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RICARDO OROZCO
FLORES DE BACH
MANUAL DE APLICACIONES LOCALES
EL
PATRÓN
TRANSPERSONAL:

UNA
EFICAZ
HERRAMIENTA
DE

TRABAJO













INDIGO
Zamora, 91-95 08018 Barcelona
© 2002 Ricardo Orozco © 2003 Ediciones y distribuciones Vedrá, S.L.
Primera edición: enero 2003
ISBN: 84-89768-78-1 Depósito legal: B-1266-03
Fotocomposición: Text-Gráfic Ausiás Marc, 16 - 08010 Barcelona
Impresión: Liberdúplex Constitución 19, Bloque 8, local 19 08014 Barcelona
Encuademación: Encuademaciones Roma
Feixa Llarga, 70
08907 L'Hospitalet
PROLOGO
Cuando salió mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Terapeutas
Avanzados. índigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este trabajo era la
siguiente: por una parte reivindicar la filosofía de Bach como instrumento
consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; por otra, sugerir que el
sistema floral estaba siendo infrautilizado debido, tal vez, a una interpretación
reduccionista que sólo contemplaba las flores para aplicaciones mentales y
emocionales, limitadas casi siempre al ámbito de lo doméstico.
Partía de la base, y aún sigo pensando lo mismo seis años después, de que no
se podía compartimentalizar al ser humano de la manera en la que se venía
haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, emoción, cuerpo y
alma, eran integrantes indivisibles de esa superposición de planos energéticos
interconectados que nos configuran y sustentan.
Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach había sido concebido
desde una visión holística del ser humano, su campo de acción sin duda debía ser
el mismo.
El mensaje era más o menos el siguiente: «Estamos confundiendo nuestros
límites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg en sí. Esto es
mucho más de lo que nos figurábamos».
Por otra parte introducía el concepto de Patrón Transpersonal como
herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com-
plementarias de las clásicas, a nivel oral y tópico. Todo ello desde un punto de
vista racional.
La respuesta fue mucho mayor de lo que suponía. De toda España, de casi
todos los países de Latinoamérica y cuando salió la edición ampliada en italiano,
de este último país, empecé a recibir cartas, llamadas y e-mails de terapeutas y
usuarios agradeciéndome el trabajo, compartiendo sus buenos resultados y
confirmándome lo que ya sospechaba: ellos también habían intuido que la terapia
era algo más de lo que se venía barajando hasta el momento.
Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan en el terreno
físico se equivocan, así como los que piensan que para tocar lo espiritual hacen
falta otras herramientas. Sin duda no han leído bien a Bach, ya que todo el
sistema gira en torno a la reconducción del ego a los dictados intuitivos del alma.
Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, así como muchos de los
que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la constatación cotidiana de
ello.
A los varios años de mi debut literario, Clemente Sánchez y yo nos
embarcamos en un ambicioso proyecto que cristalizó en Flores de Bach.
Diagnóstico Diferencial entre Esencias, índigo. Barcelona, 1999, libro que
creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores.
Después de 6 años del Manual para Terapeutas Avanzados sigo convencido de
que aún queda mucho por hacer en el terreno floral. El que haya tanta gente
trabajando con criterios amplios sobre la terapia de Bach, es el aliciente que me
ha animado a embarcarme en esta tercera incursión floral.
Los criterios de mi primer libro son aún válidos para mí, pero han sido tantas las
contribuciones y confirmaciones que se han producido, que sentía la obligación de
compartir y terminar de hilvanar las continuas actualizaciones y ampliaciones de
los Patrones Transpersonales y sus aplicaciones locales.
Ricardo Orozco
Verano de 2002 Barcelona - Valle D'Adda
(Bergamo-Italia)
Agradecimientos
Ésta es quizá para mí la parte más importante del libro.
Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros para
crecer y evolucionar. Desde lo más trivial, a lo más complejo, no existe una
autosuficiencia real en casi ningún aspecto de nuestro devenir.
Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar mi
agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayudaron en el
complejo proceso de elaboración de este manual.
Agradezco de corazón a mi amiga Rosa Castelló que siempre ha estado
animándome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi vida. A mi
secretaria y amiga, Sara María Calzada, por insistirme día a día
capricornianamente en la necesidad de trabajar más y ser menos Hornbeam,
también por haber colaborado en el proceso de documentación del libro. A mi hija
Marina que con Sara María Calzada, corrigieren con mucho amor y humor el estilo
y la gramática. A Enzo Carlevaro, Carlos Salazar y de nuevo Marina, que
contribuyeron en las figuras.
Fue muy importante también para mí el apoyo de mis compañeros de
SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, así como el estímulo recibido por
Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio Sposato, Ermanno
Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Universidad de Sta. Clara de
Cuba: Boris (El Grande) C. Rodríguez, Eloida
Pedroza, Dayamic Rodríguez, Lucía Alba y en definitiva tantos alumnos que han
compartido sus experiencias conmigo.
Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en el libro,
me ofreció su casa en el bosque de Lombardía y sobre todo su hospitalidad y
amistad, en un momento muy difícil de mi vida.
También es obligado agradecer la disposición siempre positiva de mis editores,
los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejándome toda la libertad
literaria inimaginable.
Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia floral, Carlos
Cruz, al que todavía me une una amistad inmune al paso del tiempo.
INTRODUCCIÓN
Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido posible.
Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma altruista e
incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo siguen haciendo desde
otras esferas.
El autor
Luces en la oscuridad
La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena salud.
Tal vez no es todavía, como pensaba Bach, la medicina del futuro pero sin
duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar aun no pocas
barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el materialismo más
cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas " ortodoxas».
Más pronto que tarde la medicina oficial deberá reconocer que se ha alejado
demasiado del hombre, al confundir tecnología con progreso, en su loca carrera
hacia quién sabe dónde.
Hoy más que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de nuestros
orígenes y de las fuentes filosóficas y espirituales que buscan un sentido a
nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de retorno, de eterno retorno
diría, en busca de nosotros mismos. Quizá de ahí que Wild Oat, la esencia del
vacío existencial, sea de tan rabiosa actualidad.
A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanización de la medicina oficial,
que no termina de salir de las concepciones mecanicistas que con pocos
elementos pretenden explicarlo todo.
Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha aumentado la
expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias han sido sustituidas por
el estrés, la depresión y las enfermedades cardiovasculares. En cambio, en África,
América Latina y Asia, sólo por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren
proporciones bíblicas, fomentadas por el egoísmo del denominado «mundo rico».
Los pobres hoy son más pobres que nunca. En este sentido, no resulta extraño
que la medicina se plantee con criterios empresariales de rentabilidad, y no como
un derecho inalienable.
Sin embargo, cabría preguntarse si el hecho de añadir años a nuestra vida ha
redundado también en añadir calidad de vida a esos años. A tenor de lo que
podemos percibir en el ámbito de la medicina comunitaria, no parece
corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energía, tiempo y recursos puestos en
el desciframiento del código genético, y tan poco de todo ello en escuchar al
paciente o en la búsqueda de un poco de sentido a tanto sufrimiento innecesario.
Por otra parte, sabemos que una gran proporción de las enfermedades son de
causa iatrogénica, es decir producidas por la actuación médica, amén del uso
indiscriminado de fármacos alopáticos. El famoso primum non nocere1
parece no
ser tenido en cuenta y el discurso para justificar ciertos estragos de la química
alopática parece ser el mismo que se usa para justificar las bajas civiles de los
bombardeos en las guerras actuales: algo así, como «nosotros no tenemos la
culpa, son efectos colaterales».
Esta proliferación de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, que para
nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades individuales de cada uno,
por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la perplejidad a muchos de los
que hemos sido paradójicamente formados en las aulas de la medicina científica.
Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una máquina
compleja desprovista de todo significado y trascendencia, será contemplado con
una indulgencia no exenta de compasiva ironía por el médico del futuro.
Cada día son más los profesionales de la salud y los usuarios de la sanidad
que vuelven la vista atrás a la búsqueda de sistemas naturales más holísticos y
sobre todo más respetuosos con nuestra naturaleza. En suma no agresivos. Y es
precisamente esta necesidad de volver a las raíces la que en la actualidad está
impulsando el resurgimiento de terapias como la que nos ocupa.
El doctor Bach fue muy consciente, hace más de 70 años, de este fenómeno.
Fue testigo privilegiado de la tendencia alopática de su época, que por cierto no
ha hecho más que aumentar, y abogó por una suelta a los sistemas naturales de
sanación, abjurando de la medicina científica en la que militaba.
Pienso que hoy más bien deberíamos tender a una medicina de
complementación / integración donde el usuario tuviera más posibilidades de
elección y el médico le informase de las distintas opciones de tratamiento que
existen para su caso.
Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no quedó limitada a una
crítica testimonial, sino que se impuso la ciclópea misión de crear un sistema
terapéutico coherente con su línea de pensamiento y sentimiento, sistematizando
una verdadera medicina del alma, que además no hacía ascos a dolencias más o
menos físicas. Dedicó toda su vida a la lucha contra el sufrimiento humano. Es
más, ideó una verdadera medicina floral preventiva, una asombrosa técnica que
buscaba corregir tendencias patológicas que derivarían más adelante en
enfermedades físicas o psíquicas.






























































1
Expresión
latina
que
significa
lo
primero
no
dañar.

Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resultado de una
serie de disarmonías que empezaron a nivel de lo mental / emocional en forma de
pensamientos, sentimientos y actos que podrían definirse como «defectos» del
ego, o intentos de la personalidad de insubordinación a la tutela del Alma o Ser
Superior. Esta supraestructura intenta conducir a la personalidad, sobre todo por
medio de la intuición, en la dirección del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo,
consiste pues en detectar esas disarmonías y ayudar, mediante el uso de las
esencias, a su corrección para evitar la somatización.
Esto es lo que podríamos definir como una verdadera profilaxis. Pero al mismo
tiempo quiso que su sistema también sirviera para el tratamiento de la
enfermedad somática una vez producida, o cuanto menos como paliativo del
sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto era su amor.
Pero además, creó Bach un sistema único de desarrollo espiritual o si se quiere
de crecimiento personal, que aún hoy no deja de sorprendernos. ¡Y todo al mismo
precio!
Leer su filosofía, expresada con palabras simples que encierran verdades
complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invitación a la sinceridad
que siempre nos aporta un poco de luz en la oscuridad.
Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribió sus retratos florales para
los terapeutas, sino más bien para el ciudadano de a pie.
Quizá éste haya sido el motivo por el que mucha gente se formó una visión
excesivamente simplista de la terapia floral, pero es que él quería llegar a todos,
cualquiera que fuese su nivel de entendimiento.
Como ya anticipaba en el prólogo, la terapia ha devenido, en estos 70 años de
andadura, en mucho más de lo que se suponía desde una aproximación simplista.
Ello ha servido de aliciente para que muchos profesionales del campo de la
medicina, naturopatía, psicología, psiquiatría, enfermería, etc., se sintieran
atraídos por los valores añadidos que se ofrecían. Bastantes de ellos los han
encontrado y han podido profundizar en la terapia. Otros simplemente han
abandonado, pienso que en gran medida porque no han encontrado, en la muy
extensa literatura floral, herramientas convenientemente calibradas para el
empleo de la técnica.
Creo, sin necesidad de entrar en un Pine tal vez irreversible, que muchos de los
que escribimos tendríamos que pensar un poco en los demás y ser conscientes
de que quizá deberíamos hacerlo desde el rigor de la experiencia cotidiana, más
que desde el ensayo o la narración meramente testimonial y por tanto sospechosa
de Heather, no exento en ocasiones de Chicory. Pero me he propuesto no ser
Beech, por lo que abandono desde ya este discurso, aunque la reincidencia es
algo que ocurre incluso en las mejores familias.
En este libro encontrará el lector algunas herramientas de las prometidas y dejo
en sus manos el aportar otras de las que tan necesitados estamos.
Realidades y perspectivas florales
Decía que en estos momentos la terapia floral atravesaba un buen momento, y
voy a intentar demostrarlo con datos. Todo ello se inscribe forzosamente dentro
del creciente interés que los usuarios están concentrando en la demanda de
medicinas complementarias.
En 1984, el Instituto de Demoscopia de Alemania, realizó una encuesta con
más de 2000 personas y el 74% se consideraban seguidores o interesados en
tratamientos naturistas. Una nueva encuesta en 1989 realizada con la misma
cantidad de personas mostró que el 58% de los alemanes habían utilizado ya, al
menos una vez, tratamientos naturistas. En 1992 la utilización había aumentado
en un 70%.
La encuesta Eisenberg de EE UU, realizada en 1993 con más de 1500
personas, detectó que un 34% utilizaban medicinas complementarias.
La Asociación de Consumidores de Gran Bretaña en 1992, cifró en un 25 % los
británicos que en ese año habían utilizado estos tratamientos.
En 1981, en Holanda, el 6,4 % de la población utilizaba medicinas
complementarias. En 1990 era ya el 15 %, y en 1994 el 60 % utilizaba o veía muy
positivamente estos tratamientos.
En Francia, la homeopatía es la medicina complementaria más popular,
habiendo pasado su uso de un 16 % en 1982 a un 36 % en 1992.
En 1996, una encuesta en 4 centros de salud de la periferia de Barcelona y
Gerona, con un total de 161 encuestados, reveló que un 41,6 % de los
participantes en la encuesta había recurrido en el último año a algún tipo de
medicina complementaria. Un 54 % utilizaba remedios caseros con sus familiares.
A la pregunta de «si les parecería bien o recurrirían a estas medicinas si
estuvieran financiadas por la Seguridad Social (medicina pública española)», un
80 % respondió que lo vería bien.2
En Italia, según los últimos datos oficiales del ISTAT (Instituto Nacional de
Estadística) en 1999, 9 millones de italianos (más del 15% de la población) fueron
tratados con medicinas no convencionales. 10.000 médicos prescriben
habitualmente homeopatía.3






























































2
Toda
la
información
estadística
expuesta
aquí,
procede
del
trabajo
presentado

por
 la
 doctora.
 Araceli
 Abilla
 en
 la
 V
 Jornada
 de
 Fitoterapia
 y
 Etnobotánica,

organizada
por
Santiveri
en
la
Universidad
Pompeu
Fabra
de
Barcelona,
en
mayo

de
2002.

3
Extraído
 de
 MB.
 La
 Medicina
 Biologica.
 Rivista
 Italiana
 di
 Omeopatia,

Omotossicologia
e
Medicine
Integróte.
Núm.
93.
Septiembre
de
2002.

En España se calcula que 1 de cada 4 españoles acude a la medicina
alternativa.4
En la actualidad, 18 colegios médicos provinciales tienen sección de médicos
naturistas.
Circunscribiéndonos más a la terapia floral, un primer indicador de peso del
interés suscitado por las flores, es la extensa literatura con la que contamos en
este momento.
El castellano y el italiano son probablemente los dos idiomas en los que por el
momento existe más literatura, tanto en traducciones como en publicaciones
autóctonas. En cada una de las dos lenguas se supera el centenar largo de libros.
En italiano se aprecia la entrada masiva de médicos atraídos por la terapia.
Ni que decir tiene que las flores de Bach están muy representadas en internet,
con gran abundancia de páginas web.5
En 1998 la terapia floral fue incorporada al sistema de salud cubano,
estableciéndose una diplomatura a nivel nacional, exclusiva para profesionales
sanitarios. Estos estudios constan de 250 horas lectivas y lo más interesante es
que 100 horas se dedican a metodología de la investigación en el campo floral. Se
han formado hasta el momento más de 2000 diplomados. Este hecho es de un
interés inusual, ya que no sólo implica un reconocimiento en el ámbito científico
de nuestra labor, sino que también, como ya habrá deducido el lector, disponemos
de trabajos de investigación realizados con metodología científica que validan la
terapia floral frente a otros tratamientos y al placebo.6
En los años 2001 y 2002, tuve el privilegio de impartir en el Instituto de Ciencias
Médicas, dependiente de la Universidad de Santa Clara (Cuba), un postgrado
para los diplomados en Terapia Floral, que versó sobre el Patrón Transpersonal y
las aplicaciones locales.
En España, en el ámbito universitario, las flores de Bach han entrado en
algunos postgrados, como por ejemplo el que imparte la Universidad Ramón Llull
de Barcelona (Postgrado de Terapias Naturales Orientales y Occidentales),
destinado a titulados universitarios en disciplinas de la salud.
Las flores de Bach también figuran en los programas de la mayoría de escuelas
de Naturopatía.
Diversos colegios provinciales de Diplomados Universitarios de Enfermería,
también han incluido cursos de terapia floral para sus afiliados.






























































4
Ver
periódico
El
Mundo,
de
18
de
abril
de
1999.

5
Se
pueden
consultar
como
muestra
las
siguientes:
 www.sedibac.org
;

www.seflor.org
:
www.amicidibach.com
;
www.ricardoorozco.com.

6
 Algunos
de
estos
trabajos
se
pueden
obtener
 en
el
siguiente
sitio
de

internet
www.sedibac.org.

Sin duda estos son ejemplos de los avances que se consiguen cuando las
flores se administran con rigor y seriedad. Aunque hay que reconocer que el
camino por recorrer es todavía muy largo.
A nivel asistencial, existen también ejemplos de implantación de la terapia en
algunas áreas básicas de salud. Pero hay que destacar que este hecho depende
más en general de la tenacidad y vocación de servicio de los médicos y
enfermeros que los impulsan, que del convencimiento de quienes gestionan la
salud comunitaria. Ejemplos muy encomiables son los de los doctores Enrique
García Tíscar y Consuelo Martínez en Gijón, médicos de familia que llevan más
de 10 años administrando flores en la Seguridad Social, así como la meritoria
labor en este sentido de la doctora Araceli Abilla, médico de familia y naturópata
en el Centro de Atención Primaria de Cornellá (Barcelona).
Sin duda hay muchos más casos de experiencias satisfactorias en este sentido.
Otro tanto ocurre en Italia, donde incluso algunos psiquiatras han introducido
las flores en hospitales psiquiátricos. Un buen ejemplo es el de la doctora Maria
Antonietta Bálzola.7
Sorprende también el que otro psiquiatra, Ermanno Paolelli,8
haya hecho un
importante trabajo de investigación en el campo del color, compaginando las
flores con los colores.
El asociacionismo en torno a las flores también ha crecido a medida que lo
hacía el número de terapeutas. En España, destacaría la formación de SEDIBAC
(Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia del doctor Bach de Cataluña),
asociación sin ánimo de lucro de la que fui cofundador en 1993 y que en la
actualidad cuenta con más de 500 asciados en todo el país. En Madrid, nuestros
amigos de SEFLOR tam- bien trabajan en el mismo sentido. Se puede contactar
con ambas entidades mediante las direcciones que figuran al final del libro.
Existe la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, pero seria muy
largo el mencionar la labor de otras sociedades en diversas latitudes, y el riesgo
inevitable de omitir alguna de ellas me disuade definitivamente.
Se han creado marcos internacionales para compartir los conocimientos y
descubrimientos alcanzados. Una buena muestra de ellos son los Congresos
Internacionales de Terapia Floral. Los últimos fueron celebrados con éxito en La
Habana (2000), Barcelona (2001) y México (2002)
Ver su libro I Fiori della Mente. I Rimedi di Bach nella Pratica Clínica. Bollati Boringhieri.
,1997.
8. Le Qualita dell 'Anima. Techniche Nuove. Milano, 1999.
Un mismo tema, diversas vías, idéntico destino
Quizá el tema más apasionante de la realidad floral en la actualidad es la
diversidad de enfoques, sin duda complementarios, sobre los que nos movemos
numerosos autores y terapeutas.
El enfoque más o menos tradicionalista ya queda suficientemente explicitado
por autores como Chancellor y la mayoría de los posteriores.
Más adelante, el advenimiento de profesionales que vienen del mundo de la
psicología, psiquiatría y psicoanálisis aportará una nueva luz más clara sobre los
mecanismos de la personalidad en los que se inscriben las disarmonías
anticipadas por Bach. Buena muestra de esta corriente, tan beneficiosa para la
comprensión de la terapia floral, es la existencia en lengua española de autores
como Eduardo Grecco, Bárbara Espeche, M- Luisa Pastorino, Rogelio Demarchi,
Susana Veilati, Claudia Stern y un largo etc. El primero de ellos además ofrece
sólidas vinculaciones entre órganos, sistemas, meridianos emocionales y más
cosas dignas de una atenta lectura.
En italiano destaca, como ya adelantara, el doctor Ezio Sposato que ha ideado
un estupendo sistema de diagnóstico y tratamiento basado en las topografías
ofrecidas por el alemán Dietmar Krámer. He podido constatar los beneficios del
sistema de mi amigo Sposato en mi propio cuerpo.7
El trabajo ya referenciado sobre la correspondencia entre colores y flores
realizado por el psiquiatra italiano Ermanno Paolelli me impresiona cada vez más,
además de su trabajo con la psicosíntesis de Assagioli.
En alemán brilla con luz propia Metchild Scheffer, que ha sido la fuente en la
que hemos bebido la mayoría de terapeutas florales. Ella integra
maravillosamente lo conocido de las flores, con aportaciones propias de un interés
inusual en lo que atañe a crecimiento personal, simbología, etc.
Siguiendo con los alemanes Krámer, muy valorado en Alemania, Italia, Suiza y
Austria, ofrece unas topografías florales y unas teorías muy atractivas y útiles,
habiendo además realizado una brillante correlación con la acupuntura.
El doctor Gótz Blome ofrece muchas visiones algo especiales de la terapia y ha
incursionado con éxito en el campo de la astrología.
En inglés destaca, además del trabajo enorme de Chancellor, que inscribíamos
en el campo de la ortodoxia inicial, la labor de Julian Barnard, que ha incursionado
en lo que él denomina «el gesto de la planta», una forma de entender la signatura,
relacionando la forma y el comportamiento de la planta en su hábitat, color, etc.
con aplicaciones terapéuticas. Sus escritos no tienen desperdicio.
También muy meritoria es la visión enormemente espiritualizada que de las
esencias ofrecen Katz & Kaminsky.






























































7
Ver
su
libro
La
Medicina
Ritrovata.
Xenia.
Milano,
1998.

En poco tiempo los cubanos han llevado la aplicación de las flores al terreno de
la medicina alopática con una gran naturalidad, dando un ejemplo de integración
que produce una sana envidia. Hay una gran dificultad para la publicación en
formato de libro, salvo en el caso del gran psicólogo y amigo Boris Camilo
Rodríguez, pero eso no es óbice para que hayan realizado trabajos, como ya
anticipaba, de una gran rigurosidad.
Para que la lectura de esta introducción no sea demasiado farragosa prefiero
remitir al lector a la bibliografía final, donde cito los libros de tantos autores
mencionados.
Mi contribución y punto de vista en el marco de estos nuevos enfoques florales
quedan reflejados en esta publicación.
También en la última década han cobrado peso otros sistemas florales. como el
de California (Katz & Kaminsky), el australiano Bush Unicista (Tan White),
Pegasus, orquídeas de diversas procedencias (Amazonas, Machu Pichu),
Rosales, Cactus, y una lista interminable que llega probablemente a 400.
Desde luego todos merecen atención y probablemente tienen su lugar centro
de la terapia floral.
Personalmente he decidido profundizar al máximo en el de Bach, porque sigo
pensando que sólo sabemos un 30 o 40 % del mismo. La prueba irrefutable para
mí es que continuamente se producen nuevos descubrimientos y aplicaciones
desconocidas hasta el momento.
Creo que a veces confundimos nuestros límites personales con los de
terapia de Bach, por lo que se tiende a no profundizar suficiente en la misma.
Esta circunstancia puede determinar que creamos no tener bastante con esta
herramienta.
Una flor de Bach no es la página de un libro, sino un universo cargado de
inmensidades y probabilidades, en gran parte desconocidas. Y todo esto con ser
el único sistema floral que puede acreditar 70 años de práctica y casuística.
Mi trabajo con los Patrones Transpersonales es una tarea que probablemente me
lleve el resto de la vida (poca o mucha) y mi función parece ser por el momento
ésta, por lo que inevitablemente no he podido profundizar sobre los otros sistemas
florales y otros temas sin duda interesantes, ya que el tiempo es veloz y tajante.
Para algunos esto puede parecer un signo de rigidez y una limitación. De otros
sin embargo recibo un apoyo y reconocimiento constante que me hace pensar que
tal vez no esté del todo equivocado en mi postura.
Creo firmemente que todos los caminos son igual de buenos si nos llevan a un
mayor conocimiento de nosotros mismos y de la enfermedad, y se emplean en
beneficio, como decía Bach, de la humanidad que sufre y no en el engorde de
nuestros egos.
Instrucciones y advertencias para un buen uso de este manual
Parto de la base que el lector ya conoce en menor o mayor medida el sistema
Bach. Por este motivo se omiten las descripciones básicas de las esencias, por
otra parte suficientemente descritas en numerosos libros. Sólo comentaré algunos
aspectos básicos, cuando éstos nos ayudan a comprender otros temas más
complejos.
Este manual se desarrolla desde una premisa básica: nada de lo propuesto
aquí como herramienta es alternativo a los usos tradicionales de las flores de
Bach y el Patrón Transpersonal (PT) representa por consiguiente un complemento
a las aplicaciones personalizadas de las flores y de ninguna manera, repito, una
alternativa, ya que cada persona es diferente y la terapia no trata enfermedades
sino enfermos (y no enfermos). Estaré reiterando continuamente este punto aún a
riesgo de hacerme tan pesado como una cacatúa tropical, pero para mí es muy
importante dejar esta circunstancia bien clara.
He buscado explicar el Patrón Transpersonal, a diferencia de mi primer libro, en
cierta forma «desde arriba», para lo que me ha sido de ayuda leer a Rupert
Sheldrake, Henry Reed, y profundizar un poco más en Barnard.
Después de la fundamentación del PT y de los hallazgos de este concepto en la
obra de Bach, paso a describir, esencia por esencia, este principio. Si bien cada
flor representa un capítulo diferenciado, recomiendo la lectura correlativa ya que
hay referencias continuas que siguen el orden cronológico del libro.
Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque
sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utilizados en una suerte
de alopatización del sistema.
Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, recomiendo la lectura
correlativa ya que hay referencias continuas que siguen el orden cronológico del
libro.
Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque
sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utilizados en una suerte
de alopatización del sistema.
Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albert Bover, psicólogos
ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de repertorio transpersonal
para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta última hora, pero
finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas.
Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar varias
docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creencia de que,
además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la terapia y los
principios que animan el libro.
Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo entendido
que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí.
PRIMERA PARTE
PATRON TRANSPERSONAL
1. ALGO NO CUADRA DEL TODO
Viejos tópicos a superar
Podemos llegar a las flores de Bach por diversas vías. Muchos lo han hecho
desde su posición de pacientes, otros han devenido en terapeutas desde el
autodidactismo. Una proporción bastante alta lo ha hecho desde el tamiz de
algún curso, tanto en el cuerpo de estudios de naturopatía como de la terapia
floral por separado.
Cualquiera que haya sido la forma de aproximación, de alguna manera y en un
cierto momento, hemos situado la terapia en algún compartimiento más o menos
estanco de nuestro conocimiento. Dicho de otra forma, hemos archivado con una
etiqueta las premisas que creemos explican y articulan la terapia.
Inevitablemente este proceso, de hecho natural, implica a menudo una
excesiva simplificación, palabra que termina de la misma forma que limitación.
Como quiera que sea, es habitual oír de las flores lo siguiente: «Es una terapia
interesante que actúa en el ámbito de lo mental y emocional. Por consiguiente,
puede ser de alguna ayuda en el contexto de otras disciplinas donde lo principal
es precisamente esa otra terapia».
Creo que ésta es la opinión que mucha gente tiene aún de las flores de Bach o
al menos es el encuadre que se les da en diversas escuelas de naturopatía.
Sin embargo, quienes hemos profundizado en las esencias y las utilizamos como
terapia principal, o incluso como monoterapia, tenemos una percepción bastante
diferente del tema, que nos lleva al convencimiento de lo siguiente: La terapia floral
es una verdadera medicina  holistica que opera sobre todos los campos de nuestro
ser: mental 1
emocional, físico y espiritual. Y esto ocurre, en la mayoría de los
casos, simultáneamente.
Pero aquí el tema es el siguiente: ¿Qué es lo que ha llevado a tanta gente a
tener una visión reduccionista de las flores? Sin duda ésta es una pregunta
simple de esas de respuesta compleja.
Por una parte, pienso que ha contribuido a este error el no leer sufi-
cientemente a Bach. Creo que él deja bastante claro que las flores son un
instrumento de evolución espiritual. Es más, todo su sistema gira en torno a lo
que define metafóricamente como «un día de colegio» en el que se debe
aprender una o como máximo dos lecciones. Quiere que estemos bien atentos y
conscientes de ese aprendizaje que es el verdadero sentido de la encarnación.
Como quiera que sea, en mi primer libro ya dediqué bastante espacio a
analizar los lineamientos espirituales de la terapia y no querría resultar
redundante.
La espiritualidad no es como las ideas políticas, algo que se pueda o no tener.
Simplemente está y todo el discurso de Bach no deja de insistir, una y otra vez,
en esta premisa básica.
A Por otra parte, pienso que muchos terapeutas han confundido los brevísimos
retratos de florales de Bach, hechos para la autoprescripción de las esencias,
con la descripción de lo que la esencia hace a todo nivel. Harían falta 39 libros
de no menos de 100 páginas cada uno para tener un pequeño atisbo de ello.
Creo que este tema resulta tan evidente que no me detendré más en él.
Después, hay otra creencia bastante generalizada de que las flores no actúan
sobre el cuerpo físico. Bach da una gran importancia a este último. Basta con
citar algunos pasajes suyos para encuadrar el tema:
No hay nada accidental con respecto a la enfermedad, ni su tipo, ni la zona
del cuerpo donde se manifiesta: como cualquier resultado de la energía sigue
la ley de causa y efecto.8
Si sufren de asma o dificultades respiratorias, están de alguna manera as-
fixiando a otra persona o les falta coraje para hacer el bien y eso los sofoca
(...) Incluso la zona afectada indica la naturaleza del defecto: las manos seña-
lan un fracaso o una equivocación al actuar; los pies un fallo en ayudar a
otros; el cerebro, falta de control. El corazón, deficiencia, exceso o conducta
errónea en el aspecto afectivo. Los ojos, falencias en ver y comprender ade-
cuadamente la verdad cuando está ante nosotros...9
Como intentaré demostrar más adelante, el doctor Bach leía en el cuerpo el
sentido y el mensaje de los síntomas y los signos, traduciéndolo, inmediatamente,
a un lenguaje floral, en lo que podemos entender como una verdadera semiología
floral.






























































8
Cúrate
tú
Mismo.

9
Conferencia
pronunciada
en
Southport
(1931)
para
médicos
homeópatas.

No obstante, Bach era consciente de la necesidad de simplificar, si lo que
quería era llegar al mayor número posible de personas. Valoremos el que las
acotaciones anteriores iban destinadas a un auditorio de médicos homeópatas y
por tanto supuestamente receptivos a este tipo de lectura corporal simbólica, lo
que no puede entenderse, mirado desde este prisma, como algo excepcional.
Siguiendo con el objetivo de la simplificación, Bach afirmará más adelante:
En el tratamiento de casos con estos remedios, no se presta ninguna aten-
ción a la naturaleza de la enfermedad.10
Estas manifestaciones, que parecen zanjar de alguna forma el tema, no
significan demasiado para mí, habida cuenta de su forma de prescribir las
esencias. Bach, hombre pragmático y entusiasta donde los haya, debía
continuamente adecuar su discurso al cumplimiento estratégico de sus objetivos,
lo que lo obligaba a modificar frecuentemente algunas partes del mismo.
Creo firmemente que a la «mentalización» exagerada en el uso de las
esencias, ha contribuido de forma decisiva la prepotencia y rigidez de la medicina
alopática.
Como quiera que esta última desprecia en gran medida lo emocional y mental
como causa o activador de la enfermedad, surge en contraposición a ello una
postura equivalente que actúa como contrapeso, lo que nos habla de contraponer
rigidez a rigidez. El dogma es el siguiente: «la mente, sólo la mente, el cuerpo no
importa...». Pero yo me pregunto lo siguiente: ¿Para qué hemos encarnado en un
cuerpo físico, sino para que éste nos sirva de vehículo y también de pantalla de
lectura y prevención de disarmonías que ocurren en un nivel más sutil?
Definitivamente resulta imposible separar mente, emoción, físico y alma, ya que
forman parte indivisible de esto que atiende a la denominación de seres humanos.
No somos, como bien dice mi amigo Sposato, «bistecs que caminan», pero
tampoco almas o mentes desencarnadas, al menos de momento.
Nuevos enfoques a considerar e integrar
Es necesario volver la vista atrás (sin necesidad de convertirnos en estatuas de
sal como la mujer de Lot) y volver a los orígenes de la terapia floral una y otra vez,
para obtener los dorados frutos que las esencias nos reservan. Para ello se
requiere releer y reinterpretar a Bach sin prejuicios ni a prioris.
También hablamos de los orígenes, cuando leemos el libro de esa maravillosa
mujer que fue Nora Weeks,11
sin la cual estoy convencido de que hoy no
sabríamos ni quién fue Bach.






























































10
 Los
Doce
Curadores
y
Otros
Remedios.

11
 Weeks,
Nora.
Los
Descubrimientos
del
Dr.
Edward
Bach.
Lidiun.
Buenos

Aires,
1993.

Si a los dos anteriores unimos la imprescindible recopilación de Philip
Chancellor,12
ya tenemos suficiente material para fundamentar mi trabajo sobre el
Patrón Transpersonal.
De la lectura de estas tres fuentes, se extraen varias conclusiones coincidentes
que apuntan en una misma dirección. El criterio prescriptivo floral procede de tres
encuadres complementarios que actúan a modo de cámaras, enfocando al
paciente desde tres ángulos diferentes:
•Mental.
•Emocional.
•Conductual.
Creo que no nos equivocamos al afirmar que las flores parecen en inicio
prescribirse basándose en lo que uno piensa, siente y hace. Y se trabaja en esa
época, tal como refleja sobre todo Chancellor, de una manera simple y eficaz, sin
complicaciones. Desde luego no hay en ese entonces una visión psicologista, ni
mucho menos psicoanalítica, en la interpretación de lo que ocurre en el paciente.
Y hasta aquí todo parece muy claro, pero enseguida empezamos a ver
deducciones y prescripciones florales digamos que «heterodoxas». Algo empieza
a no cuadrar del todo con los postulados desgranados más arriba.
Personalmente, fui el primer sorprendido cuando me di de narices con el
paradigmático caso del famoso electricista, narrado por el propio Bach.13
Vale la pena detenerse en él, por lo que lo reproduzco íntegramente:
Sexo masculino, 21 años
Antecedentes:
El paciente se dedicaba a la instalación de cables eléctricos, y en el mo-
mento del accidente se encontraba subido en el extremo de un poste de diez
metros de altura. Estaba trabajando en la instalación de un cable positivo, es
decir conductor, y mientras lo sujetaba, el viento agitó contra él el cable nega-
tivo, o de tierra, cuyo contacto hizo circular 700 voltios a través de su cuerpo.
Su mano derecha, que sujetaba el cable positivo, se cerró
espasmódicamente sobre él, como suele suceder en los casos de
electrocución, sin poder soltarlo: una vez liberado del contacto con el cable de
tierra, cayó desde los diez metros, sobre un cerco de arbustos que amortiguó el
golpe, recogiéndosele en estado de semi-inconsciencia.






























































12
 Chancellor,
Philip.
Flores
de
Bach.
Manual
Ilustrado.
Lidiun.
Buenos
Aires,

1994.

13
Extraído
de
Bach
por
Bach.
Obras
Completas.
Escritos
Florales.
Continente.

Buenos
Aires,
1993.

Tratamiento:
Octubre 24: Revisé al paciente cuatro días después del accidente. La mano
derecha se hallaba hinchada a casi tres veces su tamaño normal, con severas
quemaduras en la yema del pulgar, entre los dedos anular y meñique, y en el
lado externo de la palma. La mano carecía de toda sensación, y en cierta forma
estaba prácticamente «muerta», con una total ausencia de dolor.
Inmediatamente se le administró Clematis en forma interna, para devolver la
vida a la mano, agregando Impatiens en forma de loción, para actuar como
bálsamo sobre las heridas.
Octubre 26: La mano ha empezado a «volver a la vida», y al retornar el tacto ha
comenzado a doler cuando se la mantiene suspendida hacia abajo: también ha
disminuido la inflamación. Durante la mañana, el paciente pisó accidentalmente a
su pequeño cachorro, y el grito que lanzó lo sobresaltó de tal forma que le obligó a
sentarse, «temblando y estremeciéndose convulsivamente», como lo había hecho
durante el shock eléctrico. Sin embargo, el paciente se manifestaba externamente
alegre, y minimizaba la importancia de sus heridas.
En esa oportunidad se le proporcionó Agrimony, Mimulus y Rock Rose en
forma interna: Agrimony, para el estado mental de excitación a pesar de sus
quemaduras; Mimulus para suavizar el sistema nervioso, y Rock Rose para prever
posibles complicaciones, tales como hemorragias en las heridas.
Octubre 28: La mano aparece mucho menos inflamada, pero tiende a doler
cuando se la venda; por primera vez sangró ligeramente por las quemaduras.
Se agregó Impatiens a la loción de caléndula utilizada para vendar la mano;
también se administraron Impatiens y Agrimony internamente: Impatiens para el
dolor, y Agrimony, como antes, para el estado mental.
Octubre 30: Las heridas, que hasta el momento no habían presentado ninguna
reacción saludable, comenzaron a supurar con un olor ofensivo, especialmente la
de la yema del pulgar, y fue preciso vendarlas dos veces al día.
Dos de los dedos temblaban y se estremecían espasmódicamente. El paciente
no había «vuelto a ser el mismo» desde el shock eléctrico. Aún carecía de
sensaciones en el pulgar o en su yema, pero la mano ya casi había vuelto a su
tamaño normal.
Se le administraron Scleranthus, Clematis y Gentian en forma oral: Scle-
ranthus para la inestabilidad de los dedos; Clematis para volverlo a su perso-
nalidad normal, y Gentian para aliviar una ligera depresión.
Noviembre 2: Ligera mejoría, pero aún persiste la insensibilidad del pulgar y el
área circundante.
Noviembre 5: Se genera un cierto temblor en la mano, cuando el paciente trata
de abrir y cerrar los dedos.
Se le administraron Clematis, Gentian y Scleranthus internamente: Clematis
para devolverle «la vida» a la mano; Scleranthus para el temblor, y Gentian para
la ligera depresión, que aún persistía.
Noviembre 11: El paciente evoluciona bien, excepto por cierta rigidez en los
dedos, especialmente el pulgar, que aparece bastante bloqueado.
Se le proporcionó Vervain internamente, agregándola también a la loción, a fin
de combatir la rigidez.
Noviembre 17: La mano está mucho mejor; puede escribir algo a máquina, y las
heridas prácticamente han cicatrizado, excepto la más grande de la yema del
pulgar, donde los tejidos se habían quemado hasta la fascia.
Se le administró Vervain para cierta rigidez remanente, y se aplicó Impatiens en
las vendas por si las terminales nerviosas expuestas provocaban algún dolor.
Noviembre 18: Cuando el paciente llegó para el siguiente vendaje, no sólo
podía mover libremente el pulgar, sino que manifestó encontrarse maravillosa-
mente bien; se sentía en excelente estado, y pudo hacer una caminata de diez
millas.
A partir de ese momento, el progreso fue rápido, y la herida más grande
cerró sin ninguna supuración más. La nueva piel se formó naturalmente, ha-
ciendo evidente que no haría falta ningún tipo de implante de piel, y que la
mano no presentaría ningún tipo de discapacidad posterior. Las cicatrices re-
sultantes fueron muy leves, y sólo sobre la yema del pulgar, donde la quema-
dura había alcanzado el cuarto grado.»
Antes de analizar esta historia, conviene aclarar algunos términos. Como
resulta obvio, se echa en falta algunas flores como Crab Apple, para la limpieza
de las heridas, Star of Bethlehem para el trauma en sí. o bien el propio Rescue
Remedy.
La razón de su ausencia es que en esa época Bach sólo trabajaba con los doce
sanadores. No en vano hablábamos del inicio de la terapia, por lo que este caso
puede datarse a finales de 1932 o principios de 1933.
Lo primero que destaca en la historia del electricista es la aparición de una
«cuarta cámara» que se desplaza al escenario de la manifestación y traduce en
un lenguaje floral lo que se está produciendo. Por ejemplo, «la mano está como
muerta», es otra manera de decir «necesita Clematis» para «devolver la vida a la
mano».
El temblor de los dedos es traducido inmediatamente a una expresión más
genérica: inestabilidad, que Bach relaciona inmediatamente con Scleranthus.
El uso de Vervain para la rigidez no tiene desperdicio ya que incluso lo aplica
localmente, además de la prescripción oral. Hoy ya resulta fácil relacionar la
esencia con el Patrón Transpersonal de rigidez dinámica, es decir una rigidez
caliente, inflamatoria, subsiguiente a las heridas ocasionadas por las quemaduras.
Impatiens es literalmente utilizado como analgésico, ya que lo emplea
localmente como bálsamo en forma de loción, aunque hoy sabemos que también
sirve para la rigidez inflamatoria que sin duda era patente en este caso.
Es muy significativo el uso que hace de Mimulus como ansiolítico «para
suavizar el sistema nervioso». Esta aplicación no personal de Mimulus, se verá en
bastantes ocasiones en la recopilación de Chancellor.
Agrimony también se da como ansiolítico. En muchos más casos lo vemos
recetado para el picor, dolor, etc.
De todas las aplicaciones de esta historia, la única que en realidad parece
tradicional es la de Gentian, «para aliviar una ligera depresión», y un comentario
de Agrimony sobre la «minimización» que hace el electricista de sus heridas,
manifestándose alegre.
Este caso tiene para mí un valor añadido que viene dado por las aplicaciones
locales de las esencias, tema en el que he trabajado los últimos 10 años, con
resultados muy estimulantes.
Siguiendo con la historia en cuestión, resultaría muy simplista y temerario el
pensar que Bach no tenía un buen día, o que acaso se había excedido en la
taberna de Cromer o incluso que olvidó destruir un relato lleno de «desatinos
florales». Volveremos más adelante sobre este caso.
Lo reseñado hasta aquí no es tan atípico como parece. Podríamos pensar que
al tratarse de los inicios de la terapia, los criterios de aplicación aún no estaban lo
suficientemente cimentados y que más adelante se terminaría abandonando esta
forma tan curiosa de prescribir las esencias. Pero sin embargo, esto no ocurre, y
seguimos encontrando una tendencia a prescribir, de vez en cuando, flores que
no se deducen de la personalidad ni de la actitud del paciente.
Sigamos un poco con Chancellor, del libro ya reseñado, para ver aplicaciones
atípicas de Agrimony:
Unos terneros que sufrían de tiña respondieron bien a Crab Apple y
Agrimony, la última porque los animales estaban torturados por la irritación.
Como se ve aquí no se está hablando de unos terneros que minimicen sus
problemas actuando con una máscara de alegría y cordialidad forzada, ni siquiera
que positivicen en exceso.
El siguiente caso pertenece al propio Bach y es transcrito por Nora Weeks. En
él se vuelve a ver la aplicación de Agrimony por características no personales del
paciente, sino por la tortura. También es interesante la pauta de administración.
Como vemos el famoso «4 gotas 4 veces al día» no viene de Bach:
Un hombre de 38 años estaba sufriendo un serio reumatismo desde hacía 5
semanas. Cuando se le vio por primera vez, todas las articulaciones estaban
afectadas por hinchazón y sensibilidad. Estaba muy dolorido y se revolvía en su
tormento, sin poder quedarse quieto.
Se le administró Agrimony cada hora durante 20 horas, observándose en-
tonces una notable mejoría; el dolor y la hinchazón habían desaparecido por
completo, a excepción de una articulación en el hombro. El paciente estaba
más tranquilo y menos ansioso. Se continuó dándole Agrimony durante otras 6
horas, al cabo de las cuales el paciente durmió durante 4 horas. Al despertar, el
dolor había desaparecido por completo.
Hombre de 51 años de edad. Durante los últimos 28 años había sufrido psoriasis
en las piernas, con irritación y escamas. Esta aflicción, que había sido producida
por un período de ansiedad y preocupación, le causaba gran tormento mental y
desesperaba de curarse alguna vez. Por naturaleza tenia tendencia a ser
demasiado serio; aunque tenía sentido del humor no podía suprimir una sensación
de disgusto engendrado por la enfermedad. Francamente no tenía esperanzas en
curarse pero para dar el gusto a su mujer nos consultó. Se le recetó Gorse por su
extremada desesperanza y por la larga duración y la persistencia del malestar;
Agrimony para combatir el tormento mental que le provocaba la psoriasis y Crab
Apple para el disgusto consigo mismo y para que le limpiara la mente y el cuerpo.
Un mes más tarde nos escribió: «Me siento mejor conmigo mismo y más
esperanzado. Tengo la piel menos irritada que en mucho tiempo y la descamación
es insignificante, mientras que el tamaño de las llagas disminuye». El tratamiento
continuó durante 6 meses más, al cabo de los cuales una carta suya decía:
«Jamás me he sentido tan bien en la vida. Es casi imposible creer que me he
curado de una enfermedad tan larga. Cada día que pasa me siento mejor».
En el caso anterior vemos perfectamente un típico ejemplo de fusión entre lo
que consideramos la tendencia ortodoxa (personalizada) de prescribir las flores: el
uso de Gorse es impecable para su claudicación ante la enfermedad, así como el
de Crab Apple para limpiar la mente y el cuerpo, con la otra forma que vengo
anticipando, la que podemos llamar heterodoxa (o no personalizada). Salta a la
vista que la aplicación de Agrimony es simplemente para el «tormento mental» o,
dicho de otra forma, la ansiedad o incluso angustia que le causa la enfermedad.
Sigamos un poco más con Chancellor:
Niña de 10 años. Cuando nos llamaron estaba en semicoma por neumonía,
tenía mucha fiebre y estaba muy inquieta. Sus padres se sentían aterrorizados
y el médico de la familia estaba atendiéndola. A ella y a los padres se les dio
Rock Rose de inmediato. Se intentaba neutralizar su serio estado y contrarres-
tar el terror que sus padres le transmitían. A intervalos le mojaban los labios y
las encías con el remedio Rock Rose. A las dos horas, la temperatura había
bajado mucho y durante la noche recibió dosis de Rock Rose cada hora.
Cuando despertó el día siguiente, aunque la temperatura era normal, todavía
estaba muy débil y molesta. A Rock Rose se agregó Centaury que combate la
debilidad y Chicory, que es para los que están inquietos. Su progreso fue
gradual y excelente y en poco tiempo estuvo bien de nuevo.
En este caso podemos observar un interesante uso de Rock Rose, donde se
trata el pánico en el ambiente y sus posibles consecuencias sobre la niña. Pero en
realidad lo he elegido, porque se hace un uso no personal de Centaury para dar
energía, o «combatir la debilidad». Por otra parte es curiosa la aplicación de
Chicory «para los que están inquietos».
Nora Weeks recoge en su libro historias del propio Bach, donde también
podemos encontrar aspectos interesantes relacionados con nuestro tema. Dado lo
extenso del caso, sólo expongo la primera mitad.
Un hombre de edad mediana, lisiado, con artritis reumatoide en ambas
caderas, rodillas, tobillos y muñecas, había perdido las esperanzas de recupe-
rarse. Se las arreglaba para moverse con la ayuda de dos bastones, pero sufría
dolores constantes. Las articulaciones estaban seriamente deformadas, los
músculos atrofiados y su estado general era precario. Padecía estreñimiento y
hemorroides que sangraban frecuentemente y estaban siempre irritadas.
A pesar de tener grandes dificultades para desplazarse, continuaba traba-
jando, realizando una tarea que le obligaba a estar de pie muchas horas por
día. Intentó todo tratamiento posible con la esperanza de encontrar algún leve
respiro, pero con muy poco éxito.
Era de índole nerviosa, excesivamente preocupado de que su familia y tra-
bajo se perjudicaran por él. Se culpaba por su enfermedad y trabajaba en
exceso, lo que le debilitaba aún más y le volvía irritable y susceptible.
Se le dieron los siguientes remedios: Gorse por desesperar de la curación:
Red Chestnut por su preocupación excesiva por los demás; Vervain por su
intensidad y tensión excesiva; Centaury por la debilidad; Mimulus por su ner-
viosismo e Impatiens por su impaciencia e irritabilidad (...).
En esta historia destaca el uso de Centaury «por la debilidad». No deja de
asombrarme el uso generoso que hacían antiguamente de Mimulus como
ansiolítico. He encontrado docenas de casos donde se aplica de esta forma.
Conclusiones
Podría seguir durante mucho más espacio exponiendo los hallazgos de estas
aplicaciones florales «no personales», pero creo que ya son ejemplo suficiente
para que el lector se dé cuenta de lo que pretendo por el momento, que no es otra
cosa que demostrar que había una cuarta cámara que servía para interpretar,
traducir y prescribir esencias, más allá de los parámetros mentales, emocionales y
conductuales estandarizados.
Esa cámara, repito, leía y traducía a un lenguaje floral aquello que registraba
en lo concerniente sobre todo a la forma de la manifestación somática o funcional.
Producto de ello, algunas esencias eran prescritas como comple- mentación de
las que venían dadas por criterios más personales.
Esta forma complementaria de seleccionar algunas flores implica un
conocimiento profundo del patrón energético genérico vibracional de la flor,
abriéndose por consiguiente muchas posibilidades terapéuticas poco exploradas
en lo que a terapia floral se refiere.
Mi impresión personal es que esa especie de «cámara», de herramienta en
suma, se fue perdiendo al paso del tiempo debido, sobre todo, a la excesiva
mentalización de la terapia a la que antes me refería, o tal vez a un intento de
sistematización de la praxis floral que resultase más accesible para la mayoría de
terapeutas y usuarios.
De hecho, la mencionada herramienta se venía utilizando en forma
rudimentaria y automática, en una especie de relación implícita que equiparaba
inestabilidad a Scleranthus, debilidad a Centaury, nerviosismo a Mimulus,
tormento a Agrimony, etc.
Pero para aplicar una herramienta es necesaria una suerte de calibrado de la
misma o, lo que es igual, una sistematización que necesariamente debe incluir
unos códigos, unos términos, unas instrucciones.
El trabajo que expongo aquí va destinado precisamente a eso, a ofrecer una
herramienta que nos ayude a sacar más provecho de las ilimitadas posibilidades
terapéuticas que las esencias ofrecen, a mi modo de ver bastante infrautilizadas.
2. DE LA MICROPERSPECTIVA A LA MACROPERSPECTIVA. DE LO
ABSTRACTO A LO CONCRETO. DE LA ENERGÍA UNIVERSAL AL PATRÓN
TRANSPERSONAL
Dios creó las formas del Universo con música y geometría.
Edgar Cayce
Modelos filosóficos. Modelos energéticos
Sabemos que las esencias no actúan por principios moleculares activos, dada
la dilución con la que trabajamos y los métodos con que se las prepara.
Este libro no abordará un tema tan general como es el de las terapias
energéticas o vibracionales y sus mecanismos de acción.14
Pero sin embargo, sí considero necesario referirme muy sucintamente a
algunos enfoques energéticos que nos ayudarán a comprender cómo se genera lo
que yo entiendo como un Patrón Transpersonal.






























































14
 Ya
me
referí
en
mi
primer
libro
a
dichos
mecanismos,
pero
me
parece
que
el

mejor
 texto
 para
 entender
 este
 tema
 tan
 complejo
 sigue
 siendo:
 La
 Curación

Energética.
 Richard
 Gerber.
 Robin
 Book.
 Barcelona,
 1993.
 Un
 verdadero
 best

seller
 de
 las
 medicinas
 energéticas,
 completado
 por
 su
 posterior
 trabajo:
 La

Curación
Vibracional.
Robin
Book.
Barcelona,
2001.

Tomo prestados algunos conceptos y pasajes provenientes de Henry Reed,15
Rupert Sheldrake16
y Julián Barnard.17
Sin ellos saberlo, sus trabajos me han
ayudado considerablemente a respaldar con hipótesis teóricas muy atractivas, mi
concepto de Patrón Transpersonal. Esto es para mí muy importante, ya que así se
puede entender éste, a menudo difícil, concepto, partiendo en cierta forma de
«más arriba» que en mi primer libro.
Podemos intentar explicar el mundo en el que vivimos, y esto incluye todo lo
comprendido en la naturaleza, lo fenomenológico, lo material, el mundo de las
formas, las ideas, los pensamientos, etc., desde dos grandes perspectivas
enfrentadas: microperspectiva y macroperspectiva.
La primera de ellas forma parte de lo que entendemos como punto de vista
mecanicista, «científico». Desde este enfoque, la ciencia reduce toda la vida a la
acción de la química y la física, usando el átomo como ladrillo.
Engancha unos cuantos átomos y obtendrás una sustancia química. Mezcla
algunas sustancia químicas y obtendrás una reacción química. En algún punto
de esta secuencia, una de estas reacciones químicas, afortunadas pero
accidentales, crean nuevas formas vivas. Después de un tiempo llegamos a las
plantas, a los animales y a los seres humanos. Un pensamiento humano es el
resultado final de reacciones químicas en el cuerpo que responden a sucesos
físicos y químicos en el mundo exterior. Todo se explica como una cadena de
secuencias de causa efecto que implican básicamente procesos atómicos.18
En este enfoque, todos los procesos se analizan en términos de la parte
menor. Pero incluso muchos científicos, entre los que incluimos al preclaro y
revolucionario Sheldrake, rechazan el emplear la microperspectiva para explicarlo
todo, ya que es evidente que esta teoría no consigue justificar el porqué de las
formas concretas. «Por ejemplo, si consideramos una estructura compleja como
una proteína y las formas moleculares posibles que puede adoptar, el número
resultante es astronómico. Si calculamos el tiempo posible que tardaría en probar
todas esas posiciones mediante rotaciones, éste sería mayor que la edad del
Universo conocido. (Sheldrake)».






























































15
 El
Despertar
de
los
Poderes
Psíquicos.
Henry
Reed.
Edaf.
Madrid,
1991,

1999.

16
 Una
Nueva
Ciencia
de
la
Vida.
Rupert
Sheldrake.
Kairós.
Barcelona,
1990
y

en
menor
medida
La
Presencia
del
Pasado.
Rupert
Sheldrake.
Kairós.
Barcelona,

1990.

17
 Las
Plantas
Sanadoras
de
Edward
Bach.
Julián
&
Martine
Barnard.
Flower

Remedy
Programa.
Hereford,
Inglaterra,
1999.
Traducida
de
la
edición
inglesa
de

1988.

18
Henry
Reed.
Op.
cit.

Frente a esta visión reduccionista, oficial en este momento, que representa la
microperspectiva, surge otra opuesta llamada macroperspectiva. En ella se
analiza la vida en términos de los procesos más generales que engloban y
gobiernan a los más pequeños.
La macroperspectiva es también holística,19
pues concibe el sistema no como
una amalgama de partes, sino como un todo, al igual que la ecología. Algunos
descubrimientos recientes de la física cuántica, seguramente ayuden en un futuro
cercano a inclinar a la ciencia hacia una concepción del mundo más integrada
holísticamente.
Sin embargo, esta macroperspectiva no es para nada una novedad. De hecho,
es la microperspectiva la que apenas tiene unos pocos cientos de años.
Para Platón, muy influenciado por el pitagorismo (concepto de idea- número),
las formas del mundo de la experiencia sensorial eran como reflejos imperfectos
de Formas o Ideas arquetípicas y trascendentes. También Aristóteles creía en la
existencia eterna de las formas específicas.
La macroperspectiva da por sentado que detrás de todo fenómeno, subyacen
principios preexistentes de orden, de jerarquía.
En este punto resulta muy esclarecedor citar un párrafo de Richard Gerber:
Los niveles de ordenación constitutivos de toda vida y de toda materia se
rigen por leyes implícitas de forma: las energías sutiles que determinan la forma
existen como pautas geométricas repetitivas y figuras que influyen sobre la
expresión de toda clase de sistemas, desde el átomo más diminuto hasta las
más inmensas galaxias.20
Pero aún es posible concretar un poco más. Para Sheldrake, las formas de la
naturaleza son precipitados orgánicos de patrones maestros (arquetipos en un
sentido amplio) que existen en una realidad de otra dimensión que denomina
campo morfogenético.
Las teorías de Sheldrake son en realidad una explicación científica, aunque en
ocasiones algo compleja, de cómo se puede llegar a entender lo que denomino
como Patrones Transpersonales.
Pero vamos a profundizar más en estos conceptos. Quizá un buen comienzo
sea partir de lo que energéticamente podemos considerar el inicio, valga la
redundancia.
Todos hemos oído hablar, como modelo energético teórico, de una energía
primordial, de algo mayor que lo impregna todo: Lo Uno. Claro que a este principio
germinal podríamos llamarlo Dios, Energía Universal, Amor (como veremos
enseguida Bach prefiere utlizar este último término).






























































19
 Holos,
significa
todo,
entero
en
griego.

20
 Op.
cit.

Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interconectadas.
Estas manifestaciones se ven como patrones: patrones de vibración.
En este punto es interesante el ver como Bach recurre a una imagen budista
(Red Enjoyada de Indra), que cristianiza convenientemente, para explicar
mediante una de sus habituales metáforas el principio inalterable de Lo Uno, a lo
que se refiere como principio de la Unidad de Todas las Cosas:
Asumir que el Creador de todas las cosas es el Amor, y que todo lo que
registra nuestra conciencia en su infinito número de formas, son manifestacio-
nes de ese Amor, ya sea un planeta, un guijarro, una estrella o una gota de
rocío; tanto en el hombre como en una forma de vida inferior.
Quizá sea posible tener un atisbo de esta concepción, pensando en nuestro
Creador como un gigantesco sol resplandeciente de amor y generosidad,
desde cuyo centro irradia en todas direcciones un infinito número de brillantes
rayos luminosos. Nosotros, al igual de todo aquello de lo que tenemos
conciencia, somos ínfimas partículas al extremo de esos rayos, enviadas para
obtener experiencia y conocimiento, para regresar finalmente al gran centro. Y
aunque para nosotros cada rayo pueda parecer separado y distinto, es en
realidad parte de ese Gran Sol Central. La separación es imposible, ya que tan
pronto como uno de los rayos es separado de su fuente, inmediatamente deja
de existir.
Quizá podamos comprender así algo de la imposibilidad de la separación, pues a
pesar de que cada rayo pueda poseer su propia individualidad es, no obstante,
parte de la gran fuerza creadora central. De esta forma, cualquier acción contra
nosotros mismos o contra los demás
afecta al todo, porque la imperfección provocada a una parte se refleja en
ese todo, donde todas y cada una de las partículas deben, en última instancia,
alcanzar la perfección.21
Esta visión, anticipa el modelo holográfico, y sugiere que cada parte del
universo puede comunicarse con todas las demás por resonancia de patrones, lo
que a mi entender guarda relación con lo que Sheldrake denomina como
resonancia mórfica. Entendemos que esta resonancia energética se produce
cuando un sistema es impulsado por una fuerza alternativa, que coincide con su
frecuencia natural de vibración.
Pero sigamos todavía con el concepto de Lo Uno. Al principio de la Creación,
esta fuerza Una debió manifestarse de dos maneras contrapuestas y






























































21
Extraído
de
Cúrate
tu
Mismo.
Bach
por
Bach.
Obras
Completas.
Continente.

Buenos
Aires,
1993.

complementarias, esto es, como una fuerza de atracción y otra de repulsión, ya
que la vida es de naturaleza dual: positivo/negativo; masculino/femenino;
arriba/abajo; día/noche. Es decir como energía Yin y energía Yang. Este símbolo
es seguramente la representación más antigua de esta partición energética
primordial.
Diversas tradiciones ancestrales hablan de esta bipartición. Por ejemplo, la
Biblia nos dice que Dios separó el cielo de la tierra, la luz de la oscuridad. Los
upanishads de la India, explican que el mundo nació cuando el gran huevo
cósmico estalló en forma de oro y plata. El oro formó el cielo y la plata la tierra.
Fue necesario que el Uno se dividiera en dos para crear la energía. La
oscilación entre dos polos opuestos es la dinámica básica de la vibración. Esa
oscilación/vibración es la base de la energía. La energía eléctrica se manifiesta de
forma similar con una oscilación entre los polos positivo y negativo.
Toda la energía creativa deriva de esta fuente única, de la vibración central y
universal al inicio de la Creación. Esta vibración universal integra e impregna
todas las demás vibraciones derivadas. Por tanto, Lo Uno se expresa en
manifestaciones específicas aunque interconectadas. Estas manifestaciones se
expresan como patrones: patrones de vibración, o lo que es lo mismo secuencias
organizadas de energía con su correspondiente información.
Un aspecto muy importante de las fuerzas creativas es su tendencia a
manifestarse. La creatividad empieza como energía pura, pero cambia al asumir
un patrón específico. Como patrón de vibraciones, la energía contiene
información. Dicho patrón de información, consigue pasar del nivel muy abstracto
e invisible (campo morfogenético de Sheldrake) al nivel concreto y material de la
realidad.
Alrededor de 1930, un científico suizo llamado Hans Jenny, demostró de una
forma sorprendente, cómo las vibraciones invisibles pueden modular el aspecto
de las formas visibles.22
Jenny colocó una sustancia (arena, polvos, líquidos o plastilina) en una
membrana metálica redonda. A medida que el disco se movía en respuesta a
diversas vibraciones sonoras, la sustancia asumía formas diferentes. La realidad
subyacente de estas formas estaba en la vibración sonora. Al quitar el material, se
podía quitar la forma manifiesta, y sin embargo el patrón vibratorio invisible
permanecía, esperando el medio de hacerse de nuevo visible. Muchas de las
formas se parecían a patrones que aparecen en la naturaleza.
Si reflexionamos sobre este experimento, podemos llegar a la siguiente
conclusión: la energía es real La forma física es relativamente irreal
Pondremos otro ejemplo de cómo podemos entender el mundo desde una
macroperspectiva. Por ejemplo, los patrones vibratorios que resultan de la
creación de un arbusto están en todo el universo, ya que se pueden entender






























































22
Henry
Reed,
Op.
cit.

como especializaciones del Uno. Sin embargo, sólo han llegado a un nivel físico y
estable en los lugares concretos donde crece esa especie de arbusto en
particular.
Todos los ejemplares de esa especie de arbusto están ligados al patrón
vibratorio que está asociado con esa especie. Desde la visión de la
microperspectiva, ese arbusto se reproduce por semillas que los pájaros llevan a
todas partes de la tierra, una secuencia de causa y efecto de sucesos mecánicos.
Sin embargo, desde la visión de la macroperspectiva, todos los arbustos surgen
de la fuente vibratoria, como los radios de una rueda. El hecho de plantar una
semilla, sólo determina dónde la fuente central vibratoria manifestará otro rasgo.23
Pero ahora llegamos a la parte más apasionante de la exposición. Los
pensamientos y los sentimientos, son en realidad «cosas», y como tales pueden
ser definidos como patrones vibracionales determinados a nivel mental y
emocional.
Los mismos patrones vibracionales de la mente, que han creado los patrones
de nuestro pensamiento y nuestra imaginación, también crean los patrones
del mundo físico. La mente y la naturaleza son una.
Existe una innegable correspondencia entre los patrones de imágenes
espontáneas que surgen en la mente y los patrones de la naturaleza que revelan
los microscopios y telescopios
Este esquema intenta representar lo que ocurre con la energía en sus
hipotéticas divisiones.
I representa Lo Uno II, la bipartición de esa energía primordial en la polaridad
Ying-Yang y III, las diferentes formas, los diferentes patrones vibracionales que se
derivan de este hecho.
De alguna forma, los patrones expresados en III pueden definirse como
principios creativos que constituirán todas las formas concretas de la naturaleza y,
por consiguiente, también patrones de pensamiento y sentimiento concretos
individualizables en el ser humano. Cada uno de estos patrones específicos
proviene y forma parte de I.






























































23
Ibid.

23
La
Terapia
Floral
de
Bach;
Teoría
y
Práctica.
Urano.
Barcelona,
1992.

Las flores. ¡Por fin las flores!
Como bien dice Julián Barnard:24
Las flores son una expresión externa de patrones específicos de la fuerza de
la vida, patrones que se expresan en nosotros en forma de pensamientos y
sentimientos (...) Las flores son una metáfora de esa emoción humana. Pero las
plantas son más que una metáfora, ya que en realidad, representan un
pensamiento; son la presencia física de una forma de pensamiento (...)
Las plantas representan ideas en forma física, como pensamientos de la
tierra. Bach fue un experto en correlacionar patrones y se dio cuenta de que
cada una de las flores que él define como de un orden superior, equivale
exactamente a un patrón de pensamiento o de sentimiento humanos.
Dicho de una forma más en consonancia con todo lo que hemos visto hasta
aquí, Bach descubrió que la energía de cada una de las 38 flores que escogió,
vibraba de la misma forma en que lo hacían determinados pensamientos o
sentimientos.
Por ejemplo Chicory, como esencia floral, emite un patrón vibracional que es
exactamente igual al que se manifiesta cuando nuestro amor por los demás se
expresa de forma altruista y sin esperar nada a cambio. Esto es el aspecto
positivo del estado Chicory.
Para Scheffer,12
cada uno de los dictados o cualidades del alma vegetal que
llevan las flores, coincide en el hombre, además de con una frecuencia
energética, con un dictado del Alma o Ser Superior. En el Alma humana, estarían
codificados, en forma de potenciales energéticos, los 38 dictados
correspondientes a los aspectos positivos de las flores de Bach.
Bach insiste casi obsesivamente en que el Alma humana intenta continuamente
influir con sus dictados sobre la personalidad, para encaminarla en el sendero del
aprendizaje y la salud, entendida ésta en un sentido espiritual. Sin embargo, la
personalidad no siempre está receptiva a esta información intuitiva. Muy por el
contrario, mediante diversos defectos trabaja, yo diría casi que de forma
profesional, en la emisión de patrones negativos que cada vez la alejan más del
camino trazado por el Alma. La conclusión de todo esto no puede ser más que
conocemos por enfermedad.
Como ya anticipaba, las flores de Bach superponen al patrón negativo personal
en desequilibrio, el patrón vibracional en equilibro emitido por la esencia. Ambos
resuenan, al vibrar en la misma frecuencia, y el primero es susceptible de ser
reconducido o desbloqueado por el segundo.






























































24
Op.Cit.

En realidad lo que hacen las flores, en su acción más profunda, es
repermeabilizar el circuito Alma/personalidad. De ahí que mucha gente tratada
con los remedios de Bach diga: «Ahora me siento más yo mismo».
Siempre me gusta, llegado a este punto, citar a San Agustín. El, hace 1500
años, expresó lo siguiente: «Dentro de mí hay alguien que es mucho más yo
mismo que yo mismo». Hermosa manera de hablar del Yo Superior, del Alma.
Bien, las flores hacen que ese verdadero Yo Mismo aflore por encima del
ego.Todo el sistema floral gira en torno a ello.
Con todas las nociones adquiridas en este capítulo, creo que estamos en
condiciones de adentrarnos en el Patrón Transpersonal. Prometo ser lo más
didáctico posible.
3. EL PATRÓN TRANSPERSONAL PASO A PASO
Lo mejor, con diferencia, es ser un maestro en la metáfora: es la
única cosa que no se puede aprender de otros y es también una
señal de genialidad, pues una buena metáfora implica una
percepción intuitiva de la similitud en lo diferente.
Aristoteles
Vayamos al grano (como diría un Impatiens)
Si volvemos a la paradigmática historia del electricista, reproducida
íntegramente en el primer capítulo, detectamos claramente a Bach
correlacionando patrones. Para ello se debe partir de un a priori: existe un punto
de referencia claro, que es la acción de las flores a todo nivel. Es más, la
comprensión precisa de lo que la esencia trabaja de modo genérico.
Para el caso de Scleranthus, ese principio genérico es la estabilidad. Dicho de
otro modo, Scleranthus combate la inestabilidad donde quiera que ésta se
manifieste. Da lo mismo que esa inestabilidad se exprese en un adolescente
indeciso, un cuadro febril o, como en nuestro caso, en el temblor de los dedos del
electricista.
Bach traduce inmediatamente temblor por inestabilidad y esta última por
Scleranthus. Para llegar a la prescripción de la esencia es necesario traducir el
signo objetivo, visible (temblor), a un término más genérico, más amplio, que se
pueda relacionar directamente con una esencia: inestabilidad, ya sabiendo que lo
que aportará Scleranthus es precisamente lo contrario: estabilidad.
Otro tanto ocurre con Clematis. Bach indica que la mano está «como muerta»,
anestesiada. Es necesario traducir esta apreciación a un término más genérico,
aunque ya valdría muerte, que es el siguiente: desconexión. Es obvio que la mano
está temporalmente fuera de servicio a resultas de la descarga. La pregunta
siguiente es ésta: ¿Existe alguna flor que ayude en la reconexión de la mano, o de
cualquier otra función interrumpida? La respuesta es Clematis.
Bach comprende que las flores actúan de forma genérica, universal, ya que son
patrones vibracionales amplios. Por eso no limita su uso sólo a la corrección de
manifestaciones ligadas a la personalidad o comportamientos circunstanciales,
sino que lo hace extensivo a cualquier manifestación en un organismo viviente, y
da lo mismo que sea la conducta,el pensamiento o el sentimiento cambiantes de
una persona, el movimiento de los dedos de una mano o un bróquil que alterna
temporadas de lozanía con otras de decaimiento extremo. Dondequiera que la
inestabilidad se exprese, existe un patrón genérico en desequilibrio susceptible de
ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Scleranthus.
En cualquier lugar que exista desconexión, hay un patrón genérico en
desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de
Clematis. Y así sucesivamente.
Es imprescindible para mí que esta visión sea perfectamente comprendida, por
lo que me encomiendo a la ayuda salutífera de Cherry Plum, esperando no perder
el control verbal de mi exposición. Me tomo dos gotas del mismo y sigo.
Bien, parece que la esencia está funcionando, por lo que se me ocurre que en
este punto será mejor insertar una figura por aquello de que una imagen vale más
que mil palabras.
Tomaremos como ejemplo para la explicación a Cherry Plum el cual trabaja,
como es sabido, el eje control/descontrol.
Las flores elegidas por Bach tienen una acción terapéutica, por lo que
coincidiremos en que vibran en armonía, en equilibrio. El patrón vibracional de la
flor, Cherry Plum en este caso, tiene por tanto que ver con el equilibrio.
En este ejemplo, a ese patrón vibracional armónico, equilibrado, podemos
llamarlo control por lo que lo representamos en la parte inferior de la Fig. 2 de
forma ordenada, como ciclos de onda uniformes.
¿Va todo bien hasta aquí? ¡Ay!... casi iba a preguntar si había alguna duda,
pero me he dado cuenta de que se trata de un libro, y no de una de mis clases.
Pero sigamos un poco más. El tema es que el desequilibrio, en el caso de
Cherry Plum el descontrol, vibra de la misma forma cualquiera que sea el lugar
donde se manifieste. Volvamos al esquema anterior.
Representamos el descontrol como ondas disarmónicas que emanan, de arriba
hacia abajo, de la mente, el tiroides, el corazón, ovarios o un grupo de células.
Con este esquema conceptual intento explicar que, a mi modo de ver, el
descontrol siempre vibra siguiendo el mismo patrón de forma. A nivel mental, nos
producirá el consabido miedo a perder el control inherente a lo que entendemos
por estado Cherry Plum.
En el tiroides, se manifestará en forma de patología endocrinológica; en el corazón
en forma de alteraciones del ritmo, tales como arritmia; en los ovarios en forma de
desajustes menstruales; a nivel celular en forma de cáncer, etc.
Pero lo cierto es que la esencia de Cherry Plum no sabe para qué la hemos
prescrito. Como patrón vibracional el remedio aporta información, e inunda nuestro
organismo con su patrón armónico, que se superpone por resonancia al
disarmónico, como podemos observar en la Fig. 3. De manera, que la esencia
chequea las manifestaciones de descontrol a todo nivel, intentándolas subsanar.
Descontrol y control resuenan en la misma frecuencia, ya que son dos
manifestaciones de un mismo eje, dos caras de una misma moneda Vemos aquí
la superposición de los patrones vibracionales: el armónico aportado por la flor, al
disarmónico subyacente.
Si todo va bien, podemos llegar a la fase de resolución, en la que encontramos
todas las estructuras vibrando armónicamente, esto es en la misma forma en que
lo hace la esencia. A esta fase le llamamos de control, ya que recordemos que
estamos hablando de Cherry Plum. Si hablásemos de Scleranthus la llamaríamos
de estabilización; si lo hiciésemos de Clematis de reconexión, y así
sucesivamente. Si empleásemos un término general para definir esta fase, que
pudiese expresar este hecho para todas las flores, éste sería equilibrio, o tal vez
armonización.
Este tercer paso lo vemos representado en la Fig. 4.
Por supuesto que todo lo expuesto hasta aquí, tanto en el desarrollo como en
las figuras, es conceptual: un esquema lógico para intentar comprender las
aplicaciones que vendrán más adelante. En suma, un modelo teórico posibilista.
Podríamos deducir de estas hipótesis una serie de premisas y asociaciones
lógicas.
En primer lugar, que toda patología se manifiesta, como disarmonía que es,
siguiendo unos patrones de forma estables, individualizables, deducibles, y, lo que
es sin duda más importante, traducibles a un lenguaje floral. Esta constatación
nos abre una serie de posibilidades terapéuticas, hasta hace muy poco
impensables.
Puede planteársenos una primera e inquietante pregunta: «Pero vamos a ver,
para que, como en el ejemplo anterior, una persona tenga una arritmia cardiaca
que traducimos por descontrol, ¿no es antes obligatorio haber pasado por un
período de Cherry Plum mental, para que en la línea de Bach esto se concretice
en algo funcional e incluso orgánico?».
A mi modo de ver no; o al menos no siempre este pasaje es objetivable. De
hecho, muchos patrones pueden cristalizarse rapidísimamente en una dolencia
física sin dejar rastro de su presencia en la mente, tanto porque no tenemos
herramientas para descubrirlo, como por la fugacidad de su paso.
Claro que sería mucho más coherente, de cara al terapeuta y siguiendo con los
esquemas anteriores, encontrar un sujeto con miedo a perder el control,
disfunciones tiroideas, arritmias, tics, cáncer, enuresis, etc. Para nosotros todo
cuadraría, aunque para el paciente sería un desastre.
Desde luego, pueden hacerse múltiples lecturas, más o menos probabilísticas,
de la forma en la que se manifiesta la enfermedad, como metáfora informativa que
en realidad es. El hecho es la dificultad que tenemos para relacionar una serie de
signos y síntomas con una supuesta causalidad subyacente.
Creo que a menudo hemos caído en el error de confundir el activador o
desencadenante de la enfermedad, con la causa real de ésta, o cuanto menos
nos hemos obsesionado demasiado con el tema. Deberíamos hacer un ejercicio
de humildad, y admitir que muchas de las causalidades de lo que nos ocurre
fermentan en estratos a priori casi inaccesibles, como por ejemplo el campo de lo
kármico y que, para más inri, podrían haber temas no resueltos de anteriores
vidas que nos pasan facturas a cobro en este momento.
La mayoría de las veces no se trata de mirar en un libro una lista de síntomas y
signos, seguir los puntos suspensivos y leer a continuación, como si de un
documento inalterable se tratase, la absoluta, irrebatible, trascendente, reveladora
y verdadera causa de nuestra dolencia. Ojalá fuera todo tan simple.
Lo mejor tal vez sea asumir nuestras limitaciones y emplear lo que hemos
desarrollado hasta aquí con pragmatismo.
En conclusión, siguiendo con el ejemplo de las figuras, a una persona que
tenga arritmia, además de sus flores personales, que desde luego siempre son lo
más importante, habría que darle también Cherry Plum, aunque no encontremos a
nivel de personalidad, ningún indicador mental o emocional.
Llegado este punto, se entiende que incorporamos una cuarta cámara de
recogida de información. Ya habíamos hablado en el primer capítulo de las otras
tres: mental, emocional y conductual.
Esta cuarta cámara, que enseguida llamaremos transpersonal se dedica a traducir
la forma en la que se manifiestan las dolencias a un lenguaje floral no
interpretativo en el fondo, sino repito en la forma.
Los términos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave
que nos permite seleccionar las esencias Calibrando la herramienta.
Definiciones, términos, pistas, metodologías
Un Patrón es un modelo, a partir del cual se pueden hacer imitaciones o
duplicados. Ésta es una definición de diccionario. Pero también podemos
entender el patrón como una secuencia organizada, identifica- ble, y más o menos
estable. En definitiva un punto de referencia que sirve para compararlo con otras
cosas.
Podemos así hablar de patrón de conducta, patrón celular, de medida,
monetario, de peso, etc.
Transpersonal, es una palabra formada por dos partículas. Trans es un prefijo
que significa en latín más allá, o del otro lado. En este caso, querría decir más allá
de lo personal, o incluso de la personalidad, si lo que queremos es adaptarlo
mejor al estudio de las flores.
Entonces, literalmente las palabras Patrón Transpersonal (PT), definen
modelos, esquemas, secuencias, que están más allá de lo personal; o bien, que
no tienen que ver con lo personal. Es importante comprender la etimología de las
palabras para no llamarnos a engaño.
Lo que quería expresar con el término PT eran aquellas acciones de las flores
que no tenían que ver con la personalidad del receptor; o si se quiere, aquellas
prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el
temperamento o la actitud de los destinatarios.
Recibí algunas críticas, en el sentido de que el término transpersonal ya había
sido casi monopolizado por la corriente de la psicología transpersonal y cierto es
que podía dar lugar a equívocos. Podría haberlo cambiado, pero en realidad ya
había publicado mi primer libro y no me atreví a ello porque podría haber dado pie
a todavía más confusiones. Barajé el término metapersonal como sustitutorio,
pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego metá que
en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar.
Otro término tal vez más adecuado hubiera sido el de Patrón Isomórfico, ya que
Iso proviene del griego ísos quiere decir igual o semejante y mórfico, también del
griego morphé, significa forma. Si ahora pudiera elegir, preferiría isomórfico, pero
me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimología es lo que manda.
Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las
palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ahí la
necesidad de puntualizar al máximo.
Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la
exploración ocular de Bach y la selección de la esencia floral, existe un nexo
forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo
nivel.
Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer
dentro de poco en este libro. Él era un correlacionador automático de patrones.
Como quiera que nosotros no podemos compararnos, sí necesitamos los
términos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este trabajo, con el
menor margen de error posible.
El primer problema metodológico con el que me topé, fue el de proponer
términos lo suficientemente genéricos, amplios, universales, para poder definir de
forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni- quiere, aquellas
prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el
temperamento o la actitud de los destinatarios.
Recibí algunas críticas, en el sentido de que el término transpersonal ya había
sido casi monopolizado por la corriente de la psicología transpersonal y cierto es
que podía dar lugar a equívocos. Podría haberlo cambiado, pero en realidad ya
había publicado mi primer libro y no me atreví a ello porque podría haber dado pie
a todavía más confusiones. Barajé el término metapersonal como sustitutorio,
pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego metá que
en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar.
Otro término tal vez más adecuado hubiera sido el de Patrón Isomórjico, ya que
Iso proviene del griego ísos quiere decir igual o semejante y mórfico, también del
griego morphé, significa forma. Si ahora pudiera elegir, preferiría isomórfico, pero
me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimología es lo que manda.
Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las
palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ahí la
necesidad de puntualizar al máximo.
Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la
exploración ocular de Bach y la selección de la esencia floral, existe un nexo
forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo
nivel.
Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer
dentro de poco en este libro. Él era un correlacionador automático de patrones.
Como quiera que nosotros no podemos compararnos, sí necesitamos los
términos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este trabajo, con el
menor margen de error posible.
Los términos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave que
nos permite seleccionar las esencias concretas que contemplan la forma de
lo que se está produciendo.
El primer problema metodológico con el que me topé, fue el de proponer
términos lo suficientemente genéricos, amplios, universales, para poder definir de
forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni vel. El término debía servir
para expresar lo que ocurre en un tejido, un órgano, un miembro, un animal, una
planta, etc. No siempre esto ha sido posible. En ocasiones, como por ejemplo
Agrimony, he preferido apartarme de la ortodoxia a la que me refería en beneficio
de lo práctico, eligiendo el término tortura, el que evidentemente no cumple los
requisitos de transpersonalidad.
El segundo tema, era que no bastaba con encontrar las palabras precisas, sino
que debía demostrarse, al menos empíricamente, que la esencia realmente
trabajaba en consonancia con el término escogido. En muchos casos ya existían
antecedentes suficientes de empleo transpersonal en la literatura del propio Bach,
Chancellor, Weeks, etc. Esto era evidente para Agrimony, Scleranthus, Clematis,
Crab Apple, Hornbeam y algunas otras flores. Para las otras, la comprobación
llegaría en estos casi 10 años de experiencias, tanto personales como de otros
colegas y alumnos formados en estos principios.
Los usos que doy más adelante del PT están suficientemente contrastados y
validados. Los PT hipotéticos o en estudio, todavía deben ser demostrados, por lo
que sería prematuro darlos ya como válidos.
Si tomamos como punto de referencia la flor, podemos afirmar que en realidad
la esencia es de por sí transpersonal, ya que estamos hablando de su patrón
vibracional, independientemente de que se la tome o no, o de que sea aplicada
sobre una persona, un miembro de la misma, un animal o una planta.
El PT es lo que el remedio hace a todo nivel. Por ejemplo, Cherry Plum trabaja
el eje control/descontrol. Como veíamos en las figuras al principio del capítulo, el
patrón vibracional de Cherry Plum contiene información destinada a aportar
control. Luego el PT de esta esencia podría muy bien ser control.
Partiendo de esta primera perspectiva, podríamos llegar a un incipiente intento
de definición del PT:
Patrón Transpersonal es la esencia de la esencia.
Si por el contrario, tomamos como punto de referencia la manifestación
disarmónica, es decir lo que la esencia intenta corregir, el PT debería ser
descontrol.
Esta dicotomía me planteó una duda metodológica importante. ¿Se debían
expresar los PT en positivo o en negativo? En el primer caso, nos referimos a lo
que, como ya decía, nos aporta la esencia. En el segundo, lo que la esencia trata.
¿El PT de Cherry Plum debía pues ser control o descontrol?
Elegí el negativo, y no por ser Gentian sino porque las flores las estudiamos
sobre todo en su aspecto negativo. Lo negativo, mayo- ritariamente expresado por
lo que conocemos como «palabras clave», es en sí lo diagnóstico.
De manera que ya podemos llegar a una definición más completa del PT:
El Patrón Transpersonal es el modelo vibracional genérico en desequilibrio o
disarmonía.25
Si volvemos unas páginas más atrás (Fig. 2), el modelo genérico en
desequilibrio viene descrito en forma de descontrol y expresado por las ondas
disarmónicas que salen de los dibujos del cerebro, tiroides, corazón, ovarios y
células respectivamente.






























































25
 Creo
 que
 ésta
 es
 la
 mejor
 definición
 del
 PT
 y
 debo
 agradecérsela
 a
 una

alumna
aventajada:
Concha
Pérez
Puyol.

Esta forma de expresión energética viene de patrones ya presentes en la
naturaleza, y aunque no se origine en la personalidad, se asienta sobre los
campos energéticos que la incluyen. Las manifestaciones de cualquier
enfermedad se configuran siguiendo estos patrones de forma.
Pero como de clarificar se trata, prefiero insistir en otra definición
complementaria del PT:
Los Patrones Transpersonales son todas las aplicaciones florales que no
vienen prescritas por características de la personalidad. No se interpreta el
porqué de lo que ocurre, sino la forma en la que ello se manifiesta,
traduciéndose esta manifestación al lenguaje floral.
Es evidente que esta última es una definición extraordinariamente pragmática,
que creo que simplifica todo bastante.
Recomendaciones, advertencias y consejos para el correcto
uso del PT
Hay que partir de la base de una jerarquización terapéutica, donde lo más
importante es, siguiendo a Bach y al sentido común, los datos personales y por
tanto diferentes para cada individuo, que extraemos de la entrevista y que reflejan
particularidades de temperamento (las famosas tipologías de Bach) y actitudes
adaptatorias transitorias frente a situaciones concretas que se han suscitado o
sobre todo se suscitan en el presente. Esto significa flores que trabajan a medio y
largo plazo, tratando lo constitucional, y otras que podríamos llamar las flores del
tiempo que actúan en lo más superficial e inmediato: para ser más gráfico, la
última capa de cebolla. Lo jerárquico es naturalmente lo personal, expresado en
patrones mentales, emocionales y conductuales. Hasta aquí creo que todos
estamos de acuerdo.
Mediante el PT nosotros añadimos otra cámara, como ya comentábamos, que
valora la forma en la que se manifiestan los síntomas y los signos, no desde un
prisma alopático, sino en una verdadera semiología floral.
Por ejemplo, si nos traen a consulta a un niño por enuresis, no trataremos la
enuresis como algo fuera de contexto, como si se tratase de un fontanero que
repara un grifo que pierde agua. Tratamos al niño en sus diferentes niveles con
sus flores personales, valoramos el contexto en el que ocurre el cuadro, los
antecedentes de comportamiento, presiones, inhibiciones, relaciones con padres y
hermanos, características de los padres, formas de manifestar los sentimientos y
emociones del niño, etc. De esta entrevista surge obviamente una hipótesis de
trabajo acompañada por unas flores concretas. Hasta aquí la prescripción floral es
personal. Pero a todo esto, según el criterio de PT, hay que añadir Cherry Plum
(CHP) por la falta de control del esfínter de la vejiga, manifestado en la enuresis.
Salta a la vista que el tratamiento de fondo no es el CHP, sino todas las otras
flores que le hemos dado. CHP se da como PT, y es más bien una especie de
sintonía fina del tratamiento: un complemento que valora la forma de expresión
que adquiere el cuadro.
A mi modo de ver, el tratamiento sin CHP es algo incompleto, aunque
totalmente válido. El tratamiento con sólo CHP es un error, ya que la causa o
cuanto menos el activador de la enuresis no es naturalmente el descontrol. El
descontrol es tan sólo la punta del iceberg, la puntita nada más. Nosotros para
trabajar necesitamos el todo ello.
De 10 niños que tratemos con alguna infección faríngea, salta a la vista que
cada uno de ellos necesitará sus flores individuales. Sin embargo, hay algo en
común a todos y es la necesidad de limpiar que se cubre con el añadido de Crab
Apple.
No debería resultar tan difícil de entender esto que estoy explicando. Sin
embargo, me gustaría romper una lanza simbólica... en la espalda de todos
aquellos que pretenden sustituir el tratamiento «causal» por la aplicación del PT.
Esto representa un intento de alopatización que demuestra un desconocimiento
supino de la terapia, ya que las flores no actúan como fármacos.
No hace mucho, dos alumnas me explicaron que habían tratado a sendos niños
afectos de enuresis sólo con CHP y que habían dejado de orinarse, pero al dejar
de tomar la esencia habían vuelto a mojar la cama. La pregunta era si siempre
tenían que tomar CHP, o ya la esencia no hacía efecto. Mi respuesta, no fue la de
sacar la lanza simbólica, aunque estuve tentado a ello, sino explicarles que se
estaban equivocando en el enfoque de los casos. Me parece que la mentalidad
alopática en la que estamos inmersos extiende sus tentáculos hasta cualquier
disciplina por holística que ésta sea. El problema no está en la técnica que
empleamos sino más bien en los modelos que utilizamos para intentar entender el
campo de la enfermedad. Se puede ser tanto o más alopático desde cualquier
terapia alternativa/complementaria que desde la propia medicina alopática,
aunque esto pueda parecer paradójico. Por ello, una vez más repetiré lo de
siempre.
El uso del Patrón Transpersonal no representa la alternativa al tratamiento
floral convencional, sino su complemento.
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 TRABAJO
 
 
 
 
 
 
 INDIGO Zamora, 91-95 08018 Barcelona © 2002 Ricardo Orozco © 2003 Ediciones y distribuciones Vedrá, S.L. Primera edición: enero 2003 ISBN: 84-89768-78-1 Depósito legal: B-1266-03 Fotocomposición: Text-Gráfic Ausiás Marc, 16 - 08010 Barcelona Impresión: Liberdúplex Constitución 19, Bloque 8, local 19 08014 Barcelona Encuademación: Encuademaciones Roma Feixa Llarga, 70 08907 L'Hospitalet
  • 2. PROLOGO Cuando salió mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Terapeutas Avanzados. índigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este trabajo era la siguiente: por una parte reivindicar la filosofía de Bach como instrumento consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; por otra, sugerir que el sistema floral estaba siendo infrautilizado debido, tal vez, a una interpretación reduccionista que sólo contemplaba las flores para aplicaciones mentales y emocionales, limitadas casi siempre al ámbito de lo doméstico. Partía de la base, y aún sigo pensando lo mismo seis años después, de que no se podía compartimentalizar al ser humano de la manera en la que se venía haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, emoción, cuerpo y alma, eran integrantes indivisibles de esa superposición de planos energéticos interconectados que nos configuran y sustentan. Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach había sido concebido desde una visión holística del ser humano, su campo de acción sin duda debía ser el mismo. El mensaje era más o menos el siguiente: «Estamos confundiendo nuestros límites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg en sí. Esto es mucho más de lo que nos figurábamos». Por otra parte introducía el concepto de Patrón Transpersonal como herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com- plementarias de las clásicas, a nivel oral y tópico. Todo ello desde un punto de vista racional. La respuesta fue mucho mayor de lo que suponía. De toda España, de casi todos los países de Latinoamérica y cuando salió la edición ampliada en italiano, de este último país, empecé a recibir cartas, llamadas y e-mails de terapeutas y usuarios agradeciéndome el trabajo, compartiendo sus buenos resultados y confirmándome lo que ya sospechaba: ellos también habían intuido que la terapia era algo más de lo que se venía barajando hasta el momento. Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan en el terreno físico se equivocan, así como los que piensan que para tocar lo espiritual hacen falta otras herramientas. Sin duda no han leído bien a Bach, ya que todo el sistema gira en torno a la reconducción del ego a los dictados intuitivos del alma.
  • 3. Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, así como muchos de los que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la constatación cotidiana de ello. A los varios años de mi debut literario, Clemente Sánchez y yo nos embarcamos en un ambicioso proyecto que cristalizó en Flores de Bach. Diagnóstico Diferencial entre Esencias, índigo. Barcelona, 1999, libro que creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores. Después de 6 años del Manual para Terapeutas Avanzados sigo convencido de que aún queda mucho por hacer en el terreno floral. El que haya tanta gente trabajando con criterios amplios sobre la terapia de Bach, es el aliciente que me ha animado a embarcarme en esta tercera incursión floral. Los criterios de mi primer libro son aún válidos para mí, pero han sido tantas las contribuciones y confirmaciones que se han producido, que sentía la obligación de compartir y terminar de hilvanar las continuas actualizaciones y ampliaciones de los Patrones Transpersonales y sus aplicaciones locales. Ricardo Orozco Verano de 2002 Barcelona - Valle D'Adda (Bergamo-Italia)
  • 4. Agradecimientos Ésta es quizá para mí la parte más importante del libro. Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros para crecer y evolucionar. Desde lo más trivial, a lo más complejo, no existe una autosuficiencia real en casi ningún aspecto de nuestro devenir. Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar mi agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayudaron en el complejo proceso de elaboración de este manual. Agradezco de corazón a mi amiga Rosa Castelló que siempre ha estado animándome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi vida. A mi secretaria y amiga, Sara María Calzada, por insistirme día a día capricornianamente en la necesidad de trabajar más y ser menos Hornbeam, también por haber colaborado en el proceso de documentación del libro. A mi hija Marina que con Sara María Calzada, corrigieren con mucho amor y humor el estilo y la gramática. A Enzo Carlevaro, Carlos Salazar y de nuevo Marina, que contribuyeron en las figuras. Fue muy importante también para mí el apoyo de mis compañeros de SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, así como el estímulo recibido por Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio Sposato, Ermanno Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Universidad de Sta. Clara de Cuba: Boris (El Grande) C. Rodríguez, Eloida Pedroza, Dayamic Rodríguez, Lucía Alba y en definitiva tantos alumnos que han compartido sus experiencias conmigo. Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en el libro, me ofreció su casa en el bosque de Lombardía y sobre todo su hospitalidad y amistad, en un momento muy difícil de mi vida. También es obligado agradecer la disposición siempre positiva de mis editores, los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejándome toda la libertad literaria inimaginable. Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia floral, Carlos Cruz, al que todavía me une una amistad inmune al paso del tiempo.
  • 5. INTRODUCCIÓN Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido posible. Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma altruista e incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo siguen haciendo desde otras esferas. El autor Luces en la oscuridad La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena salud. Tal vez no es todavía, como pensaba Bach, la medicina del futuro pero sin duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar aun no pocas barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el materialismo más cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas " ortodoxas». Más pronto que tarde la medicina oficial deberá reconocer que se ha alejado demasiado del hombre, al confundir tecnología con progreso, en su loca carrera hacia quién sabe dónde. Hoy más que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de nuestros orígenes y de las fuentes filosóficas y espirituales que buscan un sentido a nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de retorno, de eterno retorno diría, en busca de nosotros mismos. Quizá de ahí que Wild Oat, la esencia del vacío existencial, sea de tan rabiosa actualidad. A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanización de la medicina oficial, que no termina de salir de las concepciones mecanicistas que con pocos elementos pretenden explicarlo todo. Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha aumentado la expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias han sido sustituidas por el estrés, la depresión y las enfermedades cardiovasculares. En cambio, en África, América Latina y Asia, sólo por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren proporciones bíblicas, fomentadas por el egoísmo del denominado «mundo rico». Los pobres hoy son más pobres que nunca. En este sentido, no resulta extraño que la medicina se plantee con criterios empresariales de rentabilidad, y no como un derecho inalienable. Sin embargo, cabría preguntarse si el hecho de añadir años a nuestra vida ha redundado también en añadir calidad de vida a esos años. A tenor de lo que podemos percibir en el ámbito de la medicina comunitaria, no parece
  • 6. corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energía, tiempo y recursos puestos en el desciframiento del código genético, y tan poco de todo ello en escuchar al paciente o en la búsqueda de un poco de sentido a tanto sufrimiento innecesario. Por otra parte, sabemos que una gran proporción de las enfermedades son de causa iatrogénica, es decir producidas por la actuación médica, amén del uso indiscriminado de fármacos alopáticos. El famoso primum non nocere1 parece no ser tenido en cuenta y el discurso para justificar ciertos estragos de la química alopática parece ser el mismo que se usa para justificar las bajas civiles de los bombardeos en las guerras actuales: algo así, como «nosotros no tenemos la culpa, son efectos colaterales». Esta proliferación de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, que para nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades individuales de cada uno, por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la perplejidad a muchos de los que hemos sido paradójicamente formados en las aulas de la medicina científica. Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una máquina compleja desprovista de todo significado y trascendencia, será contemplado con una indulgencia no exenta de compasiva ironía por el médico del futuro. Cada día son más los profesionales de la salud y los usuarios de la sanidad que vuelven la vista atrás a la búsqueda de sistemas naturales más holísticos y sobre todo más respetuosos con nuestra naturaleza. En suma no agresivos. Y es precisamente esta necesidad de volver a las raíces la que en la actualidad está impulsando el resurgimiento de terapias como la que nos ocupa. El doctor Bach fue muy consciente, hace más de 70 años, de este fenómeno. Fue testigo privilegiado de la tendencia alopática de su época, que por cierto no ha hecho más que aumentar, y abogó por una suelta a los sistemas naturales de sanación, abjurando de la medicina científica en la que militaba. Pienso que hoy más bien deberíamos tender a una medicina de complementación / integración donde el usuario tuviera más posibilidades de elección y el médico le informase de las distintas opciones de tratamiento que existen para su caso. Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no quedó limitada a una crítica testimonial, sino que se impuso la ciclópea misión de crear un sistema terapéutico coherente con su línea de pensamiento y sentimiento, sistematizando una verdadera medicina del alma, que además no hacía ascos a dolencias más o menos físicas. Dedicó toda su vida a la lucha contra el sufrimiento humano. Es más, ideó una verdadera medicina floral preventiva, una asombrosa técnica que buscaba corregir tendencias patológicas que derivarían más adelante en enfermedades físicas o psíquicas. 




























































 1
Expresión
latina
que
significa
lo
primero
no
dañar.

  • 7. Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resultado de una serie de disarmonías que empezaron a nivel de lo mental / emocional en forma de pensamientos, sentimientos y actos que podrían definirse como «defectos» del ego, o intentos de la personalidad de insubordinación a la tutela del Alma o Ser Superior. Esta supraestructura intenta conducir a la personalidad, sobre todo por medio de la intuición, en la dirección del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo, consiste pues en detectar esas disarmonías y ayudar, mediante el uso de las esencias, a su corrección para evitar la somatización. Esto es lo que podríamos definir como una verdadera profilaxis. Pero al mismo tiempo quiso que su sistema también sirviera para el tratamiento de la enfermedad somática una vez producida, o cuanto menos como paliativo del sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto era su amor. Pero además, creó Bach un sistema único de desarrollo espiritual o si se quiere de crecimiento personal, que aún hoy no deja de sorprendernos. ¡Y todo al mismo precio! Leer su filosofía, expresada con palabras simples que encierran verdades complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invitación a la sinceridad que siempre nos aporta un poco de luz en la oscuridad. Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribió sus retratos florales para los terapeutas, sino más bien para el ciudadano de a pie. Quizá éste haya sido el motivo por el que mucha gente se formó una visión excesivamente simplista de la terapia floral, pero es que él quería llegar a todos, cualquiera que fuese su nivel de entendimiento. Como ya anticipaba en el prólogo, la terapia ha devenido, en estos 70 años de andadura, en mucho más de lo que se suponía desde una aproximación simplista. Ello ha servido de aliciente para que muchos profesionales del campo de la medicina, naturopatía, psicología, psiquiatría, enfermería, etc., se sintieran atraídos por los valores añadidos que se ofrecían. Bastantes de ellos los han encontrado y han podido profundizar en la terapia. Otros simplemente han abandonado, pienso que en gran medida porque no han encontrado, en la muy extensa literatura floral, herramientas convenientemente calibradas para el empleo de la técnica. Creo, sin necesidad de entrar en un Pine tal vez irreversible, que muchos de los que escribimos tendríamos que pensar un poco en los demás y ser conscientes de que quizá deberíamos hacerlo desde el rigor de la experiencia cotidiana, más que desde el ensayo o la narración meramente testimonial y por tanto sospechosa de Heather, no exento en ocasiones de Chicory. Pero me he propuesto no ser Beech, por lo que abandono desde ya este discurso, aunque la reincidencia es algo que ocurre incluso en las mejores familias.
  • 8. En este libro encontrará el lector algunas herramientas de las prometidas y dejo en sus manos el aportar otras de las que tan necesitados estamos. Realidades y perspectivas florales Decía que en estos momentos la terapia floral atravesaba un buen momento, y voy a intentar demostrarlo con datos. Todo ello se inscribe forzosamente dentro del creciente interés que los usuarios están concentrando en la demanda de medicinas complementarias. En 1984, el Instituto de Demoscopia de Alemania, realizó una encuesta con más de 2000 personas y el 74% se consideraban seguidores o interesados en tratamientos naturistas. Una nueva encuesta en 1989 realizada con la misma cantidad de personas mostró que el 58% de los alemanes habían utilizado ya, al menos una vez, tratamientos naturistas. En 1992 la utilización había aumentado en un 70%. La encuesta Eisenberg de EE UU, realizada en 1993 con más de 1500 personas, detectó que un 34% utilizaban medicinas complementarias. La Asociación de Consumidores de Gran Bretaña en 1992, cifró en un 25 % los británicos que en ese año habían utilizado estos tratamientos. En 1981, en Holanda, el 6,4 % de la población utilizaba medicinas complementarias. En 1990 era ya el 15 %, y en 1994 el 60 % utilizaba o veía muy positivamente estos tratamientos. En Francia, la homeopatía es la medicina complementaria más popular, habiendo pasado su uso de un 16 % en 1982 a un 36 % en 1992. En 1996, una encuesta en 4 centros de salud de la periferia de Barcelona y Gerona, con un total de 161 encuestados, reveló que un 41,6 % de los participantes en la encuesta había recurrido en el último año a algún tipo de medicina complementaria. Un 54 % utilizaba remedios caseros con sus familiares. A la pregunta de «si les parecería bien o recurrirían a estas medicinas si estuvieran financiadas por la Seguridad Social (medicina pública española)», un 80 % respondió que lo vería bien.2 En Italia, según los últimos datos oficiales del ISTAT (Instituto Nacional de Estadística) en 1999, 9 millones de italianos (más del 15% de la población) fueron tratados con medicinas no convencionales. 10.000 médicos prescriben habitualmente homeopatía.3 




























































 2
Toda
la
información
estadística
expuesta
aquí,
procede
del
trabajo
presentado
 por
 la
 doctora.
 Araceli
 Abilla
 en
 la
 V
 Jornada
 de
 Fitoterapia
 y
 Etnobotánica,
 organizada
por
Santiveri
en
la
Universidad
Pompeu
Fabra
de
Barcelona,
en
mayo
 de
2002.
 3
Extraído
 de
 MB.
 La
 Medicina
 Biologica.
 Rivista
 Italiana
 di
 Omeopatia,
 Omotossicologia
e
Medicine
Integróte.
Núm.
93.
Septiembre
de
2002.

  • 9. En España se calcula que 1 de cada 4 españoles acude a la medicina alternativa.4 En la actualidad, 18 colegios médicos provinciales tienen sección de médicos naturistas. Circunscribiéndonos más a la terapia floral, un primer indicador de peso del interés suscitado por las flores, es la extensa literatura con la que contamos en este momento. El castellano y el italiano son probablemente los dos idiomas en los que por el momento existe más literatura, tanto en traducciones como en publicaciones autóctonas. En cada una de las dos lenguas se supera el centenar largo de libros. En italiano se aprecia la entrada masiva de médicos atraídos por la terapia. Ni que decir tiene que las flores de Bach están muy representadas en internet, con gran abundancia de páginas web.5 En 1998 la terapia floral fue incorporada al sistema de salud cubano, estableciéndose una diplomatura a nivel nacional, exclusiva para profesionales sanitarios. Estos estudios constan de 250 horas lectivas y lo más interesante es que 100 horas se dedican a metodología de la investigación en el campo floral. Se han formado hasta el momento más de 2000 diplomados. Este hecho es de un interés inusual, ya que no sólo implica un reconocimiento en el ámbito científico de nuestra labor, sino que también, como ya habrá deducido el lector, disponemos de trabajos de investigación realizados con metodología científica que validan la terapia floral frente a otros tratamientos y al placebo.6 En los años 2001 y 2002, tuve el privilegio de impartir en el Instituto de Ciencias Médicas, dependiente de la Universidad de Santa Clara (Cuba), un postgrado para los diplomados en Terapia Floral, que versó sobre el Patrón Transpersonal y las aplicaciones locales. En España, en el ámbito universitario, las flores de Bach han entrado en algunos postgrados, como por ejemplo el que imparte la Universidad Ramón Llull de Barcelona (Postgrado de Terapias Naturales Orientales y Occidentales), destinado a titulados universitarios en disciplinas de la salud. Las flores de Bach también figuran en los programas de la mayoría de escuelas de Naturopatía. Diversos colegios provinciales de Diplomados Universitarios de Enfermería, también han incluido cursos de terapia floral para sus afiliados. 




























































 4
Ver
periódico
El
Mundo,
de
18
de
abril
de
1999.
 5
Se
pueden
consultar
como
muestra
las
siguientes:
 www.sedibac.org
;
 www.seflor.org
:
www.amicidibach.com
;
www.ricardoorozco.com.
 6
 Algunos
de
estos
trabajos
se
pueden
obtener
 en
el
siguiente
sitio
de
 internet
www.sedibac.org.

  • 10. Sin duda estos son ejemplos de los avances que se consiguen cuando las flores se administran con rigor y seriedad. Aunque hay que reconocer que el camino por recorrer es todavía muy largo. A nivel asistencial, existen también ejemplos de implantación de la terapia en algunas áreas básicas de salud. Pero hay que destacar que este hecho depende más en general de la tenacidad y vocación de servicio de los médicos y enfermeros que los impulsan, que del convencimiento de quienes gestionan la salud comunitaria. Ejemplos muy encomiables son los de los doctores Enrique García Tíscar y Consuelo Martínez en Gijón, médicos de familia que llevan más de 10 años administrando flores en la Seguridad Social, así como la meritoria labor en este sentido de la doctora Araceli Abilla, médico de familia y naturópata en el Centro de Atención Primaria de Cornellá (Barcelona). Sin duda hay muchos más casos de experiencias satisfactorias en este sentido. Otro tanto ocurre en Italia, donde incluso algunos psiquiatras han introducido las flores en hospitales psiquiátricos. Un buen ejemplo es el de la doctora Maria Antonietta Bálzola.7 Sorprende también el que otro psiquiatra, Ermanno Paolelli,8 haya hecho un importante trabajo de investigación en el campo del color, compaginando las flores con los colores. El asociacionismo en torno a las flores también ha crecido a medida que lo hacía el número de terapeutas. En España, destacaría la formación de SEDIBAC (Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia del doctor Bach de Cataluña), asociación sin ánimo de lucro de la que fui cofundador en 1993 y que en la actualidad cuenta con más de 500 asciados en todo el país. En Madrid, nuestros amigos de SEFLOR tam- bien trabajan en el mismo sentido. Se puede contactar con ambas entidades mediante las direcciones que figuran al final del libro. Existe la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, pero seria muy largo el mencionar la labor de otras sociedades en diversas latitudes, y el riesgo inevitable de omitir alguna de ellas me disuade definitivamente. Se han creado marcos internacionales para compartir los conocimientos y descubrimientos alcanzados. Una buena muestra de ellos son los Congresos Internacionales de Terapia Floral. Los últimos fueron celebrados con éxito en La Habana (2000), Barcelona (2001) y México (2002) Ver su libro I Fiori della Mente. I Rimedi di Bach nella Pratica Clínica. Bollati Boringhieri. ,1997. 8. Le Qualita dell 'Anima. Techniche Nuove. Milano, 1999.
  • 11. Un mismo tema, diversas vías, idéntico destino Quizá el tema más apasionante de la realidad floral en la actualidad es la diversidad de enfoques, sin duda complementarios, sobre los que nos movemos numerosos autores y terapeutas. El enfoque más o menos tradicionalista ya queda suficientemente explicitado por autores como Chancellor y la mayoría de los posteriores. Más adelante, el advenimiento de profesionales que vienen del mundo de la psicología, psiquiatría y psicoanálisis aportará una nueva luz más clara sobre los mecanismos de la personalidad en los que se inscriben las disarmonías anticipadas por Bach. Buena muestra de esta corriente, tan beneficiosa para la comprensión de la terapia floral, es la existencia en lengua española de autores como Eduardo Grecco, Bárbara Espeche, M- Luisa Pastorino, Rogelio Demarchi, Susana Veilati, Claudia Stern y un largo etc. El primero de ellos además ofrece sólidas vinculaciones entre órganos, sistemas, meridianos emocionales y más cosas dignas de una atenta lectura. En italiano destaca, como ya adelantara, el doctor Ezio Sposato que ha ideado un estupendo sistema de diagnóstico y tratamiento basado en las topografías ofrecidas por el alemán Dietmar Krámer. He podido constatar los beneficios del sistema de mi amigo Sposato en mi propio cuerpo.7 El trabajo ya referenciado sobre la correspondencia entre colores y flores realizado por el psiquiatra italiano Ermanno Paolelli me impresiona cada vez más, además de su trabajo con la psicosíntesis de Assagioli. En alemán brilla con luz propia Metchild Scheffer, que ha sido la fuente en la que hemos bebido la mayoría de terapeutas florales. Ella integra maravillosamente lo conocido de las flores, con aportaciones propias de un interés inusual en lo que atañe a crecimiento personal, simbología, etc. Siguiendo con los alemanes Krámer, muy valorado en Alemania, Italia, Suiza y Austria, ofrece unas topografías florales y unas teorías muy atractivas y útiles, habiendo además realizado una brillante correlación con la acupuntura. El doctor Gótz Blome ofrece muchas visiones algo especiales de la terapia y ha incursionado con éxito en el campo de la astrología. En inglés destaca, además del trabajo enorme de Chancellor, que inscribíamos en el campo de la ortodoxia inicial, la labor de Julian Barnard, que ha incursionado en lo que él denomina «el gesto de la planta», una forma de entender la signatura, relacionando la forma y el comportamiento de la planta en su hábitat, color, etc. con aplicaciones terapéuticas. Sus escritos no tienen desperdicio. También muy meritoria es la visión enormemente espiritualizada que de las esencias ofrecen Katz & Kaminsky. 




























































 7
Ver
su
libro
La
Medicina
Ritrovata.
Xenia.
Milano,
1998.

  • 12. En poco tiempo los cubanos han llevado la aplicación de las flores al terreno de la medicina alopática con una gran naturalidad, dando un ejemplo de integración que produce una sana envidia. Hay una gran dificultad para la publicación en formato de libro, salvo en el caso del gran psicólogo y amigo Boris Camilo Rodríguez, pero eso no es óbice para que hayan realizado trabajos, como ya anticipaba, de una gran rigurosidad. Para que la lectura de esta introducción no sea demasiado farragosa prefiero remitir al lector a la bibliografía final, donde cito los libros de tantos autores mencionados. Mi contribución y punto de vista en el marco de estos nuevos enfoques florales quedan reflejados en esta publicación. También en la última década han cobrado peso otros sistemas florales. como el de California (Katz & Kaminsky), el australiano Bush Unicista (Tan White), Pegasus, orquídeas de diversas procedencias (Amazonas, Machu Pichu), Rosales, Cactus, y una lista interminable que llega probablemente a 400. Desde luego todos merecen atención y probablemente tienen su lugar centro de la terapia floral. Personalmente he decidido profundizar al máximo en el de Bach, porque sigo pensando que sólo sabemos un 30 o 40 % del mismo. La prueba irrefutable para mí es que continuamente se producen nuevos descubrimientos y aplicaciones desconocidas hasta el momento. Creo que a veces confundimos nuestros límites personales con los de terapia de Bach, por lo que se tiende a no profundizar suficiente en la misma. Esta circunstancia puede determinar que creamos no tener bastante con esta herramienta. Una flor de Bach no es la página de un libro, sino un universo cargado de inmensidades y probabilidades, en gran parte desconocidas. Y todo esto con ser el único sistema floral que puede acreditar 70 años de práctica y casuística. Mi trabajo con los Patrones Transpersonales es una tarea que probablemente me lleve el resto de la vida (poca o mucha) y mi función parece ser por el momento ésta, por lo que inevitablemente no he podido profundizar sobre los otros sistemas florales y otros temas sin duda interesantes, ya que el tiempo es veloz y tajante. Para algunos esto puede parecer un signo de rigidez y una limitación. De otros sin embargo recibo un apoyo y reconocimiento constante que me hace pensar que tal vez no esté del todo equivocado en mi postura. Creo firmemente que todos los caminos son igual de buenos si nos llevan a un mayor conocimiento de nosotros mismos y de la enfermedad, y se emplean en beneficio, como decía Bach, de la humanidad que sufre y no en el engorde de nuestros egos.
  • 13. Instrucciones y advertencias para un buen uso de este manual Parto de la base que el lector ya conoce en menor o mayor medida el sistema Bach. Por este motivo se omiten las descripciones básicas de las esencias, por otra parte suficientemente descritas en numerosos libros. Sólo comentaré algunos aspectos básicos, cuando éstos nos ayudan a comprender otros temas más complejos. Este manual se desarrolla desde una premisa básica: nada de lo propuesto aquí como herramienta es alternativo a los usos tradicionales de las flores de Bach y el Patrón Transpersonal (PT) representa por consiguiente un complemento a las aplicaciones personalizadas de las flores y de ninguna manera, repito, una alternativa, ya que cada persona es diferente y la terapia no trata enfermedades sino enfermos (y no enfermos). Estaré reiterando continuamente este punto aún a riesgo de hacerme tan pesado como una cacatúa tropical, pero para mí es muy importante dejar esta circunstancia bien clara. He buscado explicar el Patrón Transpersonal, a diferencia de mi primer libro, en cierta forma «desde arriba», para lo que me ha sido de ayuda leer a Rupert Sheldrake, Henry Reed, y profundizar un poco más en Barnard. Después de la fundamentación del PT y de los hallazgos de este concepto en la obra de Bach, paso a describir, esencia por esencia, este principio. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, recomiendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que siguen el orden cronológico del libro. Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utilizados en una suerte de alopatización del sistema. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, recomiendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que siguen el orden cronológico del libro. Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utilizados en una suerte de alopatización del sistema. Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albert Bover, psicólogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de repertorio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta última hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas.
  • 14. Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar varias docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creencia de que, además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la terapia y los principios que animan el libro. Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí. PRIMERA PARTE PATRON TRANSPERSONAL 1. ALGO NO CUADRA DEL TODO Viejos tópicos a superar Podemos llegar a las flores de Bach por diversas vías. Muchos lo han hecho desde su posición de pacientes, otros han devenido en terapeutas desde el autodidactismo. Una proporción bastante alta lo ha hecho desde el tamiz de algún curso, tanto en el cuerpo de estudios de naturopatía como de la terapia floral por separado. Cualquiera que haya sido la forma de aproximación, de alguna manera y en un cierto momento, hemos situado la terapia en algún compartimiento más o menos estanco de nuestro conocimiento. Dicho de otra forma, hemos archivado con una etiqueta las premisas que creemos explican y articulan la terapia. Inevitablemente este proceso, de hecho natural, implica a menudo una excesiva simplificación, palabra que termina de la misma forma que limitación. Como quiera que sea, es habitual oír de las flores lo siguiente: «Es una terapia interesante que actúa en el ámbito de lo mental y emocional. Por consiguiente, puede ser de alguna ayuda en el contexto de otras disciplinas donde lo principal es precisamente esa otra terapia». Creo que ésta es la opinión que mucha gente tiene aún de las flores de Bach o al menos es el encuadre que se les da en diversas escuelas de naturopatía. Sin embargo, quienes hemos profundizado en las esencias y las utilizamos como terapia principal, o incluso como monoterapia, tenemos una percepción bastante diferente del tema, que nos lleva al convencimiento de lo siguiente: La terapia floral es una verdadera medicina holistica que opera sobre todos los campos de nuestro ser: mental 1 emocional, físico y espiritual. Y esto ocurre, en la mayoría de los casos, simultáneamente.
  • 15. Pero aquí el tema es el siguiente: ¿Qué es lo que ha llevado a tanta gente a tener una visión reduccionista de las flores? Sin duda ésta es una pregunta simple de esas de respuesta compleja. Por una parte, pienso que ha contribuido a este error el no leer sufi- cientemente a Bach. Creo que él deja bastante claro que las flores son un instrumento de evolución espiritual. Es más, todo su sistema gira en torno a lo que define metafóricamente como «un día de colegio» en el que se debe aprender una o como máximo dos lecciones. Quiere que estemos bien atentos y conscientes de ese aprendizaje que es el verdadero sentido de la encarnación. Como quiera que sea, en mi primer libro ya dediqué bastante espacio a analizar los lineamientos espirituales de la terapia y no querría resultar redundante. La espiritualidad no es como las ideas políticas, algo que se pueda o no tener. Simplemente está y todo el discurso de Bach no deja de insistir, una y otra vez, en esta premisa básica. A Por otra parte, pienso que muchos terapeutas han confundido los brevísimos retratos de florales de Bach, hechos para la autoprescripción de las esencias, con la descripción de lo que la esencia hace a todo nivel. Harían falta 39 libros de no menos de 100 páginas cada uno para tener un pequeño atisbo de ello. Creo que este tema resulta tan evidente que no me detendré más en él. Después, hay otra creencia bastante generalizada de que las flores no actúan sobre el cuerpo físico. Bach da una gran importancia a este último. Basta con citar algunos pasajes suyos para encuadrar el tema: No hay nada accidental con respecto a la enfermedad, ni su tipo, ni la zona del cuerpo donde se manifiesta: como cualquier resultado de la energía sigue la ley de causa y efecto.8 Si sufren de asma o dificultades respiratorias, están de alguna manera as- fixiando a otra persona o les falta coraje para hacer el bien y eso los sofoca (...) Incluso la zona afectada indica la naturaleza del defecto: las manos seña- lan un fracaso o una equivocación al actuar; los pies un fallo en ayudar a otros; el cerebro, falta de control. El corazón, deficiencia, exceso o conducta errónea en el aspecto afectivo. Los ojos, falencias en ver y comprender ade- cuadamente la verdad cuando está ante nosotros...9 Como intentaré demostrar más adelante, el doctor Bach leía en el cuerpo el sentido y el mensaje de los síntomas y los signos, traduciéndolo, inmediatamente, a un lenguaje floral, en lo que podemos entender como una verdadera semiología floral. 




























































 8
Cúrate
tú
Mismo.
 9
Conferencia
pronunciada
en
Southport
(1931)
para
médicos
homeópatas.

  • 16. No obstante, Bach era consciente de la necesidad de simplificar, si lo que quería era llegar al mayor número posible de personas. Valoremos el que las acotaciones anteriores iban destinadas a un auditorio de médicos homeópatas y por tanto supuestamente receptivos a este tipo de lectura corporal simbólica, lo que no puede entenderse, mirado desde este prisma, como algo excepcional. Siguiendo con el objetivo de la simplificación, Bach afirmará más adelante: En el tratamiento de casos con estos remedios, no se presta ninguna aten- ción a la naturaleza de la enfermedad.10 Estas manifestaciones, que parecen zanjar de alguna forma el tema, no significan demasiado para mí, habida cuenta de su forma de prescribir las esencias. Bach, hombre pragmático y entusiasta donde los haya, debía continuamente adecuar su discurso al cumplimiento estratégico de sus objetivos, lo que lo obligaba a modificar frecuentemente algunas partes del mismo. Creo firmemente que a la «mentalización» exagerada en el uso de las esencias, ha contribuido de forma decisiva la prepotencia y rigidez de la medicina alopática. Como quiera que esta última desprecia en gran medida lo emocional y mental como causa o activador de la enfermedad, surge en contraposición a ello una postura equivalente que actúa como contrapeso, lo que nos habla de contraponer rigidez a rigidez. El dogma es el siguiente: «la mente, sólo la mente, el cuerpo no importa...». Pero yo me pregunto lo siguiente: ¿Para qué hemos encarnado en un cuerpo físico, sino para que éste nos sirva de vehículo y también de pantalla de lectura y prevención de disarmonías que ocurren en un nivel más sutil? Definitivamente resulta imposible separar mente, emoción, físico y alma, ya que forman parte indivisible de esto que atiende a la denominación de seres humanos. No somos, como bien dice mi amigo Sposato, «bistecs que caminan», pero tampoco almas o mentes desencarnadas, al menos de momento. Nuevos enfoques a considerar e integrar Es necesario volver la vista atrás (sin necesidad de convertirnos en estatuas de sal como la mujer de Lot) y volver a los orígenes de la terapia floral una y otra vez, para obtener los dorados frutos que las esencias nos reservan. Para ello se requiere releer y reinterpretar a Bach sin prejuicios ni a prioris. También hablamos de los orígenes, cuando leemos el libro de esa maravillosa mujer que fue Nora Weeks,11 sin la cual estoy convencido de que hoy no sabríamos ni quién fue Bach. 




























































 10
 Los
Doce
Curadores
y
Otros
Remedios.
 11
 Weeks,
Nora.
Los
Descubrimientos
del
Dr.
Edward
Bach.
Lidiun.
Buenos
 Aires,
1993.

  • 17. Si a los dos anteriores unimos la imprescindible recopilación de Philip Chancellor,12 ya tenemos suficiente material para fundamentar mi trabajo sobre el Patrón Transpersonal. De la lectura de estas tres fuentes, se extraen varias conclusiones coincidentes que apuntan en una misma dirección. El criterio prescriptivo floral procede de tres encuadres complementarios que actúan a modo de cámaras, enfocando al paciente desde tres ángulos diferentes: •Mental. •Emocional. •Conductual. Creo que no nos equivocamos al afirmar que las flores parecen en inicio prescribirse basándose en lo que uno piensa, siente y hace. Y se trabaja en esa época, tal como refleja sobre todo Chancellor, de una manera simple y eficaz, sin complicaciones. Desde luego no hay en ese entonces una visión psicologista, ni mucho menos psicoanalítica, en la interpretación de lo que ocurre en el paciente. Y hasta aquí todo parece muy claro, pero enseguida empezamos a ver deducciones y prescripciones florales digamos que «heterodoxas». Algo empieza a no cuadrar del todo con los postulados desgranados más arriba. Personalmente, fui el primer sorprendido cuando me di de narices con el paradigmático caso del famoso electricista, narrado por el propio Bach.13 Vale la pena detenerse en él, por lo que lo reproduzco íntegramente: Sexo masculino, 21 años Antecedentes: El paciente se dedicaba a la instalación de cables eléctricos, y en el mo- mento del accidente se encontraba subido en el extremo de un poste de diez metros de altura. Estaba trabajando en la instalación de un cable positivo, es decir conductor, y mientras lo sujetaba, el viento agitó contra él el cable nega- tivo, o de tierra, cuyo contacto hizo circular 700 voltios a través de su cuerpo. Su mano derecha, que sujetaba el cable positivo, se cerró espasmódicamente sobre él, como suele suceder en los casos de electrocución, sin poder soltarlo: una vez liberado del contacto con el cable de tierra, cayó desde los diez metros, sobre un cerco de arbustos que amortiguó el golpe, recogiéndosele en estado de semi-inconsciencia. 




























































 12
 Chancellor,
Philip.
Flores
de
Bach.
Manual
Ilustrado.
Lidiun.
Buenos
Aires,
 1994.
 13
Extraído
de
Bach
por
Bach.
Obras
Completas.
Escritos
Florales.
Continente.
 Buenos
Aires,
1993.

  • 18. Tratamiento: Octubre 24: Revisé al paciente cuatro días después del accidente. La mano derecha se hallaba hinchada a casi tres veces su tamaño normal, con severas quemaduras en la yema del pulgar, entre los dedos anular y meñique, y en el lado externo de la palma. La mano carecía de toda sensación, y en cierta forma estaba prácticamente «muerta», con una total ausencia de dolor. Inmediatamente se le administró Clematis en forma interna, para devolver la vida a la mano, agregando Impatiens en forma de loción, para actuar como bálsamo sobre las heridas. Octubre 26: La mano ha empezado a «volver a la vida», y al retornar el tacto ha comenzado a doler cuando se la mantiene suspendida hacia abajo: también ha disminuido la inflamación. Durante la mañana, el paciente pisó accidentalmente a su pequeño cachorro, y el grito que lanzó lo sobresaltó de tal forma que le obligó a sentarse, «temblando y estremeciéndose convulsivamente», como lo había hecho durante el shock eléctrico. Sin embargo, el paciente se manifestaba externamente alegre, y minimizaba la importancia de sus heridas. En esa oportunidad se le proporcionó Agrimony, Mimulus y Rock Rose en forma interna: Agrimony, para el estado mental de excitación a pesar de sus quemaduras; Mimulus para suavizar el sistema nervioso, y Rock Rose para prever posibles complicaciones, tales como hemorragias en las heridas. Octubre 28: La mano aparece mucho menos inflamada, pero tiende a doler cuando se la venda; por primera vez sangró ligeramente por las quemaduras. Se agregó Impatiens a la loción de caléndula utilizada para vendar la mano; también se administraron Impatiens y Agrimony internamente: Impatiens para el dolor, y Agrimony, como antes, para el estado mental. Octubre 30: Las heridas, que hasta el momento no habían presentado ninguna reacción saludable, comenzaron a supurar con un olor ofensivo, especialmente la de la yema del pulgar, y fue preciso vendarlas dos veces al día. Dos de los dedos temblaban y se estremecían espasmódicamente. El paciente no había «vuelto a ser el mismo» desde el shock eléctrico. Aún carecía de sensaciones en el pulgar o en su yema, pero la mano ya casi había vuelto a su tamaño normal. Se le administraron Scleranthus, Clematis y Gentian en forma oral: Scle- ranthus para la inestabilidad de los dedos; Clematis para volverlo a su perso- nalidad normal, y Gentian para aliviar una ligera depresión. Noviembre 2: Ligera mejoría, pero aún persiste la insensibilidad del pulgar y el área circundante. Noviembre 5: Se genera un cierto temblor en la mano, cuando el paciente trata de abrir y cerrar los dedos. Se le administraron Clematis, Gentian y Scleranthus internamente: Clematis para devolverle «la vida» a la mano; Scleranthus para el temblor, y Gentian para la ligera depresión, que aún persistía.
  • 19. Noviembre 11: El paciente evoluciona bien, excepto por cierta rigidez en los dedos, especialmente el pulgar, que aparece bastante bloqueado. Se le proporcionó Vervain internamente, agregándola también a la loción, a fin de combatir la rigidez. Noviembre 17: La mano está mucho mejor; puede escribir algo a máquina, y las heridas prácticamente han cicatrizado, excepto la más grande de la yema del pulgar, donde los tejidos se habían quemado hasta la fascia. Se le administró Vervain para cierta rigidez remanente, y se aplicó Impatiens en las vendas por si las terminales nerviosas expuestas provocaban algún dolor. Noviembre 18: Cuando el paciente llegó para el siguiente vendaje, no sólo podía mover libremente el pulgar, sino que manifestó encontrarse maravillosa- mente bien; se sentía en excelente estado, y pudo hacer una caminata de diez millas. A partir de ese momento, el progreso fue rápido, y la herida más grande cerró sin ninguna supuración más. La nueva piel se formó naturalmente, ha- ciendo evidente que no haría falta ningún tipo de implante de piel, y que la mano no presentaría ningún tipo de discapacidad posterior. Las cicatrices re- sultantes fueron muy leves, y sólo sobre la yema del pulgar, donde la quema- dura había alcanzado el cuarto grado.» Antes de analizar esta historia, conviene aclarar algunos términos. Como resulta obvio, se echa en falta algunas flores como Crab Apple, para la limpieza de las heridas, Star of Bethlehem para el trauma en sí. o bien el propio Rescue Remedy. La razón de su ausencia es que en esa época Bach sólo trabajaba con los doce sanadores. No en vano hablábamos del inicio de la terapia, por lo que este caso puede datarse a finales de 1932 o principios de 1933. Lo primero que destaca en la historia del electricista es la aparición de una «cuarta cámara» que se desplaza al escenario de la manifestación y traduce en un lenguaje floral lo que se está produciendo. Por ejemplo, «la mano está como muerta», es otra manera de decir «necesita Clematis» para «devolver la vida a la mano». El temblor de los dedos es traducido inmediatamente a una expresión más genérica: inestabilidad, que Bach relaciona inmediatamente con Scleranthus. El uso de Vervain para la rigidez no tiene desperdicio ya que incluso lo aplica localmente, además de la prescripción oral. Hoy ya resulta fácil relacionar la esencia con el Patrón Transpersonal de rigidez dinámica, es decir una rigidez caliente, inflamatoria, subsiguiente a las heridas ocasionadas por las quemaduras.
  • 20. Impatiens es literalmente utilizado como analgésico, ya que lo emplea localmente como bálsamo en forma de loción, aunque hoy sabemos que también sirve para la rigidez inflamatoria que sin duda era patente en este caso. Es muy significativo el uso que hace de Mimulus como ansiolítico «para suavizar el sistema nervioso». Esta aplicación no personal de Mimulus, se verá en bastantes ocasiones en la recopilación de Chancellor. Agrimony también se da como ansiolítico. En muchos más casos lo vemos recetado para el picor, dolor, etc. De todas las aplicaciones de esta historia, la única que en realidad parece tradicional es la de Gentian, «para aliviar una ligera depresión», y un comentario de Agrimony sobre la «minimización» que hace el electricista de sus heridas, manifestándose alegre. Este caso tiene para mí un valor añadido que viene dado por las aplicaciones locales de las esencias, tema en el que he trabajado los últimos 10 años, con resultados muy estimulantes. Siguiendo con la historia en cuestión, resultaría muy simplista y temerario el pensar que Bach no tenía un buen día, o que acaso se había excedido en la taberna de Cromer o incluso que olvidó destruir un relato lleno de «desatinos florales». Volveremos más adelante sobre este caso. Lo reseñado hasta aquí no es tan atípico como parece. Podríamos pensar que al tratarse de los inicios de la terapia, los criterios de aplicación aún no estaban lo suficientemente cimentados y que más adelante se terminaría abandonando esta forma tan curiosa de prescribir las esencias. Pero sin embargo, esto no ocurre, y seguimos encontrando una tendencia a prescribir, de vez en cuando, flores que no se deducen de la personalidad ni de la actitud del paciente. Sigamos un poco con Chancellor, del libro ya reseñado, para ver aplicaciones atípicas de Agrimony: Unos terneros que sufrían de tiña respondieron bien a Crab Apple y Agrimony, la última porque los animales estaban torturados por la irritación. Como se ve aquí no se está hablando de unos terneros que minimicen sus problemas actuando con una máscara de alegría y cordialidad forzada, ni siquiera que positivicen en exceso. El siguiente caso pertenece al propio Bach y es transcrito por Nora Weeks. En él se vuelve a ver la aplicación de Agrimony por características no personales del paciente, sino por la tortura. También es interesante la pauta de administración. Como vemos el famoso «4 gotas 4 veces al día» no viene de Bach: Un hombre de 38 años estaba sufriendo un serio reumatismo desde hacía 5 semanas. Cuando se le vio por primera vez, todas las articulaciones estaban
  • 21. afectadas por hinchazón y sensibilidad. Estaba muy dolorido y se revolvía en su tormento, sin poder quedarse quieto. Se le administró Agrimony cada hora durante 20 horas, observándose en- tonces una notable mejoría; el dolor y la hinchazón habían desaparecido por completo, a excepción de una articulación en el hombro. El paciente estaba más tranquilo y menos ansioso. Se continuó dándole Agrimony durante otras 6 horas, al cabo de las cuales el paciente durmió durante 4 horas. Al despertar, el dolor había desaparecido por completo. Hombre de 51 años de edad. Durante los últimos 28 años había sufrido psoriasis en las piernas, con irritación y escamas. Esta aflicción, que había sido producida por un período de ansiedad y preocupación, le causaba gran tormento mental y desesperaba de curarse alguna vez. Por naturaleza tenia tendencia a ser demasiado serio; aunque tenía sentido del humor no podía suprimir una sensación de disgusto engendrado por la enfermedad. Francamente no tenía esperanzas en curarse pero para dar el gusto a su mujer nos consultó. Se le recetó Gorse por su extremada desesperanza y por la larga duración y la persistencia del malestar; Agrimony para combatir el tormento mental que le provocaba la psoriasis y Crab Apple para el disgusto consigo mismo y para que le limpiara la mente y el cuerpo. Un mes más tarde nos escribió: «Me siento mejor conmigo mismo y más esperanzado. Tengo la piel menos irritada que en mucho tiempo y la descamación es insignificante, mientras que el tamaño de las llagas disminuye». El tratamiento continuó durante 6 meses más, al cabo de los cuales una carta suya decía: «Jamás me he sentido tan bien en la vida. Es casi imposible creer que me he curado de una enfermedad tan larga. Cada día que pasa me siento mejor». En el caso anterior vemos perfectamente un típico ejemplo de fusión entre lo que consideramos la tendencia ortodoxa (personalizada) de prescribir las flores: el uso de Gorse es impecable para su claudicación ante la enfermedad, así como el de Crab Apple para limpiar la mente y el cuerpo, con la otra forma que vengo anticipando, la que podemos llamar heterodoxa (o no personalizada). Salta a la vista que la aplicación de Agrimony es simplemente para el «tormento mental» o, dicho de otra forma, la ansiedad o incluso angustia que le causa la enfermedad. Sigamos un poco más con Chancellor: Niña de 10 años. Cuando nos llamaron estaba en semicoma por neumonía, tenía mucha fiebre y estaba muy inquieta. Sus padres se sentían aterrorizados y el médico de la familia estaba atendiéndola. A ella y a los padres se les dio Rock Rose de inmediato. Se intentaba neutralizar su serio estado y contrarres- tar el terror que sus padres le transmitían. A intervalos le mojaban los labios y las encías con el remedio Rock Rose. A las dos horas, la temperatura había bajado mucho y durante la noche recibió dosis de Rock Rose cada hora. Cuando despertó el día siguiente, aunque la temperatura era normal, todavía estaba muy débil y molesta. A Rock Rose se agregó Centaury que combate la
  • 22. debilidad y Chicory, que es para los que están inquietos. Su progreso fue gradual y excelente y en poco tiempo estuvo bien de nuevo. En este caso podemos observar un interesante uso de Rock Rose, donde se trata el pánico en el ambiente y sus posibles consecuencias sobre la niña. Pero en realidad lo he elegido, porque se hace un uso no personal de Centaury para dar energía, o «combatir la debilidad». Por otra parte es curiosa la aplicación de Chicory «para los que están inquietos». Nora Weeks recoge en su libro historias del propio Bach, donde también podemos encontrar aspectos interesantes relacionados con nuestro tema. Dado lo extenso del caso, sólo expongo la primera mitad. Un hombre de edad mediana, lisiado, con artritis reumatoide en ambas caderas, rodillas, tobillos y muñecas, había perdido las esperanzas de recupe- rarse. Se las arreglaba para moverse con la ayuda de dos bastones, pero sufría dolores constantes. Las articulaciones estaban seriamente deformadas, los músculos atrofiados y su estado general era precario. Padecía estreñimiento y hemorroides que sangraban frecuentemente y estaban siempre irritadas. A pesar de tener grandes dificultades para desplazarse, continuaba traba- jando, realizando una tarea que le obligaba a estar de pie muchas horas por día. Intentó todo tratamiento posible con la esperanza de encontrar algún leve respiro, pero con muy poco éxito. Era de índole nerviosa, excesivamente preocupado de que su familia y tra- bajo se perjudicaran por él. Se culpaba por su enfermedad y trabajaba en exceso, lo que le debilitaba aún más y le volvía irritable y susceptible. Se le dieron los siguientes remedios: Gorse por desesperar de la curación: Red Chestnut por su preocupación excesiva por los demás; Vervain por su intensidad y tensión excesiva; Centaury por la debilidad; Mimulus por su ner- viosismo e Impatiens por su impaciencia e irritabilidad (...). En esta historia destaca el uso de Centaury «por la debilidad». No deja de asombrarme el uso generoso que hacían antiguamente de Mimulus como ansiolítico. He encontrado docenas de casos donde se aplica de esta forma. Conclusiones Podría seguir durante mucho más espacio exponiendo los hallazgos de estas aplicaciones florales «no personales», pero creo que ya son ejemplo suficiente para que el lector se dé cuenta de lo que pretendo por el momento, que no es otra cosa que demostrar que había una cuarta cámara que servía para interpretar, traducir y prescribir esencias, más allá de los parámetros mentales, emocionales y conductuales estandarizados. Esa cámara, repito, leía y traducía a un lenguaje floral aquello que registraba en lo concerniente sobre todo a la forma de la manifestación somática o funcional.
  • 23. Producto de ello, algunas esencias eran prescritas como comple- mentación de las que venían dadas por criterios más personales. Esta forma complementaria de seleccionar algunas flores implica un conocimiento profundo del patrón energético genérico vibracional de la flor, abriéndose por consiguiente muchas posibilidades terapéuticas poco exploradas en lo que a terapia floral se refiere. Mi impresión personal es que esa especie de «cámara», de herramienta en suma, se fue perdiendo al paso del tiempo debido, sobre todo, a la excesiva mentalización de la terapia a la que antes me refería, o tal vez a un intento de sistematización de la praxis floral que resultase más accesible para la mayoría de terapeutas y usuarios. De hecho, la mencionada herramienta se venía utilizando en forma rudimentaria y automática, en una especie de relación implícita que equiparaba inestabilidad a Scleranthus, debilidad a Centaury, nerviosismo a Mimulus, tormento a Agrimony, etc. Pero para aplicar una herramienta es necesaria una suerte de calibrado de la misma o, lo que es igual, una sistematización que necesariamente debe incluir unos códigos, unos términos, unas instrucciones. El trabajo que expongo aquí va destinado precisamente a eso, a ofrecer una herramienta que nos ayude a sacar más provecho de las ilimitadas posibilidades terapéuticas que las esencias ofrecen, a mi modo de ver bastante infrautilizadas. 2. DE LA MICROPERSPECTIVA A LA MACROPERSPECTIVA. DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO. DE LA ENERGÍA UNIVERSAL AL PATRÓN TRANSPERSONAL Dios creó las formas del Universo con música y geometría. Edgar Cayce Modelos filosóficos. Modelos energéticos Sabemos que las esencias no actúan por principios moleculares activos, dada la dilución con la que trabajamos y los métodos con que se las prepara. Este libro no abordará un tema tan general como es el de las terapias energéticas o vibracionales y sus mecanismos de acción.14 Pero sin embargo, sí considero necesario referirme muy sucintamente a algunos enfoques energéticos que nos ayudarán a comprender cómo se genera lo que yo entiendo como un Patrón Transpersonal. 




























































 14
 Ya
me
referí
en
mi
primer
libro
a
dichos
mecanismos,
pero
me
parece
que
el
 mejor
 texto
 para
 entender
 este
 tema
 tan
 complejo
 sigue
 siendo:
 La
 Curación
 Energética.
 Richard
 Gerber.
 Robin
 Book.
 Barcelona,
 1993.
 Un
 verdadero
 best
 seller
 de
 las
 medicinas
 energéticas,
 completado
 por
 su
 posterior
 trabajo:
 La
 Curación
Vibracional.
Robin
Book.
Barcelona,
2001.

  • 24. Tomo prestados algunos conceptos y pasajes provenientes de Henry Reed,15 Rupert Sheldrake16 y Julián Barnard.17 Sin ellos saberlo, sus trabajos me han ayudado considerablemente a respaldar con hipótesis teóricas muy atractivas, mi concepto de Patrón Transpersonal. Esto es para mí muy importante, ya que así se puede entender éste, a menudo difícil, concepto, partiendo en cierta forma de «más arriba» que en mi primer libro. Podemos intentar explicar el mundo en el que vivimos, y esto incluye todo lo comprendido en la naturaleza, lo fenomenológico, lo material, el mundo de las formas, las ideas, los pensamientos, etc., desde dos grandes perspectivas enfrentadas: microperspectiva y macroperspectiva. La primera de ellas forma parte de lo que entendemos como punto de vista mecanicista, «científico». Desde este enfoque, la ciencia reduce toda la vida a la acción de la química y la física, usando el átomo como ladrillo. Engancha unos cuantos átomos y obtendrás una sustancia química. Mezcla algunas sustancia químicas y obtendrás una reacción química. En algún punto de esta secuencia, una de estas reacciones químicas, afortunadas pero accidentales, crean nuevas formas vivas. Después de un tiempo llegamos a las plantas, a los animales y a los seres humanos. Un pensamiento humano es el resultado final de reacciones químicas en el cuerpo que responden a sucesos físicos y químicos en el mundo exterior. Todo se explica como una cadena de secuencias de causa efecto que implican básicamente procesos atómicos.18 En este enfoque, todos los procesos se analizan en términos de la parte menor. Pero incluso muchos científicos, entre los que incluimos al preclaro y revolucionario Sheldrake, rechazan el emplear la microperspectiva para explicarlo todo, ya que es evidente que esta teoría no consigue justificar el porqué de las formas concretas. «Por ejemplo, si consideramos una estructura compleja como una proteína y las formas moleculares posibles que puede adoptar, el número resultante es astronómico. Si calculamos el tiempo posible que tardaría en probar todas esas posiciones mediante rotaciones, éste sería mayor que la edad del Universo conocido. (Sheldrake)». 




























































 15
 El
Despertar
de
los
Poderes
Psíquicos.
Henry
Reed.
Edaf.
Madrid,
1991,
 1999.
 16
 Una
Nueva
Ciencia
de
la
Vida.
Rupert
Sheldrake.
Kairós.
Barcelona,
1990
y
 en
menor
medida
La
Presencia
del
Pasado.
Rupert
Sheldrake.
Kairós.
Barcelona,
 1990.
 17
 Las
Plantas
Sanadoras
de
Edward
Bach.
Julián
&
Martine
Barnard.
Flower
 Remedy
Programa.
Hereford,
Inglaterra,
1999.
Traducida
de
la
edición
inglesa
de
 1988.
 18
Henry
Reed.
Op.
cit.

  • 25. Frente a esta visión reduccionista, oficial en este momento, que representa la microperspectiva, surge otra opuesta llamada macroperspectiva. En ella se analiza la vida en términos de los procesos más generales que engloban y gobiernan a los más pequeños. La macroperspectiva es también holística,19 pues concibe el sistema no como una amalgama de partes, sino como un todo, al igual que la ecología. Algunos descubrimientos recientes de la física cuántica, seguramente ayuden en un futuro cercano a inclinar a la ciencia hacia una concepción del mundo más integrada holísticamente. Sin embargo, esta macroperspectiva no es para nada una novedad. De hecho, es la microperspectiva la que apenas tiene unos pocos cientos de años. Para Platón, muy influenciado por el pitagorismo (concepto de idea- número), las formas del mundo de la experiencia sensorial eran como reflejos imperfectos de Formas o Ideas arquetípicas y trascendentes. También Aristóteles creía en la existencia eterna de las formas específicas. La macroperspectiva da por sentado que detrás de todo fenómeno, subyacen principios preexistentes de orden, de jerarquía. En este punto resulta muy esclarecedor citar un párrafo de Richard Gerber: Los niveles de ordenación constitutivos de toda vida y de toda materia se rigen por leyes implícitas de forma: las energías sutiles que determinan la forma existen como pautas geométricas repetitivas y figuras que influyen sobre la expresión de toda clase de sistemas, desde el átomo más diminuto hasta las más inmensas galaxias.20 Pero aún es posible concretar un poco más. Para Sheldrake, las formas de la naturaleza son precipitados orgánicos de patrones maestros (arquetipos en un sentido amplio) que existen en una realidad de otra dimensión que denomina campo morfogenético. Las teorías de Sheldrake son en realidad una explicación científica, aunque en ocasiones algo compleja, de cómo se puede llegar a entender lo que denomino como Patrones Transpersonales. Pero vamos a profundizar más en estos conceptos. Quizá un buen comienzo sea partir de lo que energéticamente podemos considerar el inicio, valga la redundancia. Todos hemos oído hablar, como modelo energético teórico, de una energía primordial, de algo mayor que lo impregna todo: Lo Uno. Claro que a este principio germinal podríamos llamarlo Dios, Energía Universal, Amor (como veremos enseguida Bach prefiere utlizar este último término). 




























































 19
 Holos,
significa
todo,
entero
en
griego.
 20
 Op.
cit.

  • 26. Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interconectadas. Estas manifestaciones se ven como patrones: patrones de vibración. En este punto es interesante el ver como Bach recurre a una imagen budista (Red Enjoyada de Indra), que cristianiza convenientemente, para explicar mediante una de sus habituales metáforas el principio inalterable de Lo Uno, a lo que se refiere como principio de la Unidad de Todas las Cosas: Asumir que el Creador de todas las cosas es el Amor, y que todo lo que registra nuestra conciencia en su infinito número de formas, son manifestacio- nes de ese Amor, ya sea un planeta, un guijarro, una estrella o una gota de rocío; tanto en el hombre como en una forma de vida inferior. Quizá sea posible tener un atisbo de esta concepción, pensando en nuestro Creador como un gigantesco sol resplandeciente de amor y generosidad, desde cuyo centro irradia en todas direcciones un infinito número de brillantes rayos luminosos. Nosotros, al igual de todo aquello de lo que tenemos conciencia, somos ínfimas partículas al extremo de esos rayos, enviadas para obtener experiencia y conocimiento, para regresar finalmente al gran centro. Y aunque para nosotros cada rayo pueda parecer separado y distinto, es en realidad parte de ese Gran Sol Central. La separación es imposible, ya que tan pronto como uno de los rayos es separado de su fuente, inmediatamente deja de existir. Quizá podamos comprender así algo de la imposibilidad de la separación, pues a pesar de que cada rayo pueda poseer su propia individualidad es, no obstante, parte de la gran fuerza creadora central. De esta forma, cualquier acción contra nosotros mismos o contra los demás afecta al todo, porque la imperfección provocada a una parte se refleja en ese todo, donde todas y cada una de las partículas deben, en última instancia, alcanzar la perfección.21 Esta visión, anticipa el modelo holográfico, y sugiere que cada parte del universo puede comunicarse con todas las demás por resonancia de patrones, lo que a mi entender guarda relación con lo que Sheldrake denomina como resonancia mórfica. Entendemos que esta resonancia energética se produce cuando un sistema es impulsado por una fuerza alternativa, que coincide con su frecuencia natural de vibración. Pero sigamos todavía con el concepto de Lo Uno. Al principio de la Creación, esta fuerza Una debió manifestarse de dos maneras contrapuestas y 




























































 21
Extraído
de
Cúrate
tu
Mismo.
Bach
por
Bach.
Obras
Completas.
Continente.
 Buenos
Aires,
1993.

  • 27. complementarias, esto es, como una fuerza de atracción y otra de repulsión, ya que la vida es de naturaleza dual: positivo/negativo; masculino/femenino; arriba/abajo; día/noche. Es decir como energía Yin y energía Yang. Este símbolo es seguramente la representación más antigua de esta partición energética primordial. Diversas tradiciones ancestrales hablan de esta bipartición. Por ejemplo, la Biblia nos dice que Dios separó el cielo de la tierra, la luz de la oscuridad. Los upanishads de la India, explican que el mundo nació cuando el gran huevo cósmico estalló en forma de oro y plata. El oro formó el cielo y la plata la tierra. Fue necesario que el Uno se dividiera en dos para crear la energía. La oscilación entre dos polos opuestos es la dinámica básica de la vibración. Esa oscilación/vibración es la base de la energía. La energía eléctrica se manifiesta de forma similar con una oscilación entre los polos positivo y negativo. Toda la energía creativa deriva de esta fuente única, de la vibración central y universal al inicio de la Creación. Esta vibración universal integra e impregna todas las demás vibraciones derivadas. Por tanto, Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interconectadas. Estas manifestaciones se expresan como patrones: patrones de vibración, o lo que es lo mismo secuencias organizadas de energía con su correspondiente información. Un aspecto muy importante de las fuerzas creativas es su tendencia a manifestarse. La creatividad empieza como energía pura, pero cambia al asumir un patrón específico. Como patrón de vibraciones, la energía contiene información. Dicho patrón de información, consigue pasar del nivel muy abstracto e invisible (campo morfogenético de Sheldrake) al nivel concreto y material de la realidad. Alrededor de 1930, un científico suizo llamado Hans Jenny, demostró de una forma sorprendente, cómo las vibraciones invisibles pueden modular el aspecto de las formas visibles.22 Jenny colocó una sustancia (arena, polvos, líquidos o plastilina) en una membrana metálica redonda. A medida que el disco se movía en respuesta a diversas vibraciones sonoras, la sustancia asumía formas diferentes. La realidad subyacente de estas formas estaba en la vibración sonora. Al quitar el material, se podía quitar la forma manifiesta, y sin embargo el patrón vibratorio invisible permanecía, esperando el medio de hacerse de nuevo visible. Muchas de las formas se parecían a patrones que aparecen en la naturaleza. Si reflexionamos sobre este experimento, podemos llegar a la siguiente conclusión: la energía es real La forma física es relativamente irreal Pondremos otro ejemplo de cómo podemos entender el mundo desde una macroperspectiva. Por ejemplo, los patrones vibratorios que resultan de la creación de un arbusto están en todo el universo, ya que se pueden entender 




























































 22
Henry
Reed,
Op.
cit.

  • 28. como especializaciones del Uno. Sin embargo, sólo han llegado a un nivel físico y estable en los lugares concretos donde crece esa especie de arbusto en particular. Todos los ejemplares de esa especie de arbusto están ligados al patrón vibratorio que está asociado con esa especie. Desde la visión de la microperspectiva, ese arbusto se reproduce por semillas que los pájaros llevan a todas partes de la tierra, una secuencia de causa y efecto de sucesos mecánicos. Sin embargo, desde la visión de la macroperspectiva, todos los arbustos surgen de la fuente vibratoria, como los radios de una rueda. El hecho de plantar una semilla, sólo determina dónde la fuente central vibratoria manifestará otro rasgo.23 Pero ahora llegamos a la parte más apasionante de la exposición. Los pensamientos y los sentimientos, son en realidad «cosas», y como tales pueden ser definidos como patrones vibracionales determinados a nivel mental y emocional. Los mismos patrones vibracionales de la mente, que han creado los patrones de nuestro pensamiento y nuestra imaginación, también crean los patrones del mundo físico. La mente y la naturaleza son una. Existe una innegable correspondencia entre los patrones de imágenes espontáneas que surgen en la mente y los patrones de la naturaleza que revelan los microscopios y telescopios Este esquema intenta representar lo que ocurre con la energía en sus hipotéticas divisiones. I representa Lo Uno II, la bipartición de esa energía primordial en la polaridad Ying-Yang y III, las diferentes formas, los diferentes patrones vibracionales que se derivan de este hecho. De alguna forma, los patrones expresados en III pueden definirse como principios creativos que constituirán todas las formas concretas de la naturaleza y, por consiguiente, también patrones de pensamiento y sentimiento concretos individualizables en el ser humano. Cada uno de estos patrones específicos proviene y forma parte de I. 




























































 23
Ibid.
 23
La
Terapia
Floral
de
Bach;
Teoría
y
Práctica.
Urano.
Barcelona,
1992.

  • 29. Las flores. ¡Por fin las flores! Como bien dice Julián Barnard:24 Las flores son una expresión externa de patrones específicos de la fuerza de la vida, patrones que se expresan en nosotros en forma de pensamientos y sentimientos (...) Las flores son una metáfora de esa emoción humana. Pero las plantas son más que una metáfora, ya que en realidad, representan un pensamiento; son la presencia física de una forma de pensamiento (...) Las plantas representan ideas en forma física, como pensamientos de la tierra. Bach fue un experto en correlacionar patrones y se dio cuenta de que cada una de las flores que él define como de un orden superior, equivale exactamente a un patrón de pensamiento o de sentimiento humanos. Dicho de una forma más en consonancia con todo lo que hemos visto hasta aquí, Bach descubrió que la energía de cada una de las 38 flores que escogió, vibraba de la misma forma en que lo hacían determinados pensamientos o sentimientos. Por ejemplo Chicory, como esencia floral, emite un patrón vibracional que es exactamente igual al que se manifiesta cuando nuestro amor por los demás se expresa de forma altruista y sin esperar nada a cambio. Esto es el aspecto positivo del estado Chicory. Para Scheffer,12 cada uno de los dictados o cualidades del alma vegetal que llevan las flores, coincide en el hombre, además de con una frecuencia energética, con un dictado del Alma o Ser Superior. En el Alma humana, estarían codificados, en forma de potenciales energéticos, los 38 dictados correspondientes a los aspectos positivos de las flores de Bach. Bach insiste casi obsesivamente en que el Alma humana intenta continuamente influir con sus dictados sobre la personalidad, para encaminarla en el sendero del aprendizaje y la salud, entendida ésta en un sentido espiritual. Sin embargo, la personalidad no siempre está receptiva a esta información intuitiva. Muy por el contrario, mediante diversos defectos trabaja, yo diría casi que de forma profesional, en la emisión de patrones negativos que cada vez la alejan más del camino trazado por el Alma. La conclusión de todo esto no puede ser más que conocemos por enfermedad. Como ya anticipaba, las flores de Bach superponen al patrón negativo personal en desequilibrio, el patrón vibracional en equilibro emitido por la esencia. Ambos resuenan, al vibrar en la misma frecuencia, y el primero es susceptible de ser reconducido o desbloqueado por el segundo. 




























































 24
Op.Cit.

  • 30. En realidad lo que hacen las flores, en su acción más profunda, es repermeabilizar el circuito Alma/personalidad. De ahí que mucha gente tratada con los remedios de Bach diga: «Ahora me siento más yo mismo». Siempre me gusta, llegado a este punto, citar a San Agustín. El, hace 1500 años, expresó lo siguiente: «Dentro de mí hay alguien que es mucho más yo mismo que yo mismo». Hermosa manera de hablar del Yo Superior, del Alma. Bien, las flores hacen que ese verdadero Yo Mismo aflore por encima del ego.Todo el sistema floral gira en torno a ello. Con todas las nociones adquiridas en este capítulo, creo que estamos en condiciones de adentrarnos en el Patrón Transpersonal. Prometo ser lo más didáctico posible. 3. EL PATRÓN TRANSPERSONAL PASO A PASO Lo mejor, con diferencia, es ser un maestro en la metáfora: es la única cosa que no se puede aprender de otros y es también una señal de genialidad, pues una buena metáfora implica una percepción intuitiva de la similitud en lo diferente. Aristoteles Vayamos al grano (como diría un Impatiens) Si volvemos a la paradigmática historia del electricista, reproducida íntegramente en el primer capítulo, detectamos claramente a Bach correlacionando patrones. Para ello se debe partir de un a priori: existe un punto de referencia claro, que es la acción de las flores a todo nivel. Es más, la comprensión precisa de lo que la esencia trabaja de modo genérico. Para el caso de Scleranthus, ese principio genérico es la estabilidad. Dicho de otro modo, Scleranthus combate la inestabilidad donde quiera que ésta se manifieste. Da lo mismo que esa inestabilidad se exprese en un adolescente indeciso, un cuadro febril o, como en nuestro caso, en el temblor de los dedos del electricista. Bach traduce inmediatamente temblor por inestabilidad y esta última por Scleranthus. Para llegar a la prescripción de la esencia es necesario traducir el signo objetivo, visible (temblor), a un término más genérico, más amplio, que se
  • 31. pueda relacionar directamente con una esencia: inestabilidad, ya sabiendo que lo que aportará Scleranthus es precisamente lo contrario: estabilidad. Otro tanto ocurre con Clematis. Bach indica que la mano está «como muerta», anestesiada. Es necesario traducir esta apreciación a un término más genérico, aunque ya valdría muerte, que es el siguiente: desconexión. Es obvio que la mano está temporalmente fuera de servicio a resultas de la descarga. La pregunta siguiente es ésta: ¿Existe alguna flor que ayude en la reconexión de la mano, o de cualquier otra función interrumpida? La respuesta es Clematis. Bach comprende que las flores actúan de forma genérica, universal, ya que son patrones vibracionales amplios. Por eso no limita su uso sólo a la corrección de manifestaciones ligadas a la personalidad o comportamientos circunstanciales, sino que lo hace extensivo a cualquier manifestación en un organismo viviente, y da lo mismo que sea la conducta,el pensamiento o el sentimiento cambiantes de una persona, el movimiento de los dedos de una mano o un bróquil que alterna temporadas de lozanía con otras de decaimiento extremo. Dondequiera que la inestabilidad se exprese, existe un patrón genérico en desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Scleranthus. En cualquier lugar que exista desconexión, hay un patrón genérico en desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Clematis. Y así sucesivamente. Es imprescindible para mí que esta visión sea perfectamente comprendida, por lo que me encomiendo a la ayuda salutífera de Cherry Plum, esperando no perder el control verbal de mi exposición. Me tomo dos gotas del mismo y sigo. Bien, parece que la esencia está funcionando, por lo que se me ocurre que en este punto será mejor insertar una figura por aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Tomaremos como ejemplo para la explicación a Cherry Plum el cual trabaja, como es sabido, el eje control/descontrol. Las flores elegidas por Bach tienen una acción terapéutica, por lo que coincidiremos en que vibran en armonía, en equilibrio. El patrón vibracional de la flor, Cherry Plum en este caso, tiene por tanto que ver con el equilibrio. En este ejemplo, a ese patrón vibracional armónico, equilibrado, podemos llamarlo control por lo que lo representamos en la parte inferior de la Fig. 2 de forma ordenada, como ciclos de onda uniformes. ¿Va todo bien hasta aquí? ¡Ay!... casi iba a preguntar si había alguna duda, pero me he dado cuenta de que se trata de un libro, y no de una de mis clases. Pero sigamos un poco más. El tema es que el desequilibrio, en el caso de Cherry Plum el descontrol, vibra de la misma forma cualquiera que sea el lugar donde se manifieste. Volvamos al esquema anterior.
  • 32. Representamos el descontrol como ondas disarmónicas que emanan, de arriba hacia abajo, de la mente, el tiroides, el corazón, ovarios o un grupo de células. Con este esquema conceptual intento explicar que, a mi modo de ver, el descontrol siempre vibra siguiendo el mismo patrón de forma. A nivel mental, nos producirá el consabido miedo a perder el control inherente a lo que entendemos por estado Cherry Plum. En el tiroides, se manifestará en forma de patología endocrinológica; en el corazón en forma de alteraciones del ritmo, tales como arritmia; en los ovarios en forma de desajustes menstruales; a nivel celular en forma de cáncer, etc. Pero lo cierto es que la esencia de Cherry Plum no sabe para qué la hemos prescrito. Como patrón vibracional el remedio aporta información, e inunda nuestro organismo con su patrón armónico, que se superpone por resonancia al disarmónico, como podemos observar en la Fig. 3. De manera, que la esencia chequea las manifestaciones de descontrol a todo nivel, intentándolas subsanar. Descontrol y control resuenan en la misma frecuencia, ya que son dos manifestaciones de un mismo eje, dos caras de una misma moneda Vemos aquí la superposición de los patrones vibracionales: el armónico aportado por la flor, al disarmónico subyacente. Si todo va bien, podemos llegar a la fase de resolución, en la que encontramos todas las estructuras vibrando armónicamente, esto es en la misma forma en que lo hace la esencia. A esta fase le llamamos de control, ya que recordemos que estamos hablando de Cherry Plum. Si hablásemos de Scleranthus la llamaríamos de estabilización; si lo hiciésemos de Clematis de reconexión, y así sucesivamente. Si empleásemos un término general para definir esta fase, que pudiese expresar este hecho para todas las flores, éste sería equilibrio, o tal vez armonización. Este tercer paso lo vemos representado en la Fig. 4. Por supuesto que todo lo expuesto hasta aquí, tanto en el desarrollo como en las figuras, es conceptual: un esquema lógico para intentar comprender las aplicaciones que vendrán más adelante. En suma, un modelo teórico posibilista. Podríamos deducir de estas hipótesis una serie de premisas y asociaciones lógicas. En primer lugar, que toda patología se manifiesta, como disarmonía que es, siguiendo unos patrones de forma estables, individualizables, deducibles, y, lo que
  • 33. es sin duda más importante, traducibles a un lenguaje floral. Esta constatación nos abre una serie de posibilidades terapéuticas, hasta hace muy poco impensables. Puede planteársenos una primera e inquietante pregunta: «Pero vamos a ver, para que, como en el ejemplo anterior, una persona tenga una arritmia cardiaca que traducimos por descontrol, ¿no es antes obligatorio haber pasado por un período de Cherry Plum mental, para que en la línea de Bach esto se concretice en algo funcional e incluso orgánico?». A mi modo de ver no; o al menos no siempre este pasaje es objetivable. De hecho, muchos patrones pueden cristalizarse rapidísimamente en una dolencia física sin dejar rastro de su presencia en la mente, tanto porque no tenemos herramientas para descubrirlo, como por la fugacidad de su paso. Claro que sería mucho más coherente, de cara al terapeuta y siguiendo con los esquemas anteriores, encontrar un sujeto con miedo a perder el control, disfunciones tiroideas, arritmias, tics, cáncer, enuresis, etc. Para nosotros todo cuadraría, aunque para el paciente sería un desastre. Desde luego, pueden hacerse múltiples lecturas, más o menos probabilísticas, de la forma en la que se manifiesta la enfermedad, como metáfora informativa que en realidad es. El hecho es la dificultad que tenemos para relacionar una serie de signos y síntomas con una supuesta causalidad subyacente. Creo que a menudo hemos caído en el error de confundir el activador o desencadenante de la enfermedad, con la causa real de ésta, o cuanto menos nos hemos obsesionado demasiado con el tema. Deberíamos hacer un ejercicio de humildad, y admitir que muchas de las causalidades de lo que nos ocurre fermentan en estratos a priori casi inaccesibles, como por ejemplo el campo de lo kármico y que, para más inri, podrían haber temas no resueltos de anteriores vidas que nos pasan facturas a cobro en este momento. La mayoría de las veces no se trata de mirar en un libro una lista de síntomas y signos, seguir los puntos suspensivos y leer a continuación, como si de un documento inalterable se tratase, la absoluta, irrebatible, trascendente, reveladora y verdadera causa de nuestra dolencia. Ojalá fuera todo tan simple. Lo mejor tal vez sea asumir nuestras limitaciones y emplear lo que hemos desarrollado hasta aquí con pragmatismo. En conclusión, siguiendo con el ejemplo de las figuras, a una persona que tenga arritmia, además de sus flores personales, que desde luego siempre son lo más importante, habría que darle también Cherry Plum, aunque no encontremos a nivel de personalidad, ningún indicador mental o emocional. Llegado este punto, se entiende que incorporamos una cuarta cámara de recogida de información. Ya habíamos hablado en el primer capítulo de las otras tres: mental, emocional y conductual.
  • 34. Esta cuarta cámara, que enseguida llamaremos transpersonal se dedica a traducir la forma en la que se manifiestan las dolencias a un lenguaje floral no interpretativo en el fondo, sino repito en la forma. Los términos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave que nos permite seleccionar las esencias Calibrando la herramienta. Definiciones, términos, pistas, metodologías Un Patrón es un modelo, a partir del cual se pueden hacer imitaciones o duplicados. Ésta es una definición de diccionario. Pero también podemos entender el patrón como una secuencia organizada, identifica- ble, y más o menos estable. En definitiva un punto de referencia que sirve para compararlo con otras cosas. Podemos así hablar de patrón de conducta, patrón celular, de medida, monetario, de peso, etc. Transpersonal, es una palabra formada por dos partículas. Trans es un prefijo que significa en latín más allá, o del otro lado. En este caso, querría decir más allá de lo personal, o incluso de la personalidad, si lo que queremos es adaptarlo mejor al estudio de las flores. Entonces, literalmente las palabras Patrón Transpersonal (PT), definen modelos, esquemas, secuencias, que están más allá de lo personal; o bien, que no tienen que ver con lo personal. Es importante comprender la etimología de las palabras para no llamarnos a engaño. Lo que quería expresar con el término PT eran aquellas acciones de las flores que no tenían que ver con la personalidad del receptor; o si se quiere, aquellas prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el temperamento o la actitud de los destinatarios. Recibí algunas críticas, en el sentido de que el término transpersonal ya había sido casi monopolizado por la corriente de la psicología transpersonal y cierto es que podía dar lugar a equívocos. Podría haberlo cambiado, pero en realidad ya había publicado mi primer libro y no me atreví a ello porque podría haber dado pie a todavía más confusiones. Barajé el término metapersonal como sustitutorio, pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego metá que en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar.
  • 35. Otro término tal vez más adecuado hubiera sido el de Patrón Isomórfico, ya que Iso proviene del griego ísos quiere decir igual o semejante y mórfico, también del griego morphé, significa forma. Si ahora pudiera elegir, preferiría isomórfico, pero me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimología es lo que manda. Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ahí la necesidad de puntualizar al máximo. Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la exploración ocular de Bach y la selección de la esencia floral, existe un nexo forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo nivel. Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer dentro de poco en este libro. Él era un correlacionador automático de patrones. Como quiera que nosotros no podemos compararnos, sí necesitamos los términos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este trabajo, con el menor margen de error posible. El primer problema metodológico con el que me topé, fue el de proponer términos lo suficientemente genéricos, amplios, universales, para poder definir de forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni- quiere, aquellas prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el temperamento o la actitud de los destinatarios. Recibí algunas críticas, en el sentido de que el término transpersonal ya había sido casi monopolizado por la corriente de la psicología transpersonal y cierto es que podía dar lugar a equívocos. Podría haberlo cambiado, pero en realidad ya había publicado mi primer libro y no me atreví a ello porque podría haber dado pie a todavía más confusiones. Barajé el término metapersonal como sustitutorio, pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego metá que en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar. Otro término tal vez más adecuado hubiera sido el de Patrón Isomórjico, ya que Iso proviene del griego ísos quiere decir igual o semejante y mórfico, también del griego morphé, significa forma. Si ahora pudiera elegir, preferiría isomórfico, pero me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimología es lo que manda.
  • 36. Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ahí la necesidad de puntualizar al máximo. Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la exploración ocular de Bach y la selección de la esencia floral, existe un nexo forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo nivel. Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer dentro de poco en este libro. Él era un correlacionador automático de patrones. Como quiera que nosotros no podemos compararnos, sí necesitamos los términos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este trabajo, con el menor margen de error posible. Los términos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave que nos permite seleccionar las esencias concretas que contemplan la forma de lo que se está produciendo. El primer problema metodológico con el que me topé, fue el de proponer términos lo suficientemente genéricos, amplios, universales, para poder definir de forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni vel. El término debía servir para expresar lo que ocurre en un tejido, un órgano, un miembro, un animal, una planta, etc. No siempre esto ha sido posible. En ocasiones, como por ejemplo Agrimony, he preferido apartarme de la ortodoxia a la que me refería en beneficio de lo práctico, eligiendo el término tortura, el que evidentemente no cumple los requisitos de transpersonalidad. El segundo tema, era que no bastaba con encontrar las palabras precisas, sino que debía demostrarse, al menos empíricamente, que la esencia realmente trabajaba en consonancia con el término escogido. En muchos casos ya existían antecedentes suficientes de empleo transpersonal en la literatura del propio Bach, Chancellor, Weeks, etc. Esto era evidente para Agrimony, Scleranthus, Clematis, Crab Apple, Hornbeam y algunas otras flores. Para las otras, la comprobación llegaría en estos casi 10 años de experiencias, tanto personales como de otros colegas y alumnos formados en estos principios. Los usos que doy más adelante del PT están suficientemente contrastados y validados. Los PT hipotéticos o en estudio, todavía deben ser demostrados, por lo que sería prematuro darlos ya como válidos.
  • 37. Si tomamos como punto de referencia la flor, podemos afirmar que en realidad la esencia es de por sí transpersonal, ya que estamos hablando de su patrón vibracional, independientemente de que se la tome o no, o de que sea aplicada sobre una persona, un miembro de la misma, un animal o una planta. El PT es lo que el remedio hace a todo nivel. Por ejemplo, Cherry Plum trabaja el eje control/descontrol. Como veíamos en las figuras al principio del capítulo, el patrón vibracional de Cherry Plum contiene información destinada a aportar control. Luego el PT de esta esencia podría muy bien ser control. Partiendo de esta primera perspectiva, podríamos llegar a un incipiente intento de definición del PT: Patrón Transpersonal es la esencia de la esencia. Si por el contrario, tomamos como punto de referencia la manifestación disarmónica, es decir lo que la esencia intenta corregir, el PT debería ser descontrol. Esta dicotomía me planteó una duda metodológica importante. ¿Se debían expresar los PT en positivo o en negativo? En el primer caso, nos referimos a lo que, como ya decía, nos aporta la esencia. En el segundo, lo que la esencia trata. ¿El PT de Cherry Plum debía pues ser control o descontrol? Elegí el negativo, y no por ser Gentian sino porque las flores las estudiamos sobre todo en su aspecto negativo. Lo negativo, mayo- ritariamente expresado por lo que conocemos como «palabras clave», es en sí lo diagnóstico. De manera que ya podemos llegar a una definición más completa del PT: El Patrón Transpersonal es el modelo vibracional genérico en desequilibrio o disarmonía.25 Si volvemos unas páginas más atrás (Fig. 2), el modelo genérico en desequilibrio viene descrito en forma de descontrol y expresado por las ondas disarmónicas que salen de los dibujos del cerebro, tiroides, corazón, ovarios y células respectivamente. 




























































 25
 Creo
 que
 ésta
 es
 la
 mejor
 definición
 del
 PT
 y
 debo
 agradecérsela
 a
 una
 alumna
aventajada:
Concha
Pérez
Puyol.

  • 38. Esta forma de expresión energética viene de patrones ya presentes en la naturaleza, y aunque no se origine en la personalidad, se asienta sobre los campos energéticos que la incluyen. Las manifestaciones de cualquier enfermedad se configuran siguiendo estos patrones de forma. Pero como de clarificar se trata, prefiero insistir en otra definición complementaria del PT: Los Patrones Transpersonales son todas las aplicaciones florales que no vienen prescritas por características de la personalidad. No se interpreta el porqué de lo que ocurre, sino la forma en la que ello se manifiesta, traduciéndose esta manifestación al lenguaje floral. Es evidente que esta última es una definición extraordinariamente pragmática, que creo que simplifica todo bastante. Recomendaciones, advertencias y consejos para el correcto uso del PT Hay que partir de la base de una jerarquización terapéutica, donde lo más importante es, siguiendo a Bach y al sentido común, los datos personales y por tanto diferentes para cada individuo, que extraemos de la entrevista y que reflejan particularidades de temperamento (las famosas tipologías de Bach) y actitudes adaptatorias transitorias frente a situaciones concretas que se han suscitado o sobre todo se suscitan en el presente. Esto significa flores que trabajan a medio y largo plazo, tratando lo constitucional, y otras que podríamos llamar las flores del tiempo que actúan en lo más superficial e inmediato: para ser más gráfico, la última capa de cebolla. Lo jerárquico es naturalmente lo personal, expresado en patrones mentales, emocionales y conductuales. Hasta aquí creo que todos estamos de acuerdo. Mediante el PT nosotros añadimos otra cámara, como ya comentábamos, que valora la forma en la que se manifiestan los síntomas y los signos, no desde un prisma alopático, sino en una verdadera semiología floral. Por ejemplo, si nos traen a consulta a un niño por enuresis, no trataremos la enuresis como algo fuera de contexto, como si se tratase de un fontanero que repara un grifo que pierde agua. Tratamos al niño en sus diferentes niveles con sus flores personales, valoramos el contexto en el que ocurre el cuadro, los antecedentes de comportamiento, presiones, inhibiciones, relaciones con padres y
  • 39. hermanos, características de los padres, formas de manifestar los sentimientos y emociones del niño, etc. De esta entrevista surge obviamente una hipótesis de trabajo acompañada por unas flores concretas. Hasta aquí la prescripción floral es personal. Pero a todo esto, según el criterio de PT, hay que añadir Cherry Plum (CHP) por la falta de control del esfínter de la vejiga, manifestado en la enuresis. Salta a la vista que el tratamiento de fondo no es el CHP, sino todas las otras flores que le hemos dado. CHP se da como PT, y es más bien una especie de sintonía fina del tratamiento: un complemento que valora la forma de expresión que adquiere el cuadro. A mi modo de ver, el tratamiento sin CHP es algo incompleto, aunque totalmente válido. El tratamiento con sólo CHP es un error, ya que la causa o cuanto menos el activador de la enuresis no es naturalmente el descontrol. El descontrol es tan sólo la punta del iceberg, la puntita nada más. Nosotros para trabajar necesitamos el todo ello. De 10 niños que tratemos con alguna infección faríngea, salta a la vista que cada uno de ellos necesitará sus flores individuales. Sin embargo, hay algo en común a todos y es la necesidad de limpiar que se cubre con el añadido de Crab Apple. No debería resultar tan difícil de entender esto que estoy explicando. Sin embargo, me gustaría romper una lanza simbólica... en la espalda de todos aquellos que pretenden sustituir el tratamiento «causal» por la aplicación del PT. Esto representa un intento de alopatización que demuestra un desconocimiento supino de la terapia, ya que las flores no actúan como fármacos. No hace mucho, dos alumnas me explicaron que habían tratado a sendos niños afectos de enuresis sólo con CHP y que habían dejado de orinarse, pero al dejar de tomar la esencia habían vuelto a mojar la cama. La pregunta era si siempre tenían que tomar CHP, o ya la esencia no hacía efecto. Mi respuesta, no fue la de sacar la lanza simbólica, aunque estuve tentado a ello, sino explicarles que se estaban equivocando en el enfoque de los casos. Me parece que la mentalidad alopática en la que estamos inmersos extiende sus tentáculos hasta cualquier disciplina por holística que ésta sea. El problema no está en la técnica que empleamos sino más bien en los modelos que utilizamos para intentar entender el campo de la enfermedad. Se puede ser tanto o más alopático desde cualquier terapia alternativa/complementaria que desde la propia medicina alopática, aunque esto pueda parecer paradójico. Por ello, una vez más repetiré lo de siempre. El uso del Patrón Transpersonal no representa la alternativa al tratamiento floral convencional, sino su complemento.