La Primera Guerra Carlista (1833-1840) surgió de la disputa sucesoria entre los partidarios de Isabel II y los de Carlos María Isidro tras la muerte de Fernando VII. El conflicto se prolongó durante 7 años y estuvo marcado por la lucha entre liberales e integristas. Tras la muerte de líderes como Zumalacárregui, el conflicto terminó con la victoria de los liberales y el exilio de Carlos María Isidro. El documento también describe las dos guerras carlistas posteriores y el contexto político
La construcción y consolidación del Estado liberal
1.
2.
3.
4.
5. 1. El reinado de Isabel II. La
oposición al liberalismo: carlismo y
guerra civil. La cuestión foral.
6. 1.1 El reinado de Isabel II (1833-1868).
Al morir Fernando VII, su
hija Isabel II hereda el trono,
pero el hermano de
Fernando VII, Carlos María
Isidro le disputa el trono al
no aceptar la derogación de
la Ley Sálica, generando un
conflicto sucesorio, que se
convirtió también en un
conflicto ideológico.
7. Carlos María Isidro fue apoyado por los absolutistas
tradicionalistas defensores del Antiguo Régimen
(carlistas). Por su parte Isabel II fue proclamada reina con
3 años de edad, por lo que se estableció una regencia
desempeñada primero por su madre María Cristina de
Borbón, que atrajo al gobierno a los liberales. A los
seguidores de Isabel se les llamó isabelinos o cristinos.
8. Con el reinado de Isabel II se consolidaron las bases del
liberalismo: régimen constitucional, que limitó el poder
del monarca; igualdad ante la ley, acabando con los
privilegios estamentales; y economía de mercado,
facilitando la compra – venta de todo tipo de bienes,
eliminando manos muertas, aduanas,...
9. Estos cambios se consiguieron finalmente gracias al
consenso entre las elites del Antiguo Régimen y los
nuevos notables, desarrollando un liberalismo
moderado, pactista con la Corona. Este proceso estuvo
mediatizado por el continuo intervencionismo militar,
frente a los carlistas y para impulsar cambios en el
gobierno mediante pronunciamientos.
10. 1.2 La Primera Guerra Carlista
(1833-1840).
Al morir Fernando VII se
desató un conflicto
sucesorio entre los
partidarios de su hija Isabel
II (isabelinos o cristinos
apoyados por los liberales)
y los de su hermano Carlos
María Isidro (carlistas
apoyados por los
absolutistas, ultrarrealistas
y apostólicos).
11. El enfrentamiento entre liberales y absolutistas se
venía fraguando en España desde principios del siglo
XIX. Durante las Cortes de Cádiz (1810-1814) se creó un
grupo de diputados absolutistas o serviles. En el Trienio
Liberal (1820-1823) las partidas guerrilleras realistas que
pretendían restablecer los poderes absolutos del rey y se
creó la regencia de Urgell. En la Década Ominosa (1823-
1833) se organizó el Ejército de Voluntarios Realistas, y
estalló la guerra de los agraviados o malcontents (1827),
levantamiento ultrarrealista catalán.
12. Las ideas liberales se basaban en la defensa de: una
monarquía constitucional en la que las Cortes limitaran el
poder de la Corona, la igualdad ante la ley, el laicismo y la
libertad religiosa, y la uniformidad territorial o el
centralismo (la aplicación de unas mismas leyes en todo
el Estado).
13. El carlismo fue un movimiento tradicionalista que
defendía el Antiguo Régimen (“Dios, patria, rey”). Los
carlistas defendían: una monarquía absoluta de origen
divino, el mantenimiento de los privilegios estamentales,
el integrismo religioso católico, y el foralismo (es decir el
mantenimiento y recuperación de los fueros, privilegios
fiscales, militares e institucionales – jurídicos y políticos –
que tenían País Vasco y Navarra y habían tenidolos
reinos de la Corona de Aragón).
14. Respecto a los apoyos sociales, los liberales tuivieron
arraigo en las ciudades, destacando el apoyo de la
burguesía, las clases medias urbanas y los empleados
públicos. Los altos mandos militares, la aristocracia y la
mayor parte de la alta jerarquía eclesiástica también
prefirió apoyar a la heredera legítima, Isabel II.
15. Como ayuda exterior, Isabel II fue apoyada por Francia y
Reino Unido que, mediante la Cuádruple Alianza (creada
en 1834), se comprometieron a defender a los gobiernos
legítimos liberales de España y Portugal, donde también
se desarrollaba una guerra entre la heredera legítima
María II y el pretendiente Miguel I.
16. Los carlsitas arraigaron en el medio rural,
especialmente en País Vasco, Navarra, norte de Aragón y
Cataluña, y Maestrazgo. Fueron apoyados por la baja
nobleza rural y el bajo clero, temerosos de perder sus
privilegios; el campesinado, que no había obtenido
mejoras materiales con las medidas liberales; los mandos
medios del ejército; y las clases medias defensoras de los
fueros.
17. Además, los carlistas tuvieron un apoyo exterior
ideológico de las potencias absolutistas de la Santa
Alianza Rusia, Prusia y Austria.
18. La Primera Guerra Carlista o Guerra de los Siete Años
estalló dos días después del fallecimiento de Fernando
VII, diferenciándose tres etapas o fases. La primera
etapa (1833-1835) se inició con la autoproclamación
como rey de Carlos V (Manifiesto de Abrantes) y con
levantamientos sin coordinación en su favor. En 1834 a
los guerrilleros carlistas se sumaron unidades regulares
del ejército, organizándose un ejército carlista dirigido por
el general Tomás de Zumalacárregui.
19. En 1835 los ejércitos carlistas de Zumalacárregui
dominaron el norte de España, desde Santiago de
Compostela (Galicia) hasta Berga (Cataluña). Sin
embargo, en octubre de ese año, cuando las tropas
carlistas sitiaban la ciudad de Bilbao, Zumalacárregui
murió a causa de unas heridas recibidas en una pierna.
20. La segunda etapa (1835-1837) estuvo dominada por
expediciones militares por toda España. En 1836 el
general Miguel Gómez recorrió el territorio peninsular de
extremo a extremo, alcanzando Andalucía y Extremadura.
Esta campaña puso de manifiesto la falta de control
militar del ejército liberal, pero también la falta de apoyo
popular más allá del norte de España.
21. En el mismo 1836 los carlistas fracasaron en su segundo
intento de toma de Bilbao gracias a la victoria del general
liberal isabelino Baldomero Espartero en la batalla de
Luchana. Un año después, en 1837, el propio
pretendiente al trono, Carlos V, protagonizó la
expedición real que alcanzó las puertas de Madrid, pero
no consiguió su toma ni un acuerdo con los liberales
moderados.
22. La tercera y última etapa (1837-1840) acabó con el
triunfo de las tropas liberales fieles a Isabel II. Dentro del
carlismo surgió una división entre los transaccionistas,
partidarios de alcanzar un acuerdo de paz con los
liberales que reconociera los fueros e impulsara un
liberalismo moderado (Rafael Maroto), y los apostólicos,
partidarios de continuar la guerra hasta el final (Ramón
Cabrera).
23. Los transaccionistas se impusieron en el País Vasco y
Navarra, donde el carlista Rafael Maroto y el liberal
Baldomero Espartero firmaron el Convenio de Vergara
(31 de agosto de 1839), acuerdo de paz que a cambio del
cese de hostilidades carlistas, prometía el mantenimiento
de los fueros y la incorporación al ejército regular de los
carlistas que así lo desearan.
24. Carlos V se exilió a Francia, mientras que el general
Ramón Cabrera mantuvo la guerra en el Maestrazgo
hasta que las tropas liberales comandadas por Baldomero
Espartero tomaron Morella (junio 1840), la principal
ciudad del Maestrazgo.
25. La Primera Guerra Carlista familiarizó al pueblo español
con la crueldad, el odio y la venganza, manifestada en
fusilamientos y matanzas protagonizadas por los dos
bandos en combate. Se estima que alrededor de 150.000
personas murieron directamente por la guerra.
26. La guerra también contribuyó a intensificar el desorden y
la inseguridad en las áreas rurales, cruzadas
incesantemente por partidas guerrilleras.
27. Por último, la guerra
permitió aumentar la
popularidad de los
líderes militares,
que durante todo el
reinado de Isabel II
se convertirán en los
principales focos de
referencia política
del país,
consagrando la
intervención de los
mismos en los
gobiernos
españoles.
28. 1.3 La Segunda Guerra Carlista
(1846-1849).
La Segunda Guerra Carlista
(1846-1849) se inició tras
abdicar Carlos V en su hijo
Carlos Luis, conde de
Montemolín (Carlos VI). Se
desarrolló fundamentalmente
en la Cataluña rural a raíz del
fracaso de los planes de
matrimonio entre Isabel II y
Carlos VI. .
29. La Segunda Guerra Carlista se conoció como guerra de
los matiners por la costumbre de los guerrilleros carlistas
de combatir a primeras horas de la mañana. En 1849 los
carlistas abandonaron España en dirección a Francia.
30. 1.4 La Tercera Guerra Carlista
(1871-1876).
Tras la caída de la monarquía de Isabel II (1868), el
carlismo resurgió, reclamando el trono vacante el nuevo
pretendiente carlista, Carlos VII, nieto de Carlos V.
31. Los carlistas consiguieron una reducida representación
parlamentaria en las Cortes, imponiéndose en 1872 la
facción más ultra del carlismo, que no reconoció a
Amadeo de Saboya como nuevo rey de España y
promovió una insurrección.
32. La Tercera Guerra Carlista (1871-1876) prendió en las
provincias de Cataluña, Navarra y el País Vasco,
recibiendo un gran impulso con la proclamación de la
Primera República en 1873. Los carlistas desarrollaron
expediciones militares por España y volvieron a fracasar
en la ocupación de Bilbao. La restauración de la dinastía
Borbón en España en 1875, acabó por hundir el carlismo,
teniendo que huir a Francia en 1876 Carlos VII.
34. 2.1 La regencia de María Cristina
de Borbón (1833-1840).
Tras morir Fernando VII fue
proclamada reina su hija
Isabel II, pero al tener sólo
tres años, se estableció un
periodo de regencia, que en
primer lugar fue
desempeñada por su madre,
María Cristina de Borbón.
Frente a los apoyos
absolutistas recibidos por el
pretendiente al trono Carlos
V se apoyó en los liberales.
35. Los liberales estaban divididos en moderados, partidaria
del pacto con la Corona, y progresistas, herederos de
los exaltados del Trienio Liberal, buscaban la limitación
del poder real a través de las Cortes, la elección popular
de los Ayuntamientos,... María Cristina se apoyó en los
liberales moderados, pero para drenar a los carlistas y
ante los levantamientos progresistas, en ocasiones tuvo
que conceder el gobierno a los liberales progresistas.
36. En 1833 María Cristina nombró un gobierno presidido por
el monárquico reformista Francisco Cea Bermúdez. El
ministro de fomento Javier de Burgos estableció una
organización territorial centralizadora de España, a la que
dividió en 49 provincias muy similares a las actuales.
37. En 1834 para satisfacer el reclamo liberal de convocar
Cortes, la regente nombró un gobierno presidido por el
liberal moderado Martínez de la Rosa. Este impulsó el
Estatuto Real, una carta otorgada que recogía un
reglamento para la convocatoria de Cortes, divididas en:
el Estamento de los Próceres (designados de modo
vitalicio por la Corona entre aristócratas), y el Estamento
de los Procuradores (elegidos mediante sufragio
censitario muy restringido).
38. El Estatuto Real no
satisfizo a los liberales más
progresistas, que crearon
juntas locales que
solicitaban reformas más
radicales. Por ello en 1835
María Cristina encargó
gobierno al conde de
Toreno y su ministro de
hacienda Juan Álvarez de
Mendizábal reinició la
desamortización de los
bienes del clero regular.
39. La desamortización buscó obtener ingresos para luchar
contra los carlistas, debilitar a la Iglesia (que en su
mayoría apoyaba a los carlistas), y crear un grupo de
personas fieles a Isabel II (beneficiados por la compra de
las propiedades desamortizadas). Esta medida provocó la
ruptura de relaciones con la Santa Sede.
40. Finalmente Juan Álvarez Mendizábal consiguió formar
gobierno, restableciendo la Milicia Nacional o la elección
popular de los Ayuntamientos. Para frenar esto, María
Cristina nombró un gobierno moderado presidido por
Javier Istúriz, pero las revueltas populares, la rebelión de
la Milicia Nacional y el motín de los sargentos de La
Granja en 1836, condujeron a la regente a nombrar un
nuevo gobierno progresista, presidido por José María
Calatrava, que restauró la Constitución de 1812.
41. Tras elegirse una asamblea
constituyente, en 1837 se
aprobó una nueva constitución,
más breve y moderada que la de
Cádiz, al buscar el consenso con
los liberales moderados y la
Corona. Reconocía el principio
de soberanía nacional, pero
establecía una soberanía
compartida entre las Cortes y la
Corona, pudiendo esta vetar o
rechazar leyes, y disolver las
Cortes.
42. Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por
el Senado (la mitad de cuyos miembros eran nombrados
por la Corona) y el Congreso de los Diputados (formado
mediante elecciones por sufragio censitario). Se
reconocían derechos individuales como la libertad de
imprenta sin censura previa y la libertad religiosa (aunque
se establecía la confesionalidad católica de España).
Artículo 2.
Todos los españoles pueden imprimir y publicar
libremente sus ideas sin previa censura, con sujeción a
las leyes.
La calificación de los delitos de imprenta corresponde
exclusivamente a los jurados.
43. Entre 1837 y 1840 se sucedieron
gobiernos liberales moderados y
en 1840 María Cristina aprobó la
Ley de Ayuntamientos que volvía
a otorgar a la corona el control de
la elección de los alcaldes. Esto
provocó motines populares
progresistas en ciudades como
Madrid y Barcelona, ante los
cuales la regente pidió al general
Baldomero Espartero que los
reprimiera, pero al negarse, María
Cristina renunció a la regencia
en favor de Baldomero Espartero y
se marchó a Francia.
44. 2.2 La regencia de Baldomero Espartero
(1840-1843).
Baldomero Espartero exigió
ser regente único, a pesar
de que la mayoría de los
progresistas defendían que
la regencia estuviera
formada por tres personas.
45. Durante su gobierno se
impulsó la venta de bienes
del clero secular y se
recortó los fueros vascos
y navarros. En 1841 el
regente abolió las
instituciones forales vascas
(Juntas, Diputaciones,...),
aunque mantuvo las
exenciones fiscales y
militares. En Navarra aprobó
la Ley Paccionada, por
medio de la cual Navarra
mantuvo sólo un sistema
fiscal propio.
46. También el regente promovió un acuerdo librecambista
con el Reino Unido, que provocó la protesta de los
industriales textiles catalanes, perjudicados por la
competencia de los bajos precios ingleses. Esa protesta
desembocó en disturbios en Barcelona, que el regente
atajó bombardeando la ciudad en diciembre de 1842, lo
que mermó sus apoyos.
47. En julio de 1843 el general moderado Ramón María
Narváez se pronunció en Torrejón de Ardoz contra el
regente, recibiendo apoyos progresistas. Por ello
Baldomero Espartero renunció a la regencia y las Cortes
decidieron proclamar la mayoría de edad de Isabel II,
aunque esta sólo contaba con 13 años.
49. Isabel II fue declarada mayor de edad por las Cortes
españolas en 1843, dando inicio así su reinado efectivo.
Durante el mismo gobernó, salvo dos años, apoyada
en los liberales moderados encabezados por el general
Ramón María Narváez.
50. Con Isabel II se consolidaron los partidos políticos como
agrupaciones de notables, destacando el moderado y el
progresista.
51. En 1858 surgió un partido de centro entre los moderados
y los progresistas: la Unión Liberal. Además del partido
progresista se desgajó el partido demócrata, creado en
torno a la reivindicación del sufragio universal masculino.
Del partido demócrata surgió el partido republicano, que
era antimonárquico, federalista y socialista.
52. 3.1 La Década moderada
(1844-1854).
Entre 1844 y 1854 el general
moderado Ramón María
Narváez ocupó la presidencia
del gobierno de forma reiterada,
manteniéndose siempre los
moderados en el poder. Estos
rechazaron la Constitución de
1837, por lo que aprobaron una
nueva constitución en 1845.
53. La constitución de 1845 establecía la soberanía
compartida y otorgaba amplios poderes a la Corona
(como la capacidad de disolver las Cortes). Establecía
unas Cortes bicamerales: el Senado era formado por
miembros vitalicios nombrados por la Corona, y el
Congreso de los Diputados era elegido por sufragio
censitario restringido. Además, limitó derechos (como la
libertad de imprenta o la libertad religiosa).
54. Además, los moderados aprobaron numerosas leyes de
carácter centralista y unificador. En 1844, tras disolver
la Milicia Nacional, el duque de Ahumada fundó la
Guardia Civil, como un cuerpo civil militarizado cuyo fin
era garantizar el orden público y las propiedades privadas
en el medio rural.
55. En 1845 se aprobó una Ley de Ayuntamientos por la
que la Corona elegía a los alcaldes a través de los
gobernadores provinciales, y Alejandro Mon y Ramón
Santillán realizaron una reforma de la Hacienda, que
organizó los impuestos en directos (que gravaban las
propiedades y los beneficios de las actividades
económicas) e indirectos o consumos (que gravaban la
compra de artículos de primera necesidad).
56. En 1848 se aprobó un Código Penal y en 1851 un
Código Civil que buscaban la unificación jurídica.
Además también se pusieron las bases de la educación
pública obligatoria a través de la actividad del ministro
Pedro Pidal.
57. Por otra parte, en 1851 se firmó un concordato con la
Santa Sede por el que se reconoció la religión católica
como única de España, asumiendo el Estado los gastos
eclesiásticos y la influencia ideológica en la educación y
en la prensa. A cambio la Iglesia aceptó la
desamortización y la Corona recuperó el derecho de
patronato.
58. Durante esta etapa el mayor problema que tuvieron que
hacer frente los gobiernos fue la Segunda Guerra
Carlista (1846-1849), que estalló al casarse Isabel II con
su primo Francisco de Asís y no con Carlos VI, el nuevo
pretendiente carlista. Este conflicto se desarrolló en
Cataluña, pero finalmente los carlistas fueron expulsados
a Francia.
59. 3.2 El Bienio Progresista
(1854-1856).
Algunos moderados, críticos con la
camarilla (personas próximas a la
reina), los intentos de establecer un
gobierno autoritario (Juan Bravo
Murillo) y los casos de corrupción, se
distanciaron de Isabel II. Por ello en
abril de 1845 el general Leoplodo O
´Donnell levantó el ejército en
Vicálvaro.
60. El ejército sublevado se retiró a Manzanares, donde el
liberal moderado Antonio Cánovas del Castillo escribió el
“Manifiesto de Manzanares”, donde se exigía la
regeneración liberal (supresión de la camarilla, reducción
de impuestos, Cortes constituyentes,…). Estas
reivindicaciones fueron bien acogidas por las clases
populares, que protagonizaron revueltas destacando las
desarrolladas en julio en Madrid.
61. Ante esta situación, Isabel II se vio obligada a permitir la
formación de un gobierno progresista encabezado por
el general Baldomero Espartero. Este gobierno restauró
las instituciones progresistas (ayuntamientos de elección
popular, Milicia Nacional,...) y promovió la elaboración de
una nueva Constitución en 1856, que nunca llegó a ser
aprobada.
62. Durante el Bienio Progresista
destacó la actividad económica:
Pascual Madoz promovió la
desamortización de bienes
eclesiásticos y sobre todo
municipales (1855); se aprobó la
Ley General de Ferrocarriles
(1855), que impulsó la
construcción del ferrocarril al
facilitar la inversión extranjera; y
se aprobó una ley de sociedades
bancarias y crediticias dio lugar al
nacimiento del Banco de España
(1856).
63. 3.3 Los gobiernos de la Unión Liberal
y el final del reinado (1856-1868).
En 1856 mediante un Real Decreto se
restableció la Constitución de 1845,
Leopoldo O´Donnell formó un gobierno
sin los progresistas, y finalmente el
moderado Ramón María Narváez volvió
al poder (Bienio Moderado, 1856-
1858). En 1857 el ministro Claudio
Moyano reguló el sistema educativo en
tres etapas: primera y segunda
enseñanza y enseñanza superior.
64. En 1858 Leopoldo O´Donnell volvió
a la presidencia del gobierno con su
nuevo partido centrista, la Unión
Liberal, que dio paso al “gobierno
largo” (1858-1863). Durante el
mismo se hizo frente a
levantamientos carlistas,
republicanos y campesinos y se
promovieron intervenciones
militares exteriores de prestigio,
para fomentar el patriotismo, aunque
no obtuvieron grandes beneficios y sí
importantes costos.
65. La principal intervención militar tuvo lugar en Marruecos,
donde tras un ataque marroquí a Ceuta (1859), las tropas
españolas vencieron a las marroquíes en la batalla de
Tetuán (1860), obteniendo España Ifni.
66. Otra intervención se desarrolló en la Conchinchina
(Indochina), donde a raíz de la matanza de misioneros un
ejército franco-español conquistó el país, pero España
acabó retirándose (1858-1862).
67. En América España participó junto con Francia y Reino
Unido en la expedición de apoyo a Maximiliano I como
emperador de México (1861). Además, España consiguió
recuperar el control de la República Dominicana, por
poco tiempo (1861-1865). Y se enfrentó en la batalla del
Callao a Perú (1866), al reivindicar España el pago por
Perú de una deuda.
68. La caída del gobierno de Leopoldo O´Donnell abrió un
periodo de inestabilidad política que precedió a la
revolución de 1868 y el final del reinado de Isabel II
(1864-1868). Las causas de estos hechos fueron
económicas, políticas y sociales.
69. En 1866 estalló una crisis económica en Europa. En
España supuso la retirada del capital extranjero, que dejó
de financiar al ferrocarril, paralizando a los sectores
económicos más dinámicos (construcción, siderurgia,...).
A todo ello se unió la crisis agraria de 1867.
70. En el ámbito político, el descrédito de Isabel II se hizo
crónico debido a la influencia política de su camarilla y a
las públicas aventuras amorosas que mantuvo.
71.
72. El rechazo a Isabel II se tradujo en levantamientos
militares: en 1866 al general Juan Prim sublevó el
ejército en Villarejo de Salvanés y hubo un levantamiento
de los sargentos del cuartel de San Gil en Madrid.
73. Además los principales partidos opositores a Isabel II,
progresistas y demócratas, firmaron el Pacto de Ostende
(Bélgica) para derrocar a Isabel II (1866). Al mismo se
unieron los republicanos y la Unión Liberal, encabezada
por el general Francisco Serrano tras la muerte de
Leopoldo O´Donnell (1867).
74. En 1868 la muerte del líder moderado Ramón María
Narváez acabó por dejar sin apoyos políticos a la reina.
75. También hubo una crisis social que llevó a continuas
protestas populares ante la carestía económica y la
difusión de las ideas demócratas y socialistas. En este
sentido destacó la protesta estudiantil ante la expulsión
de la Universidad de los profesores demócratas Emilio
Castelar y Nicolás Salmerón. Esta protesta acabó con
una fuerte represión, provocando la muerte de 14
estudiantes (Noche de San Daniel, 10 de abril de 1865).
76. La triple crisis (económica, política y social) ayudó al
triunfo del pronunciamiento militar del almirante Juan
Bautista Topete en Cádiz el 18 de septiembre de 1868.
Ante el triunfo militar de los sublevados, la reina Isabel II
tuvo que marcharse de España.
77. 4. El Sexenio Democrático (1868-
1874): intentos democratizadores.
La revolución, el reinado de
Amadeo I y la Primera República.
78. 4.1 La revolución gloriosa
o septembrina de 1868.
La combinación de crisis económicas, políticas y
sociales provocó la revolución de 1868.
Entre los factores económicos destaca la crisis
financiera de 1866 y al crisis agraria de 1867.
Entre las causas políticas el rechazo hacia la Corona
alcanzó al ejército y unió a toda la oposición (Pacto de
Ostende, 1866).
En el ámbito social destacaron las protestas
estudiantiles con motivo de la expulsión de los
profesores demócratas Castelar y Salmerón (1865).
79. La revolución de 1868, denominada “gloriosa” por los
liberales progresistas o “septembrina” por desarrollarse
en dicho mes, se inició con el levantamiento militar del
almirante Juan Bautista Topete en Cádiz. Dicho
levantamiento fue apoyado por los generales Juan Prim y
Francisco Serrano al grito de “¡Viva España con
honra!”.
80. Los revolucionarios reivindicaban el sufragio universal
masculino, la elaboración de una nueva constitución, la
libertad de imprenta, y la abolición de las quintas
(reclutamiento militar por sorteo) y los consumos
(impuestos sobre productos básicos). Estos objetivos
fueron apoyados por juntas revolucionarias locales y el
28 de septiembre las tropas de Isabel II fueron
derrotadas por el ejército revolucionario en Alcolea.
81. Finalmente los ejércitos de los generales Serrano y Prim
tomaron Madrid mientras Isabel II, que se encontraba de
vacaciones en Lekeitio (Vizcaya), abdicó y se marchó a
Francia.
82. 4.2 El gobierno provisional y
la regencia de Serrano (1868-1870).
Con la marcha de Isabel II se estableció un gobierno
provisional de demócratas, progresistas y unionistas
presidido por el general Serrano. Se convocaron cortes
constituyentes por sufragio universal masculino directo,
siendo más votados progresistas y republicanos.
83. En 1869 se aprobó una nueva constitución, que
reconocía la soberanía nacional de origen popular,
estableciéndose como sistema de gobierno la monarquía
parlamentaria en la que el rey no tenía el poder ejecutivo
real. Se mantuvo un sistema de Cortes bicameral, pero el
Senado pasó a ser elegido por sufragio masculino
indirecto y el Congreso de los Diputados por sufragio
masculino directo. Además, estableció amplios derechos
individuales (libertad de culto, reunión, asociación,…).
84. Tras la aprobación de la Constitución, el general Serrano
fue elegido regente, a la espera de encontrar un rey. Bajo
esta regencia se formó un gobierno encabezado por el
general Prim que impulsó reformas: Laureano Figuerola
estableció un arancel librecambista e impuso la peseta
como moneda, se aprobó la Ley de Minas (1871), se
desarrolló la Ley de Matrimonio Civil (1870), se aprobó un
nuevo Código Penal (1870) y se crearon jurados
populares (Ley de Enjuiciamiento Criminal, 1872).
85. La regencia de Serrano tuvo que
enfrentarse a diversos problemas. El
10 de octubre de 1868 (Grito de Yara)
estalló una guerra independentista
en Cuba que se prolongó hasta 1878.
El criollo Carlos Manuel de Céspedes
inició la rebelión de los pequeños
hacendados criollos que liberaron a
sus esclavos para que se sumaran a
la insurrección frente a los españoles,
que controlaban el poder político y las
grandes haciendas esclavistas.
86. También se extendieron por Andalucía las
insurrecciones campesinas y republicanas,
desarrollándose ocupación de fincas y sublevaciones de
republicanos federalistas. Además, se creó la sección
española de la Asociación Internacional de
Trabajadores (AIT), que se había fundado en Londres en
1864 buscando la unión internacional de las asociaciones
de obreros. El anarquista italiano Giuseppe Fanelli
promovió la organización de la sección española.
87. La mayor preocupación para el gobierno fue la búsqueda
de un rey. Se barajaron diversos candidatos: el general
Espartero, Fernando de Coburgo (viudo de María II de
Portugal), Antonio de Orleans (duque de Montpensier e
hijo del rey de Francia Luis Felipe I), Leopoldo de
Hohenzollern (apoyado por Prusia) y Amadeo de Saboya
(hijo del rey de Italia Víctor Manuel II).
88. Esta búsqueda de rey provocó la guerra entre Francia y
Prusia, ante el temor francés de quedar rodeado por
monarcas alemanes. Finalmente las Cortes eligieron
como rey a Amadeo de Saboya, candidato que apoyó el
presidente del gobierno Juan Prim.
89. 4.3 El reinado de Amadeo I (1871-1873).
Pocos días antes de desembarcar en España Amadeo de
Saboya, el 27 de diciembre de 1870, el presidente del
gobierno Juan Prim fue víctima de un atentado mortal,
promovido por el duque de Montpensier, cuando su
carruaje atravesó la madrileña calle del Turco.
90. El 2 de enero de 1871 Amadeo I fue proclamado rey por
las Cortes sin el respaldo de la persona que más le había
defendido como el mejor candidato a rey.
91. Durante su corto reinado, Amadeo I cumplió con la
Constitución de 1869, pero tuvo que enfrentarse a una
múltiple y creciente oposición. La Iglesia Católica se
opuso a Amadeo I, como representante de la familia que
había acabado con los Estados Pontificios en Italia.
92. Durante su reinado se mantuvo la guerra de Cuba y en
1872 estalló la Tercera Guerra Carlista al no reconocer
los carlistas a Amadeo I y reclamar como rey a Carlos VII,
nieto de Carlos V, el hermano de Fernando VII. Los
carlistas tuvieron sus bases, una vez más, en el País
Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
93. Junto a estas guerras, Amadeo I sufrió la oposición de los
republicanos (que defendían la supresión de la
monarquía) y de los alfonsinos (partidarios de la
restauración de la monarquía borbónica en la figura de
Alfonso, el hijo primogénito de Isabel II).
94. A ello hay que añadir la división dentro de los
progresistas entre los constitucionalistas,
encabezados por Práxedes Mateo Sagasta, y los
radicales, que con Manuel Ruiz Zorrilla se acercaron a
posiciones republicanas.
95. Toda esta oposición política, a la que se sumó la
impopularidad del monarca a causa de su origen
extranjero, llevó a Amadeo I a abdicar del trono español
el 10 de febrero de 1873.
96. 4.4 La I República (1873-1874).
Tras la abdicación de
Amadeo I, el 11 de febrero
de 1873 se reunieron las
dos cámaras legislativas
y proclamaron la Primera
República. Esta llegó ante
el agotamiento de los
sistemas monárquicos,
contando sólo con el apoyo
de los republicanos y los
radicales.
97. La Primera República tuvo que hacer frente a
numerosas dificultades. A las dos guerras en curso (la
de Cuba y la Tercera Guerra Carlista hay que añadir la
oposición política desarrollada por los progresistas
constitucionalistas y los alfonsinos, que desde
centroeuropa preparaban la restauración de la monarquía
borbónica. Además, la Primera República apenas contó
con reconocimiento internacional.
98. A todo ello hay se sumar la división entre los propios
republicanos, diferenciándose entre los unitarios
(partidarios de una República centralista) y los
federalistas (que deseaban hacer de España un Estado
federal integrado por diversos Estados).
99. Dentro de los federalistas aparecieron dos tendencias: los
transigentes o benevolentes (partidarios de la
construcción del Estado federal “desde arriba”, a partir de
una constitución) y los intransigentes (que deseaban
crear el Estado federal desde abajo, mediante la creación
espontánea de estados). Estos últimos promovieron la
creación de cantones (gobiernos regionales autónomos
que debían federarse entre sí en el Estado español).
100. El levantamiento cantonalista, en el que destacó
Cartagena y Málaga fue apoyado por el naciente
movimiento obrero, auspiciado por las ideas anarquistas
que consideraban al Estado como un garante del
mantenimiento de las desigualdades sociales.
101. Estos problemas generaron
una acusada inestabilidad
política, sucediéndose los
gobiernos. El primero fue el
encabezado por Estanislao
Figueras, que convocó cortes
constituyentes con el fin de
crear una nueva constitución.
Durante su gobierno se
suprimieron las quintas.
102.
103. Le sucedió Francisco Pi y Margall, líder republicano
federalista que además de abolir la esclavitud en Puerto
Rico, elaboró una Constitución que establecía una
república federal integrada por 17 estados (1871). Sin
embargo, esta constitución no llegó a entrar en vigor, al
iniciarse el movimiento cantonalista.
104.
105. Al negarse a reprimir al movimiento cantonalista,
Francisco Pi y Margall fue sustituido por Nicolás
Salmerón, que envió el ejército para acabar con los
cantones. Al negarse a firmar unas penas de muerte de
dos militares, dimitió.
106. Emilio Castelar se convirtió en el nuevo jefe de gobierno
y suprimió las Cortes, reforzó el ejército y acabó con casi
todos los cantones. Al reanudarse las Cortes, Emilio
Castelar dimitió y el 3 de enero de 1874 el capitán general
Manuel Pavía, ante la posibilidad de un nuevo gobierno
federal, dio un golpe de Estado desalojando las Cortes.
107. El general Francisco Serrano se convirtió en el nuevo
presidente. Ocupó el cantón de Cartagena, el último que
resistía, y prohibió la AIT, acusada de fomentar el
cantonalismo. El 1 de diciembre de 1874, Alfonso, hijo de
Isabel II, reclamaba la vuelta pacífica a la monarquía
borbónica (manifiesto de Sandhurst).
108. Sin embargo los militares adelantaron la restauración de
la monarquía borbónica mediante el pronunciamiento
del general Arsenio Martínez Campos en Sagunto el 29
de diciembre de 1874.
109. 5. El reinado de Alfonso XII:
el sistema canovista y
la Constitución de 1876.
110. 5.1 El sistema canovista y
la Constitución de 1876.
En 1875 se produjo la Restauración de la monarquía
borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II,
tras el pronunciamiento del general Arsenio Martínez
Campos en Sagunto (Valencia) el 29 de diciembre de
1874, que puso fin a la Primera República.
111. En 1870 Isabel II había abdicado
en el exilio a favor de su hijo
Alfonso. Desde entonces, el
político conservador Antonio
Cánovas del Castillo hizo lo
posible por restaurar a los
Borbones en el trono español
(partido alfonsino), promoviendo
el manifiesto de Sandhurst
firmado por Alfonso y que
recogía como objetivos: implantar
una monarquía liberal con
derechos individuales, promover
un estado centralizado y
restablecer el estado confesional
católico.
112. Antonio Cánovas del Castillo admiraba el modelo
inglés de monarquía parlamentaria bipartidista y por
ello impulsó un sistema político basado en la alternancia
pacífica en el poder (turnismo) de dos partidos: el
Conservador y el Liberal. Pretendía así alejar a los
militares de los pronunciamientos continuos.
113. El Partido Liberal Conservador
(Partido Conservador) se fue
configurando en torno a Antonio
Cánovas del Castillo. Aglutinó a
políticos procedentes del partido
moderado isabelino y de la Unión
Liberal. Sus apoyos sociales se
centraban en los terratenientes, la
alta burguesía y el alto clero.
Defendía el sufragio censitario, la
exclusividad de la religión católica,
la censura, la restricción de la
libertad de enseñanza (cátedra), y
el proteccionismo económico.
114. El Partido Liberal Fusionista
(Partido Liberal) se fundó en 1880
por Práxedes Mateo Sagasta.
Procedía del antiguo partido
progresista isabelino, que dio lugar
al Partido Constitucional en el
Sexenio Democrático, incorporando
también al sector más progresista
de la Unión Liberal. Su base social
eran las clases medias. Defendía el
sufragio universal masculino; la
libertad de cultos, de prensa y de
cátedra; y el librecambismo.
115. El turno pacífico entre los dos partidos fue posible gracias
al falseamiento de las elecciones y al pacto. El
Ministerio de la Gobernación designaba los nombres de
los candidatos que debían ser elegidos (encasillado).
Estos candidatos eran elegidos gracias al control electoral
llevado a cabo por los gobernadores provinciales y
personalidades locales o caciques que mediante redes
clientelares controlaban las votaciones en su localidad.
116. Los caciques locales
ofrecían concesiones,
privilegios y reparto de
cargos entre sus clientes o
amigos políticos, a cambio
de votar a quien ellos
señalaban. A esta compra
del voto se añadía la
manipulación o fraude
electoral (pucherazo)
mediante diversas técnicas
(introducción de varios
votos por una persona,
votos de personas
muertas, quema de urnas
electorales,...).
117. El rey, que tenía
capacidad de disolver las
Cortes y convocar
elecciones cuando
consideraba conveniente,
era el árbitro del turno
pacífico, indicando al
Ministerio de Gobernación
el partido que debía salir
elegido en las próximas
elecciones.
118. Este sistema político se concretó en la Constitución de
1876, que fue un texto integrador entre las posiciones
conservadoras y liberales con el fin de conseguir
estabilidad política. De esta forma, esta Constitución
estuvo vigente casi medio siglo (hasta 1931). La
Constitución fue elaborada por unas Cortes convocadas
por sufragio universal masculino para tal fin.
119. La Constitución recogió una amplia declaración de
derechos (expresión, asociación, reunión,...) pero que se
concretaba en leyes ordinarias que podían
restringirlos.
Artículo 13.
Todo español tiene derecho:
De emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra,
ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro
procedimiento semejante, sin sujeción a la censura previa.
De reunirse pacíficamente.
De asociarse para los fines de la vida humana. (...)
120. La Constitución reconoció el catolicismo como religión
oficial del Estado y restableció el Concordato con la
Santa Sede. No obstante, se permitió el culto privado de
otras religiones.
Artículo 11.
La Religión Católica, Apostólica, Romana es la del
Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y a sus
ministros.
Nadie será molestado en el territorio español por sus
opiniones religiosas ni por el ejercicio de su respectivo
culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana.
No se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni
manifestaciones públicas que las de la religión del Estado.
121. La Constitución estableció un sistema parlamentario
bicameral, formado por el Senado (integrado por
senadores de derecho propio, nombrados por el rey, y
otros elegidos) y por el Congreso de los Diputados
(elegido por sufragio). El tipo de sufragio quedó
relegado a leyes ordinarias. Los conservadores aplicaron
el sufragio censitario y los liberales el sufragio universal
masculino (definitivo desde 1890).
Artículo 28.
Los Diputados se elegirán y podrán ser reelegidos
indefinidamente, por el método que determine la ley.
122. La Constitución reforzó el poder del monarca al reconocer
la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. De
hecho, el rey podía vetar y proponer leyes, disolver y
convocar las Cortes, siendo además jefe supremo del
ejército.
Don Alfonso XII, por la gracia de Dios Rey Constitucional
de España. A todos los que la presente vieren y
entendieren, sabed: que en unión y de acuerdo con las
Cortes del Reino actualmente reunidas, hemos venido en
decretar y sancionar la siguiente Constitución de la
monarquía española.
123. La Constitución estableció una organización
administrativa centralista en la que los Ayuntamientos y
Diputaciones Provinciales quedaron bajo el control del
gobierno central y se suprimieron todos los fueros vascos.
Artículo 84.
Tercero. Intervención del Rey, y, en su caso, de las
Cortes, para impedir que las Diputaciones provinciales y
los Ayuntamientos se extralimiten de sus atribuciones en
perjuicio de los intereses generales y permanentes.
124. 5.2 Evolución política durante
el reinado de Alfonso XII (1875-1885).
Tras la aprobación de la
Constitución de 1875 se creó
un gobierno conservador
encabezado por Antonio
Cánovas del Castillo (1875-
1881). Este buscó pacificar el
país y defender un régimen
conservador monárquico.
125. Se pusieron fin a las guerras
iniciadas durante el Sexenio
Democrático. Alfonso XII en
persona acabó con la Tercera
Guerra Carlista, marchando al
exilio Carlos VII (febrero de 1876).
Se abolieron entonces los últimos
fueros vascos aunque se
mantuvo una fiscalidad especial
mediante el establecimiento de
conciertos económicos entre las
Diputaciones Provinciales vascas
y el gobierno central (cuotas que
las regiones vascas deben abonar
al gobierno recaudadas de forma
libre).
126. En 1878 se puso fin a la Primera Guerra de Cuba o
Guerra de los Diez Años. El general Arsenio Martínez
Campos derrotó a los insurrectos (mambises) y firmó con
ellos la Paz de Zanjón, que rechazó el general cubano
Antonio Maceo. La paz supuso la rendición a España del
ejército cubano, a cambio España otorgó la libertad para
los esclavos y prometió una mayor autonomía para Cuba.
127. El gobierno conservador desarrolló una política de
restricción de libertades: la Ley Electoral de 1878
restringió el sufragio censitario a un 5 % de la población;
la Ley de Imprenta de 1879 limitó la libertad de expresión;
se regularon los derechos de reunión y asociación
prohibiendo los sindicatos obreros; y se expulsó de la
Universidad a varios profesores.
128. Los profesores expulsados defendían el krausismo,
filosofía de Karl Krause que defendía que la mejora
humana dependía de la educación. Estos profesores,
encabezados por Francisco Giner de los Ríos, fundaron
en 1876 la Institución Libre de Enseñanza, basada en
la coeducación, el laicismo, la educación integral y
participativa,...
129. Además, el gobierno conservador promovió el
centralismo político a través de la Ley de Diputaciones
Provinciales y Ayuntamientos (1876), que atribuía a los
gobernadores civiles el poder de aprobar presupuestos
municipales, y al monarca el nombramiento de los
alcaldes de las poblaciones de más de 30.000 habitantes.
130. Un año después de crearse el Partido Liberal, en 1881
accedió al poder hasta 1884 llevando a la práctica el
turnismo. El gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta
promovió mayores libertades de imprenta y cátedra.
Además, en 1883, el ministro de la Gobernación,
Segismundo Moret, creó la Comisión de Reformas
Sociales, con el fin de mejorar el bienestar de las clases
trabajadoras.
131. Durante el gobierno liberal hubo varios levantamientos
republicanos y se ejecutaron a anarquistas a los que
se les acusó de pertenecer a la organización la Mano
Negra, que habría cometido varios delitos de sangre.
132. En 1884 el Partido Conservador volvió al poder e
incrementó la represión gubernamental frente a los
republicanos y al movimiento obrero. En 1885 se desató
una epidemia de cólera en Valencia que se extendió por
toda España. El rey decidió mostrar su preocupación
acercándose a visitar a algunos enfermos, pero el 25 de
noviembre, Alfonso XII, con 27 años, murió de
tuberculosis en el Palacio de El Pardo, en Madrid.
133. 6. La regencia de María Cristina de
Habsburgo y el turno de partidos.
La oposición al sistema.
Regionalismo y nacionalismo.
134. 6.1 Evolución política durante la
regencia de María Cristina (1885-1902).
La temprana muerte de Alfonso XII cuando su segunda
esposa, María Cristina de Habsburgo aún estaba
embarazada de su primer hijo varón, puso en crisis la
continuidad del sistema de la Restauración.
135. Carlistas y republicanos vieron una oportunidad para
cambiar el sistema político pero, los líderes de los
partidos turnistas, el conservador Cánovas del Castillo y
el liberal Sagasta, acordaron mantener el turnismo (Pacto
de El Pardo, noviembre de 1885).
136. María Cristina de Habsburgo,
la última esposa de Alfonso
XII, asumió la regencia. En
mayo de 18 6 nació su único
hijo varón, que se convirtió en
rey de España desde su
nacimiento, bajo el nombre de
Alfonso XIII. El nacimiento de
un hijo varón aseguró el
sistema de la Restauración,
aunque María Cristina de
Habsburgo tuvo que asumir
una larga regencia.
137. Tras el Pacto de El Pardo, se formó un gobierno liberal
(1885-1890) presidido por Sagasta. Durante esta etapa se
consolidó el partido y aprobó importantes leyes
reformistas: la Ley de Asociaciones (1887) legalizó las
asociaciones obreras, la Ley del Jurado (1888) restauró
los jurados populares, un nuevo Código Civil (1889)
reconoció el matrimonio civil, y la Ley Electoral (1890)
restableció el sufragio universal masculino.
138. En 1890 el Partido Conservador regresó al gobierno
(1890-1892), aceptando el sufragio universal masculino y
promoviendo en el ámbito económico un arancel
proteccionista (1891) solicitado por los empresarios
industriales catalanes y vascos y los propietarios trigueros
castellanos. El final del gobierno conservador se produjo
ante la aparición de divisiones en el partido.
139. Un nuevo gobierno del Partido Liberal (1892-1895)
provocó divisiones en el partido. La principal iniciativa de
este gobierno fue el impulso de una reforma de la
administración de Cuba para otorgarla autonomía, pero
en 1895 estalló una guerra independentista en Cuba.
140. Al iniciarse la guerra independentista en Cuba, el
Partido Conservador retomó el gobierno buscando sin
éxito pacificar la isla (1895-1897). El gobierno acabó con
el asesinato del presidente del gobierno, Cánovas del
Castillo, por el anarquista Michelle Angiollillo, que
vengaba la represió a los anarquistas de Barcelona.
141. El nuevo gobierno del Partido
Liberal (1897-1899) tuvo que hacer
frente a la guerra contra EEUU en
Cuba y Filipinas (1898). La derrota en
la guerra y la pérdida de las colonias,
llevó al gobierno a los conservadores
(1899-1900), encabezados ahora por
Francisco Silvela. Finalmente tras un
nuevo gobierno liberal (1900-1902),
Alfonso XIII alcanzó la mayoría de
edad (16 años) por lo que concluyó la
regencia de María Cristina de
Habsburgo.
142. 6.2 La oposición al sistema: carlistas,
republicanos y movimiento obrero.
Fuera del turnismo, monopolizado por los Partidos
Conservador y Liberal, se desarrollaron diversas
opciones políticas (carlismo, republicanismo,
movimiento obrero y nacionalismo periférico) que
quedaron marginadas.
143. Los carlistas acentuaron su carácter regional (País
Vasco y Navarra) y minoritario (3 % de votos). Su apoyo
social se redujo, ya que los católicos pasaron a apoyar al
Partido Conservador. Además, hubo divisiones internas al
surgir un sector intransigente en torno a Cándido Nocedal
y su hijo Ramón Nocedal.
144. Los republicanos se mantuvieron divididos en
federalistas (Francisco Pi y Margall) y centralistas
(Nicolás Salmerón), que apostaron por la insurrección, y
posibilistas (Emilio Castelar), que participaron en las
elecciones. En 1903 se creó la Unión Republicana, y
obtuvo mayorías electorales en Barcelona, Madrid y
Valencia.
145. Pero pronto volvieron a dividirse los republicanos en el
Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux
(1908), de carácter populista anticlerical, y el Partido
Reformista dirigido de Melquiades Álvarez (1913), que
buscaba limitar el poder del rey o eliminar la
confesionalidad del Estado.
146. Dentro del movimiento obrero, en 1870 Paul Lafargue,
yerno de Karl Marx, introdujo en Madrid las ideas
socialistas marxistas. En 1879 Pablo Iglesias fundó el
Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que se integró
en la Segunda Internacional. En 1888 se creó el sindicato
socialista Unión General de Trabajadores (UGT).
147. Las ideas socialistas se difundieron a través de
periódicos (“El socialista”) y Casas del Pueblo en Madrid,
Asturias y País Vasco. Finalmente en 1910 una alianza
republicano-socialista permitió a Pablo Iglesias
convertirse en el primer diputado socialista de España.
148. La otra gran ideología obrera del siglo XIX, el
anarquismo, había penetrado en España en 1868 de la
mano de Giuseppe Fanelli, creándose la sección
española de la AIT, que fue prohibida en 1874. En 1881
se creó la Federación de Trabajadores de la Región
Española (FTRE), con apoyos en Cataluña y Andalucía.
La represión y divisiones internas provocaron su
disolución en 1888.
149. El anarquismo se difundió mediante Ateneos libertarios, el
proyectos educativos como la Escuela Moderna de
Francisco Ferrer i Guardiá, y publicaciones como
“Solidaridad Obrera”. Finalmente en 1910 se fundó la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), a partir del
sindicato catalán Solidaridad Obrera, convirtiéndose en el
sindicato con más afiliados en España.
150. Frente a la mayoritaria corriente anarcosindicalista,
también se desarrolló una corriente basada en atentados
terroristas a políticos y empresarios, que provocó
ataques asesinos en el Liceo de Barcelona (1893),
contra el presidente del gobierno Cánovas del Castillo
(1897), y la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia
Battemberg (1906).
151. El catolicismo social tuvo su base en la encíclica
“Rerum novarum” del papa León XIII (1891). Pretendía
buscar una mejora de las condiciones de vida obreras sin
generar un enfrentamiento entre clases sociales
buscando el pacto o concertación entre empresarios y
obreros. En 1909 se creó la Unión de Sindicatos Obreros
católicos (USO).
152. 6.3 La oposición del regionalismo
y el nacionalismo.
Antes de la Restauración borbónica las reivindicaciones
regionalistas fueron canalizadas a través del carlismo o
del republicanismo federal. Ambas opciones se
debilitaron ante el desarrollo de movimientos
regionalistas y nacionalistas en las regiones españolas
con idiomas propios y burguesías desarrolladas que se
opusieron al proceso de centralización política.
153. En Cataluña se desarrolló el
catalanismo. Desde 1830 la
Renaixença pretendió
recuperar el catalán para la
literatura. En 1882 se creó el
Centre Catalá, un centro para
defender los intereses de
Cataluña, impulsado por
Vicent Almirall.
154. En 1892 Enric Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista,
que aglutinó a la burguesía nacionalista catalana. Su
ideario se recogió en las Bases de Manresa, donde se
planteaba una solución autonomista concretada en
recuperar el catalán como lengua oficial y adoptar las
antiguas Cortes catalanas como parlamento catalán.
155. Posteriormente se diferenciaron dentro del catalanismo
dos corrientes: una mayoritaria, conservadora, católica y
burguesa (encabezada por la Lliga Regionalista, partido
autonomista creado por Enric Prat de la Riba y Francesc
Cambó en 1901) y otra republicana, laica y popular
(representada por Estat Catalá, partido independentista
fundado por Francesc Maciá en 1922).
156. El vasquismo fue impulsado por la abolición de los
fueros vascos en 1876. En 1895 Sabino Arana fundó el
Partido Nacionalista Vasco (PNV), bajo el lema, “Dios y
Leyes Viejas”. El PNV, que adoptó en sus orígenes un
discurso independentista (centrado en la defensa y
recuperación del euskera, la reivindicación del mundo
rural tradicional católico, y el rechazo racista a los
inmigrantes), fue apoyado principalmente por las clases
medias y campesinas vascas.
157. El galleguismo se plasmó en el Rexurdimento,
movimiento de recuperación de la cultura gallega a través
de la literatura y la historia que se desarrolló en el siglo
XIX con Rosalía de Castro. En 1916 Antonio Villar Ponte
promovió las Irmandades da Fala, agrupaciones de
recuperación de la lengua gallega. Finalmente en 1931
Alfonso Rodríguez Castelao fundó el Partido
Galleguista, que aglutinó a los nacionalistas gallegos.
158. En Valencia se desarrolló
también su propio
renacimiento cultural
(Renaixensa), creándose
en 1878 la asociación Lo
Rat Penat (el murciélago),
que rechazó el
centralismo español y el
nacionalismo catalán,
reivindicando una propia
identidad cultural
valenciana.
159. Los levantamientos cantonales
de 1873 impulsaron el
desarrollo de un sentimiento
autonomista en Andalucía. La
defensa de una autonomía
federal para Andalucía marcó
la trayectoria de Blas Infante,
el principal impulsor del
desarrollo del andalucismo,
con obras como “Ideal
Andaluz” (1915).
161. La pérdida de las últimas
colonias españolas en 1898,
debe enmarcarse en el
contexto internacional de
redistribución colonial que
se produjo ante el choque de
los grandes imperios en la
última década del siglo XIX.
La crisis española fue
equiparable a la vivida por
Portugal en 1890 (sometida a
los intereses ingleses), Italia
en 1896 (derrotada por el
ejército nativo etíope) y
Francia en 1898 (a favor de
Reino Unido).
162. 7.1 La guerra de Cuba (1895-1898).
En 1878 la Paz de Zanjón acabó con la Primera Guerra
de Cuba, bajo la promesa por parte de España de ofrecer
autogobierno a Cuba. Al no ser satisfecha dicha
promesa, en 1892 José Martí fundó en el exilio en EEUU
el Partido Revolucionario Cubano.
163. Martí promovió una sublevación independentista en 1895,
tras aprobar España una ley que prohibía el libre
comercio de Cuba con EEUU y fracasar el proyecto de
autonomía promovido por el gobierno del Partido Liberal.
En febrero de 1895 el Grito independentista de Baire
reanudó la guerra entre cubanos y españoles. La
temprana muerte de Martí, hizo que el mando de la
insurrección pasara a los generales Antonio Maceo y
Máximo Gómez.
164. Para atajar el levantamiento, el gobierno liberal envió para
negociar una nueva paz al general Arsenio Martínez
Campos. Al fracasar, el nuevo gobierno conservador
envió a Valeriano Weyler junto a 200.000 hombres.
Weyler promovió las reconcentraciones, poblados
fortificados en los que se recluía a la población civil para
impedir su apoyo al ejército rebelde. Los campos de
concentración provocaron hambre y enfermedades,
siendo denunciados por EEUU. un nuevo gobierno liberal
decidió destituir a Valeriano Weyler.
165. Un nuevo gobierno
liberal decidió destituir a
Weyler y concedió a
Cuba una constitución
autonomista, pero no fue
aceptada interpretándola
como muestra de la
debilidad de España. En
febrero de 1898 en La
Habana el acorzado
Maine de EEUU se
hundió tras una
explosión provocando
254 muertos.
166. EEUU acusó a España de sabotaje del Maine y le envió
un ultimátum proponiendo comprar Cuba. La negativa
española basada en el orgullo de su pasado imperial llevó
a que en abril de 1898 EEUU declarara la guerra a
España. La guerra fue muy breve: el hundimiento el 3 de
julio de la flota del almirante Pascual Cervera y Topete en
la bahía de Santiago de Cuba, permitió a EEUU ocupar
Puerto Rico y apoyar la independencia de Cuba.
167. 7.2 La guerra de Filipinas (1896-1898).
El descontento contra la
dominación de España en
las islas Filipinas comenzó
a gestarse en los años
sesenta del siglo XIX.
Jóvenes filipinos, que
estudiaron en Europa,
reclamaron reformas en
Filipinas. En 1892 José
Rizal fundó la reformista
Liga Filipina.
168. En agosto de 1896 el Katipunan, organización que
pretendía la expulsión de los españoles y la confiscación
de las tierras de las órdenes religiosas españolas, se
sublevó en la isla. España envió tropas encabezadas por
los generales Camilo González de Polavieja y
Fernando Primo de Rivera. Estos militares consiguieron
reprimir la rebelión filipina, por la que los líderes rebeldes
firmaron en 1897 la Paz de Biac-na-Bató (permitía su
exilio a cambio de dinero).
169. En 1898 al estallar la guerra entre EEUU y España,
EEUU envió su flota a Filipinas derrotando a la flota
española en Cavite. De este modo, EEUU apoyó el
resurgir de la insurrección filipina, capitulando la capital
filipina, Manila, el 13 de agosto de 1898.
170. 7.3 El Tratado de Paz de París y las
consecuencias del “desastre” del 98.
El 10 de diciembre de 1898 EEUU y España firmaron el
Tratado de París. Por este acuerdo, Cuba se convertía
en república independiente bajo supervisión de EEUU,
mientras que Puerto Rico, Filipinas y la isla Guam (en
las Marianas) fueron vendidas a EEUU por 20 millones
de dólares.
171. En 1899 España vendió a Alemania a través de un
tratado hispano-alemán sus últimas colonias en el
Pacífico (las islas Carolinas, las Marianas – excepto
Guam -, y las Palaos).
172. Como consecuencias demográficas de la guerra se
calcula que esta generó unos 120.000 muertos, la mitad
de ellos aproximadamente soldados españoles muertos
por enfermedades infecciosas tropicales. Además,
muchos españoles quedaron heridos y mutilados.
173. Las consecuencias económicas se basan en la pérdida
del mercado colonial (de donde España obtenía
materias primas baratas como el algodón, el azúcar o el
tabaco, al mismo tiempo que vendía productos españoles
como los textiles catalanes). Ante este panorama se
incrementó el proteccionismo. Otras consecuencias
económicas fueron el incremento de la deuda española
a causa del gasto militar y la repatriación de capitales de
Cuba a España.
174. Las consecuencias políticas fueron el desgaste de la
imagen del ejército, quedando los militares resentidos
respecto a los políticos. A su vez, impulsó el nuevo
colonialismo español en Marruecos. También la derrota
desgastó a los partidos turnistas de la Restauración,
especialmente al liberal. En el ámbito exterior España
confirmó que era una pequeña potencia, perdiendo
importancia en los encuentros internacionales.
175. Más allá de la resignación
popular ante la derrota, entre las
consecuencias ideológicas
destaca la aparición del
regeneracionismo, una
corriente de pensamiento que
rechazaba el sistema de la
Restauración por considerarlo
una lacra para el progreso del
país y reclamaba regenerar
España superando las prácticas
caciquiles, impulsando el peso
de las clases medias,
extendiendo el sistema
educativo y promoviendo una
profunda reforma agraria.
176. Algunos regeneracionistas
pensaban que España
necesitaba para cambiar un
“cirujano de hierro”, lo que
daría lugar a la apuesta por
una dictadura. Otros autores
regeneracionistas, como
Joaquín Costa, reclamaban
“escuela y despensa”.
177. En literatura se desarrolló la “Generación del 98”
formada por autores muy diversos entre sí como Pío
Baroja, Miguel de Unamuno, Azorín, Ramón María del
Valle Inclán, Antonio Machado,... Estos escritores
exaltaron el sentimiento nacional reflexionando sobre la
decadencia de España.
178. Por último, la guerra contra EEUU desarrolló un
sentimiento antiamericano (al considerarse a EEUU
como responsable del desastre).