A pesar del descuido por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, la vieja estación sigue mostrándose señorial. Su inconfundible estilo inglés de construcción de principios del siglo XX le da un aire de grandeza. Es el rostro del pueblo y, por esa razón, ahora quieren devolverle vida, tal como la tuvo en los años de esplendor.