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              LOS JUICIOS QUE CAEN SOBRE LA TIERRA

         Desastres y catástrofes naturales ¿De dónde proceden?

 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré
de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a
                  los que moran sobre la tierra. (Apoc. 3: 10)

________________________________________________________



Desde hace mucho tiempo el hombre se ha preguntado si Dios es amor y él
realmente existe ¿Entonces por qué el mal parece predominar sobre la tierra?
¿Por qué Dios permite los desastres, las catástrofes, el dolor, el sufrimiento y la
muerte? Hoy más que nunca se acentúan preguntas como estas y similares,
especialmente cada vez que enfrentamos los eventos que se producen en la
naturaleza como los desastres y catástrofes naturales en todo orden de cosas.

Cada vez que la naturaleza nos hace recordar lo finitos y débiles que somos,
nuestra mente y espíritu se ven agobiados en busca de respuestas frente a
estos desastrosos acontecimientos, pero me pregunto ¿Nos hacemos las
mismas preguntas antes que sucedan éstos acontecimientos naturales? ¿Qué
sucede con nuestras vidas antes que se desaten eventos semejantes? ¿Sigue
siendo nuestra reflexión semejante a la que hacemos después que se producen
estos acontecimientos?

De esta manera, hoy el mundo frente a estos acontecimientos naturales se
hace la pregunta ¿Y dónde estaba Dios cuando acontecían estos desastres o
catástrofes? Mientras que otros se preguntan ¿Es posible que Dios sea capaz
de provocar o enviar semejantes juicios destructivos sobre los hombres?
Y por otro lado ¿Qué papel juegan Satanás y sus ángeles en los desastres y
catástrofes que se producen sobre la tierra? ¿Es posible que ellos puedan
provocar estos acontecimientos destructivos sobre los moradores de la tierra?
Pero si Dios está al control de todas las cosas ¿Por qué el diablo y sus ángeles
deberían de ocasionar desastres y catástrofes? ¿Quién realmente tiene el
control de todas las cosas sobre la tierra?

Muchas de estas preguntas surgen en la mente de incluso de aquellos que
profesan ser cristianos, y que a pesar de toda su trayectoria de vida, aún
desconocen temas tan relevantes como el papel que juegan los desastres y
catástrofes naturales en los eventos finales sobre la tierra.

Muchos de quienes llevan años militando en un determinado credo o bien en el
propio pueblo de Dios, desconocen la forma de proceder de Dios frente al ser
humano y el aumento del índice de maldad sobre la tierra, especialmente
durante este último tiempo. Por lo tanto, ¿Conocemos la forma cómo Dios
actuaba en el pasado en determinadas ocasiones cuando existía un índice
elevado de maldad entre los moradores de la tierra y de forma especial con las
naciones paganas? ¿Conocemos la forma cómo Dios actuaba aún con su propio
pueblo cuando éste se revelaba y caía en apostasía?

Y por otro lado ¿Conocemos el carácter de Dios? ¿Qué dice la Biblia con
respecto al carácter de la divinidad? o ¿Desconocemos cómo Dios actúa para
con el ser humano e incluso con los propios ángeles y demás habitantes de su
reino? o ¿Tenemos una visión amorfa del carácter de Dios? Pero ¿Qué significa
que Dios es amor? ¿Es este un amor enfermizo, sentimentalista, desequilibrado
o al estilo de los predicadores que proclaman paz y amor en los últimos días?
Si Dios es amor, como realmente lo es, ¿Significa esto que Dios es permisivo y
que todo lo puede permitir? Si Dios es amor ¿Significa que en ese amor no
hará ni bien ni mal?

En este estudio veremos y analizaremos diferentes casos tomados del mismo
registro bíblico en los cuales los hombres enfrentaron desastres y catástrofes o
acontecimientos devastadores que llevaron a muchos a enfrentarse con la
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muerte y la tragedia. También analizaremos de dónde procedían esos juicios
destructivos y qué entidad espiritual se encontraba detrás de ellos a la hora de
ser desatados sobre los hombres. Pero la pregunta clave ¿Puede Dios producir
acontecimientos devastadores y catastróficos sobre lo moradores de la tierra?
y por otro lado, ¿Tiene el diablo poder para producir estos mismos
acontecimientos sobre el planeta?

                         EL CARÁCTER DE DIOS
                      ¿Qué dice la Biblia al respecto?

La Biblia nos revela claramente que el carácter de Dios es amor (1ª de Jn. 4:
8) y no solo eso, sino también nos revela que ese amor es ancho, profundo y
alto (Ef. 3: 14-21) de manera que, claramente las Sagradas Escrituras nos
enseñan que la esencia del carácter de Dios es amor y un amor distinto y muy
superior al del hombre.

Sin embargo, decir que Dios es amor, es describir su esencia, pero de manera
puntual y señalada ¿Cómo es ese amor de Dios? es decir, ¿Cómo está
compuesto? ¿Qué atributos o cualidades posee? la Biblia nos revela qué
cualidades posee ese amor divino.     Justicia y juicio son el cimiento de tu
trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro. (Sal. 89: 14)
Claramente se revela que ese amor divino se compone de Justicia, juicio,
misericordia y verdad y que por lo mismo, Dios aborrece la maldad, el pecado
y la iniquidad en todas sus formas.

"Dios es amor", está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo
de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con
sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección
perfuman el aire, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente
verdor, todos dan testimonio del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y
de su deseo de hacer felices a sus hijos.

La Palabra de Dios revela su carácter. El mismo ha declarado su infinito amor y
piedad. Cuando Moisés dijo: "Ruégote me permitas ver tu gloria", Jehová
respondió: "Yo haré que pase toda mi benignidad ante tu vista". (Éxodo 33:
18, 19)   Tal es su gloria. Jehová pasó delante de Moisés y clamó: "Jehová,
Jehová, Dios compasivo y clemente lento en iras y grande en misericordia y en
Fidelidad; que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona
la iniquidad, la transgresión y el pecado". (Éxodo 34: 6, 7) "Lento en iras y
grande en misericordia" (Jonás 4: 2) "Porque se deleita en la misericordia".
(Miqueas 7: 18)   (CC. Cap. 1 Pág. 2)

Si Dios es amor y misericordia, ¿Significa esto que El Dios del cielo es
permisivo? ¿Significa esto que ese amor todo lo permite y sin límites para el
hombre? ¿Significa que ese amor le da plena libertad al ser humano de hacer
lo que este se le antoje porque Dios es amor y ese amor todo lo permite y que
Dios no se molestará por lo que acontece sobre la tierra?

En el pasaje citado y los textos señalados, claramente se revela que aparte de
ser misericordioso, también es justo y que el juicio y la verdad son el cimiento
de su trono. Los textos señalados nos revelan que en su misericordia soporta
por mucho tiempo la maldad del ser humano, "Jehová, Jehová, Dios compasivo
y clemente lento en iras… (Éxodo 34: 6, 7)         De esta manera, el carácter
amoroso de Dios incluye en su misericordia, la clemencia y la paciencia con el
ser humano, pero se nos revela además, que Dios también se aíra, aunque
esta ira es lenta, es decir, que no se desata de forma irracional o de inmediato,
pero que finalmente llega.

El amor de Dios quedó demostrado al enviar a su hijo para que muriera por el
hombre (Jn. 3: 16) y el clímax de ese amor quedó manifestado sobre la cruz
del Calvario hacia todo el cielo, el universo y este planeta. (Rom. 5: 6-8) Pero
en el fondo ¿Qué está demostrando la Cruz del Calvario sobre la cual Cristo
murió? Muchos dirán el amor de Dios y eso es plenamente verdad, pero si lo
vemos desde ese punto de vista solamente, entonces podríamos argumentar
¿Qué clase de amor es ese que muere por morir? ¿No sería acaso un amor
irracional y masoquista por parte de Dios? o ¿Había algo más en juego?
¿Porque quién le dice a alguien que lo ama y después sufre y muere por esa
persona por el solo gusto de morir?
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El apóstol Pablo nos dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Rom. 6: 23) La
paga del pecado es muerte, y Cristo moría por el pecador, por lo tanto, sobre
la Cruz del Calvario Cristo recibía la penalidad de la transgresión del hombre,
aquella ley trasgredida en el Edén por Adán y Eva, recaía sobre el mismo
creador.

Pero acaso ¿No hubiera resultado mucho más fácil perdonar al hombre y que
todo siguiera como estaba al principio que sufrir aquella penalidad? La ley de
Dios es inmutable y en ella se encuentra la seguridad, armonía y felicidad de
todo el universo y de las todas las criaturas de Dios, por lo tanto, no era un
asunto menor.

Si Dios hubiera hecho tal cosa con Adán y Eva, no podríamos decir que El es
justo, sino solamente misericordioso y su gobierno no se cimentaría en justicia
y verdad, de manera que a través del plan de la salvación, El Dios del cielo
demostró que él es justo y misericordioso a la vez, misericordioso al darle una
segunda oportunidad al hombre y justo en castigar esa misma transgresión
sobre sí mismo.

Esto revela que Dios es misericordioso y que el amor de El no solamente
perdona sino también, que es un Dios que no tolera el mal en ninguna de sus
formas, la Cruz del Calvario revela el amor de Dios y que toda trasgresión
recibirá justa retribución.

LA CAIDA del hombre llenó todo el cielo de tristeza. El mundo que Dios había
hecho quedaba mancillado por la maldición del pecado, y habitado por seres
condenados a la miseria y a la muerte.      Parecía no existir escapatoria para
aquellos que habían quebrantado la ley. Los ángeles suspendieron sus himnos
de alabanza. Por todos los ámbitos de los atrios celestiales, había lamentos
por la ruina que el pecado había causado.

El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovió de compasión por
la raza caída.    Una infinita misericordia conmovió su corazón al evocar las
desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino había concebido un plan
mediante el cual el hombre podría ser redimido.       La quebrantada ley de
Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo sólo existía uno
que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que
la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, sólo uno igual a Dios
podría expiar su transgresión.

Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y
colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la
vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba
a separar al Padre y su Hijo.      Cristo descendería a la profundidad de la
desgracia para rescatar la raza caída. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág.
48)

El sacrificio exigido por su transgresión reveló a Adán y a Eva el carácter
sagrado de la ley de Dios; y comprendieron mejor que nunca la culpa del
pecado y sus horrorosos resultados.      En medio de su remordimiento y
angustia pidieron que la pena no cayese sobre Aquel cuyo amor había
sido la fuente de todo su regocijo; que más bien cayera sobre ellos y
su descendencia.

Se les dijo que, como la ley de Jehová es el fundamento de su gobierno en el
cielo y en la tierra, ni aun la vida de un ángel podría aceptarse como sacrificio
por la transgresión de ellos. Ninguno de sus preceptos podía abolirse o
cambiarse para ajustarse al hombre en su condición caída; pero el Hijo
de Dios, que había creado al hombre, podía expiar su falta. Así como la
transgresión de Adán había traído desgracia y muerte, el sacrificio de Cristo
traería vida e inmortalidad. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág. 52)

Cuando Cristo vino a nuestro mundo en forma humana todos estaban
interesados en seguirle mientras recorría paso a paso su sendero salpicado de
sangre desde el pesebre hasta el Calvario. El cielo notó las afrentas y las
burlas que él recibía, y supo que todo era instigado por Satanás.
Presenció   la   obra   de   dos    fuerzas   contrarias:   Satanás    arrojando
constantemente tinieblas, angustia y sufrimientos sobre la      raza humana, y
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Cristo oponiéndosele. Observó la batalla entre la luz y las tinieblas a medida
que se reñía con más ardor. Cuando Cristo exclamó en la cruz en su expirante
agonía: "Consumado es," un grito de triunfo resonó a través de todos los
mundos, y a través del mismo cielo.




Finalmente se había decidido la gran contienda que tanto había durado en este
mundo, y Cristo era el vencedor. Su muerte había contestado la pregunta
de si el Padre y el Hijo tenían suficiente amor hacia el hombre para
obrar con tal abnegación y espíritu de sacrificio.           Satanás había
revelado su verdadero carácter de mentiroso y asesino. Se vio que si
se le hubiese permitido dominar a los habitantes del cielo hubiera
manifestado el mismo espíritu con el cual había gobernado a los hijos
de los hombres que estuvieron bajo su potestad. Como con una sola
voz, el universo leal se unió para ensalzar la administración divina.

Si se hubiera podido cambiar la ley, el hombre habría sido salvado sin
necesidad del sacrificio de Cristo; pero el hecho de que fuese necesario
que Cristo diera su vida por la raza caída prueba que la ley de Dios no
exonerará al pecador de sus demandas. Está demostrado que la paga
del pecado es la muerte.         Cuando murió Cristo, quedó asegurada la
destrucción de Satanás.   Pero si la ley hubiera sido abolida en la cruz,
como muchos aseveran, entonces el amado Hijo de Dios hubiera
sufrido la agonía y la muerte sólo para dar a Satanás lo que pedía;
entonces el príncipe del mal habría triunfado; y sus acusaciones contra
el gobierno divino hubieran quedado probadas. Pero el mismo hecho
de que Cristo sufrió la pena de la transgresión del hombre, es para
todos los seres creados un poderoso argumento en prueba de que la
ley es inmutable; que Dios es justo, misericordioso y abnegado; y que
la justicia y la misericordia más infinitas se entrelazan en la
administración de su gobierno. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág.
56, 57)
Por lo tanto, decir que Dios es amor es un testimonio verdadero y comprobado,
pero además, ese mismo amor comprende un carácter ético y moral en el cual
Dios no admite la maldad en ninguna de sus formas y que el pecado y toda
forma de maldad, tarde o temprano, Dios la visita sobre los moradores de la
tierra.




¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos.
Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. Muy
limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a
los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, y
haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no
tienen quien los gobierne? (Hab. 1: 12-14)

Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y
castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los
cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal. (Sof. 1: 12)

Es la gloria de Dios ser misericordioso, lleno de paciencia, bondad y verdad.
Pero la justicia revelada al castigar al pecador es tan ciertamente la gloria del
Señor como lo es la manifestación de su misericordia.-RH Marzo 10, 1904.

El Señor Dios de Israel va a ejecutar juicio sobre los dioses de este mundo
como lo hizo sobre los de Egipto. El destruirá toda la tierra con fuego e
inundaciones, plagas y terremotos. Entonces su pueblo redimido exaltará su
nombre y lo glorificará en la tierra. ¿No tendrán una actitud inteligente hacia
las lecciones de Dios aquellos que están viviendo en la última parte de la
historia de esta tierra?-10MR 240-241 (1899).

Aquel que ha estado como nuestro Intercesor y que oye todas las oraciones de
contrición y las confesiones; Aquel a quien se representa con un arco iris, el
símbolo de la gracia y el amor, en torno a su cabeza, pronto cesará su obra en
el santuario celestial.    Entonces descenderán del trono la gracia y la
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misericordia, y la justicia tomará su lugar.    Aquel a quien su pueblo ha
buscado, asumirá su derecho: el cargo de Juez Supremo.-RH Enero 1, 1889.

Dios es presentado en toda la Biblia no sólo como un Ser de misericordia y
benevolencia, sino también como un Dios de justicia estricta e imparcial.-ST
Marzo 24, 1881. 245 (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág.
136 Formato Flexible.)

La Cruz del Calvario entrega un claro testimonio a todos aquellos que piensan
que el amor de Dios es un amor permisivo y que todo lo permite, revelando
que tal modo de pensar está completamente equivocado. Dios es amor, pero
también es un Dios que hace justicia y sus juicios sobre la tierra serán
ciertamente reales.

En nuestros días se representa el amor de Dios como de un carácter tal que
impediría que él destruyese al pecador.    Los hombres razonan en base a su
propia norma inferior de lo correcto y justo. "Pensabas que de cierto sería yo
como tú" (Sal. 50: 21).      Miden a Dios comparándolo con ellos mismos.
Razonan sobre cómo actuarían bajo las circunstancias y llegan a la conclusión
de que Dios haría como ellos se imaginan que haría...

En ningún reino ni gobierno se les permite decir a los transgresores de la ley
qué castigo debe ejecutarse contra aquellos que han violado la ley. Todo lo
que tenemos, todas las mercedes de su gracia que poseemos, se las debemos
a Dios. El carácter ofensivo del pecado contra un Dios tal no puede estimarse
más de lo que pueden medirse los cielos con un palmo. Dios es un gobernador
moral así como un Padre. Es el Legislador. Hace y ejecuta sus leyes. La ley
que no tiene penalidad, no tiene fuerza.

Puede presentarse el razonamiento de que un Padre amante no aceptaría que
sus hijos sufriesen el castigo de Dios por fuego, teniendo el poder para
socorrerlos.   Pero por el bien de sus súbditos y por su seguridad, Dios
castigará al transgresor. Dios no obra basado en el plan del hombre. El puede
aplicar una, justicia infinita que el hombre no tiene derecho de administrar a
un semejante. Noé habría desagradado a Dios si hubiese ahogado a uno de
los escarnecedores y burladores que lo hostigaban, pero Dios ahogó al vasto
mundo.    Lot no habría tenido derecho de infligir castigo a sus yernos, pero
Dios lo haría usando de estricta justicia.

¿Quién dirá que Dios no hará lo que él dice que hará? -12MR 207-209; 10MR
265 (1876). 246 (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág.
136, 137 Formato Flexible.)

De esta manera, la inspiración y la revelación divina nos enseñan que El Dios
del cielo es fuego consumidor para con el pecado y la maldad del hombre sobre
la tierra, La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido,
diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el
cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles,
como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a
Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor. (Heb. 12: 26-29)

Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas.
¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de
nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia y
habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus
manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas
sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en
las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y
sus aguas serán seguras. (Is. 33: 14-16)

La Biblia nos enseña que el amor de Dios no es un amor enfermizo, irracional o
sentimentalista como lo vive muchas veces el ser humano, la Biblia revela
claramente que el amor de Dios no es un amor permisivo, sino que está
basado en la justicia y juicio, misericordia y verdad.

Si hasta el momento hemos concebido el carácter de Dios como un ser que es
solamente amor y misericordia entonces es que tenemos una visión incompleta
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del carácter de la divinidad, sería un carácter amorfo de aquél que es amor y
ese amor, también corrige y reprende al ser humano.




  Pero ¿Cómo funcionan entonces los juicios divinos sobre los seres
                                 humanos?

Resulta a veces un poco complejo explicar este proceder de Dios para con el
ser humano, ya hemos señalado, bajo los argumentos presentados, que Dios
es tanto amor, así como fuego consumidor y que El hará juicios sobre los seres
humanos.

Al momento de señalar que Dios ejecutará sus juicios sobre la tierra ¿Significa
esto que El Dios del cielo los hará por el simple gusto de hacerlos? La Biblia
revela que estos juicios vienen sobre la tierra cuando los seres humanos
traspasan los límites impuestos y tolerados por Dios, cuando los índices de
maldad llegan a tal punto que el mismo carácter justo y compasivo del eterno
en su calidad de gobernante supremo y soberano del universo no los puede
permitir por más tiempo.

Desde el momento en que los hombres comienzan a comportarse de una
manera destructiva y agresiva y cuya invención del mal a través del tiempo se
va multiplicando, entonces Dios procede a advertir por medio de sus
mensajeros, de tales conductas peligrosas al ser humano, por otro lado, en el
momento en que los hombres desprecian las advertencias y los mensajes de
amor, invitando al arrepentimiento y la reforma, llega el tiempo en que se
cumple el determinado plazo de misericordia impuesto por Dios y los juicios
divinos son desatados sobre todos aquellos que despreciaron las advertencias
divinas. Pero ¿De qué forma vienen estos juicios? Y ¿Cómo se producen?
Se me mostró que los juicios de Dios no vendrían sobre ellos directamente del
Señor, sino de esta manera: Ellos se colocan más allá de su protección.
El advierte, corrige, reprueba y señala el único camino seguro; luego,
si aquellos que han sido el objeto de su cuidado especial siguen su
propio, curso, independientemente del Espíritu de Dios, tras repetidas
amonestaciones; si eligen su propio camino, entonces él no encarga a
sus ángeles que impidan los decididos ataques de Satanás contra
ellos.

Es el poder de Satanás lo que está obrando en el mar y en la tierra, trayendo
calamidad y angustia, y barriendo multitudes para asegurarse de su presa.-
14MR 3 (1883)

Dios usará a sus enemigos como instrumentos para castigar a aquellos
que hayan seguido sus propios caminos perniciosos, por los cuales la verdad
de Dios ha sido tergiversada, juzgada equivocadamente y deshonrada- PC 136
(1894).

El Espíritu de Dios -insultado, rechazado, abusado- ya se está retirando de la
tierra. Tan pronto como el Espíritu de Dios se aleje, se llevará a cabo la
cruel obra de Satanás en tierra y mar- Ms 134, 1898.

Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que
se opusieran obstinadamente acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya
de la gracia divina, están a merced de Satanás.-CS 672 (1911). 247 (EUD.
Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 137 Formato Flexible.)

En   otras   palabras,   cuando   los   hombres   desprecian   los   llamados   al
arrepentimiento, cuando los hombres y mujeres deciden y persisten en el mal,
en el pecado y la trasgresión, entonces el Señor termina por apartarse de
ellos, lo cual significa que al apartarse, también se aparta la protección divina
y Satanás ve en esto una oportunidad para provocar desastres y catástrofes en
todo orden de cosas sobre los hombres en un determinado lugar.
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Pero en el fondo no es Dios quien desea estas cosas, el no quiere la muerte del
impío, al contrario el deseo anhelante de Dios es salvar a todos los seres
humano, (2ª Ped. 3: 9; Jn. 3: 16) pero por otro lado, la obra de Satanás es
destruir, (Apoc. 9: 11; 12: 12, 17) por lo tanto, arrastra al ser humano al
pecado, a la degradación y consigue de esta forma crear un estado tal de cosas
sobre la tierra o en determinadas naciones o pueblos que la paciencia de Dios
llega a un límite, sin embargo, Dios se encarga de corregir el pecado, primero
advierte, que de persistir en tales conductas resultarán en la muerte.




Satanás había tenido tanto éxito en engañar a los ángeles de Dios y en la
caída del noble Adán, que pensó que tendría éxito en vencer a Cristo en su
humillación. Contempló con gozo placentero el resultado de sus tentaciones y
el aumento del pecado en las continuas transgresiones de la ley de Dios por
más de cuatro mil años. Había provocado la ruina de nuestros primeros
padres, había traído el pecado y la muerte al mundo y había llevado a la ruina
a multitudes en todos los siglos, países y clases. Por su poder, había regido
ciudades y naciones hasta que sus pecados habían provocado la ira de
Dios, quien las había destruido por fuego, agua, terremotos, espada,
hambre y pestilencias. Mediante sus astutos e incansables esfuerzos, había
dominado el apetito y había excitado y fortalecido las pasiones hasta tal punto
que había desfigurado y casi raído la imagen de Dios en el hombre. La
dignidad física y moral del hombre habían sido destruidas hasta tal punto, que
no tenía sino un vago parecido en carácter y perfección de forma con los que
dignificaron a Adán y a Eva. (MS. T1 La Tentación de Cristo. Cap. 38 La
Tentación de Cristo. Terribles efectos del pecado en el hombre. Pág. 316)

Por lo tanto, cuando esto se produce y los hombres desprecian y rechazan sus
mensajes, que llaman al arrepentimiento y la reforma, Dios se aparta y
permite que Satanás tenga rienda suelta en su obra destructiva llevando a
muchos a su perdición eterna.
Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al
país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un
ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado.       El
mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo
ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay
fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino
para sembrar la desolación por todas partes. (CS. Cap. 40 El Tiempo de
Angustia. Pág. 672) (1911.)




Pero también se da el caso cuando, por obra del mismo Satanás, al llevar a los
hombres y mujeres al mal y a la multiplicación de este sobre la tierra, Dios
determina ciertos juicios sobre los hombres, los cuales pueden provenir
directamente de él como lo fue en el diluvio, Sodoma y Gomorra y en otras
tantas instancias en que él lo ha determinado. Para ello, Dios emplea y
comisiona a sus ángeles en la ejecución de estos eventos destructivos sobre
los mortales y crueles pecadores

Los juicios de Dios fueron suscitados contra Jericó. Era un baluarte. Pero el
mismo Capitán de la hueste del Señor vino del cielo para conducir los ejércitos
del cielo en un ataque contra la ciudad. Ángeles de Dios asieron los masivos
muros y los derribaron.-3T 264 (1873).

Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una ocasión, en
obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a ciento ochenta y
cinco mil hombres del ejército asirio.- DTG 650 (1898).

El mismo ángel que había bajado de los atrios celestiales para librar a Pedro,
había sido mensajero de ira y juicio para Herodes. El ángel hirió a Pedro para
despertarlo de su sueño; pero fue con un golpe diferente como hirió al
perverso rey, humillando su orgullo y haciendo caer sobre él el castigo del
Todopoderoso. Herodes murió en gran agonía mental y corporal bajo el justo
castigo de Dios.- HAp. 123 (1911).
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Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al
país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un
ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. CS 672
(1911.) (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 137, 138
Formato flexible.)

Como sea, el instigador y provocador de todos estos juicios es el mismo
Satanás, el Señor solamente interviene en su carácter justo y misericordioso el
cual no permite la maldad en ninguna de sus formas sobre la tierra, advierte y
llama al hombre al arrepentimiento antes que el juicio se desate sobre estos.

Esta forma de proceder de Dios con el mal y la iniquidad del ser humano, la
podremos apreciar claramente en el desarrollo de la historia del hombre sobre
la tierra. En las páginas siguientes desarrollaremos estas premisas y veremos
que Dios es tanto justo como misericordioso, cualidades que revelan que el
eterno es un dios de amor.



           LA REBELIÓN DE LUCIFER Y LOS JUICIOS DE DIOS

La forma como Dios manejó la crisis que se produjo en el cielo en relación a la
rebelión de Lucifer y sus ángeles, demuestra desde el mismo comienzo que el
eterno no es permisivo ni tolera el mal, pero también este mismo evento
revela que Dios fue justo y misericordioso en el trato que tuvo con el ángel
rebelde y sus seguidores.

Desde que este ángel comenzara con sus ideas de establecer un gobierno
semejante al de Dios, se le demostró de manera clara que sus pretensiones
estaban equivocadas, además, se les hizo ver las terribles consecuencias que
resultarían de persistir en semejante actitud en contra del gobierno de Dios.

Reunidos en concilio celestial, los ángeles rogaron a Lucifer que desistiese de
su intento. El Hijo de Dios presentó ante él la grandeza, la bondad y la justicia
del Creador, y también la naturaleza sagrada e inmutable de su ley.         Dios
mismo había establecido el orden del cielo, y, al separarse de él, Lucifer
deshonraría a su Creador y acarrearía la ruina sobre sí mismo.           Pero la
amonestación, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente despertó un
espíritu   de   resistencia.   Lucifer   permitió   que   su   envidia   hacia    Cristo
prevaleciese, y se afirmó más en su rebelión. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal
Pág. 14)

Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la
sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su desafecto no tenía razón de
ser, y se le hizo saber cuál sería el resultado si persistía en su rebeldía. (PP.
Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 18)

Dios fue muy misericordioso y en su paciencia soportó por mucho tiempo a
Lucifer, durante todo ese tiempo se le explicó de forma clara lo que acontecería
si persistía en semejante conducta.

Con gran misericordia, según su divino carácter, Dios soportó por mucho
tiempo a Lucifer. El espíritu de descontento y desafecto no se había conocido
antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extraño, misterioso e inexplicable.
Lucifer mismo, al principio, no entendía la verdadera naturaleza de sus
sentimientos; durante algún tiempo había temido dar expresión a los
pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargo no los desechó.
No veía el alcance de su extravío. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 18)

Sin embargo, esa paciencia divina llegó a su límite pues el carácter de Dios no
permite la rebelión ni mucho menos un intento de usurpar el trono del eterno,
pensar que Dios no haría nada al respecto, era una gran equivocación de parte
del bando rebelde.

Había llegado el momento de hacer una decisión final; él debía someterse
completamente a la divina soberanía o colocarse en abierta rebelión.               Casi
decidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió.               Era un
sacrificio demasiado grande para quien había sido honrado tan altamente el
tener que confesar que había errado, que sus ideas y propósitos eran falsos, y
someterse a la autoridad que había estado presentando como injusta.
17


Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad hacia Lucifer y sus
seguidores, procuró hacerlos retroceder del abismo de la ruina al cual estaban
a punto de lanzarse. Pero su misericordia fue mal interpretada. Lucifer señaló
la longanimidad de Dios como una prueba evidente de su propia superioridad
sobre él, como una indicación de que el Rey del universo aún accedería a sus
exigencias. Si los ángeles se mantenían firmes de su parte, dijo, aún podrían
conseguir todo lo que deseaban.




Defendió persistentemente su conducta, y se dedicó de lleno al gran conflicto
contra su Creador. Así fue como Lucifer, el "porta luz," el que compartía la
gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresión, se convirtió
en Satanás el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el destructor de
aquellos que el Señor había encomendado a su dirección y cuidado. (PP. Cap.
1 El Origen del Mal Pág. 19)

Rechazando con desdén los argumentos y las súplicas de los ángeles leales, los
tildó de esclavos engañados. Declaró que la preferencia otorgada a Cristo era
un acto de injusticia tanto hacia él como hacia toda la hueste celestial, y
anunció que desde ese entonces no se sometería a esa violación de los
derechos de sus asociados y de los suyos propios. Nunca más reconocería la
supremacía de Cristo. Había decidido reclamar el honor que se le debió haber
otorgado, y asumir la dirección de cuantos quisieran seguirle; y prometió a
quienes entrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela
todos gozarían de libertad. Gran número de ángeles manifestó su decisión de
aceptarle como su caudillo. Engreído por el favor que recibieran sus designios,
alentó la esperanza de atraer a su lado a todos los ángeles para hacerse igual
a Dios mismo, y ser obedecido por toda la hueste celestial.

Los ángeles leales volvieron a instar a Satanás y a sus simpatizantes a
someterse a Dios; les presentaron lo que resultaría inevitable en caso de
rehusarse. El que los había creado podía vencerlos y castigar severamente su
rebelde osadía.
Ningún ángel podía oponerse con éxito a la ley divina, tan sagrada como Dios
mismo.   Advirtieron y aconsejaron a todos que hiciesen oídos sordos a los
razonamientos engañosos de Lucifer, y le instaron a él y a sus secuaces a
buscar la presencia de Dios sin demora alguna, y a confesar el error de haber
puesto en tela de juicio la sabiduría y la autoridad divinas. (PP. Cap. 1 El
Origen del Mal Pág. 19, 20)




A pesar que los ángeles leales de Dios también les hicieron ver las
consecuencias de tal rebelión, ni aun así desistieron de sus pretensiones, Dios
confrontó a Lucifer a tomar una decisión definitiva al respecto y dependiendo
de la decisión que ellos tomaran sería el proceder divino hacia ellos y la
rebelión comenzada.

Sin embargo, Dios no destruyó de forma inmediata a Lucifer y sus ángeles,
pero esto no significa que no serán destruidos, sino que se les dejaría para que
desarrollaran sus verdaderos planes e intenciones que hasta ese momento no
se podían ver claramente.

Dios permitió que Satanás siguiese con su obra hasta que el espíritu de
desafecto se trocó en una activa rebelión.    Era necesario que sus planes se
desarrollasen en toda su plenitud, para que su verdadera naturaleza y
tendencia fuesen vistas por todos. Como querubín ungido, Lucifer, había sido
altamente exaltado; era muy amado por los seres celestiales, y su influencia
sobre ellos era poderosa. El gobierno de Dios incluía no sólo los habitantes del
cielo sino también los de todos los mundos que había creado; y Lucifer llegó a
la conclusión de que si pudiera arrastrar a los ángeles celestiales en su
rebelión, podría también arrastrar a todos los mundos. El había presentado su
punto de vista astutamente, haciendo uso de sofismas y engaños para lograr
sus fines. Su poder para engañar era enorme. Disfrazándose con un manto
de mentira, había obtenido una ventaja.

Todo cuanto hacía estaba tan revestido de misterio que era muy difícil revelar
a los ángeles la verdadera naturaleza de su obra. Hasta que ésta no estuviese
19


plenamente desarrollada, no podría manifestarse cuán mala era ni su
desafecto sería visto como rebelión. Aun los ángeles leales no podían discernir
bien su carácter, ni ver adonde se encaminaba su obra.

El verdadero carácter del usurpador, y su verdadero objetivo, debían ser
comprendidos por todos. Debía dársele tiempo suficiente para que se revelase
por medio de sus propias obras inicuas.

La discordia que su propio proceder había causado en el cielo, Satanás la
atribuía al gobierno de Dios.     Todo lo malo, decía, era resultado de la
administración divina. Alegaba que su propósito era mejorar los estatutos de
Jehová.   Por consiguiente, Dios le permitió demostrar la naturaleza de sus
pretensiones para que se viese el resultado de los cambios que él proponía
hacer en la ley divina. Su propia labor había de condenarle. Satanás había
dicho desde el principio que no estaba en rebeldía. El universo entero había
de ver al engañador desenmascarado.

Aun cuando Satanás fue arrojado del cielo, la Sabiduría infinita no le aniquiló.
Puesto que sólo el servicio inspirado por el amor puede ser aceptable para
Dios, la lealtad de sus criaturas debe basarse en la convicción de que es justo
y benévolo. Por no estar los habitantes del cielo y de los mundos preparados
para entender la naturaleza o las consecuencias del pecado, no podrían haber
discernido la justicia de Dios en la destrucción de Satanás. Si se le hubiese
suprimido inmediatamente, algunos habrían servido a Dios por temor más bien
que por amor. La influencia del engañador no habría sido anulada totalmente,
ni se habría extirpado por completo el espíritu de rebelión. Para el bien del
universo entero a través de los siglos sin fin, era necesario que Satanás
desarrollase más ampliamente sus principios, para que todos los seres creados
pudiesen reconocer la naturaleza de sus acusaciones contra el gobierno divino
y para que la justicia y la misericordia de Dios y la inmutabilidad de su ley
quedasen establecidas para siempre. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 21, 22,
23)
Sin embargo, al ser arrojado del cielo y desarrollar toda su funesta obra, la
Biblia nos revela que finalmente Satanás y sus ángeles serán destruidos para
la eternidad, la sentencia ya está pronunciada, solamente resta que llegue
aquel momento señalado en la profecía apocalíptica para que la justicia divina
se ejecute sobre el ángel rebelde y todos sus seguidores.




Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche
por los siglos de los siglos. (Apoc. 20: 10) Tú, querubín grande, protector, yo
te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de
fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste
creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus
contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del
monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín
protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los
reyes te pondré para que miren en ti.

Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones
profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te
consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te
miran.   Todos    los   que   te   conocieron   de   entre   los   pueblos   se
maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
(Ez. 28: 14-19)

La rebelión de Satanás había de ser una lección para el universo a través de
todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca de la naturaleza del
pecado y sus terribles consecuencias. Los resultados del gobierno de Satanás
y sus efectos sobre los ángeles y los hombres iban a demostrar qué resultado
se obtiene inevitablemente al desechar la autoridad divina. Iban a atestiguar
que la existencia del gobierno de Dios entraña el bienestar de todos los seres
que él creó.
21


De esta manera la historia de este terrible experimento de la rebelión iba a ser
una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean
engañados acerca de la naturaleza de la transgresión, para salvarlos de
cometer pecado y sufrir sus consecuencias.




El que gobierna en los cielos ve el fin desde el principio.      Aquel en cuya
presencia los misterios del pasado y del futuro son manifiestos, más allá de la
angustia, las tinieblas y la ruina provocadas por el pecado, contempla la
realización de sus propios designios de amor y bendición. Aunque haya "nube
y oscuridad alrededor de él: justicia y juicio son el asiento de su trono." (Sal.
97: 2.) Y esto lo entenderán algún día todos los habitantes del universo, tanto
los leales como los desleales. "El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque
todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él: es
justo y recto." (Deut. 32: 4.) (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 23)

De esta forma, la rebelión que Lucifer comenzara en el cielo, con lo cual llegó a
convertirse en Satanás, será castigada severamente, el carácter de Dios a
través de esta obra de juicio revelará que es justo y misericordioso pero que
en ninguna manera es un Dios permisivo.

Esta rebelión demostró que todo acto de maldad y transgresión contra Dios y
su ley, es considerado como de alta traición y que por lo mismo es sancionada
de forma severa, así toda transgresión de los hombres también es sancionada
por parte de Dios, así como a Lucifer primero se le advirtió y en numerosas
oportunidades del grave peligro que corría antes que Dios lo confrontara de
forma definitiva y fuera expulsado del cielo, también Dios procede de la misma
forma con el ser humano, primero se le advierte durante un tiempo suficiente y
luego el eterno ejecuta sentencia.
LA VIDA Y LOS TIEMPOS ANTEDILUVIANOS

La vida y los tiempos antediluvianos nos revelan claramente que Dios es justo
y misericordioso o dicho de otra forma, que Dios es amor. Las condiciones de
vida que se desarrollaron sobre la tierra durante la era patriarcal, una vez que
Adán y Eva fueran expulsados del Edén, revelan que en tan temprano tiempo y
vida de la tierra, los hombres y mujeres de aquella época alcanzaron un índice
de maldad tan elevado que obligó de manera rápida y urgente la intervención
divina.

Siendo los antediluvianos una raza poderosa y longeva, consagraron toda
aquella inteligencia de una mente maestra al desarrollo del mal en todas sus
formas    y   aun   nivel   tal,   que   Dios   no   podía   seguir   permitiendo.   Los
antediluvianos desarrollaron formas de pecado propias de una raza que hasta
ese momento, era la más poderosa en todos los aspectos del ser.

El relato inspirado nos revela lo que ya sucedía en aquella era temprana de la
tierra, Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de
continuo solamente el mal. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y
estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que
estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino
sobre la tierra. (Gén. 6: 5, 11-12) a tal punto llegó la maldad y formas de
pecado de los hombres y mujeres que, se arrepintió Jehová de haber hecho
hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (v. 6)

Estos textos nos revelan condiciones extremas y un desarrollo del mal, que a la
vista de Dios no podía seguir continuando más, de esta forma, El Dios del cielo
23


decide poner fin a tales condiciones de vida, Y dijo Jehová: No contenderá mi
espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas
serán sus días ciento veinte años. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin
de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí
que yo los destruiré con la tierra. (Gén. 6: 3, 13)




Sin embargo, quien provocó todo este estado de cosas sobre la tierra fue
Satanás y sus ángeles, al llevar a los hombres a separarse de Dios y de esta
forma, llegar a cometer los más grandes pecados e invenciones de maldad.

Se había deleitado en dominar tan poderosa raza, y deseaba que los hombres
viviesen para que siguieran practicando sus abominaciones y rebelándose
contra el Rey del cielo. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 88)

Con toda la capacidad de los hombres antediluvianos resulta casi imposible
poder imaginarse los extremos a los cuales llegaron como raza en la invención
del mal. Por lo tanto, la maldad extrema proveniente de una mente súper y
desarrollada como lo fue la de los antediluvianos, hacía necesaria la
intervención divina, de esta forma, fue la maldad extrema lo que trajo los
juicios divinos sobre la tierra. Esto nos revela claramente que las catástrofes
que se producen sobre la tierra siempre tienen una causa determinada.

En el tiempo antediluviano, fue la maldad de los hombres la que atrajo los
juicios divinos sobre ellos, la Escritura señala,           Aconteció que cuando
comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron
hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran
hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y vio Jehová
que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la
tierra llena de violencia.
Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne
había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He
decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a
causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. (Gén. 6: 1-
2,5, 11-13)




De esta manera, fueron causas éticas, morales y espirituales, contrarias al
carácter de Dios que desataron los juicios divinos sobre la tierra, de esta
forma, los desastres y catástrofes sobre la tierra se encuentran estrechamente
ligadas a la maldad de los hombres sobre la tierra.

El linaje humano aun conservaba mucho de su vigor original.         Sólo pocas
generaciones habían pasado desde que Adán había tenido acceso al árbol que
había de prolongar la vida; y la unidad de la existencia del hombre era todavía
el siglo.   Si aquellas personas dotadas de longevidad hubieran dedicado al
servicio de Dios sus excepcionales facultades para hacer planes y ejecutarlos,
habrían hecho del nombre de su Creador un motivo de alabanza en la tierra, y
habrían cumplido el motivo por el cual él les dio la vida.      Pero dejaron de
hacerlo.    Había muchos gigantes, hombres de gran estatura y fuerza,
renombrados por su sabiduría, hábiles para proyectar las más sutiles y
maravillosas obras; pero la culpa en que incurrieron al dar rienda suelta a la
iniquidad fue proporcional a su pericia y habilidad mentales.

Dios otorgó ricos y variados dones a estos antediluvianos; pero los usaron
para glorificarse a sí mismos, y los trocaron en maldición poniendo sus afectos
en ellos más bien que en Aquel que se los había dado. Emplearon el oro y la
plata, las piedras preciosas y las maderas selectas, en la construcción de
mansiones para sí y trataron de superarse unos a otros en el embellecimiento
de sus moradas con las más hábiles obras del ingenio humano.               Sólo
procuraban satisfacer los deseos de sus orgullosos corazones, y se aturdían en
escenas de placer y perversidad.       No deseando conservar a Dios en su
memoria, no tardaron en negar su existencia.      Adoraban a la naturaleza en
25


lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza. Glorificaban al ingenio humano,
adoraban las obras de sus propias manos, y enseñaban a sus hijos a postrarse
ante imágenes esculpidas.




Construyeron altares a sus ídolos en los verdes campos y bajo la sombra de
hermosos árboles.        Bosques extensos, que conservaban su follaje siempre
verde, eran dedicados al culto de dioses falsos.           A estos bosques estaban
unidos bellos jardines, con largas y sinuosas avenidas adornadas de árboles
cargados de frutos, y de toda clase de estatuas; todo lo cual estaba provisto
de cuanto podía agradar a los sentidos y fomentar los voluptuosos deseos del
pueblo, y así inducirlo a participar del culto idólatra.

Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las creaciones de su
propia imaginación; y como consecuencia, se degradaron más y más.               El
salmista describe el efecto producido por la adoración de ídolos sobre quienes
la practican.   "Como ellos son los que los hacen; cualquiera que en ellos
confía." (Sal. 115:8.)

Es una ley del espíritu humano que nos hacemos semejantes a lo que
contemplamos. El hombre no se elevará más allá de sus conceptos acerca de
la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no sube nunca más arriba que
el nivel humano, si no se eleva mediante la fe para comprender la sabiduría y
el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más. Los adoradores de
falsos dioses revestían a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y
rebajaban así sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad
pecaminosa. Como resultado lógico se corrompieron.

"Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal. . . . Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de
violencia." (Gén. 6:5, 11.) Dios había dado a los hombres sus mandamientos
como norma de vida, pero su ley fue quebrantada, y como resultado
cometieron todos los pecados concebibles.      La impiedad de los hombres fue
manifiesta y osada, la justicia fue pisoteada en el polvo, y las lamentaciones
de los oprimidos ascendieron hasta el cielo.




La poligamia había sido introducida desde temprano, contra la divina voluntad
manifestada en el principio. El Señor dio a Adán una mujer, revelando así sus
órdenes. Pero después de la caída, los hombres prefirieron seguir sus deseos
pecaminosos: y como resultado, aumentaron rápidamente los delitos y la
desgracia.    No se respetaba el vínculo matrimonial ni los derechos de
propiedad. Cualquiera que codiciaba las mujeres o los bienes de su prójimo,
los tomaba por la fuerza, y los hombres se regocijaban en sus hechos de
violencia.   Gozaban matando los animales; y el consumo de la carne como
alimento los volvía aún más crueles y sedientos de sangre, hasta que llegaron
a considerar la vida humana con sorprendente indiferencia.

El mundo estaba en su infancia; no obstante, la iniquidad del género humano
se había hecho tan profunda y general que Dios no pudo soportarla más; y
dijo: "Raeré los hombres que he creado de sobre la faz de la tierra." (Vers 7;
véase el Apéndice, nota 1.) Declaró que su Espíritu no contendería para
siempre con la humanidad culpable. Si los hombres no cesaban de manchar el
mundo y sus ricos tesoros con sus pecados, los borraría de su creación, y
destruiría las cosas que con tanta delicia les había brindado; arrebataría las
bestias de los campos, y la vegetación que les suministraba abundante
abastecimiento de alimentos, y transformaría la bella tierra en un vasto
panorama de desolación y ruina. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 78, 79, 80, 81)

En aquella terrible hora vieron que la transgresión de la ley de Dios
había ocasionado su ruina. Pero, si bien por temor al castigo reconocían su
pecado, no sentían verdadero arrepentimiento ni verdadera repugnancia hacia
el mal. Habrían vuelto a su desafío contra el cielo, si se les hubiese librado del
27


castigo. Así también cuando los juicios de Dios caigan sobre la tierra antes del
diluvio de fuego, los impíos sabrán exactamente en qué consiste su pecado: en
haber menospreciado su santa ley. Sin embargo, su arrepentimiento no será
más genuino que el de los pecadores del mundo antiguo. (PP. Cap. 7 El
Diluvio. Pág. 88)




En vista de toda esta condición moral sobre la tierra, Dios les daría a los
hombres y mujeres de aquel entonces un determinado tiempo de gracia y de
misericordia, de no cambiar semejante actitud, entonces ejecutaría sus juicios
sobre la tierra. Para ello, se les concedería ciento veinte años de gracia y de
misericordia para que se arrepintieran y retornaran al Dios del cielo y su ley,
por medio de la predicación de Noé, los hombres fueron advertidos de los
peligros de persistir en semejantes actitudes y terribles pecados sobre la
tierra.

Sin embargo y a pesar de todo el tiempo concedido, las palabras de
misericordia que Dios les enviaba a través de su mensajero, esta poderosa
raza se burló y ridiculizó, tanto al mensajero, como a su mensaje. Al agotarse
el tiempo concedido y con ello la paciencia divina, el año seiscientos de la vida
de Noé concluyó el tiempo de gracia para toda aquella poderosa civilización y
el Dios del cielo desató finalmente sus juicios sobre todos aquellos que
persistieron en el pecado y la maldad. (Gén. 7 y 8)

Un poderoso cataclismo a escala global se desató sobre la tierra, (Gén. 7: 16-
24) todo fue destruido por la acción de la furia de los elementos en su misión
destructiva, a tal punto llegó el poder de los elementos, que hasta el mismo
Satanás y sus ángeles temieron por su existencia.

Estos juicios que cayeron en esta temprana era de la tierra provenían
directamente de Dios, sin embargo, antes de destruir a los impíos moradores
de la tierra, él había hecho un juicio previo al mirar la conducta y proceder de
los hombres, (Gén. 6: 5, 12) y en consecuencia, había tomado una decisión,
(Gén. 6: 3, 7, 13) el Señor destruiría a los hombres junto con la tierra.
Pero antes de hacerlo, él concedería un determinado tiempo de gracia, si
durante ese tiempo los hombres se arrepentían y desistían de su conducta
pecadora y transgresora, el Señor también desistiría de sus juicios sobre la
tierra, en otras palabras, el diluvio era un juicio condicional, por otro lado, sí
ellos rechazaban el mensaje enviado del cielo serían destruidos y raidos de la
superficie de la tierra.

Si los antediluvianos hubiesen creído la advertencia y se hubiesen arrepentido
de sus obras impías, el Señor habría desistido de su ira, como lo hizo más
tarde con Nínive.     Pero con su obstinada resistencia a los reproches de la
conciencia y a las advertencias del profeta de Dios, aquella generación llenó la
copa de su iniquidad y maduró para la destrucción. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág.
84, 85)

Por otro lado, de continuar en tales condiciones y sin la intervención divina
¿Qué cosas hubieran llegado a realizar los hombres y mujeres sobre la tierra
de entonces? ¿Cuáles serían los índices de maldad a los cuales podrían haber
llegado?

¿Qué implicancias podría tener todo este estado de cosas a la vista de los miles
de mundos que no había caído en pecado? ¿Qué hubieran pensado ellos del
carácter de Dios si hubiera permitido que siguiera tal estado de cosas sobre la
tierra de entonces? Y por otro lado, ¿Qué implicancias hubiera tenido este tipo
de conductas y vida de los hombres de entonces para nuestros días, si Dios no
hubiera intervenido? ¿Qué estaba en juego si Dios no intervenía para poner fin
a tales condiciones sobre la tierra? ¿Podrían los antediluvianos llegar incluso a
destruir el planeta? Y por otro lado, si Dios no hubiera intervenido en estos
asuntos ¿De qué se le hubiera acusado entonces?

Por lo tanto, aquí vemos cómo el Dios del cielo, que es todo amor, ejecutó
sentencia sobre los hombres pecadores y obradores de maldad extrema, ¿Qué
podemos decir a esto? ¿Qué opinan todos aquellos que piensan que Dios es
solo amor? ¿Qué piensan todos aquellos que creen que Dios no hará ni bien ni
mal frente a determinadas conductas de los hombres? ¿Qué podemos pensar
29


sobre el amor de Dios, es un amor permisivo o es un amor que hace justicia
eliminando la maldad de los hombres? Al destruir el mundo de entonces ¿Fue
justo el Señor? Pero también ¿Fue misericordioso?




Hoy muchos se quejan de Dios cuando se producen desastres y catástrofes
sobre la tierra, de la misma forma como muchos condenaron a Dios cuando él
envió el diluvio sobre la tierra, desde el mismo Satanás y las multitudes
desearon despojar a Dios de su trono, los hombres muchas veces no
comprenden que es la transgresión de los principios divinos y de la maldad
extrema sobre la tierra lo que acarrea la catástrofe.

En este juicio sobre la tierra, el Señor fue tanto justo, como misericordioso, los
juicios no vinieron sin una previa advertencia y un determinado tiempo de
gracia y de misericordia.

Por otro lado, Dios estaba dispuesto de dejar su ira sí los hombres se
arrepentían de sus malos caminos, vemos en esto, justicia y misericordia,
propios del carácter de Dios que es amor.

Aunque es Satanás quien se encuentra detrás de todo esto al llevar a los
hombres a la ruina despertando los juicios divinos sobre la tierra, sin embargo,
Dios actúa primero con misericordia entregando un determinado tiempo de
gracia y luego, al cumplirse los plazos fijados por él, se desatan sus juicios.
LOS JUICIOS DE DIOS DENTRO DE LA ERA PATRIARCAL

Durante la era patriarcal también nos encontramos con determinadas
situaciones en que Dios tuvo que intervenir de una u otra forma evitando que
los hombres progresaran en su obra del mal sobre la tierra.



                Los juicios divinos sobre la torre de Babel

Fue este el caso de la torre de Babel, una vez que los hombres poblaron la
tierra nuevamente después del diluvio, comenzaron a reproducirse las mismas
actitudes y pecados que destruyeron la tierra por el gran cataclismo del diluvio,
los hombres llegaron a alcanzar un índice de maldad que los llevó a unirse de
forma unánime entre ellos en la creación de un gran imperio sobre la tierra, un
orden mundial que se opusiera al gobierno de Dios.

Este intento de unificación se convertiría en el primer orden mundial sobre la
tierra y sería el reino de Babel, el cual tendría como máximo líder al cruel y
déspota Nimrod, (Gén. 10: 6-20) contradiciendo las ordenes divinas de
esparcirse sobre la tierra para poblar el planeta, decidieron levantar un reino
mundial en oposición al Dios del cielo, Tenía entonces toda la tierra una sola
lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente,
hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron
unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el
ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y
31


hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la
tierra. (Gén. 11: 1-4)

La torre de Babel, sería el icono de este nuevo orden mundial, destinada a
desafiar al Dios del cielo, a crear un medio de salvación independiente en caso
de un nuevo diluvio sobre la tierra, al culto y la adoración de los dioses por
medio de sacrificios humanos, especialmente niños, esta torre encerraría la
esencia misma del culto pagano y la adoración de los demonios.




Todos los pueblos que se unieron en dicha empresa eran especialmente de la
descendencia de Cam, el segundo hijo de Noé, (Gén. 9: 18-19) sin embargo,
Cam era corrupto, su inclinación al mal y la depravación extrema quedó
manifestada al ver este la desnude    de su propio padre, (Gén. 9: 20-23) lo
cual, en el fondo puede ser interpretado como un acto de violación o relación
sexual aberrante con su propio padre, una vez que Noé despertó de su
embriaguez y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito
sea Canaán; (Gén. 9: 24-25) sobre este joven cae un gran maldición
pronunciada por su propio padre.

¿Pero de donde había aprendido este joven tales costumbres aberrantes si no
hacía nada que había salido del arca? La única respuesta posible se encuentra
en la vida antediluviana, y efectivamente, Cam había aprendido esas prácticas
de los hombres y mujeres que fueron destruidos por el diluvio, la corrupción
moral y la depravación sexual contaminaron la mente y el espíritu de ese joven
al mezclarse con los corruptos y observar tales actos.

Una vez salido del arca y tan pronto como tuvo la oportunidad, las puso en
práctica y de la forma más degradante, con su propio padre, de esta forma la
descendencia de Cam sería portadora de una maldición y los pueblos que
saldrían de tal descendencia serían llamados los cananeos. (Gén. 10: 6- 20)

Estos pueblos fueron los más corruptos y depravados que poblaron la tierra,
después del diluvio y la primera influencia que tuvieron fue la construcción de
esta torre con la intención de llegar al cielo, (Gén. 11: 4) es decir, destronar al
Dios del cielo y ocupar el lugar de Dios de la misma forma como lo deseó
Satanás en su rebelión en el comienzo. Una torre que llegue al cielo. (v. 4)

De esta forma, Dios tuvo que intervenir una vez más en los planes humanos,
lo que Dios veía hacia el futuro no era nada bueno, Y descendió Jehová para
ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová:
He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han
comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado
hacer. (Gén. 11: 5-6)

Por lo tanto, podemos ver aquí una clase de juicio divino que interrumpió
planes humanos, que a simple vista parecerían buenos y quizás, en términos
modernos altruistas y progresistas, pero que a la vista de Dios traerían en el
corto tiempo condiciones de vida sobre la tierra que podrían superar a la de los
antediluvianos.

Teniendo la tierra en su comienzo una sola lengua, es decir, un solo idioma, en
esa oportunidad Dios confundió el habla de cada cual y nadie se podía
entender, no había comunicación, salvo entre aquellos que comenzaron a
hablar el mismo idioma, Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su
lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció
Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la
ciudad. (Gén. 11: 5-8)

Esto ocasionó la interrupción de esta obra y con ello se da el comienzo y origen
a las naciones y los más variados idiomas y dialectos sobre la tierra. En esta
oportunidad, Dios no los destruyó, sino más bien, el juicio que cayó sobre
estos resultó en la confusión de sus lenguas de manera que desistieron de su
obra, que de haber continuado y teniendo toda la tierra un solo idioma hubiera
sido el orden mundial más poderoso de toda la tierra y los planes de Dios en la
redención del hombre serían estorbados.
33


De esta forma, El Dios del cielo comenzó a despejar el camino y reordenar el
plano de lo internacional para aquél tiempo así como la geografía del planeta y
de sus continentes.

En la confusión de las lenguas de los que edificaban la torre de la ciudad de
Babel, podemos ver nuevamente el mismo principio de los juicios divinos, los
hombres se unen para ir en contra de Dios y su gobierno, todo esto inspirado,
planificado y guiado por Satanás, Dios interviene y trae sus juicios sobre la
tierra y los hombres para que estos puedan enmendar sus caminos y evitar
ser destruidos del todo.




   La destrucción de Sodoma y Gomorra y las ciudades de la llanura

Sodoma y Gomorra y todas las ciudades de la llanura revelan y dejan en plena
evidencia la depravación de los pueblos cananeos, la vida social que se llevó al
interior de estas ciudades llegó a un clímax e índice de maldad y depravación
extremo que una vez más Dios se vio obligado         a intervenir en los asuntos
humanos.

Sodoma y Gomorra se convirtieron en íconos de depravación sexual sobre la
tierra y se transformaron en un evento escatológico a escala de la condición
final a la cual llegará la humanidad poco antes de que Cristo retorne a la tierra.
Estas ciudades estaban conformadas por los pueblos cananeos, descendientes
de Canaán y del originador de toda depravación sexual postdiluviana sobre la
tierra, Cam.

En el caso de Sodoma, la depravación sexual a la cual habían llegado sus
moradores fue tal, que toda la ciudad estaba involucrada en tales prácticas
(Gén. 19: 4) desde el más joven hasta el más viejo, lo cual revela una
iniciación en tales prácticas depravadas y toda una vida de homosexualidad.
Las Escrituras revelan que estos hombres y mujeres habían alcanzado tal
índice de maldad que se hizo necesaria y urgente la intervención divina, Mas
los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran
manera. Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y
Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en
extremo, (Gén. 13: 13; 18: 20)

Para el tiempo cuando Lot se aproximó a estas ciudades, al separarse de su tío
Abram en busca de un “mejor” lugar donde vivir, (Gén. 13: 1-12) los
habitantes de estas ciudades ya se encontraban en tales condiciones morales
(v. 13), de alguna forma Dios permitió que el mensaje de salvación llegará
hasta ellos con la presencia de Lot, sin embargo y con el correr del tiempo,
este también fue absorbido por la vida placentera de estas ciudades, aunque
conservaba el temor de Dios y se mantenía al margen de tales prácticas.




Sin embargo, sus hijas y esposa sucumbieron a las prácticas de la ciudad,
cuando Sodoma fue destruida se nos revela que la esposa de Lot murió
convertida en estatua de sal al desafiar y desobedecer la orden divina de no
mirar hacia atrás, (Gén. 19: 17-26) por otro lado, sus hijas que se salvaron
junto con su padre, recurrieron a las practicas sodomitas al ver que no tenían
hijos o descendencia y que todos los hombres de ese tiempo habían sido
destruidos, en consecuencia, se acostaron con su padre, para ello, lo
embriagan y proceden a cometer incesto. (Gén. 19: 30-38) Pero ¿De dónde
habían ellas aprendido tales prácticas aberrantes y que Dios condenaba? Es
obvio que de los moradores de Sodoma.

Por lo tanto, la sentencia sobre todas estas ciudades ya estaba tomada, Dios
las visitaría, (Gén. 18: 20-21) tres seres divinos descendieron para ejecutar
sus juicios sobre estas ciudades transgresoras, cuando estos seres llegan
visitan primero a Abraham y Cristo le ratifica la promesa hecha al patriarca
tiempo atrás sobre el nacimiento de su hijo. (v. 9-15)

Seguidamente, el evento en turno sería la destrucción de todas estas ciudades
pecadoras, Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; Y
se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; (v. 16, 22)
revelándole a Abraham lo que acontecería con estas ciudades, (v. 17-23) este
intercede por estas ciudades antes que los juicios se desatarán finalmente,
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esta intercesión estaba a favor de todo justo que hubiera en ellas y la
misericordia divina se extendiera hacia ellos. (Gén. 18: 23-33)

Sin embargo, al llegar los ángeles con la misión destructora, solamente Lot y
su familia fueron advertidos de lo que acontecería en estas ciudades,
lamentablemente, tanto los yernos de Lot y su esposa no se convencieron de
lo que ocurriría, no creyeron al mensaje angelical, (Gén. 19: 12-14) todas
estas ciudades tuvieron la oportunidad de conocer al verdadero Dios del cielo y
poder así arrepentirse de sus pecados, Abraham era muy conocido en toda la
tierra como el adorador de un Dios invisible, de manera que la misericordia
divina se manifestó a toda esta gente y tuvieron su oportunidad.

Al llegar el momento de destruir estas ciudades era evidencia que también su
tiempo de gracia había concluido y el Dios del cielo ejecutaría sus juicios sobre
estos corruptos moradores. Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre
Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las
ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas
ciudades, y el fruto de la tierra. (Gén. 19: 24-25)

Estos juicios divinos fueron fulminantes, nunca más se volvieron a levantar
estas ciudades y toda aquella llanura se convirtió en un lugar estéril para el
florecimiento de la vida en todas sus formas.

¿Qué hubiera pasado sobre la tierra si Dios no hubiera intervenido en este
estilo de vida sodomita? ¿De no intervenir, cuál hubiera sido en ese tiempo la
influencia y el ejemplo de los cananeos con sus prácticas sodomitas sobre el
resto de las naciones? ¿Se hubiera la tierra convertido en una gran Sodoma y
sus habitantes en moradores depravados? ¿Qué hubiera acontecido con el plan
de redención del hombre si los cananeos no hubieran sido intervenidos de esta
forma? Por lo tanto ¿Fue Dios justo y misericordioso en esto?

Si analizamos los eventos, antes que naciera Isaac el hijo de la promesa, del
cual vendría la descendencia del Mesías y de quién surgiría el pueblo de Israel
el cual conservaría sobre la tierra el conocimiento del verdadero Dios, el
escenario mundial fue previamente preparado, Dios se encargó de borrar a
todos estos pueblos paganos y sus prácticas aberrantes antes que naciera
Isaac, de manera que para cuando naciera este niño, no existiría para ese
entonces ninguna influencia corrupta y depravada.

Incluso, antes que naciera Isaac y en tiempos de Sodoma y Gomorra, nació el
falso hijo de la promesa, Ismael, el hijo de la esclava, Agar la egipcia, y en él
no había salvación sino esclavitud, pues fue según la carne y no según la
promesa. (Gén. 16: 1-16; Gal. 4: 21-31)




Además, fueron sofocados todos los conflictos armados de aquella época,
Abraham encabezó una cruzada para liberar a su sobrino, Lot, y sofocar toda
revuelta y unión política de ese tiempo. (Gén. 14: 1-24) Así, todo esto
preparaba el camino para el cumplimiento profético sobre la profecía del
nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa.



         Los juicios sobre la tierra de Egipto en tiempos de José

De esta misma forma, los juicios que cayeron sobre Egipto en tiempos de José
obedecían a propósitos divinos dentro del plan redentor de Dios. A Abraham
se le profetizó que su descendencia estaría esclava por cerca de cuatrocientos
treinta años, y que al final de ese periodo saldrían libres por la misma
intervención divina. (Gén. 15: 1-14)

Esta profecía se cumplió con la salida de los hijos de Israel de la tierra de
Egipto por la liberación que Dios hiciera por mano de Moisés, sin embargo,
para que esta profecía se cumpliera, Israel tenía que primero habitar en tierra
de Egipto de otra forma, ¿Cómo cumplir esta promesa?

Para llevar a cabo sus propósitos, Dios preparó todos los eventos que
ocurrirían con la vida de José desde joven hasta llegar al mismo Egipto, siendo
vendido por sus hermanos como resultado de una serie de conflictos
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familiares, José fue vendido como esclavo a una compañía de ismaelitas y
luego estos lo vendieron en Egipto donde pasó el resto de su vida hasta morir.

Por medio de José, Dios prepararía la estadía de los hijos de Jacob en tierra de
Egipto donde en el tiempo se convertirían esclavos hasta el tiempo de su
liberación, pero ¿Cómo traer a Jacob y a sus hijos a tierra de Egipto?

La Biblia nos revela que fue la catástrofe la que llevó a todo el mundo de
entonces a depender de los egipcios convertidos en aquel tiempo en una gran
potencia mundial, una gran catástrofe que afectaría a todo el mundo conocido
de entonces desató la crisis venidera y la entrada de los hijos de Jacob en
tierra de Egipto.

Siendo también afectados por la sequía, la familia de Jacob se vio obligada a
buscar ayuda entre los egipcios, sin conocer que para ese entonces José era
gobernador de toda aquella tierra. Las circunstancias que se dieron y la astucia
del mismo José para con todos sus hermanos, permitieron que finalmente
todos ellos descendieran a Egipto.

Esta catástrofe que se manifestó en una gran sequía mundial donde el
alimento finalmente comenzó a escasear, fue anunciada misericordiosamente
por Dios por medio de sueños dados al mismo Faraón siete años antes que
ocurrieran, sin embargo, al no poder comprender estos sueños y advertencias
divinas exigió que les fueran revelados por los magos y adivinos de su imperio,
al no poder hacerlos, fue entonces el turno de José, y de esta forma, Dios lo
ponía al frente de la crisis que se desataría y poder así traer a su pueblo a
tierra de Egipto.

Los sueños advertían que vendrían primero siete años de abundancia en toda
la tierra, para que de esa forma comenzaran a prepararse y juntar todo el
alimento que diera la tierra durante esos primeros siete años, los siete años
restantes sería el tiempo de la gran catástrofe donde la tierra sufriría los
rigores de la sequía.
De esta forma, los juicios que cayeron sobre toda la tierra de Egipto y el
mundo conocido de entonces a través de esta gran sequía, eran un
instrumento que servirían a los propósitos de Dios en el cumplimiento de las
profecías en el plan que este tenía para su pueblo en el futuro.         Fue una
catástrofe donde la misericordia divina se manifestó abiertamente concediendo
a los hombres un determinado tiempo de “gracia” consistente en siete años de
abundancia para luego comenzar con la catástrofe.

Es la crisis la que lleva a los hombres a tomar decisiones radicales y la cual los
somete a la angustia indecible en la preservación de sus vidas, es la angustia
ocasionada por los desastres y catástrofes la cual es utilizada por Dios en el
favorecimiento de sus planes y salvación de su pueblo.




           LOS JUICIOS DE DIOS SOBRE EL PUEBLO DE ISRAEL

De esta forma, en la medida que el tiempo ha ido trascurriendo sobre la tierra,
podemos ver cómo Dios se ha manifestado al interior de su pueblo de muchas
maneras distintas, Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, (Heb. 1: 1) siendo las
catástrofes y los juicios divinos otra forma de manifestarse a su propio pueblo.



 Juicios personales y puntuales, El informe de los diez espías, Datán y
                                 Coré

Dios se manifestó a su pueblo no solamente como nación, sino también lo hizo
de manera puntual y señalada con ciertos individuos. Lo hizo así cuando tenía
que llamar a ciertos hombres para que fueran líderes o bien para que
cumplieran con el ministerio profético, sin embargo, también se manifestó de
esa manera cuando se trataba de hacer juicios sobre personas señaladas que
eran causantes de rebeliones al interior de su pueblo.

En estos casos puntuales, Dios enfrentaba y hacía comparecer ante su
presencia a los caudillos rebeldes y hacía caer sus juicios sobre ellos
aplastando su obstinada rebelión.     Fue el caso de Datán y Coré, los cuales
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levantaron una revuelta al interior del pueblo instando a la multitud a
despreciar y rechazar el liderazgo de Moisés y señalándolo como el causante
que estuvieran todos ellos en el desierto y próximos a la muerte.

Sin embargo, la advertencia divina era que aquella rebelión y malestar al
interior del pueblo no era en contra de Moisés, sino en contra de Dios mismo,
de esta forma, al ser un atentado contra la dirección y voluntad de Dios, los
impíos rebeldes comparecerían ante su presencia.

Terrible fue la forma como Dios sofocó este intento de rebelión y apostasía, la
Biblia señala que no solamente fueron destruidos los cabecillas sino también
todos aquellos que se unieron a esa rebelión.




Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré,
Datán y Abiram. Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram
en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus
tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos. Y dijo Moisés: En esto
conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y
que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los hombres
murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los
hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra
abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al
Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.

Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se
abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los
tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus
bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y
los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. Y
todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos;
porque decían: No nos trague también la tierra. También salió fuego de
delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que
ofrecían el incienso. (Núm. 16: 24, 27-35)
¿Qué podemos decir a esto? ¿El amor de Dios es permisivo? ¿Acaso en su
amor no tuvo presente a todo su pueblo y evitarle el desastre como nación a
manos   de   esos   líderes    rebeldes   a   su   voluntad? Estos   juicios   fueron
devastadores sobre la rebelión levantada, la tierra se abrió y los tragó a todos
los caudillos y los que se unieron a ellos y creyeron en sus palabras, fueron
destruidos por fuego.

Este evento como otros más que se produjeron al interior del pueblo de Israel,
nos revelan que Dios trae sus juicios sobre todos aquellos que al interior de su
pueblo son causantes de apostasía y rebelión.         Entre algunos de estos otros
acontecimientos tenemos el caso de los diez espías, los cuales entregaron un
informe desfavorable y fueron causa que el pueblo se desanimara y estuviera
al borde de la rebelión. (Núm. 13: 1-33; 14: 1-19)

Esto llevó a que todo Israel fuera castigado y condenado a pasar cuarenta años
más en el desierto, toda esa generación no entraría a la tierra prometida,
(Núm. 14: 20-35) Sin embargo, la Biblia revela que los diez espías no
quedaron impunes frente al informe que ellos habían entregado, Y los varones
que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar
contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país, aquellos varones
que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de
Jehová. Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de
entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra. (Núm. 14: 36-38)

De los doce espías, solamente Caleb y Josué fueron la acepción debido a que
ellos pensaron diferente teniendo en cuenta que Dios podía derrotar a los hijos
de Anac y darles la tierra prometida.

Claramente estos incidentes lamentables al interior del pueblo de Israel nos
hablan que Dios también hacía juicio contra ciertos individuos señalados y
puntuales y como en estos casos, fueron juicios devastadores.



                              Las serpientes ardientes
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Otro acontecimiento realmente catastrófico que vino sobre el pueblo de Israel
estando en el desierto, fue el ataque de las serpientes ardientes. Según el
informe bíblico, Israel murmuró contra Jehová por la condición existente,
tuvieron que rodear la tierra de Edóm y esto ocasionó que Israel se
desanimara, este desanimo llevó a la murmuración del pueblo, alegaron que no
tenían pan ni agua, sabiendo que poco tiempo antes Dios les había provisto de
agua y de alimento. (Núm. 20: 1-13)

Esta desconfianza y falta de fe en Dios, trajo la catástrofe sobre el pueblo, en
aquel desierto donde se encontraban, las serpientes eran comunes y por lo
tanto su veneno era mortal, mientras Dios permaneciera con su pueblo, ningún
mal le acontecería toda clase de enemigos serían alejados y Dios protegería a
su pueblo.




Esta presencia divina al interior del pueblo hacía que ningún peligro ingresará,
pero en la medida que Dios se alejará de este, por el efecto normal como en
este caso, las serpientes al ver que nada las detenía, mordían a los Israelitas.
Como sea, este juicio divino se produce por la acción cuando Dios retira su
protección de su propio pueblo.

Ellos murmuraban contra Dios, pero esta murmuración en el fondo decía que
no querían más la dirección del Dios del cielo, pues bien, si no lo querían más,
este se apartó de ellos y los peligros que Dios mitigaba en la conducción de su
pueblo a través del desierto, ya no se hizo más.



             Motivos y causas de los desastres y catástrofes

El pueblo de Israel enfrentó diversos desastres y catástrofes de toda índole y
naturaleza, pero realmente ¿A qué se debe que viene la tragedia? ¿Cuáles son
las causas por las cuales se producen los desastres y catástrofes o juicios
sobre los hombres? ¿Puede tener la catástrofe, cualquiera sea su naturaleza,
un origen o causa moral? ¿Puede existir relación entre lo moral y los desastres
que se producen en la naturaleza?
Antes de entrar a la tierra prometida, Dios advirtió a su pueblo cuáles serían
las consecuencias sobre ellos si como nación lo desobedecían y adquirieran
costumbres paganas imitando a las naciones con su idolatría y rebelión contra
El. Pero también se les enseñó por otro lado, que su obediencia redundaría en
una gran bendición, pues la presencia del eterno Dios estaría con ellos.
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar
y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también
Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán
sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu
Dios. (Dt. 28: 1-2)(v. 3-14)




Por otro lado, si ellos eran desobedientes, Dios les advertía sobre una amplia
gama de tragedias y catástrofes que caerían sobre ellos, Pero acontecerá, si no
oyeres   la   voz   de   Jehová   tu   Dios,   para   procurar   cumplir   todos   sus
mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti
todas estas maldiciones, y te alcanzarán. (Dt. 28: 15)(v. 16-68)

La Biblia es lo bastante clara, el Dios del cielo es un Dios cuyo carácter es ético
y moral, ese mismo carácter se encuentra manifestado en su ley, fundamento
de su gobierno en el cielo como en la tierra, por lo tanto no tolera el mal en
ninguna de sus formas y cuando los hombres traspasan los límites establecido
por él ese mismo carácter justo y misericordioso le lleva a intervenir en los
asuntos humanos mediante juicios destructivos, haciendo previamente un
llamado al arrepentimiento, advirtiendo de las consecuencias de seguir en tales
caminos, para ello concede un prolongado tiempo de gracia y de misericordia o
bien manifestándose a través de acontecimientos milagrosos como fue la
peregrinación del pueblo de Israel a través del desierto.

Por lo tanto, existe una estrecha relación entre los desastres y catástrofes con
el proceder y conducta de los hombres sobre la tierra, (Am. 8: 1-14; 9: 1-10)
lo que aconteció con Adán y Eva en el Edén revelan que la maldición sobre la
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tierra vino por causa de un asunto ético y moral, en donde el hombre
transgredió una ley moral y espiritual y lo que acontecería de allí en adelante
con la naturaleza sería catastrófica para el hombre.

En las advertencias hechas a Israel sobre las consecuencias que traería la
desobediencia se revela claramente que existe una relación estrecha entre lo
moral y la catástrofe o maldición, todo ligado a la conducta y proceder de los
hombres sobre la tierra.




             Cuándo Dios permite los desastres y catástrofes

De manera que, cuando Dios retira sus bendiciones de sobre la tierra, lo que
sigue en más es el resultado o consecuencia de tal acción, pero la Biblia señala
que todo se encuentra condicionado con la actitud del ser humano y su
obediencia o bien, su desobediencia hacia los mandamientos del Señor.

Esto queda claramente revelado con las advertencias que Dios hizo a la ciudad
de Nínive, dicha advertencia para esa ciudad consistía en que sería destruida
por causa de su maldad, Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y
pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Vino
palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive,
aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó
Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad
grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la
ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días
Nínive será destruida. (Jo. 1: 1; 3: 1-4)

Sin embargo, el relato bíblico nos revela que todos los moradores de aquella
gran ciudad, desde el mismo rey al morador más humilde aceptaron el
mensaje y se arrepintieron de su mal camino y como consecuencia no fueron
destruidos, (Jo. 3: 5-9) por lo tanto, todo estaba condicionado al proceder del
ser humano como en este caso particular.

Por el contrario, cuando los hombres y mujeres no hacen una reforma de sus
vidas, entonces Dios permite las catástrofes y los desastres con el propósito de
terminar con esa forma de mal en particular y de llamar a los hombres a la
reflexión y enmendar sus caminos morales y espirituales delante de Él.

Al igual que en Sodoma y Gomorra, sería la obra directa de Dios que caería
sobre Nínive, de no haberse arrepentido, o bien permitiría, quitando su
protección, que Satanás y sus ángeles ejercieran su poder sobre estos
moradores.




Por lo tanto, podemos afirmar que sí existe una estrecha relación entre los
desastres y catástrofes o bien, con el fin de una determinada sociedad o
cultura, con el proceder ético y moral de los hombres y mujeres.             Las
advertencias que Dios realiza, evidencia que cuando esta relación entre lo que
es moralmente correcto es quebrantada, entonces como una consecuencia
natural y según las advertencias divinas, se desata la catástrofe sobre la tierra
en determinados lugares.

Cada vez que Dios intervenía con juicios destructivos sobre determinadas
culturas en el pasado, lo hacía debido a que los moradores de la tierra habían
traspasado los límites establecidos por él, por más mal que el hombre se
empeñe en realizar, existe un límite que Dios no puede tolerar más.

De esta manera, Dios ha puesto fin a toda forma de maldad acumulada y
desarrollada en extremo sobre la tierra evitando que este se propague de
manera ilimitada, en el carácter justo y misericordioso, el Señor se ve en
obligación de intervenir en los asuntos humanos y hacer notar y dar a conocer
al ser humano que hay un Dios justo y misericordioso en el cielo y que se
encuentra al control de todas las cosas.
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        LOS JUICIOS DIVINOS SOBRE LAS NACIONES PAGANAS

De esta manera, los juicios divinos no solamente han ocurrido sobre el pueblo
de Israel, sino también han ocurrido sobre las naciones paganas, la historia
bíblica y secular, está llena de eventos donde el poder de la naturaleza y otros
elementos a manera de instrumentos de juicios sobre pueblos y naciones
idolatras se han desatado sobre culturas milenarias y que parecían inmortales.



       Los juicios sobre la tierra de Egipto en tiempos del éxodo

Todos los eventos que ocurrieron en el éxodo del pueblo de Israel, evidencian
claramente cómo la mano de Dios ha estado presente, las diez plagas que
cayeron sobre aquél imperio de la época revelan que Dios es capaz de traer
sus juicios sobre determinadas naciones.

Estas plagas que cayeron sobre aquella tierra tenían el propósito divino de
liberar a su pueblo de la esclavitud y opresión en que vivían, pero además, era
el tiempo del cumplimiento profético de la liberación, profecía que había sido
anunciada a Abraham años atrás, (Gén. 15: 12-14) para ese entonces el
tiempo ya estaba maduro.

Sin embargo, Dios había advertido al Faraón, por medio de Moisés y Aarón,
que si no dejaba ir a los hijos de Jacob sufrirían las consecuencias, de manera
que estas diez plagas no vinieron sin una advertencia previa. (Ex. 5: 1-2, 22-
23)   Tras la obstinada actitud de Faraón, solamente quedaba el uso         de la
mano dura por parte de Dios. (Ex. 6: 1-6)

De esta forma, las diez plagas que cayeron sobre la tierra de Egipto, se
desataron una vez que todos fueron advertidos de las serias consecuencias de
no dejar ir a Israel, en cada uno de estos diez juicios divinos Dios desafiaba la
idolatría de Egipto, cada plaga estaba destinada a caer sobre uno de los dioses
paganos de aquel imperio.




Las plagas fueron una intervención y acción directa de Dios, no eran eventos
que podían ser explicados como lo hacen hoy en día los hombres de ciencia
justificando el hecho que eran simples acciones naturales o fenómenos de
temporada, no, la Biblia nos revela que fueron eventos sobrenaturales
inexplicables para los hombres y obedecían al poder y ordenes divinas. A
través de estos juicios divinos se cumplía así la profecía de la liberación del
pueblo de Israel, que bien pudo haber sido de buena manera, sin embargo, al
rechazar el mensaje divino, Faraón endureció su corazón y decidió mantener
cautivo a los hebreos, por lo tanto, el camino que seguía era el ya mencionado.

Podemos ver una vez más en esto una acción divina que implicaba desoladoras
escenas de juicios sobre los hombres, las naciones paganas, cuyos cultos
idolatras desafiaban al mismo Dios del cielo, eran visitadas por el poder divino.



                  El fin de pueblos e imperios mundiales
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De esta manera, también muchos otros pueblos y naciones paganas, así como
los grandes imperios tuvieron su tiempo de reinado e influencia sobre la tierra,
tiempo que había sido determinado en la agenda divina, al cumplirse su hora,
fueron visitados por el poder de Dios.

Entre los más grandes imperios de la tierra encontramos a Babilonia, Medo
Persia, Grecia, Roma, así como muchos otros pueblos que fueron borrados de
la faz de la tierra por su crueldad y sangrientos rituales dedicados a sus dioses,
donde miles de víctimas, especialmente niños, morían como ofrenda a los
demonios.

Ahora nos podemos preguntar ¿Qué hubiera pasado sobre la tierra si tales
prácticas hasta la fecha hubieran seguido? ¿Qué tipo de sociedades hubieran
emergido con semejantes rituales sobre la tierra? ¿Hubieran los hombres en la
actualidad acusado a Dios de no haber intervenido? ¿Cuáles hubieran sido las
reales consecuencias sobre la tierra si tales pueblos y culturas paganas Dios las
hubiera dejado hasta el presente?

Conociendo estas reales consecuencias sobre la tierra, solo Dios podía saberlo
y en su infinita sabiduría y providencia divina, estos pueblos, culturas e
imperios fueron sacados de la historia (Rom. 1: 18-32) convirtiéndose en el
tiempo en materia de estudio de los hombres en la actualidad.

De esta forma, los juicios divinos sobre estos pueblos y culturas tenían el
propósito de frenar en cierta medida los elevados índices de maldad sobre la
tierra, ¿Nos atreveríamos a cuestionar a Dios por su proceder? ¿Y si no hubiera
procedido de esa forma lo hubiéramos cuestionado también de no actuar con
justicia?



     Dios determina que ciertas naciones paganas sean destruidas

Dios es soberano y en su soberanía él no le da explicaciones a ningún mortal
de sus actos, lo que sí, él advierte y revela por anticipado a los hombres lo que
va a realizar sobre la tierra.
Cuando Dios sacó a su pueblo de la tierra de Egipto, estableció el fin del
tiempo de gracia para determinadas naciones y pueblos de la tierra, las
prácticas aberrantes e idolátricas y cultos sangrientos, colmaron la paciencia
divina.   Por medio de su pueblo, Dios destruiría a todos esas naciones y
limpiaría la tierra para que su pueblo cumpliera con su misión de dar a conocer
el evangelio.

La orden divina era muy clara sobre estos pueblos que habitaban sobre la
tierra, Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean
de las ciudades de estas naciones. Pero de las ciudades de estos pueblos que
Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que
los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al
heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os
enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus
dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios. (Dt. 20: 15-18)




Sin embargo, la Biblia nos revela que los israelitas desobedecieron a Dios en
este cometido y muchos de estos pueblos cananeos fueron perdonados y
dejados con vida, No destruyeron a los pueblos Que Jehová les dijo; Antes se
mezclaron con las naciones, Y aprendieron sus obras, Y sirvieron a sus ídolos,
Los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los
demonios, Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus
hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue
contaminada     con   sangre.   Se   contaminaron   así   con   sus   obras,   Y   se
prostituyeron con sus hechos. (Sal. 106: 34-39)

Podemos preguntarnos ahora, ¿Qué hubiera sucedido en el medio oriente hoy
en día si Israel hubiera obedecido a Dios tocante a estos pueblos paganos?
¿Cuál hubiera sido la condición política y religiosa en el medio oriente en la
actualidad de haber cumplido Israel con la orden divina de exterminar a estas
culturas? Muy posiblemente el panorama político hubiera sido muy distinto en
la actualidad y mucho menos sufrimiento y sangre se hubieran derramado.
49




    Cultos paganos y altares de sangre, la vida y los tiempos de los
                           pueblos antiguos

La vida y los tiempos de los pueblos de la antigüedad giraban en torno a lo
ritual y religioso, la vida y todo el quehacer humano tenía para ellos un sentido
y significado religioso y espiritual.    Así, la religión llegó a formar parte
fundamental y central de las vidas de pueblos, naciones, imperios y todo tipo
de culturas del pasado.

La Biblia revela estas inclinaciones religiosas de estos pueblos y naciones
paganas, el punto recurrente de toda apostasía del pueblo de Israel giraba en
torno a la adoración de estos dioses, prácticas centrales de los pueblos que
circundaban a Israel e incluso, antes que ellos llegaran a ser constituidos como
nación de Dios.

Siglos antes que los israelitas se constituyeran como pueblo a los pies del
monte de Sinaí, estas prácticas religiosas idolátricas ya estaban presentes y
formaban parte central de la vida de las personas del pasado, Y dijo Josué a
todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron
antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor;
y servían a dioses extraños. (Jos. 24: 2)

Durante el desarrollo de la era patriarcal, las personas adoptaron diversas
creencias, costumbres y tradiciones, muchas de estas aprendidas o heredadas
de sus antepasados y giraban principalmente en la adoración de ciertas
deidades. Estos pueblos le atribuyeron a la naturaleza cualidades y atributos
divinos, al deificar el mundo natural, todo el orden de lo creado pasó a
convertirse en objeto de culto.

De esta forma, el sol, la luna y las estrellas, el trueno, el relámpago, y todo
fenómeno de la naturaleza se convirtió en objeto de culto, Dios había advertido
a su pueblo de abstenerse de tales prácticas idolátricas y que la práctica de
estos cultos era una abominación a su vista.




Sin embargo, la forma cómo mucho de estos cultos se llevaban a cabo queda
evidenciada por su extrema crueldad y la sangre de miles de seres humanos
derramada sobre estos altares idolátricos como ofrenda a esas deidades, o
como sangre ofrecida para calmar la ira y enojo de estas divinidades.

Cuando Israel caía en la apostasía, esta se hacía evidente por seguir las
mismas prácticas de las naciones paganas y eran introducidas de forma
inmediata en reemplazo del culto al verdadero Dios del cielo, la Biblia revela
en qué consistían esos cultos diabólicos, la crueldad y lo horrendo de estos se
deja ver en las paginas sagradas, Antes se mezclaron con las naciones,
Y aprendieron sus obras, Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de
su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, Y
derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas,
Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue
contaminada    con   sangre.   Se   contaminaron   así   con   sus   obras,   Y   se
prostituyeron con sus hechos. (Sal. 106: 35-39)
Juicios que caen sobre la tierra
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  • 1. 1 LOS JUICIOS QUE CAEN SOBRE LA TIERRA Desastres y catástrofes naturales ¿De dónde proceden? Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. (Apoc. 3: 10) ________________________________________________________ Desde hace mucho tiempo el hombre se ha preguntado si Dios es amor y él realmente existe ¿Entonces por qué el mal parece predominar sobre la tierra? ¿Por qué Dios permite los desastres, las catástrofes, el dolor, el sufrimiento y la muerte? Hoy más que nunca se acentúan preguntas como estas y similares, especialmente cada vez que enfrentamos los eventos que se producen en la naturaleza como los desastres y catástrofes naturales en todo orden de cosas. Cada vez que la naturaleza nos hace recordar lo finitos y débiles que somos, nuestra mente y espíritu se ven agobiados en busca de respuestas frente a estos desastrosos acontecimientos, pero me pregunto ¿Nos hacemos las mismas preguntas antes que sucedan éstos acontecimientos naturales? ¿Qué sucede con nuestras vidas antes que se desaten eventos semejantes? ¿Sigue siendo nuestra reflexión semejante a la que hacemos después que se producen estos acontecimientos? De esta manera, hoy el mundo frente a estos acontecimientos naturales se hace la pregunta ¿Y dónde estaba Dios cuando acontecían estos desastres o catástrofes? Mientras que otros se preguntan ¿Es posible que Dios sea capaz de provocar o enviar semejantes juicios destructivos sobre los hombres?
  • 2. Y por otro lado ¿Qué papel juegan Satanás y sus ángeles en los desastres y catástrofes que se producen sobre la tierra? ¿Es posible que ellos puedan provocar estos acontecimientos destructivos sobre los moradores de la tierra? Pero si Dios está al control de todas las cosas ¿Por qué el diablo y sus ángeles deberían de ocasionar desastres y catástrofes? ¿Quién realmente tiene el control de todas las cosas sobre la tierra? Muchas de estas preguntas surgen en la mente de incluso de aquellos que profesan ser cristianos, y que a pesar de toda su trayectoria de vida, aún desconocen temas tan relevantes como el papel que juegan los desastres y catástrofes naturales en los eventos finales sobre la tierra. Muchos de quienes llevan años militando en un determinado credo o bien en el propio pueblo de Dios, desconocen la forma de proceder de Dios frente al ser humano y el aumento del índice de maldad sobre la tierra, especialmente durante este último tiempo. Por lo tanto, ¿Conocemos la forma cómo Dios actuaba en el pasado en determinadas ocasiones cuando existía un índice elevado de maldad entre los moradores de la tierra y de forma especial con las naciones paganas? ¿Conocemos la forma cómo Dios actuaba aún con su propio pueblo cuando éste se revelaba y caía en apostasía? Y por otro lado ¿Conocemos el carácter de Dios? ¿Qué dice la Biblia con respecto al carácter de la divinidad? o ¿Desconocemos cómo Dios actúa para con el ser humano e incluso con los propios ángeles y demás habitantes de su reino? o ¿Tenemos una visión amorfa del carácter de Dios? Pero ¿Qué significa que Dios es amor? ¿Es este un amor enfermizo, sentimentalista, desequilibrado o al estilo de los predicadores que proclaman paz y amor en los últimos días? Si Dios es amor, como realmente lo es, ¿Significa esto que Dios es permisivo y que todo lo puede permitir? Si Dios es amor ¿Significa que en ese amor no hará ni bien ni mal? En este estudio veremos y analizaremos diferentes casos tomados del mismo registro bíblico en los cuales los hombres enfrentaron desastres y catástrofes o acontecimientos devastadores que llevaron a muchos a enfrentarse con la
  • 3. 3 muerte y la tragedia. También analizaremos de dónde procedían esos juicios destructivos y qué entidad espiritual se encontraba detrás de ellos a la hora de ser desatados sobre los hombres. Pero la pregunta clave ¿Puede Dios producir acontecimientos devastadores y catastróficos sobre lo moradores de la tierra? y por otro lado, ¿Tiene el diablo poder para producir estos mismos acontecimientos sobre el planeta? EL CARÁCTER DE DIOS ¿Qué dice la Biblia al respecto? La Biblia nos revela claramente que el carácter de Dios es amor (1ª de Jn. 4: 8) y no solo eso, sino también nos revela que ese amor es ancho, profundo y alto (Ef. 3: 14-21) de manera que, claramente las Sagradas Escrituras nos enseñan que la esencia del carácter de Dios es amor y un amor distinto y muy superior al del hombre. Sin embargo, decir que Dios es amor, es describir su esencia, pero de manera puntual y señalada ¿Cómo es ese amor de Dios? es decir, ¿Cómo está compuesto? ¿Qué atributos o cualidades posee? la Biblia nos revela qué cualidades posee ese amor divino. Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro. (Sal. 89: 14) Claramente se revela que ese amor divino se compone de Justicia, juicio, misericordia y verdad y que por lo mismo, Dios aborrece la maldad, el pecado y la iniquidad en todas sus formas. "Dios es amor", está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección perfuman el aire, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todos dan testimonio del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y de su deseo de hacer felices a sus hijos. La Palabra de Dios revela su carácter. El mismo ha declarado su infinito amor y piedad. Cuando Moisés dijo: "Ruégote me permitas ver tu gloria", Jehová respondió: "Yo haré que pase toda mi benignidad ante tu vista". (Éxodo 33:
  • 4. 18, 19) Tal es su gloria. Jehová pasó delante de Moisés y clamó: "Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente lento en iras y grande en misericordia y en Fidelidad; que usa de misericordia hasta la milésima generación; que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado". (Éxodo 34: 6, 7) "Lento en iras y grande en misericordia" (Jonás 4: 2) "Porque se deleita en la misericordia". (Miqueas 7: 18) (CC. Cap. 1 Pág. 2) Si Dios es amor y misericordia, ¿Significa esto que El Dios del cielo es permisivo? ¿Significa esto que ese amor todo lo permite y sin límites para el hombre? ¿Significa que ese amor le da plena libertad al ser humano de hacer lo que este se le antoje porque Dios es amor y ese amor todo lo permite y que Dios no se molestará por lo que acontece sobre la tierra? En el pasaje citado y los textos señalados, claramente se revela que aparte de ser misericordioso, también es justo y que el juicio y la verdad son el cimiento de su trono. Los textos señalados nos revelan que en su misericordia soporta por mucho tiempo la maldad del ser humano, "Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente lento en iras… (Éxodo 34: 6, 7) De esta manera, el carácter amoroso de Dios incluye en su misericordia, la clemencia y la paciencia con el ser humano, pero se nos revela además, que Dios también se aíra, aunque esta ira es lenta, es decir, que no se desata de forma irracional o de inmediato, pero que finalmente llega. El amor de Dios quedó demostrado al enviar a su hijo para que muriera por el hombre (Jn. 3: 16) y el clímax de ese amor quedó manifestado sobre la cruz del Calvario hacia todo el cielo, el universo y este planeta. (Rom. 5: 6-8) Pero en el fondo ¿Qué está demostrando la Cruz del Calvario sobre la cual Cristo murió? Muchos dirán el amor de Dios y eso es plenamente verdad, pero si lo vemos desde ese punto de vista solamente, entonces podríamos argumentar ¿Qué clase de amor es ese que muere por morir? ¿No sería acaso un amor irracional y masoquista por parte de Dios? o ¿Había algo más en juego? ¿Porque quién le dice a alguien que lo ama y después sufre y muere por esa persona por el solo gusto de morir?
  • 5. 5 El apóstol Pablo nos dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Rom. 6: 23) La paga del pecado es muerte, y Cristo moría por el pecador, por lo tanto, sobre la Cruz del Calvario Cristo recibía la penalidad de la transgresión del hombre, aquella ley trasgredida en el Edén por Adán y Eva, recaía sobre el mismo creador. Pero acaso ¿No hubiera resultado mucho más fácil perdonar al hombre y que todo siguiera como estaba al principio que sufrir aquella penalidad? La ley de Dios es inmutable y en ella se encuentra la seguridad, armonía y felicidad de todo el universo y de las todas las criaturas de Dios, por lo tanto, no era un asunto menor. Si Dios hubiera hecho tal cosa con Adán y Eva, no podríamos decir que El es justo, sino solamente misericordioso y su gobierno no se cimentaría en justicia y verdad, de manera que a través del plan de la salvación, El Dios del cielo demostró que él es justo y misericordioso a la vez, misericordioso al darle una segunda oportunidad al hombre y justo en castigar esa misma transgresión sobre sí mismo. Esto revela que Dios es misericordioso y que el amor de El no solamente perdona sino también, que es un Dios que no tolera el mal en ninguna de sus formas, la Cruz del Calvario revela el amor de Dios y que toda trasgresión recibirá justa retribución. LA CAIDA del hombre llenó todo el cielo de tristeza. El mundo que Dios había hecho quedaba mancillado por la maldición del pecado, y habitado por seres condenados a la miseria y a la muerte. Parecía no existir escapatoria para aquellos que habían quebrantado la ley. Los ángeles suspendieron sus himnos de alabanza. Por todos los ámbitos de los atrios celestiales, había lamentos por la ruina que el pecado había causado. El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovió de compasión por la raza caída. Una infinita misericordia conmovió su corazón al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino había concebido un plan
  • 6. mediante el cual el hombre podría ser redimido. La quebrantada ley de Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo sólo existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, sólo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar la raza caída. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág. 48) El sacrificio exigido por su transgresión reveló a Adán y a Eva el carácter sagrado de la ley de Dios; y comprendieron mejor que nunca la culpa del pecado y sus horrorosos resultados. En medio de su remordimiento y angustia pidieron que la pena no cayese sobre Aquel cuyo amor había sido la fuente de todo su regocijo; que más bien cayera sobre ellos y su descendencia. Se les dijo que, como la ley de Jehová es el fundamento de su gobierno en el cielo y en la tierra, ni aun la vida de un ángel podría aceptarse como sacrificio por la transgresión de ellos. Ninguno de sus preceptos podía abolirse o cambiarse para ajustarse al hombre en su condición caída; pero el Hijo de Dios, que había creado al hombre, podía expiar su falta. Así como la transgresión de Adán había traído desgracia y muerte, el sacrificio de Cristo traería vida e inmortalidad. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág. 52) Cuando Cristo vino a nuestro mundo en forma humana todos estaban interesados en seguirle mientras recorría paso a paso su sendero salpicado de sangre desde el pesebre hasta el Calvario. El cielo notó las afrentas y las burlas que él recibía, y supo que todo era instigado por Satanás. Presenció la obra de dos fuerzas contrarias: Satanás arrojando constantemente tinieblas, angustia y sufrimientos sobre la raza humana, y
  • 7. 7 Cristo oponiéndosele. Observó la batalla entre la luz y las tinieblas a medida que se reñía con más ardor. Cuando Cristo exclamó en la cruz en su expirante agonía: "Consumado es," un grito de triunfo resonó a través de todos los mundos, y a través del mismo cielo. Finalmente se había decidido la gran contienda que tanto había durado en este mundo, y Cristo era el vencedor. Su muerte había contestado la pregunta de si el Padre y el Hijo tenían suficiente amor hacia el hombre para obrar con tal abnegación y espíritu de sacrificio. Satanás había revelado su verdadero carácter de mentiroso y asesino. Se vio que si se le hubiese permitido dominar a los habitantes del cielo hubiera manifestado el mismo espíritu con el cual había gobernado a los hijos de los hombres que estuvieron bajo su potestad. Como con una sola voz, el universo leal se unió para ensalzar la administración divina. Si se hubiera podido cambiar la ley, el hombre habría sido salvado sin necesidad del sacrificio de Cristo; pero el hecho de que fuese necesario que Cristo diera su vida por la raza caída prueba que la ley de Dios no exonerará al pecador de sus demandas. Está demostrado que la paga del pecado es la muerte. Cuando murió Cristo, quedó asegurada la destrucción de Satanás. Pero si la ley hubiera sido abolida en la cruz, como muchos aseveran, entonces el amado Hijo de Dios hubiera sufrido la agonía y la muerte sólo para dar a Satanás lo que pedía; entonces el príncipe del mal habría triunfado; y sus acusaciones contra el gobierno divino hubieran quedado probadas. Pero el mismo hecho de que Cristo sufrió la pena de la transgresión del hombre, es para todos los seres creados un poderoso argumento en prueba de que la ley es inmutable; que Dios es justo, misericordioso y abnegado; y que la justicia y la misericordia más infinitas se entrelazan en la administración de su gobierno. (PP. Cap. 4 El Plan de la Redención. Pág. 56, 57)
  • 8. Por lo tanto, decir que Dios es amor es un testimonio verdadero y comprobado, pero además, ese mismo amor comprende un carácter ético y moral en el cual Dios no admite la maldad en ninguna de sus formas y que el pecado y toda forma de maldad, tarde o temprano, Dios la visita sobre los moradores de la tierra. ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne? (Hab. 1: 12-14) Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal. (Sof. 1: 12) Es la gloria de Dios ser misericordioso, lleno de paciencia, bondad y verdad. Pero la justicia revelada al castigar al pecador es tan ciertamente la gloria del Señor como lo es la manifestación de su misericordia.-RH Marzo 10, 1904. El Señor Dios de Israel va a ejecutar juicio sobre los dioses de este mundo como lo hizo sobre los de Egipto. El destruirá toda la tierra con fuego e inundaciones, plagas y terremotos. Entonces su pueblo redimido exaltará su nombre y lo glorificará en la tierra. ¿No tendrán una actitud inteligente hacia las lecciones de Dios aquellos que están viviendo en la última parte de la historia de esta tierra?-10MR 240-241 (1899). Aquel que ha estado como nuestro Intercesor y que oye todas las oraciones de contrición y las confesiones; Aquel a quien se representa con un arco iris, el símbolo de la gracia y el amor, en torno a su cabeza, pronto cesará su obra en el santuario celestial. Entonces descenderán del trono la gracia y la
  • 9. 9 misericordia, y la justicia tomará su lugar. Aquel a quien su pueblo ha buscado, asumirá su derecho: el cargo de Juez Supremo.-RH Enero 1, 1889. Dios es presentado en toda la Biblia no sólo como un Ser de misericordia y benevolencia, sino también como un Dios de justicia estricta e imparcial.-ST Marzo 24, 1881. 245 (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 136 Formato Flexible.) La Cruz del Calvario entrega un claro testimonio a todos aquellos que piensan que el amor de Dios es un amor permisivo y que todo lo permite, revelando que tal modo de pensar está completamente equivocado. Dios es amor, pero también es un Dios que hace justicia y sus juicios sobre la tierra serán ciertamente reales. En nuestros días se representa el amor de Dios como de un carácter tal que impediría que él destruyese al pecador. Los hombres razonan en base a su propia norma inferior de lo correcto y justo. "Pensabas que de cierto sería yo como tú" (Sal. 50: 21). Miden a Dios comparándolo con ellos mismos. Razonan sobre cómo actuarían bajo las circunstancias y llegan a la conclusión de que Dios haría como ellos se imaginan que haría... En ningún reino ni gobierno se les permite decir a los transgresores de la ley qué castigo debe ejecutarse contra aquellos que han violado la ley. Todo lo que tenemos, todas las mercedes de su gracia que poseemos, se las debemos a Dios. El carácter ofensivo del pecado contra un Dios tal no puede estimarse más de lo que pueden medirse los cielos con un palmo. Dios es un gobernador moral así como un Padre. Es el Legislador. Hace y ejecuta sus leyes. La ley que no tiene penalidad, no tiene fuerza. Puede presentarse el razonamiento de que un Padre amante no aceptaría que sus hijos sufriesen el castigo de Dios por fuego, teniendo el poder para socorrerlos. Pero por el bien de sus súbditos y por su seguridad, Dios castigará al transgresor. Dios no obra basado en el plan del hombre. El puede aplicar una, justicia infinita que el hombre no tiene derecho de administrar a un semejante. Noé habría desagradado a Dios si hubiese ahogado a uno de
  • 10. los escarnecedores y burladores que lo hostigaban, pero Dios ahogó al vasto mundo. Lot no habría tenido derecho de infligir castigo a sus yernos, pero Dios lo haría usando de estricta justicia. ¿Quién dirá que Dios no hará lo que él dice que hará? -12MR 207-209; 10MR 265 (1876). 246 (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 136, 137 Formato Flexible.) De esta manera, la inspiración y la revelación divina nos enseñan que El Dios del cielo es fuego consumidor para con el pecado y la maldad del hombre sobre la tierra, La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor. (Heb. 12: 26-29) Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras. (Is. 33: 14-16) La Biblia nos enseña que el amor de Dios no es un amor enfermizo, irracional o sentimentalista como lo vive muchas veces el ser humano, la Biblia revela claramente que el amor de Dios no es un amor permisivo, sino que está basado en la justicia y juicio, misericordia y verdad. Si hasta el momento hemos concebido el carácter de Dios como un ser que es solamente amor y misericordia entonces es que tenemos una visión incompleta
  • 11. 11 del carácter de la divinidad, sería un carácter amorfo de aquél que es amor y ese amor, también corrige y reprende al ser humano. Pero ¿Cómo funcionan entonces los juicios divinos sobre los seres humanos? Resulta a veces un poco complejo explicar este proceder de Dios para con el ser humano, ya hemos señalado, bajo los argumentos presentados, que Dios es tanto amor, así como fuego consumidor y que El hará juicios sobre los seres humanos. Al momento de señalar que Dios ejecutará sus juicios sobre la tierra ¿Significa esto que El Dios del cielo los hará por el simple gusto de hacerlos? La Biblia revela que estos juicios vienen sobre la tierra cuando los seres humanos traspasan los límites impuestos y tolerados por Dios, cuando los índices de maldad llegan a tal punto que el mismo carácter justo y compasivo del eterno en su calidad de gobernante supremo y soberano del universo no los puede permitir por más tiempo. Desde el momento en que los hombres comienzan a comportarse de una manera destructiva y agresiva y cuya invención del mal a través del tiempo se va multiplicando, entonces Dios procede a advertir por medio de sus mensajeros, de tales conductas peligrosas al ser humano, por otro lado, en el momento en que los hombres desprecian las advertencias y los mensajes de amor, invitando al arrepentimiento y la reforma, llega el tiempo en que se cumple el determinado plazo de misericordia impuesto por Dios y los juicios divinos son desatados sobre todos aquellos que despreciaron las advertencias divinas. Pero ¿De qué forma vienen estos juicios? Y ¿Cómo se producen?
  • 12. Se me mostró que los juicios de Dios no vendrían sobre ellos directamente del Señor, sino de esta manera: Ellos se colocan más allá de su protección. El advierte, corrige, reprueba y señala el único camino seguro; luego, si aquellos que han sido el objeto de su cuidado especial siguen su propio, curso, independientemente del Espíritu de Dios, tras repetidas amonestaciones; si eligen su propio camino, entonces él no encarga a sus ángeles que impidan los decididos ataques de Satanás contra ellos. Es el poder de Satanás lo que está obrando en el mar y en la tierra, trayendo calamidad y angustia, y barriendo multitudes para asegurarse de su presa.- 14MR 3 (1883) Dios usará a sus enemigos como instrumentos para castigar a aquellos que hayan seguido sus propios caminos perniciosos, por los cuales la verdad de Dios ha sido tergiversada, juzgada equivocadamente y deshonrada- PC 136 (1894). El Espíritu de Dios -insultado, rechazado, abusado- ya se está retirando de la tierra. Tan pronto como el Espíritu de Dios se aleje, se llevará a cabo la cruel obra de Satanás en tierra y mar- Ms 134, 1898. Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás.-CS 672 (1911). 247 (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 137 Formato Flexible.) En otras palabras, cuando los hombres desprecian los llamados al arrepentimiento, cuando los hombres y mujeres deciden y persisten en el mal, en el pecado y la trasgresión, entonces el Señor termina por apartarse de ellos, lo cual significa que al apartarse, también se aparta la protección divina y Satanás ve en esto una oportunidad para provocar desastres y catástrofes en todo orden de cosas sobre los hombres en un determinado lugar.
  • 13. 13 Pero en el fondo no es Dios quien desea estas cosas, el no quiere la muerte del impío, al contrario el deseo anhelante de Dios es salvar a todos los seres humano, (2ª Ped. 3: 9; Jn. 3: 16) pero por otro lado, la obra de Satanás es destruir, (Apoc. 9: 11; 12: 12, 17) por lo tanto, arrastra al ser humano al pecado, a la degradación y consigue de esta forma crear un estado tal de cosas sobre la tierra o en determinadas naciones o pueblos que la paciencia de Dios llega a un límite, sin embargo, Dios se encarga de corregir el pecado, primero advierte, que de persistir en tales conductas resultarán en la muerte. Satanás había tenido tanto éxito en engañar a los ángeles de Dios y en la caída del noble Adán, que pensó que tendría éxito en vencer a Cristo en su humillación. Contempló con gozo placentero el resultado de sus tentaciones y el aumento del pecado en las continuas transgresiones de la ley de Dios por más de cuatro mil años. Había provocado la ruina de nuestros primeros padres, había traído el pecado y la muerte al mundo y había llevado a la ruina a multitudes en todos los siglos, países y clases. Por su poder, había regido ciudades y naciones hasta que sus pecados habían provocado la ira de Dios, quien las había destruido por fuego, agua, terremotos, espada, hambre y pestilencias. Mediante sus astutos e incansables esfuerzos, había dominado el apetito y había excitado y fortalecido las pasiones hasta tal punto que había desfigurado y casi raído la imagen de Dios en el hombre. La dignidad física y moral del hombre habían sido destruidas hasta tal punto, que no tenía sino un vago parecido en carácter y perfección de forma con los que dignificaron a Adán y a Eva. (MS. T1 La Tentación de Cristo. Cap. 38 La Tentación de Cristo. Terribles efectos del pecado en el hombre. Pág. 316) Por lo tanto, cuando esto se produce y los hombres desprecian y rechazan sus mensajes, que llaman al arrepentimiento y la reforma, Dios se aparta y permite que Satanás tenga rienda suelta en su obra destructiva llevando a muchos a su perdición eterna.
  • 14. Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. El mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación por todas partes. (CS. Cap. 40 El Tiempo de Angustia. Pág. 672) (1911.) Pero también se da el caso cuando, por obra del mismo Satanás, al llevar a los hombres y mujeres al mal y a la multiplicación de este sobre la tierra, Dios determina ciertos juicios sobre los hombres, los cuales pueden provenir directamente de él como lo fue en el diluvio, Sodoma y Gomorra y en otras tantas instancias en que él lo ha determinado. Para ello, Dios emplea y comisiona a sus ángeles en la ejecución de estos eventos destructivos sobre los mortales y crueles pecadores Los juicios de Dios fueron suscitados contra Jericó. Era un baluarte. Pero el mismo Capitán de la hueste del Señor vino del cielo para conducir los ejércitos del cielo en un ataque contra la ciudad. Ángeles de Dios asieron los masivos muros y los derribaron.-3T 264 (1873). Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una ocasión, en obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército asirio.- DTG 650 (1898). El mismo ángel que había bajado de los atrios celestiales para librar a Pedro, había sido mensajero de ira y juicio para Herodes. El ángel hirió a Pedro para despertarlo de su sueño; pero fue con un golpe diferente como hirió al perverso rey, humillando su orgullo y haciendo caer sobre él el castigo del Todopoderoso. Herodes murió en gran agonía mental y corporal bajo el justo castigo de Dios.- HAp. 123 (1911).
  • 15. 15 Un solo ángel dio muerte a todos los primogénitos de los egipcios y llenó al país de duelo. Cuando David ofendió a Dios al tomar censo del pueblo, un ángel causó la terrible mortandad con la cual fue castigado su pecado. CS 672 (1911.) (EUD. Cap. 17 Las siete últimas plagas y los impíos. Pág. 137, 138 Formato flexible.) Como sea, el instigador y provocador de todos estos juicios es el mismo Satanás, el Señor solamente interviene en su carácter justo y misericordioso el cual no permite la maldad en ninguna de sus formas sobre la tierra, advierte y llama al hombre al arrepentimiento antes que el juicio se desate sobre estos. Esta forma de proceder de Dios con el mal y la iniquidad del ser humano, la podremos apreciar claramente en el desarrollo de la historia del hombre sobre la tierra. En las páginas siguientes desarrollaremos estas premisas y veremos que Dios es tanto justo como misericordioso, cualidades que revelan que el eterno es un dios de amor. LA REBELIÓN DE LUCIFER Y LOS JUICIOS DE DIOS La forma como Dios manejó la crisis que se produjo en el cielo en relación a la rebelión de Lucifer y sus ángeles, demuestra desde el mismo comienzo que el eterno no es permisivo ni tolera el mal, pero también este mismo evento revela que Dios fue justo y misericordioso en el trato que tuvo con el ángel rebelde y sus seguidores. Desde que este ángel comenzara con sus ideas de establecer un gobierno semejante al de Dios, se le demostró de manera clara que sus pretensiones estaban equivocadas, además, se les hizo ver las terribles consecuencias que resultarían de persistir en semejante actitud en contra del gobierno de Dios. Reunidos en concilio celestial, los ángeles rogaron a Lucifer que desistiese de su intento. El Hijo de Dios presentó ante él la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y también la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y, al separarse de él, Lucifer deshonraría a su Creador y acarrearía la ruina sobre sí mismo. Pero la
  • 16. amonestación, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente despertó un espíritu de resistencia. Lucifer permitió que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirmó más en su rebelión. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 14) Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su desafecto no tenía razón de ser, y se le hizo saber cuál sería el resultado si persistía en su rebeldía. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 18) Dios fue muy misericordioso y en su paciencia soportó por mucho tiempo a Lucifer, durante todo ese tiempo se le explicó de forma clara lo que acontecería si persistía en semejante conducta. Con gran misericordia, según su divino carácter, Dios soportó por mucho tiempo a Lucifer. El espíritu de descontento y desafecto no se había conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extraño, misterioso e inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entendía la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algún tiempo había temido dar expresión a los pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargo no los desechó. No veía el alcance de su extravío. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 18) Sin embargo, esa paciencia divina llegó a su límite pues el carácter de Dios no permite la rebelión ni mucho menos un intento de usurpar el trono del eterno, pensar que Dios no haría nada al respecto, era una gran equivocación de parte del bando rebelde. Había llegado el momento de hacer una decisión final; él debía someterse completamente a la divina soberanía o colocarse en abierta rebelión. Casi decidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió. Era un sacrificio demasiado grande para quien había sido honrado tan altamente el tener que confesar que había errado, que sus ideas y propósitos eran falsos, y someterse a la autoridad que había estado presentando como injusta.
  • 17. 17 Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad hacia Lucifer y sus seguidores, procuró hacerlos retroceder del abismo de la ruina al cual estaban a punto de lanzarse. Pero su misericordia fue mal interpretada. Lucifer señaló la longanimidad de Dios como una prueba evidente de su propia superioridad sobre él, como una indicación de que el Rey del universo aún accedería a sus exigencias. Si los ángeles se mantenían firmes de su parte, dijo, aún podrían conseguir todo lo que deseaban. Defendió persistentemente su conducta, y se dedicó de lleno al gran conflicto contra su Creador. Así fue como Lucifer, el "porta luz," el que compartía la gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresión, se convirtió en Satanás el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el destructor de aquellos que el Señor había encomendado a su dirección y cuidado. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 19) Rechazando con desdén los argumentos y las súplicas de los ángeles leales, los tildó de esclavos engañados. Declaró que la preferencia otorgada a Cristo era un acto de injusticia tanto hacia él como hacia toda la hueste celestial, y anunció que desde ese entonces no se sometería a esa violación de los derechos de sus asociados y de los suyos propios. Nunca más reconocería la supremacía de Cristo. Había decidido reclamar el honor que se le debió haber otorgado, y asumir la dirección de cuantos quisieran seguirle; y prometió a quienes entrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela todos gozarían de libertad. Gran número de ángeles manifestó su decisión de aceptarle como su caudillo. Engreído por el favor que recibieran sus designios, alentó la esperanza de atraer a su lado a todos los ángeles para hacerse igual a Dios mismo, y ser obedecido por toda la hueste celestial. Los ángeles leales volvieron a instar a Satanás y a sus simpatizantes a someterse a Dios; les presentaron lo que resultaría inevitable en caso de rehusarse. El que los había creado podía vencerlos y castigar severamente su rebelde osadía.
  • 18. Ningún ángel podía oponerse con éxito a la ley divina, tan sagrada como Dios mismo. Advirtieron y aconsejaron a todos que hiciesen oídos sordos a los razonamientos engañosos de Lucifer, y le instaron a él y a sus secuaces a buscar la presencia de Dios sin demora alguna, y a confesar el error de haber puesto en tela de juicio la sabiduría y la autoridad divinas. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 19, 20) A pesar que los ángeles leales de Dios también les hicieron ver las consecuencias de tal rebelión, ni aun así desistieron de sus pretensiones, Dios confrontó a Lucifer a tomar una decisión definitiva al respecto y dependiendo de la decisión que ellos tomaran sería el proceder divino hacia ellos y la rebelión comenzada. Sin embargo, Dios no destruyó de forma inmediata a Lucifer y sus ángeles, pero esto no significa que no serán destruidos, sino que se les dejaría para que desarrollaran sus verdaderos planes e intenciones que hasta ese momento no se podían ver claramente. Dios permitió que Satanás siguiese con su obra hasta que el espíritu de desafecto se trocó en una activa rebelión. Era necesario que sus planes se desarrollasen en toda su plenitud, para que su verdadera naturaleza y tendencia fuesen vistas por todos. Como querubín ungido, Lucifer, había sido altamente exaltado; era muy amado por los seres celestiales, y su influencia sobre ellos era poderosa. El gobierno de Dios incluía no sólo los habitantes del cielo sino también los de todos los mundos que había creado; y Lucifer llegó a la conclusión de que si pudiera arrastrar a los ángeles celestiales en su rebelión, podría también arrastrar a todos los mundos. El había presentado su punto de vista astutamente, haciendo uso de sofismas y engaños para lograr sus fines. Su poder para engañar era enorme. Disfrazándose con un manto de mentira, había obtenido una ventaja. Todo cuanto hacía estaba tan revestido de misterio que era muy difícil revelar a los ángeles la verdadera naturaleza de su obra. Hasta que ésta no estuviese
  • 19. 19 plenamente desarrollada, no podría manifestarse cuán mala era ni su desafecto sería visto como rebelión. Aun los ángeles leales no podían discernir bien su carácter, ni ver adonde se encaminaba su obra. El verdadero carácter del usurpador, y su verdadero objetivo, debían ser comprendidos por todos. Debía dársele tiempo suficiente para que se revelase por medio de sus propias obras inicuas. La discordia que su propio proceder había causado en el cielo, Satanás la atribuía al gobierno de Dios. Todo lo malo, decía, era resultado de la administración divina. Alegaba que su propósito era mejorar los estatutos de Jehová. Por consiguiente, Dios le permitió demostrar la naturaleza de sus pretensiones para que se viese el resultado de los cambios que él proponía hacer en la ley divina. Su propia labor había de condenarle. Satanás había dicho desde el principio que no estaba en rebeldía. El universo entero había de ver al engañador desenmascarado. Aun cuando Satanás fue arrojado del cielo, la Sabiduría infinita no le aniquiló. Puesto que sólo el servicio inspirado por el amor puede ser aceptable para Dios, la lealtad de sus criaturas debe basarse en la convicción de que es justo y benévolo. Por no estar los habitantes del cielo y de los mundos preparados para entender la naturaleza o las consecuencias del pecado, no podrían haber discernido la justicia de Dios en la destrucción de Satanás. Si se le hubiese suprimido inmediatamente, algunos habrían servido a Dios por temor más bien que por amor. La influencia del engañador no habría sido anulada totalmente, ni se habría extirpado por completo el espíritu de rebelión. Para el bien del universo entero a través de los siglos sin fin, era necesario que Satanás desarrollase más ampliamente sus principios, para que todos los seres creados pudiesen reconocer la naturaleza de sus acusaciones contra el gobierno divino y para que la justicia y la misericordia de Dios y la inmutabilidad de su ley quedasen establecidas para siempre. (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 21, 22, 23)
  • 20. Sin embargo, al ser arrojado del cielo y desarrollar toda su funesta obra, la Biblia nos revela que finalmente Satanás y sus ángeles serán destruidos para la eternidad, la sentencia ya está pronunciada, solamente resta que llegue aquel momento señalado en la profecía apocalíptica para que la justicia divina se ejecute sobre el ángel rebelde y todos sus seguidores. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apoc. 20: 10) Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser. (Ez. 28: 14-19) La rebelión de Satanás había de ser una lección para el universo a través de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias. Los resultados del gobierno de Satanás y sus efectos sobre los ángeles y los hombres iban a demostrar qué resultado se obtiene inevitablemente al desechar la autoridad divina. Iban a atestiguar que la existencia del gobierno de Dios entraña el bienestar de todos los seres que él creó.
  • 21. 21 De esta manera la historia de este terrible experimento de la rebelión iba a ser una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean engañados acerca de la naturaleza de la transgresión, para salvarlos de cometer pecado y sufrir sus consecuencias. El que gobierna en los cielos ve el fin desde el principio. Aquel en cuya presencia los misterios del pasado y del futuro son manifiestos, más allá de la angustia, las tinieblas y la ruina provocadas por el pecado, contempla la realización de sus propios designios de amor y bendición. Aunque haya "nube y oscuridad alrededor de él: justicia y juicio son el asiento de su trono." (Sal. 97: 2.) Y esto lo entenderán algún día todos los habitantes del universo, tanto los leales como los desleales. "El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él: es justo y recto." (Deut. 32: 4.) (PP. Cap. 1 El Origen del Mal Pág. 23) De esta forma, la rebelión que Lucifer comenzara en el cielo, con lo cual llegó a convertirse en Satanás, será castigada severamente, el carácter de Dios a través de esta obra de juicio revelará que es justo y misericordioso pero que en ninguna manera es un Dios permisivo. Esta rebelión demostró que todo acto de maldad y transgresión contra Dios y su ley, es considerado como de alta traición y que por lo mismo es sancionada de forma severa, así toda transgresión de los hombres también es sancionada por parte de Dios, así como a Lucifer primero se le advirtió y en numerosas oportunidades del grave peligro que corría antes que Dios lo confrontara de forma definitiva y fuera expulsado del cielo, también Dios procede de la misma forma con el ser humano, primero se le advierte durante un tiempo suficiente y luego el eterno ejecuta sentencia.
  • 22. LA VIDA Y LOS TIEMPOS ANTEDILUVIANOS La vida y los tiempos antediluvianos nos revelan claramente que Dios es justo y misericordioso o dicho de otra forma, que Dios es amor. Las condiciones de vida que se desarrollaron sobre la tierra durante la era patriarcal, una vez que Adán y Eva fueran expulsados del Edén, revelan que en tan temprano tiempo y vida de la tierra, los hombres y mujeres de aquella época alcanzaron un índice de maldad tan elevado que obligó de manera rápida y urgente la intervención divina. Siendo los antediluvianos una raza poderosa y longeva, consagraron toda aquella inteligencia de una mente maestra al desarrollo del mal en todas sus formas y aun nivel tal, que Dios no podía seguir permitiendo. Los antediluvianos desarrollaron formas de pecado propias de una raza que hasta ese momento, era la más poderosa en todos los aspectos del ser. El relato inspirado nos revela lo que ya sucedía en aquella era temprana de la tierra, Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. (Gén. 6: 5, 11-12) a tal punto llegó la maldad y formas de pecado de los hombres y mujeres que, se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (v. 6) Estos textos nos revelan condiciones extremas y un desarrollo del mal, que a la vista de Dios no podía seguir continuando más, de esta forma, El Dios del cielo
  • 23. 23 decide poner fin a tales condiciones de vida, Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. (Gén. 6: 3, 13) Sin embargo, quien provocó todo este estado de cosas sobre la tierra fue Satanás y sus ángeles, al llevar a los hombres a separarse de Dios y de esta forma, llegar a cometer los más grandes pecados e invenciones de maldad. Se había deleitado en dominar tan poderosa raza, y deseaba que los hombres viviesen para que siguieran practicando sus abominaciones y rebelándose contra el Rey del cielo. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 88) Con toda la capacidad de los hombres antediluvianos resulta casi imposible poder imaginarse los extremos a los cuales llegaron como raza en la invención del mal. Por lo tanto, la maldad extrema proveniente de una mente súper y desarrollada como lo fue la de los antediluvianos, hacía necesaria la intervención divina, de esta forma, fue la maldad extrema lo que trajo los juicios divinos sobre la tierra. Esto nos revela claramente que las catástrofes que se producen sobre la tierra siempre tienen una causa determinada. En el tiempo antediluviano, fue la maldad de los hombres la que atrajo los juicios divinos sobre ellos, la Escritura señala, Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
  • 24. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. (Gén. 6: 1- 2,5, 11-13) De esta manera, fueron causas éticas, morales y espirituales, contrarias al carácter de Dios que desataron los juicios divinos sobre la tierra, de esta forma, los desastres y catástrofes sobre la tierra se encuentran estrechamente ligadas a la maldad de los hombres sobre la tierra. El linaje humano aun conservaba mucho de su vigor original. Sólo pocas generaciones habían pasado desde que Adán había tenido acceso al árbol que había de prolongar la vida; y la unidad de la existencia del hombre era todavía el siglo. Si aquellas personas dotadas de longevidad hubieran dedicado al servicio de Dios sus excepcionales facultades para hacer planes y ejecutarlos, habrían hecho del nombre de su Creador un motivo de alabanza en la tierra, y habrían cumplido el motivo por el cual él les dio la vida. Pero dejaron de hacerlo. Había muchos gigantes, hombres de gran estatura y fuerza, renombrados por su sabiduría, hábiles para proyectar las más sutiles y maravillosas obras; pero la culpa en que incurrieron al dar rienda suelta a la iniquidad fue proporcional a su pericia y habilidad mentales. Dios otorgó ricos y variados dones a estos antediluvianos; pero los usaron para glorificarse a sí mismos, y los trocaron en maldición poniendo sus afectos en ellos más bien que en Aquel que se los había dado. Emplearon el oro y la plata, las piedras preciosas y las maderas selectas, en la construcción de mansiones para sí y trataron de superarse unos a otros en el embellecimiento de sus moradas con las más hábiles obras del ingenio humano. Sólo procuraban satisfacer los deseos de sus orgullosos corazones, y se aturdían en escenas de placer y perversidad. No deseando conservar a Dios en su memoria, no tardaron en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza en
  • 25. 25 lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza. Glorificaban al ingenio humano, adoraban las obras de sus propias manos, y enseñaban a sus hijos a postrarse ante imágenes esculpidas. Construyeron altares a sus ídolos en los verdes campos y bajo la sombra de hermosos árboles. Bosques extensos, que conservaban su follaje siempre verde, eran dedicados al culto de dioses falsos. A estos bosques estaban unidos bellos jardines, con largas y sinuosas avenidas adornadas de árboles cargados de frutos, y de toda clase de estatuas; todo lo cual estaba provisto de cuanto podía agradar a los sentidos y fomentar los voluptuosos deseos del pueblo, y así inducirlo a participar del culto idólatra. Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las creaciones de su propia imaginación; y como consecuencia, se degradaron más y más. El salmista describe el efecto producido por la adoración de ídolos sobre quienes la practican. "Como ellos son los que los hacen; cualquiera que en ellos confía." (Sal. 115:8.) Es una ley del espíritu humano que nos hacemos semejantes a lo que contemplamos. El hombre no se elevará más allá de sus conceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no sube nunca más arriba que el nivel humano, si no se eleva mediante la fe para comprender la sabiduría y el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más. Los adoradores de falsos dioses revestían a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y rebajaban así sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad pecaminosa. Como resultado lógico se corrompieron. "Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. . . . Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de
  • 26. violencia." (Gén. 6:5, 11.) Dios había dado a los hombres sus mandamientos como norma de vida, pero su ley fue quebrantada, y como resultado cometieron todos los pecados concebibles. La impiedad de los hombres fue manifiesta y osada, la justicia fue pisoteada en el polvo, y las lamentaciones de los oprimidos ascendieron hasta el cielo. La poligamia había sido introducida desde temprano, contra la divina voluntad manifestada en el principio. El Señor dio a Adán una mujer, revelando así sus órdenes. Pero después de la caída, los hombres prefirieron seguir sus deseos pecaminosos: y como resultado, aumentaron rápidamente los delitos y la desgracia. No se respetaba el vínculo matrimonial ni los derechos de propiedad. Cualquiera que codiciaba las mujeres o los bienes de su prójimo, los tomaba por la fuerza, y los hombres se regocijaban en sus hechos de violencia. Gozaban matando los animales; y el consumo de la carne como alimento los volvía aún más crueles y sedientos de sangre, hasta que llegaron a considerar la vida humana con sorprendente indiferencia. El mundo estaba en su infancia; no obstante, la iniquidad del género humano se había hecho tan profunda y general que Dios no pudo soportarla más; y dijo: "Raeré los hombres que he creado de sobre la faz de la tierra." (Vers 7; véase el Apéndice, nota 1.) Declaró que su Espíritu no contendería para siempre con la humanidad culpable. Si los hombres no cesaban de manchar el mundo y sus ricos tesoros con sus pecados, los borraría de su creación, y destruiría las cosas que con tanta delicia les había brindado; arrebataría las bestias de los campos, y la vegetación que les suministraba abundante abastecimiento de alimentos, y transformaría la bella tierra en un vasto panorama de desolación y ruina. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 78, 79, 80, 81) En aquella terrible hora vieron que la transgresión de la ley de Dios había ocasionado su ruina. Pero, si bien por temor al castigo reconocían su pecado, no sentían verdadero arrepentimiento ni verdadera repugnancia hacia el mal. Habrían vuelto a su desafío contra el cielo, si se les hubiese librado del
  • 27. 27 castigo. Así también cuando los juicios de Dios caigan sobre la tierra antes del diluvio de fuego, los impíos sabrán exactamente en qué consiste su pecado: en haber menospreciado su santa ley. Sin embargo, su arrepentimiento no será más genuino que el de los pecadores del mundo antiguo. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 88) En vista de toda esta condición moral sobre la tierra, Dios les daría a los hombres y mujeres de aquel entonces un determinado tiempo de gracia y de misericordia, de no cambiar semejante actitud, entonces ejecutaría sus juicios sobre la tierra. Para ello, se les concedería ciento veinte años de gracia y de misericordia para que se arrepintieran y retornaran al Dios del cielo y su ley, por medio de la predicación de Noé, los hombres fueron advertidos de los peligros de persistir en semejantes actitudes y terribles pecados sobre la tierra. Sin embargo y a pesar de todo el tiempo concedido, las palabras de misericordia que Dios les enviaba a través de su mensajero, esta poderosa raza se burló y ridiculizó, tanto al mensajero, como a su mensaje. Al agotarse el tiempo concedido y con ello la paciencia divina, el año seiscientos de la vida de Noé concluyó el tiempo de gracia para toda aquella poderosa civilización y el Dios del cielo desató finalmente sus juicios sobre todos aquellos que persistieron en el pecado y la maldad. (Gén. 7 y 8) Un poderoso cataclismo a escala global se desató sobre la tierra, (Gén. 7: 16- 24) todo fue destruido por la acción de la furia de los elementos en su misión destructiva, a tal punto llegó el poder de los elementos, que hasta el mismo Satanás y sus ángeles temieron por su existencia. Estos juicios que cayeron en esta temprana era de la tierra provenían directamente de Dios, sin embargo, antes de destruir a los impíos moradores de la tierra, él había hecho un juicio previo al mirar la conducta y proceder de los hombres, (Gén. 6: 5, 12) y en consecuencia, había tomado una decisión, (Gén. 6: 3, 7, 13) el Señor destruiría a los hombres junto con la tierra.
  • 28. Pero antes de hacerlo, él concedería un determinado tiempo de gracia, si durante ese tiempo los hombres se arrepentían y desistían de su conducta pecadora y transgresora, el Señor también desistiría de sus juicios sobre la tierra, en otras palabras, el diluvio era un juicio condicional, por otro lado, sí ellos rechazaban el mensaje enviado del cielo serían destruidos y raidos de la superficie de la tierra. Si los antediluvianos hubiesen creído la advertencia y se hubiesen arrepentido de sus obras impías, el Señor habría desistido de su ira, como lo hizo más tarde con Nínive. Pero con su obstinada resistencia a los reproches de la conciencia y a las advertencias del profeta de Dios, aquella generación llenó la copa de su iniquidad y maduró para la destrucción. (PP. Cap. 7 El Diluvio. Pág. 84, 85) Por otro lado, de continuar en tales condiciones y sin la intervención divina ¿Qué cosas hubieran llegado a realizar los hombres y mujeres sobre la tierra de entonces? ¿Cuáles serían los índices de maldad a los cuales podrían haber llegado? ¿Qué implicancias podría tener todo este estado de cosas a la vista de los miles de mundos que no había caído en pecado? ¿Qué hubieran pensado ellos del carácter de Dios si hubiera permitido que siguiera tal estado de cosas sobre la tierra de entonces? Y por otro lado, ¿Qué implicancias hubiera tenido este tipo de conductas y vida de los hombres de entonces para nuestros días, si Dios no hubiera intervenido? ¿Qué estaba en juego si Dios no intervenía para poner fin a tales condiciones sobre la tierra? ¿Podrían los antediluvianos llegar incluso a destruir el planeta? Y por otro lado, si Dios no hubiera intervenido en estos asuntos ¿De qué se le hubiera acusado entonces? Por lo tanto, aquí vemos cómo el Dios del cielo, que es todo amor, ejecutó sentencia sobre los hombres pecadores y obradores de maldad extrema, ¿Qué podemos decir a esto? ¿Qué opinan todos aquellos que piensan que Dios es solo amor? ¿Qué piensan todos aquellos que creen que Dios no hará ni bien ni mal frente a determinadas conductas de los hombres? ¿Qué podemos pensar
  • 29. 29 sobre el amor de Dios, es un amor permisivo o es un amor que hace justicia eliminando la maldad de los hombres? Al destruir el mundo de entonces ¿Fue justo el Señor? Pero también ¿Fue misericordioso? Hoy muchos se quejan de Dios cuando se producen desastres y catástrofes sobre la tierra, de la misma forma como muchos condenaron a Dios cuando él envió el diluvio sobre la tierra, desde el mismo Satanás y las multitudes desearon despojar a Dios de su trono, los hombres muchas veces no comprenden que es la transgresión de los principios divinos y de la maldad extrema sobre la tierra lo que acarrea la catástrofe. En este juicio sobre la tierra, el Señor fue tanto justo, como misericordioso, los juicios no vinieron sin una previa advertencia y un determinado tiempo de gracia y de misericordia. Por otro lado, Dios estaba dispuesto de dejar su ira sí los hombres se arrepentían de sus malos caminos, vemos en esto, justicia y misericordia, propios del carácter de Dios que es amor. Aunque es Satanás quien se encuentra detrás de todo esto al llevar a los hombres a la ruina despertando los juicios divinos sobre la tierra, sin embargo, Dios actúa primero con misericordia entregando un determinado tiempo de gracia y luego, al cumplirse los plazos fijados por él, se desatan sus juicios.
  • 30. LOS JUICIOS DE DIOS DENTRO DE LA ERA PATRIARCAL Durante la era patriarcal también nos encontramos con determinadas situaciones en que Dios tuvo que intervenir de una u otra forma evitando que los hombres progresaran en su obra del mal sobre la tierra. Los juicios divinos sobre la torre de Babel Fue este el caso de la torre de Babel, una vez que los hombres poblaron la tierra nuevamente después del diluvio, comenzaron a reproducirse las mismas actitudes y pecados que destruyeron la tierra por el gran cataclismo del diluvio, los hombres llegaron a alcanzar un índice de maldad que los llevó a unirse de forma unánime entre ellos en la creación de un gran imperio sobre la tierra, un orden mundial que se opusiera al gobierno de Dios. Este intento de unificación se convertiría en el primer orden mundial sobre la tierra y sería el reino de Babel, el cual tendría como máximo líder al cruel y déspota Nimrod, (Gén. 10: 6-20) contradiciendo las ordenes divinas de esparcirse sobre la tierra para poblar el planeta, decidieron levantar un reino mundial en oposición al Dios del cielo, Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y
  • 31. 31 hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. (Gén. 11: 1-4) La torre de Babel, sería el icono de este nuevo orden mundial, destinada a desafiar al Dios del cielo, a crear un medio de salvación independiente en caso de un nuevo diluvio sobre la tierra, al culto y la adoración de los dioses por medio de sacrificios humanos, especialmente niños, esta torre encerraría la esencia misma del culto pagano y la adoración de los demonios. Todos los pueblos que se unieron en dicha empresa eran especialmente de la descendencia de Cam, el segundo hijo de Noé, (Gén. 9: 18-19) sin embargo, Cam era corrupto, su inclinación al mal y la depravación extrema quedó manifestada al ver este la desnude de su propio padre, (Gén. 9: 20-23) lo cual, en el fondo puede ser interpretado como un acto de violación o relación sexual aberrante con su propio padre, una vez que Noé despertó de su embriaguez y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; (Gén. 9: 24-25) sobre este joven cae un gran maldición pronunciada por su propio padre. ¿Pero de donde había aprendido este joven tales costumbres aberrantes si no hacía nada que había salido del arca? La única respuesta posible se encuentra en la vida antediluviana, y efectivamente, Cam había aprendido esas prácticas de los hombres y mujeres que fueron destruidos por el diluvio, la corrupción moral y la depravación sexual contaminaron la mente y el espíritu de ese joven al mezclarse con los corruptos y observar tales actos. Una vez salido del arca y tan pronto como tuvo la oportunidad, las puso en práctica y de la forma más degradante, con su propio padre, de esta forma la descendencia de Cam sería portadora de una maldición y los pueblos que saldrían de tal descendencia serían llamados los cananeos. (Gén. 10: 6- 20) Estos pueblos fueron los más corruptos y depravados que poblaron la tierra, después del diluvio y la primera influencia que tuvieron fue la construcción de
  • 32. esta torre con la intención de llegar al cielo, (Gén. 11: 4) es decir, destronar al Dios del cielo y ocupar el lugar de Dios de la misma forma como lo deseó Satanás en su rebelión en el comienzo. Una torre que llegue al cielo. (v. 4) De esta forma, Dios tuvo que intervenir una vez más en los planes humanos, lo que Dios veía hacia el futuro no era nada bueno, Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. (Gén. 11: 5-6) Por lo tanto, podemos ver aquí una clase de juicio divino que interrumpió planes humanos, que a simple vista parecerían buenos y quizás, en términos modernos altruistas y progresistas, pero que a la vista de Dios traerían en el corto tiempo condiciones de vida sobre la tierra que podrían superar a la de los antediluvianos. Teniendo la tierra en su comienzo una sola lengua, es decir, un solo idioma, en esa oportunidad Dios confundió el habla de cada cual y nadie se podía entender, no había comunicación, salvo entre aquellos que comenzaron a hablar el mismo idioma, Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. (Gén. 11: 5-8) Esto ocasionó la interrupción de esta obra y con ello se da el comienzo y origen a las naciones y los más variados idiomas y dialectos sobre la tierra. En esta oportunidad, Dios no los destruyó, sino más bien, el juicio que cayó sobre estos resultó en la confusión de sus lenguas de manera que desistieron de su obra, que de haber continuado y teniendo toda la tierra un solo idioma hubiera sido el orden mundial más poderoso de toda la tierra y los planes de Dios en la redención del hombre serían estorbados.
  • 33. 33 De esta forma, El Dios del cielo comenzó a despejar el camino y reordenar el plano de lo internacional para aquél tiempo así como la geografía del planeta y de sus continentes. En la confusión de las lenguas de los que edificaban la torre de la ciudad de Babel, podemos ver nuevamente el mismo principio de los juicios divinos, los hombres se unen para ir en contra de Dios y su gobierno, todo esto inspirado, planificado y guiado por Satanás, Dios interviene y trae sus juicios sobre la tierra y los hombres para que estos puedan enmendar sus caminos y evitar ser destruidos del todo. La destrucción de Sodoma y Gomorra y las ciudades de la llanura Sodoma y Gomorra y todas las ciudades de la llanura revelan y dejan en plena evidencia la depravación de los pueblos cananeos, la vida social que se llevó al interior de estas ciudades llegó a un clímax e índice de maldad y depravación extremo que una vez más Dios se vio obligado a intervenir en los asuntos humanos. Sodoma y Gomorra se convirtieron en íconos de depravación sexual sobre la tierra y se transformaron en un evento escatológico a escala de la condición final a la cual llegará la humanidad poco antes de que Cristo retorne a la tierra. Estas ciudades estaban conformadas por los pueblos cananeos, descendientes de Canaán y del originador de toda depravación sexual postdiluviana sobre la tierra, Cam. En el caso de Sodoma, la depravación sexual a la cual habían llegado sus moradores fue tal, que toda la ciudad estaba involucrada en tales prácticas (Gén. 19: 4) desde el más joven hasta el más viejo, lo cual revela una iniciación en tales prácticas depravadas y toda una vida de homosexualidad. Las Escrituras revelan que estos hombres y mujeres habían alcanzado tal índice de maldad que se hizo necesaria y urgente la intervención divina, Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y
  • 34. Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, (Gén. 13: 13; 18: 20) Para el tiempo cuando Lot se aproximó a estas ciudades, al separarse de su tío Abram en busca de un “mejor” lugar donde vivir, (Gén. 13: 1-12) los habitantes de estas ciudades ya se encontraban en tales condiciones morales (v. 13), de alguna forma Dios permitió que el mensaje de salvación llegará hasta ellos con la presencia de Lot, sin embargo y con el correr del tiempo, este también fue absorbido por la vida placentera de estas ciudades, aunque conservaba el temor de Dios y se mantenía al margen de tales prácticas. Sin embargo, sus hijas y esposa sucumbieron a las prácticas de la ciudad, cuando Sodoma fue destruida se nos revela que la esposa de Lot murió convertida en estatua de sal al desafiar y desobedecer la orden divina de no mirar hacia atrás, (Gén. 19: 17-26) por otro lado, sus hijas que se salvaron junto con su padre, recurrieron a las practicas sodomitas al ver que no tenían hijos o descendencia y que todos los hombres de ese tiempo habían sido destruidos, en consecuencia, se acostaron con su padre, para ello, lo embriagan y proceden a cometer incesto. (Gén. 19: 30-38) Pero ¿De dónde habían ellas aprendido tales prácticas aberrantes y que Dios condenaba? Es obvio que de los moradores de Sodoma. Por lo tanto, la sentencia sobre todas estas ciudades ya estaba tomada, Dios las visitaría, (Gén. 18: 20-21) tres seres divinos descendieron para ejecutar sus juicios sobre estas ciudades transgresoras, cuando estos seres llegan visitan primero a Abraham y Cristo le ratifica la promesa hecha al patriarca tiempo atrás sobre el nacimiento de su hijo. (v. 9-15) Seguidamente, el evento en turno sería la destrucción de todas estas ciudades pecadoras, Y los varones se levantaron de allí, y miraron hacia Sodoma; Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; (v. 16, 22) revelándole a Abraham lo que acontecería con estas ciudades, (v. 17-23) este intercede por estas ciudades antes que los juicios se desatarán finalmente,
  • 35. 35 esta intercesión estaba a favor de todo justo que hubiera en ellas y la misericordia divina se extendiera hacia ellos. (Gén. 18: 23-33) Sin embargo, al llegar los ángeles con la misión destructora, solamente Lot y su familia fueron advertidos de lo que acontecería en estas ciudades, lamentablemente, tanto los yernos de Lot y su esposa no se convencieron de lo que ocurriría, no creyeron al mensaje angelical, (Gén. 19: 12-14) todas estas ciudades tuvieron la oportunidad de conocer al verdadero Dios del cielo y poder así arrepentirse de sus pecados, Abraham era muy conocido en toda la tierra como el adorador de un Dios invisible, de manera que la misericordia divina se manifestó a toda esta gente y tuvieron su oportunidad. Al llegar el momento de destruir estas ciudades era evidencia que también su tiempo de gracia había concluido y el Dios del cielo ejecutaría sus juicios sobre estos corruptos moradores. Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. (Gén. 19: 24-25) Estos juicios divinos fueron fulminantes, nunca más se volvieron a levantar estas ciudades y toda aquella llanura se convirtió en un lugar estéril para el florecimiento de la vida en todas sus formas. ¿Qué hubiera pasado sobre la tierra si Dios no hubiera intervenido en este estilo de vida sodomita? ¿De no intervenir, cuál hubiera sido en ese tiempo la influencia y el ejemplo de los cananeos con sus prácticas sodomitas sobre el resto de las naciones? ¿Se hubiera la tierra convertido en una gran Sodoma y sus habitantes en moradores depravados? ¿Qué hubiera acontecido con el plan de redención del hombre si los cananeos no hubieran sido intervenidos de esta forma? Por lo tanto ¿Fue Dios justo y misericordioso en esto? Si analizamos los eventos, antes que naciera Isaac el hijo de la promesa, del cual vendría la descendencia del Mesías y de quién surgiría el pueblo de Israel el cual conservaría sobre la tierra el conocimiento del verdadero Dios, el escenario mundial fue previamente preparado, Dios se encargó de borrar a
  • 36. todos estos pueblos paganos y sus prácticas aberrantes antes que naciera Isaac, de manera que para cuando naciera este niño, no existiría para ese entonces ninguna influencia corrupta y depravada. Incluso, antes que naciera Isaac y en tiempos de Sodoma y Gomorra, nació el falso hijo de la promesa, Ismael, el hijo de la esclava, Agar la egipcia, y en él no había salvación sino esclavitud, pues fue según la carne y no según la promesa. (Gén. 16: 1-16; Gal. 4: 21-31) Además, fueron sofocados todos los conflictos armados de aquella época, Abraham encabezó una cruzada para liberar a su sobrino, Lot, y sofocar toda revuelta y unión política de ese tiempo. (Gén. 14: 1-24) Así, todo esto preparaba el camino para el cumplimiento profético sobre la profecía del nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa. Los juicios sobre la tierra de Egipto en tiempos de José De esta misma forma, los juicios que cayeron sobre Egipto en tiempos de José obedecían a propósitos divinos dentro del plan redentor de Dios. A Abraham se le profetizó que su descendencia estaría esclava por cerca de cuatrocientos treinta años, y que al final de ese periodo saldrían libres por la misma intervención divina. (Gén. 15: 1-14) Esta profecía se cumplió con la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto por la liberación que Dios hiciera por mano de Moisés, sin embargo, para que esta profecía se cumpliera, Israel tenía que primero habitar en tierra de Egipto de otra forma, ¿Cómo cumplir esta promesa? Para llevar a cabo sus propósitos, Dios preparó todos los eventos que ocurrirían con la vida de José desde joven hasta llegar al mismo Egipto, siendo vendido por sus hermanos como resultado de una serie de conflictos
  • 37. 37 familiares, José fue vendido como esclavo a una compañía de ismaelitas y luego estos lo vendieron en Egipto donde pasó el resto de su vida hasta morir. Por medio de José, Dios prepararía la estadía de los hijos de Jacob en tierra de Egipto donde en el tiempo se convertirían esclavos hasta el tiempo de su liberación, pero ¿Cómo traer a Jacob y a sus hijos a tierra de Egipto? La Biblia nos revela que fue la catástrofe la que llevó a todo el mundo de entonces a depender de los egipcios convertidos en aquel tiempo en una gran potencia mundial, una gran catástrofe que afectaría a todo el mundo conocido de entonces desató la crisis venidera y la entrada de los hijos de Jacob en tierra de Egipto. Siendo también afectados por la sequía, la familia de Jacob se vio obligada a buscar ayuda entre los egipcios, sin conocer que para ese entonces José era gobernador de toda aquella tierra. Las circunstancias que se dieron y la astucia del mismo José para con todos sus hermanos, permitieron que finalmente todos ellos descendieran a Egipto. Esta catástrofe que se manifestó en una gran sequía mundial donde el alimento finalmente comenzó a escasear, fue anunciada misericordiosamente por Dios por medio de sueños dados al mismo Faraón siete años antes que ocurrieran, sin embargo, al no poder comprender estos sueños y advertencias divinas exigió que les fueran revelados por los magos y adivinos de su imperio, al no poder hacerlos, fue entonces el turno de José, y de esta forma, Dios lo ponía al frente de la crisis que se desataría y poder así traer a su pueblo a tierra de Egipto. Los sueños advertían que vendrían primero siete años de abundancia en toda la tierra, para que de esa forma comenzaran a prepararse y juntar todo el alimento que diera la tierra durante esos primeros siete años, los siete años restantes sería el tiempo de la gran catástrofe donde la tierra sufriría los rigores de la sequía.
  • 38. De esta forma, los juicios que cayeron sobre toda la tierra de Egipto y el mundo conocido de entonces a través de esta gran sequía, eran un instrumento que servirían a los propósitos de Dios en el cumplimiento de las profecías en el plan que este tenía para su pueblo en el futuro. Fue una catástrofe donde la misericordia divina se manifestó abiertamente concediendo a los hombres un determinado tiempo de “gracia” consistente en siete años de abundancia para luego comenzar con la catástrofe. Es la crisis la que lleva a los hombres a tomar decisiones radicales y la cual los somete a la angustia indecible en la preservación de sus vidas, es la angustia ocasionada por los desastres y catástrofes la cual es utilizada por Dios en el favorecimiento de sus planes y salvación de su pueblo. LOS JUICIOS DE DIOS SOBRE EL PUEBLO DE ISRAEL De esta forma, en la medida que el tiempo ha ido trascurriendo sobre la tierra, podemos ver cómo Dios se ha manifestado al interior de su pueblo de muchas maneras distintas, Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, (Heb. 1: 1) siendo las catástrofes y los juicios divinos otra forma de manifestarse a su propio pueblo. Juicios personales y puntuales, El informe de los diez espías, Datán y Coré Dios se manifestó a su pueblo no solamente como nación, sino también lo hizo de manera puntual y señalada con ciertos individuos. Lo hizo así cuando tenía que llamar a ciertos hombres para que fueran líderes o bien para que cumplieran con el ministerio profético, sin embargo, también se manifestó de esa manera cuando se trataba de hacer juicios sobre personas señaladas que eran causantes de rebeliones al interior de su pueblo. En estos casos puntuales, Dios enfrentaba y hacía comparecer ante su presencia a los caudillos rebeldes y hacía caer sus juicios sobre ellos aplastando su obstinada rebelión. Fue el caso de Datán y Coré, los cuales
  • 39. 39 levantaron una revuelta al interior del pueblo instando a la multitud a despreciar y rechazar el liderazgo de Moisés y señalándolo como el causante que estuvieran todos ellos en el desierto y próximos a la muerte. Sin embargo, la advertencia divina era que aquella rebelión y malestar al interior del pueblo no era en contra de Moisés, sino en contra de Dios mismo, de esta forma, al ser un atentado contra la dirección y voluntad de Dios, los impíos rebeldes comparecerían ante su presencia. Terrible fue la forma como Dios sofocó este intento de rebelión y apostasía, la Biblia señala que no solamente fueron destruidos los cabecillas sino también todos aquellos que se unieron a esa rebelión. Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram. Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos. Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová. Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra. También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. (Núm. 16: 24, 27-35)
  • 40. ¿Qué podemos decir a esto? ¿El amor de Dios es permisivo? ¿Acaso en su amor no tuvo presente a todo su pueblo y evitarle el desastre como nación a manos de esos líderes rebeldes a su voluntad? Estos juicios fueron devastadores sobre la rebelión levantada, la tierra se abrió y los tragó a todos los caudillos y los que se unieron a ellos y creyeron en sus palabras, fueron destruidos por fuego. Este evento como otros más que se produjeron al interior del pueblo de Israel, nos revelan que Dios trae sus juicios sobre todos aquellos que al interior de su pueblo son causantes de apostasía y rebelión. Entre algunos de estos otros acontecimientos tenemos el caso de los diez espías, los cuales entregaron un informe desfavorable y fueron causa que el pueblo se desanimara y estuviera al borde de la rebelión. (Núm. 13: 1-33; 14: 1-19) Esto llevó a que todo Israel fuera castigado y condenado a pasar cuarenta años más en el desierto, toda esa generación no entraría a la tierra prometida, (Núm. 14: 20-35) Sin embargo, la Biblia revela que los diez espías no quedaron impunes frente al informe que ellos habían entregado, Y los varones que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país, aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová. Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra. (Núm. 14: 36-38) De los doce espías, solamente Caleb y Josué fueron la acepción debido a que ellos pensaron diferente teniendo en cuenta que Dios podía derrotar a los hijos de Anac y darles la tierra prometida. Claramente estos incidentes lamentables al interior del pueblo de Israel nos hablan que Dios también hacía juicio contra ciertos individuos señalados y puntuales y como en estos casos, fueron juicios devastadores. Las serpientes ardientes
  • 41. 41 Otro acontecimiento realmente catastrófico que vino sobre el pueblo de Israel estando en el desierto, fue el ataque de las serpientes ardientes. Según el informe bíblico, Israel murmuró contra Jehová por la condición existente, tuvieron que rodear la tierra de Edóm y esto ocasionó que Israel se desanimara, este desanimo llevó a la murmuración del pueblo, alegaron que no tenían pan ni agua, sabiendo que poco tiempo antes Dios les había provisto de agua y de alimento. (Núm. 20: 1-13) Esta desconfianza y falta de fe en Dios, trajo la catástrofe sobre el pueblo, en aquel desierto donde se encontraban, las serpientes eran comunes y por lo tanto su veneno era mortal, mientras Dios permaneciera con su pueblo, ningún mal le acontecería toda clase de enemigos serían alejados y Dios protegería a su pueblo. Esta presencia divina al interior del pueblo hacía que ningún peligro ingresará, pero en la medida que Dios se alejará de este, por el efecto normal como en este caso, las serpientes al ver que nada las detenía, mordían a los Israelitas. Como sea, este juicio divino se produce por la acción cuando Dios retira su protección de su propio pueblo. Ellos murmuraban contra Dios, pero esta murmuración en el fondo decía que no querían más la dirección del Dios del cielo, pues bien, si no lo querían más, este se apartó de ellos y los peligros que Dios mitigaba en la conducción de su pueblo a través del desierto, ya no se hizo más. Motivos y causas de los desastres y catástrofes El pueblo de Israel enfrentó diversos desastres y catástrofes de toda índole y naturaleza, pero realmente ¿A qué se debe que viene la tragedia? ¿Cuáles son las causas por las cuales se producen los desastres y catástrofes o juicios sobre los hombres? ¿Puede tener la catástrofe, cualquiera sea su naturaleza, un origen o causa moral? ¿Puede existir relación entre lo moral y los desastres que se producen en la naturaleza?
  • 42. Antes de entrar a la tierra prometida, Dios advirtió a su pueblo cuáles serían las consecuencias sobre ellos si como nación lo desobedecían y adquirieran costumbres paganas imitando a las naciones con su idolatría y rebelión contra El. Pero también se les enseñó por otro lado, que su obediencia redundaría en una gran bendición, pues la presencia del eterno Dios estaría con ellos. Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. (Dt. 28: 1-2)(v. 3-14) Por otro lado, si ellos eran desobedientes, Dios les advertía sobre una amplia gama de tragedias y catástrofes que caerían sobre ellos, Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. (Dt. 28: 15)(v. 16-68) La Biblia es lo bastante clara, el Dios del cielo es un Dios cuyo carácter es ético y moral, ese mismo carácter se encuentra manifestado en su ley, fundamento de su gobierno en el cielo como en la tierra, por lo tanto no tolera el mal en ninguna de sus formas y cuando los hombres traspasan los límites establecido por él ese mismo carácter justo y misericordioso le lleva a intervenir en los asuntos humanos mediante juicios destructivos, haciendo previamente un llamado al arrepentimiento, advirtiendo de las consecuencias de seguir en tales caminos, para ello concede un prolongado tiempo de gracia y de misericordia o bien manifestándose a través de acontecimientos milagrosos como fue la peregrinación del pueblo de Israel a través del desierto. Por lo tanto, existe una estrecha relación entre los desastres y catástrofes con el proceder y conducta de los hombres sobre la tierra, (Am. 8: 1-14; 9: 1-10) lo que aconteció con Adán y Eva en el Edén revelan que la maldición sobre la
  • 43. 43 tierra vino por causa de un asunto ético y moral, en donde el hombre transgredió una ley moral y espiritual y lo que acontecería de allí en adelante con la naturaleza sería catastrófica para el hombre. En las advertencias hechas a Israel sobre las consecuencias que traería la desobediencia se revela claramente que existe una relación estrecha entre lo moral y la catástrofe o maldición, todo ligado a la conducta y proceder de los hombres sobre la tierra. Cuándo Dios permite los desastres y catástrofes De manera que, cuando Dios retira sus bendiciones de sobre la tierra, lo que sigue en más es el resultado o consecuencia de tal acción, pero la Biblia señala que todo se encuentra condicionado con la actitud del ser humano y su obediencia o bien, su desobediencia hacia los mandamientos del Señor. Esto queda claramente revelado con las advertencias que Dios hizo a la ciudad de Nínive, dicha advertencia para esa ciudad consistía en que sería destruida por causa de su maldad, Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. (Jo. 1: 1; 3: 1-4) Sin embargo, el relato bíblico nos revela que todos los moradores de aquella gran ciudad, desde el mismo rey al morador más humilde aceptaron el
  • 44. mensaje y se arrepintieron de su mal camino y como consecuencia no fueron destruidos, (Jo. 3: 5-9) por lo tanto, todo estaba condicionado al proceder del ser humano como en este caso particular. Por el contrario, cuando los hombres y mujeres no hacen una reforma de sus vidas, entonces Dios permite las catástrofes y los desastres con el propósito de terminar con esa forma de mal en particular y de llamar a los hombres a la reflexión y enmendar sus caminos morales y espirituales delante de Él. Al igual que en Sodoma y Gomorra, sería la obra directa de Dios que caería sobre Nínive, de no haberse arrepentido, o bien permitiría, quitando su protección, que Satanás y sus ángeles ejercieran su poder sobre estos moradores. Por lo tanto, podemos afirmar que sí existe una estrecha relación entre los desastres y catástrofes o bien, con el fin de una determinada sociedad o cultura, con el proceder ético y moral de los hombres y mujeres. Las advertencias que Dios realiza, evidencia que cuando esta relación entre lo que es moralmente correcto es quebrantada, entonces como una consecuencia natural y según las advertencias divinas, se desata la catástrofe sobre la tierra en determinados lugares. Cada vez que Dios intervenía con juicios destructivos sobre determinadas culturas en el pasado, lo hacía debido a que los moradores de la tierra habían traspasado los límites establecidos por él, por más mal que el hombre se empeñe en realizar, existe un límite que Dios no puede tolerar más. De esta manera, Dios ha puesto fin a toda forma de maldad acumulada y desarrollada en extremo sobre la tierra evitando que este se propague de manera ilimitada, en el carácter justo y misericordioso, el Señor se ve en obligación de intervenir en los asuntos humanos y hacer notar y dar a conocer al ser humano que hay un Dios justo y misericordioso en el cielo y que se encuentra al control de todas las cosas.
  • 45. 45 LOS JUICIOS DIVINOS SOBRE LAS NACIONES PAGANAS De esta manera, los juicios divinos no solamente han ocurrido sobre el pueblo de Israel, sino también han ocurrido sobre las naciones paganas, la historia bíblica y secular, está llena de eventos donde el poder de la naturaleza y otros elementos a manera de instrumentos de juicios sobre pueblos y naciones idolatras se han desatado sobre culturas milenarias y que parecían inmortales. Los juicios sobre la tierra de Egipto en tiempos del éxodo Todos los eventos que ocurrieron en el éxodo del pueblo de Israel, evidencian claramente cómo la mano de Dios ha estado presente, las diez plagas que cayeron sobre aquél imperio de la época revelan que Dios es capaz de traer sus juicios sobre determinadas naciones. Estas plagas que cayeron sobre aquella tierra tenían el propósito divino de liberar a su pueblo de la esclavitud y opresión en que vivían, pero además, era el tiempo del cumplimiento profético de la liberación, profecía que había sido
  • 46. anunciada a Abraham años atrás, (Gén. 15: 12-14) para ese entonces el tiempo ya estaba maduro. Sin embargo, Dios había advertido al Faraón, por medio de Moisés y Aarón, que si no dejaba ir a los hijos de Jacob sufrirían las consecuencias, de manera que estas diez plagas no vinieron sin una advertencia previa. (Ex. 5: 1-2, 22- 23) Tras la obstinada actitud de Faraón, solamente quedaba el uso de la mano dura por parte de Dios. (Ex. 6: 1-6) De esta forma, las diez plagas que cayeron sobre la tierra de Egipto, se desataron una vez que todos fueron advertidos de las serias consecuencias de no dejar ir a Israel, en cada uno de estos diez juicios divinos Dios desafiaba la idolatría de Egipto, cada plaga estaba destinada a caer sobre uno de los dioses paganos de aquel imperio. Las plagas fueron una intervención y acción directa de Dios, no eran eventos que podían ser explicados como lo hacen hoy en día los hombres de ciencia justificando el hecho que eran simples acciones naturales o fenómenos de temporada, no, la Biblia nos revela que fueron eventos sobrenaturales inexplicables para los hombres y obedecían al poder y ordenes divinas. A través de estos juicios divinos se cumplía así la profecía de la liberación del pueblo de Israel, que bien pudo haber sido de buena manera, sin embargo, al rechazar el mensaje divino, Faraón endureció su corazón y decidió mantener cautivo a los hebreos, por lo tanto, el camino que seguía era el ya mencionado. Podemos ver una vez más en esto una acción divina que implicaba desoladoras escenas de juicios sobre los hombres, las naciones paganas, cuyos cultos idolatras desafiaban al mismo Dios del cielo, eran visitadas por el poder divino. El fin de pueblos e imperios mundiales
  • 47. 47 De esta manera, también muchos otros pueblos y naciones paganas, así como los grandes imperios tuvieron su tiempo de reinado e influencia sobre la tierra, tiempo que había sido determinado en la agenda divina, al cumplirse su hora, fueron visitados por el poder de Dios. Entre los más grandes imperios de la tierra encontramos a Babilonia, Medo Persia, Grecia, Roma, así como muchos otros pueblos que fueron borrados de la faz de la tierra por su crueldad y sangrientos rituales dedicados a sus dioses, donde miles de víctimas, especialmente niños, morían como ofrenda a los demonios. Ahora nos podemos preguntar ¿Qué hubiera pasado sobre la tierra si tales prácticas hasta la fecha hubieran seguido? ¿Qué tipo de sociedades hubieran emergido con semejantes rituales sobre la tierra? ¿Hubieran los hombres en la actualidad acusado a Dios de no haber intervenido? ¿Cuáles hubieran sido las reales consecuencias sobre la tierra si tales pueblos y culturas paganas Dios las hubiera dejado hasta el presente? Conociendo estas reales consecuencias sobre la tierra, solo Dios podía saberlo y en su infinita sabiduría y providencia divina, estos pueblos, culturas e imperios fueron sacados de la historia (Rom. 1: 18-32) convirtiéndose en el tiempo en materia de estudio de los hombres en la actualidad. De esta forma, los juicios divinos sobre estos pueblos y culturas tenían el propósito de frenar en cierta medida los elevados índices de maldad sobre la tierra, ¿Nos atreveríamos a cuestionar a Dios por su proceder? ¿Y si no hubiera procedido de esa forma lo hubiéramos cuestionado también de no actuar con justicia? Dios determina que ciertas naciones paganas sean destruidas Dios es soberano y en su soberanía él no le da explicaciones a ningún mortal de sus actos, lo que sí, él advierte y revela por anticipado a los hombres lo que va a realizar sobre la tierra.
  • 48. Cuando Dios sacó a su pueblo de la tierra de Egipto, estableció el fin del tiempo de gracia para determinadas naciones y pueblos de la tierra, las prácticas aberrantes e idolátricas y cultos sangrientos, colmaron la paciencia divina. Por medio de su pueblo, Dios destruiría a todos esas naciones y limpiaría la tierra para que su pueblo cumpliera con su misión de dar a conocer el evangelio. La orden divina era muy clara sobre estos pueblos que habitaban sobre la tierra, Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones. Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios. (Dt. 20: 15-18) Sin embargo, la Biblia nos revela que los israelitas desobedecieron a Dios en este cometido y muchos de estos pueblos cananeos fueron perdonados y dejados con vida, No destruyeron a los pueblos Que Jehová les dijo; Antes se mezclaron con las naciones, Y aprendieron sus obras, Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. Se contaminaron así con sus obras, Y se prostituyeron con sus hechos. (Sal. 106: 34-39) Podemos preguntarnos ahora, ¿Qué hubiera sucedido en el medio oriente hoy en día si Israel hubiera obedecido a Dios tocante a estos pueblos paganos? ¿Cuál hubiera sido la condición política y religiosa en el medio oriente en la actualidad de haber cumplido Israel con la orden divina de exterminar a estas culturas? Muy posiblemente el panorama político hubiera sido muy distinto en la actualidad y mucho menos sufrimiento y sangre se hubieran derramado.
  • 49. 49 Cultos paganos y altares de sangre, la vida y los tiempos de los pueblos antiguos La vida y los tiempos de los pueblos de la antigüedad giraban en torno a lo ritual y religioso, la vida y todo el quehacer humano tenía para ellos un sentido y significado religioso y espiritual. Así, la religión llegó a formar parte fundamental y central de las vidas de pueblos, naciones, imperios y todo tipo de culturas del pasado. La Biblia revela estas inclinaciones religiosas de estos pueblos y naciones paganas, el punto recurrente de toda apostasía del pueblo de Israel giraba en torno a la adoración de estos dioses, prácticas centrales de los pueblos que circundaban a Israel e incluso, antes que ellos llegaran a ser constituidos como nación de Dios. Siglos antes que los israelitas se constituyeran como pueblo a los pies del monte de Sinaí, estas prácticas religiosas idolátricas ya estaban presentes y formaban parte central de la vida de las personas del pasado, Y dijo Josué a
  • 50. todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. (Jos. 24: 2) Durante el desarrollo de la era patriarcal, las personas adoptaron diversas creencias, costumbres y tradiciones, muchas de estas aprendidas o heredadas de sus antepasados y giraban principalmente en la adoración de ciertas deidades. Estos pueblos le atribuyeron a la naturaleza cualidades y atributos divinos, al deificar el mundo natural, todo el orden de lo creado pasó a convertirse en objeto de culto. De esta forma, el sol, la luna y las estrellas, el trueno, el relámpago, y todo fenómeno de la naturaleza se convirtió en objeto de culto, Dios había advertido a su pueblo de abstenerse de tales prácticas idolátricas y que la práctica de estos cultos era una abominación a su vista. Sin embargo, la forma cómo mucho de estos cultos se llevaban a cabo queda evidenciada por su extrema crueldad y la sangre de miles de seres humanos derramada sobre estos altares idolátricos como ofrenda a esas deidades, o como sangre ofrecida para calmar la ira y enojo de estas divinidades. Cuando Israel caía en la apostasía, esta se hacía evidente por seguir las mismas prácticas de las naciones paganas y eran introducidas de forma inmediata en reemplazo del culto al verdadero Dios del cielo, la Biblia revela en qué consistían esos cultos diabólicos, la crueldad y lo horrendo de estos se deja ver en las paginas sagradas, Antes se mezclaron con las naciones, Y aprendieron sus obras, Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. Se contaminaron así con sus obras, Y se prostituyeron con sus hechos. (Sal. 106: 35-39)