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Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. IV No. 100 Enero de 2015
Hacerse amar
¿Es posible hacerse amar? ¿Y, primero, es necesario hacerse
amar? ¿Si el amor no responde al amor, no es más fácil exigir de
él siquiera los placeres? Así era en las civilizaciones primitivas y
arcaicas. En ellas, un hombre que deseaba a una mujer, la rapta-
ba; y así se formaba la pareja. La cautiva estaba a merced del
guerrero. Ocurría con bastante frecuencia que ella llegaba a
amarle, porque él la había distinguido, porque era su amo o sim-
plemente porque él era amable. En tiempos más recientes, el
poder y el dinero han desempeñado el papel que tenía antes la
fuerza. La riqueza se hace amar menos fácilmente que el valor,
porque la riqueza no es una cualidad del amante mismo.
A las almas exigentes, estos amores de esclavos les proporcio-
nan poca felicidad. No queremos ser soportados sino elegidos.
La conquista no nos aporta alegrías duraderas más que cuando
es la conquista de una voluntad libre. Sólo entonces pueden na-
cer esas dudas, esas inquietudes, esas victorias sin cesar reno-
vadas sobre la costumbre y el enojo, que son las fuentes de las
emociones más dulces. Las bellezas del burdel no se hacen
amar porque son prisioneras.
Inversamente, las bellezas de las playas nudistas no se hacen
amar tampoco porque están totalmente liberadas. ¿Dónde está tu
victoria, Amor, cuando no hay nada (velo, pudor, moral) que se
oponga a tus avances? El exceso de libertad alza en torno al
conjunto de las mujeres fáciles las murallas transparentes de un
burdel invisible. El Amor novelesco desea que la mujer, sin ser
inaccesible, lleve una vida contenida en límites bastante estre-
chos por la religión y la costumbre.
En los tiempos del amor cortés, el amante no buscaba hacerse
amar. Aceptaba el amar en silencio o, al menos, sin esperanza.
Algunos juzgan irreales e ingenuas estas pasiones blancas. Pero
una admiración distante da a un alma vivos placeres, y quienes
son absolutamente subjetivos parecen mejor protegidos que
otros contra las decepciones y las desilusiones. Es fácil ser admi-
rable cuando se permanece inaccesible.
¿Es que para salvar al amor va a haber que renunciar a hacerse
amar y conocer? No, porque esos amores cerebrales, tan bellos
en los primeros días, no pueden durar. Cuanto más largo es el
camino en el amor, más un espíritu delicado siente el placer. Sin
embargo, hace falta que ese camino, después de muchos rodeos
encantadores, conduzca al fin sin perderse en los recovecos. El
amor acabaría así por adormecerse y morir de inanición. Sin que
la fuente les socorra, su plenitud disminuye. Tarde o temprano en
el que ama nace el imperioso deseo de ser amado.
El arte de convertirse en todo poderoso es el arte de realizar to-
talmente nuestra voluntad. Nuestro poder deberá comprender
cuerpo y alma. El cuerpo es el instrumento, la herramienta para
la formación y la modificación del mundo. De allí que sea preciso
buscar la manera de modelar nuestro cuerpo para transformarlo
en un órgano universal, capaz de todo. La modificación de nues-
tro instrumento es una modificación del mundo.
***
¿Qué es el mundo? ¿Qué hacemos dentro del mundo con nues-
tros diferentes puntos de vista?
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Banco de Historia VisualBanco de Historia Visual
Lechuzas
Ilumino la ciudad para encontrarte,
cada noche con la ayuda
de la Luna.
Y te busco entre avenidas
y callejas, con el faro ardiente
de mi corazón.
Te contemplo en sombras que
te ocultan toda: todo un
disparate de cada visión.
Si entre los tumultos de la
Luna Nueva, surges misteriosa,
es sólo el clamor,
que evoca tu nombre, en
la noche fría, y canta romances
de alguna canción.
Los sueños se mezclan con las
sombras negras, que sólo demuestran
tu infinito adiós.
Con cinco lechuzas recorro la
noche, buscando tu alma y
retrasando al Sol,
que traerá consigo el dulce
rocío, que con regocijo
guardo para ti.
Pero el viento pasa y el Sol
se avecina, y de tu terco sueño
te niegas salir.
Con cinco lechuzas recorro la
noche; con cinco lechuzas,
hoy te digo adiós.
1989
Mientras que el
tiempo
se acerca, espe-
rando
“Considera las contrariedades como un ejercicio.”
Lucio Anneo Séneca
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Museo Nacional de Arte, México - 1988