntos inconclusos. 29
  • 31. Celedonio Castanedo Por consiguiente, considero que es conveniente aclarar qué sig- nificado tienen estas resistencias en el campo de la Terapia Gestalt. El ciclo de la experiencia fue inicialmente descrito por Perls, Hefferline, y Goodman (1951), en cuatro subfases de contacto: precontacto, contacto, contacto final y poscontacto; por ejem- plo, estrechar la mano o dar un abrazo a otra persona. En los últimos cincuenta años el Gestalt Institute of Cleveland (GIC) ha desarrollado, en especial uno de mis maestros del GIC (Zinker, 1977), el ciclo en seis fases con sus correspondientes interrup- ciones o resistencias. El ciclo se inicia con sensaciones que proporcionan el dar- se cuenta de lo que está ocurriendo tanto interna como externa- mente a la persona; implica el uso de los cinco sentidos: auditivo, visual, táctil, olfativo y gustativo. Asimismo, esta fase incluye las sensaciones propioceptivas (al interior de la piel) de los sue- ños, pensamientos, etc. La desensibilización es la resistencia que impide el uso de los referidos sentidos y sensaciones. Como todas las resisten- cias, en algunas situaciones pueden tener ventajas y en otras desventajas; pueden ser biopositivas o bionegativas; por ejem- plo, la desensibilización al dolor físico o emocional puede ser útil o desastrosa, depende del contexto en que se sitúe. Es disfuncional si su uso es general, si se convierte en un estilo de vida. Por otra parte, algunas personas tienen dificultades al ser sensibles en exceso e incapaces de desensibilizarse. Otras tie- nen dificultades al ser insensibles a las señales sensoriales in- ternas y externas. De la fuerza de las sensaciones depende la naturaleza del darse cuenta (segunda fase del ciclo). Este darse cuenta deter- mina la naturaleza de los estímulos cercanos; por ejemplo, cuan- do una persona es tocada o tiene sensaciones propioceptivas dentro de la piel. El darse cuenta está compuesto de una alta 30
  • 32. Laura Perls. Viviendo en los límites conciencia de las sensaciones, las acciones, los sentimientos, los pensamientos, la memoria, los planes, el self interno y externo de los otros y del ambiente en general. A medida que la habilidad a concentrarse aumenta, existen más posibilidades de formar figuras que guíen hacia la satisfacción de las nece- sidades. El darse cuenta puede bloquearse con la proyección, una ten- dencia a responsabilizar al ambiente (objetos y personas) de lo que uno es. La persona que proyecta desarrolla suposiciones basadas en sus fantasías y no reconoce que ella misma crea esas suposiciones. La persona envía al entorno partes de sí mis- ma que no desea aceptar. A menudo las proyecciones son el resultado de las introyecciones, se dan en personas que no pue- den aceptar sus emociones y acciones, el “no se debería” sentir o actuar de esa forma. No todas la proyecciones son neuróticas: pla- nificar es una forma sana de proyectarse al futuro. La persona que planifica y se da cuenta se sitúa en la situación futura, proyectán- dose en otro ambiente y analizando las consecuencias. Todas las resistencias se convierten en neurosis cuando son inapropiadas y crónicas. Proyectarse uno mismo en otra persona con empatia, comprendiéndola, es saludable y funcional cuando hay concien- cia de los límites y se aprecian las diferencias. Los paranoicos racionalizan sus proyecciones, no aceptan su agresión hacia los otros; por lo tanto proyectan esas emociones a otra persona, grupos, o entorno. Perciben que otros les persiguen, les quieren hacer daño, e incluso que les quieren destruir. El paranoico ra- cionaliza esta situación creada por su imaginación. Al concentrarse en la toma de conciencia se moviliza la ener- gía necesaria para satisfacer las necesidades. En este contexto la movilización de energía significa la habilidad que tiene la persona para ejecutar el trabajo. La eficacia de esta energía está determinada por la habilidad que tenga la persona para concen- trarse en el darse cuenta de sus diferentes sensaciones. 31
  • 33. Celedonio Castanedo Pero la energía se bloquea con la aparición de la introyección: la persona se ve a sí misma como parte del entorno que ha inge- rido pero que no ha asimilado. Para crecer y desarrollarse la persona necesita desestructurar, digerir y asimilar todo lo que ingiere del entorno. Al desestructurar y destrozar el material extraño, éste forma parte de la persona. El alimento, como los introyectos, tiene que ser digerido para que sea nutritivo y se convierta en fuente de energía y crecimiento. No solamente las sustancias alimenticias y la energía tienen que ser asimiladas para que se conviertan en fuente nutritiva, también las ideas. Digerir alimento e ideas son dos procesos similares; por ejem- plo, un niño que se traga un pedazo de carne sin desestructurarlo, es decir, sin masticarlo, introyecta un cuerpo extraño en su apa- rato gastrointestinal que aparecerá en sus heces sin haberse nutrido, por tanto, con esa sustancia alimenticia. De la misma forma, las creencias, las reglas, la autoimagen, etc., son fre- cuentemente absorbidas o introyectadas. La persona que introyecta puede tener dificultades para asimilar el cambio que significa desarrollar adaptaciones creativas al entorno. El proto- tipo de persona que introyecta no desea que se den cambios en su existencia. Asimismo, tampoco aprende de la experiencia, para lo cual es necesario extraer todo lo nutritivo que tiene la experiencia, contactándola. Las fases sensación-darse cuenta-energía implican bási- camente un cambio en la percepción de uno mismo y/o un cambio en la percepción del mundo que nos rodea, que es principalmente contingente a la habilidad de la persona a con- centrar su darse cuenta en sus sensaciones. Todas estas fases no las puede observar más que la persona misma. De la movilización de la energía se llega a la fase denomi- nada acción. Es aquí cuando por medio de comportamientos adecuados y habilidades sociales surgen las respuestas moto- ras que permiten entrar en contacto con el entorno para satis- 32
  • 34. Laura Perls. Viviendo en los límites facer las necesidades. La acción puede interrumpirse por medio de la retroflexión. La persona que retroflecta se hace a sí misma lo que quisiera hacer a las otras. Una persona frus- trada que siente agresión hacia los otros dirige la agresión ha- cia sí mismo y se autoculpa. Si es incapaz de expresar amor y ternura a los otros se lo expresa a sí mismo. La energía que debería canalizarse hacia fuera para afectar el entorno es diri- gida internamente hacia sí mismo. En resumen, el retroflector se hace a sí mismo lo que desearía hacer a los demás o lo que quisiera que le hagan. El opuesto de la retroflexión es la proflexión. El proflector hace a la otra persona lo que desea que ésta le haga. Contacto es el resultado del proceso integrador de las sensa- ciones, el darse cuenta de las sensaciones, la movilización de la energía y la conducta motora. Contacto es mucho más que simple- mente tocar, alcanzar algo o a alguien. La persona responde a una figura de interés y se involucra activamente con esa figura. Ambas, la figura y la persona, se transforman por medio de ese compromiso. El contacto no implica precisamente alcanzar una meta. Es un compromiso de lo que es posible en la interrelación organismo-ambiente. El contacto se da en un punto en que se alcanza el conocimiento del cómo, cuándo, dónde y de qué for- ma una necesidad puede ser satisfecha. El contacto con otra/s persona/s puede evitarse cuando se utiliza la deflexión que es una forma de despersonalizarse. A veces el humor puede utilizarse para distraer fuertes emociones en una interrelación o para evitar conversaciones que generan emociones no deseadas como la rabia o la cólera. Algunas per- sonas deflectan utilizando una gran cantidad de palabras sin decir nada (modalidad lingüística estilo Cantinflas). Otras per- sonas reducen miserablemente el discurso. El contacto puede convertirse en una fijación si se produce la confluencia-, en ese momento no hay retirada de la fuente de 33
  • 35. Celedonio Castanedo contacto. Perls concebía la confluencia como una resistencia en que la persona pierde la habilidad de diferenciar entre su self y lo que no es su self, no pone límites entre sí mismo y el ambiente, siente que ambos son uno, confluye con el entorno, no distingue las partes de la totalidad, es incapaz de ver la diferencia entre sí mismo y el resto del mundo. Las relaciones interper- sonales sanas requieren diferenciación entre las personas. El contacto es una experiencia de la que se puede extraer un valioso significado. La resolución es el acto de extraer este significado y reconocer que la situación se cierra o se com- pleta. El aprendizaje se produce extrayendo el significado del contacto con el entorno. Es un aprendizaje del organismo, que incluye, aunque no se limita, el cognitivo: se retira la aten- ción de la figura. En cierta forma esta figura desaparece, se destruye. El ciclo se completa y lo que ha sido aprendido, con esta experiencia, forma parte de la persona y está disponible para que lo utilice en cualquier otro momento. Así el organismo entra en reposo y se prepara a iniciar otro ciclo con nuevas sensaciones. Este es el mundo existencial de la Gestalt: abrir y cerrar constantemente Gestalten mientras la vida exista. Cerramos aquellos asuntos inconclusos que nos quitan energía física y psíquica, y nos centramos en resolver nuevas situaciones que le den significado a nuestras vidas. Por otra parte, encontrarse en esta mágica ciudad que es Guanajuato, con sus enigmáticos túneles mineros, que se ase- mejan en su misterio a la caverna de Platón, y no dedicar unas palabras a la vida y obra de Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616), el gran genio de las letras españolas, representaría una falta grave de consideración hacia el fervor cervantino que se siente y respira en esta ciudad, en la que un día como ayer, en 1605, llegaron a México los primeros ejemplares de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra que se lee 34
  • 36. Laura Perls. Viviendo en los límites en su totalidad, desde hace cuatro años, en el anfiteatro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Inicia la lectura (“En un lugar de la Mancha...”) el último Premio Cervantes, Jorge Edwards,* leyó tres minutos y la continuaron personalidades del mundo político, académico, artístico y todas las personas que estuvieron presen- tes en el acto y que lo desearon. Es una lectura maratónica de 48 horas sin interrupción. Generalmente esta lectura de El Qui- jote y la entrega del Premio Cervantes se realiza el mismo día que falleció Miguel Cervantes en Madrid, el 23 de abril. Sin embar- go, como en ese día ese año se celebraba el Domingo de Resu- rrección, se adelantó la lectura unos días (se inició al mediodía del 12 de abril). Paradójicamente ese año el mismo día en que fallece Cervantes resucita Jesucristo, lo que explica la fuerza de los opuestos vida-muerte. Otra polaridad se da entre las marcadas diferencias físicas y psíquicas de los dos personajes principales de su obra; el Qui- jote, caballero de la triste figura, y Sancho, irónico, tan lleno de sabiduría popular, que se podría decir que representa al propio Cervantes herido de melancolía. Sin lugar a dudas leer El Qui- jote ensancha la mente y enriquece la conciencia del lector. Como cierre de esta conferencia y siguiendo con fechas in- mortales, enfoco ahora otro asunto: este año se cumple el 95 aniversario del nacimiento de Laura Perls y exactamente un día como hoy se cumplen diez años de su muerte. Laura, cofundadora con Fritz Perls de la Terapia Gestalt mi maestra, la que me * En el año 2000 el Premio Cervantes de Literatura 1999 lo recibió Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931), el 24 de abril, de manos del rey de España, en la ciudad que vio nacer a Cervantes (Alcalá de Henares). Este escritor es el primer chileno al que se otorga este galardón literario, el más prestigioso de la lengua española. Edwards es autor de dos libros de memorias, Persona non grata (1973) y Adiós, poeta (1991). Esta última obra ganó el III Premio Comillas de Biografía, es un retrato muy personal de Pablo Neruda, con el que trabajó en la embajada chilena en París. Su última novela es Sueño de la historia. 35
  • 37. Celedonio Castanedo enseñó a estructurar la Gestalt de mi personalidad, una perso- na que siempre vivió en los límites existenciales y nunca perdió el equilibrio: dominaba el arte del autosoporte, afirmaba que para ser navegante hay que saber navegar, y haber navegado muchas millas. Quienes tuvimos el privilegio de conocerla, com- partir su tiempo y su afecto, podemos refugiarnos ahora en el eco escrito de su voz y proteger así, de las sombras del olvido, la memoria de esta maestra excepcional de la psicoterapia, de la que conservamos el recuerdo emocionado de sus gestos y el tesoro de su obra. Laura, dondequiera que estés en este mo- mento: gracias por haberme permitido conocerte. Asimismo, agradezco a la Universidad de Guanajuato por ha- berme invitado a impartir esta conferencia, y a ustedes su grata presencia. Referencias Castanedo, C. (1993), “Terapia Gestalt: El ahora y el cómo”, en C. Castanedo (coord.), Seis enfoques psicoterapéu- ticos, México, D. F, Manual Moderno. (1997a), Terapia Gestalt: Enfoque centrado en el aquí y el ahora, Barcelona, Herder, 3a. edición. --------- (1997b), Grupos de encuentro en Terapia Gestalt: De la silla vacía al círculo gestáltico, Barcelona, Herder, 2a. edición. Geenberg, L. S. y S. C. Paivio (1997), Working Emotions in Psychotherapy, Nueva York, The Guilford Press. Goldstein, K. (1939), Organism. Nueva York, American Book Co. Latner, J. (1973), The Gestalt Therapy Book, Nueva York, The Julian Press. Lowen, A. (1967), The Betrayal of the Body, Londres, Collier MacMillan. 36
  • 38. Laura Perls. Viviendo en los límites Maslow, A. (1954), Motivation and Personality, Nueva York, Harper. Ovsiankina, M. R. (1976), “The Resumption of Interrupted Activities”, en J. de Rivera (ed.), Field Theory as Human Science, Nueva Yok, Gardner Press. Perls, F., P. Hefferline y R. Goodman (1951), Gestalt Therapy. Excitement and Growth in the Human Personality, Nueva York, Julian Press. Perls, Laura (1994), Viviendo en los límites, Valencia, Promo- libro. Edición española de Living at the boundaries (1991). Revisión técnica hecha por Celedonio Castanedo. Reich, W. (1949), Character-Analysis, Nueva York, Noonday Press. Rolf, I. (1977), “What's Rolfing About?”, Bulletin of Structural Integration, 6(2), 1-7. Zeigamik, B. (1938), “On Finished and Unfinished Tasks”, en W. D. Ellis (ed.), A Source-Book of Gestalt Psychology, Nueva York, Harcourt Brace. Zinker, J. (1977), The Creative Process in Gestalt Therapy, Nueva York, Vintage. 37
  • 39.
  • 41.
  • 42. 1. Una conversación con Laura Perls* Daniel Rosenblatt (DR): Vas a partir hacia Europa dentro de un mes, ¿qué vas a hacer allí? Laura Perls (LP): Voy a realizar tres talleres en mí ciudad natal, Pforzheim. Un joven terapeuta gestáltico se trasladó allí y compró una casa, justo al doblar la esquina de la calle, donde se encuentra la vivienda de los amigos con los que estoy y visito cuando voy allá. Esto es muy cómodo para mí, no tengo que utilizar el coche, sólo caminar unos metros. Cinco minutos, aproximadamente. DR: ¿Cómo te sientes al volver a Pforzheim? LP: Tenía que hacerlo de nuevo. Me sentía atemorizada las dos primeras veces que volví allí: después de no haber estado desde 1933, y otra vez, un par de días, en 1957. Pero ahora me siento en casa de nuevo. De hecho, son los únicos viejos amigos que todavía conservo, amigos de mi generación que me cono- cieron cuando yo era una niña y que conocieron a mis padres y a mi familia. Así que son como una familia. Nota de la edición inglesa (n.e.i.) * La grabación original de esta conversación se realizó en cinta de vídeo, en la primavera de 1984, y la editó Joe Wysong. Se publicó por primera vez en el Volumen xiv, Número 1 (primavera, 1991), The Gestalt Journal. La entrevista fue realizada por Daniel Rosenblatt, un viejo amigo y colaborador de la Dra. Perls. 41
  • 43. Celedonio Castanedo DR: ¿Cuáles son las diferencias que consideras que existen entre la Alemania de hoy y la de tu infancia? LP: Por supuesto Frankfurt. Cuando yo era estudiante, era la Universidad más vanguardista de Alemania y tal vez de Europa. Todos los profesores en la Facultad perdieron sus puestos in- mediatamente cuando Hitler tomó el poder; muchos de ellos, inmigraron a Nueva York y pusieron en marcha la universidad en el exilio, que se mezcló con la nueva escuela. Estaban entre ellos Kurt Goldstein, Max Wertheimer y Martin Buber. DR: Bien, todos ellos son personas importantes para la Tera- pia Gestalt. LP: Es cierto. DR: Y su desarrollo. LP: En la Universidad de Frankfurt es donde yo realicé todos mis estudios de psicología. DR: Ciertamente, uno de los puntos en los que la gente está muy interesada, es en los antecedentes de la Terapia Gestalt, y acabas de mencionar tus propios antecedentes respecto a la psi- cología en Frankfurt. LP: Bien, yo llegué relativamente tarde a la psicología. Pri- mero fui estudiante de derecho y economía, pensaba que debía ingresar en la familia de la abogacía. Era muy novedoso en esa época. Fui una de las primeras mujeres que ingresaron en la escuela de derecho. Pero entonces yo estaba interesada y real- mente motivada en los aspectos psicológicos de mis estudios. Así que cambié. Actualmente tengo aversión a las leyes de igual manera que la tengo a la actividad de los negocios que tanto apreciaba cuando era niña. El negocio familiar estaba en la planta baja y la vivienda en el piso superior, y yo bajaba todos los días cuando tenía dos o tres años y ayudaba. Una vocación (risas). Entonces nació mi hermano y nunca lo volví a hacer. DR: Así que tú odiabas la temprana experiencia comercial. LP: Sí, la odiaba. 42
  • 44. Laura Perls. Viviendo en los límites DR: Y apartaste de tu lado tu experiencia en leyes. Hay un aprendizaje temprano que tú has tenido, que fue importante: música, literatura. LP: La música fue lo más importante. Mi madre la interpre- taba bastante bien, y yo la oía desde la cuna. Empecé a tocar cuando tenía cinco años. Yo era capaz de leer notas antes que otra cosa. Tocaba con ella a cuatro manos. En la época en que yo tenía doce o catorce años, tocaba mejor que ella. Pero estaba más interesada realmente en filosofía, idiomas y psicología, toda esa clase de cosas. DR: Hablabas de la música como un aprendizaje temprano. ¿Cómo piensas que ha influido eso en tu trabajo como terapeu- ta Gestalt? LP: Está unido con el trabajo corporal que yo hacía desde el principio. Primero cuando tenía unos ocho años. Y más tarde con diferentes escuelas de ritmo y danza moderna, con las que he estado en contacto a lo largo de toda mi vida. Todavía sigo haciendo algunos ejercicios que me mantienen en forma, los estoy practicando con muchos de mis grupos de formación, pienso que son uno de los soportes esenciales. DR: Nunca trabajaste personalmente con Wilhelm Reich; Fritz lo hizo y habló de la armadura corporal, ¿recuerdas haber he- cho entonces algunas conexiones entre lo que él hablaba y lo que tú tenías de experiencia y conocimientos? LP: Bueno, lo incorporé rápidamente como una materia del curso, y también vinculado al concepto de Goldstein: el orga- nismo como una totalidad. DR: Has mencionado anteriormente al cuerpo como un siste- ma de soporte. ¿Quieres decir algo más acerca de cómo se con- juga con la idea del organismo como una totalidad? LP: Detrás de lo que yo soy está la coordinación y la alinea- ción; así que la mayor parte del soporte, en el movimiento y en el funcionamiento, proviene del modo de sostenerme en el suelo 43
  • 45. Celedonio Castanedo y de la respiración, de esa forma la parte superior del cuerpo puede quedar libre para la orientación y la manipulación. Si uno ha de mantenerse a sí mismo derecho sobre los hombros y el cuello, y tiene algún tipo de bloqueo aquí (gesticula en el área del cuello), entonces no es realmente libre. DR: Así que lo que estás demostrando son los diferentes pun- tos en los que si no te das a ti mismo tu propio soporte, puedes llegar a desarrollar trastornos e interferencias. LP: Correcto, toda interferencia adquirida es parte del siste- ma muscular voluntario. Esto lo conocemos con mayor detalle a partir de Reich, pero yo lo sabía bastante antes a raíz de mi experiencia en la danza. DR: Una de las cosas que creo recordar es que cuando men- cionas el desarrollo de interferencias o bloqueos en el sistema muscular voluntario, es porque sostienes la teoría de que las emociones tienen una respuesta muscular específica, como el disgusto y la rabia la tienen visceral. ¿Cuánto de esto lo man- tienes todavía, o lo has modificado en alguna medida? LP: La respuesta automática primaria sucede si tú te tragas algo que no es digerible, entonces lo expulsas o lo vomitas. Y esto configura una pauta para que cuando te tragues cualquier otra cosa —como nosotros decimos— mental, intelectual o emocional, la introyectes. Freud pensaba que uno aprende a través de la intro- yección. Pero eso es un aprendizaje muy limitado, aplicable a las etapas más tempranas del desarrollo humano. La pauta se estable- ce por medio de la forma en la que tú te manejas con el alimento sólido: cómo lo masticas, cómo lo tragas, cómo lo digieres... DR: Esa es una de las aportaciones que tuvo para mí la Tera- pia Gestalt, que tú y Fritz hablaban de la necesidad de destruir. LP: Yo uso la palabra desestructuración en su lugar, porque destrucción siempre implica alguna clase de hostilidad, mien- tras que la desestructuración y la reestructuración son dos fuer- zas cinéticas mediante las cuales uno crece. 44
  • 46. Laura Perls. Viviendo en los límites DR: Voy a ser más literal y me ceñiré al proceso de mastica- ción, y aunque técnicamente tú estás desestructurando, lo que realmente estás haciendo es tomar un alimento sólido y despe- dazarlo con los dientes. LP: Eso fue desarrollado en Ego, hambre y agresión. DR: Yo recuerdo que quedé impresionado con el concepto de encontrar un modo de tomar algo y triturarlo o romperlo, deses- tructurarlo para destruirlo, que algo bueno pudiera salir de ello. No era exactamente una clase de ceguera, hostilidad, acto de ra- bia, sino un paso necesario para alcanzar otra clase de integración. LP: Fue algo que empezó a interesarme en Berlín, cuando tuve mi primer hijo. Me interesó y efectué algunas investigacio- nes sobre la alimentación y el destete de los niños. DR: Bueno, esa fue una de las primeras bases del pensamien- to psicoanalítico tradicional. LP: Fritz amplió mis notas en una conferencia que pronunció en el Congreso Internacional de Psicoanálisis, en 1936, en Marienbad, las cuales fueron publicadas en la sección “Meta- bolismo mental” de Ego, hambre y agresión. DR: Entonces tú también hiciste algún trabajo sobre la acti- vidad de chupar. LP: Hice un capítulo sobre el complejo de chupar y otro so- bre el insomnio. DR: Sí, el primero fue en 1936 y el otro en 1984, hace casi cincuenta años del inicio... LP: Sí, entonces lo consideré como una revisión del análisis freudiano y nosotros todavía nos llamábamos a nosotros mis- mos psicoanalistas. La expresión Terapia Gestalt la introdujo Fritz en el siguiente libro, que fue escrito con Paul Goodman. DR: ¿Qué hizo que cambiaras el término “psicoanalista revisionista” por el de Terapia Gestalt? LP: A lo que yo hacía quería llamarlo “terapia existencial” pero en esa época el término “Existencialismo” era entendido 45
  • 47. Celedonio Castanedo principalmente en el sentido de Sartre y de aquellos que tenían ciertas actitudes nihilistas; de manera que Fritz o Paul sugirie- ron el término Terapia Gestalt. DR: ¿Te acuerdas quién? LP: No lo recuerdo. En esa época yo me mantenía al margen. Cuando empezamos con el Instituto, yo no quería ser miembro del equipo. Nunca había enseñado, estaba muy ocupada con la práctica y viajando a Filadelfia una vez por semana, todavía tenía a los niños en casa. DR: Cuando tú te refieres al comienzo del Instituto, ¿cuál fue tú aportación? LP: Todo sucedió a través de discusiones. Es muy difícil pre- cisar ahora cuál fue la aportación de cada uno. Pienso que la influencia de Paul Goodman fue muy importante y no creo que sin él allí hubiera habido una teoría coherente de la Terapia Gestalt. DR: Cuando te encontré por primera vez, me habían dicho que Fritz y Laura Perls eran psicoanalistas del ala izquierda. LP: Nosotros trabajamos en Sudáfrica durante trece años sin afiliación directa a ningún grupo psicoanalítico ni supervisión de alguno, así que podíamos hacer lo que realmente nos gustara. Des- cubrimos que el enfoque estrictamente psicoanalítico era, en mu- chos casos, insuficiente y no acababa nunca en multitud de ocasiones. Teníamos personas en tratamiento durante diez o doce años y mejoraban algo, pero realmente no cambiaban en lo esencial. Yo pensaba también que aquello era muy aburrido. Lo que la técnica psicoanalítica ortodoxa hace es evitar el descon- cierto y la inquietud, tanto para el terapeuta como para el paciente. Éste habla a la pared y el terapeuta se sienta detrás de él, nunca se ven la cara el uno al otro, después de todo no es un contacto personal. DR: Suena como que no hay siquiera una confluencia positi- va. Cada uno está aislado en sí mismo. 46
  • 48. Laura Perls. Viviendo en los límites LP: Por supuesto que no. Hay mucha separación y límites no muy claros, lo cual conduce a una mayor introyección para el paciente. DR: Bien, con esa disconformidad con la práctica psicoana- lítica privada y con los puntos de vista teóricos emergentes tu- yos y de Fritz, ¿puedes indicarnos cuándo tú, o Fritz, o él y Paul, sintieron realmente que querían empezar de nuevo, o se- pararse del psicoanálisis? LP: Comenzó gradualmente en Sudáfrica. Cuando vinimos a Estados Unidos, el trabajo sobre Terapia Gestalt: excitación y crecimiento en la personalidad humana, empezó inmediatamen- te, en cuanto nos encontramos con Paul Goodman. En esa épo- ca Paul realizaba el análisis reichiano. Yo había leído sus ensayos críticos en Sudáfrica, en una revista publicada por Dwight McDonald: Politics. DR: Así que cuando los tres estuvieron juntos tenían un abun- dante bagaje e interés en el psicoanálisis. LP: El análisis reichiano era ya una desviación DR: Y Reich estaba en Nueva York en esa época. LP: Sí, pero cuando Fritz lo visitó en su despacho, en algún lugar del estado de Nueva York, él estaba muy ufano y se ofen- dió al enterarse que no conocíamos nada de su trabajo acerca del Orgón. En Sudáfrica no teníamos mucha literatura. Bas- tante difícil era que nos llegara un artículo desde Estados Uni- dos, y mucho más la obra de Reich. Yo no soy científica en ese sentido. Reich era mucho más que científico, realmente era un biólogo. Con Reich me encontré solamente una vez. Yo no lo conocía personalmente. Fritz estuvo con él alrededor de dos años, creo, absolutamente fascinado. Y habría continuado con él. Pero entonces Hitler llegó al poder y Reich salió antes que nosotros. DR: Recuerdo a Fritz diciendo: “He tenido cuatro terapeutas y W. Reich ha sido el mejor de todos con mucho”. 47
  • 49. Celedonio Castanedo LP: Sí, creo que él creció mucho. Con un enfoque estricta- mente freudiano no puedes avanzar tanto. Y pienso que en mi aná- lisis con Carl Landauer, que en muchos aspectos fue mejor que el análisis freudiano con Fritz, hubo ciertos aspectos que nunca afloraron. DR: ¿Qué piensas que tomó Fritz de su trabajo reichiano que fuera útil para el desarrollo de la Terapia Gestalt? LP: La totalidad del concepto del carácter como mecanismo de defensa. Ambos estábamos realmente influidos en esa época por su libro Análisis del carácter, el cual había publicado Reich en los tiempos que Fritz estuvo con él. DR: La Terapia Gestalt no habla mucho del carácter, creo. LP: El carácter es una Gestalt fija. Y nosotros usábamos el concepto reichiano de fijaciones musculares. DR: Estoy pensando que también el estilo es una Gestalt fija. Los terapeutas gestálticos hablamos más acerca del estilo. LP: El estilo es algo que evoluciona. Un estilo es algo dife- rente. El estilo es un modo más integrado de funcionamiento, comportamiento y expresión. Dr: Pero puede convertirse el estilo en una Gestalt fija. DR: Cuando dices que el carácter es una Gestalt fija, es algo que no evoluciona. Entonces ha de ser el desarrollo el que se hace rígido. LP: En general hay fijaciones, puntos donde este particular tipo de restricción o impedimento, represión, fijación, sirvieron de soporte para algo. Cualquier resistencia es originalmente ad- quirida como asistencia para algo. DR: Fías mencionado el concepto de carácter que Reich de- sarrolló. ¿Qué opinas de la armadura corporal? ¿Cerrazón y estrechez? LP: Ése es el sistema de soporte para el carácter. Que alguien tenga carácter significa que tiene modos muy definidos de com- portarse, de expresarse, de funcionar. 48
  • 50. Laura Perls. Viviendo en los límites DR: Estoy tratando de diferenciar un carácter mental y un carácter físico. LP: Son la misma identidad. Uno va con el otro. Y si te fijas puedes focalizarlo inmediatamente en terapia sobre las tensio- nes reales y las fijaciones, la vertiente mental de ésta aparece. Empezando con lo que yo puedo ver en el modo de tensionarse y de quedarse estático, al hacerlos manifiestos y experienciales al paciente, puedo llegar a la parte más profunda del conflicto. DR: Pero me parece que te has apartado del carácter entendi- do en este sentido, no es eso lo que estoy objetando, pero pienso que esa puede ser una de las ventajas que ofrece la Terapia Gestalt. Por medio de la focalización en lo que es inmediato no hemos de hacer esa clase de fonnulaciones. LP: El carácter significa que todas las fijaciones que le dan soporte se convierten en el trabajo de la formulación gestáltica. DR: Tú dirías que la Gestalt, por medio de la focalización en las tensiones inmediatas y trabajando con ellas, no está implicada en toda la amplitud que la formación del carácter podría tener, porque esas tensiones no desenmarañadas o se reforman o lle- gan a ser integradas como tales... Reich tiene de un lado todas estas imágenes diagnósticas de la pesada maquinaria teórica de la orientación psicoanalítica; en la Terapia Gestalt, sin embargo... LP: No creo que sea necesario todo eso. Lo que estamos tra- tando actualmente de hacer en Terapia Gestalt es traer al pri- mer plano otra vez las fijaciones que han llegado a una especie de petrificación y los estados de existencia precisos, de modo que puedan ser experienciados como actividad actual que toda- vía puede ser hecha ahora porque todos los músculos volunta- rios están implicados. Si tú puedes decir: “me estoy tensando, me estoy poniendo rígido, estoy deteniendo mi respiración”, en- tonces puedes experimentarlo con alternativas. A menudo los recuerdos aparecen, las experiencias originales que le fijan a uno mismo de alguna manera. 49
  • 51. Celedonio Castanedo DR: ¿En qué medida se recoge la teoría de Freud de revivir los recuerdos y a través de ellos seguir adelante? LP: Si tomas los recuerdos en la interpretación de los sueños y de las fantasías y todavía tienes fijaciones musculares, no puedes hacer mucho con eso. O crees en la interpretación y la introyectas, o no la crees y la rechazas, y entonces la reprimes. De este modo con frecuencia la interpretación prematura, la interpretación que el terapeuta hace, conduce a lo que Freud llamaba “reacción terapéutica negativa”. Identificándose real- mente con la actividad de su resistencia, el paciente puede ha- cer su propia interpretación. Esto se convierte en experiencia inmediata. DR: Ése es otro aspecto fructífero de la Terapia Gestalt que yo siempre he deseado conocer y del cual estoy interesado en saber cómo fue desarrollado: el reconocimiento de la resisten- cia como parte creativa de la personalidad. LP: Originalmente la resistencia fue una ayuda para algo. ¿A qué ayudó? ¿Para qué era buena? ¿Qué hizo por ti? ¿Quizás una vez lo hizo y ahora no lo hace? DR: ¿De quién era ese concepto? ¿Cómo se desarrolló? ¿Pue- des recordarlo? La naturaleza creativa de la resistencia y el modo de trabajar con ella, creo que es uno de los aspectos revolucio- narios del tratamiento con la Terapia Gestalt. LP: No recuerdo realmente. El trabajo era continuamente comentado entre nosotros, así que no puedo recordar quién fue el que lo pensó primero. DR: Cuando dices “el trabajo entre nosotros”, ¿quiénes son “nosotros”? LP: Primero fuimos Fritz y yo en Sudáfrica, con Ego, ham- bre y agresión, donde yo colaboraba en todo. DR: En esa época ¿qué clase de comunicación existía entre ustedes? ¿Era durante la comida, en el desayuno, en conversa- ciones de almohada, o qué? 50
  • 52. Laura Perls. Viviendo en los límites LP: Era, principalmente, trabajo de fin de semana, porque Fritz estaba en el ejército en los años que trabajamos con Ego, hambre y agresión. Estaba asignado al Hospital de Potchefstroom, a unas treinta millas de Johannesburgo. Él comentaba sus ideas con los colegas de allí, y nosotros las discutíamos el fin de se- mana en casa. También había otro amigo nuestro implicado, un periodista y escritor holandés que se convirtió en nuestro amigo más íntimo y que nos ayudaba con el inglés, porque el inglés escrito de Fritz, después de todo, no era muy bueno. Él supo inglés antes que yo y podía hablarlo mejor, pero yo adquirí la capacidad de escribirlo más rápidamente. DR: ¿Quién era su amigo holandés? LP: Se llamaba Hugo Posthumous, pero su apodo era “Jumbo” y así lo conocíamos en nuestro círculo. Era un hombre muy brillante e interesante que hablaba siete idiomas. DR: Has mencionado a algunas otras personas que influye- ron en el desarrollo de las ideas recogidas en Ego, hambre y agresión. LP: Sí, la obra de Smuts Holismo y evolución. En esa época Fritz estaba muy impresionado por él. Se lo encontró una o dos veces y Smuts había prometido escribir una introducción para Ego, hambre y agresión, pero entonces se declaró la guerra y ya no tuvo tiempo, naturalmente. Así que lo hicimos sin la in- troducción. DR: ¿En Ego, hambre y agresión emplearon el término “te- rapia de concentración”? LP: La llamamos “terapia de concentración” como contrario a “terapia de asociación”. DR: Así que eso fue más una técnica de focalización. LP: Sí, es lo que Gendling llamaría ahora focusing. DR: También parece ser siempre una parte del continuo de la conciencia. Tomas algo a lo que te acercas y te quedas con él, en vez de establecer simplemente una asociación, dejando que 51
  • 53. Celedonio Castanedo se desarrolle el darse cuenta y efectuando entonces la con- centración. LP: El continuo de la conciencia es a menudo confundido con Terapia Gestalt y la gente dice que lo practica, cuando lo que están haciendo exactamente es una especie de asociación libre o una disociación libre, saltando de una cosa a otra. Ahora me doy cuenta de esto, ahora me doy cuenta de lo otro. Realmente, el continuo de la conciencia se desarrolla cuando movilizas o disuelves las barreras, las tensiones musculares, los bloqueos, las gestalten fijas. Tú te concentras en las gestalten fijas y en cómo las fijas. DR: Cuando escuché algunas cintas de Fritz en Esalen, me pareció que él ponía en práctica esa forma que acabas de men- cionar. LP: Sí, yo pienso que eso es un error y que Fritz estaba mu- cho más analíticamente orientado de lo que él se daba cuenta. Yo pienso que la “silla caliente”, la “silla vacía” y la dirección del paciente hacia su propia interpretación es una especie de libre asociación dramatizada. DR: En cierto sentido él había retrocedido con la “silla va- cía” y la “silla caliente” al diván con el terapeuta detrás. LP: Como resultado él podía no entrometerse y dar solamen- te ciertas directrices o consignas. Eso provenía parcialmente de su experiencia prepsiquiátrica en el teatro durante varios años en la Reinhardt School. DR: Y él estuvo trabajando principalmente con la proyec- ción como uno de los principales métodos de tratamiento a las personas. LP: Tú puedes trabajar de ese modo con gente relativamente sana, pero no puedes hacerlo, utilizando el método de “la silla vacía”, con gente realmente muy enferma. Él dejó de tratar a gente en realidad. En los talleres estuvo trabajando con perso- nas que eran todas profesionales, la mayoría profesionales avan- 52
  • 54. Laura Perls. Viviendo en los límites zados que ya habían estado trabajando antes en la práctica clí- nica durante varios años, o que ya tenían sus propios analistas o terapeutas. Él simplemente evitaba a la gente que sentía que no era sana. Fritz fue un generador pero no una persona nutricia. Fritz tenía ideas e intuiciones maravillosas, pero no paciencia. DR: Tú has mencionado el trabajo inicial en Nueva York. ¿Quiénes fueron las personas más importantes? LP: Para mí Paul Goodman fue el más importante, porque fue el único que me estimuló en direcciones en las que no había ido nunca antes. DR: Dame un ejemplo. LP: Era un hombre del Renacimiento, uno de los pocos que habían surgido en América. Aquí la gente no posee el bagaje que les permita conocer idiomas, filosofías, diferentes formas de pensamiento, arte, antropología y música. Paul tenía todo eso junto con un funcionamiento integrado. DR: Él desarrolló algo de eso cuando estuvo contigo como paciente. LP: Él desarrolló un estilo diferente. Desarrolló un estilo de comunicación que era, antes de hacer terapia conmigo, más fuer- te, agresivo y rebelde. Después de nuestro trabajo juntos se con- virtió en alguien con mayor fundamento. DR: ¿Cuál fue su contribución a tu pensamiento? LP: Su terapia evolucionó gradualmente hacia una especie de terapia mutua. Y yo obtuve mucho de él. DR: ¿Qué? LP: Más confianza en mí misma y más independencia en mi propio pensamiento. DR: ¿De alguna forma tú eras la esposa de Fritz Perls funda- mentalmente? LP: Yo tuve que enfrentarme a eso durante muchos años. Recuerdo un incidente en Sudáfrica donde yo me había en- contrado con el editor de un periódico dominical y me dijo que 53
  • 55. Celedonio Castanedo le gustaría tener una entrevista conmigo. Envió a un reportero y a un fotógrafo y su primera pregunta fue: “¿Qué se siente ser la esposa de un psicoanalista?”. Yo no podía decírselo real- mente porque yo soy psicoanalista también, ellos rápidamente cogieron sus cosas y se fueron. Era bastante duro estar casada con Fritz. No al principio. No durante muchos años. Fue real- mente difícil cuando llegamos aquí. En Sudáfrica no era difícil. En Sudáfrica él me necesitaba porque no había nadie con un nivel suficiente para su trabajo y pensamiento. Más tarde hubo muchas personas que le influenciaron y en nuestros últimos años vivimos separados la mayor parte del tiempo. En Sudáfrica teníamos un nivel similar y abordábamos nuestras ideas juntos. Él no tenía a nadie relevante con quien discutir nuestro trabajo. Había muy pocas personas. Había algunas que se habían for- mado con nosotros, que habían leído mucho, pero no tenían ex- periencia. DR: Fritz tuvo una buena formación como médico... LP: No, Fritz no tuvo una buena formación como médico. A Fritz lo formó la guerra. Se alistó en el ejército antes de termi- nar su formación y cuando volvió, después de la guerra, a todos los estudiantes de medicina les hicieron acabar los últimos cur- sos y el internado muy rápidamente. Entró en psicoanálisis sin tener una buena base como médico. DR: ¿Y tu formación fue más en filosofía y psicología? LP: Entré directamente a través de la Psicología Gestalt. Fue lo que me hizo dejar derecho y economía. Oí varias conferen- cias de Gelp mientras estudiaba derecho. Era muy buen confe- rencista. Era muy interesante. Era culto. Tenía un punto de vista completamente diferente al del psicólogo tradicional. Des- pués me impresionaron más Wertheimer y Goldstein. Gelp fue excelente como conferencista y como introducción a la Gestalt, pero fue muy difícil como director de mi tesis. DR: ¿Qué te llevó hacia el psicoanálisis? 54
  • 56. Laura Perls. Viviendo en los límites LP: Fue Fritz. Me metí en el tema del psicoanálisis porque quería entender la jerga que siempre utilizaban él y otro amigo y para hacerme una idea de lo que decían. Analizaban sin parar a todos los que les rodeaban y esto me incluía a mí. Y quería participar. DR: ¿Cómo lo conseguiste? LP: Fritz estaba en análisis con Clara Happle, una analista freudiana formada en Berlín; yo empecé el análisis con ella también. DR: ¿Cuánto tiempo estuviste con ella y cómo fue? LP: Sólo estuve con ella unos seis meses, quizás un poco más. Después se mudó a Hamburgo, así que empecé con Carl Landauer, que era el analista de moda en aquel momento. DR: ¿Cómo fue tu experiencia como paciente en psicoaná- lisis? LP: Me impresionó mucho más Landauer, que era inteligen- tísimo y muy liberal dentro del área del psicoanálisis. Era ami- go íntimo de Ferenzi y Groddeck, que ya estaban a la vanguardia, más independientes, de hecho más activos. DR: Quiero volver sobre nuestros pasos para pedirte que ex- plores el tema de la política y el arte. ¿Cómo te afectaron a ti y a la Terapia Gestalt? LP: En aquel momento estábamos bastante metidos en la po- lítica de izquierda. En Sudáfrica la mayoría de la gente que conocíamos habían estado metidos en esto. Algunos de nuestros amigos Sudafricanos estaban en la Cuarta Internacional y me preguntaban por qué yo no era más activa en la política. Yo les decía: Sabes, creo que el trabajo que hago es un trabajo político. Si trabajas con la gente intentando hacer que consigan pensar de una forma independiente y que se puedan desenredar de las con- fluencias de la mayoría, haces un trabajo político que se va ex- 55
  • 57. Celedonio Castanedo tendiendo, aunque sólo podamos trabajar con un número de per- sonas muy reducido. Elegimos el tipo de personas con las que trabajamos y éstas influyen en los demás. Esto quiere decir que es un trabajo político. DR: Has mencionado a Paul Goodman y has hablado de ha- ber leído cosas suyas en la revista Politics. Dwight McDonald (editor de Politics) fue anarquista al igual que Paul. LP: La Terapia Gestalt es un proceso anárquico en el sentido que no sigue reglas o normas preestablecidas. No pretende adap- tar a la gente a ningún sistema, sino que intenta adaptar a la gente a su propio potencial creativo. DR: Has dicho muchas veces que la Gestalt no es una terapia de adaptación. Supongo que esto quiere decir que cuando una persona encuentra la forma de que sus propios gestalten emerjan y poder tomarlas... LP: Pero no aparecen en un vacío. Están siempre rodeadas de algo, de lo que ocurra. DR: El telón de fondo, el contacto con lo que hay en ese mo- mento. Pero eso ya implica una actitud poco convencional, poco conservadora, moderna e inconformista hacia el individuo y la sociedad. LP: Las actitudes conservadoras se basan, en gran medida, en una Gestalt muy fija. Ahora se me ocurre un poema de Goethe: Es erbne sich Gesetz’ und Rechte Wie eine ew’ge Krankheit fort... (Aunque después Laura traduce la tercera línea, no la menciona en la entrevista: Vernunft wird Unsinn, Wohltat plage... Faust. Primera parte.) DR: Tendrás que traducírmelo. LP: “La ley y la justicia se heredan como una enfermedad, una enfermedad eterna en la que la injusticia se convierte en 56
  • 58. Laura Perls. Viviendo en los límites justicia y la justicia se convierte en injusticia”. (Esta traducción que hace Laura transmite lo esencial de las palabras de Goethe, aunque es algo inexacta). DR: Así que es un acto político hacer terapia. LP: Cualquier terapia u otra cosa que se haga con la gente de una forma intensiva es un acto político, empezando por la ense- ñanza e incluso, dentro de una familia, con las formas norma- les, tradicionales de criar y educar a los hijos. DR: En Ego, Hunger and Aggression (1947), y en algunas partes de Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Personality (1951), existe una relación directa con el sistema social y la cultura en su sentido más amplio. LP: Es la influencia personal de Fritz, sobre todo en la costa oeste de Estados Unidos, y su trabajo en todo el mundo los que han hecho que la idea de centrarse en el individuo se haya ex- tendido tanto. Y, por supuesto, se adoptó con ansia en aquel momento porque mucha gente —sobre todo los jóvenes— se sentía decepcionada por las actitudes de la sociedad de la épo- ca. Otros se oponían a la guerra del Vietnam. DR: Bueno, ¿qué piensas sobre la posibilidad de que la Tera- pia Gestalt se convierta en una introyección? LP: Siempre que puedo intento trabajar en contra de que eso ocurra. La Terapia Gestalt corre el peligro de convertirse en una Gestalt fija, sobre todo aquí —cuando dice “aquí” Laura se refiere a Estados Unidos—. DR: Sin duda la literatura ha sido muy importante para ti, has escrito cuentos y poesía. Paul Goodman escribía obras de teatro, novelas, cuentos y poesía. LP: Una obra de arte siempre es la integración de varias par- tes que anteriormente eran diferentes, diversas y en cierta senti- do incompatibles, para formar un todo nuevo dentro del cual tengan sentido: puede ser una fórmula matemática o una poesía o un cuento o puede ser una coreografía o... 57
  • 59. Celedonio Castanedo DR: Bueno, déjame que haga de sociólogo. Digamos que si miramos los antecedentes de las personas que fueron importan- tes al principio para el desarrollo de la Terapia Gestalt, no había muchos matemáticos. LP: No. DR: Había más artistas y escritores. Ahora voy a introducir mis propias ideas en tu entrevista a la fuerza. Siempre me im- presionó Fritz, sus propios antecedentes en el mundo del teatro, su interés por la ópera, el interés de Paul por la escritura y la literatura y el teatro, tu interés por la música y la literatura. Y ustedes tres fueron tan importantes para el desarrollo de la Te- rapia Gestalt. Aunque no empezaron como un grupo de artistas que querían crear una técnica terapéutica, los antecedentes re- lacionados con el arte fueron tan importantes. LP: La terapia también es un arte. Tiene más que ver con el arte que con la ciencia. Requiere mucha intuición y sensibilidad y una visión general, es algo muy diferente a una orientación o enfoque basado en la asociación sin sistema. Ser artista supone funcionar de una manera holística, y ser un buen terapeuta supone lo mismo. DR: ¿Quieres decir ahora algo sobre Paul Weisz? (Paul Weisz fue uno de los primeros miembros del Instituto de Terapia Gestalt de Nueva York y era, junto a Laura, Fritz, Paul Goodman y Isadore From, uno de los primeros formadores del grupo de Cleveland, a partir del cual se fundó el Instituto Gestalt de Cleveland. Entre los miembros del grupo fundador, Weisz era el que más se interesaba por el Zen, el que las filosofías orien- tales influyeran en la Terapia Gestalt se debe a él). LP: Paul Weisz era europeo. DR: Y con esto quieres decir... LP: Quiero decir que en cuanto a su educación, tenía una cul- tura y una formación similares, lo cual significa una educación humanista. Que la tenía Fritz también, por cierto, pero él la repudiaba en cierta forma. Las escuelas a las que asistió no 58
  • 60. Laura Perls. Viviendo en los límites fueron tan buenas como las mías. No respetaba a los profeso- res. Se aburría. Lo metieron tres veces en la misma clase. Algo que demuestra muchísimo rencor. DR: ¿Cuándo lo hicieron repetir? LP: Cuando tenía quince o dieciséis años, algo así. Desde los trece hasta los dieciséis pienso que estuvo simplemente atorado. DR: Cuando todavía era un adolescente. LP: Lo sacaron de la escuela y lo metieron en los negocios, que fue peor aún. Después eligió otra escuela y entonces apro- bó con lucimiento. DR: Bueno, hablabas de lo que significa ser europeo y de Paul Weisz. LP: Significaba tener conocimientos mucho más amplios y más profundos de los idiomas, de todo. De lo que se puede en- contrar aquí en la Universidad si tienes un poco de suerte, cuando ya están interesados en las chicas y en los coches y en qué hacer con sus vidas. Empezamos a aprender idiomas cuando tenía- mos nueve o diez años, junto con ciencias, matemáticas e histo- ria, no sólo la historia de Alemania. Lo que yo aprendí en la escuela fue sólo el punto de partida para seguir por muchos caminos, para leer sobre muchos temas. DR: Antes has mencionado a Tillich y Buber. LP: Tillich y Buber eran mucho más de lo que normalmente llamaríamos teólogos. Realmente eran psicólogos. DR: ¿Cuál es la diferencia? LP: Les interesaba la gente, no hablaban de temas. Al escu- charles, a Tillich o a Buber, sentías que te hablaban directamente a ti y no sólo sobre algo. El tipo de contacto que establecían era esencial para sus teorías. DR: ¿Puedes hablamos de la diferencia entre Alemania, Sudáfrica, Nueva York y California? LP: Cuando llegué a Nueva York la verdad es que no tenía tiempo para descubrir cómo era y en qué era diferente. Tuve 59
  • 61. Celedonio Castanedo que adaptarme muy rápidamente. Primero tenía que aclimatar a mis hijos y buscarles una escuela y un sitio donde vivir. Empe- cé a ejercer enseguida. Cuando llegamos, Fritz quería enseñár- noslo todo y nos llevó de inmediato al Times Square, a Gimbels y a Macy’s. Sencillamente fue horroroso. Fritz había contactado con algunos artistas y ya escribía en colaboración con Paul. A través de Paul nos pusimos en contacto con Paul McDonald. (Es probable que Laura quiera decir con Dwight McDonald, un crítico importante y el editor de la revista Politics hacia el final de la década de los cuarenta y los cincuenta). Entré a formar parte de un círculo donde me sentía como en mi casa. DR: Si comparas el Berlín de los años treinta con la Nueva York de finales de los cuarenta y los cincuenta, ¿en qué eran similares y en qué eran diferentes? LP: Había muchas diferencias. En Berlín uno ya estaba en un velatorio. Y no tenía esa sensación aquí. Aquí, en cierta forma, en la torre de marfil —con los conocimientos de los privilegia- dos de las universidades— estaba más segura. DR: ¿Y las diferencias? LP: Encontré muy diferente la forma que tenían de aceptarme como mujer intelectual. De hecho en todas partes —en Sudáfrica, en Alemania y aquí— siempre me han visto como a un miembro más de la pandilla de los chicos. Pero en Alemania y en Europa es una farsa en gran medida. Los hombres no se olvidaban de que yo realmente soy una mujer. Pero aquí de alguna manera lo olvidaron. Recuerdo haber estado con Paul Goodman en una fiesta que se hacía en una casa de la 9a. Avenida —un barrio malo—. Era la una de la madrugada. Yo quería irme a casa y él me dijo: “Yo te acompaño a abordar el autobús”. Fuimos juntos hasta lo que supuse que debía ser la 8a. Avenida. Estuvimos allí un rato parados, y llegó un autobús que iba en dirección opues- ta de la que tenía que ir yo. Y Paul dijo “Allí está mi autobús”, y subió. Y allí me quedé yo, a la una de la madrugada en ese 60
  • 62. Laura Perls. Viviendo en los límites barrio. No habría pasado una cosa así en Alemania. Pero la verdad es que él no pensaba en mí como una mujer que a lo mejor había que proteger. DR: ¿Qué otras cosas influyeron en el desarrollo de la Tera- pia Gestalt? LP: Todos tomamos cosas de la filosofía oriental y su enfo- que holístico. DR: Cuando hablas de la filosofía oriental, ¿a qué te refieres más concretamente? LP: Al Budismo y a la literatura oriental traducida. Cuando yo era joven había un poeta indio que ofrecía lecturas de sus poesías por todas partes y nosotros también las leíamos. Hermann Hesse escribía en la misma época y conseguíamos sus obras en cuanto salían de la imprenta. Más tarde leí El Zen y el arte del tiro con arco. También Oriente me dio ejercicios —los movimientos de la danza moderna que se basan mucho más en los movimientos y en el modo de ver las cosas orientales que en lo que se había desarrollado en Occidente, o sea el ballet— que no sirven de soporte para nada, sino que son algo así como el can- to, que puede ser muy bello en sí. DR: ¿Dirías que la forma en que utilizas tu cuerpo o tu respi- ración... LP: No es la forma de utilizar el cuerpo. Esto supondría un enfoque parcial. Tú estás aquí arriba en tu cabeza y tienes un cuerpo aquí abajo en alguna parte. La verdad es que el objetivo es ser un cuerpo. Esto es algo que digo claramente en todos mis talleres y en todos mis grupos: cuando eres un cuerpo, cuando te sientes a ti mismo como un cuerpo, entonces eres somebody (alguien). El idioma sabe lo que dice. Y cuando no tienes esto, es muy fácil sentirse un nobody (nadie). 61
  • 63.
  • 64. 2. Charla para un Aniversario* P uedo decir a todos los que han venido aquí esta noche, para celebrar el xxv Aniversario del Instituto de Terapia Gestalt de Nueva York con nosotros, que son ustedes mis queridos amigos. Este es un feliz acontecimiento, para mí sobre todo, porque veo cómo el experimento que empezamos hace 25 años con un pu- ñado de gente, de gente de mucha entrega, y con un grupo re- ducido de estudiantes y de pacientes que habíamos conseguido juntar de cualquier manera, se ha convertido en un método de terapia comprensiva, madura y en constante evolución que se enseña y se practica no sólo en Estados Unidos sino en gran parte del mundo. No quiero aburrirlos con una larga charla sobre los comien- zos y la evolución de nuestro Instituto, pero sí que me gustaría compartir con ustedes algunos recuerdos de la gente que estaba cuando comenzamos. Cuatro personas con las que ya veníamos trabajando Fritz y yo desde hacía unos cuantos años enseñaron aquí en los comienzos del Instituto. Ellos fueron Paul Goodman, Paul Weisz, Elliott Shapiro e Isadore From. (n.e.i) * Esta charla la escribió Laura Perls y la pronunció en la cena del xxv Aniversario del Instituto de Terapia Gestalt de Nueva York. Se publicó por primera vez en el Volu- men xiii, Número 2 (Otoño de 1990), The Gestalt Journal. 63
  • 65. Celedonio Castanedo La aportación de Paul Goodman a la Terapia Gestalt todavía no se ha valorado lo suficiente. De hecho no existiría una teoría —Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Perso- nality— coherente de la Terapia Gestalt sin él. La segunda parte de esta obra es un trabajo suyo en su mayoría y, afortunadamente ya tenemos sus ensayos psicológicos completos, los cuales re- flejan su desarrollo como teórico y como terapeuta Gestalt. Para los que trabajamos con él y fuimos sus amigos, Paul está todavía con nosotros, le rendimos homenaje en este día conmemorativo. Al igual que Paul Goodman, Paul Weisz era un profesor nato. Le nacían, sin esfuerzo alguno, comentarios, ideas, teorías y chistes de su reserva inagotable de experiencia, imaginación y conocimiento de temas tan dispares como la alquimia y la bioquímica, la ecología y las matemáticas, los cuentos de hadas y la filosofía, la cábala y el budismo zen. Si escribía, y sospe- cho que sí lo hacía, no publicó nada. Como murió demasiado joven, vive para siempre en la memoria de los que tuvimos la gran suerte de trabajar con él —sus pacientes y sus alumnos en Nueva York y en Cleveland, y sus amigos—. Y luego está Elliott Shapiro, que impartió los primeros cur- sos de Gestalt para profesionales de la educación, pero que tra- bajó pocos años en el Instituto; después se comprometió hasta tal punto con la problemática de la educación innovadora de vanguardia y de la política de la educación que no le quedaba ni tiempo ni energías para nosotros. Pero vive y goza de buena salud. Ralph Hefferline, que fue coautor de Terapia Gestalt, no tra- bajó para el Instituto en plantilla. En aquella época es probable que una colaboración muy estrecha con nosotros no encajara bien con su trabajo académico. Ofreció unas cuantas charlas como conferencista invitado y se mantuvo en contacto con no- sotros, aunque sólo para enviamos pacientes y estudiantes, hasta el año anterior a su muerte prematura. 64