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IMAGINANDO LA REALIDAD

DAVID NAVA GUTIÉRREZ
Para mi abuela de Cuenca
y para mi abuela del Hocino.

3
La buena noticia
El golfista argentino Roberto de Vincenzo, después de ganar
un importante torneo, se dirigió al estacionamiento a buscar su
auto. En ese momento, una mujer se le aproximó; después de
felicitarlo por su victoria, le contó que su hijo se encontraba a las
puertas de la muerte, y que no tenía dinero para pagar el
hospital.
De Vincenzo le dio, inmediatamente, parte del dinero del
premio que había ganado esa tarde.
Una semana después, durante un almuerzo en la Professional
Golf Association, contó la historia a unos amigos. Uno de ellos le
preguntó si la mujer era rubia, con una pequeña cicatriz debajo
del ojo izquierdo. De Vincenzo le dijo que efectivamente así era.
—Fuiste engañado -dijo el amigo. –Esta mujer es una
oportunista, y vive contando la misma historia a todos los
golfistas extranjeros que aparecen por aquí.
— ¿Entonces no existe ninguna criatura al borde de la
muerte?
— No.
— Bueno, ¡es la mejor noticia que he tenido esta semana! fue el comentario del golfista.
Paulo Coelho. Reflexiones Diarias
ÍNDICE
Agradecimientos……………………………………………………….…..…7
Introducción…………………………………………………..…….…………..8
I

PENSAMIENTOS, REALIDAD Y VIDA……………………….…11
—El individuo como especie y como raza
—El horizonte
—La visita del arte. Una realidad de sentidos
—La belleza ha vencido al tiempo
—En busca del estado natural
—Surrealismo

II

DISTINTOS MOMENTOS DEL ALMA………………………..35
—Un día apagado
—Un día encendido
—Doble o nada
—¿Lugar?
—¿Canción?
—En cada barra

III

LA LIBERTAD SE LLAMA VIDA…………………………………44
—El origen del presente
—Adiós Gea, adiós
—El ciclo de la vida

IV

EL PENSAMIENTO DE SCHOPENHAUER…………………55
—El individuo, el instinto, el error
—La voluntad de vivir, el suicidio y la búsqueda de la
felicidad
—El choque con el destino
—Huir del dolor
—El pasado, el presente y el futuro
—Ascetismo
—Una espera que culmina en dolor
—Bienvenida, felicidad
—El genio
—Caminando por la escala musical
—La pareja perfecta
—Mi voluntad de vivir
—Sueño suicida

V

LA VOLUNTAD ESTÉTICA. EN BUSCA DEL HORIZONTE….76
—Un paso más adelante
—El recuerdo innato

5
—¿Quién soy?
—El espíritu alcanzando la libertad
—Dos mundos enfrentados
—El espectador de la vida
—El dolor
—El dolor como llave del placer
—En el abismo
—El espíritu y el aura como conductores al Mundo
Natural Estético
—Dulce introducción a la música. La raíz de la vida
—La música
—El cine
—Neverland
—Living is easy with eyes closed
VI EL AMOR………………………………………………………………….116
—Mar
—Sobrenatural
—Bésame
—Amor frustrado
—Aun no sé la razón
—Dudas
—Mar por todas partes
—Perfección
—Reflejo del mar
—Vivir no es fácil
VII CARA A CARA ANTE EL ENEMIGO…………………………141
—Homologación humana
—El juego de la democracia
—Las marionetas del mercado
—El camino
—El camino es la huida
—Soluciones. El despertar
—¿Quiénes somos?
—Keep it real
VIII RELATOS BREVES……………………………………………………154
—El lobo
—Batalla naval
—Nada
—Infinitas y distintas vidas
—Frases breves
—Empeñarse en vivir o empeñarse en morir
Agradecimientos
Lo que empezó siendo un puñado de palabras escupidas
sobre un papel ha terminado por ser la fuerza de mi vida
conducida fielmente al cumplimiento de un objetivo. Hoy puedo
decir que lo he conseguido. He escrito un libro. No será nada del
otro mundo, pero hoy nada de eso importa. El hecho relevante
que hoy nos trae aquí no es ni siquiera este libro, sino el
apoteósico camino que ha recorrido mi espíritu para poder sellar
esa grieta que un día mi espíritu anheló. Una meta que ya la
puedo palpar con los dedos y que me hace verdaderamente feliz.
Nuevos caminos se avecinan, lo presiento, pero hoy no es el día
de buscar nuevas expectativas ni nuevos deseos, sino el día en
que doy por concluido y orgullosamente satisfecho un capítulo
de mi vida. Hoy sólo puedo pensar en el presente y calmar el
apetito que me aboca continuamente hacia el mañana. No
quiero pensar en nada más que no sea el aura que lleva
impregnado este libro. No es un libro más, es el espejo de mi
vida y de todos los elementos con los que está constituida. Este
libro sois vosotros, los más cercanos a mí, pues ¿qué podría
escribir si no fuera por el continuo flujo de sentimientos que
insertáis en las venas de mi vida? Estáis en mí, tan cerca de mí
cómo lo estoy yo mismo, y no es de extrañar que en todos los
libros las primeras hojas se dedique unas palabras a nuestros
seres más queridos, pues, ¡qué sería yo sin vosotros! tal
posibilidad no la puedo concebir, mis palabras van dejando unas
huellas, resquicios que llevan la identidad de mi vida y mi vida
sólo tiene sentido cuando la imagino con vosotros.
Os quitaría mucho tiempo si me tuviera que detener para
agradecer uno a uno todo lo que sois y cuánto me habéis
aportado. A veces, ni la mitad de las palabras llevan impresas la
auténtica realidad con que mi interior os percibe, por eso, me
contentaré con que cada uno de vosotros os identifiquéis con

7
estas palabras: Familiares y amigos, no tengo que decir nada que
no sepáis ya, tan sólo Gracias.

Introducción
Una mirada, para mí, equivale a un mundo. Un sentimiento,
lo transformo en mi modo de vivir. Un rostro, mi sueño hecho
realidad. Mi realidad, eres tú. Un instante es una estrella fugaz
que nunca olvido y que siempre me trae felicidad. La felicidad es
mi conquista, mi lucha constante ante el mundo, las batallas
contra la adversidad. Una derrota acaba enseñándome más que
un triunfo. El triunfo es mi fortaleza, me hace más fuerte y me
ilumina el camino hacia la gloria.
Mis triunfos son la calma de mi espíritu. Mi vida, mi sueño, mi
realidad. Me muevo con libertad. Mi alma embarca mi vida en
continuos retos. Los desafíos se convierten en caminos, los
caminos en viajes y el viaje en mi vida. Transporto la gloria,
transporto sentimientos, transporto todo lo que más quiero.
Vivo con ello.
Llamáis tiempo a lo que yo llamo naturaleza. La naturaleza es
todo lo que existe: mi pensamiento es natural, mis sentidos son
naturales, tú eres natural. ¿Osas ser Dios? Yo sí. Lo llevo por las
venas, habita en mis instintos, aflora en mis decisiones.
Percibo el exterior pero vivo en mi interior, tus susurros me
inducen al bienestar, me siento tranquilo. Sois todo lo que deseo
y sois todo lo que necesito. Vosotros, naturaleza, os amo.
Aterrado, frustrado, acabado y desolado, inesperados sucesos
que rompen la sensibilidad humana. Nacido y educado con un
propósito: la moral y la ética. Pues traigo un mensaje al ser
humano: si ha existido éste, hoy ha fallecido, y con él, la razón.
Se me hace raro seguir llamando ser humano al hombre. A veces
me aterra lo que somos, unos depredadores de débiles, otras
veces me consuela saber que no, que las personas se relacionan
para bien, para complementar y perfeccionar lo que uno solo no
puede ser. Pero fuera de esta duda natural, situado en el exterior
como el narrador de una novela que todo lo sabe, yo sigo sin ver
rastros de humanidad, solo veo animales: instintivos,
irracionales. Como dijo Nietzsche: "He encontrado más peligros
entre los hombres que entre los animales”.
Los pocos gestos de moralidad de una ciudadanía educada y
compasiva o actos de simpatía, quedan eclipsados por la gran
masa de individualidad que sólo piensa en sí mismo y que, si lo
hacen en los demás, es con una intención destructora.
¿En qué nos hemos convertido? ¿Por qué todo el mundo ha
dejado de razonar? Ya nadie se pregunta quién es. ¿Dónde está
el hombre? Desaparecido en la sociedad, una sociedad cada vez
más capitalista, corrupta. ¿Dónde está el ser humano? Olvidado,
muerto… Fue visto por última vez ya no me acuerdo cuándo ni
dónde, y es que ya no nacen niños, ahora nace egoísmo. ¡Qué
enferma la mente humana! Tan poco humana como nosotros,
qué vergüenza el desarrollo de la especie humana, y aún así tan
equivocados pensando que avanzamos, que evolucionamos para
bien… La verdad es que hace tiempo que permanecemos
estancados, y eso nos lo hace constar la historia o la misma
naturaleza. Qué frustración cuando me quito el velo de los ojos,
¿Si ya no nos sorprendemos cuando encendemos una luz… si ya
no valoramos nada, por qué hacerlo cuando muere un niño en el
tercer mundo? A lo único que nos hemos adaptado es a la bestia
que llevamos dentro y es la única cara que mostramos al mundo.
¿Cuándo vamos a dejar salir al humano albergamos dentro?
¿Cuándo vamos a mostrar la sensibilidad que poseemos oculta
en algún sitio? Una sensibilidad que sólo se va poder ver
reflejada en el arte, la belleza, en lo bueno de las acciones
humanas y que, espero que algún día hagamos un buen uso de
ellas. Intentemos conocernos, qué papel desempeña cada uno.
Luego hablaremos de humanidad.

9
I

PENSAMIENTOS,
REALIDAD Y
VIDA

El individuo como especie y como raza
Tengo la certeza de que jamás compartiréis mi pensamiento,
si me hallo en el error y consecutivamente en la ignorancia,
espero darme cuenta algún día de ello y espero rectificar mi
postura, pero de momento seguiré en mis trece y solventaré mi
camino en busca de una paz soliloquia y fructífera. Soliloquia
porque me encuentro solo en mi pensamiento y no soy receptivo
a nadie a menos que piense como yo, y fructífera porque
canalizo la falsedad por no decir la falsedad de las personas.
Incrédulo estoy como también lo estarán mis lectores pero más
sincero que cualquiera de vosotros. Mi afán por acoplarme a
vuestras medidas y razonamientos ha trastocado mis juicios y ha
orientado mi pensamiento a un antagonismo contra mis propios
educadores. Vuestro interior se ha vuelto reversible al exterior,
el aire golpea con la misma fuerza todos vuestros corazones.
Intentáis y os esforzáis por sentir lo mismo pero ignoráis que
cada bofetada que recibís del mundo duele de forma diferente
en cada uno. No sois iguales, nadie es igual a nadie. ¿Por qué
digo esto, os preguntareis? Ahora lo entenderéis.
Yo ya he intentado unirme a vuestros preceptos inútilmente,
intenté integrarme y luchar con vosotros como si una unidad se

11
tratase, pero como ya he dicho, fue en vano. Esto no significa
que mis enemigos sean distintos a los vuestros, ni tampoco
pretendo librar una guerra contra vosotros, pero ¿contra qué
lucháis, si no es contra vosotros mismos?
La vida no va a cambiar por mucho que luchemos, nuestro
alrededor lo hemos forjado nosotros mismos. Vosotros habéis
conseguido que yo deje de creer en la política, pero me habéis
ayudado a darme cuenta de que la lucha no se juega ahí fuera,
sino dentro de mí. La historia no la hace la sociedad, la hacemos
cada uno de nosotros. ¿Por qué os obcecáis en luchar fuera sin
antes conformar la paz en vuestro interior? Creo que os escudáis
en ese grupo que habéis fraguado. Os escondéis porque os da
miedo alzar la voz vosotros solos, pero no os sobran agallas para
hacerlo cuando gritáis todos juntos. Lucháis contra vosotros
mismos, pues cualquiera de vosotros, en otras condiciones, sería
el propietario de esas empresas a las que llamáis enemigos,
aquellas que sustentan el poder. ¿Estoy defendiendo a esos altos
mal-dirigentes que albergan todo el poder? no. Estoy afirmando
que cualquiera de vosotros que hoy os encontráis resignados por
los acontecimientos que vivimos, podríais ser uno de ellos. Y lo
seríais porque no tenéis ni remota idea de quiénes sois.
Preocúpate de ti mismo, encuéntrate. Deja que el mundo
acontezca libremente, no te involucres. No intentes levantar
toda una playa y ocúpate, únicamente, de tu grano de arena.
Todos constituimos el todo, no tienes derecho a acaparar más de
lo que te pertenece, además, olvidarás la parte más importante
que te constituye: la tuya. Si por el contrario, exiges que tu
voluntad guíe la ética de esta nuestra sociedad, acabaremos tan
mal parados como ya lo estamos.
Por ese motivo he preferido dar mi opinión a realizar unos
simples comentarios anacrónicos de los que hoy sólo se dejan
ver por el país, pues me parece más oportuno primero saber qué
persona es la que transita por este mundo y luego buscar mi
propio camino, ajeno a todos vosotros. Esa figura humana que
anda a veces perdida y otras veces equivocada, creyendo que el
mal lo originan siempre los demás, y sin ser consciente de que él
mismo es muchas veces ese mal para la sociedad. Esa persona
que por una u otra razón ha caído en estos senderos libres pero
de difícil elección y que, por una extraña razón esa persona soy
yo, pero lo más paradigmático es que esa misma persona para ti,
eres tú. Intento manifestar mi idea del ser humano revertida al
exterior, pues como he dicho al principio, habéis dejado que el
exterior entre en vosotros, habéis dejado que vuestras
circunstancias transmuten en vosotros, habéis dejado que la
historia se proyecte en vosotros y olvidando que esa historia
debe ser escrita por cada uno de nosotros. Así ha sido nuestro
legado y así será, a pesar de vuestro mal entendimiento de la
vida, como lo heredarán nuestros hijos y nietos. Por mucho que
os asociéis en grupos (de cualquier ámbito) seguís siendo unos
lobos muy distintos. La raza de cada uno termina con la suya
propia. Es menester que ese lobo se eduque y se forme como él
es y será. Sólo de esta forma obtendrás las soluciones a los
problemas que andabas buscando. Tu resignación en manada
sólo acorta tu vida. Pues al igual que un grano de arena hace una
playa, una persona hace una sociedad. Si quieres tener una
sociedad justa, empieza por ser justo tú. Búscate, encuéntrate y
aprende a vivir, porque lo bonito de ser humano es que nunca es
tarde para empezar a serlo.
Según veo las cosas, sólo dispongo de tres opciones para
relatar algo que sea digno de ser escuchado: una sería escribir
bajo el orden de la razón humana, ese invento que no deja de
formular principios pero que se modifican con cada generación.
Aun no estoy tan loco como para aburriros tan pronto sobre
cosas que ya sabéis. Otra opción es escribir sobre la realidad, un
dialogo constante que todos nosotros experimentamos al
despertar cada mañana pero que, como la razón, solo tenéis que
abrir los ojos para contemplarla. La tercera opción, y la última
que me queda, es escribir con el corazón. Sólo esta opción puede

13
decir algo distinto a lo que normalmente estáis acostumbrados.
Sólo mis pasiones y su fusión con mis sentimientos narrarán
estas historias que iré proyectando por capítulos de temas tan
dispares como lo son nuestras vivencias cotidianas, pues al igual
que un bebé pasa de llorar a reír en menos de un segundo, mis
capítulos oscilarán tempestades en un abrir y cerrar de ojos. Si
mis palabras no llegan a reflejar mi auténtico temperamento
será por culpa de este tosco lenguaje con el que he nacido y por
esa barrera que alberga un conjunto de conglomerados
racionales, tradicionales, étnicos, históricos, etc, que me obligan
a estar andar siempre bajo su tutela. Sin embargo, sí prometo un
largo viaje lleno de vaivenes sinestésicos y hacia una realidad de
sentidos. Comenzaré una andadura que recorrerá todos los
distintos tipos de humores: flemático, melancólico y colérico,
con discursos tan subjetivos que rozará la fantasía.

El horizonte
Mi prematuro pensamiento en aras de crecimiento consiste
en desechar la razón y vivir del ritmo sanguíneo de la ilusión.
Esta forma de pensamiento vino por el excesivo y abusivo
intento de colmarme por completo de raciocinio e impedir la
valoración de mis sentimientos, categorizándolos y
conceptualizándolos. Todos mis estados sensitivos que recorren
mi vida paralela al tiempo han quedado amueblados por ese
pilar racional. El escrutinio racional atormentó un día cualquiera
de mi vida y ahora, hasta el día en que cierren mi boca bajo la
amenaza de puntiagudos principios o escurridizos pero
explosivos axiomas, voltearé el sentido de la vida hasta que mi
cuerpo aguante. Haré que el cielo sea la tierra, y lo desconocido
pase a formar parte de esta vida. Dejaremos de pensar que el
mundo ya está conquistado y observaremos con ojos entusiastas
el valor de los detalles que surcan por doquier a nuestro
alrededor. Haré del sentir un imperio, los sueños serán nuestros
súbditos y fieles aquellos que realmente abran los ojos y
caminen a palos de ciego. Nuestras pasiones atravesarán
quimeras y recorrerán los meandros de la vida que ha
erosionado poco a poco la verdad.
¿Cuál es el límite al que puede aspirar el ser humano? ¿Hay
un horizonte que marque el final de la imaginación humana? No:
Horizonte: aquella línea que separa nuestra parte de El Todo
pero que conecta dos mundos incomprensibles, una línea que
denota el principio y limita el final. Un haz de incredulidad que
hipnotiza al que encauza un viaje o al que sueña con encerrar
bajo su dominio la totalidad.
Una marca de engaño que huye de quien lo busca y aproxima
al soñador en su viaje de descomposición a invertebrar lo
articulado y deconstruir lo conceptualizado. La frontera a la
libertad está en esa imagen que rodea al ser humano, ir más allá
de lo que alcanza la vista es un viaje para los que viven con los
ojos cerrados; el que busca el final del principio o la razón al sin
sentido quedará atrapado en un conglomerado de errores y
galimatías. Quien busque un hueco entre la tierra y el cielo
mirando el final del horizonte (lo más lejos que alcanzan los ojos)
podrá también, con suerte, trazar un cuadrado de tres lados, o
quizá, atravesar la tierra y acabar cayendo al cielo, y es que la
realidad se escapa siempre a los más curiosos. Pero nuestra
propia concepción del mundo, dibujar un espacio entre la
perfección y este perfecto planeta, requiere inescrutablemente
de un sexto sentido humano, a saber, el de la imaginación, pero
llamemos, a partir de ahora, a este sentido: Imaginio. El
concepto Imaginio recogerá todas esas palabras que aporten a la
vida un gramo extra de virtualidad fantástica. Esas que notamos
casi físicamente y a veces, incluso, nos golpean y nos hieren,
pero que, sin embargo, pertenecen al mundo abstracto. Imaginio
será nuestra palabra fantástica que de sentido al sentido de la
vida.

15
Mi destino será, tanto vivir, como atrapar el horizonte, es
decir, volar en mi imaginación, creando e inventando
pensamientos para producir el sentido de mi vida, vivir para
atrapar un casi inalcanzable horizonte soñando siempre en mi
camino. Cada día de mi vida es un horizonte nuevo, algo por lo
que lucho e intento conseguir y superar. Y es sólo cuando me
pregunto por qué lucho, cuando me doy cuenta de que lo hago
únicamente para soñar. La búsqueda del horizonte se convierte,
para los vividores, en vivir en el intento de alcanzarlo.
El horizonte marca el final de lo visible, mas allá no hay nada.
Pero ¿realmente voy a aceptar lo que la razón nos dice? surcar el
horizonte supone entrar en la auténtica realidad, vivir en una
vida donde aceptamos que todo puede ser. El horizonte es el
muro del escéptico pero también una apertura para el
inconformista. Quizá no podamos ver con nuestros ojos más allá
del horizonte, quizá nuestros sentidos sean únicamente válidos
para esta parcela que limita la vida humana y se atrofien en el
intento de descubrir lo que hay fuera de su hábitat, pues el más
allá es un espacio indefinible por el hombre, tan sólo asumible
por el sexto sentido humano. Hablamos de un mundo abierto a
toda posibilidad donde todo está por conocer. Un conocer que
no se deja atrapar por las leyes empíricas de la tierra, ni por la
entelequia racional. Sólo el Imaginio puede soñar lo inimaginable
y ser capaz de entender todo lo que ese mundo –tan poco
habitado— es capaz de abrirse en sus nuevas posibilidades.
Es normal que en este punto del capítulo pueda recordarnos
aquella época griega de Sócrates, Platón y compañía, pues al
igual que Aristóteles basaba sus pensamientos en un estudio de
la naturaleza de todo lo que le rodea, yo me encargo aquí del
estudio de la esencia natural que nos engulle. Él se dedicaba —
de forma empírica— a observar la naturaleza y buscar en ella
principios o patrones que aseguraran un entendimiento plausible
de todo cuanto nos rodea. Kata symbebêkos y kata on to. Pero
dos milenios después, nazco yo y veo que todo cuanto se puede
investigar sobre la naturaleza ya está estudiado o está en manos
de auténticos profesionales. La naturaleza empírica ha estado
sometida durante milenios hasta nuestra actualidad a una
continua
deforestación,
perpetuada
con
continuas
investigaciones y únicamente manipulada como medio para
conseguir un fin. El estudio de la naturaleza en la época clásica
griega no difiere en nada a la actualidad. También Aristóteles
buscaba principios con el fin de aventajarnos sobre ella, y saber
así, por ejemplo, a priori, que si vemos nubes negras, debemos
refugiarnos de una inminente tormenta. Pero algo más
importante y que me gustaría destacar en este punto es que
mucho antes de Aristóteles, aquellos primates que comenzaron
el curso de la evolución, ya observaban la naturaleza, naciendo,
por consiguiente, la tecné. Y con el nacimiento de la tecnología
(con el fin de aventajarnos de la naturaleza) nació la historia.
El estudio de la naturaleza es, por esta razón, fruto de un
egoísmo humano. En nuestros días todo se ha dificultado más.
Sabemos mucho de la naturaleza, pero aun ansiamos más. La
maltratamos y la ejecutamos sin parar. Sin embargo, gracias a la
torpeza humana de no saber exactamente qué estamos
buscando, hemos dejado su esencia, la parte más importante de
la naturaleza, in-tacta. El núcleo natural de la vida ha
permanecido indemne de toda huella humana, hasta hoy, que se
encuentra en su esplendor ante mi Imaginio. Mi corazón late al
compás del bombeo de vida. Aquí nada nace ni nada muere, el
núcleo de la vida crea, vive, procrea, crece y reconvierte.
No es difícil saber por qué el excremento del hombre no ha
llegado nunca a este paraje. El hombre debe aprender a usar el
Imaginio. Además, saber si el hombre domina y disfruta de este
sentido es muy fácil de comprobar: el hombre cuando mira al
horizonte deja de ver lo que tiene delante, y cuando ve las cosas
de delante, deja de prestar atención al horizonte. Dominar el
Imaginio requiere atender a ambas cosas. Vivir en esta vida con
las cosas que tenemos alrededor, pero atender también al

17
horizonte y en la perpetua lucha por conseguir surcar el más allá,
“ver” más allá.
Mi lector, alza el brazo lo más lejos posible de tu cuerpo y
extiende dos dedos al aire, y dime ¿cuántos dedos puedes ver?
¿Dos? No. Tú aun sigues degollando esta naturaleza. ¿Por qué no
te fijas un poco mejor? O, mejor dicho, ¿por qué no dejas de
fijarte en lo que se te presenta y miras un poco más allá?
Extiende dos dedos y mira tu horizonte, atraviesa los dedos con
tu mirada, ¿cuántos ves? Muy bien, cuatro dedos. Si miras todo
de esta forma te hallarás en la esencia natural. No todo es tan
fácil de hacer, debes despojarte de todo el peso racional e
intentar ver la vida desde otras perspectivas. Poco a poco irás
acercando tu horizonte e irás viviendo con el sexto sentido. Una
vez que lo consigas, sólo te quedará disfrutar.

La visita del arte. Una realidad de sentidos
Despertamos. Nuestros ojos se van abriendo poco a poco. La
luz les duele. Confirmamos que es de día porque oímos los
pájaros revolotear, vienen y se van. Nuestro pesado cuerpo aun
desea cerrar los ojos e imaginar que vuela con esos amantes
voladores. Jugar con ellos. Surcar el cielo, atravesar la luz del sol,
cantar con el resto, posarse en una rama y acariciarla. Sentir la
bruma que rodea nuestras plumas, envolvernos en el haz de luz
que se refleja en el río refractándose en infinitos tonos de
colores. Deleitarnos al planear, volver la mirada atrás y ver que
todos los demás me siguen en mi viaje en busca del más olvidado
sentir de la naturaleza. Porque al igual que el lenguaje, en el
sentir todo es un juego de mezclas y de posibilidades infinitas.
Luchando contra el sueño voy gradualmente entrando en la
vigilia, y en el camino por ser el mismo “yo consciente” de
siempre, mi mente imagina, juega y lucha incesante por volver a
esa infancia que parece que sólo se palpa durante el sueño.
Quiere regresar al nacimiento del arte, al arte más puro. Cuando
los niños sentían todo lo sintiente: se emocionaban por la
mínima cosa o lloraban por el más ínfimo dolor. Durante la
infancia éramos máquinas de producir sentimientos y donde más
rico era el arte. Pues el arte nunca es individual, sino colectivo.
Las artes penetran unas en otras, conviven y se repelen, se
mezclan o se disuelven, se rozan o se agarran… Pero nuestra vida
actual siendo tan monótona impide la mezcla de estos
sentimientos y, por tanto, perdemos incontables sentimientos
que pueden transportarnos hasta la buscada felicidad. Podemos
poner como ejemplo el comer sin saborear, ducharse sin
tatarear, pasear al perro por obligación… siendo ejemplos tan
estúpidos como importantes para disfrutar del presente, aunque
sin alcanzar aun la sublimación del verdadero carácter del arte
dentro del arte.
En la infancia éramos más vulnerables al exterior, pues al no
conocer nada, experimentábamos por primera vez cada
sentimiento. Allí fuera se produce todo, infinidad de “cosas en sí”
que nosotros representamos en nuestra mente. Infinitas
combinaciones de sentimientos exigen infinitos sentidos
humanos, pero al poseer únicamente cinco sentidos, percibimos
la realidad mezclada, aparentemente caótica, revuelta, etc. Basta
con mirar al frente y darse cuenta de qué es lo que se presenta,
porque lo que se presenta ahora, será diferente a lo que se
presentará en ulteriores segundos, minutos, horas, días…
quedando solamente huellas. Yo veo la luz del sol que atraviesa
la ventana de mi habitación, pero es atravesada también por el
sonido del trinar de los pajaritos. La moqueta suave de mi
habitación acaricia mis pies; su color es granate, y si fuera de
otro color no estaría sintiendo lo mismo, tiene que ser granate.
Pues sólo el granate me recuerda al vestido que llevaba mi
pareja el primer día que me besó. Desde la cocina llegan aromas
que se mezclan con mi bonita mañana. La luz atraviesa el sonido,
el sonido se convierte en granate, el granate acepta la compañía
de la suavidad y sale volando por la ventana justo cuando llaman

19
a la puerta. Entonces mi sentimiento se esfuma y se convierte en
otro, ahora es curiosidad. Mi intriga choca contra la puerta de
madera. Voy recorriendo el espacio de mi habitación mientras
un sonido se escapa de mis cuerdas vocales: —¿quién?- Los
pájaros ya no cantan en mi realidad, ahora mi mundo es la
puerta. Un sentimiento rígido, un tiempo lento, una luz
inexistente que sólo existe para poder ver.
Todo se mezcla, y cuando sabemos el resultado de la mezcla
vivimos en la rutina. Sentimientos que mueren por la falta de
atención en ellos y otros que no dejan de repetirse y nos
transportan a la vida monótona, al desasosiego…
Lo que quiero hacer notar aquí es difícil de “ver”, pues la
realidad ha quedado subsumida en una pequeña parcela de
conceptos toscos y repetitivos. Viviendo únicamente en
tonalidades blancas o negras y olvidando la gama de grises que
se disparan al infinito. La realidad que se le presenta al hombre
es, por desgracia, la única que sentimos y, por tanto, el único
foco desde donde podemos presentarla y definirla. ¿Cómo se
define una realidad objetiva desde un cuerpo subjetivo? De la
realidad sólo es posible hablar, incluso a pesar de que el lenguaje
se queda tan sólo a las puertas de ese mundo que sólo se puede
sentir. Y eso exactamente, pasa con el arte, la única
manifestación que se puede demostrar verbalmente es, aceptar
que cada arte llama a la puerta de las demás artes (como
veremos más adelante). La realidad es, por tanto, un ir y venir de
un sentimiento a otro. Objetividades-subjetivadas, o
sentimientos obsubjetivos, o inter-obsubjetivos, ya que se
juegan en realidades mezcladas.
Me tumbo en la cama y me pongo a pensar. Mi cuerpo
aplasta vigorosamente el colchón hundiéndose en la
tranquilidad. El silencio es ahora el sonido más intenso que
sobrevuela la habitación. Todo está en perfecto estado; mi
cuerpo está saciado de todo deseo que pueda suscitarle el
instinto y mi mente está vacía, ningún pensamiento que pueda
llevarme a la preocupación o a la intranquilidad, etc. Podría
decirse que el silencio refleja con precisión mi estado actual. Mis
ojos miran fijamente un punto en el techo pero mi mente ha
perforado la pared y está observando el cielo. Veo pasar a mi
familia, mi novia, aparecen sonidos, olores, tactos, etc. Son
recuerdos. Instantes que a veces recuerdo al oler una rosa, al ver
la melena de un león, al escuchar un acorde, o a veces, la mezcla
de todos ellos. Pero no dejan de ser recuerdos. Rastros que he
dejado de mi vida. Su constitución ya está formada. Pero hoy, en
el presente, me estoy constituyendo continuamente. Me
encuentro en esa gradación de grises. Palpando el blando
colchón, oliendo el incienso de la habitación, escuchando el latir
de mi corazón… Sin embargo, es el total de la sumas el estado
que intento resaltar. Ese instante que comúnmente llamamos
bienestar, pero que, ojalá pudiera llamarlo de otra manera y que
me entendierais.
Por eso el lenguaje, aunque se mezcle y se estire todo lo
posible, nunca acompañará del todo las visitas de sentimientos a
otros sentimientos, de artes a otras artes, y permanecerá, como
he dicho, a las puertas de la sensibilidad.
Bien, ahora podemos analizar el verdadero sentir del arte. Si
nuestra vida es una mezcla de momentos sintientes que sienten
en cada momento, en el arte se escucha, se percibe, se huele,
sabe y se ve como la realidad misma. Una pintura no es sólo un
conjunto de líneas, puntos y colores. También rescatamos de ella
sonidos y voces, gustos y sabores, toques y roces, pasiones,
sensaciones,
percepciones,
recuerdos.
En
definitiva,
sentimientos. Cada pincelada es una sensación: El azul frío del
cielo llora en cada sacudida del Dios del trueno. Arremetiendo
violentamente con espadas de acero: teñidas de un color
caliente, para hacer sonreír a la luna y convertirla en su amante.
La sinestesia es la esencia de las artes: sobrevuelan, surcan,
investigan, aterrizan, despegan, comparten, difieren, eclipsan, se
oyen en cada momento, se hacen notar, palpar, tocar, chocar. En

21
la música se proyectan colores, ilusiones, desazones, etc.
Podemos oler la “Primavera” con Vivaldi, escuchar el pánico en
el “Grito” de Munch, acariciar la libertad viendo “La vida es
bella” o sentir la muerte por amor leyendo a Shakespeare.
“El mundo exterior se apretuja por todos lados en el interior o
como el interior, y enturbia así la nítida división del sujeto y su
dominio de percepción y acción” Las musas J.L Nancy
Cada instante puede verse de infinitas maneras, pero cada
uno de ellos es una huella que se desvanece en el siguiente
instante, se mantiene o se ahonda en sí misma. Esas
interpretaciones formadas por un conjunto infinito de variables
forman una torre de babel, insostenible por su altura y
provocando caídas espontáneas de sentimientos, las cuales a
veces duelen en su choque con la realidad. El ejemplo más
evidente de aniquilación por completo de una huella fue el día
en que supimos que los reyes magos jamás existieron.
Estas huellas que aspiran a tocar el cielo están entretejidas a
unos sentimientos que se palpan unos a otros, se solapan y se
fusionan, pero con el tiempo se desquebrajan. Las huellas
desaparecen, se mueven, se retuercen, cambian…. Otras, en
cambio, se perfeccionan, se acomodan y aumentan, incluso a
veces tornan a fanatismo, pero siempre cambia a algo.
El arte es este vestigio, una huella en movimiento, una huella
que se va haciendo. Lo dice Nancy: “El vestigio es el resto de un
paso. No es su imagen, pues el paso mismo no consiste en otra
cosa que en su propio vestigio” El conjunto de componentes ya lo
hemos definido: se trata del entrelazado mundo sinestésico que
eclosiona en nuestros cinco sentidos. Pues al igual que en los
sentimientos, las artes se hacen unas contra otras.

La belleza ha vencido al tiempo
Salgo por la puerta, me remango la chaqueta y comienzo
tranquilamente a andar en dirección a ninguna parte. Parece un
día como cualquier otro —diría mi vecino–, pero para mí es un
día especial, como lo fue ayer, y como lo han sido todos los días
de mi vida. Por el camino mi cuerpo es consciente de todo lo que
va sintiendo. Un paso, otro paso, las baldosas brillan por el sol,
intento no pisar entre una y otra, una pisada entre ambas
romperían la armonía de mi paseo. Mientras, mi mano acaricia la
hiedra de la valla que separa la acera de los adosados de la calle,
el viento resopla y descoloca mi pelo. Me cruzo con personas,
gente con otro mundo dentro de mi mundo. Me giro porque
noto el movimiento de algo que se remueve por mi lado
izquierdo, y, como había intuido, es mi gata que le gusta pasear,
como a mí, por el barrio. Me agacho y la llamo. Minna viene de
inmediato a mi llamada y se restriega entre mis piernas para que
la acaricie. Siempre deseo que me siga en mi paseo como hacen
los perros, pero nunca lo hace y, he de reconocer, aunque lo
acepte, que eso, me parte el corazón. Yo sigo por mi camino y
ella sigue por el suyo. Dos caminos muy distintos. Dos mundos
indefinibles.
Noto como una gran tormenta de pensamientos inciden
sobre mi mente como estrellas fugaces. Los veo pasar, a veces
los detengo, se transforman en otros distintos. Unos
desencadenan a otros, y así at infinitum. Mi mundo se
transforma en lo que mi mente quiere. Mi cuerpo avanza como
una máquina sin control. Mi presente está atendiendo a mi
mundo interno. Soy una burbuja, una pompa de jabón que surca
la vida.
¿A qué sabe la vida? la vida no tiene sabor. Tú eres el
colorante. Cada uno tiñe su vida como quiere. El valor de la vida
no es vivir, sino vivirla. Cada uno nace y vive bajo diferentes
dimensiones sociales, culturales… pero no sirve como excusa. No
podemos sostener la vida en el espacio y, mucho menos ¡en el
tiempo! Si antes hablábamos de una escala de grises, el siguiente
paso es dar color a esos tonos tristes. No importa si eres de
Senegal, Mauritania, Ruanda o Camerún, quien sabe colorear su

23
vida no necesita nada más. El tiempo nos aterra, el dolor nos
aterra, el mundo nos aterra, ¡basta ya! La vida no es atrapar
tiempo de vida. La vida se vive y, aunque algunos tengan más
suerte y hayan nacido en una familia asentada, suelen morir sin
experimentar un solo momento de paz y felicidad, y aquéllos que
me achaquen lo contrario, sólo les diré que están engañados.
El sentimiento bello de la vida es disfrutarla… muy
lentamente, consumirla como quien se fuma su último cigarrillo,
como quien saborea la última onza de un buen chocolate,
haciéndolo derretir en el paladar pero que, como en la vida, el
chocolate lo acabas tragando, y tú, acabas muriendo. Cualquiera,
bajo cualquier condición en las que esté, puede aprender a vivir,
siempre y cuando entienda que el valor de su vida no reside en el
tiempo sino en la belleza. Basta con contemplar y ser conscientes
de lo que tienes a tu alrededor para sentir la belleza. Sólo
quienes hayan experimentado lo que intento definir me
entenderán. Trato de explicar ese momento en el que con sólo
mirar un árbol, se te ponen los pelos de punta. Pues no estás
viendo un árbol que has visto toda tu vida, sino, que ves El Árbol.
Una sensación pletórica. Un árbol enredado en un sin fin de
sentimientos de todo el que ha pasado por allí y lo ha mirado.
Ese árbol almacena, como una huella, los millares de personas
que se han apoyado en él, que han leído en él, que han llorado
en él o han sonreído en él. Ese árbol no es el mismo que vi ayer,
y el que veo ahora, no será el que vea mañana. Ese árbol posee
identidad, y todo lo que completa este mundo la tiene también.
La belleza es darse cuenta de esas huellas. Es un ver el mundo
con circunspección, con cautela, meticulosamente. Apreciando
puntillosamente cada instante, cada pisada de tu camino,
saboreando por el sendero los manjares que te presta la
naturaleza. Aquél que vive como un turista, como un invitado,
aquél que contempla, aquél que no se aburre de ver, que se
pierde andando, aquél que disfruta, que despliega su vida con
todos sus sentidos y hacia todos los lados sin importarle nada,
aquél que no juzga ni entra en los juegos vulgares de la sociedad,
aquél que ve las cosas y siente las huellas que llevan
impregnadas, aquél y sólo aquél, vive feliz. Y da igual si eres
pobre, andas sobre ruedas, tienes cáncer o has nacido ciego,
pues el camino se surca con la mente.
“Puede costarte el coche, un par de dientes, tu próximo
ascenso, puede que haga frío, puede que te hagas daño, puede
que pierdas la cabeza, las formas, la legalidad, puede suponer el
ridículo, el desprecio o la soledad, pero si vives como tú quieres,
hasta las últimas consecuencias, quizá y solo quizá, llegues a ser
quien eres” Doble o nada. Jaime Balagueró
Y si la última consecuencia es la muerte, merecerá la pena. Se
trata de algo difícil de digerir. Algo poco común. Se trata de
desafiar el principio de supervivencia y abrazar el mundo
estético. Un salto al vacío sin paracaídas. Una vida deseada y
arriesgada. Pero es menester salir del mundo del raciocinio para
encontrar esta subjetivación.
¿Nada? ¿Seguís sin verlo? ¡La sociedad os ha anclado al
tiempo! Qué paradoja esta: La medicina os alarga la vida y la
filosofía… la filosofía os la acorta.
No hay unas instrucciones de la felicidad, ni tampoco de
cómo encontrar la belleza de la vida. Cada uno tiene su receta,
cada uno es poseedor de su mundo, lo lleva en sí mismo. Pero sí
hay una dirección que nos guía en la búsqueda del tesoro
perdido. Primero salid de la aglutinada realidad superficial, salid
de la asquerosa caverna. Ascended por vuestra montaña mágica
¡Despertad! ¿Acaso veis un mínimo sentido a esta vuestra vida?
¿Acaso hacéis algo por vuestra propia libertad? Luego
contemplad… interpretad vuestra realidad. Observad cómo se
disparan los sentidos, cómo se ensalza la identidad. Mirad el
cielo, pasead, haced el amor, ¡sentidlo!, comeos una manzana
¡sentidla! Vivid como si fuera el último día de vuestra vida,
porque os tiene que dar igual que hoy muráis. Sólo tus buenos
ojos barnizados con belleza vencerán el tiempo.

25
En busca del estado natural
Aprisionado en un espacio incalculable. Mi mirada se disuelve
cuando intenta dar captura a algo. El cielo me encierra y el suelo
me agarra. Huyo y permanezco. Soy un pez en el agua. No estoy
hecho para habitar aquí. ¿Cómo he llegado a parar a este lugar?,
¿dónde está el dueño? Necesito ayuda. Aborrezco este sitio. Los
que habitan en este lugar no se cansan de repetir y hacer una y
otra vez el mismo cometido. ¿Por qué he nacido aquí? no acabo
de adaptarme. El pueblo se mueve como una gran máquina, no
cuestionan nada, sólo obedecen. Están encadenados a esta
forma de vivir inhumana. Estoy harto de este lugar, cuando
intento realizar una actividad propia de mi naturaleza, alguna
actividad para entretenerme, la ley me lo prohíbe, ¿Qué clase de
ley ampara esta tierra?, ¿qué cruel parásito ha podido establecer
tales normas? Gente por doquier que acepta estos rigurosos
contratos y otros tantos que se quejan, pero todos sabemos que
lo que quieren es conseguir el poder y procurar nuevas leyes,
nuevas y sucias leyes para hacer surgir, otra vez, personas pobres
que quieran cambiar la situación.
Un juego infinito de ignorancia, ¡qué divertido! Y, ¿qué pinto
yo aquí? he oído que una persona ya vino a este mundo por
equivocación, fue nuestro viejo amigo Rousseau. Estoy
segurísimo que él también veía una fácil solución a este
panorama. Él en sus circunstancias y yo en las mías, ¿por qué no
vivir? En muchas otras reflexiones hago uso de este verbo tan
oído y siempre mal utilizado. Vivir es vivir, y aunque suene
tautológico, es así. La humanidad no vive, la humanidad cree
vivir. Vivir es estar en un estado natural. El hombre es bueno
desde que nace y bueno aunque crezca. El hombre es bueno
desde tiempos de Siracusa y bueno en tiempos de Hitler, pero se
hayan enterrados bajo la piel de un animal. La violencia, que ha
manchado de rojo carmesí este lugar que hoy me aprisiona,
brota desde nuestro feo pero compartido interior. Nuestro gen
animal ha expugnado nuestro estado natural de vida. Ha ganado
todas las batallas de todo hombre que ha pisado esta tierra,
exceptuando una minoría que se puede contar con los dedos de
una mano. Un virus que ha arrasado generaciones y
generaciones y que hoy, aun camina entre nosotros. ¿Por qué
queremos más y más?, ¿por qué nunca tenemos suficiente? La
solución es tan sencilla como valorar lo que cada uno tiene y vivir
pacíficamente. Me resulta repetitivo esto, y me imagino que
como yo, ya lo habéis oído muchas veces, pero, ¿alguna vez
habéis comprendido lo que realmente significa?, ¿lo que significa
vivir? Debéis estar continuamente conscientes, despiertos. Estar
lúcidos en cada acción o en cada estado en que os encontréis. No
debe existir la violencia si cada uno cuida de sí mismo y acalla la
voz que resuena en su interior. La ley no puede hacerlo por
vosotros. Si dejáis este deber tan necesario en manos de la
política nunca dominareis la bestia que lleváis dentro, nunca
dominaréis vuestro estado emocional. Seréis animales. Doy por
supuesto la existencia de una educación continúa desde que una
persona viene a este mundo hasta que se marcha. Son los
ingredientes para una vida justa. La política no debe existir en
esta forma de vida o, por lo menos, no tan desmedida como la
que hoy vivimos. Todos hemos visto con nuestros propios ojos
que las mismas personas que establecen y hacen leyes se
corrompen tanto o más como cualquier otro. ¿Por qué? El virus
no es inmune a nadie y afecta más profundamente a las
personas que tienen en sus manos el poder. El poder corrompe,
es cierto, corrompe por no intentar mirar de frente lo que
somos. Coged un espejo y miraos a ver qué veis. Muy pocos
habrán mantenido con vida a ese ángel tan gracioso que aparece
sobre el hombro de todo humano. Os habéis convertido en
demonios, ¿no os veis?
La vida sería muy fácil si dejarais de dar tumbos equivocados
en caminos erróneos. Y, ¿por qué se dice con frecuencia que el

27
hombre busca la felicidad? Si eso es cierto… os confieso que aun
os queda mucho para conquistarla. La mitad de todos vosotros
vais en dirección contraria. Nadie os tiene que decir dónde
encontrarla, pero sí os doy un consejo: libraos de la bestia que
lleváis dentro. Al ser consciente de todo en cada momento
sabréis qué es lo que está bien y qué mal. Vale, es cierto,
conforme avanzo en mi discurso no paro de toparme con
dificultades pero que, intentaré dar mi mejor pensamiento sobre
ellas. ¿Qué es eso del bien y eso del mal?, ¿existen acaso? Sé que
se ha hablado mucho sobre ello, pero, para mí es tal y como lo
definió Freud: el bien es mi lado consciente y el mal surge del
inconsciente. Con el “yo” consciente en todo momento veremos
el horizonte cada vez más y más alejado, la realidad más nítida.
Un espacio más amplio donde poder dejar volar el Imaginio y
atrapar el más allá. Nuestro planeta no es tan distinto a ese
imaginado paraíso, pues vivimos en él, pero nosotros mismos lo
corrompemos. Tenemos los recursos necesarios para vivir todos,
pero, ¿por qué están tan mal distribuidos? Pues más de lo
mismo, son los animales quienes reinan esta selva. No sé en qué
momento la evolución nos dotó de razón, pero, ¡maldigo aquel
día!
Es cierto que el “ello” amenazará continuamente nuestro
estado de paz natural, pero es que si sólo funcionáramos
haciendo el bien no existiría el libre albedrio. Es necesario poseer
a la bestia para conocer la libertad. Cuanto más te cuesta
alcanzar una meta, más la disfrutas y más la saboreas. Nuestra
felicidad se alzará gloriosa cuantas más batallas ganemos al
“ello”. Nada proporcionado por el inconsciente se hará llamar
felicidad, sino que lo haremos llamar placer. Será placer porque
saciará la sed de nuestra eterna voluntad de vivir. Por tanto, el
placer nunca será felicidad, sin embargo, la felicidad sí traerá
placer. Pues al sentir felicidad satisfaremos nuestra sed, no la del
inconsciente, sino la plenamente consciente. Ya lo vemos en los
enfermos y que están, sin embargo, respirando una profunda
felicidad. Y, a todo esto, ¿Qué es la felicidad? Algún día quizás
me atreva a postularlo. Hoy, de momento, diré que es el estado
más cercano a la verdadera libertad. Libre de toda voluntad de
vivir. La felicidad es el aceite que necesita el engranaje para
hacer girar las ruedas de nuestra vida. Pero las ruedas solo
empezarán a moverse en un estado natural consciente. La
felicidad no es, como muchos la etiquetan, el fin último que todo
hombre aspira a tener. La felicidad es el movimiento de las
ruedas y, en la actualidad, se encuentran oxidadas.
Con la felicidad nuestra vida girará gloriosamente. Es más
bien, el resultado del ejercicio por vivir de forma tranquila,
satisfecha, hecha. Quien busque la felicidad nunca la encontrará,
es algo de lo que ya se ha hablado mucho, aquello que se busca,
nunca se encuentra. La felicidad debes encontrártela. No como
una moneda de cinco céntimos tirada en el suelo, sino la
felicidad te recibirá cuando sea justo encontrarla. Tu labor de
momento es vivir, y si lo haces como realmente intento decir, te
darás cuenta de que la llevas cogida de tu mano. Quizá te quedes
mirándola y desaparezca. La felicidad es muy tímida. Te
acompañará cuando sepas (mirándola de reojo) que está a tu
lado, no cuando la intentas coger y arropar. Aparecerá,
entonces, cuando hagas lo que debes hacer: vivir.

Surrealismo
Narro desde aquel sentido más efímero que transporta mi
vida a otro mundo. Un soplo de aire que recorre suavemente la
piel de mi mundo tiñéndola con una gruesa y consistente capa
de imaginación, pero siempre por un instante. Al rato
desaparece y vuelvo a la vida de siempre. Sin embargo, me ha
bastado ese mínimo momento para replantear y deliberar el
sentido real de mi vida, el camino que deseo seguir. Walter
Benjamin quizá lo definió como una “iluminación profana”, un
estado de embriaguez.

29
Antes iba por un camino que, sinceramente, no sé muy bien
donde iba. Tampoco veía nada a lo lejos porque me tapaba gran
cantidad de gente que caminaba conmigo e impedía que viera
más allá de mi propia nariz. Ahora sé que ese camino iba
inexorablemente condenado a la muerte. Pero, centrémonos en
lo que realmente me ha traído a este papel. El motivo no es otro
que ese instante que me hizo transformar todo lo que yo creía
ser, por lo que voy a intentar explicar de la mejor forma posible,
mi renacer.
Las noches de invierno suelen transmitir tristeza, en su
oscuridad se ven las sombras del miedo y el silencio se mezcla
con el terror. El desasosiego sucumbe al amanecer, pero, ¿qué
pensamientos quiebran la sensibilidad humana mientras nos
resguardamos de la noche? Aquello que está en la mente es el
mal y del mal surge el miedo. De esta forma, respetamos la
oscuridad que trae las noches hasta el final de nuestros días.
Pero no nos quedemos con el detalle del mal, quiero saber
cuál es el motivo por el que surge inconscientemente ese terror
que nos hace imaginar un ente que nos arrebata la libertad. Es
decir, ¿Por qué la mente nos recrea males? ¿Si no existiera el
mal, tendríamos pensamientos cómo tales? Es una pregunta
interesante, pero no quiero perderme por el camino todavía. El
causante que nos implanta en la mente ese innegable mal es la
imaginación. Y, observamos, cómo es posible imaginar sin
pensar, pues de forma racional sabemos que en los bosques no
hay criaturas endemoniadas ni tampoco monstruos en el
armario, pero, a pesar de ello, el miedo aparece una y otra vez.
La imaginación imagina una y otra vez, aun a pesar de que la
razón, herramienta de la verdad, nos testifique lo contrario.
La imaginación se ha colado en las más fuertes barreras de la
razón, manipulando todo principio, retorciéndolo y
tergiversándolo. Aparece en todos nosotros. Surge sin previo
aviso. No podemos controlarla, se crea a sí misma e incluso es
ella quien nos controla. La imaginación ha venido de otro planeta
y se ha asentado como un elemento más en nuestra vida, pero
¿por qué sólo ciertas personas la tienen en cuenta, a saber, los
artistas? ¿Por qué la gente vive únicamente de la razón? Vivir así
es, desde mi punto de vista, vivir en un mundo limitado, un
mundo con fronteras, un mundo cuadrado, tal y como pensaban
la vanguardia surrealista en ese periodo donde la gente y sobre
todo la clase burguesa no sólo vivía con la razón sino que
perdieron el sentido mismo de ella.
La imaginación, al imaginar, no deposita en nosotros meros
juicios informativos, tales como el miedo o el placer, sino que
este placer o este miedo que nubla mi buen juicio de la razón lo
siento como el mismo sentir de la vida misma. Tan parecido
como nos contaba Jean-Luc Nancy en la forma de sentir con el
tacto. La imaginación me hace tener sentimientos y éstos, me
hacen rozar la realidad, palpar la auténtica realidad.
No es fácil describir lo que la imaginación me ha hecho estar
aquí hoy, y por tanto, reflejar en estas hojas el sentimiento que
me invade ahora mismo. Mas melancólicamente escribo lo que
puedo, sabiendo que es tan difícil de realizarlo como imposible,
pues, cada uno es uno, y cada cual tiene una vida, un sentir, un
sentimiento, una sensación, un placer, un dolor, una
motivación… Pero, por otro lado, me siento alegre, pues quizá no
experimentéis lo que realmente yo deseo, pero sí voy a lograr
que sintáis algo distinto de lo que sentíais antes de empezar a
leer, y, por suerte, un sentimiento diferente. Tan diferente como
el mío. Un sentimiento que te transporte a ese otro mundo. Un
mundo de ensueño.
Sonreír no lo produce nada fisiológico, lo produce ese
momento que estoy describiendo. Tampoco es necesario sonreír
siempre
acompañado, como
habitualmente
estamos
acostumbrados. Puedes sonreír tú solo, sonreírle al mundo, tu
mundo. Nadie te lo impide. Porque lo importante de esta vida
que propongo es vivirla. Es hacer que tu alma viva en amor, vivir
los sentidos y sentimientos que te ofrece: aprender, gozar,

31
empatizar, apreciar… tanto lo bueno como lo malo hay que
saborearlo: reír, llorar, alegrarse, temer, inquietarse, perderse.
Porque la vida es verbo, y verbo significa tiempo. Nuestra vida
es, por tanto, sentimientos, no racionalismo. Eso defiende André
Breton, principal portavoz de lo que empezó llamándose
supranaturalismo y que termino como “surrealismo”, es decir,
más allá de la naturaleza. Porque más allá de la naturaleza están
los sueños, está la imaginación que inventa el mundo, y está la
verdadera forma en que debemos vivir para ser libres.
Ahora, os voy a ofrecer otra manera de ver el planteamiento,
tal y como Walter Benjamin menciona también en sus escritos
sobre el surrealismo.
Ese momento preciso que rompe la estructura habitual de la
vida al que hemos llamado estado de embriaguez, se puede ver
inapelablemente en el amor. Cualquier persona sin necesidad de
encarrilar su vida por el sendero que yo propongo, puede ser
consciente de la belleza del mundo estando enamorado. Una
iluminación mística que abstrae nuestra alma para acercarla lo
máximo posible a la de tu pareja. Dejando toda materialidad
corpórea en un mundo de bárbaros mientras ascendemos y nos
fusionamos con el mundo aquí descrito. Pero aclaremos algo
importante, tu alma rozará el alma deseada pero jamás te unirás
en uno, pues por eso existe ese deseo que siempre está
potencialmente floreciendo. Pues si pudiéramos unirnos en uno,
Freud no podría hablarnos del “yo”, ni del “superyó”. Se
mantiene, por tanto, una tensión continua en nuestro
inconsciente. Por un lado, la inagotable fuerza del “ello” por
atrapar su deseo, y por otro, el persistente empeño del “yo” para
que no pueda ser apresado.
Un pulso de titanes que se juega entre un mundo surrealista y
un mundo racional. Por eso nadie puede explicar el amor,
porque se juega en otro mundo, el cual, sólo sientes rozándolo. Y
las personas locas por amor son aquellas que se pierden en el
intento de penetrar en ese mundo. Ese es el mundo pleno del
surrealismo, y, desde la visión que yo tengo de él, nadie es capaz
de acceder a él por completo. Si consiguiéramos penetrar en él,
se rompería esa tensión. Sería como darle al bebé todo lo que
exige.
No os alarméis todavía. Existe una forma para calmar esas
mentes con gran afán de descubrimiento: el sueño. La ventana
por la que nos asomamos todas las noches para evitar el mal que
hay afuera, y, de este modo, tranquilizar a la mente. Soñar, volar,
imaginar.
El surrealismo exige acercarse lo máximo posible a su esfera
que nace en lo más profundo de nosotros. Vivir como si se
tratara de un sueño epicúreo. Y de esta forma define André
Breton el surrealismo: “automatismo psíquico puro mediante el
que se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea
de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento.
Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido
por la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”, y esta
última frase de Breton, puede entenderse mejor si volcamos el
tema al inconsciente freudiano. Es decir, el surrealismo es ese
mundo que habita en nuestro inconsciente, ajeno a toda
preocupación que exige la razón (el “yo” y el “superyó”).
La pequeña crítica que podría hacer de Benjamin en su texto
“Surrealismo, La última instantánea de la inteligencia europea”
es, que se aleja, aunque sutilmente, del verdadero mundo que
marca el surrealismo. Dedicándose a blasfemar contra la
burguesía que vivía en Francia en la época en que surgió esta
vanguardia. Pero, evidentemente que esta tendencia subjetiva
puede descarrilar y transformarse en un comunismo (como
realmente pasó) pues basta con hacerse la siguiente pregunta:
¿Acaso la emancipación del espíritu no exige previamente la
liberación social del hombre? los componentes más importantes
del surrealismo (André Breton, Louis Aragon, Philippe Soupault,
Robert Desnos, Paul Éluard, etc) lo afirmaron, y por ese motivo
hago, también, una (pequeña) crítica a los propios precursores

33
de esta tendencia. En mi opinión, no se puede mezclar el mundo
surrealista con el mundo político. Pues la política está contenida
en el mundo racional. Evidentemente yo formo parte de este
inmanente mundo a priori, y evidentemente sé juzgar y
distinguir lo justo y lo injusto, pero, no podemos crear un mundo
subjetivo de magia por el que caminamos con los pelos de punta,
y de pronto, encontrarte con un pilar racional político. Pues en
mis sueños jamás he encontrado una balanza o un mallete.
André Breton vuelca este mundo que ha creado y lo usa como
arma de la revolución, o como él dice: “hacer una política
poética”. Y ahora se pregunta acertadamente Benjamin: “¿cuál
es el requisito de la revolución?, ¿lo será el cambio de la
mentalidad o el exterior de la situación?” Y con esta pregunta,
dejo abierta a cada uno la resolución del problema. Ees decir
¿cambiar la mentalidad y conquistar cada uno su mundo de
amor esotérico, o cambiar el mundo mismo en el que vivimos y
transformarlo en la idea de nuestro sueño?
II

DISTINTOS
MOMENTOS DEL
ALMA

Un día apagado
¿Cuál es el verdadero sentido de nuestra vida, de la vida de
cada individuo? El sentido de cada persona que se lo pregunta a
sí mismo. Y, ¿el sentido de la naturaleza?, ¿y el sentido de la
historia, del hombre, del mundo y de la realidad? ¿Qué cosas
viven y debemos expresarlas comúnmente y cuáles viven
aisladas? ¿Aisladas de qué, de la vida? Yo diría que lo único que
vive para sí mismo es la naturaleza, y la realidad, el mundo y el
hombre forma parte de ella. Entonces, si yo soy naturaleza, ¿es
naturaleza fuente de dolor? ¿Por qué, si ya has conseguido mi
soberanía, me castigas con todo tu poder?, ¿qué soy para ti,
acaso tu mascota? ¿Por qué me atas a tu ritmo de vida si moriré
a mitad de camino? ¿Hago bien en preguntarte si es un sacrificio
pender de toda tu voluntad, o es acaso un milagro?
El mundo me aplasta en cada suspiro, y con cada suspiro
alimento la atmósfera de pensamientos, pensamientos acerca
del mundo. ¿Qué soy yo, y por qué lo soy todo? ¿Vivirás el
tiempo que dure mi vida con el afán de esclavizarme? mi vida es
mía, —¡atrápame si puedes!—Pero ten cuidado, no vayas a
perseguirme hasta mi final y caigas tú también en uno de los
Caprichos de Goya. ¿Y a ellos?, ¿por qué los mantienes
engañados? ¡Reconocedlo de una vez! No sois más que polvo en
una vida cuyo protagonista no es nadie. La omnipotencia se
quiere inquebrantablemente así misma. Somos juguetes. Unos
juguetes que a veces se creen felices. ¿Por qué seguís buscando
la felicidad, acaso no os habéis dado cuenta de una de las leyes
principales de esta vida? todo aquello que se busca nunca se
encuentra. La felicidad es el camino mismo de una vida en ti
mismo. Tu presente es el guión de tu vida, y debes direccionarla
donde tu espíritu te permita. La naturaleza es tu enemiga, la
experiencia es tu enemiga. ¿Por qué duele tanto la vida? porque
la naturaleza te ha preñado de ella misma. Tú eres naturaleza,
posees su germen, su semen. Utilicemos su propia arma contra
ella misma. ¡Liberémonos! Haz libre tu conciencia. Gánale la
partida a tu inconsciente y podrás saborear el buen sabor del
placer y, de nuevo, del dolor. Dolor. Dolor. ¿Cuál es el sentido de
mi vida? el dolor. ¿A quién intento engañar? El único consuelo
que me queda es pensar que estoy palpando el límite de la
tranquilidad. Oigo el silencio detrás de la pared, lo único que me
queda es encontrar la puerta a mi libertad.
Es agotador vivir buscando una puerta que no existe. Estamos
encerrados en este mundo. Nuestro error innato tira de nosotros
hacia su fuente natural de voluntad, pero, desgraciadamente, no
es una apertura hacia algo físico. Nuestro error nos abandona
con nuestra muerte. Nuestra voluntad se une con la madre
naturaleza.
La vida es grato compleja, pero no queda más remedio que
afrontarla. Quien lo afronte pierde el miedo y, aunque no
encuentre puerta, su vida será la estela que deja a lo largo de
una búsqueda de algo que será, no en vano, la excusa de
buscarse a sí mismo. ¡Dejad, pobres inútiles, de seguir al rebaño!
¡Vivid como sois, vivid como queréis ser, vivid como os gustaría
ser, vivid, por favor, vivid! El gran problema de la humanidad sois
vosotros, sois la carroña de la naturaleza. ¡Ay! Si tuvierais mis
ojos, pobres títeres de la ingenuidad. ¡Qué progreso más pésimo
ha logrado este mundo en tan poco tiempo! Ignorantes por
doquier. Vuestro peor castigo sería ver el mal que habéis hecho a
esta vida que me ha tocado vivir. Pobres víctimas de la
naturaleza, me recordáis a los cerdos, personas instintivas que
ensucian y les gusta vivir en la suciedad. “No pocos quisieron
expulsar a su demonio fueron a parar ellos mismos dentro de los
cerdos” Así lo dijo Zaratustra y así lo digo yo. No predico desde
arriba, lo hago desde abajo. Luchando contra la naturaleza y, por
supuesto, también contra vosotros. Refugiándome en mí mismo,
pues el resto está corroído, corrupto y asqueroso. Aun me
pregunto cómo he dejado entrar la televisión a mi santuario, mi
hogar. Supongo que demuestro que soy de carne, hueso e
instinto como vosotros, pero yo lucho. Lucho por no ser eso en lo
que os habéis convertido. Patéticos.
Hoy mi vida está aquí. No puedo seguir pensando en la
antigua Grecia ni en la Alemania moderna. Cada filósofo que
admiro se quedó en su época. No puedo seguir intentando
escribir como ellos. Hoy mi vida es este presente, y, por
desgracia, con vosotros. De hoy en adelante seréis protagonistas
de mi filosofía, será lo único digno que os pasará en vuestras
vidas. No me lo agradezcáis, ya os lo agradezco yo, pues sin
vosotros en mente no habría podido escribir esto. Hoy empieza
una nueva época, un cambio de pensamiento. Empieza mi
pensamiento, y no soy arrogante ni mucho menos, pues no
escribo para vosotros, escribo para mí.
Precisamente antes os he propuesto utilizar las armas con las
que nos han preñado para luchar contra la naturaleza misma.
Pues bien, realizaré con gusto mi propia petición. Soy portavoz
del mundo. No soy Schopenhauer, soy el germen de la
naturaleza luchando contra ella misma. Soy el héroe de mi vida.
Mi pensamiento es mi huida y mi huida es mi camino, el camino
de mi huida feliz. Y soy feliz porque soy yo. No me etiquetéis
como nadie, sino como yo soy. Tomad de mí lo que mejor os
venga a cada uno. Yo tomo muchas cosas de mucha gente, pero
no imito nunca a nadie. Imitar es vivir en una vida sin sentido.

37
Recorrerías un camino que no es el tuyo y cuando quieras darte
cuenta, verías que has perdido lo más valioso de la vida: el poco
tiempo que nos deja la naturaleza. Yo picoteo lo más útil de
aquello que mejor me parece. Esto de aquí, esto de allá. Es sabio
y lógico realizar tal tarea. No sólo almacenar cosas útiles, sino
también aprender de los demás. Nuestra alma no deja de
formarse, cuanto más bien le suministres, más abierto tendrás el
horizonte para buscarte, paradójicamente, a ti mismo.
Es un camino que consiste en encontrar lo más valioso de ti,
y, gracias a nuestra naturaleza, este camino es infinito. Un
recorrido a imagen y semejanza de la naturaleza. Pero no nos
debe agobiar que nuestro camino se presente como infinito y
nuestra vida se apague a la mitad. El tiempo es la virtud de la
naturaleza, y como tal, es lo más preciado de esta vida. La
muerte es el final de tu camino. Pero, ¿por qué llorar?
¡Agotemos hasta el último segundo que nos han regalado! Cada
paso en tu camino es una hazaña, es progreso. Cuanto más
avanzas más orgulloso estarás de ti mismo. Es un camino de
autoafirmación. Tu realización como deseas vivir. Sólo cuando
echas un vistazo atrás puedes ver a los cerdos. El tiempo te
persigue. El tiempo se acaba traduciendo por dolor. ¡Afróntalo!
Consúmelo realizándote, de tal manera que nunca te arrepientas
de lo acaecido. Lo hecho, hecho está. Nunca desees cambiar algo
de tu vida. Ama la vida de tal manera que quieras que se repita
todo igual que ha sido. El dolor se produce cuando intentas
transportar los segundos de tu vida a aquello que más valoras.
Aquello que, inexorablemente, va condicionado por tu creadora
y tu destructora. Vive viviendo. Vive sin dejar que tu naturaleza
te incomode por cada acto que realices. Vive queriendo que tu
vida se repita una y otra vez. Vive sin preocupaciones. Vive y
jamás te arrepientas. La muerte llegará, si te entretienes es
cuando lloras. Cuando lo recorres libre de ataduras, afirmando la
vida, la muerte será tan sólo el colchón en donde descanses.
Porque el camino no llega a ningún lado, su recorrido es lo bello.
La felicidad es el viaje. Tu muerte es el final y, por tanto, habrás
llegado a tu destino, habrás llegado hasta el final de tu viaje.
Nadie empieza un viaje si no es para llegar a un destino.
Disfruta del trayecto afirmando cada paso, dejando la marca de
tu huella. Echa un vistazo a tu huella y obsérvala con
vehemencia. Da igual el sentimiento que te reporte cada una de
ellas, debes decir sí a la vida para llegar lo más lejos posible de tu
camino. Cuanto más avanzas más amas la vida. Derrotas al
miedo y aguantas el dolor.

Un día encendido
Soy como una persona cualquiera ¿no?, a veces mi pluma
escribe amor, otras veces incertidumbre, otras veces lágrimas e
incluso he escrito párrafos con sangre. En el punto anterior de
este capítulo mi pluma se abrió camino por la tristeza de un día
poco soleado, una noche poco estrellada, o más bien nada
estrellada, un día en el que todos os fuisteis y me dejasteis solo
con el peso del mundo. ¿No os ha pasado a vosotros? Bien, hoy
es un día relajado, relajémonos todos ¿Qué es lo que nos depara
hoy?...
He untado mi pluma en una gran jarra de cerveza, ¿por qué
no le dedicamos unas palabras a una de mis cervezas preferidas?
Voll-Damm, para ti va.
Revirtamos ese largo proceso de elaboración de la beer, y
hagamos otro largo proceso de degustación. Una serie de
preguntas guiarán nuestra narración, ¡Que empiece la filosofía
Voll-Damm!
Por cierto, no os voy a mentir, puede que ahora esté
acompañado de una de las mejores cervezas, pero mi mente ha
resucitado el vivo recuerdo de unos de mis mejores amigos y,
por supuesto, también de mi hermano. Estas palabras también
van para vosotros.

39
¿Doble o nada?
Páusate por un instante, deja que los demás te adelanten, tu
vida se ha tornado a una competición. ¿De verdad quieres
avanzar por el fluir de la manada?, ¿Qué piensas que hay al final
de la carrera?, ¿Acaso tu sano juicio te permite ver un final?
Donde la vida se nos muestra como infinito y tus iguales corren
despavoridos buscando castillos en el aire, agárrate a tu
voluntad, destroza los preceptos, crea tus valores y vive como
nunca has pensado vivir. Incorpora tu individualidad a tu mirada,
eres algo más, necesitas algo más, tus pisadas te han traído hoy
aquí, y ahora, más que nunca: doble o nada, ¡hazlo sin
arrepentimientos! Atrapa tu libertad por ese viaje sin final,
porque lo bueno de vivir no es avanzar, sino la perpetua creación
de la voluntad de poder que ansía en tu interior, con el riesgo
que supone perderlo todo pero, también, con la absoluta
ambición de realizarte y vivir siendo lo que realmente has
querido ser. ¡Arriésgate! o perderás todo sin intentarlo… Doble o
nada.

¿Lugar?
No puedo deciros con exactitud dónde disfrutaría más de una
auténtica cerveza como ésta a la que hoy nos estamos
refiriendo, porque la cerveza lo único que me va a proporcionar
va a ser la guinda de un día auténtico. Puedo tomarla recién
ascendido una montaña, donde no sienta los dedos por el frío
que hace. Puedo tomármela en la arena de la playa
contemplando el infinito. Puedo incluso degustarla un día en que
lo único que salga de mí sean lágrimas de dolor. Porque lo que
importa no es el dónde, sino el por qué. Yo no recorro todos los
Alpes para llegar y tomar una cerveza, una estúpida cerveza. Yo
me bebo esa cerveza porque estoy saboreando el sudor y
esfuerzo de recorrer toda esa proeza. Al igual que cuando voy al
bar y me las tomo con mis colegas; esa espuma que se queda
sobre mi labio superior es el auténtico sabor de una tarde con los
míos. Cada cerveza sabe diferente y su sabor, por tanto,
podríamos traducirlo al sentimiento que nos sumerge en ese
instante. Voll-Damm, ¿una cerveza o un sentimiento?

¿Canción?
La música nos adentra directamente a lo más profundo de
nosotros y allí, en ese lugar donde viven nuestros más íntimos
secretos y nuestros más escondidos deseos, se mezcla y
reacciona con las melodías del exterior. Su unión refleja lo que
somos: la viva imagen de nuestra niñez transportada mediante
arpegios y armonías a la máxima libertad. Un idilio que te abre
nuevas posibilidades, nuevos caminos. Los acordes diezman tus
necesidades y tus deseos se calman. Tu cuerpo transciende en
una burbuja recorriendo todas las claves musicales proyectando
tu alma al sendero más sublime: el de la felicidad. Sin duda esto
es lo que siento escuchando a Vivaldi en Las cuatro estaciones.
No 2 In G Minor Rv 315 Summer I Allegro Non Molto por Itzhak
Perlman.

En cada barra
Siempre tú, vividora y alegre como siempre,
Tan elegante, asombrosa… Extraordinaria.
una sensación de euforia que atraviesa mis entrañas.
consigues darme fuerzas en todo momento,
luego te acabas y me dejas solo...
De ninguna forma podría agradecerte,

41
todo cuanto has hecho por mí, queda presente.
Con cada trago mi cuerpo vuela,
Con cada jarra mis temores se esfuman,
contigo para las buenas y contigo para las malas,
te bebo por egoísmo pero también porque te quiero.
Te lleno de nuevo para perder la cabeza,
te bebo de nuevo para recuperarla.
Despertaste en mí sinceridad, una ilusión.
me has apoyado en todo, nunca me has fallado.
Dulce en alegrías, doble malta para las malas,
Pero en todo momento te noto a mi lado.
Desprendes un dulce aroma cuando me besas
Por no mencionar el sabor a miel que me dejas.
Surcas agua, tierra y aire para estar a mi lado,
te busco en todas las barras
te bebo, te engullo, te lleno,
y repito.
Si supieras cuanto te amo
nunca me dejarías con el vaso acabado.
Y es que cada vez que te agarro
Tú me transportas a otro lado.
Necesito cada vez más de ti,
pierdo los papeles cuando estás en otro vaso.

Sé que solo me quieres a mí
¿Por qué te divides y me dejas solo?
Te recupero por el día,
desconozco lo que haces por las noches.
Me mientes y me engañas
y aun así te perdono y te adoro.
Mi amor es una locura,
Tu sabor me vuelve loco.
¡Oh! amor de mis sueños,
¿es esto lo que llaman trastorno?
Yo lo llamo Delirium tremens.

43
III

LA LIBERTAD SE
LLAMA VIDA

El origen del presente
No se puede saber con certeza cuándo vino por última vez al
mundo una persona humana, ya que tampoco se puede saber en
qué momento el mundo dejo de ser “mundo”.
Desde que nacemos nuestra vida recorre un camino guiado a
merced de unas costumbres y tradiciones que poco a poco han
adoptado formas de obligaciones e imposiciones. Nacemos
siendo teledirigidos y crecemos bajo la forma de un molde sin
ninguna libertad de alcanzar nuestro propio camino. La historia
ha forjado nuestro destino despojándonos de una sabiduría que
nunca conoceremos y anclándonos por completo en un
conocimiento que se ata y se justifica en lo que hemos llamado
<<principios>>. Nos creemos dueños de la realidad, nos creemos
ganadores e ilusos soñadores de vencer lo natural, y aunque la
naturaleza nos sacuda una y otra vez con el fin de demostrar que
seguimos siendo meros turistas en una tierra ya conquistada por
la libertad, seguimos empeñados en controlar, masificar y
explotar todo lo habido y por haber. El resultado de esta
desdicha humana nos lo ofrece Foucault distinguiendo las
relaciones de poder, el biopoder, etc. Pero lo que yo quiero
dilucidar aquí es el origen de este sendero que nos conduce
directamente a una manipulación de personas desde que
nacemos hasta que morimos. Quiero imaginar que lo que
estamos viviendo: nuestro presente, nuestras vivencias, es decir,
el “Dasein” que introdujo Heidegger, nuestro “estar ahí” podía
ser fácilmente otro. ¿Por qué creemos que lo natural de una
persona es formar una polis y avanzar tecnológicamente? ¿Por
qué creemos que es indispensable llevar todos un teléfono móvil
en el bolsillo?, ¿por qué creemos que las guerras son inevitables?
Para concretar todo lo que me viene a la cabeza resumiré
preguntando: ¿por qué asumimos cosas que podían haber sido
de otra forma (y no saber siquiera de su existencia), pero que, sin
embargo, las acogemos y las empleamos como forma esencial de
una vida humana?
¿Qué mierda nos han metido en la cabeza, y disculpen la
expresión, para llegar a pensar que si tienes sobrepeso no
puedes ser feliz, si eres un enano no puedes ser feliz, si eres
negro no llegas a ser siquiera una persona, etc, etc? a esto lo
llama Foucault “la microfísica del poder”, pequeños matices que
dibujan nuestra sociedad. Una sociedad que no sabe el por qué
de su existencia, pero la naturaleza, en cambio, sí lo sabe, todo
ser humano está aquí para vivir: “carpe diem”, “hakuna matata”.
Olvida lo que te han enseñado, apaga la televisión, desgarra
el raciocinio que circula por tus venas, haz del poder una fuente
de producción y vive sin moldes que te guíen. Absórbete en tus
fantasías, arráncate las orejas como Van Gogh para no oír los
murmullos que inevitablemente vas a oír, porque cada vez estoy
más convencido de que son los locos los que mejor viven, ya que
“ahogar la locura es como intentar tapar y ocultar con un dedo el
sol”.

Adiós Gea, Adiós.
Nubes de aire vacío,
precipitan gotas de sangre,
hoy el cielo esta amarillo
arde la luz de la tarde.

45
El tiempo está perturbado:
el viento ruge y avanza
deja todo devastado
mas luego el mar descansa.
Con miedo la luna mira
el desastre ocasionado
mientras Marte hace cuentas
de las oportunidades que nos ha dado.
Nadie queda sorprendido
de lo ocurrido hoy en Gaia,
madre naturaleza ha muerto
la batalla queda finalizada.
Tristes verdades presentes
nos dejan buenos recuerdos pasados,
ahora sólo puedo agradecerte
y esperar mi futuro adecuado.
¡Cuánta pena ¡ y ¡cuánto lloro!
Hoy todo ya se ha acabado…
Mis lágrimas derraman dolor,
tristeza y estos versos mutilados.

El ciclo de la vida
La naturaleza nos sigue como nuestra sombra, posee un
poder descomunal y nunca desaparece. No duerme, se mantiene
despierta observándonos vivir, elige al azar donde reposar su
colmado poder, es decir en el cambio. La vida avanza, es
continua y sigilosa, pero otras veces atropella y desgarra. La
naturaleza agita, nunca se pausa, hace cambiar todo lo que le
rodea, crea y destruye. Somos seres que pasan fugazmente por
sus posibilidades e imposibilidades, su credibilidad y el engaño,
acariciamos sus verdades olvidándolas en el letargo. A veces
encontramos algo de razón pero perdemos la sensibilidad que
nos mueve y nos precipita una y otra vez al error. La razón suele
durar menos, preferimos andar sobre acolchado y
responsabilizar a Dios de nuestros errores. No es error lo que nos
atormenta cada segundo de nuestras vidas, se llama naturaleza,
ella nos sigue hasta caer agotados en su lecho de muerte. Todo
sucede porque no puedes exigir al cambio que deje de cambiar.
Nos constituimos al mismo tiempo en que la vida está ahí.
¿Dónde se apoya la eternidad, dónde acaba el espacio, qué
día y de dónde surgió el caosmos? Un brebaje aristotélico entre
el caos y el cosmos: Creación y destrucción, perfección e
imperfección. Si por lo menos existiera el tiempo cerraríamos
muchas preguntas pero, ¿acaso puedes asegurar que el tiempo
existe? Plotino quiso por todos los medios ascender de cualquier
forma: mística, intelectual, ousiológica a la unidad completa que
da origen y nombre a nuestra realidad, simplificándola en lo que
él llamó Uno. El Uno es la intención de definir una realidad
inteligible compuesta por tres hipóstasis: el uno, el nous y el
alma. Muchos siglos nos separan a Plotino y a mí, pero el interés
por dar sentido a lo que nos rodea es el mismo. ¿Qué hubiera
corregido Plotino de sus escritos si se le entregara la teoría de
relatividad junto con la paradoja del gemelo? En fin, no
conseguiré nunca una respuesta cuando ni si quiera sé qué
preguntar.
Como muchos más de vosotros, me siento atrapado en el ojo
de un huracán, dando vueltas y formulando preguntas para cosas
que dejan de ser al instante lo que eran, convirtiéndose en
interrogantes vacíos, realidades ilusorias, que se concentran en
mi interior provocándome miedo por lo desconocido. El pavor
reina en la vida terrenal y por eso tuvimos que inventar la
celestial, tan solo para calmar nuestro continuo estado de

47
tensión acerca de toda la perfección que nos rodea. Pero mi
camino no es inventar mitos salvadores ni principios que
solventen nuestras dudas acerca de la realidad. He decidido
cerrar esa ruta que alivia el tenso malestar del ser humano,
tenemos que derrumbar esos muros que siempre rodearon
nuestras ciudades por miedo a un enemigo que muchas veces
era ficticio. Debemos aceptar lo que somos y dejar de aislarnos.
Si quieres vivir con miedo toda tu vida prefiero que te cortes las
venas, porque esta vida debe ser como nos está diciendo la
naturaleza que lo sea. El ciclo de la vida es el corazón que
bombea la sangre para que este mundo pueda seguir en pie, o
mejor dicho, pueda seguir flotando en el aire. Lo que hay ahí
fuera es tan inmenso como inexplicable, pero nosotros nos
seguimos obcecando en explicar todo, conceptualizar todo, darle
sentido a todo e inventar historias y quimeras para dejar de
temer aquello que únicamente es en este conjunto de seres.
¿Qué puedo decir de todas esas nebulosas y constelaciones
que se reflejan en el espejo de mi telescopio? ¿Acaso tengo
autoridad para decir algo sobre ellas que no sea que lo único que
sé es que son? El miedo ha creado esta vida que creemos vivir,
una vida cuyo mayor enemigo es la muerte.
Mi camino no lo hace mi razón sino mis piernas, y allá donde
me lleven aflorará una hilera de huellas que servirán como
testigo de mi odisea en una vida no elegida de ante mano, ni
decidida por mí ni por mi carga racional y ni mucho menos por
mi deber ni el imperativo categórico, mi estela estará constituida
por la libertad de una vida otorgada por lo natural y vivida desde
el sentir de una paz perpetua hasta la necesidad de morir. Allá
donde no resida resquicio humano iré, tomaré el lugar, y si el
paso del tiempo golpea mis frágiles paredes irracionales,
entonces inventaré una nueva vida humana en aras de no caer
en un profundo tedio.
De mis palabras surcan profundas ramas con un carácter que
oscila entre la perpetuidad del tiempo eterno y la ambición de
caer estrepitosamente al epicentro de la locura. Nadie es capaz
de seguir con una pluma sus pensamientos, siempre acabamos
parando para reflexionar y así alcanzar la madurez en los textos.
Mi intento desenfrenado por plasmar lo que acaban siendo mis
trastornos psicóticos aterrizan en una fuente de delirio que roza
la absurdez pero quién sabe si también la maestría. Mi mundo se
forja en un tiempo distinto al vuestro, mis transcursos
momentáneos aspiran a veces a una megalomanía inspirada por
un instante perecedero. Todo está por hacer, del pasado sólo se
puede recordar pero del futuro se puede vivir. El presente se
evapora como quien pasa de diez a veinte sin pasar por quince.
Pero aun así, el reloj marca el ahora, y segundos más tarde,
vuelve a marcar el ahora, y horas más tarde vuelve a marcar el
ahora. El ahora grita desde todos los rincones donde habita una
mísera persona humana. Mi ahora, su ahora, nuestro ahora…
pero ¿Cuál es el ahora del tiempo? ¿Por qué representamos el
tiempo como una raya sin principio y sin final? ¿Qué es el ahora
sino un conjunto de erróneos pensamientos creados por el
hombre? hay que borrar de una vez por todas la noción que
tenemos del tiempo de nuestros arraigados principios. Pues el
tiempo no es ninguna raya infinita dibujada en una pizarra,
hemos llamado tiempo a lo que tarda la Tierra en girar sobre sí
misma, y lo que tardamos en dar una vuelta al sol. Pero ¿qué
hora sería en este ahora si viviéramos en Saturno, las 907 y
media? No os dejéis caer en los profundos equívocos que se han
ido incorporando en el ser humano desde su nacimiento. El
tiempo está a vuestro alcance, sin embargo, el cambio, está en
manos de la naturaleza, pero tu vida, tus pensamientos, tus
delirios, tu espacio, tu tiempo, a fin de cuentas, tu libertad, está
siempre en vosotros.
Cada persona vive de su contexto y no saldrá de él a menos
que rompa y huya de toda presión ideológica y cultural que ha
depositado su breve historia por su cuerpo. Vivimos en un
universo vivo donde su presente es tan latente como nuestro

49
subconsciente. Nuestro ahora se caracteriza por otorgar un
sentido al universo. Los secretos que arrancamos a la naturaleza
generación tras generación nos hace jugar con la ciencia e
inventar más caprichos para la vida humana. La tecné o técnica
con el que el hombre nace y profundiza creciendo se convierte
en una revolución que avanza más rápido que la propia
apercepción de asumir nuestra carrera por el atontamiento, es
decir, siempre descubrimos más rápido de lo que asumimos.
A menudo me llegan críticas por mi forma de pensar y yo
respondo: No te conformes con lo que de este texto se puede o
deja ver e interprétalo según tu forma de ser, ya que cada uno
lee siempre lo que quiere leer, al igual que oye lo que quiere oír,
yo os invito a la libre interpretación de estas palabras, pero sin
olvidar el sentido último que intento subrayar. Yo no impongo
ninguna marcha militar pero quizá sí una revolución, la
revolución del Ser-en-el-momento, donde queda recogida la
actividad del ahora de todos nosotros. No sobra ninguna forma
de ser, todo comportamiento se deja ver a trasluz en esta
filosofía, el único deber es la autoconsciencia por el
desbordamiento de la fantasía, algo así como la consciencia de
un niño. No me dirijo a ninguna referencia en particular ni me
dejo quemar en la apuesta por ninguna idea, tengo asumido que
las ideas vienen y van, si se dejan tocar es a tientas y
desaparecen con la universalidad. Soy nómada en principios y
visionario en creencias, soy defensor de todos ustedes en cuanto
afirméis, degustéis y disfrutéis lo que sois. Pero aun después de
todo, tengo la impresión de no aclarar bien el sentido que me
gustaría darle a mi pensamiento, no pretendo parafrasear a
ningún Nietzsche ni tampoco a Heidegger, solo pretendo dar
sentido a la vida, no en general sino en multiplicidad e
individualidad. Pero lo primero que debemos hacer es aceptar
algo que cuelga de nosotros como la etiqueta de todo producto,
un requisito que nos transporta a esta vida y que hemos
olvidado: somos unos artículos de la naturaleza, vivimos bajo sus
leyes dejándonos únicamente la posibilidad de adherirnos a ella,
es decir, vivir como seres naturales para ser seres humanos. No
somos lo uno sin lo otro. Si actuamos sólo en autoridad de lo
segundo (seres humanos) sin ninguna sumisión natural,
dejaremos un panorama histórico marcado por el poder y la
codicia, la guerra y el hambre, la esclavitud y la burguesía…
exactamente una descripción de nuestra historia y de nuestro
presente. Por esta razón, creo que se me considera ser un
hombre no luchador, un hombre apolítico, un hombre que no se
defiende, que se conforma, y al contrario, yo lucho e incito a que
se haga, pero toda esta serie de cosas pasan antes, como he
dicho, por una autoridad que no podemos esquivar, un pilar que
debemos asumir, antes de ser humanos somos seres naturales.
No he explicado en su totalidad que significa esto, pero para
aquellos que me consideran un antiliberal o Dios no quiera saber
con qué más cosas me identificáis, he de adelantarme a mis
razonamientos y haceros ver que sin antes reconocernos como
realmente somos, sin antes reflexionar y filosofar sobre nuestro
ahora, no podemos salir a la calle y encerrarnos en arcaicas ideas
y acabar librando unas guerras originadas siempre por
incompetentes que no pueden ver más allá de su nariz. Si esa
guerra se dirige a mí y de ninguna manera puedo seguir en mi
tranquila casa, saldré, emigraré y viviré en otro lugar. Buscaría
más seres naturales en esa otra zona para que me ayudasen a
empezar en ese nuevo lugar mi nueva vida. Sin embargo,
aquellos seres humanos que se ven afectados por una guerra
(revolución o cualquier otro conflicto) pero pertenecen a esa
clase de personas que viven bajo la ilusión de ser los portadores
del planeta y la naturaleza, los que creen haber derrocado a su
origen y haber conquistado una libertad plena, son, sin ellos ser
conscientes, los más castigados por la naturaleza. Estas personas
(aquellas que se vean afectadas por alguna índole aquí
señaladas), saldrán incrédulos a defender su morada, creyendo
que su casa vale más que su propia vida. O que su dignidad vale

51
más que su propia vida pero que, terminará perdiendo al mismo
tiempo su casa, su vida y su propia dignidad por aceptar y luchar
en una guerra provocada por unos seres humanos con muy poca
naturaleza. Es decir, personas que carecen del sentido de la vida,
originando una lucha por personas que se creen libres pero que
no lo son. Acabarán luchando en guerras ajenas. La cruel
realidad es que están siendo castigados duramente por ella.
Aquellos que no la escuchen serán castigados más duramente,
endulzando sus actos con un veneno que hará que crean que son
libres, un veneno llamado voluntad de vivir.
Antes de salir a luchar, debo saber por qué lucho, contra
quién lucho, para qué lucho y, lo más importante, previo a todo
lo demás, debo saber quién soy yo. Si no medito sobre todo esto
añadiré a la historia una muerte más, una muerte estúpida e
inverosímil más. Sólo en un mundo autoconsciente, natural y del
presente en el ahora, es decir, en la forma de vivir que yo
propongo, dudo que existan guerras, y la razón de ello es porque
no habrá en el hombre ninguna sed de poder.
Espero haber despertado el sentido que quiero otorgarle a
este libro, pues es únicamente el de conocerse a sí mismo. En
ningún momento se puede medir mis palabras en un mundo
atroz como en el que estamos. Se trata tan solo de un intento de
calmar el apetito humano que ha revuelto durante años y sin
éxito este mundo, dejando algunas generaciones sin muestra
alguna de naturaleza. Un intento nefasto que nunca dio al
humano aquello que buscaba y la razón de ello es que aquello
que ansiaba, nunca ha estado en el exterior, sino en el interior
de sí mismo. Sólo tenía que buscarlo y transportarlo al exterior,
pero sin olvidar que el primer obstáculo se encuentra
inexorablemente dentro de uno mismo.
Por tanto, no es de mi incumbencia el juzgar justo o injusto
las acciones que se originan en mi país por la crisis en la que nos
encontramos. Mi filosofía ya ha cortado de raíz el problema que
se encuentra siempre el hombre. Mi camino ha sido más rápido
que aquel que va acción por acción, juicio a juicio. El mal de la
sociedad se cultiva en los cimientos, por lo que cada uno debe
empezar a construirse de nuevo empezando, por supuesto, por
una deconstrucción previa que le regalará la viva imagen de su
reflejo de lo que se convirtió en vida hasta este momento. Bajo
su entramado histórico encontrará la luz natural, la etiqueta que
homologa que tanto él como su libertad, pasa antes por la
naturaleza. Aquel que tapó esa luz, no hizo sino esconder su
corazón, pues él siguió caminando al igual que su corazón siguió
latiendo. Su luz caló la seda que transportó la humanización
haciendo al hombre más pesado y menos libre, engañándose
siempre a sí mismo, pues hasta la persona más poderosa y rica
arropada por esas sedas manchadas en su interior de naturaleza
pero limpias por su reverso, murió más infeliz que cualquier otro.
El ejercicio de proyectar nuestra luz que nos dio origen al
exterior es más difícil que hablar de ella. A lo largo de nuestras
vidas la tapamos todos. Unos con sedas más gruesas y otros, con
más finas. Se trata de un entramado cultural, histórico,
familiar…, que actúa de tapón e impide que manifestemos
nuestra naturalidad. Para entender y seguir el hilo de mi
argumentación, pondré un ejemplo tonto con el que dejaríamos
ver el hilo de esa luz (siempre haciendo uso del Dasein) En esos
momentos en los que acumulamos grandes dosis de ira y
estamos a punto de explotar. Es decir, nos encontramos, por
ejemplo, en una discusión, no una más, sino la que colma el
vaso. Nuestra ira llega a convertirse en odio y nuestra cólera
comienza a penetrar en nuestros nervios golpeando y
destruyendo todo objeto que nos encontramos por nuestro
alrededor. Nuestro hilo que nos transportaría al estado natural
sería la calma, una calma forzada por la autoconsciencia.
Pararnos, embragar nuestro organismo, detener el odio,
reflexionar, recapacitar, estirar poco a poco del hilo de luz y
corroborar que ese estado que hemos alcanzado es una tontería
y no merece tanto cabreo. El camino y el fin de vivir no es ese

53
cabreo. Se trata, como ya dije, de poner al mal tiempo, buena
cara. El hilo se hace más grueso cuando perdonamos y nos
encarrila al estado natural cuando olvidamos. Es un momento
Dasein, porque es un momento llamado por nuestra
autoconsciencia. No es originado por el tiempo, sino por nuestra
voluntad, nuestra voluntad de poder.
Lo que hemos llamado tiempo ha convertido nuestra vida en
pura actividad fáctica, ya no sabemos reconocer lo que merece o
no merece la pena. Cuanto más nos desviamos del estado
natural, la naturaleza misma nos castiga con más ímpetu. Ese
castigo lo veremos en el siguiente capítulo haciendo un repaso
del pensamiento de Schopenhauer, en donde veremos también
la solución del problema. Hallaremos en Schopenhauer una vía
de escape a ese castigo que nos impone la naturaleza y que
todos debemos asumir: El tiempo, el tiempo, el tiempo…, las
agujas del reloj acortan y cortan nuestras vidas, nos derretimos
en la pintura de Dalí sustentando los recuerdos, la memoria y la
voluntad en un abyecto anhelo por persistir en el tiempo, en el
tiempo, en el tiempo…, pero el tiempo se convierte en pintura, y
la pintura se desquebraja y se disuelve con el tiempo, en el
tiempo y por el tiempo… Somos únicamente el olvido de algo
que se borra a merced del infinito.
IV

EL
PENSAMIENTO
DE
SCHOPENHAUER

El individuo, el instinto, el error
La tierra gira alrededor del individuo, siempre en torno a uno
mismo. Cada vuelta que da el mundo alrededor de nosotros
acorta el tiempo de vida del sujeto llevándolo a la muerte.
Porque el mundo en el que vivimos sigue girando aunque desaparezca el eje sobre el que orbitaba. Es una ilusión que tiene el
individuo, se cree que él hace girar el mundo. Se cree incluso un
dios. Sin embargo, el mundo ha jugado con nosotros. Pues justo
antes de morir nos damos cuenta de que ese mundo se sostenía
él sólo, y que toda nuestra vida ha sido un engaño. Hemos vivido
sirviendo. Nos hemos creído los amos pero sólo éramos esclavos.
¿Qué hacemos entonces en este mundo? ¿Cuál es nuestro fin?
El mundo continúa existiendo, y nosotros sólo somos minúsculas
ráfagas que pasan por él. Creo que nadie se hace una idea de lo
infinitamente grande que es el infinito, y la pequeñísima visita
que hacemos nosotros por él.
Schopenhauer se dio cuenta de este engaño en el que
estamos inmersos. Vio como el mundo nos preñaba de esa
equivocación y cómo el individuo se creía, por tanto, el centro
del universo, cargando con todo su peso y transformando a todo
sujeto en meras representaciones de su mundo. La fatalidad de
la filosofía de Schopenhauer es que, al destapar el velo del
mundo, nos encontramos con un auténtico drama del que no se
puede salir. Pues si antes mirábamos de reojo a la muerte, ahora
la miramos de cara, descartando cualquier posibilidad que no sea
la de vivir lo poco que nos queda de la mejor forma posible.
“Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo
es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos,
sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con
un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas
preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho
que luchemos, no deja de estar en manos del destino”1
La vida real se presenta, por tanto, como un camino
pedregoso por el que uno sufre hasta que muere. Porque si el
final de tu camino es la muerte, tu vida es, entonces, un estar
muriendo. En tu recorrido, cargas con un pesado instinto
semejante al que posee el mundo, es decir, con infinitos deseos
que jamás te dará tiempo a saciar. Infinitos deseos requieren
infinita vida. Por ende, sólo podemos aspirar a sufrimiento y
pavor.
Vivimos dejándonos arrastrar por ese río de instintos pero
creyendo que pilotamos nosotros la nave. Sin soltar el timón por
miedo a chocar e ignorantes porque esa nave se conduce sola.
¿Si nos denominamos nosotros mismos animales, por qué
pensamos que somos distintos a ellos? Nuestra vida pende del
instinto, nos dice qué desear, qué hacer, qué querer… la felicidad
no entra en los planes de esta voluntad, solamente encontramos
bienestar al satisfacer un deseo pero que, inmediatamente
después, aparece de nuevo la amargura porque un nuevo deseo
se le antoja a la voluntad.
Somos máquinas con deseos infinitos en una vida finita que
lleva, irrevocablemente al dolor. Mas cuando se calma éste y nos
encontramos en un leve sosiego, aparece el más odioso tedio
para dar comienzo al sufrimiento otra vez ¿a qué aspira el
hombre sino a formar parte de la misma naturaleza? ¿Y por qué
nos tortura aportándonos la razón? Pues imaginad que a un gato
lo dotáramos de pronto la capacidad de razonar, ¿qué creéis que
pasaría? ¿Podría conciliar sus instintos con la racionalidad? ¿No
es acaso una contradicción? así vivimos nosotros, solamente
hemos subsumido la voluntad como algo natural y creyendo que
la razón tripula nuestra vida. La voluntad se ha comido a la
libertad, ¿queda escapatoria posible ante la condena de existir?

La voluntad de vivir, el suicidio y la
búsqueda de la felicidad
Quien ve la vida así puede sentirse orgulloso de haberse
liberado de esa niebla que emborronaba la realidad, ver desde
una perspectiva donde se muestra lo gigante y lo diminuto, lo
infinito y lo finito. Pero el pesado yugo que arrastrábamos, ahora
aplasta tu libertad. Una realidad tan nítida supone también un
dolor constante, frustración por ver tu limitación, por concentrar
deseos que quedan ahogados en un reloj sin agujas, sentir la
impotencia al ver como es tu cuerpo quien vive y quien se ha
adaptado al mundo, encerrando tu espíritu en una trampa
meditada por la naturaleza. Schopenhauer lo ha visto, y lo ha
identificado: es la voluntad de vivir.
La voluntad de vivir es una minúscula partícula de naturaleza
impregnada en el ser humano que, en cuanto nacemos y la
ponemos en funcionamiento, activa el error innato, la
individualización y la búsqueda de una felicidad que no existe.
Por tanto, aquel que ve la vida como tal, ha perdido la esperanza
y por consiguiente, el miedo. La muerte es la única medicina que
acabará con el dolor.
Una vez llegado a este punto, es natural que el lector avecine
el final de la filosofía de Schopenhauer atribuyéndosela al
suicidio. Y aunque es cierto que dedicó capítulos sobre éste, no
se inclina nunca por él, ya que el suicida no renuncia a la vida en
sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones
desfavorables. La solución la presenta en su libro: “El arte de ser

57
feliz, explicado en cincuenta cuenta reglas para la vida”. Aquí
presenta la mejor forma que le queda al hombre de vivir lo
mejor posible. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es
que la felicidad siempre va a ser negativa, estamos hablando de
una ataraxia, es decir, tal y como los estoicos la concebían: huir
del dolor para encontrar el placer. Pero ni la felicidad ni el placer
existen en sí, lo único que puede aparecer en nosotros es una
ausencia de dolor, porque el dolor, al contrario que el placer, es
positivo. La vida, como dice Schopenhauer no tiene la función de
ser disfrutada, sino que nos es infligida y hemos de padecerla.
Huir de los peligros. Las alegrías son, por tanto, negativas.
“Pensar que pueden hacernos feliz no es más que una ilusión
cultivada y acariciada por la envidia. El dolor es el parámetro de
la felicidad de la vida, y se miden por su ausencia”
Todas las demás reglas de este libro parten de esta raíz:
ausentarse lo máximo posible del dolor.

El choque con el destino
El error innato del hombre es, por tanto, creerse portador del
mundo, pensar que sus acciones son libres, alimentar
continuamente al instinto saciando su sed infinita de deseos,
porque esta voluntad del mundo se quiere inquebrantablemente
a sí misma, dejando al ser humano en el más absoluto engaño.
Nuestra misión es desprendernos de ella. Como dirá Nietzsche
después: "Nos obliga a producir necesaria y continuamente el
mundo apolíneo de los seres individuales”. Desprendernos de la
individualidad.
Nuestra naturaleza innata nos ha traído a este mundo
abstracto, lleno de mentiras y egoísmo. La voluntad nos produce
la alucinación de ser nosotros la cuna del mundo, arremetiendo
violentamente contra los demás, proyectándolos como simples
representaciones de nuestro “único y real mundo”. En efecto,
todo lo que venimos diciendo es que el hombre sólo puede
dejarse llevar por el camino que ha surcado ya la naturaleza, una
ilusión que le mantiene ocupado en su más abstracta vida y que
lucha por alcanzar, aunque luego les será arrebatada. Una vida
que se aferra a la conquista imposible del infinito y que conlleva
directamente poseer afanes vacíos, metas ilusorias, aspiraciones
y objetivos que se esparcen en el espacio y desaparecen en el
tiempo. Como aquel que anda por el desierto y ve siempre a lo
lejos un manantial de agua pero que por mucho que intente
acercarse, el agua huye, se aleja, se pierde, se evade, nos
abandona como el tiempo en nuestra vida. Un error innato que
se obsesiona en equilibrar el tiempo humano con el tiempo
natural, pero que indudablemente, son tiempos de magnitudes
diferentes y finalmente traduce este empeño en dolor.
De modo que estos seres no son más que momentos
inconscientes de un devenir que produce, sin poderlo evitar,
puras apariencias. Ese es el error innato con el que nacemos
todos y con el que muere la inmensa mayoría. Y digo la mayoría
porque existe una posible vía de escape, aunque como hemos
dicho en el punto anterior, se tratará únicamente de un continuo
esquivo de ese dolor que es producido por el error innato. Jamás
encontraremos la paz perpetua, jamás nos libraremos del
instinto, jamás alcanzaremos el nirvana, pero quizá sí podamos
orbitar por su alrededor.
Ese camino hacia la libertad lo iremos viendo poco a poco,
siguiendo muy de cerca las reglas de Schopenhauer de su libro
“el arte de ser feliz”.
La forma de vida ideal para Schopenhauer es romper con la
naturaleza, desobedecer sus órdenes, “intentando ser sólo un
no-deseo, una no-esperanza, un casi no-existir existiendo.
Defendiendo la ataraxia como estado perfecto del sabio a quien
le da lo mismo morir que vivir, porque ha comprendido que él es
una piececita del todo que va mucho más allá de lo que le
envuelve, de ese todo que incluye pasado, presente y futuro
desconocido”

59
Imaginando la realidad
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  • 2.
  • 3. Para mi abuela de Cuenca y para mi abuela del Hocino. 3
  • 4. La buena noticia El golfista argentino Roberto de Vincenzo, después de ganar un importante torneo, se dirigió al estacionamiento a buscar su auto. En ese momento, una mujer se le aproximó; después de felicitarlo por su victoria, le contó que su hijo se encontraba a las puertas de la muerte, y que no tenía dinero para pagar el hospital. De Vincenzo le dio, inmediatamente, parte del dinero del premio que había ganado esa tarde. Una semana después, durante un almuerzo en la Professional Golf Association, contó la historia a unos amigos. Uno de ellos le preguntó si la mujer era rubia, con una pequeña cicatriz debajo del ojo izquierdo. De Vincenzo le dijo que efectivamente así era. —Fuiste engañado -dijo el amigo. –Esta mujer es una oportunista, y vive contando la misma historia a todos los golfistas extranjeros que aparecen por aquí. — ¿Entonces no existe ninguna criatura al borde de la muerte? — No. — Bueno, ¡es la mejor noticia que he tenido esta semana! fue el comentario del golfista. Paulo Coelho. Reflexiones Diarias
  • 5. ÍNDICE Agradecimientos……………………………………………………….…..…7 Introducción…………………………………………………..…….…………..8 I PENSAMIENTOS, REALIDAD Y VIDA……………………….…11 —El individuo como especie y como raza —El horizonte —La visita del arte. Una realidad de sentidos —La belleza ha vencido al tiempo —En busca del estado natural —Surrealismo II DISTINTOS MOMENTOS DEL ALMA………………………..35 —Un día apagado —Un día encendido —Doble o nada —¿Lugar? —¿Canción? —En cada barra III LA LIBERTAD SE LLAMA VIDA…………………………………44 —El origen del presente —Adiós Gea, adiós —El ciclo de la vida IV EL PENSAMIENTO DE SCHOPENHAUER…………………55 —El individuo, el instinto, el error —La voluntad de vivir, el suicidio y la búsqueda de la felicidad —El choque con el destino —Huir del dolor —El pasado, el presente y el futuro —Ascetismo —Una espera que culmina en dolor —Bienvenida, felicidad —El genio —Caminando por la escala musical —La pareja perfecta —Mi voluntad de vivir —Sueño suicida V LA VOLUNTAD ESTÉTICA. EN BUSCA DEL HORIZONTE….76 —Un paso más adelante —El recuerdo innato 5
  • 6. —¿Quién soy? —El espíritu alcanzando la libertad —Dos mundos enfrentados —El espectador de la vida —El dolor —El dolor como llave del placer —En el abismo —El espíritu y el aura como conductores al Mundo Natural Estético —Dulce introducción a la música. La raíz de la vida —La música —El cine —Neverland —Living is easy with eyes closed VI EL AMOR………………………………………………………………….116 —Mar —Sobrenatural —Bésame —Amor frustrado —Aun no sé la razón —Dudas —Mar por todas partes —Perfección —Reflejo del mar —Vivir no es fácil VII CARA A CARA ANTE EL ENEMIGO…………………………141 —Homologación humana —El juego de la democracia —Las marionetas del mercado —El camino —El camino es la huida —Soluciones. El despertar —¿Quiénes somos? —Keep it real VIII RELATOS BREVES……………………………………………………154 —El lobo —Batalla naval —Nada —Infinitas y distintas vidas —Frases breves —Empeñarse en vivir o empeñarse en morir
  • 7. Agradecimientos Lo que empezó siendo un puñado de palabras escupidas sobre un papel ha terminado por ser la fuerza de mi vida conducida fielmente al cumplimiento de un objetivo. Hoy puedo decir que lo he conseguido. He escrito un libro. No será nada del otro mundo, pero hoy nada de eso importa. El hecho relevante que hoy nos trae aquí no es ni siquiera este libro, sino el apoteósico camino que ha recorrido mi espíritu para poder sellar esa grieta que un día mi espíritu anheló. Una meta que ya la puedo palpar con los dedos y que me hace verdaderamente feliz. Nuevos caminos se avecinan, lo presiento, pero hoy no es el día de buscar nuevas expectativas ni nuevos deseos, sino el día en que doy por concluido y orgullosamente satisfecho un capítulo de mi vida. Hoy sólo puedo pensar en el presente y calmar el apetito que me aboca continuamente hacia el mañana. No quiero pensar en nada más que no sea el aura que lleva impregnado este libro. No es un libro más, es el espejo de mi vida y de todos los elementos con los que está constituida. Este libro sois vosotros, los más cercanos a mí, pues ¿qué podría escribir si no fuera por el continuo flujo de sentimientos que insertáis en las venas de mi vida? Estáis en mí, tan cerca de mí cómo lo estoy yo mismo, y no es de extrañar que en todos los libros las primeras hojas se dedique unas palabras a nuestros seres más queridos, pues, ¡qué sería yo sin vosotros! tal posibilidad no la puedo concebir, mis palabras van dejando unas huellas, resquicios que llevan la identidad de mi vida y mi vida sólo tiene sentido cuando la imagino con vosotros. Os quitaría mucho tiempo si me tuviera que detener para agradecer uno a uno todo lo que sois y cuánto me habéis aportado. A veces, ni la mitad de las palabras llevan impresas la auténtica realidad con que mi interior os percibe, por eso, me contentaré con que cada uno de vosotros os identifiquéis con 7
  • 8. estas palabras: Familiares y amigos, no tengo que decir nada que no sepáis ya, tan sólo Gracias. Introducción Una mirada, para mí, equivale a un mundo. Un sentimiento, lo transformo en mi modo de vivir. Un rostro, mi sueño hecho realidad. Mi realidad, eres tú. Un instante es una estrella fugaz que nunca olvido y que siempre me trae felicidad. La felicidad es mi conquista, mi lucha constante ante el mundo, las batallas contra la adversidad. Una derrota acaba enseñándome más que un triunfo. El triunfo es mi fortaleza, me hace más fuerte y me ilumina el camino hacia la gloria. Mis triunfos son la calma de mi espíritu. Mi vida, mi sueño, mi realidad. Me muevo con libertad. Mi alma embarca mi vida en continuos retos. Los desafíos se convierten en caminos, los caminos en viajes y el viaje en mi vida. Transporto la gloria, transporto sentimientos, transporto todo lo que más quiero. Vivo con ello. Llamáis tiempo a lo que yo llamo naturaleza. La naturaleza es todo lo que existe: mi pensamiento es natural, mis sentidos son naturales, tú eres natural. ¿Osas ser Dios? Yo sí. Lo llevo por las venas, habita en mis instintos, aflora en mis decisiones. Percibo el exterior pero vivo en mi interior, tus susurros me inducen al bienestar, me siento tranquilo. Sois todo lo que deseo y sois todo lo que necesito. Vosotros, naturaleza, os amo. Aterrado, frustrado, acabado y desolado, inesperados sucesos que rompen la sensibilidad humana. Nacido y educado con un propósito: la moral y la ética. Pues traigo un mensaje al ser humano: si ha existido éste, hoy ha fallecido, y con él, la razón. Se me hace raro seguir llamando ser humano al hombre. A veces me aterra lo que somos, unos depredadores de débiles, otras veces me consuela saber que no, que las personas se relacionan para bien, para complementar y perfeccionar lo que uno solo no
  • 9. puede ser. Pero fuera de esta duda natural, situado en el exterior como el narrador de una novela que todo lo sabe, yo sigo sin ver rastros de humanidad, solo veo animales: instintivos, irracionales. Como dijo Nietzsche: "He encontrado más peligros entre los hombres que entre los animales”. Los pocos gestos de moralidad de una ciudadanía educada y compasiva o actos de simpatía, quedan eclipsados por la gran masa de individualidad que sólo piensa en sí mismo y que, si lo hacen en los demás, es con una intención destructora. ¿En qué nos hemos convertido? ¿Por qué todo el mundo ha dejado de razonar? Ya nadie se pregunta quién es. ¿Dónde está el hombre? Desaparecido en la sociedad, una sociedad cada vez más capitalista, corrupta. ¿Dónde está el ser humano? Olvidado, muerto… Fue visto por última vez ya no me acuerdo cuándo ni dónde, y es que ya no nacen niños, ahora nace egoísmo. ¡Qué enferma la mente humana! Tan poco humana como nosotros, qué vergüenza el desarrollo de la especie humana, y aún así tan equivocados pensando que avanzamos, que evolucionamos para bien… La verdad es que hace tiempo que permanecemos estancados, y eso nos lo hace constar la historia o la misma naturaleza. Qué frustración cuando me quito el velo de los ojos, ¿Si ya no nos sorprendemos cuando encendemos una luz… si ya no valoramos nada, por qué hacerlo cuando muere un niño en el tercer mundo? A lo único que nos hemos adaptado es a la bestia que llevamos dentro y es la única cara que mostramos al mundo. ¿Cuándo vamos a dejar salir al humano albergamos dentro? ¿Cuándo vamos a mostrar la sensibilidad que poseemos oculta en algún sitio? Una sensibilidad que sólo se va poder ver reflejada en el arte, la belleza, en lo bueno de las acciones humanas y que, espero que algún día hagamos un buen uso de ellas. Intentemos conocernos, qué papel desempeña cada uno. Luego hablaremos de humanidad. 9
  • 10.
  • 11. I PENSAMIENTOS, REALIDAD Y VIDA El individuo como especie y como raza Tengo la certeza de que jamás compartiréis mi pensamiento, si me hallo en el error y consecutivamente en la ignorancia, espero darme cuenta algún día de ello y espero rectificar mi postura, pero de momento seguiré en mis trece y solventaré mi camino en busca de una paz soliloquia y fructífera. Soliloquia porque me encuentro solo en mi pensamiento y no soy receptivo a nadie a menos que piense como yo, y fructífera porque canalizo la falsedad por no decir la falsedad de las personas. Incrédulo estoy como también lo estarán mis lectores pero más sincero que cualquiera de vosotros. Mi afán por acoplarme a vuestras medidas y razonamientos ha trastocado mis juicios y ha orientado mi pensamiento a un antagonismo contra mis propios educadores. Vuestro interior se ha vuelto reversible al exterior, el aire golpea con la misma fuerza todos vuestros corazones. Intentáis y os esforzáis por sentir lo mismo pero ignoráis que cada bofetada que recibís del mundo duele de forma diferente en cada uno. No sois iguales, nadie es igual a nadie. ¿Por qué digo esto, os preguntareis? Ahora lo entenderéis. Yo ya he intentado unirme a vuestros preceptos inútilmente, intenté integrarme y luchar con vosotros como si una unidad se 11
  • 12. tratase, pero como ya he dicho, fue en vano. Esto no significa que mis enemigos sean distintos a los vuestros, ni tampoco pretendo librar una guerra contra vosotros, pero ¿contra qué lucháis, si no es contra vosotros mismos? La vida no va a cambiar por mucho que luchemos, nuestro alrededor lo hemos forjado nosotros mismos. Vosotros habéis conseguido que yo deje de creer en la política, pero me habéis ayudado a darme cuenta de que la lucha no se juega ahí fuera, sino dentro de mí. La historia no la hace la sociedad, la hacemos cada uno de nosotros. ¿Por qué os obcecáis en luchar fuera sin antes conformar la paz en vuestro interior? Creo que os escudáis en ese grupo que habéis fraguado. Os escondéis porque os da miedo alzar la voz vosotros solos, pero no os sobran agallas para hacerlo cuando gritáis todos juntos. Lucháis contra vosotros mismos, pues cualquiera de vosotros, en otras condiciones, sería el propietario de esas empresas a las que llamáis enemigos, aquellas que sustentan el poder. ¿Estoy defendiendo a esos altos mal-dirigentes que albergan todo el poder? no. Estoy afirmando que cualquiera de vosotros que hoy os encontráis resignados por los acontecimientos que vivimos, podríais ser uno de ellos. Y lo seríais porque no tenéis ni remota idea de quiénes sois. Preocúpate de ti mismo, encuéntrate. Deja que el mundo acontezca libremente, no te involucres. No intentes levantar toda una playa y ocúpate, únicamente, de tu grano de arena. Todos constituimos el todo, no tienes derecho a acaparar más de lo que te pertenece, además, olvidarás la parte más importante que te constituye: la tuya. Si por el contrario, exiges que tu voluntad guíe la ética de esta nuestra sociedad, acabaremos tan mal parados como ya lo estamos. Por ese motivo he preferido dar mi opinión a realizar unos simples comentarios anacrónicos de los que hoy sólo se dejan ver por el país, pues me parece más oportuno primero saber qué persona es la que transita por este mundo y luego buscar mi propio camino, ajeno a todos vosotros. Esa figura humana que
  • 13. anda a veces perdida y otras veces equivocada, creyendo que el mal lo originan siempre los demás, y sin ser consciente de que él mismo es muchas veces ese mal para la sociedad. Esa persona que por una u otra razón ha caído en estos senderos libres pero de difícil elección y que, por una extraña razón esa persona soy yo, pero lo más paradigmático es que esa misma persona para ti, eres tú. Intento manifestar mi idea del ser humano revertida al exterior, pues como he dicho al principio, habéis dejado que el exterior entre en vosotros, habéis dejado que vuestras circunstancias transmuten en vosotros, habéis dejado que la historia se proyecte en vosotros y olvidando que esa historia debe ser escrita por cada uno de nosotros. Así ha sido nuestro legado y así será, a pesar de vuestro mal entendimiento de la vida, como lo heredarán nuestros hijos y nietos. Por mucho que os asociéis en grupos (de cualquier ámbito) seguís siendo unos lobos muy distintos. La raza de cada uno termina con la suya propia. Es menester que ese lobo se eduque y se forme como él es y será. Sólo de esta forma obtendrás las soluciones a los problemas que andabas buscando. Tu resignación en manada sólo acorta tu vida. Pues al igual que un grano de arena hace una playa, una persona hace una sociedad. Si quieres tener una sociedad justa, empieza por ser justo tú. Búscate, encuéntrate y aprende a vivir, porque lo bonito de ser humano es que nunca es tarde para empezar a serlo. Según veo las cosas, sólo dispongo de tres opciones para relatar algo que sea digno de ser escuchado: una sería escribir bajo el orden de la razón humana, ese invento que no deja de formular principios pero que se modifican con cada generación. Aun no estoy tan loco como para aburriros tan pronto sobre cosas que ya sabéis. Otra opción es escribir sobre la realidad, un dialogo constante que todos nosotros experimentamos al despertar cada mañana pero que, como la razón, solo tenéis que abrir los ojos para contemplarla. La tercera opción, y la última que me queda, es escribir con el corazón. Sólo esta opción puede 13
  • 14. decir algo distinto a lo que normalmente estáis acostumbrados. Sólo mis pasiones y su fusión con mis sentimientos narrarán estas historias que iré proyectando por capítulos de temas tan dispares como lo son nuestras vivencias cotidianas, pues al igual que un bebé pasa de llorar a reír en menos de un segundo, mis capítulos oscilarán tempestades en un abrir y cerrar de ojos. Si mis palabras no llegan a reflejar mi auténtico temperamento será por culpa de este tosco lenguaje con el que he nacido y por esa barrera que alberga un conjunto de conglomerados racionales, tradicionales, étnicos, históricos, etc, que me obligan a estar andar siempre bajo su tutela. Sin embargo, sí prometo un largo viaje lleno de vaivenes sinestésicos y hacia una realidad de sentidos. Comenzaré una andadura que recorrerá todos los distintos tipos de humores: flemático, melancólico y colérico, con discursos tan subjetivos que rozará la fantasía. El horizonte Mi prematuro pensamiento en aras de crecimiento consiste en desechar la razón y vivir del ritmo sanguíneo de la ilusión. Esta forma de pensamiento vino por el excesivo y abusivo intento de colmarme por completo de raciocinio e impedir la valoración de mis sentimientos, categorizándolos y conceptualizándolos. Todos mis estados sensitivos que recorren mi vida paralela al tiempo han quedado amueblados por ese pilar racional. El escrutinio racional atormentó un día cualquiera de mi vida y ahora, hasta el día en que cierren mi boca bajo la amenaza de puntiagudos principios o escurridizos pero explosivos axiomas, voltearé el sentido de la vida hasta que mi cuerpo aguante. Haré que el cielo sea la tierra, y lo desconocido pase a formar parte de esta vida. Dejaremos de pensar que el mundo ya está conquistado y observaremos con ojos entusiastas el valor de los detalles que surcan por doquier a nuestro alrededor. Haré del sentir un imperio, los sueños serán nuestros
  • 15. súbditos y fieles aquellos que realmente abran los ojos y caminen a palos de ciego. Nuestras pasiones atravesarán quimeras y recorrerán los meandros de la vida que ha erosionado poco a poco la verdad. ¿Cuál es el límite al que puede aspirar el ser humano? ¿Hay un horizonte que marque el final de la imaginación humana? No: Horizonte: aquella línea que separa nuestra parte de El Todo pero que conecta dos mundos incomprensibles, una línea que denota el principio y limita el final. Un haz de incredulidad que hipnotiza al que encauza un viaje o al que sueña con encerrar bajo su dominio la totalidad. Una marca de engaño que huye de quien lo busca y aproxima al soñador en su viaje de descomposición a invertebrar lo articulado y deconstruir lo conceptualizado. La frontera a la libertad está en esa imagen que rodea al ser humano, ir más allá de lo que alcanza la vista es un viaje para los que viven con los ojos cerrados; el que busca el final del principio o la razón al sin sentido quedará atrapado en un conglomerado de errores y galimatías. Quien busque un hueco entre la tierra y el cielo mirando el final del horizonte (lo más lejos que alcanzan los ojos) podrá también, con suerte, trazar un cuadrado de tres lados, o quizá, atravesar la tierra y acabar cayendo al cielo, y es que la realidad se escapa siempre a los más curiosos. Pero nuestra propia concepción del mundo, dibujar un espacio entre la perfección y este perfecto planeta, requiere inescrutablemente de un sexto sentido humano, a saber, el de la imaginación, pero llamemos, a partir de ahora, a este sentido: Imaginio. El concepto Imaginio recogerá todas esas palabras que aporten a la vida un gramo extra de virtualidad fantástica. Esas que notamos casi físicamente y a veces, incluso, nos golpean y nos hieren, pero que, sin embargo, pertenecen al mundo abstracto. Imaginio será nuestra palabra fantástica que de sentido al sentido de la vida. 15
  • 16. Mi destino será, tanto vivir, como atrapar el horizonte, es decir, volar en mi imaginación, creando e inventando pensamientos para producir el sentido de mi vida, vivir para atrapar un casi inalcanzable horizonte soñando siempre en mi camino. Cada día de mi vida es un horizonte nuevo, algo por lo que lucho e intento conseguir y superar. Y es sólo cuando me pregunto por qué lucho, cuando me doy cuenta de que lo hago únicamente para soñar. La búsqueda del horizonte se convierte, para los vividores, en vivir en el intento de alcanzarlo. El horizonte marca el final de lo visible, mas allá no hay nada. Pero ¿realmente voy a aceptar lo que la razón nos dice? surcar el horizonte supone entrar en la auténtica realidad, vivir en una vida donde aceptamos que todo puede ser. El horizonte es el muro del escéptico pero también una apertura para el inconformista. Quizá no podamos ver con nuestros ojos más allá del horizonte, quizá nuestros sentidos sean únicamente válidos para esta parcela que limita la vida humana y se atrofien en el intento de descubrir lo que hay fuera de su hábitat, pues el más allá es un espacio indefinible por el hombre, tan sólo asumible por el sexto sentido humano. Hablamos de un mundo abierto a toda posibilidad donde todo está por conocer. Un conocer que no se deja atrapar por las leyes empíricas de la tierra, ni por la entelequia racional. Sólo el Imaginio puede soñar lo inimaginable y ser capaz de entender todo lo que ese mundo –tan poco habitado— es capaz de abrirse en sus nuevas posibilidades. Es normal que en este punto del capítulo pueda recordarnos aquella época griega de Sócrates, Platón y compañía, pues al igual que Aristóteles basaba sus pensamientos en un estudio de la naturaleza de todo lo que le rodea, yo me encargo aquí del estudio de la esencia natural que nos engulle. Él se dedicaba — de forma empírica— a observar la naturaleza y buscar en ella principios o patrones que aseguraran un entendimiento plausible de todo cuanto nos rodea. Kata symbebêkos y kata on to. Pero dos milenios después, nazco yo y veo que todo cuanto se puede
  • 17. investigar sobre la naturaleza ya está estudiado o está en manos de auténticos profesionales. La naturaleza empírica ha estado sometida durante milenios hasta nuestra actualidad a una continua deforestación, perpetuada con continuas investigaciones y únicamente manipulada como medio para conseguir un fin. El estudio de la naturaleza en la época clásica griega no difiere en nada a la actualidad. También Aristóteles buscaba principios con el fin de aventajarnos sobre ella, y saber así, por ejemplo, a priori, que si vemos nubes negras, debemos refugiarnos de una inminente tormenta. Pero algo más importante y que me gustaría destacar en este punto es que mucho antes de Aristóteles, aquellos primates que comenzaron el curso de la evolución, ya observaban la naturaleza, naciendo, por consiguiente, la tecné. Y con el nacimiento de la tecnología (con el fin de aventajarnos de la naturaleza) nació la historia. El estudio de la naturaleza es, por esta razón, fruto de un egoísmo humano. En nuestros días todo se ha dificultado más. Sabemos mucho de la naturaleza, pero aun ansiamos más. La maltratamos y la ejecutamos sin parar. Sin embargo, gracias a la torpeza humana de no saber exactamente qué estamos buscando, hemos dejado su esencia, la parte más importante de la naturaleza, in-tacta. El núcleo natural de la vida ha permanecido indemne de toda huella humana, hasta hoy, que se encuentra en su esplendor ante mi Imaginio. Mi corazón late al compás del bombeo de vida. Aquí nada nace ni nada muere, el núcleo de la vida crea, vive, procrea, crece y reconvierte. No es difícil saber por qué el excremento del hombre no ha llegado nunca a este paraje. El hombre debe aprender a usar el Imaginio. Además, saber si el hombre domina y disfruta de este sentido es muy fácil de comprobar: el hombre cuando mira al horizonte deja de ver lo que tiene delante, y cuando ve las cosas de delante, deja de prestar atención al horizonte. Dominar el Imaginio requiere atender a ambas cosas. Vivir en esta vida con las cosas que tenemos alrededor, pero atender también al 17
  • 18. horizonte y en la perpetua lucha por conseguir surcar el más allá, “ver” más allá. Mi lector, alza el brazo lo más lejos posible de tu cuerpo y extiende dos dedos al aire, y dime ¿cuántos dedos puedes ver? ¿Dos? No. Tú aun sigues degollando esta naturaleza. ¿Por qué no te fijas un poco mejor? O, mejor dicho, ¿por qué no dejas de fijarte en lo que se te presenta y miras un poco más allá? Extiende dos dedos y mira tu horizonte, atraviesa los dedos con tu mirada, ¿cuántos ves? Muy bien, cuatro dedos. Si miras todo de esta forma te hallarás en la esencia natural. No todo es tan fácil de hacer, debes despojarte de todo el peso racional e intentar ver la vida desde otras perspectivas. Poco a poco irás acercando tu horizonte e irás viviendo con el sexto sentido. Una vez que lo consigas, sólo te quedará disfrutar. La visita del arte. Una realidad de sentidos Despertamos. Nuestros ojos se van abriendo poco a poco. La luz les duele. Confirmamos que es de día porque oímos los pájaros revolotear, vienen y se van. Nuestro pesado cuerpo aun desea cerrar los ojos e imaginar que vuela con esos amantes voladores. Jugar con ellos. Surcar el cielo, atravesar la luz del sol, cantar con el resto, posarse en una rama y acariciarla. Sentir la bruma que rodea nuestras plumas, envolvernos en el haz de luz que se refleja en el río refractándose en infinitos tonos de colores. Deleitarnos al planear, volver la mirada atrás y ver que todos los demás me siguen en mi viaje en busca del más olvidado sentir de la naturaleza. Porque al igual que el lenguaje, en el sentir todo es un juego de mezclas y de posibilidades infinitas. Luchando contra el sueño voy gradualmente entrando en la vigilia, y en el camino por ser el mismo “yo consciente” de siempre, mi mente imagina, juega y lucha incesante por volver a esa infancia que parece que sólo se palpa durante el sueño. Quiere regresar al nacimiento del arte, al arte más puro. Cuando
  • 19. los niños sentían todo lo sintiente: se emocionaban por la mínima cosa o lloraban por el más ínfimo dolor. Durante la infancia éramos máquinas de producir sentimientos y donde más rico era el arte. Pues el arte nunca es individual, sino colectivo. Las artes penetran unas en otras, conviven y se repelen, se mezclan o se disuelven, se rozan o se agarran… Pero nuestra vida actual siendo tan monótona impide la mezcla de estos sentimientos y, por tanto, perdemos incontables sentimientos que pueden transportarnos hasta la buscada felicidad. Podemos poner como ejemplo el comer sin saborear, ducharse sin tatarear, pasear al perro por obligación… siendo ejemplos tan estúpidos como importantes para disfrutar del presente, aunque sin alcanzar aun la sublimación del verdadero carácter del arte dentro del arte. En la infancia éramos más vulnerables al exterior, pues al no conocer nada, experimentábamos por primera vez cada sentimiento. Allí fuera se produce todo, infinidad de “cosas en sí” que nosotros representamos en nuestra mente. Infinitas combinaciones de sentimientos exigen infinitos sentidos humanos, pero al poseer únicamente cinco sentidos, percibimos la realidad mezclada, aparentemente caótica, revuelta, etc. Basta con mirar al frente y darse cuenta de qué es lo que se presenta, porque lo que se presenta ahora, será diferente a lo que se presentará en ulteriores segundos, minutos, horas, días… quedando solamente huellas. Yo veo la luz del sol que atraviesa la ventana de mi habitación, pero es atravesada también por el sonido del trinar de los pajaritos. La moqueta suave de mi habitación acaricia mis pies; su color es granate, y si fuera de otro color no estaría sintiendo lo mismo, tiene que ser granate. Pues sólo el granate me recuerda al vestido que llevaba mi pareja el primer día que me besó. Desde la cocina llegan aromas que se mezclan con mi bonita mañana. La luz atraviesa el sonido, el sonido se convierte en granate, el granate acepta la compañía de la suavidad y sale volando por la ventana justo cuando llaman 19
  • 20. a la puerta. Entonces mi sentimiento se esfuma y se convierte en otro, ahora es curiosidad. Mi intriga choca contra la puerta de madera. Voy recorriendo el espacio de mi habitación mientras un sonido se escapa de mis cuerdas vocales: —¿quién?- Los pájaros ya no cantan en mi realidad, ahora mi mundo es la puerta. Un sentimiento rígido, un tiempo lento, una luz inexistente que sólo existe para poder ver. Todo se mezcla, y cuando sabemos el resultado de la mezcla vivimos en la rutina. Sentimientos que mueren por la falta de atención en ellos y otros que no dejan de repetirse y nos transportan a la vida monótona, al desasosiego… Lo que quiero hacer notar aquí es difícil de “ver”, pues la realidad ha quedado subsumida en una pequeña parcela de conceptos toscos y repetitivos. Viviendo únicamente en tonalidades blancas o negras y olvidando la gama de grises que se disparan al infinito. La realidad que se le presenta al hombre es, por desgracia, la única que sentimos y, por tanto, el único foco desde donde podemos presentarla y definirla. ¿Cómo se define una realidad objetiva desde un cuerpo subjetivo? De la realidad sólo es posible hablar, incluso a pesar de que el lenguaje se queda tan sólo a las puertas de ese mundo que sólo se puede sentir. Y eso exactamente, pasa con el arte, la única manifestación que se puede demostrar verbalmente es, aceptar que cada arte llama a la puerta de las demás artes (como veremos más adelante). La realidad es, por tanto, un ir y venir de un sentimiento a otro. Objetividades-subjetivadas, o sentimientos obsubjetivos, o inter-obsubjetivos, ya que se juegan en realidades mezcladas. Me tumbo en la cama y me pongo a pensar. Mi cuerpo aplasta vigorosamente el colchón hundiéndose en la tranquilidad. El silencio es ahora el sonido más intenso que sobrevuela la habitación. Todo está en perfecto estado; mi cuerpo está saciado de todo deseo que pueda suscitarle el instinto y mi mente está vacía, ningún pensamiento que pueda
  • 21. llevarme a la preocupación o a la intranquilidad, etc. Podría decirse que el silencio refleja con precisión mi estado actual. Mis ojos miran fijamente un punto en el techo pero mi mente ha perforado la pared y está observando el cielo. Veo pasar a mi familia, mi novia, aparecen sonidos, olores, tactos, etc. Son recuerdos. Instantes que a veces recuerdo al oler una rosa, al ver la melena de un león, al escuchar un acorde, o a veces, la mezcla de todos ellos. Pero no dejan de ser recuerdos. Rastros que he dejado de mi vida. Su constitución ya está formada. Pero hoy, en el presente, me estoy constituyendo continuamente. Me encuentro en esa gradación de grises. Palpando el blando colchón, oliendo el incienso de la habitación, escuchando el latir de mi corazón… Sin embargo, es el total de la sumas el estado que intento resaltar. Ese instante que comúnmente llamamos bienestar, pero que, ojalá pudiera llamarlo de otra manera y que me entendierais. Por eso el lenguaje, aunque se mezcle y se estire todo lo posible, nunca acompañará del todo las visitas de sentimientos a otros sentimientos, de artes a otras artes, y permanecerá, como he dicho, a las puertas de la sensibilidad. Bien, ahora podemos analizar el verdadero sentir del arte. Si nuestra vida es una mezcla de momentos sintientes que sienten en cada momento, en el arte se escucha, se percibe, se huele, sabe y se ve como la realidad misma. Una pintura no es sólo un conjunto de líneas, puntos y colores. También rescatamos de ella sonidos y voces, gustos y sabores, toques y roces, pasiones, sensaciones, percepciones, recuerdos. En definitiva, sentimientos. Cada pincelada es una sensación: El azul frío del cielo llora en cada sacudida del Dios del trueno. Arremetiendo violentamente con espadas de acero: teñidas de un color caliente, para hacer sonreír a la luna y convertirla en su amante. La sinestesia es la esencia de las artes: sobrevuelan, surcan, investigan, aterrizan, despegan, comparten, difieren, eclipsan, se oyen en cada momento, se hacen notar, palpar, tocar, chocar. En 21
  • 22. la música se proyectan colores, ilusiones, desazones, etc. Podemos oler la “Primavera” con Vivaldi, escuchar el pánico en el “Grito” de Munch, acariciar la libertad viendo “La vida es bella” o sentir la muerte por amor leyendo a Shakespeare. “El mundo exterior se apretuja por todos lados en el interior o como el interior, y enturbia así la nítida división del sujeto y su dominio de percepción y acción” Las musas J.L Nancy Cada instante puede verse de infinitas maneras, pero cada uno de ellos es una huella que se desvanece en el siguiente instante, se mantiene o se ahonda en sí misma. Esas interpretaciones formadas por un conjunto infinito de variables forman una torre de babel, insostenible por su altura y provocando caídas espontáneas de sentimientos, las cuales a veces duelen en su choque con la realidad. El ejemplo más evidente de aniquilación por completo de una huella fue el día en que supimos que los reyes magos jamás existieron. Estas huellas que aspiran a tocar el cielo están entretejidas a unos sentimientos que se palpan unos a otros, se solapan y se fusionan, pero con el tiempo se desquebrajan. Las huellas desaparecen, se mueven, se retuercen, cambian…. Otras, en cambio, se perfeccionan, se acomodan y aumentan, incluso a veces tornan a fanatismo, pero siempre cambia a algo. El arte es este vestigio, una huella en movimiento, una huella que se va haciendo. Lo dice Nancy: “El vestigio es el resto de un paso. No es su imagen, pues el paso mismo no consiste en otra cosa que en su propio vestigio” El conjunto de componentes ya lo hemos definido: se trata del entrelazado mundo sinestésico que eclosiona en nuestros cinco sentidos. Pues al igual que en los sentimientos, las artes se hacen unas contra otras. La belleza ha vencido al tiempo Salgo por la puerta, me remango la chaqueta y comienzo tranquilamente a andar en dirección a ninguna parte. Parece un
  • 23. día como cualquier otro —diría mi vecino–, pero para mí es un día especial, como lo fue ayer, y como lo han sido todos los días de mi vida. Por el camino mi cuerpo es consciente de todo lo que va sintiendo. Un paso, otro paso, las baldosas brillan por el sol, intento no pisar entre una y otra, una pisada entre ambas romperían la armonía de mi paseo. Mientras, mi mano acaricia la hiedra de la valla que separa la acera de los adosados de la calle, el viento resopla y descoloca mi pelo. Me cruzo con personas, gente con otro mundo dentro de mi mundo. Me giro porque noto el movimiento de algo que se remueve por mi lado izquierdo, y, como había intuido, es mi gata que le gusta pasear, como a mí, por el barrio. Me agacho y la llamo. Minna viene de inmediato a mi llamada y se restriega entre mis piernas para que la acaricie. Siempre deseo que me siga en mi paseo como hacen los perros, pero nunca lo hace y, he de reconocer, aunque lo acepte, que eso, me parte el corazón. Yo sigo por mi camino y ella sigue por el suyo. Dos caminos muy distintos. Dos mundos indefinibles. Noto como una gran tormenta de pensamientos inciden sobre mi mente como estrellas fugaces. Los veo pasar, a veces los detengo, se transforman en otros distintos. Unos desencadenan a otros, y así at infinitum. Mi mundo se transforma en lo que mi mente quiere. Mi cuerpo avanza como una máquina sin control. Mi presente está atendiendo a mi mundo interno. Soy una burbuja, una pompa de jabón que surca la vida. ¿A qué sabe la vida? la vida no tiene sabor. Tú eres el colorante. Cada uno tiñe su vida como quiere. El valor de la vida no es vivir, sino vivirla. Cada uno nace y vive bajo diferentes dimensiones sociales, culturales… pero no sirve como excusa. No podemos sostener la vida en el espacio y, mucho menos ¡en el tiempo! Si antes hablábamos de una escala de grises, el siguiente paso es dar color a esos tonos tristes. No importa si eres de Senegal, Mauritania, Ruanda o Camerún, quien sabe colorear su 23
  • 24. vida no necesita nada más. El tiempo nos aterra, el dolor nos aterra, el mundo nos aterra, ¡basta ya! La vida no es atrapar tiempo de vida. La vida se vive y, aunque algunos tengan más suerte y hayan nacido en una familia asentada, suelen morir sin experimentar un solo momento de paz y felicidad, y aquéllos que me achaquen lo contrario, sólo les diré que están engañados. El sentimiento bello de la vida es disfrutarla… muy lentamente, consumirla como quien se fuma su último cigarrillo, como quien saborea la última onza de un buen chocolate, haciéndolo derretir en el paladar pero que, como en la vida, el chocolate lo acabas tragando, y tú, acabas muriendo. Cualquiera, bajo cualquier condición en las que esté, puede aprender a vivir, siempre y cuando entienda que el valor de su vida no reside en el tiempo sino en la belleza. Basta con contemplar y ser conscientes de lo que tienes a tu alrededor para sentir la belleza. Sólo quienes hayan experimentado lo que intento definir me entenderán. Trato de explicar ese momento en el que con sólo mirar un árbol, se te ponen los pelos de punta. Pues no estás viendo un árbol que has visto toda tu vida, sino, que ves El Árbol. Una sensación pletórica. Un árbol enredado en un sin fin de sentimientos de todo el que ha pasado por allí y lo ha mirado. Ese árbol almacena, como una huella, los millares de personas que se han apoyado en él, que han leído en él, que han llorado en él o han sonreído en él. Ese árbol no es el mismo que vi ayer, y el que veo ahora, no será el que vea mañana. Ese árbol posee identidad, y todo lo que completa este mundo la tiene también. La belleza es darse cuenta de esas huellas. Es un ver el mundo con circunspección, con cautela, meticulosamente. Apreciando puntillosamente cada instante, cada pisada de tu camino, saboreando por el sendero los manjares que te presta la naturaleza. Aquél que vive como un turista, como un invitado, aquél que contempla, aquél que no se aburre de ver, que se pierde andando, aquél que disfruta, que despliega su vida con todos sus sentidos y hacia todos los lados sin importarle nada,
  • 25. aquél que no juzga ni entra en los juegos vulgares de la sociedad, aquél que ve las cosas y siente las huellas que llevan impregnadas, aquél y sólo aquél, vive feliz. Y da igual si eres pobre, andas sobre ruedas, tienes cáncer o has nacido ciego, pues el camino se surca con la mente. “Puede costarte el coche, un par de dientes, tu próximo ascenso, puede que haga frío, puede que te hagas daño, puede que pierdas la cabeza, las formas, la legalidad, puede suponer el ridículo, el desprecio o la soledad, pero si vives como tú quieres, hasta las últimas consecuencias, quizá y solo quizá, llegues a ser quien eres” Doble o nada. Jaime Balagueró Y si la última consecuencia es la muerte, merecerá la pena. Se trata de algo difícil de digerir. Algo poco común. Se trata de desafiar el principio de supervivencia y abrazar el mundo estético. Un salto al vacío sin paracaídas. Una vida deseada y arriesgada. Pero es menester salir del mundo del raciocinio para encontrar esta subjetivación. ¿Nada? ¿Seguís sin verlo? ¡La sociedad os ha anclado al tiempo! Qué paradoja esta: La medicina os alarga la vida y la filosofía… la filosofía os la acorta. No hay unas instrucciones de la felicidad, ni tampoco de cómo encontrar la belleza de la vida. Cada uno tiene su receta, cada uno es poseedor de su mundo, lo lleva en sí mismo. Pero sí hay una dirección que nos guía en la búsqueda del tesoro perdido. Primero salid de la aglutinada realidad superficial, salid de la asquerosa caverna. Ascended por vuestra montaña mágica ¡Despertad! ¿Acaso veis un mínimo sentido a esta vuestra vida? ¿Acaso hacéis algo por vuestra propia libertad? Luego contemplad… interpretad vuestra realidad. Observad cómo se disparan los sentidos, cómo se ensalza la identidad. Mirad el cielo, pasead, haced el amor, ¡sentidlo!, comeos una manzana ¡sentidla! Vivid como si fuera el último día de vuestra vida, porque os tiene que dar igual que hoy muráis. Sólo tus buenos ojos barnizados con belleza vencerán el tiempo. 25
  • 26. En busca del estado natural Aprisionado en un espacio incalculable. Mi mirada se disuelve cuando intenta dar captura a algo. El cielo me encierra y el suelo me agarra. Huyo y permanezco. Soy un pez en el agua. No estoy hecho para habitar aquí. ¿Cómo he llegado a parar a este lugar?, ¿dónde está el dueño? Necesito ayuda. Aborrezco este sitio. Los que habitan en este lugar no se cansan de repetir y hacer una y otra vez el mismo cometido. ¿Por qué he nacido aquí? no acabo de adaptarme. El pueblo se mueve como una gran máquina, no cuestionan nada, sólo obedecen. Están encadenados a esta forma de vivir inhumana. Estoy harto de este lugar, cuando intento realizar una actividad propia de mi naturaleza, alguna actividad para entretenerme, la ley me lo prohíbe, ¿Qué clase de ley ampara esta tierra?, ¿qué cruel parásito ha podido establecer tales normas? Gente por doquier que acepta estos rigurosos contratos y otros tantos que se quejan, pero todos sabemos que lo que quieren es conseguir el poder y procurar nuevas leyes, nuevas y sucias leyes para hacer surgir, otra vez, personas pobres que quieran cambiar la situación. Un juego infinito de ignorancia, ¡qué divertido! Y, ¿qué pinto yo aquí? he oído que una persona ya vino a este mundo por equivocación, fue nuestro viejo amigo Rousseau. Estoy segurísimo que él también veía una fácil solución a este panorama. Él en sus circunstancias y yo en las mías, ¿por qué no vivir? En muchas otras reflexiones hago uso de este verbo tan oído y siempre mal utilizado. Vivir es vivir, y aunque suene tautológico, es así. La humanidad no vive, la humanidad cree vivir. Vivir es estar en un estado natural. El hombre es bueno desde que nace y bueno aunque crezca. El hombre es bueno desde tiempos de Siracusa y bueno en tiempos de Hitler, pero se hayan enterrados bajo la piel de un animal. La violencia, que ha manchado de rojo carmesí este lugar que hoy me aprisiona,
  • 27. brota desde nuestro feo pero compartido interior. Nuestro gen animal ha expugnado nuestro estado natural de vida. Ha ganado todas las batallas de todo hombre que ha pisado esta tierra, exceptuando una minoría que se puede contar con los dedos de una mano. Un virus que ha arrasado generaciones y generaciones y que hoy, aun camina entre nosotros. ¿Por qué queremos más y más?, ¿por qué nunca tenemos suficiente? La solución es tan sencilla como valorar lo que cada uno tiene y vivir pacíficamente. Me resulta repetitivo esto, y me imagino que como yo, ya lo habéis oído muchas veces, pero, ¿alguna vez habéis comprendido lo que realmente significa?, ¿lo que significa vivir? Debéis estar continuamente conscientes, despiertos. Estar lúcidos en cada acción o en cada estado en que os encontréis. No debe existir la violencia si cada uno cuida de sí mismo y acalla la voz que resuena en su interior. La ley no puede hacerlo por vosotros. Si dejáis este deber tan necesario en manos de la política nunca dominareis la bestia que lleváis dentro, nunca dominaréis vuestro estado emocional. Seréis animales. Doy por supuesto la existencia de una educación continúa desde que una persona viene a este mundo hasta que se marcha. Son los ingredientes para una vida justa. La política no debe existir en esta forma de vida o, por lo menos, no tan desmedida como la que hoy vivimos. Todos hemos visto con nuestros propios ojos que las mismas personas que establecen y hacen leyes se corrompen tanto o más como cualquier otro. ¿Por qué? El virus no es inmune a nadie y afecta más profundamente a las personas que tienen en sus manos el poder. El poder corrompe, es cierto, corrompe por no intentar mirar de frente lo que somos. Coged un espejo y miraos a ver qué veis. Muy pocos habrán mantenido con vida a ese ángel tan gracioso que aparece sobre el hombro de todo humano. Os habéis convertido en demonios, ¿no os veis? La vida sería muy fácil si dejarais de dar tumbos equivocados en caminos erróneos. Y, ¿por qué se dice con frecuencia que el 27
  • 28. hombre busca la felicidad? Si eso es cierto… os confieso que aun os queda mucho para conquistarla. La mitad de todos vosotros vais en dirección contraria. Nadie os tiene que decir dónde encontrarla, pero sí os doy un consejo: libraos de la bestia que lleváis dentro. Al ser consciente de todo en cada momento sabréis qué es lo que está bien y qué mal. Vale, es cierto, conforme avanzo en mi discurso no paro de toparme con dificultades pero que, intentaré dar mi mejor pensamiento sobre ellas. ¿Qué es eso del bien y eso del mal?, ¿existen acaso? Sé que se ha hablado mucho sobre ello, pero, para mí es tal y como lo definió Freud: el bien es mi lado consciente y el mal surge del inconsciente. Con el “yo” consciente en todo momento veremos el horizonte cada vez más y más alejado, la realidad más nítida. Un espacio más amplio donde poder dejar volar el Imaginio y atrapar el más allá. Nuestro planeta no es tan distinto a ese imaginado paraíso, pues vivimos en él, pero nosotros mismos lo corrompemos. Tenemos los recursos necesarios para vivir todos, pero, ¿por qué están tan mal distribuidos? Pues más de lo mismo, son los animales quienes reinan esta selva. No sé en qué momento la evolución nos dotó de razón, pero, ¡maldigo aquel día! Es cierto que el “ello” amenazará continuamente nuestro estado de paz natural, pero es que si sólo funcionáramos haciendo el bien no existiría el libre albedrio. Es necesario poseer a la bestia para conocer la libertad. Cuanto más te cuesta alcanzar una meta, más la disfrutas y más la saboreas. Nuestra felicidad se alzará gloriosa cuantas más batallas ganemos al “ello”. Nada proporcionado por el inconsciente se hará llamar felicidad, sino que lo haremos llamar placer. Será placer porque saciará la sed de nuestra eterna voluntad de vivir. Por tanto, el placer nunca será felicidad, sin embargo, la felicidad sí traerá placer. Pues al sentir felicidad satisfaremos nuestra sed, no la del inconsciente, sino la plenamente consciente. Ya lo vemos en los enfermos y que están, sin embargo, respirando una profunda
  • 29. felicidad. Y, a todo esto, ¿Qué es la felicidad? Algún día quizás me atreva a postularlo. Hoy, de momento, diré que es el estado más cercano a la verdadera libertad. Libre de toda voluntad de vivir. La felicidad es el aceite que necesita el engranaje para hacer girar las ruedas de nuestra vida. Pero las ruedas solo empezarán a moverse en un estado natural consciente. La felicidad no es, como muchos la etiquetan, el fin último que todo hombre aspira a tener. La felicidad es el movimiento de las ruedas y, en la actualidad, se encuentran oxidadas. Con la felicidad nuestra vida girará gloriosamente. Es más bien, el resultado del ejercicio por vivir de forma tranquila, satisfecha, hecha. Quien busque la felicidad nunca la encontrará, es algo de lo que ya se ha hablado mucho, aquello que se busca, nunca se encuentra. La felicidad debes encontrártela. No como una moneda de cinco céntimos tirada en el suelo, sino la felicidad te recibirá cuando sea justo encontrarla. Tu labor de momento es vivir, y si lo haces como realmente intento decir, te darás cuenta de que la llevas cogida de tu mano. Quizá te quedes mirándola y desaparezca. La felicidad es muy tímida. Te acompañará cuando sepas (mirándola de reojo) que está a tu lado, no cuando la intentas coger y arropar. Aparecerá, entonces, cuando hagas lo que debes hacer: vivir. Surrealismo Narro desde aquel sentido más efímero que transporta mi vida a otro mundo. Un soplo de aire que recorre suavemente la piel de mi mundo tiñéndola con una gruesa y consistente capa de imaginación, pero siempre por un instante. Al rato desaparece y vuelvo a la vida de siempre. Sin embargo, me ha bastado ese mínimo momento para replantear y deliberar el sentido real de mi vida, el camino que deseo seguir. Walter Benjamin quizá lo definió como una “iluminación profana”, un estado de embriaguez. 29
  • 30. Antes iba por un camino que, sinceramente, no sé muy bien donde iba. Tampoco veía nada a lo lejos porque me tapaba gran cantidad de gente que caminaba conmigo e impedía que viera más allá de mi propia nariz. Ahora sé que ese camino iba inexorablemente condenado a la muerte. Pero, centrémonos en lo que realmente me ha traído a este papel. El motivo no es otro que ese instante que me hizo transformar todo lo que yo creía ser, por lo que voy a intentar explicar de la mejor forma posible, mi renacer. Las noches de invierno suelen transmitir tristeza, en su oscuridad se ven las sombras del miedo y el silencio se mezcla con el terror. El desasosiego sucumbe al amanecer, pero, ¿qué pensamientos quiebran la sensibilidad humana mientras nos resguardamos de la noche? Aquello que está en la mente es el mal y del mal surge el miedo. De esta forma, respetamos la oscuridad que trae las noches hasta el final de nuestros días. Pero no nos quedemos con el detalle del mal, quiero saber cuál es el motivo por el que surge inconscientemente ese terror que nos hace imaginar un ente que nos arrebata la libertad. Es decir, ¿Por qué la mente nos recrea males? ¿Si no existiera el mal, tendríamos pensamientos cómo tales? Es una pregunta interesante, pero no quiero perderme por el camino todavía. El causante que nos implanta en la mente ese innegable mal es la imaginación. Y, observamos, cómo es posible imaginar sin pensar, pues de forma racional sabemos que en los bosques no hay criaturas endemoniadas ni tampoco monstruos en el armario, pero, a pesar de ello, el miedo aparece una y otra vez. La imaginación imagina una y otra vez, aun a pesar de que la razón, herramienta de la verdad, nos testifique lo contrario. La imaginación se ha colado en las más fuertes barreras de la razón, manipulando todo principio, retorciéndolo y tergiversándolo. Aparece en todos nosotros. Surge sin previo aviso. No podemos controlarla, se crea a sí misma e incluso es ella quien nos controla. La imaginación ha venido de otro planeta
  • 31. y se ha asentado como un elemento más en nuestra vida, pero ¿por qué sólo ciertas personas la tienen en cuenta, a saber, los artistas? ¿Por qué la gente vive únicamente de la razón? Vivir así es, desde mi punto de vista, vivir en un mundo limitado, un mundo con fronteras, un mundo cuadrado, tal y como pensaban la vanguardia surrealista en ese periodo donde la gente y sobre todo la clase burguesa no sólo vivía con la razón sino que perdieron el sentido mismo de ella. La imaginación, al imaginar, no deposita en nosotros meros juicios informativos, tales como el miedo o el placer, sino que este placer o este miedo que nubla mi buen juicio de la razón lo siento como el mismo sentir de la vida misma. Tan parecido como nos contaba Jean-Luc Nancy en la forma de sentir con el tacto. La imaginación me hace tener sentimientos y éstos, me hacen rozar la realidad, palpar la auténtica realidad. No es fácil describir lo que la imaginación me ha hecho estar aquí hoy, y por tanto, reflejar en estas hojas el sentimiento que me invade ahora mismo. Mas melancólicamente escribo lo que puedo, sabiendo que es tan difícil de realizarlo como imposible, pues, cada uno es uno, y cada cual tiene una vida, un sentir, un sentimiento, una sensación, un placer, un dolor, una motivación… Pero, por otro lado, me siento alegre, pues quizá no experimentéis lo que realmente yo deseo, pero sí voy a lograr que sintáis algo distinto de lo que sentíais antes de empezar a leer, y, por suerte, un sentimiento diferente. Tan diferente como el mío. Un sentimiento que te transporte a ese otro mundo. Un mundo de ensueño. Sonreír no lo produce nada fisiológico, lo produce ese momento que estoy describiendo. Tampoco es necesario sonreír siempre acompañado, como habitualmente estamos acostumbrados. Puedes sonreír tú solo, sonreírle al mundo, tu mundo. Nadie te lo impide. Porque lo importante de esta vida que propongo es vivirla. Es hacer que tu alma viva en amor, vivir los sentidos y sentimientos que te ofrece: aprender, gozar, 31
  • 32. empatizar, apreciar… tanto lo bueno como lo malo hay que saborearlo: reír, llorar, alegrarse, temer, inquietarse, perderse. Porque la vida es verbo, y verbo significa tiempo. Nuestra vida es, por tanto, sentimientos, no racionalismo. Eso defiende André Breton, principal portavoz de lo que empezó llamándose supranaturalismo y que termino como “surrealismo”, es decir, más allá de la naturaleza. Porque más allá de la naturaleza están los sueños, está la imaginación que inventa el mundo, y está la verdadera forma en que debemos vivir para ser libres. Ahora, os voy a ofrecer otra manera de ver el planteamiento, tal y como Walter Benjamin menciona también en sus escritos sobre el surrealismo. Ese momento preciso que rompe la estructura habitual de la vida al que hemos llamado estado de embriaguez, se puede ver inapelablemente en el amor. Cualquier persona sin necesidad de encarrilar su vida por el sendero que yo propongo, puede ser consciente de la belleza del mundo estando enamorado. Una iluminación mística que abstrae nuestra alma para acercarla lo máximo posible a la de tu pareja. Dejando toda materialidad corpórea en un mundo de bárbaros mientras ascendemos y nos fusionamos con el mundo aquí descrito. Pero aclaremos algo importante, tu alma rozará el alma deseada pero jamás te unirás en uno, pues por eso existe ese deseo que siempre está potencialmente floreciendo. Pues si pudiéramos unirnos en uno, Freud no podría hablarnos del “yo”, ni del “superyó”. Se mantiene, por tanto, una tensión continua en nuestro inconsciente. Por un lado, la inagotable fuerza del “ello” por atrapar su deseo, y por otro, el persistente empeño del “yo” para que no pueda ser apresado. Un pulso de titanes que se juega entre un mundo surrealista y un mundo racional. Por eso nadie puede explicar el amor, porque se juega en otro mundo, el cual, sólo sientes rozándolo. Y las personas locas por amor son aquellas que se pierden en el intento de penetrar en ese mundo. Ese es el mundo pleno del
  • 33. surrealismo, y, desde la visión que yo tengo de él, nadie es capaz de acceder a él por completo. Si consiguiéramos penetrar en él, se rompería esa tensión. Sería como darle al bebé todo lo que exige. No os alarméis todavía. Existe una forma para calmar esas mentes con gran afán de descubrimiento: el sueño. La ventana por la que nos asomamos todas las noches para evitar el mal que hay afuera, y, de este modo, tranquilizar a la mente. Soñar, volar, imaginar. El surrealismo exige acercarse lo máximo posible a su esfera que nace en lo más profundo de nosotros. Vivir como si se tratara de un sueño epicúreo. Y de esta forma define André Breton el surrealismo: “automatismo psíquico puro mediante el que se propone expresar, sea verbalmente, sea por escrito, sea de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”, y esta última frase de Breton, puede entenderse mejor si volcamos el tema al inconsciente freudiano. Es decir, el surrealismo es ese mundo que habita en nuestro inconsciente, ajeno a toda preocupación que exige la razón (el “yo” y el “superyó”). La pequeña crítica que podría hacer de Benjamin en su texto “Surrealismo, La última instantánea de la inteligencia europea” es, que se aleja, aunque sutilmente, del verdadero mundo que marca el surrealismo. Dedicándose a blasfemar contra la burguesía que vivía en Francia en la época en que surgió esta vanguardia. Pero, evidentemente que esta tendencia subjetiva puede descarrilar y transformarse en un comunismo (como realmente pasó) pues basta con hacerse la siguiente pregunta: ¿Acaso la emancipación del espíritu no exige previamente la liberación social del hombre? los componentes más importantes del surrealismo (André Breton, Louis Aragon, Philippe Soupault, Robert Desnos, Paul Éluard, etc) lo afirmaron, y por ese motivo hago, también, una (pequeña) crítica a los propios precursores 33
  • 34. de esta tendencia. En mi opinión, no se puede mezclar el mundo surrealista con el mundo político. Pues la política está contenida en el mundo racional. Evidentemente yo formo parte de este inmanente mundo a priori, y evidentemente sé juzgar y distinguir lo justo y lo injusto, pero, no podemos crear un mundo subjetivo de magia por el que caminamos con los pelos de punta, y de pronto, encontrarte con un pilar racional político. Pues en mis sueños jamás he encontrado una balanza o un mallete. André Breton vuelca este mundo que ha creado y lo usa como arma de la revolución, o como él dice: “hacer una política poética”. Y ahora se pregunta acertadamente Benjamin: “¿cuál es el requisito de la revolución?, ¿lo será el cambio de la mentalidad o el exterior de la situación?” Y con esta pregunta, dejo abierta a cada uno la resolución del problema. Ees decir ¿cambiar la mentalidad y conquistar cada uno su mundo de amor esotérico, o cambiar el mundo mismo en el que vivimos y transformarlo en la idea de nuestro sueño?
  • 35. II DISTINTOS MOMENTOS DEL ALMA Un día apagado ¿Cuál es el verdadero sentido de nuestra vida, de la vida de cada individuo? El sentido de cada persona que se lo pregunta a sí mismo. Y, ¿el sentido de la naturaleza?, ¿y el sentido de la historia, del hombre, del mundo y de la realidad? ¿Qué cosas viven y debemos expresarlas comúnmente y cuáles viven aisladas? ¿Aisladas de qué, de la vida? Yo diría que lo único que vive para sí mismo es la naturaleza, y la realidad, el mundo y el hombre forma parte de ella. Entonces, si yo soy naturaleza, ¿es naturaleza fuente de dolor? ¿Por qué, si ya has conseguido mi soberanía, me castigas con todo tu poder?, ¿qué soy para ti, acaso tu mascota? ¿Por qué me atas a tu ritmo de vida si moriré a mitad de camino? ¿Hago bien en preguntarte si es un sacrificio pender de toda tu voluntad, o es acaso un milagro? El mundo me aplasta en cada suspiro, y con cada suspiro alimento la atmósfera de pensamientos, pensamientos acerca del mundo. ¿Qué soy yo, y por qué lo soy todo? ¿Vivirás el tiempo que dure mi vida con el afán de esclavizarme? mi vida es mía, —¡atrápame si puedes!—Pero ten cuidado, no vayas a perseguirme hasta mi final y caigas tú también en uno de los Caprichos de Goya. ¿Y a ellos?, ¿por qué los mantienes engañados? ¡Reconocedlo de una vez! No sois más que polvo en
  • 36. una vida cuyo protagonista no es nadie. La omnipotencia se quiere inquebrantablemente así misma. Somos juguetes. Unos juguetes que a veces se creen felices. ¿Por qué seguís buscando la felicidad, acaso no os habéis dado cuenta de una de las leyes principales de esta vida? todo aquello que se busca nunca se encuentra. La felicidad es el camino mismo de una vida en ti mismo. Tu presente es el guión de tu vida, y debes direccionarla donde tu espíritu te permita. La naturaleza es tu enemiga, la experiencia es tu enemiga. ¿Por qué duele tanto la vida? porque la naturaleza te ha preñado de ella misma. Tú eres naturaleza, posees su germen, su semen. Utilicemos su propia arma contra ella misma. ¡Liberémonos! Haz libre tu conciencia. Gánale la partida a tu inconsciente y podrás saborear el buen sabor del placer y, de nuevo, del dolor. Dolor. Dolor. ¿Cuál es el sentido de mi vida? el dolor. ¿A quién intento engañar? El único consuelo que me queda es pensar que estoy palpando el límite de la tranquilidad. Oigo el silencio detrás de la pared, lo único que me queda es encontrar la puerta a mi libertad. Es agotador vivir buscando una puerta que no existe. Estamos encerrados en este mundo. Nuestro error innato tira de nosotros hacia su fuente natural de voluntad, pero, desgraciadamente, no es una apertura hacia algo físico. Nuestro error nos abandona con nuestra muerte. Nuestra voluntad se une con la madre naturaleza. La vida es grato compleja, pero no queda más remedio que afrontarla. Quien lo afronte pierde el miedo y, aunque no encuentre puerta, su vida será la estela que deja a lo largo de una búsqueda de algo que será, no en vano, la excusa de buscarse a sí mismo. ¡Dejad, pobres inútiles, de seguir al rebaño! ¡Vivid como sois, vivid como queréis ser, vivid como os gustaría ser, vivid, por favor, vivid! El gran problema de la humanidad sois vosotros, sois la carroña de la naturaleza. ¡Ay! Si tuvierais mis ojos, pobres títeres de la ingenuidad. ¡Qué progreso más pésimo ha logrado este mundo en tan poco tiempo! Ignorantes por
  • 37. doquier. Vuestro peor castigo sería ver el mal que habéis hecho a esta vida que me ha tocado vivir. Pobres víctimas de la naturaleza, me recordáis a los cerdos, personas instintivas que ensucian y les gusta vivir en la suciedad. “No pocos quisieron expulsar a su demonio fueron a parar ellos mismos dentro de los cerdos” Así lo dijo Zaratustra y así lo digo yo. No predico desde arriba, lo hago desde abajo. Luchando contra la naturaleza y, por supuesto, también contra vosotros. Refugiándome en mí mismo, pues el resto está corroído, corrupto y asqueroso. Aun me pregunto cómo he dejado entrar la televisión a mi santuario, mi hogar. Supongo que demuestro que soy de carne, hueso e instinto como vosotros, pero yo lucho. Lucho por no ser eso en lo que os habéis convertido. Patéticos. Hoy mi vida está aquí. No puedo seguir pensando en la antigua Grecia ni en la Alemania moderna. Cada filósofo que admiro se quedó en su época. No puedo seguir intentando escribir como ellos. Hoy mi vida es este presente, y, por desgracia, con vosotros. De hoy en adelante seréis protagonistas de mi filosofía, será lo único digno que os pasará en vuestras vidas. No me lo agradezcáis, ya os lo agradezco yo, pues sin vosotros en mente no habría podido escribir esto. Hoy empieza una nueva época, un cambio de pensamiento. Empieza mi pensamiento, y no soy arrogante ni mucho menos, pues no escribo para vosotros, escribo para mí. Precisamente antes os he propuesto utilizar las armas con las que nos han preñado para luchar contra la naturaleza misma. Pues bien, realizaré con gusto mi propia petición. Soy portavoz del mundo. No soy Schopenhauer, soy el germen de la naturaleza luchando contra ella misma. Soy el héroe de mi vida. Mi pensamiento es mi huida y mi huida es mi camino, el camino de mi huida feliz. Y soy feliz porque soy yo. No me etiquetéis como nadie, sino como yo soy. Tomad de mí lo que mejor os venga a cada uno. Yo tomo muchas cosas de mucha gente, pero no imito nunca a nadie. Imitar es vivir en una vida sin sentido. 37
  • 38. Recorrerías un camino que no es el tuyo y cuando quieras darte cuenta, verías que has perdido lo más valioso de la vida: el poco tiempo que nos deja la naturaleza. Yo picoteo lo más útil de aquello que mejor me parece. Esto de aquí, esto de allá. Es sabio y lógico realizar tal tarea. No sólo almacenar cosas útiles, sino también aprender de los demás. Nuestra alma no deja de formarse, cuanto más bien le suministres, más abierto tendrás el horizonte para buscarte, paradójicamente, a ti mismo. Es un camino que consiste en encontrar lo más valioso de ti, y, gracias a nuestra naturaleza, este camino es infinito. Un recorrido a imagen y semejanza de la naturaleza. Pero no nos debe agobiar que nuestro camino se presente como infinito y nuestra vida se apague a la mitad. El tiempo es la virtud de la naturaleza, y como tal, es lo más preciado de esta vida. La muerte es el final de tu camino. Pero, ¿por qué llorar? ¡Agotemos hasta el último segundo que nos han regalado! Cada paso en tu camino es una hazaña, es progreso. Cuanto más avanzas más orgulloso estarás de ti mismo. Es un camino de autoafirmación. Tu realización como deseas vivir. Sólo cuando echas un vistazo atrás puedes ver a los cerdos. El tiempo te persigue. El tiempo se acaba traduciendo por dolor. ¡Afróntalo! Consúmelo realizándote, de tal manera que nunca te arrepientas de lo acaecido. Lo hecho, hecho está. Nunca desees cambiar algo de tu vida. Ama la vida de tal manera que quieras que se repita todo igual que ha sido. El dolor se produce cuando intentas transportar los segundos de tu vida a aquello que más valoras. Aquello que, inexorablemente, va condicionado por tu creadora y tu destructora. Vive viviendo. Vive sin dejar que tu naturaleza te incomode por cada acto que realices. Vive queriendo que tu vida se repita una y otra vez. Vive sin preocupaciones. Vive y jamás te arrepientas. La muerte llegará, si te entretienes es cuando lloras. Cuando lo recorres libre de ataduras, afirmando la vida, la muerte será tan sólo el colchón en donde descanses. Porque el camino no llega a ningún lado, su recorrido es lo bello.
  • 39. La felicidad es el viaje. Tu muerte es el final y, por tanto, habrás llegado a tu destino, habrás llegado hasta el final de tu viaje. Nadie empieza un viaje si no es para llegar a un destino. Disfruta del trayecto afirmando cada paso, dejando la marca de tu huella. Echa un vistazo a tu huella y obsérvala con vehemencia. Da igual el sentimiento que te reporte cada una de ellas, debes decir sí a la vida para llegar lo más lejos posible de tu camino. Cuanto más avanzas más amas la vida. Derrotas al miedo y aguantas el dolor. Un día encendido Soy como una persona cualquiera ¿no?, a veces mi pluma escribe amor, otras veces incertidumbre, otras veces lágrimas e incluso he escrito párrafos con sangre. En el punto anterior de este capítulo mi pluma se abrió camino por la tristeza de un día poco soleado, una noche poco estrellada, o más bien nada estrellada, un día en el que todos os fuisteis y me dejasteis solo con el peso del mundo. ¿No os ha pasado a vosotros? Bien, hoy es un día relajado, relajémonos todos ¿Qué es lo que nos depara hoy?... He untado mi pluma en una gran jarra de cerveza, ¿por qué no le dedicamos unas palabras a una de mis cervezas preferidas? Voll-Damm, para ti va. Revirtamos ese largo proceso de elaboración de la beer, y hagamos otro largo proceso de degustación. Una serie de preguntas guiarán nuestra narración, ¡Que empiece la filosofía Voll-Damm! Por cierto, no os voy a mentir, puede que ahora esté acompañado de una de las mejores cervezas, pero mi mente ha resucitado el vivo recuerdo de unos de mis mejores amigos y, por supuesto, también de mi hermano. Estas palabras también van para vosotros. 39
  • 40. ¿Doble o nada? Páusate por un instante, deja que los demás te adelanten, tu vida se ha tornado a una competición. ¿De verdad quieres avanzar por el fluir de la manada?, ¿Qué piensas que hay al final de la carrera?, ¿Acaso tu sano juicio te permite ver un final? Donde la vida se nos muestra como infinito y tus iguales corren despavoridos buscando castillos en el aire, agárrate a tu voluntad, destroza los preceptos, crea tus valores y vive como nunca has pensado vivir. Incorpora tu individualidad a tu mirada, eres algo más, necesitas algo más, tus pisadas te han traído hoy aquí, y ahora, más que nunca: doble o nada, ¡hazlo sin arrepentimientos! Atrapa tu libertad por ese viaje sin final, porque lo bueno de vivir no es avanzar, sino la perpetua creación de la voluntad de poder que ansía en tu interior, con el riesgo que supone perderlo todo pero, también, con la absoluta ambición de realizarte y vivir siendo lo que realmente has querido ser. ¡Arriésgate! o perderás todo sin intentarlo… Doble o nada. ¿Lugar? No puedo deciros con exactitud dónde disfrutaría más de una auténtica cerveza como ésta a la que hoy nos estamos refiriendo, porque la cerveza lo único que me va a proporcionar va a ser la guinda de un día auténtico. Puedo tomarla recién ascendido una montaña, donde no sienta los dedos por el frío que hace. Puedo tomármela en la arena de la playa contemplando el infinito. Puedo incluso degustarla un día en que lo único que salga de mí sean lágrimas de dolor. Porque lo que importa no es el dónde, sino el por qué. Yo no recorro todos los
  • 41. Alpes para llegar y tomar una cerveza, una estúpida cerveza. Yo me bebo esa cerveza porque estoy saboreando el sudor y esfuerzo de recorrer toda esa proeza. Al igual que cuando voy al bar y me las tomo con mis colegas; esa espuma que se queda sobre mi labio superior es el auténtico sabor de una tarde con los míos. Cada cerveza sabe diferente y su sabor, por tanto, podríamos traducirlo al sentimiento que nos sumerge en ese instante. Voll-Damm, ¿una cerveza o un sentimiento? ¿Canción? La música nos adentra directamente a lo más profundo de nosotros y allí, en ese lugar donde viven nuestros más íntimos secretos y nuestros más escondidos deseos, se mezcla y reacciona con las melodías del exterior. Su unión refleja lo que somos: la viva imagen de nuestra niñez transportada mediante arpegios y armonías a la máxima libertad. Un idilio que te abre nuevas posibilidades, nuevos caminos. Los acordes diezman tus necesidades y tus deseos se calman. Tu cuerpo transciende en una burbuja recorriendo todas las claves musicales proyectando tu alma al sendero más sublime: el de la felicidad. Sin duda esto es lo que siento escuchando a Vivaldi en Las cuatro estaciones. No 2 In G Minor Rv 315 Summer I Allegro Non Molto por Itzhak Perlman. En cada barra Siempre tú, vividora y alegre como siempre, Tan elegante, asombrosa… Extraordinaria. una sensación de euforia que atraviesa mis entrañas. consigues darme fuerzas en todo momento, luego te acabas y me dejas solo... De ninguna forma podría agradecerte, 41
  • 42. todo cuanto has hecho por mí, queda presente. Con cada trago mi cuerpo vuela, Con cada jarra mis temores se esfuman, contigo para las buenas y contigo para las malas, te bebo por egoísmo pero también porque te quiero. Te lleno de nuevo para perder la cabeza, te bebo de nuevo para recuperarla. Despertaste en mí sinceridad, una ilusión. me has apoyado en todo, nunca me has fallado. Dulce en alegrías, doble malta para las malas, Pero en todo momento te noto a mi lado. Desprendes un dulce aroma cuando me besas Por no mencionar el sabor a miel que me dejas. Surcas agua, tierra y aire para estar a mi lado, te busco en todas las barras te bebo, te engullo, te lleno, y repito. Si supieras cuanto te amo nunca me dejarías con el vaso acabado. Y es que cada vez que te agarro Tú me transportas a otro lado. Necesito cada vez más de ti, pierdo los papeles cuando estás en otro vaso. Sé que solo me quieres a mí ¿Por qué te divides y me dejas solo? Te recupero por el día, desconozco lo que haces por las noches.
  • 43. Me mientes y me engañas y aun así te perdono y te adoro. Mi amor es una locura, Tu sabor me vuelve loco. ¡Oh! amor de mis sueños, ¿es esto lo que llaman trastorno? Yo lo llamo Delirium tremens. 43
  • 44. III LA LIBERTAD SE LLAMA VIDA El origen del presente No se puede saber con certeza cuándo vino por última vez al mundo una persona humana, ya que tampoco se puede saber en qué momento el mundo dejo de ser “mundo”. Desde que nacemos nuestra vida recorre un camino guiado a merced de unas costumbres y tradiciones que poco a poco han adoptado formas de obligaciones e imposiciones. Nacemos siendo teledirigidos y crecemos bajo la forma de un molde sin ninguna libertad de alcanzar nuestro propio camino. La historia ha forjado nuestro destino despojándonos de una sabiduría que nunca conoceremos y anclándonos por completo en un conocimiento que se ata y se justifica en lo que hemos llamado <<principios>>. Nos creemos dueños de la realidad, nos creemos ganadores e ilusos soñadores de vencer lo natural, y aunque la naturaleza nos sacuda una y otra vez con el fin de demostrar que seguimos siendo meros turistas en una tierra ya conquistada por la libertad, seguimos empeñados en controlar, masificar y explotar todo lo habido y por haber. El resultado de esta desdicha humana nos lo ofrece Foucault distinguiendo las relaciones de poder, el biopoder, etc. Pero lo que yo quiero dilucidar aquí es el origen de este sendero que nos conduce directamente a una manipulación de personas desde que nacemos hasta que morimos. Quiero imaginar que lo que
  • 45. estamos viviendo: nuestro presente, nuestras vivencias, es decir, el “Dasein” que introdujo Heidegger, nuestro “estar ahí” podía ser fácilmente otro. ¿Por qué creemos que lo natural de una persona es formar una polis y avanzar tecnológicamente? ¿Por qué creemos que es indispensable llevar todos un teléfono móvil en el bolsillo?, ¿por qué creemos que las guerras son inevitables? Para concretar todo lo que me viene a la cabeza resumiré preguntando: ¿por qué asumimos cosas que podían haber sido de otra forma (y no saber siquiera de su existencia), pero que, sin embargo, las acogemos y las empleamos como forma esencial de una vida humana? ¿Qué mierda nos han metido en la cabeza, y disculpen la expresión, para llegar a pensar que si tienes sobrepeso no puedes ser feliz, si eres un enano no puedes ser feliz, si eres negro no llegas a ser siquiera una persona, etc, etc? a esto lo llama Foucault “la microfísica del poder”, pequeños matices que dibujan nuestra sociedad. Una sociedad que no sabe el por qué de su existencia, pero la naturaleza, en cambio, sí lo sabe, todo ser humano está aquí para vivir: “carpe diem”, “hakuna matata”. Olvida lo que te han enseñado, apaga la televisión, desgarra el raciocinio que circula por tus venas, haz del poder una fuente de producción y vive sin moldes que te guíen. Absórbete en tus fantasías, arráncate las orejas como Van Gogh para no oír los murmullos que inevitablemente vas a oír, porque cada vez estoy más convencido de que son los locos los que mejor viven, ya que “ahogar la locura es como intentar tapar y ocultar con un dedo el sol”. Adiós Gea, Adiós. Nubes de aire vacío, precipitan gotas de sangre, hoy el cielo esta amarillo arde la luz de la tarde. 45
  • 46. El tiempo está perturbado: el viento ruge y avanza deja todo devastado mas luego el mar descansa. Con miedo la luna mira el desastre ocasionado mientras Marte hace cuentas de las oportunidades que nos ha dado. Nadie queda sorprendido de lo ocurrido hoy en Gaia, madre naturaleza ha muerto la batalla queda finalizada. Tristes verdades presentes nos dejan buenos recuerdos pasados, ahora sólo puedo agradecerte y esperar mi futuro adecuado. ¡Cuánta pena ¡ y ¡cuánto lloro! Hoy todo ya se ha acabado… Mis lágrimas derraman dolor, tristeza y estos versos mutilados. El ciclo de la vida La naturaleza nos sigue como nuestra sombra, posee un poder descomunal y nunca desaparece. No duerme, se mantiene despierta observándonos vivir, elige al azar donde reposar su colmado poder, es decir en el cambio. La vida avanza, es continua y sigilosa, pero otras veces atropella y desgarra. La naturaleza agita, nunca se pausa, hace cambiar todo lo que le
  • 47. rodea, crea y destruye. Somos seres que pasan fugazmente por sus posibilidades e imposibilidades, su credibilidad y el engaño, acariciamos sus verdades olvidándolas en el letargo. A veces encontramos algo de razón pero perdemos la sensibilidad que nos mueve y nos precipita una y otra vez al error. La razón suele durar menos, preferimos andar sobre acolchado y responsabilizar a Dios de nuestros errores. No es error lo que nos atormenta cada segundo de nuestras vidas, se llama naturaleza, ella nos sigue hasta caer agotados en su lecho de muerte. Todo sucede porque no puedes exigir al cambio que deje de cambiar. Nos constituimos al mismo tiempo en que la vida está ahí. ¿Dónde se apoya la eternidad, dónde acaba el espacio, qué día y de dónde surgió el caosmos? Un brebaje aristotélico entre el caos y el cosmos: Creación y destrucción, perfección e imperfección. Si por lo menos existiera el tiempo cerraríamos muchas preguntas pero, ¿acaso puedes asegurar que el tiempo existe? Plotino quiso por todos los medios ascender de cualquier forma: mística, intelectual, ousiológica a la unidad completa que da origen y nombre a nuestra realidad, simplificándola en lo que él llamó Uno. El Uno es la intención de definir una realidad inteligible compuesta por tres hipóstasis: el uno, el nous y el alma. Muchos siglos nos separan a Plotino y a mí, pero el interés por dar sentido a lo que nos rodea es el mismo. ¿Qué hubiera corregido Plotino de sus escritos si se le entregara la teoría de relatividad junto con la paradoja del gemelo? En fin, no conseguiré nunca una respuesta cuando ni si quiera sé qué preguntar. Como muchos más de vosotros, me siento atrapado en el ojo de un huracán, dando vueltas y formulando preguntas para cosas que dejan de ser al instante lo que eran, convirtiéndose en interrogantes vacíos, realidades ilusorias, que se concentran en mi interior provocándome miedo por lo desconocido. El pavor reina en la vida terrenal y por eso tuvimos que inventar la celestial, tan solo para calmar nuestro continuo estado de 47
  • 48. tensión acerca de toda la perfección que nos rodea. Pero mi camino no es inventar mitos salvadores ni principios que solventen nuestras dudas acerca de la realidad. He decidido cerrar esa ruta que alivia el tenso malestar del ser humano, tenemos que derrumbar esos muros que siempre rodearon nuestras ciudades por miedo a un enemigo que muchas veces era ficticio. Debemos aceptar lo que somos y dejar de aislarnos. Si quieres vivir con miedo toda tu vida prefiero que te cortes las venas, porque esta vida debe ser como nos está diciendo la naturaleza que lo sea. El ciclo de la vida es el corazón que bombea la sangre para que este mundo pueda seguir en pie, o mejor dicho, pueda seguir flotando en el aire. Lo que hay ahí fuera es tan inmenso como inexplicable, pero nosotros nos seguimos obcecando en explicar todo, conceptualizar todo, darle sentido a todo e inventar historias y quimeras para dejar de temer aquello que únicamente es en este conjunto de seres. ¿Qué puedo decir de todas esas nebulosas y constelaciones que se reflejan en el espejo de mi telescopio? ¿Acaso tengo autoridad para decir algo sobre ellas que no sea que lo único que sé es que son? El miedo ha creado esta vida que creemos vivir, una vida cuyo mayor enemigo es la muerte. Mi camino no lo hace mi razón sino mis piernas, y allá donde me lleven aflorará una hilera de huellas que servirán como testigo de mi odisea en una vida no elegida de ante mano, ni decidida por mí ni por mi carga racional y ni mucho menos por mi deber ni el imperativo categórico, mi estela estará constituida por la libertad de una vida otorgada por lo natural y vivida desde el sentir de una paz perpetua hasta la necesidad de morir. Allá donde no resida resquicio humano iré, tomaré el lugar, y si el paso del tiempo golpea mis frágiles paredes irracionales, entonces inventaré una nueva vida humana en aras de no caer en un profundo tedio. De mis palabras surcan profundas ramas con un carácter que oscila entre la perpetuidad del tiempo eterno y la ambición de
  • 49. caer estrepitosamente al epicentro de la locura. Nadie es capaz de seguir con una pluma sus pensamientos, siempre acabamos parando para reflexionar y así alcanzar la madurez en los textos. Mi intento desenfrenado por plasmar lo que acaban siendo mis trastornos psicóticos aterrizan en una fuente de delirio que roza la absurdez pero quién sabe si también la maestría. Mi mundo se forja en un tiempo distinto al vuestro, mis transcursos momentáneos aspiran a veces a una megalomanía inspirada por un instante perecedero. Todo está por hacer, del pasado sólo se puede recordar pero del futuro se puede vivir. El presente se evapora como quien pasa de diez a veinte sin pasar por quince. Pero aun así, el reloj marca el ahora, y segundos más tarde, vuelve a marcar el ahora, y horas más tarde vuelve a marcar el ahora. El ahora grita desde todos los rincones donde habita una mísera persona humana. Mi ahora, su ahora, nuestro ahora… pero ¿Cuál es el ahora del tiempo? ¿Por qué representamos el tiempo como una raya sin principio y sin final? ¿Qué es el ahora sino un conjunto de erróneos pensamientos creados por el hombre? hay que borrar de una vez por todas la noción que tenemos del tiempo de nuestros arraigados principios. Pues el tiempo no es ninguna raya infinita dibujada en una pizarra, hemos llamado tiempo a lo que tarda la Tierra en girar sobre sí misma, y lo que tardamos en dar una vuelta al sol. Pero ¿qué hora sería en este ahora si viviéramos en Saturno, las 907 y media? No os dejéis caer en los profundos equívocos que se han ido incorporando en el ser humano desde su nacimiento. El tiempo está a vuestro alcance, sin embargo, el cambio, está en manos de la naturaleza, pero tu vida, tus pensamientos, tus delirios, tu espacio, tu tiempo, a fin de cuentas, tu libertad, está siempre en vosotros. Cada persona vive de su contexto y no saldrá de él a menos que rompa y huya de toda presión ideológica y cultural que ha depositado su breve historia por su cuerpo. Vivimos en un universo vivo donde su presente es tan latente como nuestro 49
  • 50. subconsciente. Nuestro ahora se caracteriza por otorgar un sentido al universo. Los secretos que arrancamos a la naturaleza generación tras generación nos hace jugar con la ciencia e inventar más caprichos para la vida humana. La tecné o técnica con el que el hombre nace y profundiza creciendo se convierte en una revolución que avanza más rápido que la propia apercepción de asumir nuestra carrera por el atontamiento, es decir, siempre descubrimos más rápido de lo que asumimos. A menudo me llegan críticas por mi forma de pensar y yo respondo: No te conformes con lo que de este texto se puede o deja ver e interprétalo según tu forma de ser, ya que cada uno lee siempre lo que quiere leer, al igual que oye lo que quiere oír, yo os invito a la libre interpretación de estas palabras, pero sin olvidar el sentido último que intento subrayar. Yo no impongo ninguna marcha militar pero quizá sí una revolución, la revolución del Ser-en-el-momento, donde queda recogida la actividad del ahora de todos nosotros. No sobra ninguna forma de ser, todo comportamiento se deja ver a trasluz en esta filosofía, el único deber es la autoconsciencia por el desbordamiento de la fantasía, algo así como la consciencia de un niño. No me dirijo a ninguna referencia en particular ni me dejo quemar en la apuesta por ninguna idea, tengo asumido que las ideas vienen y van, si se dejan tocar es a tientas y desaparecen con la universalidad. Soy nómada en principios y visionario en creencias, soy defensor de todos ustedes en cuanto afirméis, degustéis y disfrutéis lo que sois. Pero aun después de todo, tengo la impresión de no aclarar bien el sentido que me gustaría darle a mi pensamiento, no pretendo parafrasear a ningún Nietzsche ni tampoco a Heidegger, solo pretendo dar sentido a la vida, no en general sino en multiplicidad e individualidad. Pero lo primero que debemos hacer es aceptar algo que cuelga de nosotros como la etiqueta de todo producto, un requisito que nos transporta a esta vida y que hemos olvidado: somos unos artículos de la naturaleza, vivimos bajo sus
  • 51. leyes dejándonos únicamente la posibilidad de adherirnos a ella, es decir, vivir como seres naturales para ser seres humanos. No somos lo uno sin lo otro. Si actuamos sólo en autoridad de lo segundo (seres humanos) sin ninguna sumisión natural, dejaremos un panorama histórico marcado por el poder y la codicia, la guerra y el hambre, la esclavitud y la burguesía… exactamente una descripción de nuestra historia y de nuestro presente. Por esta razón, creo que se me considera ser un hombre no luchador, un hombre apolítico, un hombre que no se defiende, que se conforma, y al contrario, yo lucho e incito a que se haga, pero toda esta serie de cosas pasan antes, como he dicho, por una autoridad que no podemos esquivar, un pilar que debemos asumir, antes de ser humanos somos seres naturales. No he explicado en su totalidad que significa esto, pero para aquellos que me consideran un antiliberal o Dios no quiera saber con qué más cosas me identificáis, he de adelantarme a mis razonamientos y haceros ver que sin antes reconocernos como realmente somos, sin antes reflexionar y filosofar sobre nuestro ahora, no podemos salir a la calle y encerrarnos en arcaicas ideas y acabar librando unas guerras originadas siempre por incompetentes que no pueden ver más allá de su nariz. Si esa guerra se dirige a mí y de ninguna manera puedo seguir en mi tranquila casa, saldré, emigraré y viviré en otro lugar. Buscaría más seres naturales en esa otra zona para que me ayudasen a empezar en ese nuevo lugar mi nueva vida. Sin embargo, aquellos seres humanos que se ven afectados por una guerra (revolución o cualquier otro conflicto) pero pertenecen a esa clase de personas que viven bajo la ilusión de ser los portadores del planeta y la naturaleza, los que creen haber derrocado a su origen y haber conquistado una libertad plena, son, sin ellos ser conscientes, los más castigados por la naturaleza. Estas personas (aquellas que se vean afectadas por alguna índole aquí señaladas), saldrán incrédulos a defender su morada, creyendo que su casa vale más que su propia vida. O que su dignidad vale 51
  • 52. más que su propia vida pero que, terminará perdiendo al mismo tiempo su casa, su vida y su propia dignidad por aceptar y luchar en una guerra provocada por unos seres humanos con muy poca naturaleza. Es decir, personas que carecen del sentido de la vida, originando una lucha por personas que se creen libres pero que no lo son. Acabarán luchando en guerras ajenas. La cruel realidad es que están siendo castigados duramente por ella. Aquellos que no la escuchen serán castigados más duramente, endulzando sus actos con un veneno que hará que crean que son libres, un veneno llamado voluntad de vivir. Antes de salir a luchar, debo saber por qué lucho, contra quién lucho, para qué lucho y, lo más importante, previo a todo lo demás, debo saber quién soy yo. Si no medito sobre todo esto añadiré a la historia una muerte más, una muerte estúpida e inverosímil más. Sólo en un mundo autoconsciente, natural y del presente en el ahora, es decir, en la forma de vivir que yo propongo, dudo que existan guerras, y la razón de ello es porque no habrá en el hombre ninguna sed de poder. Espero haber despertado el sentido que quiero otorgarle a este libro, pues es únicamente el de conocerse a sí mismo. En ningún momento se puede medir mis palabras en un mundo atroz como en el que estamos. Se trata tan solo de un intento de calmar el apetito humano que ha revuelto durante años y sin éxito este mundo, dejando algunas generaciones sin muestra alguna de naturaleza. Un intento nefasto que nunca dio al humano aquello que buscaba y la razón de ello es que aquello que ansiaba, nunca ha estado en el exterior, sino en el interior de sí mismo. Sólo tenía que buscarlo y transportarlo al exterior, pero sin olvidar que el primer obstáculo se encuentra inexorablemente dentro de uno mismo. Por tanto, no es de mi incumbencia el juzgar justo o injusto las acciones que se originan en mi país por la crisis en la que nos encontramos. Mi filosofía ya ha cortado de raíz el problema que se encuentra siempre el hombre. Mi camino ha sido más rápido
  • 53. que aquel que va acción por acción, juicio a juicio. El mal de la sociedad se cultiva en los cimientos, por lo que cada uno debe empezar a construirse de nuevo empezando, por supuesto, por una deconstrucción previa que le regalará la viva imagen de su reflejo de lo que se convirtió en vida hasta este momento. Bajo su entramado histórico encontrará la luz natural, la etiqueta que homologa que tanto él como su libertad, pasa antes por la naturaleza. Aquel que tapó esa luz, no hizo sino esconder su corazón, pues él siguió caminando al igual que su corazón siguió latiendo. Su luz caló la seda que transportó la humanización haciendo al hombre más pesado y menos libre, engañándose siempre a sí mismo, pues hasta la persona más poderosa y rica arropada por esas sedas manchadas en su interior de naturaleza pero limpias por su reverso, murió más infeliz que cualquier otro. El ejercicio de proyectar nuestra luz que nos dio origen al exterior es más difícil que hablar de ella. A lo largo de nuestras vidas la tapamos todos. Unos con sedas más gruesas y otros, con más finas. Se trata de un entramado cultural, histórico, familiar…, que actúa de tapón e impide que manifestemos nuestra naturalidad. Para entender y seguir el hilo de mi argumentación, pondré un ejemplo tonto con el que dejaríamos ver el hilo de esa luz (siempre haciendo uso del Dasein) En esos momentos en los que acumulamos grandes dosis de ira y estamos a punto de explotar. Es decir, nos encontramos, por ejemplo, en una discusión, no una más, sino la que colma el vaso. Nuestra ira llega a convertirse en odio y nuestra cólera comienza a penetrar en nuestros nervios golpeando y destruyendo todo objeto que nos encontramos por nuestro alrededor. Nuestro hilo que nos transportaría al estado natural sería la calma, una calma forzada por la autoconsciencia. Pararnos, embragar nuestro organismo, detener el odio, reflexionar, recapacitar, estirar poco a poco del hilo de luz y corroborar que ese estado que hemos alcanzado es una tontería y no merece tanto cabreo. El camino y el fin de vivir no es ese 53
  • 54. cabreo. Se trata, como ya dije, de poner al mal tiempo, buena cara. El hilo se hace más grueso cuando perdonamos y nos encarrila al estado natural cuando olvidamos. Es un momento Dasein, porque es un momento llamado por nuestra autoconsciencia. No es originado por el tiempo, sino por nuestra voluntad, nuestra voluntad de poder. Lo que hemos llamado tiempo ha convertido nuestra vida en pura actividad fáctica, ya no sabemos reconocer lo que merece o no merece la pena. Cuanto más nos desviamos del estado natural, la naturaleza misma nos castiga con más ímpetu. Ese castigo lo veremos en el siguiente capítulo haciendo un repaso del pensamiento de Schopenhauer, en donde veremos también la solución del problema. Hallaremos en Schopenhauer una vía de escape a ese castigo que nos impone la naturaleza y que todos debemos asumir: El tiempo, el tiempo, el tiempo…, las agujas del reloj acortan y cortan nuestras vidas, nos derretimos en la pintura de Dalí sustentando los recuerdos, la memoria y la voluntad en un abyecto anhelo por persistir en el tiempo, en el tiempo, en el tiempo…, pero el tiempo se convierte en pintura, y la pintura se desquebraja y se disuelve con el tiempo, en el tiempo y por el tiempo… Somos únicamente el olvido de algo que se borra a merced del infinito.
  • 55. IV EL PENSAMIENTO DE SCHOPENHAUER El individuo, el instinto, el error La tierra gira alrededor del individuo, siempre en torno a uno mismo. Cada vuelta que da el mundo alrededor de nosotros acorta el tiempo de vida del sujeto llevándolo a la muerte. Porque el mundo en el que vivimos sigue girando aunque desaparezca el eje sobre el que orbitaba. Es una ilusión que tiene el individuo, se cree que él hace girar el mundo. Se cree incluso un dios. Sin embargo, el mundo ha jugado con nosotros. Pues justo antes de morir nos damos cuenta de que ese mundo se sostenía él sólo, y que toda nuestra vida ha sido un engaño. Hemos vivido sirviendo. Nos hemos creído los amos pero sólo éramos esclavos. ¿Qué hacemos entonces en este mundo? ¿Cuál es nuestro fin? El mundo continúa existiendo, y nosotros sólo somos minúsculas ráfagas que pasan por él. Creo que nadie se hace una idea de lo infinitamente grande que es el infinito, y la pequeñísima visita que hacemos nosotros por él. Schopenhauer se dio cuenta de este engaño en el que estamos inmersos. Vio como el mundo nos preñaba de esa equivocación y cómo el individuo se creía, por tanto, el centro del universo, cargando con todo su peso y transformando a todo sujeto en meras representaciones de su mundo. La fatalidad de la filosofía de Schopenhauer es que, al destapar el velo del
  • 56. mundo, nos encontramos con un auténtico drama del que no se puede salir. Pues si antes mirábamos de reojo a la muerte, ahora la miramos de cara, descartando cualquier posibilidad que no sea la de vivir lo poco que nos queda de la mejor forma posible. “Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos, sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho que luchemos, no deja de estar en manos del destino”1 La vida real se presenta, por tanto, como un camino pedregoso por el que uno sufre hasta que muere. Porque si el final de tu camino es la muerte, tu vida es, entonces, un estar muriendo. En tu recorrido, cargas con un pesado instinto semejante al que posee el mundo, es decir, con infinitos deseos que jamás te dará tiempo a saciar. Infinitos deseos requieren infinita vida. Por ende, sólo podemos aspirar a sufrimiento y pavor. Vivimos dejándonos arrastrar por ese río de instintos pero creyendo que pilotamos nosotros la nave. Sin soltar el timón por miedo a chocar e ignorantes porque esa nave se conduce sola. ¿Si nos denominamos nosotros mismos animales, por qué pensamos que somos distintos a ellos? Nuestra vida pende del instinto, nos dice qué desear, qué hacer, qué querer… la felicidad no entra en los planes de esta voluntad, solamente encontramos bienestar al satisfacer un deseo pero que, inmediatamente después, aparece de nuevo la amargura porque un nuevo deseo se le antoja a la voluntad. Somos máquinas con deseos infinitos en una vida finita que lleva, irrevocablemente al dolor. Mas cuando se calma éste y nos encontramos en un leve sosiego, aparece el más odioso tedio para dar comienzo al sufrimiento otra vez ¿a qué aspira el hombre sino a formar parte de la misma naturaleza? ¿Y por qué nos tortura aportándonos la razón? Pues imaginad que a un gato
  • 57. lo dotáramos de pronto la capacidad de razonar, ¿qué creéis que pasaría? ¿Podría conciliar sus instintos con la racionalidad? ¿No es acaso una contradicción? así vivimos nosotros, solamente hemos subsumido la voluntad como algo natural y creyendo que la razón tripula nuestra vida. La voluntad se ha comido a la libertad, ¿queda escapatoria posible ante la condena de existir? La voluntad de vivir, el suicidio y la búsqueda de la felicidad Quien ve la vida así puede sentirse orgulloso de haberse liberado de esa niebla que emborronaba la realidad, ver desde una perspectiva donde se muestra lo gigante y lo diminuto, lo infinito y lo finito. Pero el pesado yugo que arrastrábamos, ahora aplasta tu libertad. Una realidad tan nítida supone también un dolor constante, frustración por ver tu limitación, por concentrar deseos que quedan ahogados en un reloj sin agujas, sentir la impotencia al ver como es tu cuerpo quien vive y quien se ha adaptado al mundo, encerrando tu espíritu en una trampa meditada por la naturaleza. Schopenhauer lo ha visto, y lo ha identificado: es la voluntad de vivir. La voluntad de vivir es una minúscula partícula de naturaleza impregnada en el ser humano que, en cuanto nacemos y la ponemos en funcionamiento, activa el error innato, la individualización y la búsqueda de una felicidad que no existe. Por tanto, aquel que ve la vida como tal, ha perdido la esperanza y por consiguiente, el miedo. La muerte es la única medicina que acabará con el dolor. Una vez llegado a este punto, es natural que el lector avecine el final de la filosofía de Schopenhauer atribuyéndosela al suicidio. Y aunque es cierto que dedicó capítulos sobre éste, no se inclina nunca por él, ya que el suicida no renuncia a la vida en sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones desfavorables. La solución la presenta en su libro: “El arte de ser 57
  • 58. feliz, explicado en cincuenta cuenta reglas para la vida”. Aquí presenta la mejor forma que le queda al hombre de vivir lo mejor posible. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la felicidad siempre va a ser negativa, estamos hablando de una ataraxia, es decir, tal y como los estoicos la concebían: huir del dolor para encontrar el placer. Pero ni la felicidad ni el placer existen en sí, lo único que puede aparecer en nosotros es una ausencia de dolor, porque el dolor, al contrario que el placer, es positivo. La vida, como dice Schopenhauer no tiene la función de ser disfrutada, sino que nos es infligida y hemos de padecerla. Huir de los peligros. Las alegrías son, por tanto, negativas. “Pensar que pueden hacernos feliz no es más que una ilusión cultivada y acariciada por la envidia. El dolor es el parámetro de la felicidad de la vida, y se miden por su ausencia” Todas las demás reglas de este libro parten de esta raíz: ausentarse lo máximo posible del dolor. El choque con el destino El error innato del hombre es, por tanto, creerse portador del mundo, pensar que sus acciones son libres, alimentar continuamente al instinto saciando su sed infinita de deseos, porque esta voluntad del mundo se quiere inquebrantablemente a sí misma, dejando al ser humano en el más absoluto engaño. Nuestra misión es desprendernos de ella. Como dirá Nietzsche después: "Nos obliga a producir necesaria y continuamente el mundo apolíneo de los seres individuales”. Desprendernos de la individualidad. Nuestra naturaleza innata nos ha traído a este mundo abstracto, lleno de mentiras y egoísmo. La voluntad nos produce la alucinación de ser nosotros la cuna del mundo, arremetiendo violentamente contra los demás, proyectándolos como simples representaciones de nuestro “único y real mundo”. En efecto, todo lo que venimos diciendo es que el hombre sólo puede
  • 59. dejarse llevar por el camino que ha surcado ya la naturaleza, una ilusión que le mantiene ocupado en su más abstracta vida y que lucha por alcanzar, aunque luego les será arrebatada. Una vida que se aferra a la conquista imposible del infinito y que conlleva directamente poseer afanes vacíos, metas ilusorias, aspiraciones y objetivos que se esparcen en el espacio y desaparecen en el tiempo. Como aquel que anda por el desierto y ve siempre a lo lejos un manantial de agua pero que por mucho que intente acercarse, el agua huye, se aleja, se pierde, se evade, nos abandona como el tiempo en nuestra vida. Un error innato que se obsesiona en equilibrar el tiempo humano con el tiempo natural, pero que indudablemente, son tiempos de magnitudes diferentes y finalmente traduce este empeño en dolor. De modo que estos seres no son más que momentos inconscientes de un devenir que produce, sin poderlo evitar, puras apariencias. Ese es el error innato con el que nacemos todos y con el que muere la inmensa mayoría. Y digo la mayoría porque existe una posible vía de escape, aunque como hemos dicho en el punto anterior, se tratará únicamente de un continuo esquivo de ese dolor que es producido por el error innato. Jamás encontraremos la paz perpetua, jamás nos libraremos del instinto, jamás alcanzaremos el nirvana, pero quizá sí podamos orbitar por su alrededor. Ese camino hacia la libertad lo iremos viendo poco a poco, siguiendo muy de cerca las reglas de Schopenhauer de su libro “el arte de ser feliz”. La forma de vida ideal para Schopenhauer es romper con la naturaleza, desobedecer sus órdenes, “intentando ser sólo un no-deseo, una no-esperanza, un casi no-existir existiendo. Defendiendo la ataraxia como estado perfecto del sabio a quien le da lo mismo morir que vivir, porque ha comprendido que él es una piececita del todo que va mucho más allá de lo que le envuelve, de ese todo que incluye pasado, presente y futuro desconocido” 59