1. Comunicación, ética y derechos humanos. Notas
Congreso Comunicación y Participación, Consejería de Educación, JCCM,
mayo de 2018
¿Es posible preguntarse en estos tiempos, en los que se cierne sobre nuestras
cabezas una espesa “nube negra”, por las posibilidades de una comunicación
sustentadas en una ética de los derechos humana?
Desde que Aristóteles ennobleciera las tarea s de “cuidar la casa y la ciudad” ,
Maquiavelo reclamara la prioridad de la razón de estado sobre la propia alma o
, más tarde Kant nos interrogara sobre qué debemos hacer y ya en nuestro
tiempo Hans Jonas, Max Weber, Hannah Arendt , U. Eco, Z Bauman mostraran
sus preocupaciones sobre qué vías elegir para demostrar responsabilidad ,
capacidad de análisis social y la importancia de una ética de la responsabilidad
o la repugnancia moral que sus cita la banalidad del mal ha pasado tiempo y
desgracias incrementando nuestra vulnerabilidad o los agujeros negros de un
tejido social precario y perdido en las redes ( enredado ).
Por si fuera poco, podemos sentir también los efectos de unas nuevas
esclavitudes, livianas en apariencia, como las de la imagen o la de la
información que se llevan por delante la bondad (malos tiempos para la
bondad, dice el profesor Lledó ) requerida o el deseo expresada por H. Arendt
de que la comunicación nos impida cargar unos contra otros.
Capítulo aparte merecen los llamados poderosos ( Google, Apple, Amazon,
Facebook) o más bien los fondos de inversión que en ellos se ocultan
empeñados en traducir a sus intereses, noticias y acontecimiento, en reforzar
una despiadada ética neoliberal incrementando la vulnerabilidad de las
personas.
Tampoco la educación y la docencia se salvan de esta situación empujadas al
gasto y no a la inversión y con escasa capacidad autocrítica y una ética difusa.
Alguna salida habrá de encontrarse para que la ética fundamente la
comunicación a partir de una actualización de los derechos humanos
(considérese, como ejemplo el papel del agua en las sociedades pobres, o la
sanidad, la alimentación. Del mismo modo, han de repasarse otra categoría
como la libertad de pensar, la igualdad, las virtudes necesarias o la
responsabilidad ante la peligrosidad mostrada por los avances de la inteligencia
artificial.
Cerremos estas consideraciones apelando, H. Arendt, al valor moral de una
comunicación que nos junta, que nos salva de las ruinas del pasado y de un
“ethos”, que nos puede revitalizar.