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ROMANCE SONÁMBULO  A Gloria Giner  y a Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde.  Verde viento. Verdes ramas.  El barco sobre la mar  y el caballo en la montaña.  Con la sombra en la cintura  ella sueña en su baranda,  verde carne, pelo verde,  con ojos de fría plata.  Verde que te quiero verde.  Bajo la luna gitana,  las cosas le están mirando  y ella no puede mirarlas Empezamos bien: el barco y el caballo están en su sitio. Mal rollo: aparece una chica con el pelo y la piel verde (gitana) con  ojos de fría plata . Y está aislada del mundo.
Verde que te quiero verde.  Grandes estrellas de escarcha,  vienen con el pez de sombra  que abre el camino del alba.  La higuera frota su viento  con la lija de sus ramas,  y el monte, gato garduño,  eriza sus pitas agrias.  ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?  Ella sigue en su baranda,  verde carne, pelo verde,  soñando en la mar amarga.  Estrofa de transición, pero la hostilidad ya es evidente: el pez de sombra (¡qué miedo!). La higuera  lija  y el monte  eriza . Definitivamente, las cosas van mal. De momento, la chica está tranquila, pensando en el tipo que va en el barco del principio
Compadre, quiero cambiar  mi caballo por su casa,  mi montura por su espejo,  mi cuchillo por su manta.  Compadre, vengo sangrando,  desde los puertos de Cabra.  Si yo pudiera, mocito,  ese trato se cerraba.  Pero yo ya no soy yo,  ni mi casa es ya mi casa.  Compadre, quiero morir  decentemente en mi cama.  De acero, si puede ser,  con las sábanas de holanda.  ¿No ves la herida que tengo  desde el pecho a la garganta?  El moribundo pide ayuda para no morir en la calle, pero su compañero se niega. Se masca la tragedia: a un contrabandista le han rajado y se está desangrando.
Trescientas rosas morenas  lleva tu pechera blanca.  Tu sangre rezuma y huele  alrededor de tu faja.  Pero yo ya no soy yo,  ni mi casa es ya mi casa.  Dejadme subir al menos  hasta las altas barandas,  dejadme subir, dejadme,  hasta las verdes barandas.  Barandales de la luna  por donde retumba el agua.  Finalmente, le pide que lo lleve a casa de su novia.
Ya suben los dos compadres  hacia las altas barandas.  Dejando un rastro de sangre.  Dejando un rastro de lágrimas.  Temblaban en los tejados  farolillos de hojalata.  Mil panderos de cristal,  herían la madrugada.  La cosa ya no tiene remedio.
Verde que te quiero verde,  verde viento, verdes ramas.  Los dos compadres subieron.  El largo viento, dejaba  en la boca un raro gusto  de hiel, de menta y de albahaca.  ¡Compadre! ¿Dónde está, dime?  ¿Dónde está mi niña amarga?  ¡Cuántas veces te esperó!  ¡Cuántas veces te esperara,  cara fresca, negro pelo,  en esta verde baranda!  Desenlace fatal: el moribundo llega a su lugar de cita habitual, y la novia no está esperándolo.  ¿Por qué?
Sobre el rostro del aljibe  se mecía la gitana.  Verde carne, pelo verde,  con ojos de fría plata.  Un carámbano de luna  la sostiene sobre el agua.  La noche se puso íntima  como una pequeña plaza.  Guardias civiles borrachos,  en la puerta golpeaban.  Verde que te quiero verde.  Verde viento. Verdes ramas.  El barco sobre la mar.  Y el caballo en la montaña. La gitana se ha suicidado: su cara flota sobre el pozo, bajo la luz de la luna. Vienen a detener al contrabandista. Todos muertos. Verde total. FIN.
 

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  • 2. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando y ella no puede mirarlas Empezamos bien: el barco y el caballo están en su sitio. Mal rollo: aparece una chica con el pelo y la piel verde (gitana) con ojos de fría plata . Y está aislada del mundo.
  • 3. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. Estrofa de transición, pero la hostilidad ya es evidente: el pez de sombra (¡qué miedo!). La higuera lija y el monte eriza . Definitivamente, las cosas van mal. De momento, la chica está tranquila, pensando en el tipo que va en el barco del principio
  • 4. Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los puertos de Cabra. Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? El moribundo pide ayuda para no morir en la calle, pero su compañero se niega. Se masca la tragedia: a un contrabandista le han rajado y se está desangrando.
  • 5. Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, dejadme subir, dejadme, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. Finalmente, le pide que lo lleve a casa de su novia.
  • 6. Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada. La cosa ya no tiene remedio.
  • 7. Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! Desenlace fatal: el moribundo llega a su lugar de cita habitual, y la novia no está esperándolo. ¿Por qué?
  • 8. Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche se puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos, en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. La gitana se ha suicidado: su cara flota sobre el pozo, bajo la luz de la luna. Vienen a detener al contrabandista. Todos muertos. Verde total. FIN.
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