2. La crónica no nace con el Periodismo sino que este aprovecha
una tradición literaria e histórica de largo y espléndido desarrollo
para adaptarla a las páginas de la prensa, apunta el profesor
español Juan Cantavella al recordarnos su origen, huella que le
acompaña a pesar de la amplitud temática de sus objetos de
información y la especificidad que ha ido adquiriendo como
género periodístico.
No se puede olvidar tampoco que en las primeras décadas del
siglo XIX los periodistas denominaban como crónica a cualquier
noticia y que los historiadores así eran llamados desde la Edad
Media. “Cuando el periodismo se convierte justamente en
periódico (…) el antiguo cronista, recolector de „aquello que
pasó‟ se traslada a la especialización periodística para convertirse
en periodista” .
3. Literatura e Historia son los típicos compañeros de viaje en el
itinerario de un género del cual no pueden prescindir los medios de
comunicación no sólo por su maleabilidad estructural y expresiva
para abordar lo humano y lo divino, sino también por su capacidad
de dar cuenta de los sucesos al tiempo de valorarlos como lo exige el
auténtico Periodismo: con la urgencia de la inmediatez, la
objetividad del testimonio y la calidad literaria de la redacción.
Polémico este género,” abierto, diverso en sus esquemas, que
continúa mereciendo la atención de los especialistas: en el último
número de la revista española “Estudios sobre el mensaje
periodístico”, que edita la Universidad Complutense de
Madrid, encontramos cuatro trabajos dedicados a la crónica, y en un
voluminoso texto publicado en el 2004 ocupa un capítulo firmado
por el profesor Juan Cantavella, uno de sus más importantes
estudiosos.
4. De su origen histórico-literario
hereda la crónica periodística
atributos que le permiten recrear la
realidad sin violar la veracidad de
los hechos . De esa herencia se
recoge también la exigencia de que
el periodista haya presenciado o
escuchado de fuentes confiables
los hechos que cuenta, elemento
que hasta nuestros días confiere a
la crónica determinada jerarquía
entre los restantes géneros. Lo que
trasmite el cronista es de primera
mano, visto y oído; la detección de
la arista singular, del latido interior
de un tema, de un
acontecimiento, de una persona.
5. UN SENTIMIENTO
El cronista debe relatar el hecho
o asunto “como él la vea y la
sienta”, pero la percepción
personal de los
acontecimientos—generalmente
en primera persona y con firma
autoral-- tiene que pasar por un
filtro de responsabilidad porque
nadie tiene el derecho de inundar
el tiempo y el espacio con
desahogos emotivos por muy
sinceros que estos sean.
6. Las opiniones en cuanto a la estructura más recomendable pueden
ser aceptadas desde un punto de vista didáctico, es decir, para su
empleo en la enseñanza , como entrenamiento práctico para los
estudiantes. Desde el ámbito profesional, donde la experiencia y el
dominio del oficio convierten a los periodistas en violadores de las
definiciones y reinventores, a la par, de nuevos modos de hacer, son
discutibles.
La narración deviene la forma privilegiada y central del discurso
en la crónica y, por tanto, el cronista tiene que prestar atención a los
modos más efectivos de contar una historia, un hecho o asunto, en
torno a los cuales se articula su objetivo y el lenguaje que
empleará.
La actitud del cronista ante el hecho, sus impresiones, se adaptarán
al vocabulario, al lenguaje, a la sintaxis, a la reconstrucción textual
de lo visto o vivido. Esa actitud, esas impresiones, integran el
objetivo central de la crónica, conforman su hilo
conductor, tributan a su punto de vista o tesis, hacen posible la
sintonía autor-receptor .
7. LOS TEMAS
Quizás sea este género el que más recursos posea para
describir atmósferas, situaciones, asuntos, personas. “La
crónica se resiste a la puntualidad de la información y al
marco estricto del artículo, deambula por todos los rumbos y
capta los variados matices del humano acontecer en su
diversidad de escenarios, asuntos y actos.
Un incendio, un accidente, un descubrimiento, un congreso
pueden ser temas de crónica igual que un estado de ánimo o
un problema social. La diversidad tipológica antes enunciada
da cuenta de que en ella cabe cualquier asunto siempre que
este sea tratado con imaginación y sensibilidad
8. La crónica cuenta una historia, relata. Esa historia se convierte
en el núcleo de
su eje narrativo, viene a ser algo así como su tesis.
La crónica se parece mucho a la información, al comentario y
al reportaje. A la información porque, al igual que esta, se nutre
de los hechos. Al comentario, ya que también valora y emite
opinión; al reportaje, en tanto ofrece testimonio personal e
integral de un acontecimiento.
9. DIFERENCIAS
Las diferencias con estas
otras formas periodísticas
radica en que su apropiación
factual, juicios y vivencias
pasan por la impresión
personal del cronista, por su
sensibilidad y particular
modo de expresión. “La
diferencia gráfica entre un
reportaje y una crónica es la
misma que entre una
fidedigna fotografía y una
personalísima pintura
impresionista”.