Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
El Sistema Inmunológico
1. Prof. Eduardo Sánchez
Tema: El Sistema Inmunológico
El sistema inmunológico está compuesto por todo tipo de órganos, tejidos, células
que contribuyen a combatir los agentes patógenos que ingresan y atacan a nuestro
organismo. Constantemente, nuestro organismo está expuesto a microorganismos
(bacterias, virus, hongos y parásitos) que se encuentran en la piel, boca, vías
respiratorias, intestino, incluso en los ojos. Muchos de estos agentes son capaces
de originar enfermedades graves si invaden los tejidos más profundos.
Además, estamos expuestos en forma intermitente a otras bacterias y virus del
ambiente (distintos de los que suelen encontrarse en nuestro organismo) que
pueden causar enfermedades mortales como neumonía, fiebre tifoidea, gangrena
gaseosa, etc.
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Neutrófilos
Eosinófilos
Basófilos
Linfocitos T
Linfocitos B
Barreras físicas y químicas
Además de formar una pared protectora, la piel y las mucosas operan mediante
otros mecanismos inmunes adicionales, las barreras mecánicas y químicas:
• Sebo cutáneo: contiene agentes inhibidores de patógenos, ácidos grasos, y
generan un pH ácido.
• Mucus: la viscosidad impide el movimiento de los microorganismos y de otras
partículas extrañas atrapadas en el mucus. Así, por ejemplo, en la mucosa
respiratoria, mediante mecanismos como el movimiento de los cilios, la tos y
los estornudos, pueden ser eliminados al exterior.
• Enzimas: proteínas capaces de destruir patógenos
• Secreciones (sudor, lágrimas, saliva): acción de dilución y lavado; además
contiene enzimas que inhiben el crecimiento microbiano. Muchos de los
líquidos corporales secretados contienen sustancias bactericidas, como el
ácido en el jugo gástrico, la espermina y el zinc en el semen, la
lactoperoxidasa en la leche y la lisozima en las lágrimas, secreciones nasales
y la saliva.
Células inmunológicas especializadas
Las células del sistema inmune son los leucocitos o glóbulos blancos, que están
provistas de membrana, citoplasma y núcleo, en las que es posible distinguir al
microscopio diversos tipos morfológicos, cada uno de los cuales posee una
actividad concreta dentro del común denominador de la función defensiva que les
es propia.
Los leucocitos que normalmente se encuentran en la sangre periférica son de tres
tipos:
1. Granulocitos o polimorfonucleares
2. Agranulocitos:
✓ Linfocitos
✓ Monocitos
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Granulocitos
Los neutrófilos oscilan entre 12 y 14 mm y su núcleo está formado por cromatina
madura y densa. Con tinción panóptica el citoplasma presenta un color ligeramente
rosado y está ocupado por una fina granulación puntiforme de color neutro.
Los eosinófilos tienen 10-12 mm de diámetro y poseen el núcleo típicamente
bilobulado. El citoplasma de color ligeramente azulado está ocupado por gránulos
gruesos, que con la tinción panóptica presenta un típico color ocre-anaranjado
(granulación eosinófila o acidófila).
Los basófilos miden 10-13 mm de diámetro. Su citoplasma, de color rosado, posee
gran cantidad de granulación gruesa que cubre habitualmente el núcleo y que,
mediante la tinción de MayGrünwald-Giemsa, adopta un color azul-negruzco muy
característico.
Agranulocitos
Los linfocitos son las células que específicamente reconocen y responden a los
antígenos extraños. Son células de tamaño pequeño (6-8 mm), aunque en
ocasiones pueden ser un poco más grandes (linfocitos grandes: 10-25 mm). El
núcleo nunca presenta segmentación y es redondeado, con una discreta zona
invaginada. El citoplasma suele ser escaso, basófilo (de color azul claro) y forma
una delgada banda perinuclear.
▪ Los linfocitos B se diferencian en la médula ósea antes de ser liberados a la
circulación, su papel principal es el reconocimiento de macromoléculas
(denominadas antígenos) a través de los receptores de superficie (llamados
anticuerpos). Los linfocitos B pueden convertirse en células plasmáticas y
permanecer en los tejidos actuando como secretores de anticuerpos
solubles. Así son llamados porque se observó en las aves que maduraban
en un órgano denominado bolsa de Fabricio.
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▪ Los linfocitos T cuya capacidad de reconocer lo propio frente a lo extraño y
provocar la muerte de los tejidos no emparentados, se adquieren durante los
primeros años de vida en el timo. Estas células contribuyen eficazmente a la
función de los linfocitos B. Sus precursores provienen de la médula ósea y
después migran y maduran en el timo (de allí su nombre). Los linfocitos T se
subdividen en poblaciones funcionalmente distintas, siendo las mejor
definidas las células T colaboradoras y las células T citotóxicas.
✓ Linfocitos T colaboradores: ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos
y aumentan la capacidad de los macrófagos para atacar a los patógenos.
✓ Linfocitos T citotóxicos: son los linfocitos más feroces de la familia de los
glóbulos blancos. Eliminan las células que han sido infectadas por los virus.
Los monocitos son las células de mayor tamaño que circulan en la sangre periférica
normal. Tienen un diámetro aproximado de 14-20 mm. El núcleo casi siempre es
reniforme y está formado por una cromatina laxa y de aspecto ondulado. El
citoplasma es amplio, de color gris pálido y posee una granulación azurófila muy
fina y abundante. Se mantienen muy poco tiempo en la sangre (10-20 horas) antes
de salir de los capilares hacia los tejidos. Allí se agrandan y se transforman en los
macrófagos tisulares.
• Los macrófagos destruyen a los patógenos comiéndoselos directamente,
proceso que se conoce como fagocitosis. Encontrarás macrófagos en los
pulmones, el hígado, la piel, el estómago y los intestinos.
Estos se especializan en macrófagos alveolares (pulmón), células de Kupffer
(hígado), células mesangiales (riñón), células de microglía (cerebro) y osteoclastos
(hueso), y otros macrófagos que revisten los conductos del bazo y los ganglios
linfáticos.
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Proteínas Inmunológicas
Existen tres tipos de proteínas que componen el sistema inmunitario y que se
encuentran disueltas en la sangre, que son las inmunoglobulinas, las citoquinas y
las proteínas del complemento.
Inmunoglobulinas o anticuerpos
Los efectos protectores de la inmunidad humoral están mediados por una familia de
glucoproteínas estructuralmente relacionadas llamadas anticuerpos. Los
anticuerpos siempre inician sus efectos biológicos al unirse a los antígenos y
contribuye a su eliminación. Estas moléculas son producidas por los linfocitos B y
actúan como receptores para el antígeno.
• Aunque normalmente los encontramos en la sangre, los anticuerpos también
tienen otras localidades:
- Los anticuerpos están presentes dentro de compartimentos unidos a la membrana
citoplasmática (retículo endoplásmico y complejo de Golgi) y sobre la superficie de
los linfocitos B.
- Los anticuerpos están presentes en el plasma (porción líquida) de la sangre y, en
menor proporción, en el líquido intersticial de los tejidos donde se acumulan los
anticuerpos secretados por las células B.
- Los anticuerpos están unidos a la superficie de determinadas células inmunitarias
efectoras, como los fagocitos mononucleares, células citotóxicas naturales y
mastocitos, que no sintetizan anticuerpos, pero poseen receptores específicos para
unir anticuerpos.
- Los anticuerpos están presentes en los fluidos secretados como el moco y la leche,
en los cuales se transportan específicamente ciertos tipos de anticuerpos.
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Nuestro cuerpo posee los siguientes anticuerpos:
Las citoquinas
Son responsables en gran medida de la regulación de la respuesta inmunológica.
Se encargan de la defensa frente a organismos extraños de ambos tipos de
inmunidad (inespecífica y específica). Esto es importante pues no siempre es
necesario que esté activado este sistema y su reacción debe estar adecuada al tipo
de agresión.
➢ Las monoquinas: en la inmunidad innata, las citoquinas efectoras son
producidas principalmente por los fagocitos mononucleares son las
monoquinas que provocan reacciones inflamatorias ricas en neutrófilos que
sirven para contener y, si es posible, erradicar las infecciones microbianas.
Son secretadas por los linfocitos, por lo cual se denominan linfoquinas.
➢ Las linfoquinas: se producen cuando son secretadas por los fagocitos
mononucleares en respuestas a las células T estimuladas por el antígeno, es
decir, como parte de la inmunidad específica. Si son secretadas por los
monocitos, se denominan monoquinas.
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Las proteínas del complemento
Actúan para propiciar una respuesta inmunológica adecuada. Cuando una
inmunoglobulina o anticuerpo se une a un antígeno, las proteínas del complemento
pueden unirse a ese complejo y facilitan la fagocitosis de las células inmunológicas.
El complemento comprende un grupo de más de 30 proteínas séricas y de la
superficie celular, que interactúan con otras moléculas del sistema inmunitario y
entre ellas mismas de una manera intensamente controlada, con el fin de
suministrar muchas de las funciones efectoras de la inmunidad humoral y de la
inflamación. El complemento tiene la característica de amplificar las respuestas
frente a microorganismos por medio de una cascada enzimática.
Órganos del sistema inmunitario
• Órganos linfiodes primarios: son aquellos donde se maduran y desarrollan
las células inmunitatrias. Estos están conformados por el timo y la médula
ósea.
Timo: es una glándula formada por dos lóbulos situada detrás del esternón. Su
función es la maduración de los lifoncitos T.
La médula ósea: es el tejido doden se forman las células de la sangre, glóbulos
rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Se encuentra en el interior de los huesos y es
donde se maduran los linfocitos B.
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• Órganos linfoides secundarios: es donde se presetan las sustancias
extrañas o antígenos y se inicia la respuesta inmune específica. Están
conformados por los ganglios linfáticos, el bazo y el MALT.
Los ganglios linfáticos: son nódulos pequeños con forma de frijol, que en
condiciones normales no se puede palpar. Produce glóbulos blancos, como
linfocitos, monocitos y células plasmáticas que se encargan de destruir sustancias
extrañas o antígenos. Se pueden encontrar en zonas como el cuello, las axilas, la
ingle, el tórax y el abdomen.
El bazo: está situado del lado izquierdo de la cavidad abdominal y está formado por
la pulpa blanca, correspondiente al tejido linfoide y a la pulpa roja, a los vasos
sanguíndeos. Su función imnunológica consiste en la producción de anticuerpos y
la destrucción de bacterias.
El MALT: es el tejido linfiode asociado a las mucosas, se encuentra en el tracto
gastrointestinal, respiratorio y genitourinario.
Tejidos del sistema inmunológico
Los tejidos linfáticos de todo el cuerpo controlan constantemente la sangre y la linfa
para identificar sustancias externas que podrían ser nocivas y requerir la acción
inmediata del sistema inmunitario.
Los vasos linfáticos recogen desechos como proteínas, residuos celulares,
bacterias y virus, que son expulsados de los vasos sanguíneos. Este líquido con
desechos, llamado linfa, viaja por los vasos linfáticos e ingresa a los ganglios
linfáticos, cuando no puede ser expulsado se convierte en un edema.
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Referencias
Guía de Premedia. Ciencias Naturales 8°. Ministerio de Educación. Gobierno
Nacional, República de Panamá. 2020. Recuperado de:
https://guias.meduca.gob.pa/sites/default/files/2020-07/08%20-%20Prem%20-
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Cátedra de Fisiología Humana. CAPITULO VIII Sistema Inmune. Carrera de
Enfermería. Universidad Nacional del Nordeste, pág. 137-155. Recuperado de:
https://med.unne.edu.ar/sitio/multimedia/imagenes/ckfinder/files/files/Fisio/cap%20
8%20sistema%20inmune.pdf
Los misterios del sistema inmunitario - Cómo protege nuestro cuerpo. Sociedad
Japonesa de Inmunología Ilustrado por Tomoko Ishikawa. Cataluña, España.
Recuperado de:
http://esteve.org/wp-content/uploads/2018/01/138682.pdf