1. Søren Kierkegaard
Uno de los filósofos de toda la historia de la filosofía sobre el que se han hecho interpretaciones de
lo más diversas y contrapuestas es Søren Kierkegaard. Padre del existencialismo moderno para
algunos, del personalismo cristiano para otros, sustentador del realismo ontológico, o carente de una
profunda metafísica del ser para otros intérpretes, su pensamiento es signo de contradicción.
En los próximos párrafos expondremos las principales categorías filosóficas de este pensador
danés. En primer lugar expondremos su vida —conocimiento necesario para entender su
pensamiento— para después dedicarnos a las claves hermenéuticas para comprender su producción
literaria. Finalmente, presentaremos los conceptos kierkegaardianos centrales: individuo, estadios
existenciales, desesperación y fe.
Una vida, una filosofía
Søren Kierkegaard nace en Copenhaguen el 5 de mayo de 1813. Era el último de los siete hijos de
Michael Pedersen y de Anna Lund. El padre de Søren, «hombre estimado, piadoso y austero»
2. [Kierkegaard 1980: V A 108], que pertenecía a una secta pietista, educó a su hijo en el más riguroso
cristianismo luterano, fundando su religiosidad en un sentimiento opresivo del pecado. Después de
cursar sus primeros estudios en la escuela pública, Søren ingresa en 1830 en la Facultad de Teología
de la Universidad de Copenhaguen, movido por el deseo paterno de que su hijo se convirtiera en
pastor. En esa facultad entra en contacto con los clásicos griegos, pero sobre todo con la dogmática
luterana de su tiempo, que en gran parte se alimentaba de la filosofía idealista alemana.
Los años de estudios universitarios presentan un Kierkegaard inclinado a la melancolía, que
intentaba esconder bajo una vida mundana de fiestas, bailes y diversiones. Aunque en los últimos
años de su juventud Kierkegaard se acerca más sinceramente a la vida cristiana, sin embargo una
profunda crisis interior y su escaso interés por los estudios de teología llevaron a este pensador danés
a una ruptura con su padre. El 8 de agosto de 1838 moría Michael Pedersen Kierkegaard. Como un
gesto de devoción filial, Søren —que se había reconciliado con su padre algunos meses antes de su
muerte— hace el examen final de teología en 1840. La tesis versará sobre el concepto de ironía en
Sócrates.
La relación con su padre fue de fundamental importancia en la vida espiritual de Søren. Fue él
quien le educó en la severidad del pietismo luterano, y le inició en la dialéctica. Gran parte de la
melancolía y del sentimiento de culpabilidad kierkegaardianos son herencia del temperamento
paterno. Sin embargo, más decisiva que la relación con su padre fue el compromiso y la posterior
ruptura con Regina Olsen. Todo parecía andar bien, pero justo después de haberse comprometido,
Søren se arrepiente del paso que ha dado: la heterogeneidad de la que es consciente irrumpe en su
compromiso desde el comienzo. La relación amorosa con Regina Olsen marcará la vida del filósofo.
Hasta elmomento de su muerte conservará su recuerdo,reflexionará sobre la rectitud de su conducta,
tanto del inicio de su compromiso como de la separación. Pero la decisión había sido tomada: Søren
no podía casarse con Regina. Su melancolía habría hecho de ella una persona infeliz, y Kierkegaard
no tenía el derecho de hacerlo. Søren siempre interpretó la rotura de la promesa de matrimonio con
esa joven como una manifestación de la voluntad divina: «mi compromiso con “ella” y la posterior
ruptura dependen en el fondo de mi relación con Dios; forman parte, si se puede hablar así, de mi
compromiso con Dios» [Kierkegaard 1980: X5 A 21].
Despuésde dejarla, Kierkegaard se dedicará de lleno a su actividad literaria, que ya había iniciado.
Si bien esta entrega casicompleta a la escritura hará que elvolumen de sus publicaciones sea bastante
notable, en nuestra exposición sobre su pensamiento desarrollaremos solamente los contenidos de sus
obras más importantes. Por el momento, basta con advertir la diferencia que hay en sus escritos entre
la comunicación directa y la indirecta. La primera es la que Kierkegaard firma con su nombre. Suele
tratar de temas religiosos, edificantes, o forman parte de sus confesiones personales, como su
voluminoso Diario. La indirecta, que coincide en gran parte con su producción estética, en cambio,
es seudónima: en ella, Kierkegaard hace hablar a diferentes personajes, cada uno con una visión del
3. mundo propia, y que no coincide necesariamente con la del mismo Kierkegaard. Por tanto, a la hora
de interpretar un determinado texto hay que prestar especialatención al seudónimo y a la perspectiva
desde la cual escribe. Así por ejemplo, Johannes Clímacus, seudónimo de la Apostilla conclusiva no
científica a las “Migajas filosóficas”, es un no cristiano que busca la verdad, mientras que
Anticlímacus, seudónimo de La enfermedad mortal y del Ejercicio del cristianismo,es un cristiano
extraordinario.
Entre sus obras más importantes, citamos: Aut-Aut,1843; Temor y Temblor,1843; La repetición,
1843; Migajas filosóficas,1844; El concepto de la angustia,1844; Estadios en el camino de la vida,
1845, Apostilla conclusiva no científica a las “Migajas filosóficas”,1846; La enfermedad mortal,
1849; Ejercicio del Cristianismo,1849; El Momento,1855.
El carácterpolémico de la personalidad y de los escritos de este filósofo danéshicieron que entrara
en colisión con muchos de sus contemporáneos, y que causara polémicas frecuentes en la prensa de
Copenhaguen, en parte alentadas por el periódico satírico El Corsario. Sielchoque con la prensa fue
muy áspero y doloroso, el enfrentamiento con la Iglesia Luterana de Dinamarca —la Iglesia del
Estado, “el orden establecido”— fue tan violento que llevó a Kierkegaard a la tumba. Los diversos
sufrimientos que padeció, la educación paterna, el convencimiento de su propia heterogeneidad son
elementos fundantes de su concepción del cristianismo: para él, el cristiano es un contemporáneo de
Cristo, que sufre con Él, que se odia a sí mismo para amar a Dios, que es capaz de vivir «en alta mar,
allí donde el agua tiene 70.000 pies de profundidad», es decir, en la inseguridad de este mundo pero
con la seguridad de la fe. Esta visión se opone a lo que llama “Cristiandad”, esto es, el cristianismo
acomodaticio de la Iglesia luterana danesa, donde todos son cristianos, pero se comportan como
paganos. Es un cristianismo mundanizado, hecho de cultura y de complicidad con las pasiones de los
hombres. Esta Cristiandad está personificada en los pastores —funcionarios oficiales de la Iglesia de
Estado, pagados por la casa real— y en particular en la figura del obispo luterano de Copenhaguen,
Mynster.
La dureza de la polémica con la Iglesia de Estado terminó por arruinar el débil sistema nervioso
de Kierkegaard. El 2 de octubre de 1855 Kierkegaard cayó, sin fuerzas, sobre el pavimento de una
calle de Copenhaguen. Un transeúnte lo llevó al Hospital Frederik. Entra en una lenta agonía, que
dura hasta el 11 de noviembre de 1855, día en el que el Juez Divino lo llamó a su presencia.
Kierkegaard presenta una de las críticas más radicales al sistema hegeliano, con su revaloración
del singular como individuo dotado de dignidad, y con la función central de la fe para alcanzar el
Absoluto. De Kierkegaard parten diversas corrientes filosóficas contemporáneas, como algunas
manifestaciones del personalismo y del existencialismo. Su obra pasó inadvertida en su siglo, pero a
partir del siglo XX asistimos a una auténtica Kierkegaard Renaissance.
4. La lectura kierkegaardiana de algunos representantes del existencialismo, como Heidegger y
Sartre, adolecen de parcialidad. Sus análisis de la angustia y la desesperación encuentran una cierta
inspiración en el pensador danés, pero ni la angustia ni la desesperación son la última palabra de
Kierkegaard. Si confiamos en la sustancial sinceridad de las confesiones de este autor,tendremos que
admitir el carácter religioso que Kierkegaard quiso imprimir a su obra. No se puede entender a
Kierkegaard fuera del radicalismo cristiano, que se encuentra en oposición dialéctica respecto a la
racionalización hegeliana de los misterios de la fe,y a la reducción del cristianismo a cultura operada
por algunas comunidades luteranas del siglo XIX. La lectura existencialista queda fundamentalmente
como una versión trunca del pensamiento de Kierkegaard.
Si esta lectura es parcial, también peca de exagerada la pretensión de convertir a Kierkegaard en
un pensador católico in abscondito. A pesar de sus críticas al luteranismo de su época, su afirmación
del mérito de las obras y de otros elementos de la dogmática católica, Kierkegaard se encuentra lejos
de la ortodoxia, sobre todo en lo que respecta alcarácter razonable —no racionalista— de la fe.
Kierkegaard tiene mucho que decir al hombre contemporáneo. Su misión fue la de abrir caminos,
que podrán ser transitados con provecho por los que quieren encontrar en el hombre una fundación
teológica y un destino trascendente.