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Aprender a conocer no significa adquirir un gran número
de conocimientos sino aprender a aprender
Quiere decir desarrollar la inteligencia para comprender el
mundo, ser capaz de actuar en él y comunicarse con los
demás.
Desde que nace, el bebé empieza a interesarse por las
cosas y las personas que le rodean
A medida que crece y es estimulado con las experiencias de
todos los días, con nuestras palabras y nuestro afecto, el
interés se hace más amplio.
El niño posee un impulso natural hacia el conocimiento que
lo anima a explorar activamente su entorno. Nuestra
responsabilidad es construir sobre ese impulso, crear
situaciones en las que nuestro hijo pueda practicar y
perfeccionar sus habilidades y facilitarle la mayor cantidad
posible de experiencias en las que use las manos, los oídos,
los ojos.
El pensamiento del niño pequeño se basa en lo que
percibe con sus sentidos y en las acciones que realiza
con su cuerpo
En esta etapa, su mente no puede ir más allá de su experiencia.
Su inteligencia se despliega con todo lo que vea, toque,
escuche o saboree.
El niño no quiere que otros le enseñemos, necesita relacionarse
directamente con las cosas y disfrutar lo que aprende de ellas
por sí mismo.
47
Guía de Padres
APRENDER A CONOCER
Y A HACER
En los primeros años, el niño desarrolla la capacidad
de aprender y la actitud hacia el conocimiento que lo
van a acompañar el resto de su vida
Los padres tenemos la gran oportunidad de enseñarle que
aprender es divertido, que si está atento, el mundo es una
constante sorpresa. Podemos transmitirle el placer de
comprender, conocer, investigar y relacionarse con el mundo
y las personas.
Una conquista prodigiosa que hace el niño en sus
primeros años es el lenguaje
El lenguaje es un sistema de símbolos con una estructura
muy compleja. El niño no sólo aprende palabras sino diferentes
maneras de ordenarlas y transformarlas según lo que quiera
expresar. En cuanto comienza a hablar, va a acelerarse el
desarrollo de su imaginación, su razonamiento y su memoria;
desde ese momento, la mayor parte de su aprendizaje y de
su comunicación con los demás va a depender del lenguaje.
El apoyo más significativo que tenemos los padres en
la tarea de educar a nuestro hijo es la escuela
A los maestros les confiamos y les debemos una importantísima
parte de su formación y de su desarrollo intelectual y social.
Para que este apoyo beneficie a nuestro hijo de una manera
más completa, padres y maestros debemos formar un
verdadero equipo, ayudarnos unos de otros pues compartimos
una meta común: dar al niño la mejor educación posible.
Enseñar a un niño a conocer es ayudarlo a desarrollar una
habilidad básica, es darle las herramientas que le permitirán
seguir aprendiendo toda su vida.
Guía de Padres
48
I. El desarrollo del niño
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Qué sabe usted sobre el desarrollo de los niños?
¿Qué hace para estimular a su hijo?
¿Qué es lo que más disfruta al verlo crecer y desarrollarse?
El desarrollo es algo natural y espontáneo pero no es sencillo ni es igual en todos los
niños
Al nacer, el bebé ya tiene una manera de ser y unas capacidades personales que se manifestarán
de acuerdo con las experiencias que vaya encontrando en su camino.
Los niños deben pasar por las mismas etapas en el aprendizaje, pero unos lo harán un poco
antes y otros un poco después. No podemos hacer avanzar a nuestro hijo si él no está preparado,
pero sí podemos ayudarlo a aprovechar cada momento de su desarrollo.
Los padres debemos comprender y respetar las cualidades únicas y el ritmo de nuestro
hijo
Algunos niños son tranquilos, otros inquietos, hay niños sensibles, otros sociables, o una mezcla
de varias características. Unos son rápidos para aprender, otros requieren más tiempo. Unos
son buenos para imaginar cosas y otros para actuarlas.
No es útil comparar a nuestro hijo ni preocuparnos porque es diferente a otros niños, pero sí
necesitamos saber a qué edad aproximada los niños logran cierto control de su cuerpo y cuándo
son capaces de dominar un aprendizaje.
Los padres necesitamos información sobre el desarrollo infantil para aprender a
observar a nuestro hijo
Los libros sirven para informarnos sobre lo que podemos esperar en las diferentes etapas y
así poder apoyar al niño en cada paso de su crecimiento sin protegerlo demasiado ni exigirle
lo que no puede hacer.
Los libros también nos hacen sentir tranquilos al darnos cuenta de que nuestro hijo pasa por
un desarrollo natural o, si es el caso, nos ayudan a reconocer qué tan grande es la diferencia
entre el desempeño de la mayoría de los niños a cierta edad y lo que puede hacer nuestro hijo:
si está adelantado respecto a su edad o bien si requiere una atención particular para ponerse
al corriente.
Muchos niños necesitan cuidados especiales
para avanzar en ciertas habilidades. Mientras
más pronto lo sepamos y busquemos la ayuda
de personas profesionales, más rápido logrará
solucionar la dificultad y seguir adelante.
Una expresión del amor a nuestro niño
es desarrollar la sensibilidad para ponerle
atención, apreciarlo y entender que se
encuentra en un largo y complejo proceso
de formación
Al observarlo y escucharlo, al darle la mano
para que avance a su paso con seguridad, al
disfrutar sus logros de cada día, estamos
colocando los cimientos de una persona capaz,
responsable y feliz. Si alentamos y gozamos
su crecimiento junto con él, estaremos
asegurando su capacidad para disfrutar,
aprender, descubrir e imaginar.
El desarrollo no es igual en todos los niños
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Infórmese sobre el desarrollo de los niños, pero adapte
lo que dicen los libros u otras personas a lo que su hijo
requiere.
Observe al niño con cuidado y pregúntese siempre por
qué hace lo que hace, qué le gusta y qué necesita.
No compare a su hijo con otros niños. Acéptelo y disfrute
su ritmo de desarrollo.
Aun cuando su hijo es único, hay momentos de su
crecimiento en que debe dominar ciertas habilidades.
Entérese cuáles son y, si el niño no ha logrado desarrollarlas,
pida ayuda a un especialista.
49
No compare a su hijo con otros niños
Observe al niño con atención
Infórmese sobre las etapas de su desarrollo
Hay etapas en las que debe dominar ciertas
habilidades
El niño pequeño desarrolla su inteligencia aprendiendo a mover y controlar su cuerpo.
El cuerpo y la mente son inseparables en su aprendizaje
La mayoría de los movimientos del bebé recién nacido, como succionar el pecho de su mamá
o tomar la mano de su papá, son reflejos, es decir, son acciones que hace sin querer, no
dependen de su voluntad.
A medida que crece, algunos reflejos van desapareciendo y el bebé empieza a controlar sus
movimientos, va organizando su cerebro para manejar su cuerpo como él desea.
Aunque cada bebé tiene su estilo y su ritmo, el desarrollo sigue un orden en todos
los niños
El desarrollo del control del cuerpo va de la cabeza a los pies e implica desde comer hasta caminar.
Para el bebé, cada paso que da en el manejo de su cuerpo es un enorme logro y le sirve para
investigar el mundo y para saber quién es él, cuáles son sus capacidades y cuáles sus límites.
Desde el nacimiento, el bebé es un ser activo y atento que responde a los estímulos
Un estímulo es todo aquello que podemos percibir a través de los órganos de los sentidos y
que nos relaciona con el mundo.
En cuanto nace, el bebé se expone a una enorme cantidad de sensaciones. De inmediato
reacciona a ellas para entender, controlar y adaptarse a un medio ambiente nuevo y complejo.
Tiene una gran sensibilidad: se asusta con
los movimientos bruscos, con los ruidos
intensos y le molestan las luces brillantes.
A medida que crece, el niño se interesa
cada vez más por su entorno, por lo
nuevo y cambiante
Los periodos en que está despierto son más
largos y entonces vale la pena estimular sus
sentidos con experiencias variadas.
50
Guía de Padres
II. Del nacimiento a los dos años.
Ejercitar el cuerpo para desarrollar la inteligencia
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Al estar atento a los cambios que van ocurriendo en el desarrollo de su hijo
podrá conocerlo mejor, ayudarlo a crecer y disfrutarlo más.
Como se sugiere en el ejercicio del primer capítulo de la Guía, vaya registrando
en un cuaderno los avances y las “gracias” de su niño. Anote la fecha, el
lugar y lo que hizo. Por lo menos una vez a la semana encuentre algo que
valga la pena resaltar.
Este cuaderno le servirá para constatar avances, y más adelante puede ser
divertido leerlo con él. Seguramente sentirá que las palabras que usted
escribió son una muestra de su interés y amor.
El niño pequeño desarrolla su inteligencia aprendiendo a mover
su cuerpo
51
A continuación encontrará usted dos columnas. A la izquierda, se presenta una descripción del desarrollo del
niño en cada etapa. A la derecha, algunas sugerencias de los estímulos que usted puede ofrecerle.
Al nacer el bebé percibe el sonido con claridad. Le encanta
la voz de su mamá y sus cantos y arrullos.
Ve bastante bien pero sólo puede enfocar a unos veinte
centímetros de sus ojos, justo la distancia de la cara de su
mamá cuando lo tiene en brazos y le da de comer.
El gusto y el olfato son dos sentidos que están muy relacionados
y bien desarrollados al nacer. El recién nacido es capaz de
encontrar cualquier objeto que roce sus labios y luego
succionarlo.
La piel es el órgano de los sentidos más grande de todo el
cuerpo y es fundamental para el desarrollo del bebé.
Al mes y medio sonríe, mueve los brazos y piernas con
fuerza y, si está boca abajo, puede sostener la cabeza unos
momentos. Mira con atención los objetos con bordes definidos,
como dibujos en blanco y negro.
A los dos meses puede ver con claridad su propia mano,
pasa horas mirándola y dándole la vuelta. A veces la mete
a la boca pues eso le causa un gran bienestar.
Ya responde con ruiditos a las palabras, canciones o juegos
de sus papás.
A los tres meses mira los objetos por periodos largos, pero
ya no se conforma sólo con mirar. Ahora el bebé es capaz de
ver un objeto, alcanzarlo y tocarlo. Todo al mismo tiempo.
Es un avance muy grande. Desde ahora sabe que él puede
producir un efecto sobre los objetos: los mueve, los hace
sonar, los cambia de lugar.
A los cuatro meses el bebé quiere más y más acción, se
ha convertido en un pequeño torbellino. Cuando usted lo
baña o lo cambia, él quiere investigar y se mueve de un lado
a otro.
Gracias al desarrollo de los sentidos y al mayor control de
movimientos, sus posibilidades de juego se amplían
enormemente. Ahora ya puede tomar un objeto con la palma
de la mano.
A partir de los cinco meses el bebé empieza a aprender
a sentarse. Al principio se sienta con la espalda encorvada
y las dos manos en el suelo para sostenerse. No puede
cambiar de postura, si quita un brazo se cae. Van a pasar
varios meses hasta que logre sentarse solo.
Para el recién nacido, sus padres son la fuente más rica de
experiencias. Háblele constantemente y cántele canciones
de cuna.
No es necesario estimularlo con juguetes hasta después de
cumplir el mes.
La cara de sus papás es lo que más le atrae. Cuando lo
cargue, sonríale y devuélvale la mirada.
El pecho de su mamá o el biberón es el mejor estímulo para
su boca.
Tocar y acariciar al bebé, cargarlo y moverlo, son estímulos
muy importantes para su desarrollo, pues lo ayudan a
orientarse y conocer su cuerpo. Es bueno apretar ligeramente
los dedos de pies y manos, mover sus piernas y brazos, frotar
su espalda con suavidad, acariciar su cara.
Dibuje con marcador negro algunas figuras simples como
círculos, espirales, cuadrados y sobre todo caras. Póngalos
a la vista del bebé y vaya cambiándolos.
Ahora también le atraen los colores vivos y los objetos que
se mueven. Ponga al alcance de su vista objetos de colores
vivos que tenga a la mano. Para él todo es nuevo e interesante.
Cante y hable a su bebé. Estimule todos sus sentidos.
Sería un desperdicio enorme para su inteligencia dejar que
el bebé se aburriera en su cuna. Cuelgue objetos de diferentes
formas y colores para que los toque; póngalo sobre una
colchita hecha con telas de diferentes colores y texturas:
unas suaves, otras ásperas, unas gruesas, otras finas; llévelo
con usted a distintos sitios de la casa y fuera de la casa.
El bebé necesita atención todo el tiempo. Nunca debe dejarse
solo sobre la cama y mucho menos en la tina de baño.
La hora del baño es un tiempo ideal para jugar con él. Usted
debe estar tranquilo para que pueda disfrutarlo junto con su
niño.
Ponga a su alrededor dibujos, colores, móviles hechos con
lo que tenga a mano. Proporciónele objetos de distintos
materiales; permita que toque agua, arena, semillas, telas,
juguetes; que escuche sonidos variados: música, sonajas,
canciones, juegos con palabras, ritmo y movimiento. Sáquelo
al campo, al mercado, a casa de familiares y amigos.
Usted puede animar a su bebé a sentarse si lo toma de los
brazos con firmeza y suavidad, hasta que se incorpore.
¿Cómo se desarrolla el bebé
en el primer año?
¿Qué puede hacer para favorecer
el desarrollo de su niño?
52
Sus manos se vuelven más y más útiles. Aprende a soltar un
objeto y entonces puede pasar las cosas de una mano a otra:
esto es un gran paso para poder jugar.
Además de tocar, le gusta meterse a la boca lo que encuentra,
es otra manera de conocer las cosas.
A los seis meses el bebé descubre que puede moverse de
un lado a otro. Al principio, si está sobre su estómago, tratará
de impulsarse hacia adelante pero muchas veces se irá para
atrás.
Entonces puede desesperarse y llorar.
A los siete meses su espalda es más fuerte y ya no necesita
los brazos como apoyo para sentarse.
Es capaz de estar sentado un rato y jugar con un juguete
tras otro. Los arroja al suelo y mira a su mamá o papá para
que los recoja. Tirarlos le sirve para aprender cómo son las
cosas: unas suenan, otras rebotan y algunas se rompen.
Le gusta verse en el espejo y también los juegos de imitación:
copiar acciones, gestos y sonidos.
En esta etapa aprende algo muy importante para el desarrollo
de su mente: que un objeto no deja de existir por estar
escondido y porque no lo pueda ver en ese momento. Su
memoria se está ejercitando.
A los ocho meses se sienta con más seguridad y puede
mover el cuerpo de un lado a otro. Empieza a poder levantarse
en caso de que se caiga.
Un nuevo avance es que separa los dedos pulgar e índice y
los usa en forma de pinza para tomar objetos pequeños.
Esto es un signo de inteligencia.
El bebé se entusiasma explorando el mundo con los dedos,
los usa para investigar las caras de las personas, mete el
dedo en la boca, la nariz o las orejas.
Recoge del suelo todas esas basuritas que nadie más ve,
todo le llama la atención y todo se lleva a la boca. También
mete el dedo en cualquier agujero que encuentra, incluso los
Ofrezca al bebé juguetes que pueda manipular. Tenga cuidado
de no dejar a su alcance objetos pequeños con los que pueda
asfixiarse.
Déjelo que pruebe varias veces y después, ponga una mano
en la planta del pie del bebé para que se empuje y pueda
avanzar.
Es buena idea amarrar los juguetes con un cordel corto y
suave que no pueda enredarse en su cuello.
Está bien poner límites a este juego de tirar las cosas pero
no regañe al bebé, es su manera de conocer el mundo.
Desde el primer año de vida un muñeco puede ser un juguete
muy útil para el desarrollo de sus emociones y de su lenguaje.
Usted mismo puede fabricarlo con pedazos de tela.
Empieza el tiempo ideal para los juegos como Tengo manita,
no tengo manita, Tortillitas de manteca, Que se le cae la
mano a la negra y otros.
Juegue con su bebé a esconder y encontrar cosas debajo de
una sábana o de un trapo.
Otro juego es esconderse para aparecer quitándose la cobija
de la cara.
Esta habilidad depende de cuánto le haya permitido jugar y
estar sentado. Anímelo a hacerlo.
Para los papás es una época difícil en la que tienen que volver
a acomodar su casa y su vida. Hay que proteger al niño de
su curiosidad pues no es posible vigilarlo cada segundo. A
ratos conviene ponerlo en un corral, pero es mejor que esté
a sus anchas en un cuarto seguro y atractivo.
Quite las cosas rompibles o peligrosas: medicinas, jabones,
venenos (los bebés encuentran todo); bloquee las escaleras
con una reja (arriba y abajo); no le permita acercarse a las
ventanas ni a ningún depósito de agua. Nunca lo deje solo
¿Cómo se desarrolla el bebé
en el primer año?
¿Qué puede hacer para favorecer
el desarrollo de su niño?
No poder hacer las cosas a la primera lo
impulsa a aprender
Sea un aliado en el desarrollo de su hijo
53
contactos eléctricos. Es necesario tener mucho cuidado para
prevenir accidentes.
En este periodo también aprende a gatear, otro gran paso
hacia su independencia. Todavía se va para atrás en vez de
ir hacia delante y a veces se enoja y llora, pero después de
ensayar una y otra vez, lo consigue con gran satisfacción.
A los 9 meses ya no le gusta que lo carguen, prefiere estar
en el suelo. Es rebelde y desorganizado porque está preparando
nuevas habilidades. Ahora, el pequeño por fin puede pararse.
Cualquier cosa le sirve para sostenerse: una mesa, una silla,
la cama. Estar de pie es lo que más le interesa y lo prefiere
a cualquier otro juego. No soporta que le estorben: cuando
usted trata de sentarlo o acostarlo él protesta y llora.
Pero lo que de verdad quiere es moverse. Camina agarrado
de los muebles. ¡Puede trasladarse de un sitio a otro!
A los diez meses se interesa por cualquier cosa que se abra
y se cierre, o que pueda colocarse dentro de otra. Intenta
guardar objetos en distintos recipientes.
Al año empieza a caminar, un salto enorme en su desarrollo.
Aunque se ha preparado durante mucho tiempo, necesita un
gran valor para soltarse y arriesgarse a dar sus primeros
pasos. Se va a caer muchas veces pero cuando lo consiga,
su cara se va a iluminar de satisfacción.
Caminar es lo importante, lo demás no le interesa. Cuando
sus pies se apoyan en el suelo, cambia su visión del mundo.
El niño se convierte en un explorador. Su curiosidad lo lleva
a tocar todo lo que encuentra, a investigarlo y probarlo. Está
aprendiendo cómo es el mundo y poniendo a funcionar su
inteligencia.
El pequeño disfruta la nueva independencia, pero también le
da miedo; quiere alejarse de sus padres pero teme perderlos
de vista.
Se vuelve rebelde, quiere hacer su voluntad, empieza a
desobedecer y a hacer berrinches.
en la tina del baño, ni siquiera un momento: puede tragar
agua o ahogarse. Nunca deje la tina o una cubeta llena de
agua.
Permítale gatear todo lo que quiera. Si no puede hacerlo o
se cae, consuélelo pero no le ayude de más. Deje que él se
esfuerce.
Anímelo a perseguir y empujar objetos como carritos o
animales con ruedas. Una pelota ligera es un juguete ideal
de aquí en adelante.
Tome a su niño de la mano para que empiece a caminar. Si
tiene un carrito alto o una silla con ruedas déselo para que
lo empuje. Eso le va a dar seguridad.
Cuando ha conquistado la libertad de moverse, el bebé
necesita aprender dónde está el peligro. Hay que estar siempre
atentos y empezar a ponerle límites para evitar que se lastime.
Déle envases de plástico y objetos —no peligrosos— para
que los meta y los saque. Una cubeta de plástico es ideal
para llenarla de muchas cosas diferentes, una caja grande
de cartón puede ser fascinante para el pequeño.
Es ideal que aprenda a caminar descalzo. Los zapatos sólo
son necesarios cuando el suelo es muy frío, caliente o tiene
aristas cortantes o filosas. Es necesario estar seguros de que
no haya animales que puedan picarlo.
Déjelo fuera del corral. El niño necesita un lugar amplio y
seguro donde pueda explorar y practicar.
Enséñele a subir y bajar escaleras, pero no lo deje solo. En
esta etapa es necesario cuidarlo constantemente.
El pequeño es incansable, necesita todo el apoyo y la energía
de sus padres, así como su paciencia.
Es momento de decidir si usted va a vivir diciéndole: “No
toques, no hagas, no corras” o si acomoda su casa para que
el niño pueda curiosear sin riesgos. Un hogar con demasiadas
prohibiciones no facilita el aprendizaje del niño.
No se desespere con los cambios de humor de su niño. Si
sabe que en este momento su hijo vive un avance
extraordinario en su desarrollo, y que existe una relación
muy estrecha entre su control de movimientos y sus emociones,
podrá comprenderlo y sobre todo disfrutar este periodo junto
con él.
¿Cómo se desarrolla el bebé
en el primer año?
¿Qué puede hacer para favorecer
el desarrollo de su niño?
¿Cómo se desarrolla el bebé
en el primer año?
¿Qué puede hacer para favorecer
el desarrollo de su niño?
Propicie que su hijo conviva con otros niños, llévelo con usted
a sitios donde encuentre objetos y personas interesantes.
Hable con él y dígale el nombre de las cosas que va
encontrando. Así estimulará su lenguaje.
Siga jugando con él a las escondidas.
Deje que camine, trepe y corra todo lo que quiera, pero
vigílelo constantemente. Si él puede, va a tratar de alejarse
de usted. En el mercado, en la calle o en cualquier sitio en
el que pudiera perderse, tómelo siempre de la mano.
Ofrezca a su niño todo tipo de objetos: cacerolas, envases
vacíos, campanitas, tapaderas, pelotas —desde las más
grandes hasta una pelotita de ping-pong.
En este periodo ocurren la mayor parte de los accidentes
dentro de la casa. Es importante tener cuidado de no dejar
a su alcance medicinas, substancias tóxicas, objetos pequeños
que pueda tragar, aparatos, contactos eléctricos y líquidos
calientes en la estufa.
Es muy importante tener a la mano la dirección o el teléfono
del doctor o el centro de salud por si ocurriera una emergencia.
Las cajas vacías son buenos juguetes para que las apile o las
ponga una dentro de otra. Un bote grande de plástico, una
cubeta o una canasta en las que pueda meter y sacar objetos
le siguen pareciendo fascinantes.
Proporciónele juguetes simples que se desarmen; haga
rompecabezas de tres o cuatro piezas recortando fotos de
revistas —caras o imágenes sencillas— y pegándolas sobre
un cartón.
Aproveche la hora del baño o déle una cubeta con agua junto
con objetos diferentes para que vea que unos flotan, como
la madera; otros absorben el agua, como las esponjas; otros
la dejan pasar, como las coladeras.
La arena y la tierra tienen cualidades que lo intrigan. Hágalo
sentir cómo pasa el agua o la arena entre los dedos,
acompáñelo a hacer montecitos, pasteles de lodo, llenar
moldes, marcar figuras en el suelo. Excavar es toda una
aventura para el niño y sólo necesita una cuchara de metal.
En esta etapa le gusta imitar a los demás. Empieza a aprender
de los niños mayores pues le interesa más lo que hacen los
niños que los adultos.
Al año y medio el niño usa su cuerpo cada vez con mayor
seguridad y confianza.
Ahora necesita más cantidad y variedad de experiencias.
Todo lo que pueda ver, tocar, oler, escuchar, es atractivo y
excitante para el niño. A medida que madura, quiere saber
más y más acerca de los objetos y pone más atención en lo
que le rodea.
Su curiosidad es muy grande, pero su capacidad de juicio es
limitada y no mide el peligro.
Todavía usa la boca para investigar y, como no le preocupa
el olor o sabor de los objetos, puede beber o comer algo que
le haga daño.
A partir del año y medio el niño usa menos su cuerpo y
más su mente. Al observar un objeto con varias partes que
van juntas, en lugar de hacer intentos para armarlo hasta
que uno resulte por casualidad, el niño percibe la forma que
hace falta y la coloca en su lugar.
Si antes separaba las cosas, ahora trata de juntarlas. Cuando
era más pequeño le encantaba derribar una torre de cubos;
ahora va a colocar un dado encima de otro.
El bebé usa instrumentos como cuerdas y varas para lograr
lo que quiere. Antes sólo podía empujar los juguetes, ahora
empieza a jalarlos.
El juego con agua, arena y tierra continuará siendo uno de
sus favoritos por varios años más.
Llévelo a sitios interesantesAprende de los niños mayores
54
Alrededor de los dos años, nuestro hijo alcanza una nueva etapa: deja de ser bebé
y empieza a convertirse en niño
En esta edad adquiere una gran independencia gracias al dominio de su cuerpo, al avance en
el manejo del lenguaje y a un paso muy importante en su desarrollo: el despegar de la
imaginación.
Su mundo se amplía drásticamente. El desarrollo de su memoria le permite conservar en la
mente las imágenes de objetos o personas que no están presentes. Su imaginación las transforma
y hace con ellas lo que quiere: puede volar, navegar, convertirse en otro.
Imaginar es un proceso indispensable para su desarrollo que lo conducirá al mundo
del pensamiento
Al año y medio, ya había empezado a usar su mente en lugar de realizar solamente acciones
físicas para resolver problemas; ahora, las imágenes que utiliza preparan la formación de los
conceptos, que vendrá más adelante.
La inteligencia del niño se desarrolla a través de su relación con los objetos, el
ambiente y las personas
El desarrollo de sus sentidos y su pensamiento dependerá de la variedad y cantidad de estímulos.
Nuestro papel como padres es abrirle las puertas del mundo y caminar con él para que lo
conozca. Si pensamos con detenimiento en lo que tenemos a nuestro alcance, nos sorprenderá
todo lo que podemos hacer con y por nuestro hijo.
En esta etapa se da un avance enorme en el desarrollo del lenguaje
La vida del niño se transforma cuando es capaz de hablar. Conocer el nombre de las cosas le
da un nuevo poder: puede pedir lo que quiere, llamar la atención, comunicar sus necesidades,
no sólo a sus padres sino a todos los demás.
¡Ya le entienden! Gracias al lenguaje entra
al mundo de los adultos.
Estos logros se dan dentro de una batalla
en la que el niño se siente inquieto,
inseguro y descontrolado
Todos los avances en su desarrollo le producen
tensión, impaciencia, frustración y malos
humores. Le cuesta trabajo dejar lo seguro
y avanzar hacia los nuevos desafíos del
crecimiento. El pequeño de dos años se mueve
constantemente entre dos actitudes opuestas:
portarse como bebé para sentirse protegido
o correr el riesgo de aprender a ser niño
rebelándose contra las imposiciones y
ensayando una nueva independencia. Es una
transición muy importante en su vida.
Su rebeldía permite al niño descubrir
quién es él frente a los demás
El descubrimiento sólo lo puede hacer
desobedeciendo y oponiéndose a sus padres.
Imaginar es un proceso indispensable
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Qué hace usted para favorecer el aprendizaje de su hijo? ¿Le da oportunidad
de experimentar? ¿Cómo lo entretiene?
¿Dedica tiempo cada día para hablar con su niño? ¿De qué platica con él?
¿Deja que el niño vaya practicando algunas actividades sencillas como comer
solo, ponerse alguna prenda de vestir, lavarse las manos, etcétera?
55
Guía de Padres
III. Los dos años.
El bebé se convierte en niño
Por primera vez se ve a sí mismo como un ser único y distinto a
los demás. Empieza a comprender lo que significa la palabra “yo”.
Darnos cuenta de la trascendencia de este proceso nos da
motivos para sentir un gran respeto por nuestro hijo, mucha
ternura y más paciencia.
Para superar esta etapa, el niño necesita estar centrado
en sí mismo
Por un tiempo, va a creer que el mundo está hecho para su
propio placer y para cumplir su voluntad. Quiere las cosas
en el instante y a casi todo contesta: “No”. En ocasiones se
muestra exigente y le gusta dar órdenes, pero no soporta
que lo manden. Puede explotar con facilidad y cambiar de
humor pues tiene que enfrentarse a la diferencia que existe
entre lo que él quiere y lo que sucede en realidad.
Para ayudar al niño a aprovechar esta crisis los padres
tenemos que ser comprensivos y flexibles
No es razonable pedir a nuestro hijo de dos años que controle
sus impulsos ya que eso lo podría convertir en una persona
resentida, conformista o sometida. Tampoco podemos dejar
que haga lo que se le antoje pues podría pensar que tiene
derecho de pasar sobre los demás.
Tenemos que dejar de imponerle cosas que no son importantes
y ejercer la autoridad en los asuntos que afecten la vida
familiar, los valores y la seguridad del niño. Así aprenderá
quién es él pero también que existen ciertos límites cuando
vivimos en sociedad.
56
Se muestra exigente y da órdenes
Hay que ser comprensivos y flexibles
Desobedece y se rebela contra sus padres
Las siguientes columnas ofrecen información sobre las características y avances del niño de dos años. La de la
izquierda describe los distintos aspectos del desarrollo del niño, la columna de la derecha da algunas sugerencias
de los estímulos que pueden ofrecérsele.
57
A los dos años ya sabe comer solo, guardar sus juguetes
y ayudar a vestirse, aunque no siempre está dispuesto a
hacerlo.
Sus ideas sobre el tiempo se han desarrollado a través de
las experiencias de todos los días. Sabe que hay una hora
para jugar, para comer, para bañarse y para dormir.
Maneja bien su cuerpo, se sube y se encarama en donde
puede, le encantan los columpios, las resbaladillas, los sube
y baja.
Le interesan los apagadores de luz, todo lo que cause un
efecto que se vea o se oiga. Comienza a entender que una
causa produce un efecto. Si patea la pelota espera que ruede,
si oprime el botón del radio, sabe que va a escucharlo.
Su mente y su cuerpo se desarrollan juntos. Con cada estímulo,
el niño amplía su curiosidad y sus deseos de aprender.
Es un gran observador. Puede distinguir los pequeños detalles,
las diferencias y las cosas que no están en su lugar. Nota si
los cubiertos están mal colocados o si hay un error en la
historia que le están contando. Es más preciso al identificar
colores, formas, tamaños, sonidos y texturas.
Le intrigan las cosas que cambian: los árboles, la semilla que
germina en un vaso, los animales, el agua. También le gusta
ver libros, revistas con fotos de ballenas, de dinosaurios o
de cualquier asunto atractivo para él.
Un paso enorme en su desarrollo es el juego con la imaginación.
El niño ya es capaz de tener en la mente objetos que no
están frente a sus ojos, puede recordarlos y pensar en ellos.
Gracias a esto es capaz de imaginar y de inventar.
Antes imitaba lo que estaba frente a él, pero ahora usa su
memoria, copia acciones que ya pasaron. Por ejemplo, carga
a un muñeco o le da el biberón como hacían sus padres con él.
La simulación (“hacer como que”... come una galleta que no
existe, o es el papá del oso de peluche) es una actividad
importantísima para la evolución del pensamiento. El niño
usa un símbolo, como puede ser una piedra o un palo, para
representar algo diferente, como un coche o un caballo.
Enseñe a su hijo habilidades prácticas como lavarse las manos,
tomar los cubiertos, vestirse solo. Déjelo ser independiente
y esforzarse. Aunque se tarde o se enoje cuando no puede,
no haga las cosas por él y, sobre todo, tenga paciencia.
Con un niño de dos años no es posible ser muy estricto ni
tener reglas muy rígidas. Sin embargo, es el momento ideal
para fomentar hábitos.
Dé a su hijo oportunidad de hacer muchas cosas diferentes:
dar vueltas en un caballito, rodar en el pasto húmedo, pintar
con los dedos, caminar descalzo, chapotear en el agua,
recortar o bailar.
Haga el esfuerzo de poner a su alcance objetos interesantes:
tambores (o cacerolas), martillos de juguete, rompecabezas
sencillos.
Los bloques de madera de distintas formas (cubos, triángulos,
círculos) sirven para todo: apilar, hacer trenes, levantar torres,
ordenar un desfile.
Si no puede comprar bloques ya hechos, consiga desperdicios
de madera en una carpintería. Córtelos y púlalos bien con
una lija para quitarles las astillas. Si quiere puede pintarlos,
pero use una pintura que no sea tóxica.
Este material puede servirle a su hijo durante varios años de
una manera siempre novedosa.
El desarrollo de sus sentidos dependerá de la variedad de
estímulos que usted le ofrezca.
A partir de esta edad, hable con él de temas variados para
que sus intereses se hagan más amplios.
Comente brevemente pero con exactitud las láminas de un
libro, algún aspecto de las plantas, animales y objetos de su
entorno.
Déjelo en libertad de jugar todo el tiempo que quiera.
Acompáñelo y diviértase con sus juegos, vuelva a ser niño,
imagine junto con él.
Un muñeco puede servir para muchos juegos. Los niños
varones necesitan jugar con muñecos suaves para abrazar
y cuidar tanto como las niñas y ellas también necesitan
manejar carritos, caballos o herramientas. Así, niños y niñas
tienen oportunidad de desarrollar todos los aspectos de su
personalidad.
¿Qué observar en un
niño de dos años?
¿Cómo estimular a su niño
en esta edad?
58
Una de las principales tareas del niño de dos años es desarrollar
su lenguaje. Ya entiende casi todo lo que se le dice, el número
de palabras que usa aumenta enormemente y puede construir
frases sencillas. Esto es una señal del avance de su inteligencia.
Muchas veces, cuando juega, se habla a sí mismo para poder
pensar: “Y ahora voy a abrir la tapa de la caja, y después
voy a guardar mi perrito...”
Le interesa cualquier tipo de conversación y parece que no
va a dejar de preguntar nunca: ¿Qué es eso?” “¿Cómo se
hace?” “¿Por qué?”
El niño es incapaz de comprender el significado de las palabras
que no tienen que ver con su experiencia. Si nunca ha olido
una rosa, nadie le puede explicar lo que es el aroma de la
flor. Su lenguaje va de la mano de la experiencia.
Los muñecos o títeres hechos en la casa estimulan su
conversación igual que los libros con historias sencillas.
A veces puede usted cansarse de contestar y quisiera que se
callara de una vez. En esos momentos piense que mientras
más pregunte, más está desarrollando su pensamiento y que
las preguntas de su niño son tan importantes como la manera
en que usted las conteste.
Haga un esfuerzo por responderle lo mejor posible y aproveche
para investigar lo que no sabe.
Juegue con él a nombrar cosas: “¿Qué tengo escondido en
mi mano?”, “¿Cómo se llama eso que está sobre la mesa?”.
Hable sobre los objetos con los que el pequeño está jugando,
hágale preguntas o plantéele problemas sencillos.
Todo lo que rodea al niño puede ser motivo de conversación,
pero es necesario que usted sea sensible y esté atento para
ayudarle a ampliar su vocabulario y sus conocimientos.
¿Qué observar en un
niño de dos años?
¿Cómo estimular a su niño
en esta edad?
Cuando juega se habla a sí mismo Los muñecos o títeres estimulan su conversación
59
Guía de Padres
IV. De los tres a los cinco años.
El niño en edad preescolar
Las etapas del desarrollo del niño en edad preescolar no son tan fáciles de observar
ni se distinguen tan claramente como en los primeros años
El desarrollo es más interno y resulta menos dramático. Sin embargo, es notable cómo aumenta
el domino de su cuerpo, especialmente su destreza manual; cómo se desenvuelven su lenguaje,
su imaginación y su inteligencia.
Cuando llega a la edad preescolar, el niño alcanza un mejor equilibrio consigo mismo
y con los demás
En esta edad, está contento y se siente más seguro. Uno de los factores que le ayudan a
adaptarse mejor es el lenguaje. Poder hablar le da la capacidad de expresar con mayor exactitud
lo que siente, y por eso mismo puede controlar mejor sus impulsos.
El lenguaje es una de las herramientas más poderosas en el desenvolvimiento de las emociones,
el pensamiento y la vida social del niño preescolar. Es importante escucharlo, hablar con él;
pensar con seriedad qué significan sus preguntas, cómo está entendiendo lo que sucede en
su entorno; qué siente, qué desea. Para los padres puede ser un tiempo delicioso de juego,
conversación y descubrimientos.
El lenguaje y el pensamiento van de la mano del juego del niño
Al jugar, el pequeño despliega sus nuevas habilidades: piensa, habla, imagina y crea.
Cada día es más capaz de hacer las actividades que tiene en la mente: puede pensar cómo
funciona algo y hacerlo funcionar, puede visualizar un color y aplicarlo en el papel, puede
imaginar que es un cartero o un doctor y jugar a serlo.
Es una época en que necesita estar ocupado. Su mundo inmediato y familiar necesita abrirse,
tiene que relacionarse en forma independiente con otras personas, vivir por su cuenta experiencias
diferentes. Es el momento de ir a la escuela.
Hacer equilibrio sobre barras o rampas
Cambiar el orden de su cuarto
Probar sabores distintos de los acostumbrados
Escuchar música y sonidos diversos
Fabricar instrumentos musicales con botellas,
cuerdas, cazos y otros objetos
Jugar con agua y arena o tierra
Ensartar
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Ha realizado su hijo las siguientes actividades?
Marque el paréntesis con el color que corresponda:
Muchas veces (azul)
Pocas veces (amarillo)
Nunca (rojo)
Recortar
Jugar con masa o plastilina
Correr
Dibujar y pintar
Trepar a los árboles
Tocar animales
Construir con dados, bloques o cajas
Armar rompecabezas
Coser
Observe cuáles actividades están marcadas con rojo. Dé a su niño la oportunidad de realizarlas,
observe cómo las disfruta y qué actividades desea volver a hacer.
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Las experiencias en sus primeros años son
la base para su desarrollo futuro
Las experiencias que viva nuestro hijo en sus primeros
años serán la base para su desarrollo futuro
Debemos darle libertad para explorar, exponerlo a los estímulos
sensoriales e intelectuales que estén a nuestro alcance,
redescubrir con él los objetos que tenemos en casa: tocar
una lija, oler una fruta, escuchar diferentes tipos de música,
escalar una montaña de cojines, visitar a otras personas.
Si lo animamos a investigar y lo acompañamos en sus hallazgos
es muy probable que desarrolle seguridad, interés, curiosidad
y valor para aprender y crecer con los desafíos y las
oportunidades.
Se requiere generosidad y una fuerte voluntad para
ofrecer un sinfín de experiencias a nuestro hijo
Los padres vivimos abrumados por actividades que no podemos
dejar de atender.
Muchas veces estamos cansados o preocupados; nos sentimos
solos, frustrados o incapaces. Y sin embargo, hacer el esfuerzo
de dedicar un tiempo cada día a aprender, a conversar, a
jugar y a disfrutar con nuestro hijo nos puede llenar de
esperanza, de gozo y de una nueva energía.
60
Hagamos el esfuerzo de dedicarle tiempo a nuestro hijo
¿Cómo es el niño
en edad preescolar?
61
El niño en edad preescolar domina mejor su cuerpo. Trata de
trepar más alto, saltar más lejos, correr más rápido.
A los tres años puede andar de puntitas, subir y bajar
escaleras alternando los pies como los adultos.
A los cuatro realiza movimientos que ponen a prueba su
equilibrio, camina con los talones, patina, lanza y atrapa una
pelota, aunque a veces todavía se descontrola y puede caer
o tropezar.
A los cinco años ya es capaz de trepar a los árboles, dar
saltos tomando impulso, correr distancias más largas, caminar
sobre una viga, llevar el ritmo de la música.
Muestra mayor independencia. Aprende a vestirse y desvestirse
solo.
Disfruta al sentirse útil y hacerse cargo de pequeñas
responsabilidades como llevar un objeto de un lugar a otro,
sacudir o lavar un trapito. Cuando madura un poco más,
puede poner la mesa, servir el agua o levantar sus cosas.
A esta edad el niño empieza a buscar a personas ajenas a
la familia. Quizá le guste visitar por su cuenta a los vecinos
o a los parientes. Su casa ya no es suficiente para él. Es cada
vez más sociable, disfruta de la escuela y le encanta jugar
con otros niños.
A medida que crece, su memoria se amplía y sus sentidos
se desarrollan. Puede concentrarse por periodos más largos
y percibir diferencias más finas en el tamaño, color, peso o
textura de los objetos.
Pregunta mucho y desea conocer más acerca de las cosas,
personas y objetos de su medio.
Le encanta sembrar y cosechar, cuidar animales y pasear en
ambientes naturales para observar lo que sucede.
Le gusta coleccionar objetos y clasificarlos. Valora sus
colecciones como tesoros: le ayudan a agudizar su percepción
y a conocer el mundo.
Le encantan los instrumentos de investigación como lupas,
imanes y lámparas.
Las destrezas físicas que adquiera su hijo en los años
preescolares le servirán toda la vida. Enséñelo a nadar, a
andar en bicicleta o a patinar.
Al niño le divierten los juegos como “Lo que hace la mano,
hace la tras” o seguir instrucciones: brazos arriba, manos
atrás, tocarse las rodillas, saltar hacia adelante o hacia atrás.
Juegue con él y, mientras más coordinación logre su niño,
complique los movimientos y pídale que los realice con más
rapidez.
Anímelo, déle seguridad, pero también cuídelo. Su gran
movilidad y su deseo de independencia pueden ponerlo en
peligro y es necesario tomar precauciones para evitar
accidentes.
El niño se interesa y se divierte con todo. Abrochar botones,
cierres o agujetas puede convertirse en un juego.
Comparta con su niño tareas de la casa. Hágalas divertidas
y dígale cuánto aprecia y agradece su ayuda. Su niño colabora
con gusto si no siente que es una imposición y si ve que su
participación es útil a su familia.
Déle oportunidades de tratar a otras personas. Si le es posible,
invite a su casa a niños y adultos para que convivan con él.
Un juego divertido para la familia puede ser poner en una
bolsa objetos distintos como una cuchara, una esponja, un
pepino y un cepillo de dientes, sin que se vean. Cada persona
mete la mano y trata de adivinar cuál es el objeto que está
tocando. Antes de decir qué es, tiene que describirlo y nombrar
sus sensaciones: frío, áspero, duro, pegajoso.
Descubran juntos el camino de las hormigas y lo que llevan
cargando; los cambios en la luna y las estrellas; enséñele
cómo hacen su nido los pájaros o cómo el gusano se convierte
en mariposa.
Cultive plantas, flores y hortalizas. Si puede y le gusta, tenga
un perro, un gato o un pez para que su niño juegue con él
y ayude a cuidarlo.
Usted puede convertir su casa en un verdadero paraíso para
explorar. Busque entre los objetos que tiene algunos
interesantes y seguros. Présteselos a su hijo para que los
conozca, los observe y los clasifique según su utilidad, color,
tamaño o forma.
¿Cómo estimular a su niño
en esta edad?
En la columna izquierda se describen las habilidades del niño en edad preescolar. En la columna derecha se
proponen algunas ideas de juegos y actividades para estimularlo.
62
Cuando llega a los cinco años ya no se interesa solamente
por lo que sucede en su familia o en la escuela sino también
en su comunidad.
Investigar acerca de la vida y el trabajo de las personas le
proporciona experiencias directas que aumentan sus
conocimientos, estimulan su pensamiento y le dan elementos
para jugar, imaginar y crear con más riqueza.
Las relaciones que se dan entre los miembros de una
comunidad se hacen más vivas, claras y significativas para
el niño que aprende a poner atención.
Observar le permite imitar. Copia lo que hace la gente que
lo rodea. Cocina, vende, enseña a los niños en la escuelita,
maneja un tractor.
En todo el periodo preescolar, el niño sigue usando el juego
imaginativo, pues es una parte fundamental de su vida.
Casi todos los niños preescolares juegan a ser otra persona
y, por lo general, eligen un personaje adulto: actores, médicos,
policías, algún héroe de la historia, de los comics, del cine
o de la televisión. Este tipo de juegos no aleja al niño de la
realidad, sino lo ayuda a integrar su pensamiento.
El niño ya puede manipular títeres de mano y es capaz de
representar o inventar una historia.
Esta etapa es ideal para impulsar la imaginación y creatividad
del niño a través de actividades artísticas y de expresión.
A los tres años puede dibujar una cruz y una figura con
cabeza, tronco y a veces otras partes del cuerpo.
Investigue qué visitas interesantes puede hacer con él: al
zapatero, al panadero, a los bomberos, a la imprenta, a una
fábrica, a un taller mecánico o a un restaurante.
Procure que su hijo reconozca la relación que existe entre el
cultivo de una lechuga y la ensalada que se come, también
entre el cuidado de la vaca y la leche que bebe; entre el maíz
y las tortillas; el árbol y la mesa en que dibuja.
Otra manera de ponerlo en contacto con el mundo es elegir
noticias del periódico o de las revistas que le interesen al
niño para comentarlas con él.
Los muñecos, carritos, aviones, granjas, circos o ciudades
de juguete le darán muchas horas de juego. Estos materiales
pueden ser utilizados por varios niños, por lo que además
aprende a compartir sus juguetes.
Préstele zapatos, sombreros, collares, cascos, bolsas, capas;
hágale pelucas o barbas para que se disfrace. Cualquier objeto
que pueda ponerse encima le permite crear un juego cada
vez más complejo e imaginativo.
Fabrique sus propios títeres con retazos de tela. Arregle un
pequeño “teatro” con sábanas, mesas o sillas. Usted es el
público ideal para las actuaciones de su hijo.
Por lo general, el niño es bastante creativo y no requiere la
ayuda de un adulto para representar su obra, pero si no se
le ocurriera ninguna idea, usted podría sugerirle algún
personaje o situación para representarla.
Dé a su niño materiales para dibujar, recortar, pegar o modelar.
Hagan una piñata, tarjetas de felicitación para los abuelos,
collares, decoraciones para colgar en las paredes, manteles
de papel de china. Estas actividades estimulan su pensamiento
y su imaginación.
¿Cómo estimular a su niño
en esta edad?
¿Cómo es el niño
en edad preescolar?
Sigue usando el juego imaginativo Préstele objetos para que se disfrace
¿Cómo es el niño
en edad preescolar?
63
A los cuatro, es capaz de copiar distintas figuras geométricas;
dibuja un hombre completo, aunque algunas veces se olvida
de los brazos o las piernas. Cuando pinta, no sabe lo que va
a hacer, sus ideas van apareciendo después de ver lo que ha
puesto en el papel.
En cambio, el niño de cinco años, antes de empezar a pintar,
ya tiene en mente una idea más clara de lo que va a hacer.
Sus dibujos de la figura humana son cada vez más exactos.
Al niño en edad preescolar le encantan los juegos de
construcción. Construir es un reto a su inteligencia; supone
que el niño “ve” en su mente la estructura terminada y la
puede recordar mientras busca la manera de acomodar las
partes.
A partir de los cuatro años el niño es capaz de planear su
propio diseño de construcción casi sin ayuda de sus padres.
A los cinco años, el niño prefiere construir cosas que realmente
sirvan, como una perrera, un banquito o un comedero para
pájaros.
Comienza a interesarse por los juegos de reglas. A partir de
los cuatro años ya es capaz de entenderlas y respetarlas.
Le gusta hablar y se interesa por las palabras nuevas. A
medida que madura, puede decir las cosas con mayor claridad,
expresar sus emociones, sus ideas y fantasías.
Le encantan los cuentos, los versos, las rimas, las adivinanzas.
A partir de los cuatro años puede repetir los hechos principales
de una narración.
Cuando llega a los cinco años, su lenguaje se vuelve más
correcto y pierde las características infantiles. Sus preguntas
son más complejas y él mismo es capaz de plantear la
respuesta.
Puede empezar a leer y a escribir. Está llegando a la fase
final del periodo de la infancia y se prepara para pasar a la
etapa escolar.
Los bloques de madera, comerciales o hechos por usted,
siguen siendo uno de sus juegos favoritos. Ahora los usa de
manera más elaborada. Quizá valdría la pena agregar más
piezas para darle mayores oportunidades de juego.
Dé a su hijo materiales de verdad como tablas y clavos
pequeños, y supervise su trabajo.
Participe con su hijo en juegos de mesa como: dominó, damas
chinas, serpientes y escaleras, memoria, lotería. Su niño se
siente “grande” cuando juega en familia con sus papás.
Platique mucho con su niño, hablen sobre temas diferentes,
cuéntense historias. Trate de decir las cosas con palabras
precisas y variadas.
Juegue y cante con él. Las rimas y los juegos tradicionales
le dan ocasión de experimentar las diversas formas del
lenguaje.
Los libros utilizan un vocabulario más amplio que el que
empleamos al hablar. Lea a su hijo para que aprenda a
expresarse mejor y a disfrutar y valorar los libros.
Ahora el niño es capaz de distinguir mejor los detalles de las
imágenes de un cuento y de entender narraciones sencillas.
Le gusta escucharlas una y otra vez.
Estimúlelo para que él responda a las preguntas que hace y
si no encuentra una respuesta adecuada, contéstele usted lo
mejor que pueda.
En el caso de que sus conocimientos no sean suficientes,
pregunte a otra persona, consulte un libro o un diccionario.
¿Cómo estimular a su niño
en esta edad?
El niño y la niña tienen que recorrer un largo camino para pasar de la dependencia
casi total del recién nacido a la independencia de un ser humano maduro
Cuando nace, el bebé está sujeto a que sus papás lo alimenten, lo limpien, lo muevan o lo
abriguen. Poco a poco podrá hacer estas cosas por su cuenta, pero solamente lo conseguirá
si lo dejamos practicar.
El pequeño tiene que aprender a comer y dormirse solo, a moverse de un lado a otro, a decidir
lo que quiere y lo que no quiere hacer, a saber qué desea y a conseguirlo cuando sea posible.
Cualquier cosa que realicemos por nuestro hijo cuando él ya sabe hacerla, es un obstáculo que
ponemos a su desarrollo.
Es mucho más fácil vestirlo o darle de comer en la boca, así no tenemos que esperar a que él
termine de ponerse los pantalones ni limpiar la mesa. Pero ayudarle de más le quita al niño
el orgullo de progresar, de poder decir: “Yo lo hice solito”. Quitarse los zapatos, ponerse el
suéter, guardar sus cosas, son para él verdaderas victorias. No vale la pena arrebatárselas.
Tampoco es conveniente pedirle antes de tiempo lo que aún no es capaz de hacer
Al principio hay que enseñarle. Repetirle varias veces cómo se hacen las cosas: “Y ahora
tallamos las rodillas con el zacate”, “Primero metemos la cabeza y luego los brazos”.
Debemos observarlo y dejarlo que pruebe. Él irá demostrando sus habilidades: a los siete
meses podrá quitarse los calcetines, a los cuatro años será capaz de vestirse solo; a los diez
meses comerá con las manos, a los tres años manejará bien una cuchara. Es un verdadero
arte ir a su paso: ni más rápido ni más lento.
Aunque el niño depende de sus padres y de los adultos en general, se encuentra en
una lucha constante por su independencia física y emocional
A esta edad el niño quiere que lo apoyemos, pero también que lo dejemos libre. Se enoja
cuando no le permitimos hacer todo por sí mismo, pero al mismo tiempo pide ayuda.
En estos primeros años van a darse etapas en las que hace berrinches, desobedece y dice “no”
a lo que le pedimos. Estos comportamientos son ensayos para aprender. El pequeño no sabe
cómo ser independiente, y lo único que puede hacer es rebelarse. Poco a poco, encontrará
maneras más suaves, positivas y eficientes de ser autónomo sin causar problemas.
Los padres nos sentiremos menos impacientes si sabemos que estas situaciones
incómodas son necesarias para el crecimiento de nuestro hijo
La rebeldía forma parte del impulso natural del niño hacia la independencia. Es sano que el
pequeño nos necesite cada vez menos.
Contemplar el camino completo del desarrollo del niño y saber a dónde va puede aliviar las
tensiones del viaje; si sólo vemos los baches y las barrancas, no disfrutaremos del paisaje y
de las flores y, sobre todo, no apreciaremos ni nos daremos cuenta de cómo nuestro hijo va
adquiriendo la capacidad de resolver sus propios asuntos, de ser responsable, independiente
y autónomo.
Guía de Padres
64
V. De la dependencia
a la independencia
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Todos hemos dejado atrás la ayuda de otras personas cuando aprendimos a hacer
algo por nuestra cuenta. Cada vez nos apoyamos más en nosotros mismos, somos
más independientes, podemos resolver nuestros asuntos con nuestros propios medios.
Su niño hace lo mismo. ¿Qué tanto lo apoya usted en su camino hacia la independencia?
¿Qué tanto quiere él ser autosuficiente?
¿En qué actividades depende su niño de usted?
¿Cuáles son las actividades que su hijo realiza con independencia?
Los adelantos del niño no son constantes ni uniformes.
Se consiguen caminando hacia adelante y hacia atrás
Para dar un salto, regresamos unos pasos. Para cruzar un
río, nos detenemos un tiempo hasta encontrar el sitio más
seguro. El niño hace lo mismo. Así es el crecimiento. Los
retrocesos en algunas ocasiones son buenas señales de que
el niño está preparándose para avanzar.
Sucede también que algunas situaciones como el cambio de
casa, el nacimiento de un hermanito, las tensiones en la
familia o algunas pérdidas importantes, provocan algún retraso
en el niño. Si ya había dejado el biberón o los pañales, vuelve
a necesitarlos; si ya guardaba sus cosas, vuelve a dejarlas
tiradas.
No es conveniente utilizar el castigo para corregirlo,
y mucho menos decirle: “Ya eres grande, ya es hora
de que...”
Por el contrario, debemos apoyar a nuestro niño, ayudarlo
un poco más en lo que hace, acompañarlo a la hora de dormir,
decirle palabras de aliento, permitirle estar más tiempo con
nosotros, manifestarle nuestro afecto.
Se necesita paciencia, respeto y una gran comprensión
para entender qué está construyendo nuestro niño
cuando hace las cosas por sí mismo. Nada menos que
su libertad.
65
El niño quiere que lo apoyemos y que lo dejemos libre
Algunas situaciones provocan retrocesos
Enseñe a su hija a hacer las cosas
66
No se desespere si hace las cosas mal No lo castigue, no lo regañe ni se burle
Cuando lo bañe, dígale cómo lo hace Déjelo que pruebe, pero no lo fuerce
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Enseñe a su niño a hacer las cosas. Repita lo que él tiene
que aprender las veces que sea necesario.
Cuando lo bañe, lo vista o arregle su casa, dígale, paso
a paso, cómo lo hace.
Observe al niño para saber de qué es capaz. Déjelo que
pruebe pero no lo fuerce.
Su niño está aprendiendo, no se desespere si al principio
hace las cosas mal. Ya aprenderá.
No lo castigue, no lo regañe ni se burle de él si tiene
retrocesos en sus habilidades. Anímelo para que siga adelante.
El niño está en camino de ser independiente. No olvide
cuál es la meta.
natural, sin esfuerzo. Hacer algunas cosas por costumbre,
nos permite utilizar la energía en actividades más interesantes,
divertidas y creativas.
Desde que nace, el niño necesita que ciertas actividades
sean constantes y se hagan de la misma manera
El bebé necesita un lugar y un horario para comer, dormir y
estar despierto. Las rutinas le dan seguridad. Además, el
orden externo le va dando un orden interno y va formando
estructuras en su mente.
Cuando crece, el niño se siente mucho más tranquilo y le es
más fácil cooperar si sabe que todos los días, después de
comer, es hora de jugar y después, a cierta hora, debe
bañarse, escuchar un cuento e irse a dormir. Poco a poco el
niño va haciendo suyo este orden de acciones y se adapta
a él. Por eso, cuando la rutina cambia, es importante
comunicárselo con anticipación: “Hoy
vendrán a cenar los abuelos, tenemos que
terminar de jugar más temprano y preparar
la mesa para la cena”.
Existen hábitos que se aprenden
principalmente por imitación
Si el niño vive en un ambiente en el cual
los miembros de la familia tenemos un lugar
para cada cosa, nos lavamos los dientes,
nos saludamos, etcétera, el pequeño
aprenderá estos hábitos sin necesidad de
que nos esforcemos en inculcárselos. Si en
la familia los padres pedimos las cosas por
favor y damos las gracias, el niño lo hará
también de manera natural.
Hay otra clase de actividades que podríamos
llamar hábitos y que realizamos por placer,
como son la lectura, escuchar música, hacer
deporte, ver televisión. Estas actividades
tienen un gran peso en el desarrollo integral
y armónico del pequeño. Hay que darles su
tiempo y su lugar.
Formar hábitos significa enseñar al niño a satisfacer
sus necesidades de acuerdo con cierto orden y
determinada organización
Para formar hábitos hay que decidir y fijar con anticipación
la manera como se harán las cosas, el lugar y la hora.
Los hábitos se forman por repetición. Son como un lazo
formado por varios hilos. Si alguien realiza una acción sólo
una vez, el hilo se revienta muy fácilmente. Si la repite una
semana, necesita más fuerza para romper siete hilos juntos.
Y después de tres meses, romper la cuerda le costará mucho
trabajo. Así son los hábitos.
Los hábitos facilitan la vida pues no tenemos que pensar
y decidir cada acción
Al principio, para establecer el hábito necesitamos poner
mucha atención, pero después hacemos las rutinas de manera
67
Guía de Padres
VI. Hábitos y aprendizajes
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Haga una lista de las actividades que suele realizar diariamente y se dará
cuenta de que la mayoría de ellas son una costumbre y que no podría
abandonarlas fácilmente.
A esas acciones que repetimos de la misma manera y en el mismo orden
las llamamos hábitos.
¿Considera usted importante que su hijo tenga buenos hábitos? ¿Por qué?
¿Qué hábitos son necesarios para usted?
¿El orden es importante en su familia?
¿Cómo inculca usted hábitos en su hijo?
¿A qué edad pueden empezarse a formar los hábitos?
¿Qué hábitos reconoce en su hijo?
Formar hábitos significa enseñar al niño a satisfacer sus
necesidades de acuerdo con cierto orden
Los hábitos se logran con la repetición
68
Respete la rutina del niño Inculque buenos hábitos
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Sea constante. Los hábitos se logran con la repetición.
No trate de fijar más de uno o dos hábitos a la vez.
Cuando un hábito ya sea natural en su niño, comience
otro.
No intente imponer hábitos con brusquedad ni con castigos.
No lo logrará.
Respete la rutina del niño, procure realizar las actividades
de la misma manera y a la misma hora para que él se
acostumbre.
Sea flexible. Una rutina se establece con constancia, no
con rigidez.
Predique con el ejemplo: no podemos decirle al niño “haz
esto” y nosotros hacer lo contrario.
Inculque a su hijo buenos hábitos de salud, higiene y
alimentación.
No intente imponer hábitos
El recién nacido duerme exactamente lo que necesita
Si está sano y cómodo, dormirá lo que le haga falta, no podemos hacer nada para que duerma
más o para que duerma menos. Durante uno o dos meses, aunque nos turnemos para atenderlo,
los padres tendremos que resignarnos a descansar poco, pues cada tres horas el hambre va
a despertar al bebé.
Al principio, el niño no distingue la noche del día
Para enseñarle la diferencia, los hábitos son una valiosa ayuda. El pequeño tiene que aprender
a relacionar el día con la comunicación. Siempre que esté despierto, hay que levantarlo, llevarlo
con nosotros y acompañarlo, y cuando duerma las siestas en el día, es bueno dejar que se
habitúe a los ruidos normales de la casa.
En la noche, conviene acostumbrarlo a una rutina: bañarlo, darle de comer, envolverlo en una
cobijita para que los movimientos de sus manitas no lo alteren, ponerlo en su cuna y apagar
la luz. Cuando llore, hay que atenderlo de inmediato para que no despierte completamente.
También es recomendable hacer las comidas nocturnas lo más breves y silenciosas que podamos
y dejar preparado todo lo que vamos a necesitar para no hacer movimientos innecesarios.
Al mes y medio el bebé ya es capaz de seguir un orden para dormir, comer y estar
despierto, siempre y cuando se establezca una rutina
Ajustarse a un horario organiza su cerebro, lo ayuda a adaptarse al ambiente de su familia y
además nos permite a los padres descansar y organizar mejor nuestras actividades. Es necesario
ser constantes, pues si unos días lo dormimos más temprano y otros más tarde, no logrará
establecer el hábito del sueño.
Si es posible, es mejor que desde pequeño
el niño duerma en otra habitación. Su sueño
será más tranquilo y los padres descansaremos
mejor.
El bebé debe aprender a dormirse solo
Si el niño necesita estar en brazos para
dormirse, es posible que cada cuatro horas
llore para que lo carguemos de nuevo. Es muy
importante relajarlo y arrullarlo pero
asegurarnos de que todavía esté despierto
cuando lo pongamos en su cuna.
Al acostarlo, hay que darle señales de que
es hora de dormir: cantarle, darle palmaditas,
acariciarlo suavemente. Puede ser que a veces
se remueva en la cama o llore un poquito,
quizá se chupe el dedo para encontrar
acomodo. Es su manera de aprender a
dormirse. La capacidad de ayudarse a sí
mismo, también en la noche, es la base para
su futura independencia.
69
Guía de Padres
VII. Dormir y estar despierto
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Cómo se siente usted cuando ha dormido bien y está descansado? ¿Qué le pasa
cuando no duerme?
Si su bebé se despierta constantemente durante la noche, ¿cómo reacciona usted?
Si el niño ya es mayor, ¿ha desarrollado hábitos que le permiten dormir bien?
¿Tiene un horario para irse a la cama?
¿Existe en la familia alguna rutina antes de dormir como contar un cuento, platicar
sobre lo que pasó en el día o planear las actividades del día siguiente?
Si estamos impacientes le costará más trabajo conciliar el sueño
Trate que pasen cosas buenas en su cama
En tiempos de cambio —cuando acaba de entrar a la escuela
nació un hermanito o se mudó de casa, por ejemplo— puede
tener más pesadillas. Para disminuirlas, hay que procurar
que el niño se sienta tranquilo, seguro y relajado mientras
esté despierto. En la noche podemos platicarle una historia
tranquila y hermosa que lo llene de sentimientos agradables
para llevarse al sueño.
El niño pasa la mitad de su tiempo en la cama, por eso
debe estar siempre limpia y arreglada
Hagamos que pasen cosas agradables en su cama: dejarle
recaditos, dibujos, pequeños regalos o cuentos. Nunca lo
mandemos a la cama como castigo pues echaría a perder
todo el esfuerzo de lograr un buen hábito para dormir, al
relacionar su recámara con algo desagradable.
Cuando el niño ha tenido un día agitado o está
aprendiendo una nueva habilidad, le cuesta más trabajo
dormir
Las visitas de parientes, las salidas de casa, empezar a gatear
o caminar pueden poner inquieto al bebé, sobre todo al final
del día. Para poder dormirse necesita que lo tranquilicemos.
Podemos tomarlo en brazos, darle un biberón y luego ponerlo
en la cuna y quedarnos un ratito con él, en silencio. Pero a esa
hora, también los padres estamos agotados y no siempre del
mejor humor. Es necesario calmarnos nosotros primero. Si
tomamos al niño en brazos cuando estamos impacientes o
enojados, él lo sentirá y le costará más trabajo conciliar el sueño.
A medida que crece, el niño se resiste cada vez más a
dormir. ¿Por qué irse a la cama si el mundo ofrece
tantos atractivos?
Al año, el niño suele ponerse de pie en la cuna en cuanto lo
dejamos solo. Conviene detenerlo firme y suavemente para
que siga acostado y decirle que es de noche, hora en la que
descansan los niños y los papás; quizá no le guste, pero pronto
se convencerá de que no queda más remedio que dormir.
Cuando el niño tiene dos años y puede bajarse de la cama,
tenemos que impedir que ande solo por la casa en la noche,
pues puede ser peligroso. Hay que estar atentos, acudir en
cuanto nos llame y darle lo que necesite. Cuando el pequeño
se siente cuidado, tanto en el día como en la noche, no va
a tener la urgencia de salir de su cama.
Una buena razón para atender al niño es que si nosotros no
vamos adonde él está, él va a ir adonde estamos nosotros.
Si el niño llega a la etapa preescolar sin haberse formado
el hábito de dormirse solo, es necesario establecerlo
cuanto antes
Las rutinas le ayudan a reconocer que se acerca el tiempo
de ir a la cama, pero sólo funcionan si las respetamos
consistentemente, si seguimos siempre el mismo orden en
las actividades del fin del día.
Es delicioso acostumbrarnos a contarle o leerle un cuento
cuando ya esté acostado. Al darle las buenas noches, se
quedará más tranquilo si le prometemos que vamos a volver.
Podemos decirle: “Voy a cenar y cuando termine vendré a
ver si ya te dormiste”. Lo importante es nunca dejar de
cumplir la promesa, aunque ya se haya dormido.
La agitación de las actividades del niño preescolar
pueden crearle temores y pesadillas
Es común que el niño, después de un rato de estar en silencio,
empiece a llorar y nos llame porque no puede dormir. Si algo
le dio miedo o piensa que hay un fantasma o un monstruo
debajo de su cama, podemos revisar el cuarto junto con él
y explicarle con claridad y sencillez que nadie puede entrar
a la casa.
Cuando nuestro hijo despierte asustado por alguna pesadilla,
vayamos a su cuarto lo más rápido posible. Al sentir nuestra
presencia, se calmará de inmediato y volverá a dormirse. Si
lo dejamos llorar, se asustará cada vez más y necesitará un
tiempo mayor para tranquilizarse.
70
A nadie le agrada dormir en una cama sucia
Atienda a su niño cuando llore en la noche
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Utilice en la noche un foco que dé poca luz para que el
bebé no se distraiga a la hora de comer.
No duerma a su niño con usted en la misma cama.
Siempre que esté despierto, levante a su bebé, háblele
y llévelo con usted.
Cargue a su bebé, arrúllelo, pero no lo acostumbre a
dormirse en brazos.
Sea constante. Procure no cambiar la hora de dormir.
Atienda a su niño cuando llore en la noche. Cálmelo si
tiene miedo o tuvo una pesadilla.
Cuéntele o léale un cuento cuando ya esté acostado.
Acompáñelo un ratito para que se duerma tranquilo.
Después déjelo solo.
No permita que se levante en la noche. Con cariño, pero
con firmeza, regréselo a su cama las veces que sea
necesario.
Mantenga limpia y arreglada la cama de su niño.
Nunca lo mande a la cama como castigo.
No utilice la televisión como un arrullo para dormir al niño.
71
Mantenga limpia y arreglada la cama de su niño
Cuéntele o léale un cuento
Nunca lo mande a la cama como castigo
La comida no sólo nutre el cuerpo, también alimenta la mente y las emociones
La hora de comer es mucho más que sólo comida. Mientras come, el bebé aprende a usar sus
sentidos y su inteligencia: mira, oye, siente, juega. Es esencial comunicarse con él en esos
momentos, darle, junto con la leche, la nutrición de nuestro afecto. Algunos niños no suben
de peso, a pesar de alimentarse bien, si no están acompañados y disfrutan cuando comen.
Aun cuando el bebé sepa detener el biberón, hay que cargarlo y sentarse con él siempre que
coma. Dejar al niño solo con la botella en la cama daña sus dientes, pero también daña su
oportunidad de convivir.
Durante los primeros meses, el niño necesita ser alimentado, pero después quiere y
puede hacerlo solo
Cuando empieza a tomar papillas, al niño le gusta tener en la mano una cuchara mientras le
damos de comer con otra. Eso le da a la comida un nuevo atractivo, ya que alimentarse no
es tan importante para el niño como divertirse: jugar, golpear la mesa, hacer ruido.
A los siete u ocho meses su habilidad para sentarse y para tomar los objetos con los dedos
transforma su manera de comer. Ya no le gusta que le demos en la boca, quiere comer solo,
y es necesario dejarlo.
Vale la pena permitir que explore y toque la comida
Deje que su hijo tome con los dedos pedacitos pequeños de fruta, verduras cocidas, un palito
de pan o una galleta. Basta con darle uno o dos trocitos a la vez y cuando ya los aplastó, se
los comió o los tiró, poner otros dos. Él disfruta
lo mismo. Lo importante es que juegue y
experimente. En esta etapa está aprendiendo
a usar sus manos y necesita investigar lo que
está a su alcance. La comida es muy atractiva
y provoca su curiosidad, si no lo dejamos
tocarla, puede resistirse a comer y va a ser
difícil alimentarlo en el futuro.
Si ensucia un poco la casa es mejor hacernos
a la idea. Para controlar el desorden podemos
ponerle una bata de plástico, sentarlo en una
silla que se pueda lavar, y poner en el suelo
periódicos o plástico, como a la jaula de los
pájaros.
Aprender a comer forma parte del camino
a la independencia
Mientras más coma el niño por sí solo, mejor.
Hay que dejarlo que él se encargue. Si nos
damos el tiempo para acompañarlo, el niño
va a desarrollar el gusto por compartir los
alimentos con nosotros.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Le preocupa que su niño no coma lo suficiente?
¿Cree usted que es necesario obligar al niño a comer alimentos que no le
gusten? ¿Usted come platillos que le desagradan?
¿Cómo reacciona usted cuando su hijo pequeño quiere comer solo? ¿Se lo
permite? ¿Le molesta que se ensucie y tire la comida o que juegue con los
alimentos?
¿Disfruta usted la hora de la comida? ¿La comparte con su familia?
¿Acostumbran en su familia ver la televisión mientras están comiendo?
Guía de Padres
72
Mientras el bebé come, comuníquese con él
VIII. Comer, aprender y disfrutar
Hagamos el esfuerzo por lograr que la hora de comer sea
placentera para todos, que constituya un espacio para la
comunicación, para hablar de temas interesantes, para
compartir y gozar.
La televisión no es un miembro de la familia, debe estar
apagada mientras comemos juntos.
Sin embargo, al llegar a la edad preescolar, muchos niños se
vuelven difíciles para comer: algunos días parece que viven
de aire y otros devoran todo lo que les damos.
Al igual que los adultos, los niños tienen apetito y gustos
diferentes. Nosotros tenemos el privilegio de escoger y cocinar
la comida que nos parezca mejor, nuestro hijo tiene el de
comérsela o no. Dejemos también que él decida la cantidad.
Conviene servirle un poco y permitirle pedir más si desea.
No insistamos en que coma si dice que no tiene hambre. Si
está sano, podemos confiar en que él sabe lo que necesita.
Cuando la comida terminó, terminó
No hay que dejar alimentos a su alcance ni darle de comer
a cualquier hora. Cuando el niño tenga que esperar hasta la
siguiente comida, va a aprender a respetar este hábito.
El niño pequeño necesita alimentarse con más frecuencia que
los adultos. Como usa una enorme cantidad de energía,
resulta demasiado largo el tiempo entre el desayuno y la
comida, y entre la comida y la cena. Conviene darle un
almuerzo a media mañana y una merienda a media tarde.
Pero no permitir que coma cuando se le antoje. Es bueno
para él —y para nosotros— respetar los horarios y estar
juntos en esos momentos.
El tiempo de la comida en familia es algo que el niño
conservará en la memoria toda su vida
Cuando cumple un año, el niño disfruta de sentarse a la mesa
con nosotros. Es cada vez más capaz e independiente. Puede
manejar mejor la taza y la cuchara, aunque todavía las usa
para jugar y muchas veces prefiere usar los dedos.
Cuando se acerca a la edad preescolar, conviene empezar a
ocuparse de los aspectos sociales de la comida. Debemos ser
pacientes, enseñarle a través del ejemplo y no corregirlo
constantemente. A fin de cuentas, cuando él crezca, sabrá
comportarse.
73
Si no tiene hambre no es necesario obligarlo a comer
No insistir en que coma si no le gusta
74
Enseñe y permita a su hijo comer solo Deje que él decida qué le gusta comer y qué no
Disfrute preparando comida con su familia
Apague el televisor a la hora de comer
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Aproveche la hora de la comida para comunicarse con su
niño. Acompáñelo y haga que disfrute esos momentos.
Enseñe y permita a su hijo comer solo.
Deje que él decida qué le gusta comer y qué no.
No alimente a su niño cuando no tenga hambre, pero
tampoco permita que coma a cualquier hora.
Disfrute inventando, preparando y compartiendo la comida
con su familia.
Apague el televisor a la hora de comer.
Hasta después de cumplir dos años, los niños no están maduros para aprender a ir
al baño
Tratar de enseñar a un niño a controlar su vejiga y sus intestinos antes de esa edad puede
hacerlo sentir incapaz, frustrado o temeroso. Además de ser una pérdida de tiempo para los
padres y para el pequeño, estos sentimientos le pueden causar estreñimiento o problemas
emocionales que harán más difícil el aprendizaje cuando ya tenga la edad de hacerlo.
Aprender a ir al baño es algo mucho más complicado de lo que pensamos
El niño tiene que reconocer las sensaciones de su cuerpo, llamar a sus papás, caminar hacia
el baño, quitarse la ropa y sentarse en su bacinica. Todo esto, mientras controla los músculos
relacionados con estas funciones.
Nadie puede enseñarle si él no quiere o no está maduro. No lo podemos forzar.
Enojarse con él o regañarlo por los “accidentes” no sirve absolutamente de nada. El niño está
practicando una nueva habilidad y los castigos hacen más difícil aprender y lo vuelven inseguro.
Lo que lo anima al niño es nuestra atención, paciencia, y el reconocimiento que le damos cuando
lo logra.
Algunas sugerencias para enseñarle
1. Algunos niños se sienten inseguros al subirse al excusado. Es conveniente contar con una
bacinica que el niño pueda usar sin ayuda, y dejarla en el baño unos días para que él se
acostumbre a verla.
2. Luego, durante una semana, aproxi-
madamente, pedirle que se siente vestido.
No es conveniente quitarle los pañales todavía,
es mejor acompañarlo durante un ratito, leerle
un cuento, cantarle una canción. Y procurar
hacer esto todos los días calculando que sea
a la hora en que él suele ensuciar los pañales.
3. También podemos llevarlo al baño con el
pañal sucio y mostrarle cómo lo vaciamos en
la bacinica. Explicarle que ahí es donde los
niños grandes van al baño.
4. Nunca hay que jalar la palanca del excusado
cuando el niño esté en el baño. El excusado
hace desaparecer las cosas y eso puede
preocuparlo o darle miedo.
5. La siguiente semana hay que hacer lo
mismo pero sin pañales.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Los niños y los adultos tienen sentimientos y actitudes completamente
distintas respecto a los desechos de su cuerpo.
¿Qué siente usted cuando cambia los pañales de su niño?
¿Le molesta?
¿Lo siente natural y está relajado mientras lo hace?
¿Aprovecha ese momento para hablar a su niño y jugar con él?
¿Qué le dice a su hijo si se moja o se ensucia?
¿Qué ha observado que hace su niño cuando está sucio o mojado?
75
Guía de Padres
IX. Dejar los pañales
No sirve enojarse con él o regañarlo por los “accidentes”
76
6. Después, dejemos al niño en completa libertad de ir a su
bacinica en el momento que quiera. Cuando acabe de ir al
baño, podemos permitirle que admire lo que “produjo”, pues
él se siente orgulloso de lo que hace.
Cuando lo logre, podemos felicitarlo pero sin darle demasiada
importancia. Si ocurre un “accidente” no hagamos caso, que
él sienta que va a ir consiguiendo el control poco a poco.
7. Conviene quitarle los pantalones para que le sea más fácil
llegar al baño. Es recomendable, más o menos cada hora,
preguntarle si quiere ir al baño. No hay que presionarlo, ni
desesperarnos, basta acompañarlo.
8. Si el niño no está listo todavía o no desea hacerlo, si se
resiste o se preocupa, podemos volver tranquilamente al
pañal sin hacerle sentir que es un castigo. Simplemente
decirle: “Vamos a tratar otro día. No tenemos prisa” y dejar
pasar unos meses antes de intentarlo de nuevo. Cuando su
cuerpo y su cerebro estén listos, él va a estar dispuesto a
cooperar.
9. Cuando le estemos enseñando a ir al baño es recomendable
que no hagamos planes de salir a la calle en una o dos
semanas. El niño tiene que estar en un lugar estable y en
que se sienta seguro para poder formarse el hábito.
¿Y en la noche?
¿Qué podemos hacer para enseñarle a no hacerse pipí en la
cama? Absolutamente nada. No hay nada que enseñarle.
Tampoco sirve levantarlo al baño en la noche.
Dejar los pañales para dormir es cuestión de que la vejiga
del niño esté madura y se cierre sola, y esto sucede entre
los cuatro y cinco años.
Es importante saber que el niño no se hacen pipí en la cama
a propósito, pues cuando lo hace está dormido. Hay que ser
sensibles para ayudarle a no sentirse avergonzado o culpable,
pero si sigue mojando la cama después de los cinco años, es
necesario consultar a un doctor o un psicólogo para que lo
apoye.
No hay que presionarlo, ni desesperarnos
No es recomendable levantarlo al baño en la
noche
77
No trate de forzarlo ni lo obligue a ir al baño
No jale la palanca del excusado cuando
esté en el baño
Nunca castigue a su niño por los “accidentes” No le ponga ropa que no pueda manejar solo
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Ayude a su hijo a reconocer las sensaciones de su cuerpo.
No intente enseñar a su niño a ir al baño si no está listo.
Déle la libertad de ir al baño en el momento que quiera.
No trate de forzarlo ni lo obligue a sentarse en la bacinica.
No jale la palanca del excusado cuando el niño esté en
el baño.
Cuando su hijo logre el control, felicítelo sin hacer
demasiado ruido.
Nunca castigue a su niño por los “accidentes” ni por mojar
la cama.
Si el pequeño no está maduro todavía, vuelva al pañal y
deje pasar unos meses antes de intentar de nuevo.
No le ponga ropa que no pueda manejar solo. Evite
cinturones, cierres o botones.
No deje al niño mojado cuando no logre llegar al baño.
El niño tiene que estar seco y limpio para sentirse seguro
y no enfermarse.
Entrar a preescolar es el principio de una
nueva etapa pues la escuela será una
parte muy importante de su vida en los
próximos años
Es la primera vez que sale del ambiente familiar
para enfrentarse solo al mundo. La escuela
es un lugar desconocido donde deberá
aprender diferentes costumbres, compartir
las cosas y obedecer reglas.
Es necesario preparar al niño con
anticipación para que esta experiencia
sea tranquila, estimulante y gozosa
Es bueno que frecuente lugares donde
encuentre gente reunida: parques, mercados,
fiestas; animarlo a platicar con personas fuera
de la familia: el cartero, el chofer del autobús,
la vendedora de la tienda, el doctor.
Conviene hablar con él sobre lo que es la
escuela y el gusto que le dará aprender, llevarlo
de visita para que conozca el edificio y a su
maestra, jugar con él a “la escuelita”. Si
sabemos de algún otro niño que va a entrar
con él, conviene buscarlo para que empiecen
a conocerse.
Cuando el pequeño entra a la escuela, la vida de la familia cambia por completo
Es necesario organizar las actividades para que todo funcione sin problemas: dejar lista la ropa
la noche anterior, levantarse más temprano, preparar el desayuno y el almuerzo. El orden dará
mayor seguridad a nuestro hijo en este paso tan importante para él.
El primer día de clases, el pequeño necesita que lo acompañemos, le presentemos a
su maestra y luego, que nos despidamos y lo dejemos
Para ayudar a la adaptación del niño, antes que nada, es necesario darnos cuenta de lo que
sentimos y manejar nuestras propias emociones. No hay que alargar la despedida con
recomendaciones ni miradas preocupadas; tampoco quedarnos observando qué sucede. Si el
niño llora y se resiste a quedarse en la escuela, habrá que decirle con cariño: "Sí, me imagino
que te sientes mal, que prefieres estar conmigo, te entiendo". Se sentirá reconfortado cuando
lo abracemos y le aseguremos que todo principio es difícil pero que la escuela es un lugar
agradable y divertido. Nuestra comprensión lo ayudará a sentirse seguro y pronto estará dichoso
de asistir.
Es importante aclarar a qué hora volveremos por él y no llegar tarde a recogerlo
Procuremos estar en la escuela antes de que terminen las clases. Los niños que tienen que
esperar a sus papás cuando sus compañeros se han ido, se sienten olvidados, atemorizados,
y es probable que al siguiente día se angustien cuando regresen de nuevo a la escuela.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Cree usted que es importante que el niño asista a preescolar? ¿Por qué?
Observe cómo se siente usted al mandar a su niño a la escuela. ¿Se preocupa?
¿Siente que es demasiado pequeño para separarse de usted? ¿Confía en los
maestros?
¿Su niño va contento a la escuela o se resiste a ir? ¿Le simpatiza su maestra?
¿Se lleva bien con sus compañeros?
Guía de Padres
X. El primer gran reto:
La escuela
78
Acompañémoslo, presentémosle a su maestra y luego
despidámonos
79
Al recoger al niño, debemos saludarlo con alegría, sin mimarlo,
y platicar con él acerca de lo que pasó durante la mañana.
No olvidemos felicitarlo por lo que logró: ya es un niño grande.
Incluso si nuestro niño estuvo contento en la escuela,
al día siguiente puede encontrar difícil el momento de
la despedida
Si sólo se trata de ese momento, no debemos tomar demasiado
en serio sus lágrimas pasajeras. Lo más probable es que,
una vez que comiencen las actividades del día, el niño se
olvide de sus papás y se integre al grupo.
Sin embargo, será necesario observar la intensidad de su
llanto y descartar cualquier situación penosa para él. ¿Otro
niño lo molesta o lo golpea? ¿Se siente incompetente? ¿No
logra entenderse con su maestra? ¿Le está afectando alguna
circunstancia difícil en la familia como el nacimiento de un
hermanito o tensiones entre sus padres?
Si el niño no quiere ir a la escuela y en las mañanas le duele
la cabeza o el estómago, es necesario hablar con su maestra
y hacerle ver con claridad que, para nosotros, es fundamental
que nuestro hijo disfrute la escuela.
Pero no debemos aceptar que el pequeño deje de asistir a
clases a menos que veamos que definitivamente no está
maduro o que se siente muy angustiado, y decidamos esperar
hasta el siguiente ciclo escolar para volver a inscribirlo,
siempre y cuando no lo privemos de la educación que requiere
a su edad.
Aun si nuestro hijo se ha adaptado bien a la escuela,
puede ser que en casa necesite dar un paso atrás
Si el niño despierta en la noche, hace berrinches, come mal
o no quiere vestirse solo, es posible que sea tan difícil lo que
está viviendo en la escuela que quisiera que en casa todo
fuera más sencillo. Podemos darle permiso de explotar, dejarlo
portarse como un bebé, hacerlo sentir en un lugar seguro y
amoroso donde se sienta aceptado.
Si no lo presionamos, pronto será capaz de gozar y aprovechar
las oportunidades de experimentar, jugar y aprender lo que
le brinda la escuela.
No hay que alargar la despedida con
miradas preocupadas
Cuando llore demasiado averigüemos si otro
niño lo molesta o lo golpea
Platíquele sobre lo divertido que será
aprender
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Prepare a su niño para la entrada a la escuela. Platique
con él sobre lo divertido e importante que será aprender
lo que ahí le enseñan.
Antes de que empiecen las clases, llévelo de visita para
que conozca el edificio. Preséntelo con su maestra y con
el personal de la escuela, enséñele su salón de clases, el
lugar donde están los baños y los lugares de juego.
Planee y organice los horarios y rutinas para que el niño
y usted se sientan tranquilos en el momento de llegar a
la escuela.
El primer día de clases, acompáñelo, déjelo con su maestra
y despídase rápidamente.
Aclare a su hijo a qué hora volverá por él y no llegue
tarde a recogerlo.
Hable con su maestra cada vez que pueda para saber
cómo se integra su hijo a las actividades escolares y a
sus compañeros.
Si el niño se resiste a ir a la escuela, no se desanime, es
importante la constancia.
Si lo nota angustiado, investigue si existe en la escuela
una situación penosa para él. No deje de resolverla.
Vista a su hijo con ropa cómoda: pantalones que pueda
subir y bajar, zapatos para meter y sacar, chamarra o
suéter fáciles de desabotonar y marcados con su nombre.
Prepare con su hijo el almuerzo que llevará a la escuela;
a los niños les gusta cooperar y decidir.
80
Preséntela con su maestra y con el personal
Hable con su maestra cada vez que pueda
Si se resiste, no se desanime
Cuando llega a la edad preescolar, el niño
está listo para habitar un mundo más
extenso que el que representa su familia
En la escuela el niño adquiere nuevos
conocimientos, aprende a adaptarse y a
desarrollar habilidades sociales, a formar parte
de un grupo, a trabajar en equipo y a hacer
amigos.
El preescolar le da experiencias y opor-
tunidades que son difíciles de tener en casa:
un espacio amplio para correr, juegos como
resbaladillas y columpios, materiales especiales
para favorecer el aprendizaje, elementos
variados para construir y crear.
En el preescolar el niño adquiere hábitos
que facilitan su aprendizaje
El orden físico del lugar y la organización del
tiempo le ayudan a trabajar y aprender con
mayor facilidad. La escuela exige al niño
competencias que complementan las que ha
desarrollado en casa: tiene que concentrarse
y poner atención, estarse quieto, entender,
recordar, seguir instrucciones, respetar horarios
y someterse a una disciplina.
En la escuela el niño aprende a ser miembro de su cultura y de su país
Este es uno de los objetivos más importantes de la escuela: darle al niño la educación que es
común a los miembros de su misma cultura; ofrecerle los aprendizajes básicos de lenguaje,
lectura y escritura, de historia, de matemáticas y de la vida en relación con la naturaleza y con
su medio social. En el preescolar comienza a formarse la identidad comunitaria y nacional del
niño.
Un buen preescolar apoya al niño en el desenvolvimiento de sus capacidades:
• Desarrolla su destreza física. La danza y los juegos que involucran movimientos corporales,
cada vez más complejos, lo preparan para el deporte. También emplea su habilidad manual
para realizar diversas actividades, armar rompecabezas, construir con diferentes materiales y
más tarde escribir.
• Enriquece su expresión creativa. Respeta su trabajo personal y sus ideas para animarlo
a seguir manifestándose con espontaneidad. El niño juega, dibuja, modela, hace música, cada
vez con mayor libertad.
• Lo ayuda a entender mejor el medio que le rodea. En la escuela, la comprensión del
niño se va extendiendo en círculos cada vez más amplios. Desarrolla valores, conocimientos
y habilidades útiles para observar, entender y cuidar su ambiente natural, para convivir con
otros y participar en proyectos grupales.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Sabe usted qué hace su hijo en la escuela? ¿La disfruta?
¿Los retos que le propone son estimulantes y alcanzables para él?
¿Qué habilidades trata de desarrollar la escuela en su hijo? ¿Qué aprende?
¿Cómo son los juegos organizados por la maestra? ¿Y el recreo?
XI. ¿Qué aprende el niño
en el preescolar?
81
Guía de Padres
La escuela preescolar colabora en la formación del niño
• Estimula el uso del lenguaje. En el preescolar, el niño
tiene que hablar y escuchar. Su vocabulario se enriquece al
jugar con los compañeros, al escuchar a su maestra leerle
o narrarle cuentos, al cantar canciones o aprender poemas.
Cualquier asunto puede ser tema de conversación: las fiestas
de la comunidad, las frutas de la estación, los animales o las
nubes. Hablar y escuchar lo prepara para la lectura y la
escritura.
• Inicia al niño en sus primeros contactos formales
con las letras y los números. No se trata tanto de enseñarle
a leer sino de ponerlo en relación y despertar su interés por
el lenguaje escrito. Se trata también de introducirlo en el
mundo de las matemáticas descubriendo relaciones entre los
objetos: en qué se parecen, en qué son diferentes, cómo
ordenarlos o cómo contarlos.
El preescolar prepara al niño para la primaria, forma su mente
y sus actitudes hacia el conocimiento.
En esta etapa es importante lo que el niño aprende,
pero mucho más su entusiasmo por saber y
experimentar
Cuando promovemos el aprendizaje del niño en edad preescolar
le abrimos enormes posibilidades para desarrollar su
inteligencia.
El trabajo del maestro es estimular su pensamiento, animarlo
a observar y preguntar; ofrecerle experiencias diversas para
percibir con los sentidos, utilizar las manos, los ojos, los oídos
y la voz; desarrollar su imaginación, creatividad y sociabilidad.
El trabajo de los padres es darle estímulos que refuercen y
amplíen los conocimientos y destrezas que le propone la
escuela y ayudarlo a sentirse seguro, capaz, satisfecho e
interesado.
Escuela y familia trabajamos juntos en
favor del niño
Padres y maestros necesitamos establecer
una relación armoniosa, comunicarnos y
apoyarnos mutuamente para que el niño se
sienta tranquilo y aprenda sin problemas.
Nuestro hijo debe saber que sus padres y su
maestro trabajamos juntos para que la escuela
sea agradable e interesante para él.
Es conveniente hacer alianzas con el maestro,
mantenernos al tanto de los avances de
nuestro hijo y colaborar en las actividades
escolares.
Nunca debemos hablar mal de los maestros
con nuestro hijo ni avalar las quejas del niño
a menos que lo notemos angustiado o
sospechemos de alguna situación grave, lo
cual es indispensable atender y resolver de
inmediato.
Los padres somos los principales
responsables del desarrollo y bienestar
de nuestro hijo.
Nuestro hijo debe saber que sus padres y
su maestra trabajamos juntos
Padres y maestros necesitamos establecer
una relación armoniosa
82
Los padres somos los responsables de su desarrollo
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Piense cómo puede ayudar a su hijo a disfrutar y aprovechar
mejor la escuela.
Trate de averiguar qué hace su hijo en la escuela. Juegue
con él a la “escuelita”, pídale que dibuje a su maestra y
a sus compañeros. Que él se dibuje en la escuela. Observe
si dibuja una situación agradable o desagradable.
Hable con los maestros y con el director para saber qué
piensan y cómo trabajan.
Infórmese sobre lo que aprende su niño en la escuela
para reforzar esos aprendizajes en casa.
No regañe ni haga sentir mal al niño antes de dejarlo en
la escuela.
Nunca hable mal de la escuela o de la maestra con su
hijo.
Hable con el maestro, exprese sus dudas y explíquele
cómo va desarrollándose su hijo.
Nunca deje de resolver las situaciones difíciles que su
niño vive en el ambiente escolar. Hable con el maestro y
con las autoridades de la escuela.
83
Hable con la maestra, exprese sus dudasNo regañe al niño antes de dejarlo en la
escuela
Juegue con ella a la “escuelita”
Piensen cómo ayudarlo a disfrutar la escuela
Nunca es demasiado pronto para leer un libro a su niño o a su niña
El bebé tiene una asombrosa capacidad de aprender. En sus primeros años no sólo adquiere
el lenguaje sino las actitudes y las maneras de relacionarse con el mundo de la palabra.
Para que la lectura llegue a formar parte de la vida del niño hay que empezar cuanto antes.
Los arrullos y las canciones para bebés son la puerta de entrada a la poesía. Cuando compartimos
la lectura con nuestro hijo, él va a relacionarla siempre con nuestra voz, con momentos de
intimidad y bienestar. Y es muy probable que cuando crezca quiera leer por su cuenta y disfrute
los libros, pues los ha conocido no sólo con su mente sino también con sus emociones.
En sus primeros años, los pequeños no saben leer las palabras pero sí pueden descubrir
la diversión, la alegría, la emoción y los conocimientos que encierran los libros
Cuando el bebé ya se sienta, le encanta que sus papás le enseñemos libros con imágenes, que
le hablemos sobre los dibujos, que le leamos cuentos. Es natural que él quiera jugar con los
libros, por eso tienen que ser resistentes: de tela, cartón o plástico.
Muchas familias no tienen libros en casa
En ese caso es importante buscar la manera de conseguirlos o bien de hacerlos. Un libro de
tela, dibujado por papá o bordado por mamá, le resulta muy atractivo pues puede tomarlo con
sus manitas y llevárselo a la boca sin peligro de lastimarse o de romperlo; fotos de revistas
pegadas en pequeñas piezas de cartón y unidas con un listón o una agujeta forman un libro
con estímulos interesantes.
Podríamos visitar bibliotecas públicas y solicitar préstamos en la sección infantil. En los Libros
de Texto Gratuito aparecen cuentos apropiados para los niños pequeños con imágenes llenas
de color. Vale la pena pedirlos a los niños que puedan prestarlos.
Algunos educadores han observado cuáles son los libros que más les gustan a los
niños pequeños:
• Libros de imágenes en tela, plástico o cartón.
• Libros para jugar: con agujeros, ventanitas, formas divertidas, con piezas que se levantan
y se mueven.
• Libros que estimulan sus sentidos con sonidos, texturas u olores.
• Libros con historias muy sencillas sobre lo que vive el niño cotidianamente: comer, dormir,
pasear, jugar.
• Libros con información breve que interese al niño: letras, números, animales o colores.
• Libros de poesía con rimas, arrullos, canciones o repeticiones que le permiten adivinar qué
va a pasar.
• Libros de cuentos.
Los niños que han estado en contacto con los libros y han escuchado historias
desarrollan mayor interés y facilidad para aprender a leer y escribir
Cuando llegan a la escuela, ya se han dado cuenta de que el lenguaje escrito es una forma
de comunicación: que la escritura sirve para decir algo a alguien y la lectura para enterarnos
Guía de Padres
XII. El placer de la lectura
antes de saber leer
84
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Cuando descubrimos el placer de la lectura entramos en un proceso que no termina
nunca. Los libros se convierten en compañeros de las horas tristes y de las alegres,
hacen nuestro conocimiento más profundo, nuestra vida más completa y más grata.
¿Para qué utiliza usted la lectura en casa y en el trabajo? ¿Qué escribe usted con más
frecuencia: recados, recetas, cartas, notas?
Revise los libros que tiene en casa. ¿Los ha leído? ¿Cuáles fueron los libros favoritos
en su niñez?
¿Lee usted cuentos a su hijo? ¿Disfruta hacerlo? ¿Sabe cuáles son los libros que más
le gustan a su niño?
85
de lo que dice otro; ya saben que los libros se abren, que se
pasan las páginas una por una, que es necesario saber leer
para entender la historia y que los libros contienen temas
interesantes y divertidos.
El gusto por la lectura se va formando después de
muchos encuentros agradables con los libros
Leerle al niño es la mejor manera de alimentar su deseo de
leer él solo.
Al relatar o leerle una historia, juguemos a hacer los papeles
de cada uno de los personajes como si fuéramos actores.
Vale la pena atrevernos a hablar a veces con voz grave o
aguda, subir o bajar el volumen, producir ruidos y efectos
sonoros. De lo que se trata es de divertirnos juntos. Aunque
no lo hagamos de manera profesional, a nuestro hijo le
parecerá fascinante escucharnos.
En ocasiones, un cuento se convierte en su favorito. Cuando
terminamos de leerlo quiere escucharlo de nuevo, y al día
siguiente, igual. Démosle gusto, pero también presentémosle
historias nuevas. Lo único que no hay que hacer es forzar la
lectura. Si el pequeño está cansado, distraído o inquieto, es
mejor dejar el libro para un momento más adecuado. Leer
debe ser siempre divertido.
La vida de todos los días nos da innumerables
oportunidades para jugar con la lectura y la escritura
Podemos aprovechar las letras que llegan de todas partes.
Aun cuando el niño no sepa leer, es capaz de decir: “Mira
mamá, ahí dice metro”, señalando un anuncio en la calle, o
contar una historia completa a partir de los dibujos de un
libro de cuentos.
Podemos animarlo a que escoja en la tienda su dulce favorito
a partir de la etiqueta, mandarle una carta o dejar notitas
agradables en su cama antes de dormir, colocar un cartón
con su nombre junto con la ropa que se va a poner, adornar
la mesa poniendo en los lugares una tarjeta con el nombre
de cada uno de los miembros de la familia.
Darle papel y lápiz para que él dibuje y “escriba”. Los garabatos
son sus primeras letras y él se sentirá orgulloso si ve sus
dibujos o sus “letras” pegados en la pared, y luego guardados
en la caja de recuerdos.
La lectura y la escritura son dos caras de la misma
moneda, igual que escuchar y hablar
Es importante fomentar y disfrutar ambas. Así, en la escuela,
el niño no verá las letras como una pesada obligación sino
como la llave para entrar por su cuenta a esos mundos que
ha visitado de la mano de sus papás.
El niño y su familia están rodeados de mensajes escritos
Leerle al niño es la mejor manera de
alimentar su deseo de leer él solo
METROALTOALTOALTO
Léale el mismo cuento las veces que quiera
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Observe si en casa tiene libros adecuados para su hijo.
Invente juegos en los que use el lenguaje escrito.
Busque con su hijo objetos en los que aparezcan letras
o palabras: envases de aceite o de jabón, letreros con la
ruta del autobús o con el nombre de la calle.
Pida a su niño que él “lea” el libro. No importa que no
sepa leer, lo importante es que se acostumbre a manejarlo
y entienda de qué se trata.
No trate de enseñarle a leer. Sólo hágale descubrir que
la lectura es una actividad agradable y divertida.
Lea a su niño libros de diferentes tipos.
Observe las reacciones de su niño mientras lee. Es una
oportunidad excelente para conocerlo mejor.
Léale el mismo cuento todas las veces que él se lo pida.
A él le encantan las repeticiones.
Establezca un momento del día para leer a su niño: al
irse a dormir, antes o después de comer o cuando le
acomode a usted.
Lleve un libro cuando vaya de visita, a un viaje o al doctor.
Es un recurso para entretener al niño y para hacer algo
interesante en tiempos de espera.
No lea a su niño un libro que usted no conozca, a veces
puede haber sorpresas.
No le explique a su hijo cada palabra del cuento que le
está leyendo.
Permítale tocar los libros.
No lo obligue nunca a escuchar un cuento.
Permita a su hijo elegir los libros, tomarlos y guardarlos.
Visite la biblioteca pública, ahí podrá encontrar muchos
libros para leer a su niño.
Diviértase leyendo.
86
Invente juegos en los que use el lenguaje
escrito
Lleve un libro cuando vaya a un viaje o al
doctor
No lo obligue nunca a escuchar un cuento
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G1 segundaparte

  • 1. Aprender a conocer no significa adquirir un gran número de conocimientos sino aprender a aprender Quiere decir desarrollar la inteligencia para comprender el mundo, ser capaz de actuar en él y comunicarse con los demás. Desde que nace, el bebé empieza a interesarse por las cosas y las personas que le rodean A medida que crece y es estimulado con las experiencias de todos los días, con nuestras palabras y nuestro afecto, el interés se hace más amplio. El niño posee un impulso natural hacia el conocimiento que lo anima a explorar activamente su entorno. Nuestra responsabilidad es construir sobre ese impulso, crear situaciones en las que nuestro hijo pueda practicar y perfeccionar sus habilidades y facilitarle la mayor cantidad posible de experiencias en las que use las manos, los oídos, los ojos. El pensamiento del niño pequeño se basa en lo que percibe con sus sentidos y en las acciones que realiza con su cuerpo En esta etapa, su mente no puede ir más allá de su experiencia. Su inteligencia se despliega con todo lo que vea, toque, escuche o saboree. El niño no quiere que otros le enseñemos, necesita relacionarse directamente con las cosas y disfrutar lo que aprende de ellas por sí mismo. 47 Guía de Padres APRENDER A CONOCER Y A HACER En los primeros años, el niño desarrolla la capacidad de aprender y la actitud hacia el conocimiento que lo van a acompañar el resto de su vida Los padres tenemos la gran oportunidad de enseñarle que aprender es divertido, que si está atento, el mundo es una constante sorpresa. Podemos transmitirle el placer de comprender, conocer, investigar y relacionarse con el mundo y las personas. Una conquista prodigiosa que hace el niño en sus primeros años es el lenguaje El lenguaje es un sistema de símbolos con una estructura muy compleja. El niño no sólo aprende palabras sino diferentes maneras de ordenarlas y transformarlas según lo que quiera expresar. En cuanto comienza a hablar, va a acelerarse el desarrollo de su imaginación, su razonamiento y su memoria; desde ese momento, la mayor parte de su aprendizaje y de su comunicación con los demás va a depender del lenguaje. El apoyo más significativo que tenemos los padres en la tarea de educar a nuestro hijo es la escuela A los maestros les confiamos y les debemos una importantísima parte de su formación y de su desarrollo intelectual y social. Para que este apoyo beneficie a nuestro hijo de una manera más completa, padres y maestros debemos formar un verdadero equipo, ayudarnos unos de otros pues compartimos una meta común: dar al niño la mejor educación posible. Enseñar a un niño a conocer es ayudarlo a desarrollar una habilidad básica, es darle las herramientas que le permitirán seguir aprendiendo toda su vida.
  • 2. Guía de Padres 48 I. El desarrollo del niño EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Qué sabe usted sobre el desarrollo de los niños? ¿Qué hace para estimular a su hijo? ¿Qué es lo que más disfruta al verlo crecer y desarrollarse? El desarrollo es algo natural y espontáneo pero no es sencillo ni es igual en todos los niños Al nacer, el bebé ya tiene una manera de ser y unas capacidades personales que se manifestarán de acuerdo con las experiencias que vaya encontrando en su camino. Los niños deben pasar por las mismas etapas en el aprendizaje, pero unos lo harán un poco antes y otros un poco después. No podemos hacer avanzar a nuestro hijo si él no está preparado, pero sí podemos ayudarlo a aprovechar cada momento de su desarrollo. Los padres debemos comprender y respetar las cualidades únicas y el ritmo de nuestro hijo Algunos niños son tranquilos, otros inquietos, hay niños sensibles, otros sociables, o una mezcla de varias características. Unos son rápidos para aprender, otros requieren más tiempo. Unos son buenos para imaginar cosas y otros para actuarlas. No es útil comparar a nuestro hijo ni preocuparnos porque es diferente a otros niños, pero sí necesitamos saber a qué edad aproximada los niños logran cierto control de su cuerpo y cuándo son capaces de dominar un aprendizaje. Los padres necesitamos información sobre el desarrollo infantil para aprender a observar a nuestro hijo Los libros sirven para informarnos sobre lo que podemos esperar en las diferentes etapas y así poder apoyar al niño en cada paso de su crecimiento sin protegerlo demasiado ni exigirle lo que no puede hacer. Los libros también nos hacen sentir tranquilos al darnos cuenta de que nuestro hijo pasa por un desarrollo natural o, si es el caso, nos ayudan a reconocer qué tan grande es la diferencia entre el desempeño de la mayoría de los niños a cierta edad y lo que puede hacer nuestro hijo: si está adelantado respecto a su edad o bien si requiere una atención particular para ponerse al corriente. Muchos niños necesitan cuidados especiales para avanzar en ciertas habilidades. Mientras más pronto lo sepamos y busquemos la ayuda de personas profesionales, más rápido logrará solucionar la dificultad y seguir adelante. Una expresión del amor a nuestro niño es desarrollar la sensibilidad para ponerle atención, apreciarlo y entender que se encuentra en un largo y complejo proceso de formación Al observarlo y escucharlo, al darle la mano para que avance a su paso con seguridad, al disfrutar sus logros de cada día, estamos colocando los cimientos de una persona capaz, responsable y feliz. Si alentamos y gozamos su crecimiento junto con él, estaremos asegurando su capacidad para disfrutar, aprender, descubrir e imaginar. El desarrollo no es igual en todos los niños
  • 3. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Infórmese sobre el desarrollo de los niños, pero adapte lo que dicen los libros u otras personas a lo que su hijo requiere. Observe al niño con cuidado y pregúntese siempre por qué hace lo que hace, qué le gusta y qué necesita. No compare a su hijo con otros niños. Acéptelo y disfrute su ritmo de desarrollo. Aun cuando su hijo es único, hay momentos de su crecimiento en que debe dominar ciertas habilidades. Entérese cuáles son y, si el niño no ha logrado desarrollarlas, pida ayuda a un especialista. 49 No compare a su hijo con otros niños Observe al niño con atención Infórmese sobre las etapas de su desarrollo Hay etapas en las que debe dominar ciertas habilidades
  • 4. El niño pequeño desarrolla su inteligencia aprendiendo a mover y controlar su cuerpo. El cuerpo y la mente son inseparables en su aprendizaje La mayoría de los movimientos del bebé recién nacido, como succionar el pecho de su mamá o tomar la mano de su papá, son reflejos, es decir, son acciones que hace sin querer, no dependen de su voluntad. A medida que crece, algunos reflejos van desapareciendo y el bebé empieza a controlar sus movimientos, va organizando su cerebro para manejar su cuerpo como él desea. Aunque cada bebé tiene su estilo y su ritmo, el desarrollo sigue un orden en todos los niños El desarrollo del control del cuerpo va de la cabeza a los pies e implica desde comer hasta caminar. Para el bebé, cada paso que da en el manejo de su cuerpo es un enorme logro y le sirve para investigar el mundo y para saber quién es él, cuáles son sus capacidades y cuáles sus límites. Desde el nacimiento, el bebé es un ser activo y atento que responde a los estímulos Un estímulo es todo aquello que podemos percibir a través de los órganos de los sentidos y que nos relaciona con el mundo. En cuanto nace, el bebé se expone a una enorme cantidad de sensaciones. De inmediato reacciona a ellas para entender, controlar y adaptarse a un medio ambiente nuevo y complejo. Tiene una gran sensibilidad: se asusta con los movimientos bruscos, con los ruidos intensos y le molestan las luces brillantes. A medida que crece, el niño se interesa cada vez más por su entorno, por lo nuevo y cambiante Los periodos en que está despierto son más largos y entonces vale la pena estimular sus sentidos con experiencias variadas. 50 Guía de Padres II. Del nacimiento a los dos años. Ejercitar el cuerpo para desarrollar la inteligencia EJERCICIO DE REFLEXIÓN Al estar atento a los cambios que van ocurriendo en el desarrollo de su hijo podrá conocerlo mejor, ayudarlo a crecer y disfrutarlo más. Como se sugiere en el ejercicio del primer capítulo de la Guía, vaya registrando en un cuaderno los avances y las “gracias” de su niño. Anote la fecha, el lugar y lo que hizo. Por lo menos una vez a la semana encuentre algo que valga la pena resaltar. Este cuaderno le servirá para constatar avances, y más adelante puede ser divertido leerlo con él. Seguramente sentirá que las palabras que usted escribió son una muestra de su interés y amor. El niño pequeño desarrolla su inteligencia aprendiendo a mover su cuerpo
  • 5. 51 A continuación encontrará usted dos columnas. A la izquierda, se presenta una descripción del desarrollo del niño en cada etapa. A la derecha, algunas sugerencias de los estímulos que usted puede ofrecerle. Al nacer el bebé percibe el sonido con claridad. Le encanta la voz de su mamá y sus cantos y arrullos. Ve bastante bien pero sólo puede enfocar a unos veinte centímetros de sus ojos, justo la distancia de la cara de su mamá cuando lo tiene en brazos y le da de comer. El gusto y el olfato son dos sentidos que están muy relacionados y bien desarrollados al nacer. El recién nacido es capaz de encontrar cualquier objeto que roce sus labios y luego succionarlo. La piel es el órgano de los sentidos más grande de todo el cuerpo y es fundamental para el desarrollo del bebé. Al mes y medio sonríe, mueve los brazos y piernas con fuerza y, si está boca abajo, puede sostener la cabeza unos momentos. Mira con atención los objetos con bordes definidos, como dibujos en blanco y negro. A los dos meses puede ver con claridad su propia mano, pasa horas mirándola y dándole la vuelta. A veces la mete a la boca pues eso le causa un gran bienestar. Ya responde con ruiditos a las palabras, canciones o juegos de sus papás. A los tres meses mira los objetos por periodos largos, pero ya no se conforma sólo con mirar. Ahora el bebé es capaz de ver un objeto, alcanzarlo y tocarlo. Todo al mismo tiempo. Es un avance muy grande. Desde ahora sabe que él puede producir un efecto sobre los objetos: los mueve, los hace sonar, los cambia de lugar. A los cuatro meses el bebé quiere más y más acción, se ha convertido en un pequeño torbellino. Cuando usted lo baña o lo cambia, él quiere investigar y se mueve de un lado a otro. Gracias al desarrollo de los sentidos y al mayor control de movimientos, sus posibilidades de juego se amplían enormemente. Ahora ya puede tomar un objeto con la palma de la mano. A partir de los cinco meses el bebé empieza a aprender a sentarse. Al principio se sienta con la espalda encorvada y las dos manos en el suelo para sostenerse. No puede cambiar de postura, si quita un brazo se cae. Van a pasar varios meses hasta que logre sentarse solo. Para el recién nacido, sus padres son la fuente más rica de experiencias. Háblele constantemente y cántele canciones de cuna. No es necesario estimularlo con juguetes hasta después de cumplir el mes. La cara de sus papás es lo que más le atrae. Cuando lo cargue, sonríale y devuélvale la mirada. El pecho de su mamá o el biberón es el mejor estímulo para su boca. Tocar y acariciar al bebé, cargarlo y moverlo, son estímulos muy importantes para su desarrollo, pues lo ayudan a orientarse y conocer su cuerpo. Es bueno apretar ligeramente los dedos de pies y manos, mover sus piernas y brazos, frotar su espalda con suavidad, acariciar su cara. Dibuje con marcador negro algunas figuras simples como círculos, espirales, cuadrados y sobre todo caras. Póngalos a la vista del bebé y vaya cambiándolos. Ahora también le atraen los colores vivos y los objetos que se mueven. Ponga al alcance de su vista objetos de colores vivos que tenga a la mano. Para él todo es nuevo e interesante. Cante y hable a su bebé. Estimule todos sus sentidos. Sería un desperdicio enorme para su inteligencia dejar que el bebé se aburriera en su cuna. Cuelgue objetos de diferentes formas y colores para que los toque; póngalo sobre una colchita hecha con telas de diferentes colores y texturas: unas suaves, otras ásperas, unas gruesas, otras finas; llévelo con usted a distintos sitios de la casa y fuera de la casa. El bebé necesita atención todo el tiempo. Nunca debe dejarse solo sobre la cama y mucho menos en la tina de baño. La hora del baño es un tiempo ideal para jugar con él. Usted debe estar tranquilo para que pueda disfrutarlo junto con su niño. Ponga a su alrededor dibujos, colores, móviles hechos con lo que tenga a mano. Proporciónele objetos de distintos materiales; permita que toque agua, arena, semillas, telas, juguetes; que escuche sonidos variados: música, sonajas, canciones, juegos con palabras, ritmo y movimiento. Sáquelo al campo, al mercado, a casa de familiares y amigos. Usted puede animar a su bebé a sentarse si lo toma de los brazos con firmeza y suavidad, hasta que se incorpore. ¿Cómo se desarrolla el bebé en el primer año? ¿Qué puede hacer para favorecer el desarrollo de su niño?
  • 6. 52 Sus manos se vuelven más y más útiles. Aprende a soltar un objeto y entonces puede pasar las cosas de una mano a otra: esto es un gran paso para poder jugar. Además de tocar, le gusta meterse a la boca lo que encuentra, es otra manera de conocer las cosas. A los seis meses el bebé descubre que puede moverse de un lado a otro. Al principio, si está sobre su estómago, tratará de impulsarse hacia adelante pero muchas veces se irá para atrás. Entonces puede desesperarse y llorar. A los siete meses su espalda es más fuerte y ya no necesita los brazos como apoyo para sentarse. Es capaz de estar sentado un rato y jugar con un juguete tras otro. Los arroja al suelo y mira a su mamá o papá para que los recoja. Tirarlos le sirve para aprender cómo son las cosas: unas suenan, otras rebotan y algunas se rompen. Le gusta verse en el espejo y también los juegos de imitación: copiar acciones, gestos y sonidos. En esta etapa aprende algo muy importante para el desarrollo de su mente: que un objeto no deja de existir por estar escondido y porque no lo pueda ver en ese momento. Su memoria se está ejercitando. A los ocho meses se sienta con más seguridad y puede mover el cuerpo de un lado a otro. Empieza a poder levantarse en caso de que se caiga. Un nuevo avance es que separa los dedos pulgar e índice y los usa en forma de pinza para tomar objetos pequeños. Esto es un signo de inteligencia. El bebé se entusiasma explorando el mundo con los dedos, los usa para investigar las caras de las personas, mete el dedo en la boca, la nariz o las orejas. Recoge del suelo todas esas basuritas que nadie más ve, todo le llama la atención y todo se lleva a la boca. También mete el dedo en cualquier agujero que encuentra, incluso los Ofrezca al bebé juguetes que pueda manipular. Tenga cuidado de no dejar a su alcance objetos pequeños con los que pueda asfixiarse. Déjelo que pruebe varias veces y después, ponga una mano en la planta del pie del bebé para que se empuje y pueda avanzar. Es buena idea amarrar los juguetes con un cordel corto y suave que no pueda enredarse en su cuello. Está bien poner límites a este juego de tirar las cosas pero no regañe al bebé, es su manera de conocer el mundo. Desde el primer año de vida un muñeco puede ser un juguete muy útil para el desarrollo de sus emociones y de su lenguaje. Usted mismo puede fabricarlo con pedazos de tela. Empieza el tiempo ideal para los juegos como Tengo manita, no tengo manita, Tortillitas de manteca, Que se le cae la mano a la negra y otros. Juegue con su bebé a esconder y encontrar cosas debajo de una sábana o de un trapo. Otro juego es esconderse para aparecer quitándose la cobija de la cara. Esta habilidad depende de cuánto le haya permitido jugar y estar sentado. Anímelo a hacerlo. Para los papás es una época difícil en la que tienen que volver a acomodar su casa y su vida. Hay que proteger al niño de su curiosidad pues no es posible vigilarlo cada segundo. A ratos conviene ponerlo en un corral, pero es mejor que esté a sus anchas en un cuarto seguro y atractivo. Quite las cosas rompibles o peligrosas: medicinas, jabones, venenos (los bebés encuentran todo); bloquee las escaleras con una reja (arriba y abajo); no le permita acercarse a las ventanas ni a ningún depósito de agua. Nunca lo deje solo ¿Cómo se desarrolla el bebé en el primer año? ¿Qué puede hacer para favorecer el desarrollo de su niño? No poder hacer las cosas a la primera lo impulsa a aprender Sea un aliado en el desarrollo de su hijo
  • 7. 53 contactos eléctricos. Es necesario tener mucho cuidado para prevenir accidentes. En este periodo también aprende a gatear, otro gran paso hacia su independencia. Todavía se va para atrás en vez de ir hacia delante y a veces se enoja y llora, pero después de ensayar una y otra vez, lo consigue con gran satisfacción. A los 9 meses ya no le gusta que lo carguen, prefiere estar en el suelo. Es rebelde y desorganizado porque está preparando nuevas habilidades. Ahora, el pequeño por fin puede pararse. Cualquier cosa le sirve para sostenerse: una mesa, una silla, la cama. Estar de pie es lo que más le interesa y lo prefiere a cualquier otro juego. No soporta que le estorben: cuando usted trata de sentarlo o acostarlo él protesta y llora. Pero lo que de verdad quiere es moverse. Camina agarrado de los muebles. ¡Puede trasladarse de un sitio a otro! A los diez meses se interesa por cualquier cosa que se abra y se cierre, o que pueda colocarse dentro de otra. Intenta guardar objetos en distintos recipientes. Al año empieza a caminar, un salto enorme en su desarrollo. Aunque se ha preparado durante mucho tiempo, necesita un gran valor para soltarse y arriesgarse a dar sus primeros pasos. Se va a caer muchas veces pero cuando lo consiga, su cara se va a iluminar de satisfacción. Caminar es lo importante, lo demás no le interesa. Cuando sus pies se apoyan en el suelo, cambia su visión del mundo. El niño se convierte en un explorador. Su curiosidad lo lleva a tocar todo lo que encuentra, a investigarlo y probarlo. Está aprendiendo cómo es el mundo y poniendo a funcionar su inteligencia. El pequeño disfruta la nueva independencia, pero también le da miedo; quiere alejarse de sus padres pero teme perderlos de vista. Se vuelve rebelde, quiere hacer su voluntad, empieza a desobedecer y a hacer berrinches. en la tina del baño, ni siquiera un momento: puede tragar agua o ahogarse. Nunca deje la tina o una cubeta llena de agua. Permítale gatear todo lo que quiera. Si no puede hacerlo o se cae, consuélelo pero no le ayude de más. Deje que él se esfuerce. Anímelo a perseguir y empujar objetos como carritos o animales con ruedas. Una pelota ligera es un juguete ideal de aquí en adelante. Tome a su niño de la mano para que empiece a caminar. Si tiene un carrito alto o una silla con ruedas déselo para que lo empuje. Eso le va a dar seguridad. Cuando ha conquistado la libertad de moverse, el bebé necesita aprender dónde está el peligro. Hay que estar siempre atentos y empezar a ponerle límites para evitar que se lastime. Déle envases de plástico y objetos —no peligrosos— para que los meta y los saque. Una cubeta de plástico es ideal para llenarla de muchas cosas diferentes, una caja grande de cartón puede ser fascinante para el pequeño. Es ideal que aprenda a caminar descalzo. Los zapatos sólo son necesarios cuando el suelo es muy frío, caliente o tiene aristas cortantes o filosas. Es necesario estar seguros de que no haya animales que puedan picarlo. Déjelo fuera del corral. El niño necesita un lugar amplio y seguro donde pueda explorar y practicar. Enséñele a subir y bajar escaleras, pero no lo deje solo. En esta etapa es necesario cuidarlo constantemente. El pequeño es incansable, necesita todo el apoyo y la energía de sus padres, así como su paciencia. Es momento de decidir si usted va a vivir diciéndole: “No toques, no hagas, no corras” o si acomoda su casa para que el niño pueda curiosear sin riesgos. Un hogar con demasiadas prohibiciones no facilita el aprendizaje del niño. No se desespere con los cambios de humor de su niño. Si sabe que en este momento su hijo vive un avance extraordinario en su desarrollo, y que existe una relación muy estrecha entre su control de movimientos y sus emociones, podrá comprenderlo y sobre todo disfrutar este periodo junto con él. ¿Cómo se desarrolla el bebé en el primer año? ¿Qué puede hacer para favorecer el desarrollo de su niño?
  • 8. ¿Cómo se desarrolla el bebé en el primer año? ¿Qué puede hacer para favorecer el desarrollo de su niño? Propicie que su hijo conviva con otros niños, llévelo con usted a sitios donde encuentre objetos y personas interesantes. Hable con él y dígale el nombre de las cosas que va encontrando. Así estimulará su lenguaje. Siga jugando con él a las escondidas. Deje que camine, trepe y corra todo lo que quiera, pero vigílelo constantemente. Si él puede, va a tratar de alejarse de usted. En el mercado, en la calle o en cualquier sitio en el que pudiera perderse, tómelo siempre de la mano. Ofrezca a su niño todo tipo de objetos: cacerolas, envases vacíos, campanitas, tapaderas, pelotas —desde las más grandes hasta una pelotita de ping-pong. En este periodo ocurren la mayor parte de los accidentes dentro de la casa. Es importante tener cuidado de no dejar a su alcance medicinas, substancias tóxicas, objetos pequeños que pueda tragar, aparatos, contactos eléctricos y líquidos calientes en la estufa. Es muy importante tener a la mano la dirección o el teléfono del doctor o el centro de salud por si ocurriera una emergencia. Las cajas vacías son buenos juguetes para que las apile o las ponga una dentro de otra. Un bote grande de plástico, una cubeta o una canasta en las que pueda meter y sacar objetos le siguen pareciendo fascinantes. Proporciónele juguetes simples que se desarmen; haga rompecabezas de tres o cuatro piezas recortando fotos de revistas —caras o imágenes sencillas— y pegándolas sobre un cartón. Aproveche la hora del baño o déle una cubeta con agua junto con objetos diferentes para que vea que unos flotan, como la madera; otros absorben el agua, como las esponjas; otros la dejan pasar, como las coladeras. La arena y la tierra tienen cualidades que lo intrigan. Hágalo sentir cómo pasa el agua o la arena entre los dedos, acompáñelo a hacer montecitos, pasteles de lodo, llenar moldes, marcar figuras en el suelo. Excavar es toda una aventura para el niño y sólo necesita una cuchara de metal. En esta etapa le gusta imitar a los demás. Empieza a aprender de los niños mayores pues le interesa más lo que hacen los niños que los adultos. Al año y medio el niño usa su cuerpo cada vez con mayor seguridad y confianza. Ahora necesita más cantidad y variedad de experiencias. Todo lo que pueda ver, tocar, oler, escuchar, es atractivo y excitante para el niño. A medida que madura, quiere saber más y más acerca de los objetos y pone más atención en lo que le rodea. Su curiosidad es muy grande, pero su capacidad de juicio es limitada y no mide el peligro. Todavía usa la boca para investigar y, como no le preocupa el olor o sabor de los objetos, puede beber o comer algo que le haga daño. A partir del año y medio el niño usa menos su cuerpo y más su mente. Al observar un objeto con varias partes que van juntas, en lugar de hacer intentos para armarlo hasta que uno resulte por casualidad, el niño percibe la forma que hace falta y la coloca en su lugar. Si antes separaba las cosas, ahora trata de juntarlas. Cuando era más pequeño le encantaba derribar una torre de cubos; ahora va a colocar un dado encima de otro. El bebé usa instrumentos como cuerdas y varas para lograr lo que quiere. Antes sólo podía empujar los juguetes, ahora empieza a jalarlos. El juego con agua, arena y tierra continuará siendo uno de sus favoritos por varios años más. Llévelo a sitios interesantesAprende de los niños mayores 54
  • 9. Alrededor de los dos años, nuestro hijo alcanza una nueva etapa: deja de ser bebé y empieza a convertirse en niño En esta edad adquiere una gran independencia gracias al dominio de su cuerpo, al avance en el manejo del lenguaje y a un paso muy importante en su desarrollo: el despegar de la imaginación. Su mundo se amplía drásticamente. El desarrollo de su memoria le permite conservar en la mente las imágenes de objetos o personas que no están presentes. Su imaginación las transforma y hace con ellas lo que quiere: puede volar, navegar, convertirse en otro. Imaginar es un proceso indispensable para su desarrollo que lo conducirá al mundo del pensamiento Al año y medio, ya había empezado a usar su mente en lugar de realizar solamente acciones físicas para resolver problemas; ahora, las imágenes que utiliza preparan la formación de los conceptos, que vendrá más adelante. La inteligencia del niño se desarrolla a través de su relación con los objetos, el ambiente y las personas El desarrollo de sus sentidos y su pensamiento dependerá de la variedad y cantidad de estímulos. Nuestro papel como padres es abrirle las puertas del mundo y caminar con él para que lo conozca. Si pensamos con detenimiento en lo que tenemos a nuestro alcance, nos sorprenderá todo lo que podemos hacer con y por nuestro hijo. En esta etapa se da un avance enorme en el desarrollo del lenguaje La vida del niño se transforma cuando es capaz de hablar. Conocer el nombre de las cosas le da un nuevo poder: puede pedir lo que quiere, llamar la atención, comunicar sus necesidades, no sólo a sus padres sino a todos los demás. ¡Ya le entienden! Gracias al lenguaje entra al mundo de los adultos. Estos logros se dan dentro de una batalla en la que el niño se siente inquieto, inseguro y descontrolado Todos los avances en su desarrollo le producen tensión, impaciencia, frustración y malos humores. Le cuesta trabajo dejar lo seguro y avanzar hacia los nuevos desafíos del crecimiento. El pequeño de dos años se mueve constantemente entre dos actitudes opuestas: portarse como bebé para sentirse protegido o correr el riesgo de aprender a ser niño rebelándose contra las imposiciones y ensayando una nueva independencia. Es una transición muy importante en su vida. Su rebeldía permite al niño descubrir quién es él frente a los demás El descubrimiento sólo lo puede hacer desobedeciendo y oponiéndose a sus padres. Imaginar es un proceso indispensable EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Qué hace usted para favorecer el aprendizaje de su hijo? ¿Le da oportunidad de experimentar? ¿Cómo lo entretiene? ¿Dedica tiempo cada día para hablar con su niño? ¿De qué platica con él? ¿Deja que el niño vaya practicando algunas actividades sencillas como comer solo, ponerse alguna prenda de vestir, lavarse las manos, etcétera? 55 Guía de Padres III. Los dos años. El bebé se convierte en niño
  • 10. Por primera vez se ve a sí mismo como un ser único y distinto a los demás. Empieza a comprender lo que significa la palabra “yo”. Darnos cuenta de la trascendencia de este proceso nos da motivos para sentir un gran respeto por nuestro hijo, mucha ternura y más paciencia. Para superar esta etapa, el niño necesita estar centrado en sí mismo Por un tiempo, va a creer que el mundo está hecho para su propio placer y para cumplir su voluntad. Quiere las cosas en el instante y a casi todo contesta: “No”. En ocasiones se muestra exigente y le gusta dar órdenes, pero no soporta que lo manden. Puede explotar con facilidad y cambiar de humor pues tiene que enfrentarse a la diferencia que existe entre lo que él quiere y lo que sucede en realidad. Para ayudar al niño a aprovechar esta crisis los padres tenemos que ser comprensivos y flexibles No es razonable pedir a nuestro hijo de dos años que controle sus impulsos ya que eso lo podría convertir en una persona resentida, conformista o sometida. Tampoco podemos dejar que haga lo que se le antoje pues podría pensar que tiene derecho de pasar sobre los demás. Tenemos que dejar de imponerle cosas que no son importantes y ejercer la autoridad en los asuntos que afecten la vida familiar, los valores y la seguridad del niño. Así aprenderá quién es él pero también que existen ciertos límites cuando vivimos en sociedad. 56 Se muestra exigente y da órdenes Hay que ser comprensivos y flexibles Desobedece y se rebela contra sus padres
  • 11. Las siguientes columnas ofrecen información sobre las características y avances del niño de dos años. La de la izquierda describe los distintos aspectos del desarrollo del niño, la columna de la derecha da algunas sugerencias de los estímulos que pueden ofrecérsele. 57 A los dos años ya sabe comer solo, guardar sus juguetes y ayudar a vestirse, aunque no siempre está dispuesto a hacerlo. Sus ideas sobre el tiempo se han desarrollado a través de las experiencias de todos los días. Sabe que hay una hora para jugar, para comer, para bañarse y para dormir. Maneja bien su cuerpo, se sube y se encarama en donde puede, le encantan los columpios, las resbaladillas, los sube y baja. Le interesan los apagadores de luz, todo lo que cause un efecto que se vea o se oiga. Comienza a entender que una causa produce un efecto. Si patea la pelota espera que ruede, si oprime el botón del radio, sabe que va a escucharlo. Su mente y su cuerpo se desarrollan juntos. Con cada estímulo, el niño amplía su curiosidad y sus deseos de aprender. Es un gran observador. Puede distinguir los pequeños detalles, las diferencias y las cosas que no están en su lugar. Nota si los cubiertos están mal colocados o si hay un error en la historia que le están contando. Es más preciso al identificar colores, formas, tamaños, sonidos y texturas. Le intrigan las cosas que cambian: los árboles, la semilla que germina en un vaso, los animales, el agua. También le gusta ver libros, revistas con fotos de ballenas, de dinosaurios o de cualquier asunto atractivo para él. Un paso enorme en su desarrollo es el juego con la imaginación. El niño ya es capaz de tener en la mente objetos que no están frente a sus ojos, puede recordarlos y pensar en ellos. Gracias a esto es capaz de imaginar y de inventar. Antes imitaba lo que estaba frente a él, pero ahora usa su memoria, copia acciones que ya pasaron. Por ejemplo, carga a un muñeco o le da el biberón como hacían sus padres con él. La simulación (“hacer como que”... come una galleta que no existe, o es el papá del oso de peluche) es una actividad importantísima para la evolución del pensamiento. El niño usa un símbolo, como puede ser una piedra o un palo, para representar algo diferente, como un coche o un caballo. Enseñe a su hijo habilidades prácticas como lavarse las manos, tomar los cubiertos, vestirse solo. Déjelo ser independiente y esforzarse. Aunque se tarde o se enoje cuando no puede, no haga las cosas por él y, sobre todo, tenga paciencia. Con un niño de dos años no es posible ser muy estricto ni tener reglas muy rígidas. Sin embargo, es el momento ideal para fomentar hábitos. Dé a su hijo oportunidad de hacer muchas cosas diferentes: dar vueltas en un caballito, rodar en el pasto húmedo, pintar con los dedos, caminar descalzo, chapotear en el agua, recortar o bailar. Haga el esfuerzo de poner a su alcance objetos interesantes: tambores (o cacerolas), martillos de juguete, rompecabezas sencillos. Los bloques de madera de distintas formas (cubos, triángulos, círculos) sirven para todo: apilar, hacer trenes, levantar torres, ordenar un desfile. Si no puede comprar bloques ya hechos, consiga desperdicios de madera en una carpintería. Córtelos y púlalos bien con una lija para quitarles las astillas. Si quiere puede pintarlos, pero use una pintura que no sea tóxica. Este material puede servirle a su hijo durante varios años de una manera siempre novedosa. El desarrollo de sus sentidos dependerá de la variedad de estímulos que usted le ofrezca. A partir de esta edad, hable con él de temas variados para que sus intereses se hagan más amplios. Comente brevemente pero con exactitud las láminas de un libro, algún aspecto de las plantas, animales y objetos de su entorno. Déjelo en libertad de jugar todo el tiempo que quiera. Acompáñelo y diviértase con sus juegos, vuelva a ser niño, imagine junto con él. Un muñeco puede servir para muchos juegos. Los niños varones necesitan jugar con muñecos suaves para abrazar y cuidar tanto como las niñas y ellas también necesitan manejar carritos, caballos o herramientas. Así, niños y niñas tienen oportunidad de desarrollar todos los aspectos de su personalidad. ¿Qué observar en un niño de dos años? ¿Cómo estimular a su niño en esta edad?
  • 12. 58 Una de las principales tareas del niño de dos años es desarrollar su lenguaje. Ya entiende casi todo lo que se le dice, el número de palabras que usa aumenta enormemente y puede construir frases sencillas. Esto es una señal del avance de su inteligencia. Muchas veces, cuando juega, se habla a sí mismo para poder pensar: “Y ahora voy a abrir la tapa de la caja, y después voy a guardar mi perrito...” Le interesa cualquier tipo de conversación y parece que no va a dejar de preguntar nunca: ¿Qué es eso?” “¿Cómo se hace?” “¿Por qué?” El niño es incapaz de comprender el significado de las palabras que no tienen que ver con su experiencia. Si nunca ha olido una rosa, nadie le puede explicar lo que es el aroma de la flor. Su lenguaje va de la mano de la experiencia. Los muñecos o títeres hechos en la casa estimulan su conversación igual que los libros con historias sencillas. A veces puede usted cansarse de contestar y quisiera que se callara de una vez. En esos momentos piense que mientras más pregunte, más está desarrollando su pensamiento y que las preguntas de su niño son tan importantes como la manera en que usted las conteste. Haga un esfuerzo por responderle lo mejor posible y aproveche para investigar lo que no sabe. Juegue con él a nombrar cosas: “¿Qué tengo escondido en mi mano?”, “¿Cómo se llama eso que está sobre la mesa?”. Hable sobre los objetos con los que el pequeño está jugando, hágale preguntas o plantéele problemas sencillos. Todo lo que rodea al niño puede ser motivo de conversación, pero es necesario que usted sea sensible y esté atento para ayudarle a ampliar su vocabulario y sus conocimientos. ¿Qué observar en un niño de dos años? ¿Cómo estimular a su niño en esta edad? Cuando juega se habla a sí mismo Los muñecos o títeres estimulan su conversación
  • 13. 59 Guía de Padres IV. De los tres a los cinco años. El niño en edad preescolar Las etapas del desarrollo del niño en edad preescolar no son tan fáciles de observar ni se distinguen tan claramente como en los primeros años El desarrollo es más interno y resulta menos dramático. Sin embargo, es notable cómo aumenta el domino de su cuerpo, especialmente su destreza manual; cómo se desenvuelven su lenguaje, su imaginación y su inteligencia. Cuando llega a la edad preescolar, el niño alcanza un mejor equilibrio consigo mismo y con los demás En esta edad, está contento y se siente más seguro. Uno de los factores que le ayudan a adaptarse mejor es el lenguaje. Poder hablar le da la capacidad de expresar con mayor exactitud lo que siente, y por eso mismo puede controlar mejor sus impulsos. El lenguaje es una de las herramientas más poderosas en el desenvolvimiento de las emociones, el pensamiento y la vida social del niño preescolar. Es importante escucharlo, hablar con él; pensar con seriedad qué significan sus preguntas, cómo está entendiendo lo que sucede en su entorno; qué siente, qué desea. Para los padres puede ser un tiempo delicioso de juego, conversación y descubrimientos. El lenguaje y el pensamiento van de la mano del juego del niño Al jugar, el pequeño despliega sus nuevas habilidades: piensa, habla, imagina y crea. Cada día es más capaz de hacer las actividades que tiene en la mente: puede pensar cómo funciona algo y hacerlo funcionar, puede visualizar un color y aplicarlo en el papel, puede imaginar que es un cartero o un doctor y jugar a serlo. Es una época en que necesita estar ocupado. Su mundo inmediato y familiar necesita abrirse, tiene que relacionarse en forma independiente con otras personas, vivir por su cuenta experiencias diferentes. Es el momento de ir a la escuela. Hacer equilibrio sobre barras o rampas Cambiar el orden de su cuarto Probar sabores distintos de los acostumbrados Escuchar música y sonidos diversos Fabricar instrumentos musicales con botellas, cuerdas, cazos y otros objetos Jugar con agua y arena o tierra Ensartar EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Ha realizado su hijo las siguientes actividades? Marque el paréntesis con el color que corresponda: Muchas veces (azul) Pocas veces (amarillo) Nunca (rojo) Recortar Jugar con masa o plastilina Correr Dibujar y pintar Trepar a los árboles Tocar animales Construir con dados, bloques o cajas Armar rompecabezas Coser Observe cuáles actividades están marcadas con rojo. Dé a su niño la oportunidad de realizarlas, observe cómo las disfruta y qué actividades desea volver a hacer. ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
  • 14. Las experiencias en sus primeros años son la base para su desarrollo futuro Las experiencias que viva nuestro hijo en sus primeros años serán la base para su desarrollo futuro Debemos darle libertad para explorar, exponerlo a los estímulos sensoriales e intelectuales que estén a nuestro alcance, redescubrir con él los objetos que tenemos en casa: tocar una lija, oler una fruta, escuchar diferentes tipos de música, escalar una montaña de cojines, visitar a otras personas. Si lo animamos a investigar y lo acompañamos en sus hallazgos es muy probable que desarrolle seguridad, interés, curiosidad y valor para aprender y crecer con los desafíos y las oportunidades. Se requiere generosidad y una fuerte voluntad para ofrecer un sinfín de experiencias a nuestro hijo Los padres vivimos abrumados por actividades que no podemos dejar de atender. Muchas veces estamos cansados o preocupados; nos sentimos solos, frustrados o incapaces. Y sin embargo, hacer el esfuerzo de dedicar un tiempo cada día a aprender, a conversar, a jugar y a disfrutar con nuestro hijo nos puede llenar de esperanza, de gozo y de una nueva energía. 60 Hagamos el esfuerzo de dedicarle tiempo a nuestro hijo
  • 15. ¿Cómo es el niño en edad preescolar? 61 El niño en edad preescolar domina mejor su cuerpo. Trata de trepar más alto, saltar más lejos, correr más rápido. A los tres años puede andar de puntitas, subir y bajar escaleras alternando los pies como los adultos. A los cuatro realiza movimientos que ponen a prueba su equilibrio, camina con los talones, patina, lanza y atrapa una pelota, aunque a veces todavía se descontrola y puede caer o tropezar. A los cinco años ya es capaz de trepar a los árboles, dar saltos tomando impulso, correr distancias más largas, caminar sobre una viga, llevar el ritmo de la música. Muestra mayor independencia. Aprende a vestirse y desvestirse solo. Disfruta al sentirse útil y hacerse cargo de pequeñas responsabilidades como llevar un objeto de un lugar a otro, sacudir o lavar un trapito. Cuando madura un poco más, puede poner la mesa, servir el agua o levantar sus cosas. A esta edad el niño empieza a buscar a personas ajenas a la familia. Quizá le guste visitar por su cuenta a los vecinos o a los parientes. Su casa ya no es suficiente para él. Es cada vez más sociable, disfruta de la escuela y le encanta jugar con otros niños. A medida que crece, su memoria se amplía y sus sentidos se desarrollan. Puede concentrarse por periodos más largos y percibir diferencias más finas en el tamaño, color, peso o textura de los objetos. Pregunta mucho y desea conocer más acerca de las cosas, personas y objetos de su medio. Le encanta sembrar y cosechar, cuidar animales y pasear en ambientes naturales para observar lo que sucede. Le gusta coleccionar objetos y clasificarlos. Valora sus colecciones como tesoros: le ayudan a agudizar su percepción y a conocer el mundo. Le encantan los instrumentos de investigación como lupas, imanes y lámparas. Las destrezas físicas que adquiera su hijo en los años preescolares le servirán toda la vida. Enséñelo a nadar, a andar en bicicleta o a patinar. Al niño le divierten los juegos como “Lo que hace la mano, hace la tras” o seguir instrucciones: brazos arriba, manos atrás, tocarse las rodillas, saltar hacia adelante o hacia atrás. Juegue con él y, mientras más coordinación logre su niño, complique los movimientos y pídale que los realice con más rapidez. Anímelo, déle seguridad, pero también cuídelo. Su gran movilidad y su deseo de independencia pueden ponerlo en peligro y es necesario tomar precauciones para evitar accidentes. El niño se interesa y se divierte con todo. Abrochar botones, cierres o agujetas puede convertirse en un juego. Comparta con su niño tareas de la casa. Hágalas divertidas y dígale cuánto aprecia y agradece su ayuda. Su niño colabora con gusto si no siente que es una imposición y si ve que su participación es útil a su familia. Déle oportunidades de tratar a otras personas. Si le es posible, invite a su casa a niños y adultos para que convivan con él. Un juego divertido para la familia puede ser poner en una bolsa objetos distintos como una cuchara, una esponja, un pepino y un cepillo de dientes, sin que se vean. Cada persona mete la mano y trata de adivinar cuál es el objeto que está tocando. Antes de decir qué es, tiene que describirlo y nombrar sus sensaciones: frío, áspero, duro, pegajoso. Descubran juntos el camino de las hormigas y lo que llevan cargando; los cambios en la luna y las estrellas; enséñele cómo hacen su nido los pájaros o cómo el gusano se convierte en mariposa. Cultive plantas, flores y hortalizas. Si puede y le gusta, tenga un perro, un gato o un pez para que su niño juegue con él y ayude a cuidarlo. Usted puede convertir su casa en un verdadero paraíso para explorar. Busque entre los objetos que tiene algunos interesantes y seguros. Présteselos a su hijo para que los conozca, los observe y los clasifique según su utilidad, color, tamaño o forma. ¿Cómo estimular a su niño en esta edad? En la columna izquierda se describen las habilidades del niño en edad preescolar. En la columna derecha se proponen algunas ideas de juegos y actividades para estimularlo.
  • 16. 62 Cuando llega a los cinco años ya no se interesa solamente por lo que sucede en su familia o en la escuela sino también en su comunidad. Investigar acerca de la vida y el trabajo de las personas le proporciona experiencias directas que aumentan sus conocimientos, estimulan su pensamiento y le dan elementos para jugar, imaginar y crear con más riqueza. Las relaciones que se dan entre los miembros de una comunidad se hacen más vivas, claras y significativas para el niño que aprende a poner atención. Observar le permite imitar. Copia lo que hace la gente que lo rodea. Cocina, vende, enseña a los niños en la escuelita, maneja un tractor. En todo el periodo preescolar, el niño sigue usando el juego imaginativo, pues es una parte fundamental de su vida. Casi todos los niños preescolares juegan a ser otra persona y, por lo general, eligen un personaje adulto: actores, médicos, policías, algún héroe de la historia, de los comics, del cine o de la televisión. Este tipo de juegos no aleja al niño de la realidad, sino lo ayuda a integrar su pensamiento. El niño ya puede manipular títeres de mano y es capaz de representar o inventar una historia. Esta etapa es ideal para impulsar la imaginación y creatividad del niño a través de actividades artísticas y de expresión. A los tres años puede dibujar una cruz y una figura con cabeza, tronco y a veces otras partes del cuerpo. Investigue qué visitas interesantes puede hacer con él: al zapatero, al panadero, a los bomberos, a la imprenta, a una fábrica, a un taller mecánico o a un restaurante. Procure que su hijo reconozca la relación que existe entre el cultivo de una lechuga y la ensalada que se come, también entre el cuidado de la vaca y la leche que bebe; entre el maíz y las tortillas; el árbol y la mesa en que dibuja. Otra manera de ponerlo en contacto con el mundo es elegir noticias del periódico o de las revistas que le interesen al niño para comentarlas con él. Los muñecos, carritos, aviones, granjas, circos o ciudades de juguete le darán muchas horas de juego. Estos materiales pueden ser utilizados por varios niños, por lo que además aprende a compartir sus juguetes. Préstele zapatos, sombreros, collares, cascos, bolsas, capas; hágale pelucas o barbas para que se disfrace. Cualquier objeto que pueda ponerse encima le permite crear un juego cada vez más complejo e imaginativo. Fabrique sus propios títeres con retazos de tela. Arregle un pequeño “teatro” con sábanas, mesas o sillas. Usted es el público ideal para las actuaciones de su hijo. Por lo general, el niño es bastante creativo y no requiere la ayuda de un adulto para representar su obra, pero si no se le ocurriera ninguna idea, usted podría sugerirle algún personaje o situación para representarla. Dé a su niño materiales para dibujar, recortar, pegar o modelar. Hagan una piñata, tarjetas de felicitación para los abuelos, collares, decoraciones para colgar en las paredes, manteles de papel de china. Estas actividades estimulan su pensamiento y su imaginación. ¿Cómo estimular a su niño en esta edad? ¿Cómo es el niño en edad preescolar? Sigue usando el juego imaginativo Préstele objetos para que se disfrace
  • 17. ¿Cómo es el niño en edad preescolar? 63 A los cuatro, es capaz de copiar distintas figuras geométricas; dibuja un hombre completo, aunque algunas veces se olvida de los brazos o las piernas. Cuando pinta, no sabe lo que va a hacer, sus ideas van apareciendo después de ver lo que ha puesto en el papel. En cambio, el niño de cinco años, antes de empezar a pintar, ya tiene en mente una idea más clara de lo que va a hacer. Sus dibujos de la figura humana son cada vez más exactos. Al niño en edad preescolar le encantan los juegos de construcción. Construir es un reto a su inteligencia; supone que el niño “ve” en su mente la estructura terminada y la puede recordar mientras busca la manera de acomodar las partes. A partir de los cuatro años el niño es capaz de planear su propio diseño de construcción casi sin ayuda de sus padres. A los cinco años, el niño prefiere construir cosas que realmente sirvan, como una perrera, un banquito o un comedero para pájaros. Comienza a interesarse por los juegos de reglas. A partir de los cuatro años ya es capaz de entenderlas y respetarlas. Le gusta hablar y se interesa por las palabras nuevas. A medida que madura, puede decir las cosas con mayor claridad, expresar sus emociones, sus ideas y fantasías. Le encantan los cuentos, los versos, las rimas, las adivinanzas. A partir de los cuatro años puede repetir los hechos principales de una narración. Cuando llega a los cinco años, su lenguaje se vuelve más correcto y pierde las características infantiles. Sus preguntas son más complejas y él mismo es capaz de plantear la respuesta. Puede empezar a leer y a escribir. Está llegando a la fase final del periodo de la infancia y se prepara para pasar a la etapa escolar. Los bloques de madera, comerciales o hechos por usted, siguen siendo uno de sus juegos favoritos. Ahora los usa de manera más elaborada. Quizá valdría la pena agregar más piezas para darle mayores oportunidades de juego. Dé a su hijo materiales de verdad como tablas y clavos pequeños, y supervise su trabajo. Participe con su hijo en juegos de mesa como: dominó, damas chinas, serpientes y escaleras, memoria, lotería. Su niño se siente “grande” cuando juega en familia con sus papás. Platique mucho con su niño, hablen sobre temas diferentes, cuéntense historias. Trate de decir las cosas con palabras precisas y variadas. Juegue y cante con él. Las rimas y los juegos tradicionales le dan ocasión de experimentar las diversas formas del lenguaje. Los libros utilizan un vocabulario más amplio que el que empleamos al hablar. Lea a su hijo para que aprenda a expresarse mejor y a disfrutar y valorar los libros. Ahora el niño es capaz de distinguir mejor los detalles de las imágenes de un cuento y de entender narraciones sencillas. Le gusta escucharlas una y otra vez. Estimúlelo para que él responda a las preguntas que hace y si no encuentra una respuesta adecuada, contéstele usted lo mejor que pueda. En el caso de que sus conocimientos no sean suficientes, pregunte a otra persona, consulte un libro o un diccionario. ¿Cómo estimular a su niño en esta edad?
  • 18. El niño y la niña tienen que recorrer un largo camino para pasar de la dependencia casi total del recién nacido a la independencia de un ser humano maduro Cuando nace, el bebé está sujeto a que sus papás lo alimenten, lo limpien, lo muevan o lo abriguen. Poco a poco podrá hacer estas cosas por su cuenta, pero solamente lo conseguirá si lo dejamos practicar. El pequeño tiene que aprender a comer y dormirse solo, a moverse de un lado a otro, a decidir lo que quiere y lo que no quiere hacer, a saber qué desea y a conseguirlo cuando sea posible. Cualquier cosa que realicemos por nuestro hijo cuando él ya sabe hacerla, es un obstáculo que ponemos a su desarrollo. Es mucho más fácil vestirlo o darle de comer en la boca, así no tenemos que esperar a que él termine de ponerse los pantalones ni limpiar la mesa. Pero ayudarle de más le quita al niño el orgullo de progresar, de poder decir: “Yo lo hice solito”. Quitarse los zapatos, ponerse el suéter, guardar sus cosas, son para él verdaderas victorias. No vale la pena arrebatárselas. Tampoco es conveniente pedirle antes de tiempo lo que aún no es capaz de hacer Al principio hay que enseñarle. Repetirle varias veces cómo se hacen las cosas: “Y ahora tallamos las rodillas con el zacate”, “Primero metemos la cabeza y luego los brazos”. Debemos observarlo y dejarlo que pruebe. Él irá demostrando sus habilidades: a los siete meses podrá quitarse los calcetines, a los cuatro años será capaz de vestirse solo; a los diez meses comerá con las manos, a los tres años manejará bien una cuchara. Es un verdadero arte ir a su paso: ni más rápido ni más lento. Aunque el niño depende de sus padres y de los adultos en general, se encuentra en una lucha constante por su independencia física y emocional A esta edad el niño quiere que lo apoyemos, pero también que lo dejemos libre. Se enoja cuando no le permitimos hacer todo por sí mismo, pero al mismo tiempo pide ayuda. En estos primeros años van a darse etapas en las que hace berrinches, desobedece y dice “no” a lo que le pedimos. Estos comportamientos son ensayos para aprender. El pequeño no sabe cómo ser independiente, y lo único que puede hacer es rebelarse. Poco a poco, encontrará maneras más suaves, positivas y eficientes de ser autónomo sin causar problemas. Los padres nos sentiremos menos impacientes si sabemos que estas situaciones incómodas son necesarias para el crecimiento de nuestro hijo La rebeldía forma parte del impulso natural del niño hacia la independencia. Es sano que el pequeño nos necesite cada vez menos. Contemplar el camino completo del desarrollo del niño y saber a dónde va puede aliviar las tensiones del viaje; si sólo vemos los baches y las barrancas, no disfrutaremos del paisaje y de las flores y, sobre todo, no apreciaremos ni nos daremos cuenta de cómo nuestro hijo va adquiriendo la capacidad de resolver sus propios asuntos, de ser responsable, independiente y autónomo. Guía de Padres 64 V. De la dependencia a la independencia EJERCICIO DE REFLEXIÓN Todos hemos dejado atrás la ayuda de otras personas cuando aprendimos a hacer algo por nuestra cuenta. Cada vez nos apoyamos más en nosotros mismos, somos más independientes, podemos resolver nuestros asuntos con nuestros propios medios. Su niño hace lo mismo. ¿Qué tanto lo apoya usted en su camino hacia la independencia? ¿Qué tanto quiere él ser autosuficiente? ¿En qué actividades depende su niño de usted? ¿Cuáles son las actividades que su hijo realiza con independencia?
  • 19. Los adelantos del niño no son constantes ni uniformes. Se consiguen caminando hacia adelante y hacia atrás Para dar un salto, regresamos unos pasos. Para cruzar un río, nos detenemos un tiempo hasta encontrar el sitio más seguro. El niño hace lo mismo. Así es el crecimiento. Los retrocesos en algunas ocasiones son buenas señales de que el niño está preparándose para avanzar. Sucede también que algunas situaciones como el cambio de casa, el nacimiento de un hermanito, las tensiones en la familia o algunas pérdidas importantes, provocan algún retraso en el niño. Si ya había dejado el biberón o los pañales, vuelve a necesitarlos; si ya guardaba sus cosas, vuelve a dejarlas tiradas. No es conveniente utilizar el castigo para corregirlo, y mucho menos decirle: “Ya eres grande, ya es hora de que...” Por el contrario, debemos apoyar a nuestro niño, ayudarlo un poco más en lo que hace, acompañarlo a la hora de dormir, decirle palabras de aliento, permitirle estar más tiempo con nosotros, manifestarle nuestro afecto. Se necesita paciencia, respeto y una gran comprensión para entender qué está construyendo nuestro niño cuando hace las cosas por sí mismo. Nada menos que su libertad. 65 El niño quiere que lo apoyemos y que lo dejemos libre Algunas situaciones provocan retrocesos
  • 20. Enseñe a su hija a hacer las cosas 66 No se desespere si hace las cosas mal No lo castigue, no lo regañe ni se burle Cuando lo bañe, dígale cómo lo hace Déjelo que pruebe, pero no lo fuerce Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Enseñe a su niño a hacer las cosas. Repita lo que él tiene que aprender las veces que sea necesario. Cuando lo bañe, lo vista o arregle su casa, dígale, paso a paso, cómo lo hace. Observe al niño para saber de qué es capaz. Déjelo que pruebe pero no lo fuerce. Su niño está aprendiendo, no se desespere si al principio hace las cosas mal. Ya aprenderá. No lo castigue, no lo regañe ni se burle de él si tiene retrocesos en sus habilidades. Anímelo para que siga adelante. El niño está en camino de ser independiente. No olvide cuál es la meta.
  • 21. natural, sin esfuerzo. Hacer algunas cosas por costumbre, nos permite utilizar la energía en actividades más interesantes, divertidas y creativas. Desde que nace, el niño necesita que ciertas actividades sean constantes y se hagan de la misma manera El bebé necesita un lugar y un horario para comer, dormir y estar despierto. Las rutinas le dan seguridad. Además, el orden externo le va dando un orden interno y va formando estructuras en su mente. Cuando crece, el niño se siente mucho más tranquilo y le es más fácil cooperar si sabe que todos los días, después de comer, es hora de jugar y después, a cierta hora, debe bañarse, escuchar un cuento e irse a dormir. Poco a poco el niño va haciendo suyo este orden de acciones y se adapta a él. Por eso, cuando la rutina cambia, es importante comunicárselo con anticipación: “Hoy vendrán a cenar los abuelos, tenemos que terminar de jugar más temprano y preparar la mesa para la cena”. Existen hábitos que se aprenden principalmente por imitación Si el niño vive en un ambiente en el cual los miembros de la familia tenemos un lugar para cada cosa, nos lavamos los dientes, nos saludamos, etcétera, el pequeño aprenderá estos hábitos sin necesidad de que nos esforcemos en inculcárselos. Si en la familia los padres pedimos las cosas por favor y damos las gracias, el niño lo hará también de manera natural. Hay otra clase de actividades que podríamos llamar hábitos y que realizamos por placer, como son la lectura, escuchar música, hacer deporte, ver televisión. Estas actividades tienen un gran peso en el desarrollo integral y armónico del pequeño. Hay que darles su tiempo y su lugar. Formar hábitos significa enseñar al niño a satisfacer sus necesidades de acuerdo con cierto orden y determinada organización Para formar hábitos hay que decidir y fijar con anticipación la manera como se harán las cosas, el lugar y la hora. Los hábitos se forman por repetición. Son como un lazo formado por varios hilos. Si alguien realiza una acción sólo una vez, el hilo se revienta muy fácilmente. Si la repite una semana, necesita más fuerza para romper siete hilos juntos. Y después de tres meses, romper la cuerda le costará mucho trabajo. Así son los hábitos. Los hábitos facilitan la vida pues no tenemos que pensar y decidir cada acción Al principio, para establecer el hábito necesitamos poner mucha atención, pero después hacemos las rutinas de manera 67 Guía de Padres VI. Hábitos y aprendizajes EJERCICIO DE REFLEXIÓN Haga una lista de las actividades que suele realizar diariamente y se dará cuenta de que la mayoría de ellas son una costumbre y que no podría abandonarlas fácilmente. A esas acciones que repetimos de la misma manera y en el mismo orden las llamamos hábitos. ¿Considera usted importante que su hijo tenga buenos hábitos? ¿Por qué? ¿Qué hábitos son necesarios para usted? ¿El orden es importante en su familia? ¿Cómo inculca usted hábitos en su hijo? ¿A qué edad pueden empezarse a formar los hábitos? ¿Qué hábitos reconoce en su hijo? Formar hábitos significa enseñar al niño a satisfacer sus necesidades de acuerdo con cierto orden
  • 22. Los hábitos se logran con la repetición 68 Respete la rutina del niño Inculque buenos hábitos Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Sea constante. Los hábitos se logran con la repetición. No trate de fijar más de uno o dos hábitos a la vez. Cuando un hábito ya sea natural en su niño, comience otro. No intente imponer hábitos con brusquedad ni con castigos. No lo logrará. Respete la rutina del niño, procure realizar las actividades de la misma manera y a la misma hora para que él se acostumbre. Sea flexible. Una rutina se establece con constancia, no con rigidez. Predique con el ejemplo: no podemos decirle al niño “haz esto” y nosotros hacer lo contrario. Inculque a su hijo buenos hábitos de salud, higiene y alimentación. No intente imponer hábitos
  • 23. El recién nacido duerme exactamente lo que necesita Si está sano y cómodo, dormirá lo que le haga falta, no podemos hacer nada para que duerma más o para que duerma menos. Durante uno o dos meses, aunque nos turnemos para atenderlo, los padres tendremos que resignarnos a descansar poco, pues cada tres horas el hambre va a despertar al bebé. Al principio, el niño no distingue la noche del día Para enseñarle la diferencia, los hábitos son una valiosa ayuda. El pequeño tiene que aprender a relacionar el día con la comunicación. Siempre que esté despierto, hay que levantarlo, llevarlo con nosotros y acompañarlo, y cuando duerma las siestas en el día, es bueno dejar que se habitúe a los ruidos normales de la casa. En la noche, conviene acostumbrarlo a una rutina: bañarlo, darle de comer, envolverlo en una cobijita para que los movimientos de sus manitas no lo alteren, ponerlo en su cuna y apagar la luz. Cuando llore, hay que atenderlo de inmediato para que no despierte completamente. También es recomendable hacer las comidas nocturnas lo más breves y silenciosas que podamos y dejar preparado todo lo que vamos a necesitar para no hacer movimientos innecesarios. Al mes y medio el bebé ya es capaz de seguir un orden para dormir, comer y estar despierto, siempre y cuando se establezca una rutina Ajustarse a un horario organiza su cerebro, lo ayuda a adaptarse al ambiente de su familia y además nos permite a los padres descansar y organizar mejor nuestras actividades. Es necesario ser constantes, pues si unos días lo dormimos más temprano y otros más tarde, no logrará establecer el hábito del sueño. Si es posible, es mejor que desde pequeño el niño duerma en otra habitación. Su sueño será más tranquilo y los padres descansaremos mejor. El bebé debe aprender a dormirse solo Si el niño necesita estar en brazos para dormirse, es posible que cada cuatro horas llore para que lo carguemos de nuevo. Es muy importante relajarlo y arrullarlo pero asegurarnos de que todavía esté despierto cuando lo pongamos en su cuna. Al acostarlo, hay que darle señales de que es hora de dormir: cantarle, darle palmaditas, acariciarlo suavemente. Puede ser que a veces se remueva en la cama o llore un poquito, quizá se chupe el dedo para encontrar acomodo. Es su manera de aprender a dormirse. La capacidad de ayudarse a sí mismo, también en la noche, es la base para su futura independencia. 69 Guía de Padres VII. Dormir y estar despierto EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Cómo se siente usted cuando ha dormido bien y está descansado? ¿Qué le pasa cuando no duerme? Si su bebé se despierta constantemente durante la noche, ¿cómo reacciona usted? Si el niño ya es mayor, ¿ha desarrollado hábitos que le permiten dormir bien? ¿Tiene un horario para irse a la cama? ¿Existe en la familia alguna rutina antes de dormir como contar un cuento, platicar sobre lo que pasó en el día o planear las actividades del día siguiente? Si estamos impacientes le costará más trabajo conciliar el sueño
  • 24. Trate que pasen cosas buenas en su cama En tiempos de cambio —cuando acaba de entrar a la escuela nació un hermanito o se mudó de casa, por ejemplo— puede tener más pesadillas. Para disminuirlas, hay que procurar que el niño se sienta tranquilo, seguro y relajado mientras esté despierto. En la noche podemos platicarle una historia tranquila y hermosa que lo llene de sentimientos agradables para llevarse al sueño. El niño pasa la mitad de su tiempo en la cama, por eso debe estar siempre limpia y arreglada Hagamos que pasen cosas agradables en su cama: dejarle recaditos, dibujos, pequeños regalos o cuentos. Nunca lo mandemos a la cama como castigo pues echaría a perder todo el esfuerzo de lograr un buen hábito para dormir, al relacionar su recámara con algo desagradable. Cuando el niño ha tenido un día agitado o está aprendiendo una nueva habilidad, le cuesta más trabajo dormir Las visitas de parientes, las salidas de casa, empezar a gatear o caminar pueden poner inquieto al bebé, sobre todo al final del día. Para poder dormirse necesita que lo tranquilicemos. Podemos tomarlo en brazos, darle un biberón y luego ponerlo en la cuna y quedarnos un ratito con él, en silencio. Pero a esa hora, también los padres estamos agotados y no siempre del mejor humor. Es necesario calmarnos nosotros primero. Si tomamos al niño en brazos cuando estamos impacientes o enojados, él lo sentirá y le costará más trabajo conciliar el sueño. A medida que crece, el niño se resiste cada vez más a dormir. ¿Por qué irse a la cama si el mundo ofrece tantos atractivos? Al año, el niño suele ponerse de pie en la cuna en cuanto lo dejamos solo. Conviene detenerlo firme y suavemente para que siga acostado y decirle que es de noche, hora en la que descansan los niños y los papás; quizá no le guste, pero pronto se convencerá de que no queda más remedio que dormir. Cuando el niño tiene dos años y puede bajarse de la cama, tenemos que impedir que ande solo por la casa en la noche, pues puede ser peligroso. Hay que estar atentos, acudir en cuanto nos llame y darle lo que necesite. Cuando el pequeño se siente cuidado, tanto en el día como en la noche, no va a tener la urgencia de salir de su cama. Una buena razón para atender al niño es que si nosotros no vamos adonde él está, él va a ir adonde estamos nosotros. Si el niño llega a la etapa preescolar sin haberse formado el hábito de dormirse solo, es necesario establecerlo cuanto antes Las rutinas le ayudan a reconocer que se acerca el tiempo de ir a la cama, pero sólo funcionan si las respetamos consistentemente, si seguimos siempre el mismo orden en las actividades del fin del día. Es delicioso acostumbrarnos a contarle o leerle un cuento cuando ya esté acostado. Al darle las buenas noches, se quedará más tranquilo si le prometemos que vamos a volver. Podemos decirle: “Voy a cenar y cuando termine vendré a ver si ya te dormiste”. Lo importante es nunca dejar de cumplir la promesa, aunque ya se haya dormido. La agitación de las actividades del niño preescolar pueden crearle temores y pesadillas Es común que el niño, después de un rato de estar en silencio, empiece a llorar y nos llame porque no puede dormir. Si algo le dio miedo o piensa que hay un fantasma o un monstruo debajo de su cama, podemos revisar el cuarto junto con él y explicarle con claridad y sencillez que nadie puede entrar a la casa. Cuando nuestro hijo despierte asustado por alguna pesadilla, vayamos a su cuarto lo más rápido posible. Al sentir nuestra presencia, se calmará de inmediato y volverá a dormirse. Si lo dejamos llorar, se asustará cada vez más y necesitará un tiempo mayor para tranquilizarse. 70 A nadie le agrada dormir en una cama sucia
  • 25. Atienda a su niño cuando llore en la noche Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Utilice en la noche un foco que dé poca luz para que el bebé no se distraiga a la hora de comer. No duerma a su niño con usted en la misma cama. Siempre que esté despierto, levante a su bebé, háblele y llévelo con usted. Cargue a su bebé, arrúllelo, pero no lo acostumbre a dormirse en brazos. Sea constante. Procure no cambiar la hora de dormir. Atienda a su niño cuando llore en la noche. Cálmelo si tiene miedo o tuvo una pesadilla. Cuéntele o léale un cuento cuando ya esté acostado. Acompáñelo un ratito para que se duerma tranquilo. Después déjelo solo. No permita que se levante en la noche. Con cariño, pero con firmeza, regréselo a su cama las veces que sea necesario. Mantenga limpia y arreglada la cama de su niño. Nunca lo mande a la cama como castigo. No utilice la televisión como un arrullo para dormir al niño. 71 Mantenga limpia y arreglada la cama de su niño Cuéntele o léale un cuento Nunca lo mande a la cama como castigo
  • 26. La comida no sólo nutre el cuerpo, también alimenta la mente y las emociones La hora de comer es mucho más que sólo comida. Mientras come, el bebé aprende a usar sus sentidos y su inteligencia: mira, oye, siente, juega. Es esencial comunicarse con él en esos momentos, darle, junto con la leche, la nutrición de nuestro afecto. Algunos niños no suben de peso, a pesar de alimentarse bien, si no están acompañados y disfrutan cuando comen. Aun cuando el bebé sepa detener el biberón, hay que cargarlo y sentarse con él siempre que coma. Dejar al niño solo con la botella en la cama daña sus dientes, pero también daña su oportunidad de convivir. Durante los primeros meses, el niño necesita ser alimentado, pero después quiere y puede hacerlo solo Cuando empieza a tomar papillas, al niño le gusta tener en la mano una cuchara mientras le damos de comer con otra. Eso le da a la comida un nuevo atractivo, ya que alimentarse no es tan importante para el niño como divertirse: jugar, golpear la mesa, hacer ruido. A los siete u ocho meses su habilidad para sentarse y para tomar los objetos con los dedos transforma su manera de comer. Ya no le gusta que le demos en la boca, quiere comer solo, y es necesario dejarlo. Vale la pena permitir que explore y toque la comida Deje que su hijo tome con los dedos pedacitos pequeños de fruta, verduras cocidas, un palito de pan o una galleta. Basta con darle uno o dos trocitos a la vez y cuando ya los aplastó, se los comió o los tiró, poner otros dos. Él disfruta lo mismo. Lo importante es que juegue y experimente. En esta etapa está aprendiendo a usar sus manos y necesita investigar lo que está a su alcance. La comida es muy atractiva y provoca su curiosidad, si no lo dejamos tocarla, puede resistirse a comer y va a ser difícil alimentarlo en el futuro. Si ensucia un poco la casa es mejor hacernos a la idea. Para controlar el desorden podemos ponerle una bata de plástico, sentarlo en una silla que se pueda lavar, y poner en el suelo periódicos o plástico, como a la jaula de los pájaros. Aprender a comer forma parte del camino a la independencia Mientras más coma el niño por sí solo, mejor. Hay que dejarlo que él se encargue. Si nos damos el tiempo para acompañarlo, el niño va a desarrollar el gusto por compartir los alimentos con nosotros. EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Le preocupa que su niño no coma lo suficiente? ¿Cree usted que es necesario obligar al niño a comer alimentos que no le gusten? ¿Usted come platillos que le desagradan? ¿Cómo reacciona usted cuando su hijo pequeño quiere comer solo? ¿Se lo permite? ¿Le molesta que se ensucie y tire la comida o que juegue con los alimentos? ¿Disfruta usted la hora de la comida? ¿La comparte con su familia? ¿Acostumbran en su familia ver la televisión mientras están comiendo? Guía de Padres 72 Mientras el bebé come, comuníquese con él VIII. Comer, aprender y disfrutar
  • 27. Hagamos el esfuerzo por lograr que la hora de comer sea placentera para todos, que constituya un espacio para la comunicación, para hablar de temas interesantes, para compartir y gozar. La televisión no es un miembro de la familia, debe estar apagada mientras comemos juntos. Sin embargo, al llegar a la edad preescolar, muchos niños se vuelven difíciles para comer: algunos días parece que viven de aire y otros devoran todo lo que les damos. Al igual que los adultos, los niños tienen apetito y gustos diferentes. Nosotros tenemos el privilegio de escoger y cocinar la comida que nos parezca mejor, nuestro hijo tiene el de comérsela o no. Dejemos también que él decida la cantidad. Conviene servirle un poco y permitirle pedir más si desea. No insistamos en que coma si dice que no tiene hambre. Si está sano, podemos confiar en que él sabe lo que necesita. Cuando la comida terminó, terminó No hay que dejar alimentos a su alcance ni darle de comer a cualquier hora. Cuando el niño tenga que esperar hasta la siguiente comida, va a aprender a respetar este hábito. El niño pequeño necesita alimentarse con más frecuencia que los adultos. Como usa una enorme cantidad de energía, resulta demasiado largo el tiempo entre el desayuno y la comida, y entre la comida y la cena. Conviene darle un almuerzo a media mañana y una merienda a media tarde. Pero no permitir que coma cuando se le antoje. Es bueno para él —y para nosotros— respetar los horarios y estar juntos en esos momentos. El tiempo de la comida en familia es algo que el niño conservará en la memoria toda su vida Cuando cumple un año, el niño disfruta de sentarse a la mesa con nosotros. Es cada vez más capaz e independiente. Puede manejar mejor la taza y la cuchara, aunque todavía las usa para jugar y muchas veces prefiere usar los dedos. Cuando se acerca a la edad preescolar, conviene empezar a ocuparse de los aspectos sociales de la comida. Debemos ser pacientes, enseñarle a través del ejemplo y no corregirlo constantemente. A fin de cuentas, cuando él crezca, sabrá comportarse. 73 Si no tiene hambre no es necesario obligarlo a comer No insistir en que coma si no le gusta
  • 28. 74 Enseñe y permita a su hijo comer solo Deje que él decida qué le gusta comer y qué no Disfrute preparando comida con su familia Apague el televisor a la hora de comer Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Aproveche la hora de la comida para comunicarse con su niño. Acompáñelo y haga que disfrute esos momentos. Enseñe y permita a su hijo comer solo. Deje que él decida qué le gusta comer y qué no. No alimente a su niño cuando no tenga hambre, pero tampoco permita que coma a cualquier hora. Disfrute inventando, preparando y compartiendo la comida con su familia. Apague el televisor a la hora de comer.
  • 29. Hasta después de cumplir dos años, los niños no están maduros para aprender a ir al baño Tratar de enseñar a un niño a controlar su vejiga y sus intestinos antes de esa edad puede hacerlo sentir incapaz, frustrado o temeroso. Además de ser una pérdida de tiempo para los padres y para el pequeño, estos sentimientos le pueden causar estreñimiento o problemas emocionales que harán más difícil el aprendizaje cuando ya tenga la edad de hacerlo. Aprender a ir al baño es algo mucho más complicado de lo que pensamos El niño tiene que reconocer las sensaciones de su cuerpo, llamar a sus papás, caminar hacia el baño, quitarse la ropa y sentarse en su bacinica. Todo esto, mientras controla los músculos relacionados con estas funciones. Nadie puede enseñarle si él no quiere o no está maduro. No lo podemos forzar. Enojarse con él o regañarlo por los “accidentes” no sirve absolutamente de nada. El niño está practicando una nueva habilidad y los castigos hacen más difícil aprender y lo vuelven inseguro. Lo que lo anima al niño es nuestra atención, paciencia, y el reconocimiento que le damos cuando lo logra. Algunas sugerencias para enseñarle 1. Algunos niños se sienten inseguros al subirse al excusado. Es conveniente contar con una bacinica que el niño pueda usar sin ayuda, y dejarla en el baño unos días para que él se acostumbre a verla. 2. Luego, durante una semana, aproxi- madamente, pedirle que se siente vestido. No es conveniente quitarle los pañales todavía, es mejor acompañarlo durante un ratito, leerle un cuento, cantarle una canción. Y procurar hacer esto todos los días calculando que sea a la hora en que él suele ensuciar los pañales. 3. También podemos llevarlo al baño con el pañal sucio y mostrarle cómo lo vaciamos en la bacinica. Explicarle que ahí es donde los niños grandes van al baño. 4. Nunca hay que jalar la palanca del excusado cuando el niño esté en el baño. El excusado hace desaparecer las cosas y eso puede preocuparlo o darle miedo. 5. La siguiente semana hay que hacer lo mismo pero sin pañales. EJERCICIO DE REFLEXIÓN Los niños y los adultos tienen sentimientos y actitudes completamente distintas respecto a los desechos de su cuerpo. ¿Qué siente usted cuando cambia los pañales de su niño? ¿Le molesta? ¿Lo siente natural y está relajado mientras lo hace? ¿Aprovecha ese momento para hablar a su niño y jugar con él? ¿Qué le dice a su hijo si se moja o se ensucia? ¿Qué ha observado que hace su niño cuando está sucio o mojado? 75 Guía de Padres IX. Dejar los pañales No sirve enojarse con él o regañarlo por los “accidentes”
  • 30. 76 6. Después, dejemos al niño en completa libertad de ir a su bacinica en el momento que quiera. Cuando acabe de ir al baño, podemos permitirle que admire lo que “produjo”, pues él se siente orgulloso de lo que hace. Cuando lo logre, podemos felicitarlo pero sin darle demasiada importancia. Si ocurre un “accidente” no hagamos caso, que él sienta que va a ir consiguiendo el control poco a poco. 7. Conviene quitarle los pantalones para que le sea más fácil llegar al baño. Es recomendable, más o menos cada hora, preguntarle si quiere ir al baño. No hay que presionarlo, ni desesperarnos, basta acompañarlo. 8. Si el niño no está listo todavía o no desea hacerlo, si se resiste o se preocupa, podemos volver tranquilamente al pañal sin hacerle sentir que es un castigo. Simplemente decirle: “Vamos a tratar otro día. No tenemos prisa” y dejar pasar unos meses antes de intentarlo de nuevo. Cuando su cuerpo y su cerebro estén listos, él va a estar dispuesto a cooperar. 9. Cuando le estemos enseñando a ir al baño es recomendable que no hagamos planes de salir a la calle en una o dos semanas. El niño tiene que estar en un lugar estable y en que se sienta seguro para poder formarse el hábito. ¿Y en la noche? ¿Qué podemos hacer para enseñarle a no hacerse pipí en la cama? Absolutamente nada. No hay nada que enseñarle. Tampoco sirve levantarlo al baño en la noche. Dejar los pañales para dormir es cuestión de que la vejiga del niño esté madura y se cierre sola, y esto sucede entre los cuatro y cinco años. Es importante saber que el niño no se hacen pipí en la cama a propósito, pues cuando lo hace está dormido. Hay que ser sensibles para ayudarle a no sentirse avergonzado o culpable, pero si sigue mojando la cama después de los cinco años, es necesario consultar a un doctor o un psicólogo para que lo apoye. No hay que presionarlo, ni desesperarnos No es recomendable levantarlo al baño en la noche
  • 31. 77 No trate de forzarlo ni lo obligue a ir al baño No jale la palanca del excusado cuando esté en el baño Nunca castigue a su niño por los “accidentes” No le ponga ropa que no pueda manejar solo Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Ayude a su hijo a reconocer las sensaciones de su cuerpo. No intente enseñar a su niño a ir al baño si no está listo. Déle la libertad de ir al baño en el momento que quiera. No trate de forzarlo ni lo obligue a sentarse en la bacinica. No jale la palanca del excusado cuando el niño esté en el baño. Cuando su hijo logre el control, felicítelo sin hacer demasiado ruido. Nunca castigue a su niño por los “accidentes” ni por mojar la cama. Si el pequeño no está maduro todavía, vuelva al pañal y deje pasar unos meses antes de intentar de nuevo. No le ponga ropa que no pueda manejar solo. Evite cinturones, cierres o botones. No deje al niño mojado cuando no logre llegar al baño. El niño tiene que estar seco y limpio para sentirse seguro y no enfermarse.
  • 32. Entrar a preescolar es el principio de una nueva etapa pues la escuela será una parte muy importante de su vida en los próximos años Es la primera vez que sale del ambiente familiar para enfrentarse solo al mundo. La escuela es un lugar desconocido donde deberá aprender diferentes costumbres, compartir las cosas y obedecer reglas. Es necesario preparar al niño con anticipación para que esta experiencia sea tranquila, estimulante y gozosa Es bueno que frecuente lugares donde encuentre gente reunida: parques, mercados, fiestas; animarlo a platicar con personas fuera de la familia: el cartero, el chofer del autobús, la vendedora de la tienda, el doctor. Conviene hablar con él sobre lo que es la escuela y el gusto que le dará aprender, llevarlo de visita para que conozca el edificio y a su maestra, jugar con él a “la escuelita”. Si sabemos de algún otro niño que va a entrar con él, conviene buscarlo para que empiecen a conocerse. Cuando el pequeño entra a la escuela, la vida de la familia cambia por completo Es necesario organizar las actividades para que todo funcione sin problemas: dejar lista la ropa la noche anterior, levantarse más temprano, preparar el desayuno y el almuerzo. El orden dará mayor seguridad a nuestro hijo en este paso tan importante para él. El primer día de clases, el pequeño necesita que lo acompañemos, le presentemos a su maestra y luego, que nos despidamos y lo dejemos Para ayudar a la adaptación del niño, antes que nada, es necesario darnos cuenta de lo que sentimos y manejar nuestras propias emociones. No hay que alargar la despedida con recomendaciones ni miradas preocupadas; tampoco quedarnos observando qué sucede. Si el niño llora y se resiste a quedarse en la escuela, habrá que decirle con cariño: "Sí, me imagino que te sientes mal, que prefieres estar conmigo, te entiendo". Se sentirá reconfortado cuando lo abracemos y le aseguremos que todo principio es difícil pero que la escuela es un lugar agradable y divertido. Nuestra comprensión lo ayudará a sentirse seguro y pronto estará dichoso de asistir. Es importante aclarar a qué hora volveremos por él y no llegar tarde a recogerlo Procuremos estar en la escuela antes de que terminen las clases. Los niños que tienen que esperar a sus papás cuando sus compañeros se han ido, se sienten olvidados, atemorizados, y es probable que al siguiente día se angustien cuando regresen de nuevo a la escuela. EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Cree usted que es importante que el niño asista a preescolar? ¿Por qué? Observe cómo se siente usted al mandar a su niño a la escuela. ¿Se preocupa? ¿Siente que es demasiado pequeño para separarse de usted? ¿Confía en los maestros? ¿Su niño va contento a la escuela o se resiste a ir? ¿Le simpatiza su maestra? ¿Se lleva bien con sus compañeros? Guía de Padres X. El primer gran reto: La escuela 78 Acompañémoslo, presentémosle a su maestra y luego despidámonos
  • 33. 79 Al recoger al niño, debemos saludarlo con alegría, sin mimarlo, y platicar con él acerca de lo que pasó durante la mañana. No olvidemos felicitarlo por lo que logró: ya es un niño grande. Incluso si nuestro niño estuvo contento en la escuela, al día siguiente puede encontrar difícil el momento de la despedida Si sólo se trata de ese momento, no debemos tomar demasiado en serio sus lágrimas pasajeras. Lo más probable es que, una vez que comiencen las actividades del día, el niño se olvide de sus papás y se integre al grupo. Sin embargo, será necesario observar la intensidad de su llanto y descartar cualquier situación penosa para él. ¿Otro niño lo molesta o lo golpea? ¿Se siente incompetente? ¿No logra entenderse con su maestra? ¿Le está afectando alguna circunstancia difícil en la familia como el nacimiento de un hermanito o tensiones entre sus padres? Si el niño no quiere ir a la escuela y en las mañanas le duele la cabeza o el estómago, es necesario hablar con su maestra y hacerle ver con claridad que, para nosotros, es fundamental que nuestro hijo disfrute la escuela. Pero no debemos aceptar que el pequeño deje de asistir a clases a menos que veamos que definitivamente no está maduro o que se siente muy angustiado, y decidamos esperar hasta el siguiente ciclo escolar para volver a inscribirlo, siempre y cuando no lo privemos de la educación que requiere a su edad. Aun si nuestro hijo se ha adaptado bien a la escuela, puede ser que en casa necesite dar un paso atrás Si el niño despierta en la noche, hace berrinches, come mal o no quiere vestirse solo, es posible que sea tan difícil lo que está viviendo en la escuela que quisiera que en casa todo fuera más sencillo. Podemos darle permiso de explotar, dejarlo portarse como un bebé, hacerlo sentir en un lugar seguro y amoroso donde se sienta aceptado. Si no lo presionamos, pronto será capaz de gozar y aprovechar las oportunidades de experimentar, jugar y aprender lo que le brinda la escuela. No hay que alargar la despedida con miradas preocupadas Cuando llore demasiado averigüemos si otro niño lo molesta o lo golpea
  • 34. Platíquele sobre lo divertido que será aprender Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Prepare a su niño para la entrada a la escuela. Platique con él sobre lo divertido e importante que será aprender lo que ahí le enseñan. Antes de que empiecen las clases, llévelo de visita para que conozca el edificio. Preséntelo con su maestra y con el personal de la escuela, enséñele su salón de clases, el lugar donde están los baños y los lugares de juego. Planee y organice los horarios y rutinas para que el niño y usted se sientan tranquilos en el momento de llegar a la escuela. El primer día de clases, acompáñelo, déjelo con su maestra y despídase rápidamente. Aclare a su hijo a qué hora volverá por él y no llegue tarde a recogerlo. Hable con su maestra cada vez que pueda para saber cómo se integra su hijo a las actividades escolares y a sus compañeros. Si el niño se resiste a ir a la escuela, no se desanime, es importante la constancia. Si lo nota angustiado, investigue si existe en la escuela una situación penosa para él. No deje de resolverla. Vista a su hijo con ropa cómoda: pantalones que pueda subir y bajar, zapatos para meter y sacar, chamarra o suéter fáciles de desabotonar y marcados con su nombre. Prepare con su hijo el almuerzo que llevará a la escuela; a los niños les gusta cooperar y decidir. 80 Preséntela con su maestra y con el personal Hable con su maestra cada vez que pueda Si se resiste, no se desanime
  • 35. Cuando llega a la edad preescolar, el niño está listo para habitar un mundo más extenso que el que representa su familia En la escuela el niño adquiere nuevos conocimientos, aprende a adaptarse y a desarrollar habilidades sociales, a formar parte de un grupo, a trabajar en equipo y a hacer amigos. El preescolar le da experiencias y opor- tunidades que son difíciles de tener en casa: un espacio amplio para correr, juegos como resbaladillas y columpios, materiales especiales para favorecer el aprendizaje, elementos variados para construir y crear. En el preescolar el niño adquiere hábitos que facilitan su aprendizaje El orden físico del lugar y la organización del tiempo le ayudan a trabajar y aprender con mayor facilidad. La escuela exige al niño competencias que complementan las que ha desarrollado en casa: tiene que concentrarse y poner atención, estarse quieto, entender, recordar, seguir instrucciones, respetar horarios y someterse a una disciplina. En la escuela el niño aprende a ser miembro de su cultura y de su país Este es uno de los objetivos más importantes de la escuela: darle al niño la educación que es común a los miembros de su misma cultura; ofrecerle los aprendizajes básicos de lenguaje, lectura y escritura, de historia, de matemáticas y de la vida en relación con la naturaleza y con su medio social. En el preescolar comienza a formarse la identidad comunitaria y nacional del niño. Un buen preescolar apoya al niño en el desenvolvimiento de sus capacidades: • Desarrolla su destreza física. La danza y los juegos que involucran movimientos corporales, cada vez más complejos, lo preparan para el deporte. También emplea su habilidad manual para realizar diversas actividades, armar rompecabezas, construir con diferentes materiales y más tarde escribir. • Enriquece su expresión creativa. Respeta su trabajo personal y sus ideas para animarlo a seguir manifestándose con espontaneidad. El niño juega, dibuja, modela, hace música, cada vez con mayor libertad. • Lo ayuda a entender mejor el medio que le rodea. En la escuela, la comprensión del niño se va extendiendo en círculos cada vez más amplios. Desarrolla valores, conocimientos y habilidades útiles para observar, entender y cuidar su ambiente natural, para convivir con otros y participar en proyectos grupales. EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Sabe usted qué hace su hijo en la escuela? ¿La disfruta? ¿Los retos que le propone son estimulantes y alcanzables para él? ¿Qué habilidades trata de desarrollar la escuela en su hijo? ¿Qué aprende? ¿Cómo son los juegos organizados por la maestra? ¿Y el recreo? XI. ¿Qué aprende el niño en el preescolar? 81 Guía de Padres La escuela preescolar colabora en la formación del niño
  • 36. • Estimula el uso del lenguaje. En el preescolar, el niño tiene que hablar y escuchar. Su vocabulario se enriquece al jugar con los compañeros, al escuchar a su maestra leerle o narrarle cuentos, al cantar canciones o aprender poemas. Cualquier asunto puede ser tema de conversación: las fiestas de la comunidad, las frutas de la estación, los animales o las nubes. Hablar y escuchar lo prepara para la lectura y la escritura. • Inicia al niño en sus primeros contactos formales con las letras y los números. No se trata tanto de enseñarle a leer sino de ponerlo en relación y despertar su interés por el lenguaje escrito. Se trata también de introducirlo en el mundo de las matemáticas descubriendo relaciones entre los objetos: en qué se parecen, en qué son diferentes, cómo ordenarlos o cómo contarlos. El preescolar prepara al niño para la primaria, forma su mente y sus actitudes hacia el conocimiento. En esta etapa es importante lo que el niño aprende, pero mucho más su entusiasmo por saber y experimentar Cuando promovemos el aprendizaje del niño en edad preescolar le abrimos enormes posibilidades para desarrollar su inteligencia. El trabajo del maestro es estimular su pensamiento, animarlo a observar y preguntar; ofrecerle experiencias diversas para percibir con los sentidos, utilizar las manos, los ojos, los oídos y la voz; desarrollar su imaginación, creatividad y sociabilidad. El trabajo de los padres es darle estímulos que refuercen y amplíen los conocimientos y destrezas que le propone la escuela y ayudarlo a sentirse seguro, capaz, satisfecho e interesado. Escuela y familia trabajamos juntos en favor del niño Padres y maestros necesitamos establecer una relación armoniosa, comunicarnos y apoyarnos mutuamente para que el niño se sienta tranquilo y aprenda sin problemas. Nuestro hijo debe saber que sus padres y su maestro trabajamos juntos para que la escuela sea agradable e interesante para él. Es conveniente hacer alianzas con el maestro, mantenernos al tanto de los avances de nuestro hijo y colaborar en las actividades escolares. Nunca debemos hablar mal de los maestros con nuestro hijo ni avalar las quejas del niño a menos que lo notemos angustiado o sospechemos de alguna situación grave, lo cual es indispensable atender y resolver de inmediato. Los padres somos los principales responsables del desarrollo y bienestar de nuestro hijo. Nuestro hijo debe saber que sus padres y su maestra trabajamos juntos Padres y maestros necesitamos establecer una relación armoniosa 82 Los padres somos los responsables de su desarrollo
  • 37. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Piense cómo puede ayudar a su hijo a disfrutar y aprovechar mejor la escuela. Trate de averiguar qué hace su hijo en la escuela. Juegue con él a la “escuelita”, pídale que dibuje a su maestra y a sus compañeros. Que él se dibuje en la escuela. Observe si dibuja una situación agradable o desagradable. Hable con los maestros y con el director para saber qué piensan y cómo trabajan. Infórmese sobre lo que aprende su niño en la escuela para reforzar esos aprendizajes en casa. No regañe ni haga sentir mal al niño antes de dejarlo en la escuela. Nunca hable mal de la escuela o de la maestra con su hijo. Hable con el maestro, exprese sus dudas y explíquele cómo va desarrollándose su hijo. Nunca deje de resolver las situaciones difíciles que su niño vive en el ambiente escolar. Hable con el maestro y con las autoridades de la escuela. 83 Hable con la maestra, exprese sus dudasNo regañe al niño antes de dejarlo en la escuela Juegue con ella a la “escuelita” Piensen cómo ayudarlo a disfrutar la escuela
  • 38. Nunca es demasiado pronto para leer un libro a su niño o a su niña El bebé tiene una asombrosa capacidad de aprender. En sus primeros años no sólo adquiere el lenguaje sino las actitudes y las maneras de relacionarse con el mundo de la palabra. Para que la lectura llegue a formar parte de la vida del niño hay que empezar cuanto antes. Los arrullos y las canciones para bebés son la puerta de entrada a la poesía. Cuando compartimos la lectura con nuestro hijo, él va a relacionarla siempre con nuestra voz, con momentos de intimidad y bienestar. Y es muy probable que cuando crezca quiera leer por su cuenta y disfrute los libros, pues los ha conocido no sólo con su mente sino también con sus emociones. En sus primeros años, los pequeños no saben leer las palabras pero sí pueden descubrir la diversión, la alegría, la emoción y los conocimientos que encierran los libros Cuando el bebé ya se sienta, le encanta que sus papás le enseñemos libros con imágenes, que le hablemos sobre los dibujos, que le leamos cuentos. Es natural que él quiera jugar con los libros, por eso tienen que ser resistentes: de tela, cartón o plástico. Muchas familias no tienen libros en casa En ese caso es importante buscar la manera de conseguirlos o bien de hacerlos. Un libro de tela, dibujado por papá o bordado por mamá, le resulta muy atractivo pues puede tomarlo con sus manitas y llevárselo a la boca sin peligro de lastimarse o de romperlo; fotos de revistas pegadas en pequeñas piezas de cartón y unidas con un listón o una agujeta forman un libro con estímulos interesantes. Podríamos visitar bibliotecas públicas y solicitar préstamos en la sección infantil. En los Libros de Texto Gratuito aparecen cuentos apropiados para los niños pequeños con imágenes llenas de color. Vale la pena pedirlos a los niños que puedan prestarlos. Algunos educadores han observado cuáles son los libros que más les gustan a los niños pequeños: • Libros de imágenes en tela, plástico o cartón. • Libros para jugar: con agujeros, ventanitas, formas divertidas, con piezas que se levantan y se mueven. • Libros que estimulan sus sentidos con sonidos, texturas u olores. • Libros con historias muy sencillas sobre lo que vive el niño cotidianamente: comer, dormir, pasear, jugar. • Libros con información breve que interese al niño: letras, números, animales o colores. • Libros de poesía con rimas, arrullos, canciones o repeticiones que le permiten adivinar qué va a pasar. • Libros de cuentos. Los niños que han estado en contacto con los libros y han escuchado historias desarrollan mayor interés y facilidad para aprender a leer y escribir Cuando llegan a la escuela, ya se han dado cuenta de que el lenguaje escrito es una forma de comunicación: que la escritura sirve para decir algo a alguien y la lectura para enterarnos Guía de Padres XII. El placer de la lectura antes de saber leer 84 EJERCICIO DE REFLEXIÓN Cuando descubrimos el placer de la lectura entramos en un proceso que no termina nunca. Los libros se convierten en compañeros de las horas tristes y de las alegres, hacen nuestro conocimiento más profundo, nuestra vida más completa y más grata. ¿Para qué utiliza usted la lectura en casa y en el trabajo? ¿Qué escribe usted con más frecuencia: recados, recetas, cartas, notas? Revise los libros que tiene en casa. ¿Los ha leído? ¿Cuáles fueron los libros favoritos en su niñez? ¿Lee usted cuentos a su hijo? ¿Disfruta hacerlo? ¿Sabe cuáles son los libros que más le gustan a su niño?
  • 39. 85 de lo que dice otro; ya saben que los libros se abren, que se pasan las páginas una por una, que es necesario saber leer para entender la historia y que los libros contienen temas interesantes y divertidos. El gusto por la lectura se va formando después de muchos encuentros agradables con los libros Leerle al niño es la mejor manera de alimentar su deseo de leer él solo. Al relatar o leerle una historia, juguemos a hacer los papeles de cada uno de los personajes como si fuéramos actores. Vale la pena atrevernos a hablar a veces con voz grave o aguda, subir o bajar el volumen, producir ruidos y efectos sonoros. De lo que se trata es de divertirnos juntos. Aunque no lo hagamos de manera profesional, a nuestro hijo le parecerá fascinante escucharnos. En ocasiones, un cuento se convierte en su favorito. Cuando terminamos de leerlo quiere escucharlo de nuevo, y al día siguiente, igual. Démosle gusto, pero también presentémosle historias nuevas. Lo único que no hay que hacer es forzar la lectura. Si el pequeño está cansado, distraído o inquieto, es mejor dejar el libro para un momento más adecuado. Leer debe ser siempre divertido. La vida de todos los días nos da innumerables oportunidades para jugar con la lectura y la escritura Podemos aprovechar las letras que llegan de todas partes. Aun cuando el niño no sepa leer, es capaz de decir: “Mira mamá, ahí dice metro”, señalando un anuncio en la calle, o contar una historia completa a partir de los dibujos de un libro de cuentos. Podemos animarlo a que escoja en la tienda su dulce favorito a partir de la etiqueta, mandarle una carta o dejar notitas agradables en su cama antes de dormir, colocar un cartón con su nombre junto con la ropa que se va a poner, adornar la mesa poniendo en los lugares una tarjeta con el nombre de cada uno de los miembros de la familia. Darle papel y lápiz para que él dibuje y “escriba”. Los garabatos son sus primeras letras y él se sentirá orgulloso si ve sus dibujos o sus “letras” pegados en la pared, y luego guardados en la caja de recuerdos. La lectura y la escritura son dos caras de la misma moneda, igual que escuchar y hablar Es importante fomentar y disfrutar ambas. Así, en la escuela, el niño no verá las letras como una pesada obligación sino como la llave para entrar por su cuenta a esos mundos que ha visitado de la mano de sus papás. El niño y su familia están rodeados de mensajes escritos Leerle al niño es la mejor manera de alimentar su deseo de leer él solo METROALTOALTOALTO
  • 40. Léale el mismo cuento las veces que quiera Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Observe si en casa tiene libros adecuados para su hijo. Invente juegos en los que use el lenguaje escrito. Busque con su hijo objetos en los que aparezcan letras o palabras: envases de aceite o de jabón, letreros con la ruta del autobús o con el nombre de la calle. Pida a su niño que él “lea” el libro. No importa que no sepa leer, lo importante es que se acostumbre a manejarlo y entienda de qué se trata. No trate de enseñarle a leer. Sólo hágale descubrir que la lectura es una actividad agradable y divertida. Lea a su niño libros de diferentes tipos. Observe las reacciones de su niño mientras lee. Es una oportunidad excelente para conocerlo mejor. Léale el mismo cuento todas las veces que él se lo pida. A él le encantan las repeticiones. Establezca un momento del día para leer a su niño: al irse a dormir, antes o después de comer o cuando le acomode a usted. Lleve un libro cuando vaya de visita, a un viaje o al doctor. Es un recurso para entretener al niño y para hacer algo interesante en tiempos de espera. No lea a su niño un libro que usted no conozca, a veces puede haber sorpresas. No le explique a su hijo cada palabra del cuento que le está leyendo. Permítale tocar los libros. No lo obligue nunca a escuchar un cuento. Permita a su hijo elegir los libros, tomarlos y guardarlos. Visite la biblioteca pública, ahí podrá encontrar muchos libros para leer a su niño. Diviértase leyendo. 86 Invente juegos en los que use el lenguaje escrito Lleve un libro cuando vaya a un viaje o al doctor No lo obligue nunca a escuchar un cuento