2. Después se apareció
Jesús a los discípulos
junto al mar de Tiberíades
[…]. Dijo entonces aquel
discípulo a quien amaba
Jesús: ¡Es el Señor!
Así que lo oyó, Simón
Pedro se ciñó la túnica y
se arrojó al mar. […]
Así que bajaron a tierra
vieron unas brasas
encendidas y un pez
puesto sobre ellas, y pan.
Juan 21, 1-19..
3. Después de la resurrección, Jesús se aparece a
sus amigos en diferentes ocasiones.
Esta vez es junto al mar de Galilea, allí donde
fueron llamados un día.
Allí serán llamados de nuevo, ya no por el Jesús
histórico, sino por el Cristo resucitado.
4. «Echad la red a la
derecha de la barca
y encontraréis».
Jesús se hace
presente en su
trabajo. Tras una
noche faenando, sin
pescar nada, vuelven
a echar las redes y
obtienen una pesca
abundante.
5. Jesús se nos hace
presente en el trabajo
de cada día.
¡Cuántas veces nos
desesperamos porque
trabajamos con ilusión
y no cosechamos el
fruto deseado!
Hoy vemos poca gente
en las iglesias…
6. La fe disminuye, nos invade el desánimo.
Trabajamos con empeño pero no recogemos
fruto. Hemos de plantearnos: ¿para quién
trabajo? ¿Lo hago por amor a Dios? ¿Me entrego
a mi tarea pastoral por él?
7. Jesús nos invita a trabajar de otra manera.
Nos dice: replantead vuestro trabajo
apostólico, vuestra fe, vuestro entusiasmo.
Tal vez necesitamos cambiar de rumbo,
«echar las redes al otro lado». Escucharle.
8. Si trabajamos por Jesús, con él y en él,
nuestra labor será fecunda. El poco éxito no
nos cansará ni bajará nuestro ánimo.
Cuando lo hacemos por él y con él, Jesús hace
el milagro. ¡Nunca nos desalentemos!
9. Con Cristo lo podemos todo, más allá de
lo imaginable. Él puede transformar
nuestro egoísmo en una ofrenda
permanente y constante.
10. Después del encuentro, la fiesta. Jesús invita
a sus amigos a comer con él. Después de
nuestro trabajo apostólico necesitamos
alimentarnos de Cristo. Es el momento de
fiarnos y dejarnos llevar por él.
11. ¡Es el Señor!
¿Sabemos hacer nuestras esas palabras de Juan?
¿Sabemos encontrar a Jesús
en nuestra vida cotidiana?
Si él está presente, la pesca será abundante…
12. Jesús llama a Pedro
a seguirlo. Y lo avisa:
la adhesión a Cristo
implica entrega y
también pasión.
«Te llevarán a donde
no quieras».
Resucitar con Cristo
implica aceptar la
cruz.
13. Seguimos al Cristo
de la alegría.
No podemos
quedarnos en el
pietismo del
Viernes Santo.
El Cristo que vive y
que sigue presente
entre nosotros es el
Cristo de la
resurrección y el gozo.
14. Nuestro Cristo vive.
En esto se ha de
fundamentar nuestra
pastoral.
Si no es así, nuestra
fe será un
espectáculo, una
ficción.
Él sigue presente, en
la Iglesia y en los
sacramentos.
15. Los apóstoles así lo vivieron. Llenos de
Dios, corrieron a comunicar que Cristo había
resucitado. Hoy, Cristo sigue entre nosotros, en
el Pan. ¿Qué hemos de hacer?
Llenarnos de él y ofrecerlo a todo el mundo.