1. COMENTARIO CRÍTICO
DEL ARTÍCULO DE
MARTÍN RUIZ:
“LOS FACTORES DEFINITORIOS DE
LOS GRANDES GRUPOS DE EDAD
DE LA POBLACIÓN: TIPOS,
SUBRUPOS Y UMBRALES”
William Hernández Ramos. Análisis Geodemográfico. 5º de Licenciatura de Geografía.
2. La idea de establecer subgrupos de edad es buena si se tiene en cuenta
las variables que caracterizan cada subgrupo como son la variable biológica,
médica, educativa, psicológica, sociológica, económica-laboral o género. Sin
embargo este establecimiento es un trabajo ingente en tanto en cuanto se sale
de la generalización de los tres grandes grupos para buscar subgrupos
excesivamente heterogéneos, pues hay variables muy independientes y en
función de cada ella los subgrupos diferirán. Si se establecen los clásicos
grupos quinquenales se generalizará, perderemos quizás la perspectiva “social”
o demográfica que se pretende con las variables para realizar los subgrupos
pero como bien dice el autor es necesaria para la comparación.
No obstante si se quiere ahondar en los aspectos analíticos de la
población las variables escogidas son un buen camino, pero el trabajo será
excesivamente arduo y lleno de incontables ramificaciones. El primero, por
ejemplo, estará en función del territorio (desarrollado o subdesarrollado) y
bajando la escala de análisis, en un país “desarrollado” existen clases sociales
diversas que pueden analizarse con las variables biológica, médica, educativa,
psicológica, sociológica, económica-laboral o género pero el establecimiento
de los subgrupos será algo complejo lo que no excluye la posibilidad de
analizar de forma minuciosa a diferentes escalas y variables, la población. En
este punto los subgrupos nos aportan una capacidad analítica incuestionable
empero la dificultad es harta debido a cierta subjetividad de algunas de las
variables, por ejemplo el catedrático evalúa el grupo 0-19 en varios subgrupos
que en resume en tres:
-Fase de lactancia ( de 0 a 5 años)
-Pubertad (6/7 a 12/14 años)
-Adolescencia (hasta 20 años)
Todo ello en los países desarrollados. No vamos a salir de este ámbito
para no enredarnos en la explicación. Acierta de forma rotunda el autor al
aseverar que se trata del grupo de edad más complejo. Y no es para menos,
pues se produce desde el nacimiento hasta una fase vital capital como son los
3. 20 años. Ahora bien, el establecimiento de los subgrupos homogeneizados es
un tanto subjetivo. Si se ha de generalizar y ser dogmático en el tratamiento de
la información podemos estar de acuerdo, sin embargo es complicadísimo, por
no decir a veces indemostrable este establecimiento. La lactancia siendo
necesaria puede extenderse más allá del año cero o no llegar al primer
aniversario. Por otra parte debería tenerse en cuenta la etapa “social” del niño
en el que va descubriendo “otro mundo” además del de sus padres. El
comportamiento social, cierto es que puede generalizarse y aceptarlo, pero si
se trata de ser crítico hay que tener en cuenta la gran variabilidad de la forma
de vida del niño que está en función de la coyuntura familiar, económica e
incluso ideológica de sus padres. Lo anterior nos puede conducir a que el niño
esté más o menos sociabilizado por la excesa o defectuosa protección paterna.
La economía e incluso la ideología establecerán los matices entre los cero y los
cuatro años. Dado el actual sistema general de educación, es rotunda la
afirmación de que partir de los cinco años comienza la escolaridad del niño en
que éste estará inmerso en el sistema educativo. La llamada “escolaridad
potencial o pubertad” (hasta 12-14 años) es un asunto complejísimo para poder
establecer con nitidez los subgrupos. Las pruebas o la realización de un
análisis como ejemplo utilizando estos subgrupos nos daría una idea del grado
de operatividad de éstos que nos permitiría o no realizar comparaciones y
ahondar en el análisis de la evolución de la población.
El siguiente subgrupo que establece el autor se refiere a los adultos con
unos límites ciertamente controvertidos. Martín Ruiz cita los términos de “amor
y trabajo” o la “crisis de intimidad frente al aislamiento” para delimitar la franja
entre los 20 y 22 años, aunque bien es cierto que en esta el autor da en la
diana al aseverar que esta edad “varía de acuerdo con las pautas sociales y de
crisis de generatividad que supone la necesidad del hombre y la mujer de ser
productivos (…) que se inicia a los 20-25 años”. Había que matizar que este
hecho es exclusivo de los territorios desarrollados, pues esta pauta no se
comporta igual en el Tercer Mundo o, para afinar más, si se produce no es un
intervalo matemáticamente tan aproximativo las condiciones en los países
pobres no obedecen tanto a un comportamiento tal que así, sino que depende
sobre todo del entorno cultural, de la estabilidad socio-económica y política que
4. desde luego no generan un pensamiento en términos de “productividad” debido
a “crisis de intimidad frente al aislamiento”.
Dentro del grupo de adultos, en el subgrupo de adultos jóvenes habla de
22 a 25 años, ello no significa que social y sentimentalmente sean adultos, de
hecho la actual coyuntura educativa y económica podría inducir a creer que la
adultez no se alcanzaría hasta que la persona lograse entender el alcance de
sus acciones y decisiones, lo cual repercutirá mucho en su capacidad para ser
considerado adulto. El autor acierta al decir que existen situaciones en que la
edad de la adultez ha provocado un retraso hasta los 30 años en los países
desarrollados. Habla de la preparación educativa y profesional, la cual también
se ha retrasado a más de 25 por el momento de crisis económica del mundo
capitalista que se está viviendo que ha obligado a los parados a volver a
estudiar pare mejorar su preparación de cara al mercado laboral aunque esta
crítica personal no está enfundada de ningún argumento cuantitativo válido
sino por las noticias de los medios escritos en los últimos meses. El factor
fundamental de este grupo lo dice el autor al aseverar que “el poder de decisión
de este grupo es determinante sobre el total de la estructura por edad”, es una
afirmación incuestionable.
Al hablar de los adultos intermedios el autor afina bastante en sus
conclusiones. Parece claro que los umbrales sean complicados y estén
condicionados de tal manera que exista una edad mediana que oscila entre los
35 y los 50 para unos, para otros desde los 40 a los 55 años. Menos que
objetar en cuanto a los adultos maduros.
No ocurre así con el grupo de los viejos, en los que se puede incurrir en
otro problema sustancial como en el primer gran grupo de edad. En primer
término no puede negarse ni cuestionar el factor que inicia el envejecimiento
como es el factor biofisiológico resultado de una fase degenerativa como bien
dice el autor “caracterizado esencialmente por el descenso del número de
células y de la funcionalidad fisiológica, que conlleva un descenso progresivo
de la capacidad y potencialidad de los diferentes órganos del ser humano para
5. cumplir su función, lo cual se traduce en la aparición de los aspectos
anatómicos propios de esta fase del ciclo vital”.
El problema no radica tanto en lo que el autor califica como un sentido
“peyorativo” de la vejez sino en la situación del gran grupo de edad que
establece Sauvy de 60 y más. Caracterizar a toda una población a partir de los
60 años y tratarlo igualmente es un error. Martín Ruiz cita tres estadios o
subgrupos dentro de este gran grupo:
-Vejez inicial o incipiente (entre 60 y 69 años)
-Vejez intermedia (entre 70 y 84 años)
-Vejez avanzada (más de 85 años)
Evidentemente al referirnos a la vejez a esta edad tenemos que
descartar a todos los países desarrollados en que no se alcanza esa esperanza
de vida de 60 años. Pero es que el problema radica en que habría que
establecer un gran grupo que sea de 85 y más años y a partir de ahí establecer
otros subgrupos muy minoritarios pero que cada vez se incrementarán allí
donde el índice de vejez es realmente alto como en España. No es baladí pues,
decir que existe una entidad propia de los viejos de 85 y más años y establecer
un grupo de 60 a 84 años e introducir entonces sí, los dos subgrupos que
establece Martín Ruiz. El grado de vejez o para hablar más claro, la
degeneración de la salud del individuo no es igual dependiendo del tipo de vida
que ha llevado, en razón de su género e incluso la aparición de patologías
endógenas serán diferentes con 60 que con 85. Tratar en un mismo grupo
como propone Sauvy es bueno para sintetizar pero hoy día en los países en
que el grado de envejecimiento alcanza cotas antes nunca vistas, es necesario
hacer un replanteamiento ajustando ello a las variables propias de la etapa de
vejez, variables antes mencionadas.